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Y DEMÁS/Disparates
Admirada
Salma Hayek, si no existieran los sh*tholes, tampoco habría
inmigración
Tras
la declaración del presidente norteamericano en torno a
los países que producen más emigrantes se soltó una sarta de
protestas, entre ellas de la bella veracruzana, quien
tajante afirmó que esos sitios no existen. Pero si buscamos
explicar el porqué la gente emigra, el huir de un popójol
será una razón preponderante
Versión impresión
MARZO, 2018.
Hay que decirlo: de todos los mexicanos que se han ido a
trabajar a Hollywood recientemente, la veracruzana Salma
Hakey es la que ha conseguido menos blasones. Ni modo,
cualquier recuento así lo indica: Alejandro González
Iñárritu ya lleva un Óscar como Mejor Director, lo mismo que
Alfonso Cuarón y, el de hace apenas unas horas, el de
Guillermo del Toro, sin olvidar los que se ha llevado el
igualmente talentoso Emmanuel "Chivo" Lubezki. En
comparación, Salma Hayek (un forrazo ella, las cosas como
son, y como se ven) todavía se encuentra muy lejos de
llevarse un oscarín a casa. Cuando más se acercó al encarnar
a Frida Kahlo, una película que, por cierto y a menos que a
alguien se le olvide, fue producida por
Harvey
Weinstein.
La mayoría de las cintas donde ha participado la (cuero de
mujer) Hayek han sido de mediano presupuesto, de mediocres a
malas, ya sea como Anita en el bodrio ese de Las
Aventuras de Jim West al lado de Will Smith, o como
exótica bailarina en From Dusk Til Dawn, de
Tarantino... y ah, sí,
junto a
Antonio Banderas en El
Mariachi, películas que, a la distancia, hoy se ven
chafas. Aplaudimos que Salma (mamita) Hayek haya huido del
encierro que le significaba el continuar haciendo
telenovelas en México, pero en Hollywood aún no ha dado el
paso que ya dieron sus otros paisanos.
Dicho lo anterior, Salma tuvo que esperar hasta que
explotara el escándalo de las #metoo para afirmar que Harvey
incluso la amenazó de muerte y que en buena parte de su
carrera ha sufrido acoso sexual, lo cual no se duda: hay una
foto donde a Oliver Stone se le cae la baba viendo los senos
de la veracruzana y en actitud de quererlos tocar, aunque
entonces ello no le pareció tan indignante ni digno de un #metoo
a la bella jarocha.
En una reciente declaración, Hayek desmintió a Donald Trump
al asegurar que los "sh*tholes --de aquí en adelante
popójols, para que no suene feo-- "no existen", esto a
raíz, como seguramente nadie ha olvidado, que Trump llamó
así en una reunión privada a los países de donde proviene
buena parte de la inmigración ilegal en Norteamérica.
Lo sentimos, adorada Salma Hayek, pero los popólojs
sí existen.
La razón es muy sencilla: de no existir los popójols,
tampoco tendríamos flujos migratorios en este planeta.
Hay básicamente tres razones por las cuales la gente
abandona su sitio de residencia. Una, por causas naturales,
ya sea un río que se seca, incendios, tierras que dejan de
ser productivas, un desbordamiento, un temblor, un tsunami;
otro, por razones políticas, como son la llegada de un mal
gobierno, catastróficas decisiones económicas y, tercero, la
intolerancia y la persecución por motivos religiosos o
políticos. Por lo general esta última causa va estrechamente
asociada con la primera; el deterioro económico suele traer
consigo una cacería contra los disidentes o quienes tengan
ideas religiosas distintas La historia lo ha demostrado una
y otra vez.
En estos tres casos, lo que orilla al cambio de residencia
es una transformación a un popójol donde ya resulta
imposible vivir.
Lamentamos desmentir a Salma la bella, pero buena parte de
quienes toman a Estados Unidos como destino es porque
quieren dejar atrás un popójol.
Si no existen los popójols, como dice nuestra
admirada Salma entonces habría que darle otra denominación a
la guerra civil en Siria, al peligro de muerte en que se
encuentran los cristianos que huyen para no ser decapitados
por los fanáticos de ISIS, a una capital como Bagdad donde
en cualquier momento una bomba se cobrará la vida de decenas
de inocentes, o a Uganda, un popójol donde tener
relaciones sexuales es más peligroso que jugar ruleta rusa
dados los altísimos niveles de sida que existen ahí.
Si no existen los popójoles entonces la pobre
Haití,
saqueada durante décadas por los Duvalier, luego víctima de
un temblor y recientemente testigo de cómo unos supuestos
benefactores europeos llegaron ahí para tener
esclavas sexuales, el infierno que se vive en Haití debiera
dársele otra denominación.
Si no hay popójols no se entiende entonces porqué
miles de salvadoreños y de hondureños buscan escapar sus
países ante la irrefrenable violencia entre las bandas
salvatruchas y los traficantes que discuten sus diferencias
a balazos en plena calle. Si los popójols que alude
Trump son puro cuento, entonces el "experimento chavista-socialista"
de
Venezuela que ha llevado a más de 3 millones de
ciudadanos a abandonar ese popójol, es porque huyen
de un mal imaginario.
¿Alguien le habrá contado a nuestra Salma de Rwanda, de
Etiopía, de Afganistán, de
Corea del Norte, de la Cuba
castrista? Porque cualquier análisis imparcial nos llevará a
la ineludible conclusión de que estamos ante auténticos popójols que no cesan de arrojar emigrantes, y que serían
millones más si tuvieran la oportunidad de hacerlo.
Incluso en México y en Veracruz, el estado natal de Salma,
hay territorios que constituyen indudables popolojs.
De otra manera no tendría sentido que miles de sus
conciudadanos quieran irse de ahí. Incluso los dreamers,
a quienes la linda Salma defiende con vehemencia, nunca
habrían llegado a territorio norteamericano si sus padres no
vinieran huyendo de un popójol; su desesperación era
tanta que decidieron cruzar la frontera ilegalmente.
Los popójols sí existen, querida y guapa Salma Hayek,
incluso en el país donde ella ha filmado películas. La
diferencia es es que ese popójol está rodeado de
glamour y de vestidos caros. Se llama Hollywod, pero
igualmente es un sh*thole donde las aspirantes a triunfar
tienen que pasar por el casting couch como el que
tenía el repugnante Harvey Weinstein. Un popójol en
pleno California, pero Salma Hayek nos dice que los sh*tholes
no existen.
Los "popójols" sí existen, admirada Salma Hayek. Solo es
cuestión de salir de la burbuja donde vives y podrás
reconocerlos sin mucha dificultad.
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