Otros textos de
Internacional
La deplorable en
esta historia del ridículo es Hillary Clinton, una mala perdedora
Estatuafobia
mi conveniencia
Políticos y
multiculturalistas, coludidos en el suicidio asistido de Europa
Ante los desatinos del
Papa Francisco, el legado de Juan Pablo II crece todavía más
El patético tour
de la señora Clinton, pobrecita ella
Respuestas del Papa y Putin a los atentados en
Egipto. ¿Qué está mal en este cuadro?
Archivo
|
|
INTERNACIONAL
Es increíble
cómo Donald Trump se pasa de güey
El capricho de un
jugador de futbol pasó a crecer como escándalo mundial luego que el
presidente norteamericano hiciera una declaración que será
legendaria en los anales de la estupidez. ¿Hasta cuándo madurará
Donald Trump y se dará cuenta de la importancia del puesto que le
fue conferido?
Versión impresión
SEPTIEMBRE, 2017. Cuando el
quarterback de los 49´s de San Francisco Colin Koepernick se
hincó mientras era interpretado el Himno Nacional de los Estados
Unidos, la reacción de sus compañeros y los comentaristas de la NFL
fue de sorpresa. Más tarde al preguntarle la razón, Koepernick dijo
que lo hacía, "como protesta contra un himno racista y por el
esclavismo sufrido por los afroamericanos de este país". La
directiva de los 49's no dudó mucho en despedir al jugador --cuyo
desempeño está muy lejos de ser llamado brillante-- quien pasó a ser
cause célebre de los progres norteamericanos.
También contó en la decisión del
club el hecho de que tras ese acto, el rating del equipo
sanfranciscano, así como la venta de boletos en el estadio, comenzó
a desplomarse.
Al iniciar la actual campaña de la NFL, los índices de teleaudiencia
siguen siendo abismales, en buena parte a Koepernick dado que muchos
fans rechazan la politización progresiva que se ha estado dando en
la NFL. Sin embargo era inevitable que en una liga donde el 72 por
ciento de sus jugadores son de color, muchos de ellos pronto
comenzaran también a hincarse cuando se toca el himno de los Estados
Unidos al principio de cada partido, como también ha sido inevitable
que el rating de los partidos vaya en descenso como respuesta
a este tipo de actitudes.
Y entonces, durante un discurso en Alabama el viernes 23, Donald
Trump arremetió contra los jugadores que se hincaron durante el
himno y los llamó "hijos de perra" aparte de exigir a los directivos
de esos equipos que los despidieran así como pedir al público que
dejara de ir a los estadios. Como respuesta, más jugadores y aun
coaches se hincaron durante los partidos ese fin de semana.
¿Cómo puede el presidente del país más poderoso del planeta ser tan
güey? Vamos, Barack Obama tampoco le iba mucho a la saga a Trump
("los 56 estados de la Unión", "en este cementerio tenemos mucha
gente que ya murió", "me disculpo con ustedes por no hablar
austriaco) pero Donald Trump pegó con esa declaración un jonrón en
güeyez. ¿Nadie le dijo, ningún consejero le advirtió, que una
declaración como esa únicamente le daría armas a sus enemigos para
exhibirlo todavía más como un intolerante y un cabeza dura?
Pareciera que a Trump se le olvida que ya no es candidato, que ya no
está frente a las cámaras de The Apprentice y que ahora está
obligado a gobernar para todos, no únicamente sus simpatizantes.
En un discurso pronunciado el 24 de mayo del año pasado, Trump
acusó a Obama de "escuchar, atender y dirigirse únicamente a quienes
piensan como él" ¡y ahora él está haciendo lo mismo!
Si Trump tuviera más sesos (o si se rodeara de asesores más
sensatos) lo que habría respondido, en vez de esas sandeces, debió
ser algo cómo "Lamento la actitud de algunos jugadores por hincarse
al escuchar el Himno de los Estados Unidos. Es una postura con la
cual no estoy de acuerdo pero que respeto como parte de la libertad
de expresión que gozamos en este país". Así, en forma más
inteligente, Trump habría podido capotear este sainete en vez de
echarse encima a más jugadores y directivos incluso. A nadie le
agrada que le llamen "hijo de perra".
Es verdad e inobjetable: lo que han hecho Koepernick y otros
jugadores es un acto de abierta hipocresía y doble moral. Denunciar
la "esclavitud" e insultar la bandera y el himno cuando se trata de
atletas afroamericanos que llegan a ganar hasta 100 millones de
dólares por temporada es una actitud repulsiva. Miles de seres
humanos, hombres y mujeres, murieron y derramaron su sangre por esos
valores. La libertad de la que gozan esos jugadores, la izquierda de
Hollywood y la prensa liberal no han sido gratuitas.
Koepernick y sus amigos olvidan que de no haber sido por Estados
Unidos, Europa hubiera sido devorada, primero, por la Alemania nazi
y, posteriormente, por la Unión Soviética; de no haber sido por las
tropas que portaban la bandera de las barras y las estrellas, con
toda seguridad Japón habría cometido muchas más atrocidades en
Corea, en Filipinas y en la otrora Indochina donde miles de mujeres
fueron secuestradas para convertirlas en esclavas sexuales de los
soldados nipones.
Difícilmente Koepernick habría logrado tanto en cualquier otro país
del mundo, aun si se trata de un mulato.
Sin embargo también es innegable que Los jugadores están ejerciendo
un derecho garantizado en la Constitución norteamericana con todo y
la doble moral que esta acción lleva implícita.
No era necesario que Trump abriera la bocota para que los
norteamericanos mostraran su desacuerdo con esa actitud: el
rating de los partidos de la NFLK va en picada aunado al
incuestionable hecho que una abrumadora mayoría de los aficionados
están en desacuerdo con el desafío de los jugadores. De ahora en
adelante, y gracias a la burrada de Trump, estos niños-hombres
mimados del deporte, la NFL y las televisoras achacarán el declive a
las declaraciones de Trump, del mismo modo que el dictador
Nicolás Maduro apretó la soga a Venezuela una vez que el
mandatario aseguró que "no descartaba" una intervención militar en
ese país sudamericano.
Ya es hora que Donald Trump se comporte como presidente, lo cual
incluye gobernar para todos, aun aquellos que lo odian y lo desafían
hasta el tétano. En otras palabras, que Donald Trump ya no le haga
al güey.
Textos relacionados
Gane quien gane en noviembre, serán cuatro años terribles para
Estados Unidos [Agosto, 2016]
¿Desea opinar sobre este
texto?
[email protected]
[email protected]
0
comentarios |