Mensaje
de la Santísima Virgen María, recibido
a través de José-Luis Manzano García,
en Talavera de la Reina (Toledo).
El día 25 de Julio de 1995.
La Madre: La
Paz del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre:
Hoy es un día muy especial
hijo mío, un día que se marchó con el tiempo, que se marchó con aquéllos
que quieren destruir los recuerdos y lo que es de Dios. Un día que en el tiempo se respetó,
y que en un tiempo pasado fué fiesta solemne.
Pero hoy, aún debe de ser fiesta en vuestro corazón. Que cada corazón
sienta alegría viva, porque gracias a este Apóstol ha nacido la Fé en
vosotros, y nació, en el tiempo pasado, la Fé en aquéllos que supieron
escuchar. Gracias a Él, empezó el mundo, a mi Corazón
Immaculado. Ya se empezó a hablar de tí, en este pais.
"Pero los tiempos
cambian hijo mío, igual que los hombres. Llegan momentos difíciles,
en los cuales Dios
quiere lo que es suyo; y lo pide a gritos, y se
lo pide a sus hijos".
Quiere el
AMOR, el amor que sembró el
Apóstol para todos, lo quiere de nuevo. Tanto unos a otros como hacia
Dios, el RESPETO
y la UNIÓN. Eso
es lo que Dios quiere de todos. Y eso es lo que a Dios
se le niega. Pero hijo mío, hay cosas tan grandes, ¡tan
grandes!
En vuestra vida hay hombres que inventan fantasías, pero
esta historia tuvo un final muy triste, pero muy feliz: el
morir por el Nombre de Dios
y llegar a la GLORIA por haber defendido su
Nombre con la vida propia.
Algo hijo mío, que se volverá a repetir en
vuestro mundo, porque mis hijos serán perseguidos: ”Aquéllos
que me aman serán perseguidos por los que me rechazan.
Aquéllos que creen en Nosotros serán perseguidos, y
muchos de ellos llegarán a la muerte hijo mío.”
Pero si todo eso se conlleva con
amor, no es motivo de tristeza, sino de alegría para aquél que sienta la
Fé viva en su corazón. Y de aquél tiempo hijo
mío, has de recordar la traición de muchos de los que te siguieron en este
pais. Has de recordar los momentos difíciles
en los que Satán quería que tu Fé y tu moral cayesen abajo.
Los momentos
difíciles recibiendo insultos, pero tu corazón vivo, lleno de Fé, y tu
llegar a lo que llegó entonces. La
Fé todo lo puede hijos míos. En el
momento que se acepta la burla todo se derrumba.
Pero la Fé es vida, no
la rechacéis y no creáis así de vuestra Fé la burla. Hijo mío, y aquéllos
que tanto necesitaron al Apóstol, Él acudía a ellos cuando la necesidad
se hacía presente. Y en la soledad y en la amargura, como
allá en Zaragoza, yo estuve a tu lado igual que
ahora estoy aquí, igual que estoy con mis hijos.
Que nadie hable de
soledad, porque nadie está sólo...
Padre
Eterno: ...Por
Nosotros.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre:
En
cambio yo no os puedo dar gracias hijos míos, porque Nosotros...
Padre
Eterno: ¡Sí
sentimos soledad de vuestra parte!
La Madre:
Y eso es aún más
triste.
Igual que Dios en un tiempo mandó a su Hijo..., a su Hijo amado,
y murió por todos los hombres, en otro tiempo este pais, ya mandó a uno de
los Apóstoles para crear la Fé, para dar así sentido al Nombre de Jesús,
que aún no se conocía. Y ahora el Apóstol vuelve, y vuelve
para retraer lo que es suyo: Lo que Él
enseñó.
Pero las enseñanzas en esta ciudad, para él nunca serán
aceptadas. Siempre, siempre será escuchado lejos que no en su propia ciudad:
“Aquí
hijo mío, serás motivo de burla y de rechazo. A todo te dirán
que sí, y nunca serás escuchado.”
Por eso hijos míos, cuando habláis del
silencio del Guerrero, aquí tenéis la respuesta. Si él mantiene el
silencio con vosotros es porque no es escuchado. Y aquél que no
escucha...
Padre
Eterno: No
aprende.
La Madre: Hijo mío, pero de aquellos tiempos, de entonces a ahora, el
mundo cambió mucho; pero no ha de importar para aquéllos que aman de
corazón. No ha de importar, porque mientras haya Fé siempre hay esperanza
y vida, y tú tienes esa esperanza y esa fuerza.
Pero ten cuidado hijo mío, vas a
sufrir mucho y la soledad embargará tu ser. Te verás muy sólo por todos,
pero no dejes hijo mío, que lo que es tuyo...
Padre
Eterno: ...Te
lo arrebate la Bestia.
La Madre:
¡No dejes hijo mío...!
Te digo esto porque sé
que tú no dejarás que sea así. En cambio, os digo esto a vosotros para que
estéis siempre alerta, y estéis pendientes hijos míos, porque este joven
es la esperanza de muchos, y también es las
risas de otros. También es para otros el dilego de las
malas miradas.
Pero todo eso a él no le importa. Nunca dará importancia de lo que él es,
querrá ser uno más, pero siempre derramará su amor, siempre.
Y en este día importante hijo mío, tu corazón ya siente el dolor de los
pecados, pero sé fuerte, somos muchos los que estamos contigo, y
no estés triste. Tu marcha será próxima
hijo mío. Y hay muchos que esperan con amor las palabras de la propia
esperanza.
Haz tu propio camino y enseña a aquéllos que no saben y dales
amor a aquéllos que no aman. En los insultos y en las burlas... agradece
al Señor todo, porque eso no es nada con lo que sufrió mi amado Hijo
Jesús, y sé que tú lo sabes. ¡Pedidme hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre!, ¡Madre...! (Piden varios a la vez, no se
entiende.)
La Madre: ¡Pedidme
hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre!
Padre
Eterno: ¡Díme!
PUBLICO: ¿Cómo es posible que la Iglesia ha alejado de que este día fuera
de tí, de España Madre mía?
La Madre: ¡No solo la
Iglesia, sino vosotros!
Si hubiéseis luchado,
algo hubiéseis conseguido. Cuando algo os
interesa en este mundo lucháis por ello hasta conseguirlo. Deberíais
haber hecho lo mismo con este día. ¡Seguid pidiendo hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre mía, danos agua bendita...!
La Madre:
¡Seguid pidiendo hijos míos!
PUBLICO: ¡Por todos los matrimonios que van mal Madre!
La Madre:
¡Ay hija
mía...!, y con ellos llegó la Ley del adulterio. Ahora es lo que embarga
en el mundo: El adulterio. Las Leyes antiguas
volverán a la Tierra: Las Leyes de Dios.
El hombre,
hijos míos, solo juzga en la Tierra por lo que ve; ¡mal hecho! Y Dios
juzga sobre los sentimientos, y sobre las obras. Y
ÉL ve más que el hombre. Creedme, así es. ¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: (Piden varios. No se entiende.)
La Madre:
¿Tanto os importa lo del
mundo hijos míos?
Cuando un día llegéis ante Dios, ¿qué le vais a
pedir sobre el mundo hijos míos? Él estará esperando con los brazos
abiertos el fruto de vuestra cosecha; ¡y si llegáis con las manos vacías...!
Pensad en esto:
Padre
Eterno: "¡Y
si llegáis con las manos vacias...!"
La Madre: ¡Seguid
pidiendo hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: (Hablan varios a la vez. No se entiende lo que dicen. )
La Madre: Ha
llegado la hora de marcharme. La tristeza está en tu corazón. Hoy es un
día triste para tí. ¡Alégrate!
Aunque los recuerdos vuelvan, sé fuerte.
Emprende tu camino, y aquél que te quiera seguir que te siga. Y
recordad: “Las Leyes
antiguas de Dios volverán a la Tierra;
y ¡ay de aquél que no las cumpla!
Si vuelven es porque ya se perdieron hijos
míos..., y vuelven, y serán motivo de luchas espirituales.
Sé feliz en tu día y sé fuerte, porque
en tí está la esperanza de ellos. En tí está nuestro consuelo. Y sigue
como hasta ahora y recuerda: ”No dejes que el enemigo te arrebate todo
lo que es tuyo..., como ellos.”
Adiós hijos hijos míos.
PUBLICO: Adiós Madre.
Padre
Eterno:
Igual
que en un tiempo hiciste la Luz para los españoles, ahora vuelve a hacer
la Luz para ellos, porque Yo confío que tú lo harás aunque ellos no lo
crean. Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós
Padre.
La Madre:
Hijo mío, igual que en un tiempo,
cuando la soledad era tu amiga, Yo estaba a tu lado..., igual que en un
tiempo hijo mío, quisiste estar en mi lugar en aquel día de muerte, Yo
siempre estaré contigo, por todo cuanto has hecho y harás. Eres la
esperanza y Nosotros estamos contigo. ¡Adiós hijos míos!
PUBLICO: Adiós Madre.
El Hermano:
Que la Paz del
Señor-Yahvé, y la fuerza de Santiago Apóstol, el príncipe de las almas,
esté con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu.
El Hermano:
Ave maría
Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El Hermano:
Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.__
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