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La débil, y violenta, línea entre medios y realidad

Durante décadas el cine y la televisión reaccionan indignados cada vez que se les reclaman los contenidos violentos que propagan y se quejan de ser víctimas de nuevas oleadas macartistas. Pero la reciente masacre en un cine mostró que de ninguna manera deben quedar exentos en un debate sobre esta influencia

OCTUBRE, 2012. Anthony Burguess, autor de la novela Una Naranja Mecánica que posteriormente fue llevada al cine por Stanley Kubrick, desdeñaba las acusaciones de que la violencia presentada en los medios de comunicación influía en algunos espectadores para cometer ilícitos y ello lo atribuía, en cambio, al entorno social en el que habían crecido. "A diario vemos noticias sobre la guerra de Vietnam en los noticieros, secuestros de aviones y atentados terroristas", dijo Burguess a la revista TIME en 1972, "pero achacar eso a la violencia en las calles de Nueva York o Los Ángeles me parece absurdo, ilógico. Una película en sí no puede cambiar el comportamiento de un individuo. Definitivamente no lo creo".

Poco después la prensa londinense reportó que un grupo de jóvenes había abusado de una chica mientras a su acompañante lo pateaban al ritmo de "Singin' in the Rain", escena claramente sacada de Una Naranja Mecánica. Cuando tres tipos vestidos de droogies y cubiertos con picos de pelícano comenzaron a proliferar cometiendo ilícitos en Gran Bretaña y en buena parte de Europa, Burguess cambió su postura: a fines de los setenta y en una entrevista reproducida por Newsweek, el novelista refería que "me he equivocado; un programa o una película violenta sí influyen en los espectadores que no son emocionalmente maduros", y agregó "la conexión es innegable".

Esa opinión la comparte Juan Luis Barrientos, sicólogo y analista de medios. Para él, lo ocurrido el pasado agosto en un cine de Aurora, Colorado, donde un tipo disfrazado como El Guasón realizó una masacre durante la premiere de Batman: The Dark Knight Rises, evidenció que los medios influyen en comportamientos antisociales: "Dice el productor David Geffen, uno de los dueños de DreamWorks, que no están ligados un hecho con el otro ¡por supuesto que están ligados! Los programas de televisión y las películas ya no pueden sentirse exentos de casos como el de Jim Holmes y otros desadaptados que cometen este tipo de actos..."

Barrientos reconoce que la violencia en el cine y la TV funcionan como catalizadores, "esto es, hay gente completamente normal que goza viendo una cinta de Quentin Tarantino para canalizar sus frustraciones diarias del mismo modo en que un aficionado al futbol insulta al jefe más que al árbitro y no pasa de ahí". Pero hemos visto que no siempre ocurre así. Conozco gente que me dice '¡oh, cómo me habría gustado vivir en el mundo de La Guerra de las Galaxias en vez de donde vivimos, pero si alguien aparece y me dice que quiere matar a Luke Skywalker consideraría que el tipo no anda bien emocionalmente. Lo que hizo Holmes fue querer matar a Luke Skywalker en la vida real. El sujeto anda mal, sí, pero quienes defienden como inofensiva la violencia en los medios también tienen su parte de culpa".

Ahora bien, preguntamos ¿por qué la violencia en los medios suele ser tan seductora?

"Como ya dije, es un catalizador perfecto, pero hay otros factores, por supuesto. Para que la violencia gráfica funcione entre los espectadores se acude a la fetichización del personaje, algo que tiene la clara intención de distinguirlo de nosotros los espectadores. Los droogies de Una Naranja Mecánica vestían todos de blanco, Snake Plissken en Escape de Nueva York era cojo, al igual que el asesino en la primera película de Harry el Sucio, Hannibal Lecter llevaba puesto un bozal muy parecido al de Bane, el villano de Batman, en Kill Bill la protagonista lleva um bozal amarillo, en The Matrix Neo luce capa y anteojos negros, la máscara de hockey de Jason en Viernes 13... hay muchos casos más.

"Cuando te das cuenta en una película que el villano es un fetichista puedes estar seguro que llegará hasta el final de la película, y quizá lo veamos de vuelta en la siguiente cinta. Este es un truco del guionista para transmitir la idea de que el protagonista es un tipo violento, no es como el resto de nosotros, él tiene una razón para ser así".

Desafortunadamente, agrega, "este estándar está cambiando ante la desaparición paulatina de lo que antes sabíamos estaba bien y estaba mal; hoy estos principios han sido muy relativizados por los mismos medios. Desadaptados siempre los ha habido, y aunque es arriesgado asumir que el mundo es hoy más violento porque vemos más violencia en los medios electrónicos, ya no podemos negar que son totalmente ajenos a lo que ocurre en el mundo real".

El porqué de las acusaciones son tan pocas, asegura Barrientos, "se debe a que cualquier crítica, por mínima que sea, a Hollywood y a las televisoras rápidamente es asumida como un ataque a la libertad de expresión acompañado de la infaltable explicación de que si no te gusta algo pues no lo veas. En primer lugar hoy es prácticamente imposible escapar de la violencia cuando te pones a ver un programa, y en el cine aunque sea una cinta familiar los cortos suelen también llevar violencia que no solo puede ser física sino también verbal, una explicación absurda, por cierto ¿quiere esto decir que quienes fueron masacrados por Holmes eran culpables porque fueron a ver una película violenta?".

Barrientos concluye que "así como se aproxima una fuerte discusión en torno a la legalización de las drogas, también será inevitable poner a los medios en el banquillo de los acusados. No exigimos que se 'rasuren' sus contenidos, sino que también se enfoquen a realizar más películas con mensajes positivos. Lo que ya no cabe es pensar, como lo hacía Burguess antes de recapacitar, que todos los espectadores son inmunes a la violencia y saben que es mera ficción".

 

 

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luisfabian75 escribe 12.10.12

Desafortunadamente con la violencia que estamos sufriendo en México y en otras partes, nos hemos vuelto cada vez más insensibles, ahora en la vida real, cuando antes veíamos asesinatos y muertos en la tele sin que nos escandalizaramos, incluso mientras estábamos cenando. Los medios sin duda han contribuido porque la violencia se vende muy bien y tiene muchos adeptos entre la gente que ve tele y va al cine. No son responsables directos, pero sin duda han ayudado a crear ese ambiente

 

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