fasenlínea.com

Análisis, comentario Y Demás

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de  Internacional

Colombia: la apuesta de Juan Manuel Santos por el nada o nada

La salud de Hillary, metáfora de la política norteamericana

Venezuela sigue hundiéndose ¿y dónde está la indignación mundial?

Gane quien gane en noviembre, serán cuatro años terribles para Estados Unidos

Otro efecto del brexit: quiénes son los verdaderos discriminadores

Adiós, Unión Europea, diré que no te conocí...

Archivo

 

INTERNACIONAL

Puerto Rico o cómo se hunde la Grecia del Caribe

Aunque cuenta con todas las ventajas imaginables para salir adelante, la isla se ha enfocado más en el boom burocrático y el dispendio gubernamental el cual ha llevado a la quiebra a Puerto Rico sin que al situación tienda a mejorar. Las semejanzas con Greecia son más que una mera anécdota

Versión impresión

NOVIEMBRE, 2016. En teoría, Puerto Rico debería ser el país más próspero y rico de América latina. Su condición de Estado Libre Asociado con Estados Unidos le ofrece no solo la ventaja de contar con el dólar como moneda corriente, barreras muy bajas para exportar sus productos a Norteamérica, facilidades a sus empresarios que no requieren de visa para trasladarse a Estados Unidos, acceso directo al mercado más grande del mundo, y más aún, con la posibilidad en el futuro, de integrarse formalmente como otro Estado de la Unión.

Muchos otros países del área envidiarían la situación de privilegio de Puerto Rico. Sin embargo esta isla por cuya posesión Estados Unidos y España se enfrascaron en una guerra, por décadas se ha encontrado sumida en un desempeño mediocre y dependiente prácticamente para todo de Estados Unidos. En esos términos y si se le considerara otro estado de la Unión, Puerto Rico se ubicaría como el más pobre, por debajo de Alabama y Louisiana.

La bella isla atraviesa actualmente por una ola de violencia que las autoridades no han podido controlar, así como una altísima tasa de desempleo, un gobierno quebrado desde sus cimientos y un sector productivo casi inexistente. Un reciente artículo de John Tossel publicado en The American Thinker da cuenta que, de no haber sido por la ayuda económica que le transfiere Washington, Puerto Rico se encontraría en una situación igual o peor a la de Venezuela.

Por ello a nadie extrañó que, el pasado junio, el Estado boricua se declarara en quiebra financiera y en moratoria. Esto en contraste con lo que ocurría hace apenas cinco años cuando la isla era considerada un futuro polo de inversiones procedentes de América latina, en un  estatus que podría competir con el de Miami.

"Los lazos históricos, de idioma y culturales son más fuertes con Puerto Rico y sin embargo la isla nunca ha podido destacar como atractiva para los capitales externos", escribe Tossel.  Asimismo, la isla no ha podido captar el turismo norteamericano que prefiere visitar Hawaii".

La situación ha empeorado los últimos diez años luego de un breve intento por promover la libre empresa y la reducción del gasto público. Pero ahora el gobierno de Puerto Rico arrastra un pasivo de 370 millones de dólares, el cual para una economía como la de esa isla resulta gigantesco e injustificable.

Las comparaciones con Grecia están lejos de ser una coincidencia debido a las políticas "generosas" del gobierno boricua: como ejemplos, una de cuatro personas trabaja para el sector público, con todo lo que ello representa (bonos, vacaciones, descuentos y prebendas de ensueño). Estos empleados disfrutan de 30 días de vacaciones pagadas cada año más 18 días de ausencia por motivos de salud y 14 días como asueto navideño, esto eso, casi dos meses en los que los burócratas no se presentan a laborar.

Algunos servicios los presta el Estado puertorriqueño en exclusividad, como la electricidad, y al igual que en México, sus empleados no pagan su consumo ni tampoco lo hacen las dependencias oficiales. Y no solo eso. Tossel apunta que "el gobierno local administra una pista de hielo que está abierta todo el año; para un país tropical, este gasto resulta totalmente irracional.

El Welfare también aplica en Puerto Rico, pero el ingenio de los locales ha llevado a que miles de ciudadanos reciban mensualmente un cheque por no trabajar debido a su "incapacidad para poderse comunicar en inglés", esto pese a que apenas el año pasado, el Estado determinó que el español es "el idioma oficial y preponderante" en la isla.

Tras décadas de derroche, la llegada del gobernador Luis Fortuño (Puerto Rico no tiene presidente dado que se trata de un Estado Libre Asociado), parecía que finalmente alguien pondría fin al derroche y la burocratización de la isla. Fortuño era un admirador del ex presidente Reagan y en consecuencia aplicó una política de shock al gasto público que incluyó congelar los salarios de los altos funcionarios, cortó el gasto público en 30  por ciento, eliminó algunas regulaciones estúpidas (una pequeña muestra: si un burócrata se quedaba a trabajar una hora extra en su oficina ¡se le tenía que pagar como un día completo!) y asimismo eliminó 17 mil plazas gubernamentales, entre ellas las de 250 policías cuya única función era aprobar las licencias de funcionamiento de alcoholes.

Y aunque estos recortes ayudaron a mitigar a la sempiternamente deprimida economía boricua, la impopularidad de Fortuño fue en aumento. La principal organización sindical de Puerto Rico lo acusó de "nazi" y culpó a la eliminación de las plazas policíacas por el aumento de la criminalidad en las calles de San Juan, cuando los agentes despedidos se la pasaban todo el día encerrados en sus oficinas. La campaña de desprestigio dio resultado y Fortuño perdió la reelección en el 2012.

Y a manera de ver cómo Kafka no solo pudo haber sido mexicano sino boricua, su oponente, García Padilla, acusó a Fortuño de estar planeando "una  brutal alza de impuestos" como consecuencia de los recortes presupuestales. Naturalmente, al llegar al poder lo primero que hizo García Padilla fue incrementar los impuestos al sector productivo, nada extraño si asumimos que entre las primeras cosas que hizo el nuevo gobernador fue crear 50 mil nuevas plazas burocráticas. El reforzamiento de los viejos gravámenes, la invención de otros --incluido uno, como en México, que grava las bebidas embotelladas pero que en lo mínimo ha frenado el consumo de gaseosas-- así como la promesa de "combatir la evasión fiscal" terminaron por descapitalizar a la industria privada. ¿Y a quién ha culpado García Padilla de la quiebra financiera de Puerto Rico? Faltaba más: "La crisis económica no es ninguna casualidad sino producto de una conspiración entre empresarios, enemigos de dentro y fuera y los ataques sistemáticos contra la clase trabajadora. ¿Dónde NO hemos oído antes esa excusa infantil?

Como consecuencia de esas políticas económicas insensatas, los síntomas se repiten: alrededor de mil boricuas abandonan semanalmente la isla en busca de oportunidades de trabajo sobre todo en Estados Unidos y Canadá, entre ellos miembros de la clase más académicamente preparada del país. "Los trabajos de investigación científica están detenidos en Puerto Rico desde hace tiempo", escribe Tossel. "El país lleva décadas sumido en el conformismo y la mediocridad sin que el gobierno cuente con objetivos claro para impulsar el desarrollo".

La deuda de la isla se ha incrementado del 60 al 100 por ciento los últimos 15 años, situación que, agrega Tossel, "puede ser igual de mala o peor que la de Grecia. Y como Grecia, Puerto Rico está descubriendo que, eventualmente, los demás se cansan de rescatarte financieramente".

Actualmente se discute en Washington un plan de rescate para Puerto Rico. Mientras algunos legisladores sugieren como condición que el gobierno simplifique la tramitería, reduzca la burocracia y realice algunas privatizaciones, hay otros sugieren el plan de rescate se aplique inmediatamente por tratarse de una "crisis humanitaria", idea por demás absurda, pues el desastre no fue provocado por causas naturales como un huracán o la sequía, sino por la ineptitud de un gobierno donde la burocracia se devoró hasta sus mismas entrañas. "Un rescate incondicional representaría una recompensa al comportamiento irresponsable", apunta el ex gobernador Fortuño.

Mientras tanto, Puerto Rico, que todavía a inicios de los noventa se perfilaba como una economía emergente, contrastaba con Panamá y el Perú que en ese mismo periodo se les consideraba economías fallidas e idóneas para el cesto de la basura. Dos décadas después los roles se han invertido: cientos de boricuas buscan empleo en la otrora deprimida Panamá. "El éxito de un país se mide con la gente que quiere ir a él, y el fracaso con el número de gente que quiere abandonarlo", escribió alguna vez el economista Frederick Hayek. Razón de sobra para entender porqué Puerto Rico es una reproducción casi al carbón de Grecia.


Textos relacionados

 

 

 

¿Desea opinar sobre este texto?

[email protected]

[email protected]  

0 comentarios

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás