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INTERNACIONAL

Respuestas del Papa y Putin a los atentados en Egipto: ¿qué está mal en este cuadro?

Los tiempos cambian; mientras el jefe de un país que por décadas fue comunista condenó con firmeza los atentados en Egipto, el Santo Padre dio una respuesta tibia y poco reconfortante a los cristianos que siguen sufriendo los ataques del fanatismo islámico. Ojalá la próxima visita del papa Francisco a la región finalmente le cambie sus extrañas conclusiones

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ABRIL, 2017. Cuando estaba a punto de empezar la celebración del Domingo de Ramos, un fanático musulmán se hizo estallar en medio de los feligreses con un saldo de 17 personas muertas. Menos de una hora después otro sujeto hizo lo mismo en una iglesia en Alejandría casi al momento que un policía descubría que éste traía explosivos bajo sus ropas. Hasta el momento el saldo de ambos atentados es de 40 víctimas.

El Domingo de Ramos se celebra siete días antes del Domingo de Resurrección, y después de Navidad es la festividad más importante del mundo cristiano. Los atentados no ocurrieron precisamente en templos católicos sino con fieles de la iglesia cristiana copta, la cual de cualquier manera mantiene fuertes lazos con el catolicismo (con similitudes y diferencias que existen, digamos, entre los episcopales y los anglicanos en Gran Bretaña).

Nada peor hay que una afrenta al efectuar atentados en los días sagrados para una religión. Por ello los ataques del domingo 9 en Egipto son una agresión a todo el mundo cristiano, empezando por la Iglesia Católica.

Por ello llama la atención el modo en que dos líderes mundiales respondieron a este atentado, uno de ellos quien debiera sentirse más agraviado (el resto de los países, entre ellos México, respondieron con el ultratrillado lugar común de "condenamos enérgicamente este atentado...").

Empecemos por la respuesta de Vladimir Putin, publicada a las pocas horas:

"El crimen perpetrado en plena festividad religiosa sorprende por su ferocidad y cinismo, es obvio que los terroristas no solo persiguen y atemorizan a la gente sino además buscan dividir a las distintas confesiones. Actuando juntos, actuando hombro con hombro con otros miembros responsables de la comunidad internacional, nuestros países podrán hacer frente a las fuerzas del terror y arrancar de raíz su odiosa ideología".

Una respuesta contundente, que por un lado implícitamente da su total apoyo al presidente egipcio para combatir lo que Putin llama "odiosa ideología", y del mismo modo invita a Trump, con todo y los roces que tienen ambos en este momento, a hacer lo mismo. Putin da a entender que estos atentados se dan porque la comunidad internacional está dividida". Es una respuesta diplomática impecable.

Comparemos ahora la respuesta del Papa Francisco, en una declaración emitida momentos antes de iniciar las festividades del Domingo de Ramos:

"Rezo por los corazones de aquellos que propagan el terror, la violencia y la muerte y también los corazones de quienes hacen y trafican con armas".

Es inevitable preguntarnos: ¿qué diantres ocurre en este cuadro?

Mientras Putin condena el actuar de estos terroristas, para el Papa se trata más bien de muchachos desorientados y resentidos; de hecho ni siquiera les llama terroristas sino "aquellos que propagan el terror" ¡Su Santidad, estos sujetos no solo propagaron el terror sino que con su actuar mataron a casi medio centenar de cristianos, es decir, miembros de la religión de la que usted es cabeza en el mundo!

Puede entenderse que el Papa ore por esas almas descarrriadas, pero sería mucho más terrenal advertir que la Iglesia Católica ya no se mantendrá con los brazos cruzados si se sigue con la matanza de cristianos en Oriente Medio y en el norte de África.

¿Pero no es mejor, en vez de hacerlo por los corazones de estos desalmados, que el Papa Francisco ore por los cristianos inocentes que murieron en ese atentado?

El segundo punto más desconcertante de esta declaración se da cuando el Papa dice rezar también "por los corazones de quienes hacen y trafican con armas". ¿Alguien le habrá recordado al Santo Padre que en estos dos atentados (y el del 11 de diciembre del año pasado en otro templo, igualmente condenado tibiamente por el Vaticano) no se utilizaron armas de fuego sino explosivos atados en el dorso de los terroristas?

No fue todo. Luego de denunciar "el sufrimiento en el mundo actual" (sin mencionar, por cierto, a quienes lo provocan), Su Santidad se fue por otro lado y recordó a los que "por trabajos con condiciones de esclavitud , por tragedias familiares, por enfermedades, sufren por guerras y por terrorismo, por intereses que están armados y listos para atacar".

En ningún momento como lo hizo Putin, un cristiano ortodoxo, al Papa le parece "odiosa" la ideología de ISIS. Y en contraste cuando critica al libre mercado y al capitalismo, algo que hace sin ambages, Su Santidad olvida mencionar cuál es el destinatario.¿Quienes y donde están los condenados a trabajar en condiciones de esclavitud, por ejemplo?

Es increíble como la respuesta de un mandatario puede ser más enérgica ante la muerte de decenas de cristianos que la respuesta del jefe mismo de la Iglesia católica. Tampoco se le pide al Papa qué su mensaje sea belicoso o sediento en venganza; simplemente que se dé a los cristianos de Medio Oriente una declaración que no los haga sentir solos y a merced del fanatismo musulmán. Qué diferencia de tiempos: Saddam Hussein tuvo que prometerle al Papa Juan Pablo II que protegería la vida de los cristianos en Irak luego que Su Santidad le advirtiera que él iría personalmente a defender su fe si ésta se encontraba en peligro.

Durante su visita a Egipto el próximo mayo, el Papa Francisco tendrá oportunidad de escuchar, de primera mano por parte de los cristianos egipcios, qué es realmente el ISIS y porqué la oración tendrá poco efecto en el corazón de esos fanáticos que buscan destruir al cristianismo, de que no se trata de chicos descarriados y víctimas de la opresión. Ojalá esa visita le abra los ojos al Santo Padre.



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