Otros textos de
Literatura
Saquemos unas memorias provechosas
Twitter, punto de reunión para los
torquemadas cibernéticos
Para la publicidad oficial, los
ciudadanos somos los corruptos del país
A lo mejor se acuerda:
La Isla de la Fantasía
A lo mejor se
acuerda: golpe de Estado a Impacto
Televisoras mexicanas, o cambian o se
hunden
Archivo
|
|
MEDIOS/Prensa
El servilismo y
la podredumbre moral de la prensa norteamericana
Contra Donald Trump todo, contra Hillary
Clinton nada... esa es la clara consigna de los medios
norteamericanos cuya doble moral ya alcanza niveles de escándalo.
Que quede como muestra independientemente que los dos candidatos a
la presidencia de ese país sean, mínimo, pésimas opciones
Anunciar que no debe haber críticas al Presidente, o que tenemos que
estar del lado del Presidente, esté correcto o equivocado, no sólo
es antipatriótico y servil, sino también es una traición moral al
pueblo norteamericano.
Teddy Roosevelt, presidente de Estados Unidos (1901-1908)
OCTUBRE,2016.
Cada cuatro años ocurre lo mismo. Una vez que se anuncia la
nominación de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos da
comienzo una guerra de golpes bajos, traiciones y de lodo dentro de
los medios tanto escritos como electrónicos. Hace unos años la hoy
candidata demócrata Hillary Clinton daba cuenta de una "extensa
conspiración" de la derecha hacia los candidatos, ONGs y activistas
liberales, como se denomina a los izquierdistas en ese país. Los
principales periódicos y televisoras comenzaron a denunciar la
supuesta "conspiración" que incluía legisladores a recalcitrantes,
comentaristas radiales e incluso blogueros.
Hace unas semanas el candidato republicano Donald Trump denunció un
"complot" de estos medios para bombardear su campaña y rápido
surgieron voces indignadas de esos mismos medios que lo acusaban de
"paranoico" y "desesperado por ver cómo se derrumba su popularidad",
según una reciente editorial del New York Daily News.
Paradójicamente, las pruebas de lo que si no es exactamente un
"complot" pero sí una sumisión total de estos medios con la causa
demócrata, son claros y evidentes.
Durante mucho tiempo se ha pensado que la prensa norteamericana es
una sacrosanta defensora de la libertad de expresión, algo que es un
mito más que otra cosa. De acuerdo a la columnista Anna L. Stark,
"los niveles de podredumbre moral y basura de la prensa son
abismales, saturados de una hipocresía y doble moral que dejarían
pasmados a medios impresos serviles como en su momento lo fueron
Pravda en la URSS y Granma en Cuba".
No pocos han caído en el garlito de esta "honestidad moral" de la
prensa, entre ellos el inteligente periodista peruano Jaime Bayly,
quien en su programa transmitido desde Miami prácticamente ha
monopolizado los primeros minutos dedicados a Hillary Clinton y
Donald Trump y cómo la prensa "simplemente está exponiendo las
trapacerías que hacen los políticos, lo cual es y debe ser su
labor". Eso pudiera entenderse en los tiempos que Bob Woodward y
Carl Bernstein lograron tumbar a Nixon al revelar el asunto del
Watergate.
Sin embargo esa labor de denuncia e investigación que tanto elogia
Bayly no existe en torno a las trapacerías tanto de Hillary Clinton
como de su esposo, quien no solo ha hecho fuertes comentarios
machistas sino que incluso tocó indecentemente a varias mujeres y
con otra (¿cómo puede ser tan desmemoriada la prensa?) realizó
varias sesiones de sexo oral en la misma Casa Blanca... y luego juró
solemnemente ante el tribunal que "no conozco a esta mujer, la
señorita Lewinsky".
Y qué curioso que Donald Trump se haya convertido en el mismo
demonio para la prensa cuando en sus primeras semanas su candidatura
comenzó a tomar fuerza. Y nada más revelatorio que ello que con la
difusión del video en que Trump se expresa groseramente de las
mujeres en durante una entrevista grabada en el 2005. En ese
entonces esos comentarios no indignaron a los "sacrosantos"
periodistas, sobre todo porque en aquellos años Trump era parte del
juego.
"En el fondo esta campaña de desprestigio es la misma que se ha
entablado contra el comediante Bill Cosby", añade Stark, "luego de
un comentario en un programa donde Cosby señaló que los
afroamericanos deberían hacer un esfuerzo adicional si deseaban
progresar en la sociedad norteamericana, súbitamente surgieron
acusaciones de violación y acoso sexual. Y nadie, por supuesto, ha
acusado "racismo" en contra de un actor negro que ha sufrido,
independientemente de ser inocente o culpable, un andanada que ya lo
había estigmatizado aun antes que el caso llegara a la Corte".
Ello explicaría el empeño por bombardear a Trump por declaraciones
hechas hace nueve años y que nada tienen qué ver con su presente; si
mucho cuestionan su calidad moral ¿pero por qué esos mismos medios
que se dan a sí mismos baños de pureza no cuestionan la vulgaridad y
los comentarios sexistas de gente como el ex procurador de Nueva
York Elliot Spitzer?
La doble moral de estos medios es espeluznante: claman por un mayor
control de armas sin mencionar, aun casualmente, que en Chicago,
donde hubo una requisa de armas de fuego en manos de los
particulares, los índices delictivos se han disparado (tan solo en
este año se han registrado más de 500 muertes en el área
metropolitana). Tampoco mencionan que, una vez aprobado el consumo
de mariguana en Colorado, los índices de delincuencia van a la alza.
Y ya concretamente con Hillary, tiene que ser un hacker
australiano el que revele los mails que la candidata tanto se esmeró
en borrar. (Y para quitar toda duda: los videos de Donald Trump del
Washington Post fueron revelados simultáneamente con
los mails de Hillary Clinton de Wikileaks, esto con el fin de
neutralizar cualquier indignada reacción en contra de la candidata
demócrata).
Tanto Hillary Clinton como Donald Trump son los peores candidatos
para Estados Unidos, De eso no hay duda. Pero de ahí a creer,
ingenuamente, que ese país cuenta con una prensa de impecable moral,
suena a chiste de pésimo gusto.
Textos relacionados
Bill Cosby: para él no habrá racismo que perseguir [Noviembre, 2014]
Jaime Bayly vs. el Escribidor [Julio, 2011]
|
Previo
Saquemos unas memorias provechosas
Si el avance de la tecnología convierte
en obsoleto lo que era actual hace unos meses, imagínense el contraste
con lo ocurrido hace cuatro décadas. En este texto, vemos la
conveniencia de disfrutar todos estos cambios a nuestro favor, en vez de
pasar a ser esclavos del progreso cibernético
|
¿Desea opinar sobre este
texto?
[email protected]
[email protected]
0
comentarios |