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"COLEGIO NACIONAL SAN JOSÉ"

 

Levantas de lo ingnoto al estudiante, con indómito fervor y nobleza de actitud, con espíritu espartano y calor de juventud, vas forjando la grandeza del Perú.


Acontecimiento trascendental se produjo en el Departamento de Lambayeque con la fundación del Colegio Nacional de San José de Chiclayo, al costado de la Iglesia Matriz en la calle San José, en lo que antes fue el antiguo Convento de San Francisco, siendo después remodelado en parte y donde funcionó 75 año. Fue el libertador gran mariscal Don Ramón Castilla quien expidió la resolución suprema ordenando que se procediera a la apertura del Colegio Nacional de Ciencias y Artes de Chiclayo el 11 de Mayo de 1859; confirmando el decreto de Don Andrés Santa Cruz de 1826 y el gran Mariscal Don Agustín Gamarra, que con fecha de 17 de Enero de 1833 puso el cúmplase para que se establezca el colegio en Villa de Chiclayo.

Posteriormente, el general de división Don Oscar R. Benavides colocó la primera piedra para la construcción de un moderno local para el colegio en 1935, donde funciona actualmente, desde Abril de 1944. El nuevo colegio de San José fue posible construirlo debido a la magnanimidad y filantropía de la Sra. Victoria viuda de Dall’ Orso; quién, en ceremonia especial, donó el terreno para la construcción del nuevo local, en 1934.



El primer director del Colegio fue Don Clemente Peralta, quién lo inauguró el 24 de Septiembre de 1859en forma solemne, encontrándose presentes las autoridades departamentales y representantes del gobierno central. Poco después lo pusieron bajo la advocación del Patriarca San José, llamándose desde entonces Colegio Nacional de San José de Chiclayo. Hasta que cumplió su primer centenario en 1959 tuvo 36 directores entre los que destaca el Dr. Kart Phillip Weiss Schereiber, quién lo dirigió cinco veces, con un ottal de 32 años.

En 1936 el director del colegio, Dr. Kart Phillip Weiss Schereiber, fundó. Como órgano del colegio, el “grupo de Aviación Sanjosefina”; en centro de operaciones estaba en el Puerto de Pimentel, campo “Los Molinos”; allí se encontraba el hangas donde se guardaban los planeadores. El mismo Dr. Weiss modeló una insignia de bronce para que la ostenten los “voladores” sanjosefinos.

Este deporte de vuelo sin motor, con planeadores, se realizó por primera vez en el Perú en cielos Chiclayanos. En las olimpiadas de Berlín en 1933 se le incorporó como deporte y Weiss lo estableció en el Colegio San José; autorizado por la Dirección General de Enseñanza del Ministerio de Educación.

Los planeadores se importaron con la colaboración de los padres de familia más acomodados, fueron tres, “El putumayo”, el “Juan Pardo de Miguel” y “El cóndor”. El “gringo” Weiss era el primero que volaba para dar el ejemplo a los alumnos; las canchas de entrenamiento eran las playas desde San José hasta Santa Rosa, llegando hasta Reque.

Unos 20 alumnos llegaron a ser “voladores”. Después, ya en Lima y con máquinas mejores, el campeón nacional fue nuestro héroe José Quiñónez Gonzáles.

En la primera sesión de cuelo, el gringo Weiss dio el ejemplo en el planeador “El Putumauyo”; viajó y aterrizo y dijo ¿Quién sube?, se miraron. Al final se acercó Miguel Baca Rossi y subiéndose al Putumayo hico el primer viaje de un Sanjosefino en planeador: un kilómetro, a dos metros de altura.

Era reconfortante ver a los alumnos del Colegio San José, que era militarizado, aparecer uniformados color gris amarillento, llevando al hombro sus fusiles obsoletos en los desfiles militares junto con las tropas de las fuerzas armadas; con sus zapatos en las piernas, polaca en cinturón de cuero y la gorra de su banda de guerra y su banda de músicos.

El Colegio San José, durante tosa su historia de 143 años de existencia, ha tenido que hacer recesos, interrumpiendo, su funcionamiento en varias oportunidades.

En 1867 recién con 9 años de funcionamiento, se vio obligado a interrumpir las clases con motivo de la llegada, el 6 de Diciembre de 1867, del Coronel Don José Balta, perseguido por el Dictador Mariano I. Prado, quién se estableció en ese local, con su estado mayor y oficiales. E recto Dr. Rafael Sánchez Díaz, tuvo que declarar en receso el funcionamiento del plantel; por este motivo se perdió el año escolar, ya que no hubo exámenes; cuando el caudillo Balta abandonó Chiclayo triunfante, comenzó la reparación d aulas y mobiliario destruido durante el asedio de las tropas gobiernistas, reabriéndose en 1868 con el nuevo director, Martín Hernández Estolaza.

En 1874, durante el gobierno de Manuel Pardo, nuevamente hubo reces. Se clausuró por “orden superior” para convertirlo en Escuela Normal de Oficio, nunca se llevó a cabo por falta de presupuesto y porque no había profesores estuvo cerrado dos años.

Se reabrió en 1876, nombrándose para reorganizarlo y dirigirlo al profesor alemán Carlos Günther, quién con profesores alemanes, funcionó como colegio de secundaria.

El tercer receso que sufrió San José y el más prolongado, fue en 1881, con motivo de la Guerra con Chile. Perdió el Huáscar y tomada la ciudad de Lima, los chilenos invadieron muchas poblaciones del país, ocupando Chiclayo y otros pueblos de Lambayeque; se posesionaron del colegio y lo convirtieron en cuartel y caballeriza, dejándolo dos años después, cuando se fueron, en estado ruinoso y desapareciendo todos los muebles y material didáctico.



Después de 8 años de clausura, las autoridades locales, los padres de familia, los notables y varios gremios contribuyeron a restaurar el destruido local, quedando en 1888 en condiciones de comenzar nuevamente sus labores docentes. El Congreso de la República, tuvo que dar una ley por la que se creaban saneadas para su funcionamiento.

Por último, a mediados de 1894; durante la revolución del coronel Seminario contra Cáceres, el Colegio San José fue asaltado y saqueado por el populacho en Julio de 1894, ocupándolo Seminario como cuartel. Cuando medes después pudieron regresar los alumnos, encontraron en local deteriorado.

El receso duró poco tiempo y recomenzaron las clases bajo el rectorado del pedagogo chiclayano Don Rómulo Temoche.

La disciplina que imponía el Dr. Weiss era estricta y rigurosa; llegaba al extremo de pararse en la puerta de la entrada a chequear la buena presentación de los alumnos a su ingreso, especialmente los zapatos; a quienes no los tenían bien lustrados los regresaba a su casa; ellos, como el parque estaba cerca, se frotaban con florecitas de las acacias y volvían con los zapatos brillante. A la hora en punto se cerraba la puerta y no se habría hasta la salida; los bedeles, Srs, Leguía. Soto, Ramos y Marquéz obedecían con subordinación.

Los tenientes de reserva Velesmoro, Valencia y Frías enseñaban Instrucción Premilitar, lo mismo que los sargentos Malacara y Portugal; eran los únicos con los bedeles autorizados a tocar ka campana que se encontraba en el primer patio, de secundaria; “Ella fue el reloj sonoro de la vida estudiantil, la que marco con ritmo igual las horas de estudio o de recreo; nos llamó, nos anunció, nos condujo, nos reunió, nunca faltó en su austero rutilar a través del tiempo”.

Esta férrea disciplina no fue soportada por algunos alumnos; es así, como en 1935, se produjo una sublevación en el colegio por los alumnos de cuarto año de media, quienes a una señal del toque de la campana a la hora desusada, salieron de su salón, cerraron la puerta principal, asaltaron la oficina de la dirección, cortaron la línea de teléfono y capturaron al director, imponiéndole que firmara un documento con una serie de condiciones; el “gringo” no firmó, a pesar de la presión lo mantuvieron encerrado. Después de varias horas, intervinieron los alumnos de quinto año de media, quienes entraron, tres de ellos, quienes entraron, tres de ellos, por la claraboya del techo, lo sacaron por el mismo sitio, liberándolo; luego abrieron las puertas y con el auxilio de las autoridades develaron el movimiento sedicioso. La consecuencia de este fue que una docena de alumnos cabecillas fueron expulsados y por mandato del Ministerio de Educación no fueron recibidos en ningún colegio del país perdiendo alguno de ellos la culminación de sus estudios.

Kart Weiss, en reconocimiento les obsequió a los alumnos de 5to año un cuadro de 20 x 30cms. dibujado por él mismo, donde se ve un soldado en el centro de una bandera peruana. Dice: a los fieles del quinto año de 1935. Abajo una frase “Más allá de la muerte la bandera, con una independencia personal a cada uno de los integrantes”.

Durante la Segunda Guerra Mundial en 1939 fueron reclutados todos los alemanes residentes en el Perú y llevados a campos de concentración en diferentes países aliados. Kart Weiss fue uno de ellos y fue llevado a Canadá. Terminada la guerra, los lambayecanos le exigieron al presidente Bustamante Rivero, el retorno a su dirección, quién accedió; llegando Weiss en una caravana por tierra desde Lima a Chiclayo donde fue recibido y llevado en hombros hasta su ingreso al colegio. Esta manifestación fue solo superada por el entierro de Weiss a su muerte.

La celebración del primer centenario del Colegio Nacional de San José de Chiclayo, fue un acontecimiento regional, San José fue receptor de muchos alumnos de las provincias y departamentos vecinos cunado por uno u otro motivo, no existían o eran cerrados sus colegios.

El Gobierno de Don Manuel Pardo se hizo representar y la Asociación de Exalumnos Sanjosefinos organizó un programa especial celebrando tan magno acontecimiento. No menos de 30, entre literatos y poetas, cantaron en sus manifestaciones culturales, el homenaje y agradecimiento al Alma Mater.

Weiss falleció en Alemania. Su cadáver fue traído y se enterró en Chiclayo,, conforme a su voluntad, el sábado 15 de Septiembre de 1962. Ese día fue declarado de duelo departamental. La oración fúnebre fue pronunciada por el Dr. Eloy Arriola Senisse, el director del Colegio.

El Colegio Nacional de San José, ha sido siempre en vivero de donde han salido hombres que han tenido influencia en el ámbito nacional den las múltiples profesiones y actividades. Un crisol de patriotismo; de allí han egresado varios héroes nacionales y muchos Sanjosefinos participaron en la guerra con Chile y Ecuador.

En el nuevo edificio del colegio hay un monumento erigido que perenniza su memoria, obra del escultor Lambayecano Miguel Baca Rossi.

Del centenario en 1959, hasta la fecha, el colegio ha tenido 15 directore, entre ellos los que destaca Eloy Arriola, quién impulsó la marcha del colegio en su nuevo local siendo muy querido por los alumnos; el director actual es el licenciado en educación Libio Mestanza Díaz, quien ha logrado importantes éxitos en su gestión.

Tiene un complejo deportivo envidiable, donde practican las diferentes disciplinas los 7,400 ( siente mil cuatrocientos) alumnos que tiene actualmente para sus secciones de primaria y secundaria en sus tres turnos en la mañana, la tarde y la noche.

 

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