Informe Iceberg, junio de 2001 |
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LOS CUESTIONARIOS DE DETECCION DE VIOLENCIA EMPLEADOS EN EL INFORME DUNEDIN. A continuación transcribimos el cuestionario empleado en el informe Dunedin. Su "bondad" reside en la forma de administrarlo (autodeclaraciones de haber ejercido las formas de violencia descritas, no de haberlas "padecido"). Este tipo de cuestionarios alcanzan su máximo rigor estadístico si las autodeclaraciones se confrontan posteriormente con la persona que ha sufrido esa violencia declarada, si se filtran las respuestas no coincidentes y, finalmente, si se administran de manera equitativa a ambos sexos. Cuestionario de malos tratos físicos Se
pregunta a cada participante si durante el último año:
1.
Ha retorcido un brazo a su pareja. (a) 2.
Ha empujado o inmovilizado por la fuerza a su pareja. (a), (b) 3.
Ha abofeteado a su pareja. (a), (b) 4.
Ha obligado a su pareja a mantener relaciones sexuales. (a) 5.
Ha sacudido a su pareja. (a) 6.
Ha derribado o ha tratado de derribar a su pareja. (a) 7.
Ha arrojado un objeto a su pareja. (a), (b) 8.
Ha intentado asfixiar o estrangular a su pareja. (a), (b) 9.
Ha dado una patada, mordido o golpeado con el puño a su pareja.
(a), (b) 10.Ha
golpeado o tratado de golpear a su pareja con un objeto.
(a), (b) 11.Ha
dado una paliza a su pareja. (a), (b) 12.Ha
amenazado a su pareja con un cuchillo o un arma de fuego. (a), (b) 13.Ha
usado un cuchillo o arma de fuego contra su pareja. (a), (b) Cuestionario de malos tratos psicológicos Se
pregunta a cada participante si en el curso del último año: 1.
Ha dañado un objeto del hogar o alguna parte de la vivienda en un
ataque de furia.(a) 2.
Ha tirado o escondido un objeto importante de su pareja. (a) 3.
Se ha enfurecido o trastornado mucho si la comida, las labores del
hogar o las reparaciones en el mismo no se habían hecho. (a) 4.
Ha destruido o dañado deliberadamente la ropa, el coche u otros
objetos personales de su pareja. (a) 5.
Ha insultado o avergonzado a su pareja delante de terceros. (a) 6.
Ha encerrado a su pareja en la casa. (a) 7.
Ha dicho a su pareja que él/ella no será capaz de estudiar o
trabajar. (a) 8.
Ha intentado impedir a su pareja que vea o hable con familiares o
amigos. (a) 9.
Ha restringido el uso del coche o del teléfono a su pareja. (a) 10.Ha
amenazado con marcharse. (a) 11.Ha
intentado volver a la familia, amigos o hijos contra su pareja. (a) 12.Ha
actuado con su pareja impartiéndole órdenes. (a) 13.Ha
atemorizado a su pareja. (a) 14.Ha
tratado a su pareja como si fuera estúpido. (a) 15.Ha
cedido ante su pareja, pero planeando tomarse venganza. (a) 16.Ha
ridiculizado a su pareja. (a) 17.Ha
amenazado con golpear o arrojar algo a su pareja mientras estaba
furioso/a. (b) 18.Ha
dicho a su pareja que era feo/fea o poco atractivo/a. (a) 19.Ha
abusado de las drogas o el alcohol (a) 20.Ha
arrojado, hecho pedazos, golpeado o pateado algo en el curso de una
discusión. (b) (a)
Del cuestionario Margolin “Domestic Conflict Scale” or “Conflict
Inventory” (Margolin, G., B. Burman, R.S. John, and M. O’Brien, The Domestic Conflict Instrument, Los Angeles: University of
Southern California, 1990). (b) Del cuestionario de Straus “Conflict Tactics Scales” (Straus, M.A., “Measuring Intrafamily Conflict and Violence: The Conflict Tactics Scales,” Journal of Marriage and the Family 41(1979): 75–88).
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EL
INFORME JANET RENO. U.S.A.-1995-1996 EXTENSION,
NATURALEZA Y CONSECUENCIAS DE LA VIOLENCIA DE PAREJA. Investigación
nacional sobre violencia contra la mujer - 1995 - 1996 o
Muestra:
8000 mujeres y 8000 hombres en USA, con cuotas para determinar
variable racial (Hispanos vs. no Hispanos), y sexual (parejas distinto
sexo vs. parejas del mismo sexo). o
Metodología:
Entrevistas telefónicas asistidas por ordenador -CATI-, que
aseguran la marcación al azar. o
Nomenclatura:
A efectos de esta encuesta, se
considera abuso físico cualquier forma de violación (incluyendo la
mera amenaza), ataque físico (que incluye desde la propia agresión
hasta la mera amenaza), asechanza a la pareja,
entendiéndose como tal cualquier persona que haya cohabitado con el
entrevistado más de dos años. El
término asechanza abarca incluso la mera percepción de la víctima de
estar siendo vigilada[1]. Aquí
se incluye desde la mera recepción de una carta o de una llamada de teléfono
no solicitada (sic) hasta aparecer en un sitio inesperado... incluso la
mera percepción de que la pareja dejó objetos con el único fin de que
la víctima los encontrara. Basta
con responder positivamente a una sola
de estas proposiciones para que se considere que existe una víctima... y
un maltratador. RESULTADOS. 1.
El 25 % de las mujeres y el 7.6% de los hombres reconocen haber
sido violados o agredidos por su pareja actual o por una pareja anterior.
El 1.5% de las mujeres entrevistadas y el 0.9% de los hombres
declaran haberles sucedido en los últimos 12 meses. El 0,5% de las
mujeres y el 0.2% de los hombres declaran haber sido acechados por su
pareja en los últimos 12 meses. 2.
El mayor riesgo para la mujer que reflejan estas cifras está en
contradicción con el Estudio Nacional sobre Violencia Familiar, cuyos
resultados eran muy similares para hombres y mujeres.
Una explicación podría ser que las mujeres tienen más facilidad
para reconocer haber sido maltratadas que los hombres. 3.
Aunque se aprecia mayor índice de riesgo por variable racial
(indios y negros), no se tienen datos para aislar la variable racial de
otros aspectos socioeconómicos que rodean a las personas de estas razas
analizadas en la muestra. 4.
El factor más asociado a las mujeres en riesgo de sufrir abusos es
el hecho de que su pareja abuse verbalmente de ellas, lo que, según el análisis
realizado del estudio, refrendaría la teoría de que la violencia
perpetrada contra las mujeres es consecuencia, a menudo, de un patrón
sistemático de dominación y control.
Lamentablemente el análisis no profundiza si esta explicación es
también aplicable a la violencia sufrida por los hombres. 5.
Las mujeres sufrieron, como
promedio, 6,9 ataques físicos, frente a los 4,4 que sufrieron los hombres.
El 41.5% de las mujeres que los padecieron sufrieron heridas graves
en el último ataque, frente al 19.9% de hombres que sufrieron estas
mismas heridas graves. Las
cifras de violación apuntan a que cerca de 8 millones de mujeres (7.7%)
fueron violadas por su pareja (o se habían sentido amenazadas de violación)
en Estados Unidos en algún momento de su vida con anterioridad a la fecha
de la entrevista (frente a cerca de 300.000 hombres), si bien se entiende
por violación cualquier relación sexual no explícitamente deseada. 6.
Aunque se anticipa que la investigación realizada no basta para
corroborar el dato, el estudio menciona que el 30% de las mujeres con
parejas varones sufrieron malos tratos, frente al 11% de las mujeres cuya
pareja era otra mujer. Entre
los hombres, el 15% de los que convivieron con otro hombre sufrieron malos
tratos de su pareja, en tanto que sólo los sufrieron en el 7.7% de los
casos en los que su pareja era una mujer. De estos datos el estudio concluye que el varón es más
maltratador que las mujeres, y por tanto, las medidas a adoptar deben
dirigirse contra él. Lo que
determinará la adopción de medidas contra los 4.9 millones de agresiones
sufridas por mujeres, dejando impunes los 2.9 millones de agresiones
sufridas por hombres. 7.
Lo que sucede es que estos datos, tal
y como se mencionan en el análisis, difieren de los datos publicados
en las propias tablas del estudio, según las cuales el 35.4% de
las mujeres cuya pareja era otra mujer sufrieron ataques físicos de
ellas, en tanto que sólo los recibieron el 20.4% de las mujeres cuya
pareja era un hombre. Los
hombres, a su vez, sufrieron en un 21.5% de los casos agresiones por parte
de su pareja homosexual, y en un 7.1% de los casos, agresiones por parte
de su pareja femenina (pag. 29 del estudio, tabla 8). 8.
Aparentemente el factor de mayor riesgo en la comisión de malos
tratos es el haberlos sufrido o presenciado en la infancia. Los
malos tratos entre parejas son más frecuentes cuando no existe matrimonio
que cuando este existe. 9.
El porcentaje de hombres heridos a consecuencia de los malos tratos
es la mitad que el de mujeres heridas por esa causa.
Sólo entre el universo mujer, el tipo de herida es en un 75%, arañazos,
cardenales o rozaduras. 10.
Se denuncian entre el 20% y el 25% de los casos de violación /
malos tratos. El 20% declara
no denunciarlos por considerarlos de importancia leve y aislados, en tanto
el 21% no lo hace por miedo a represalias de su pareja.
Entre el 60 % (mujeres) y el 45% (hombres) declaran no haber
denunciado por temor a que la policía no los creyera. 11.
Una de las consecuencias más relevantes del estudio es la
necesidad de investigar más a fondo, tanto en cuanto a la diferencia en
los resultados respecto de otros estudios como a los propios resultados
obtenidos per se, lo que implica una saludable curiosidad política
previa a la toma de medidas efectivas. OTRAS CONSIDERACIONES DEL PROPIO ESTUDIO. [1]
Desde
un punto de vista metodológico, la enorme amplitud y vaguedad de esta
terminología basta para invalidar los resultados, en tanto que una gran
parte de las
declaraciones
se basan en la mera sensibilidad de la persona preguntada,
siendo
suficiente haber notado que su
pareja le mira más frecuentemente que de costumbre durante una semana
para poder declarar un mal trato. El
único requisito que se pide para considerarlo como tal es que la víctima
haya sentido miedo, ya que NO ES NECESARIO QUE SE HAYA EJERCIDO VIOLENCIA
REAL SOBRE LA VICTIMA a efectos de esta estadística. Las cifras de malos
tratos de este estudio son inferiores a la de otros estudios, como "National
Crime Victimation Survey", "National Family Violence Survey"
y "National Alcohol Survey", estudios que parecen tener más
similitudes entre sí que respecto al presente estudio.
En alguno de ellos, la cifra de malos tratos sufridos por hombres
triplica la de malos tratos sufridos por mujeres (4.5 vs. 1.9).
El propio estudio no da explicación a esta contradicción en los
resultados, sino que incluso reconoce que la metodología empleada es
sustancialmente la misma. La
explicación más plausible que se da es la forma de administrar las
preguntas del cuestionario, reconociéndose la necesidad de proseguir la
investigación para desvelar el origen de las disparidades entre los
distintos estudios realizados. Otro factor a tener en cuenta es que las respuestas quedan aisladas de otros factores de riesgo, tales como el consumo de alcohol, drogas, marginalidad e incluso entorno social inmediato, lo que relativiza aún más los resultados obtenidos.
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LAS ESTADíSTICAS DE ESPAÑA - CONSIDERACIONES SOBRE LOS DATOS Sobre
el eje de los malos tratos, existen dos limitaciones fundamentales en la
información disponible o en la posibilidad de obtenerla: 1.-
La índole de los institutos oficiales de investigación: El
INE: fundamentalmente centrado en la consecución de macroestadísticas,
su fuente son datos de otras instituciones (policía, juzgados, censos,
ayuntamientos, centros de enseñanza, universidades, hospitales...)
por lo que ofrecen una visión global cuantitativa, pero no motivacional.
No realizan un trabajo de campo orientado a ningún grupo específico,
sino que se limitan a recoger, procesar, agregar y manejar la información
estadística ya existente de diversas procedencias. El
CIS: con una orientación más sociológica (al menos por
denominación), el CIS es
esencialmente un instituto de opinión, que sondea exclusivamente lo que
la gente opina, lo que piensa, pero no lo que está sucediendo (la
realidad). Su limitación es
la propia de la escasa información verídica de que dispone la sociedad
que responde a sus preguntas. De
modo que, si tuviéramos interés sobre la droga, los datos que nos
proporcionaría el INE se referirían al número de personas recogidas por
la policía o en centros de tratamiento por comunidades autónomas,
provincias, centros hospitalarios, sexos, etc, cruzados con datos de
alijos capturados etc. En
cambio, el CIS nos diría qué piensa la gente sobre la droga y los temas
relacionados con ella. Ninguna
de esas instituciones nos facilitaría datos sobre el número de
drogadictos y el tipo de droga consumida, su estado y motivación, la
población de riesgo, las incidencias por tipologías socioeconómicas,
los factores determinantes de la exposición, etc.
Como se ve, ésa sería la información verdaderamente útil y
relevante para la toma de soluciones.
Lo que el INE y el CIS ofrecen son sólo informaciones dispersas, más
rígidas y difíciles de leer en el caso del INE y más relacionadas con
la opinión en el caso del CIS: ninguno
de ambos tipos de información refleja los que verdaderamente está
sucediendo. 2.- Los prejuicios de la moral social imperante. Otras instituciones impulsan la investigación científica orientada... pero no siempre de manera libre de prejuicios. El Instituto de la Mujer o las asociaciones de mujeres tienen un carácter marcadamente antihombres, con abundantes prejuicios sexistas de los que hace cincuenta años se atribuían a estos. El hecho de que el discurso social haya adoptado este tipo de tesis sexistas, como la inverosímil "violencia de género" hace que las investigaciones propugnadas por estas instituciones nazcan sesgadas hacia el fin que pretenden demostrar, por encima de la lógica. Lo triste es que la moral social, debidamente estimulada por la propaganda anti hombres des estas asociaciones y por los medios de comunicación social, acaba adoptando estos prejuicios sin cuestionamiento alguno. La información disponible desde estos dos ejes es escasa, poco operativa, poco profunda, orientada a la opinión más que a la realidad... cuando no deliberadamente sesgada y falseada por el condicionante de los prejuicios sexistas.
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Informe Iceberg, junio de 2001 |