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Sin Fidel Castro, el castrismo también garantiza su epitafio

Tras la desaparición física de uno de los dictadores más longevos en  la historia reciente, Cuba tiene en sus manos la oportunidad de integrarse al siglo XXI. Con un castrismo semiderruido, veremos si la comunidad internacional ayudará a la isla a dejar atrás un periodo que, pese a las loas de sus admiradores, fue ominoso, represivo y muy lejos de los logros que se le atribuyen

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Dedicado a Guillermo Cabrera Infante

NOVIEMBRE, 2016. Murió Fidel Castro. Frase que sabíamos se habría de escribir algún día, pero que suena extraño redactarla una vez que ha ocurrido. En la madrugada del 26 de noviembre, el "comandante" finalmente confirmó aquello de que sí es posible escapar del fisco, pero jamás del momento de rendir cuentas tras abandonar este mundo, especialmente si se trata de alguien que por casi medio siglo gobernó, más bien condujo con autoritarismo, los destinos de una isla que merecía mejor suerte.

Es curioso, pero hasta hace muy poco y gracias a las redes sociales, tuvimos oportunidad de conocer cómo era la Cuba precastrista. Curioso, recalcamos, porque existe muy poco, poquísimo material que nos muestra esos destartalados Chevrolet cuando eran nuevos y relucientes, esa Cuba que no esperaba ni pensaba se convertiría en el primrr experimento del comunismo en el continente americano. La historia de las justificaciones hacia el comportamiento de Fidel Castro ya las conocemos y no vamos a refrendar lo que ya es información ad nauseaum. El caso, como ya lo dijo Carlos Alberto Montaner, es que el saldo que deja Fidel Castro es muy lejano al que piensan sus defensores, fácilmente detectables porque optan por llamarle "comandante" en vez de dictador, sin comillas, lo que realmente fue.

El tener altos niveles de educación al final vale poco si se trata de educación politizada que no permite rectificación alguna. Luego viene el servicio médico cubano, elogiado hasta el éxtasis por gente como Michael Moore y Oliver Stone, pero que comenzó a mostrar enormes fisuras desde mediados de los 80 y los cuales el recién extinto autócrata se negó rotundamente a corregir so pena de darle "armas a los capitalistas". Y ahí están las consecuencias aunque, para fortuna distractora de los hermanos Castro, hoy el caos es mayor en los hospitales venezolanos víctimas del mismo síntoma que mató al "envidiable" servicio médico cubano.

En la mayoría de los obituarios sobre Fidel Castro veremos cómo se resaltan otras cosas, entre ellas el haber convertido a Cuba en potencia olímpica, el haber enfrentado a ocho presidentes del imperio y salido avante, de haberse convertido en líder revolucionario de América latina, que su ejemplo inspiró desde los Tupamaros en Argentina hasta la Liga 23 de Septiembre en México, que logró copar al canto nuevo y a sus principales intérpretes, que ostenta el récord Guiness por haber dado el discurso más largo en la historia de la ONU... ¡cuántos logros del camarada Fidel, chico!

Lo que no se contará, agrega Montaner, son sus fracasos, causa de que en vez de que la historia vaya a absolverlo, terminará por "absorberlo", según palabras de Reynaldo Arenas: su tosudez para crear una especie de minivaca para que todo cubano tuviera leche disponible en sus hogares en todo momento, el convertir en gigantesca zona de racionamiento a un país que, aun en tiempos de Batista, tenía las tiendas retacadas de artículos, el haber traicionado la confianza de los intelectuales que en un principio creyeron en él y a quienes atacó con virulencia una vez que le echaron en cara su doble discurso una vez que comenzó a pisotear la libertad de expresión que se había comprometido a respetar.

Lo increíble: que los admiradores del "comandante" hayan marcado a la Cuba de Batista como un enorme burdel cuando hoy en las calles de La Habana las jineteras se acercan y ofrecen sus servicios hacia todo aquel que tenga facha de extranjero y que por tanto trae dólares consigo.

Y es que, ya se sabe, no fueron errores del "comandante", todo fue consecuencia del "embargo" norteamericano, decretado como consecuencia de que el castrismo confiscó los bienes de ciudadanos de ese país sin haberlos indemnizado, lo cual en términos legales constituye un robo. ¿Pobreza en Cuba, enormes colas para comprar un trozo de queso, hospitales sin material quirúrgico y a los cuales el paciente debe llevar sus propias sábanas? Es el "bloqueo", chico.

Y ahora que el "comandante" se ha ido, veremos si es verdad aquello que lo que impedía cualquier apertura real en Cuba se debía a la tosudez del nonagenario líder. Veremos si es cierto que Raúl Castro, ya sin la sombra de su hermano Fidel, realmente quiere iniciar la apertura de la isla. Veremos si el verdadero impedimento para que Cuba se integre al siglo XXI lo constituía Fidel Castro... en fin, veremos si el castrismo será capaz de sobrevivir sin Fidel Castro. Es dudoso que ocurra, aunque habrá que esperar.

Vienen cambios en la isla, son inevitables. Máxime si Raúl tampoco es ningún jovenazo.

 

 

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