La Madre:
La Paz de Dios-Padre, TODOPODEROSO esté con vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre:
En un día tan especial como hoy hijo mío, no podíamos faltar
Nosotros, tus PADRES CELESTIALES; y estamos aquí, como ves hijo
mío, porque hemos venido de nuevo hacia tí, y hacia ellos,
porque ellos también, hijo mío, nos quieren, o así alguno de
ellos.
Estamos con vosotros hijos míos, en un día tan especial
para mi Hijo, señalado a mi Hijo..., a mi amado Hijo, que murió
en la CRUZ hijo mío, para salvar del pecado a sus hijos: Entregó
su CUERPO y derramó su SANGRE.
Hoy es el CUERPO, hijo mío, de Cristo, un día muy especial,
pero también triste hijo mío, porque un día tan especial, como
es hoy, mi Hijo no debería de sufrir como está sufriendo por sus
hijos de este mundo, porque EL quiere a sus hijos, y sufre sus
errores en la CRUZ. «Ese es vuestro
Maestro, el que sufre por vosotros.»
Yo también estoy triste, todos los errores que los humanos
cometen, aquí están gravados hijo mío y duele, y derramo sangre
de mi Inmaculado Corazón por ellos hijo mío. El mundo, hijo mío,
sigue sin escuchar, pero ya hijo mío, dentro de poco voy a
avisar. En ese día, que será cuando tú, hijo mío, el que está
dentro de tí, resplandezca en tu rostro hijo mío.
Yo ya avisaré, como dije. Seguidme hijos míos, Yo he venido
del Padre, de donde están mis hijos, los que cumplieron bien con
DIOS. Segidme, porque es muy triste que mis hijos no me sigan y
se pierdan en el abismo.
Lloro mucho y tú lo sabes hijo mío.
¡Mira!, aunque hoy no vengo de dolor, en mi rostro lo ves hijo
mío, porque aún sigo sufriendo. Escúchame hijo mío:
"Cuando una madre terrena, escucha hijo
mío, cuando ese hijo hace una herida a su madre en su corazón,
la madre vista como vista, siempre tendrá ese dolor, porque es
difícil borrar una señal que queda gravada en un corazón. Pero
Yo tengo muchas señales, porque son muchos mis hijos, los que
ofenden al Señor".
Pero sé fuerte, y no temáis, porque DIOS escuchó la voz de
sus hijos, aquéllos que en verdad creían en la palabra del
Padre, y los escuchó y mandó al Gran Guerrero; ese Gran Guerrero
que es de DIOS, y os lo ha enviado a vosotros para que os salve.
Primero hijo mío, vino Dios.
Después vino mi Hijo y derramó su SANGRE...,
murió. Ahora vienes tú hijo mío, y eres el último. Eres el
final, y eres el principio, porque tú hijo mío, ni tienes
principio, ni tienes fin, porque DIOS hijo mío, te quiere así.
Y DIOS envió a un Gran Guerrero, que saldrá del
Tajo, y salió, y aquí está ante vosotros ese Guerrero.
En su corazón
tiene la esperanza de este mundo, que es la salvación que viene
de parte del Padre, transmitida a SANTIAGO APÓSTOL, para que la
cumpla el Gran Guerrero. Sabes hijo mío, que lo que hablas tú,
lo habla EL y lo que habla EL, lo hablas tú. Si lloras tú...,
llora EL... Y así muchas cosas.
¡Pedidme hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO:
En primer lugar te voy a dar las gracias, y que des las
gracias a DIOS-Padre por habernos mandado al Gran Guerrero para
nuestra salvación; y luego, después, te voy a pedir por unos
mensajeros pequeñitos, que he mandado por ahí un Mensaje tuyo
Madre mía. ¡Ayúdalos!, y que caigan en buenas manos todos esos
mensajes.
La Madre: ¡No
te preocupes hija mía!, aquéllos que propagan mis mensajes, que
no teman, porque DIOS no les castigará, sino les
protegerá. ¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Los mensajes que he mandado hoy a Toledo para que los
depositen en la catedral, ¿los recogerán?
La Madre:
No te preocupes hija mía, que se hará según la voluntad
del Padre.
¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: El arco iris que yo veo en la luz de mi casa, ¿qué
quiere decir con eso madre mía?
La Madre:
¡Ya lo sabrás! Pero Yo sigo triste, y las almas son
pocas las que se dan cuenta de ello; pero Yo llevo el dolor y el
sufrimiento de mis hijos, y siempre estoy triste hijo mío,
porque siempre estoy sufriendo. ¿Lo ves hijo mío? Lloro
mucho. Llora tú conmigo y ofrece tu sufrimiento al Padre para
que perdone a todos las almas de este mundo cruel. ¡Seguid
pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre, te pido por todas las almas del mundo entero!
La Madre: Me
gustaría mucho y sería mi alegría, que todas las almas de este
mundo cruel llegaran al Reino de Dios, y a las Moradas
Ceslestiales. Pero es triste ver cómo caen en el abismo.
¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Aquí también sufrimos, porque te vemos de sufrir; y
también sufrimos porque somos madres, Madre mía. Y también te
vamos a dar gracias por haber venido a aquí, a visitarnos y a
traernos al Gran Guerrero para que nos salve. Que aunque
sufrimos, estamos gozosos y lo llevamos con gusto. Madre mía,
aunque ya sabes tú que hacemos el caminillo que podemos.
La Madre:
Así lo ve el Padre. Vosotros sois madres y
sufrís, pero sois madres de uno.
«Estoy
alegre porque cuando miro al Gran Guerrero,
veo que en él está la verdad y que nadie podrá confundirle, como
así intentan, porque él es grande y a su paso Satán caerá en
tierra.»
Yo os bendigo como el Padre os bendice...
Padre Eterno:
En Mí Nombre.
El Maestro: En
el Mío.
La Madre: Y
con la LUZ de mi amado esposo, el Espíritu Santo. Ya estáis
bendecidos.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre: Llegó
la hora de marcharme; donde Yo voy está la Paz, ¡seguidme!, que
allí está DIOS esperando a las almas. «¡Adelante Gran
Guerrero! Que tu voz suene por cada rincón de este
mundo, y que tu fuerza, hijo mío, no se pare ante nada y
destruye así al enemigo, porque así está escrito y dicho por la
voz del Padre, y así se cumplirá. ¡Adelante
Gran Guerrero!» Adiós hijos.
PUBLICO: ¡Adiós Madre!
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
El Maestro: Adiós
hijos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.___