"...
un día tan especial para mi Hijo,
  señalado a mi Hijo, a mi amado Hijo,
  que murió en la CRUZ hijo mío, para
  salvar del pecado a sus hijos:  Entregó
  su cuerpo y derramó su sangre
."

            
                                       
"Festividad del Corpus Christi"  

          Mensaje  de la Stma. Virgen María, recibido  a través de
         
  José-Luis Manzano García - ,  el día 2 de Junio, de 198

 

La Madre:  La Paz de Dios-Padre, TODOPODEROSO esté con vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.

La Madre:
 
Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
 
La Madre: 
   En un día tan especial como hoy hijo mío, no podíamos faltar Nosotros, tus PADRES CELESTIALES; y estamos aquí, como ves hijo mío, porque hemos venido de nuevo hacia tí, y hacia ellos, porque ellos también, hijo mío, nos quieren, o así alguno de ellos.

Estamos con vosotros hijos míos, en un día tan especial para mi Hijo, señalado a mi Hijo..., a mi amado Hijo, que murió en la CRUZ hijo mío, para salvar del pecado a sus hijos: Entregó su CUERPO y derramó su SANGRE.
 
    Hoy es el CUERPO, hijo mío, de Cristo, un día muy especial, pero también triste hijo mío, porque un día tan especial, como es hoy, mi Hijo no debería de sufrir como está sufriendo por sus hijos de este mundo, porque EL quiere a sus hijos, y sufre sus errores en la CRUZ. «Ese es vuestro Maestro, el que sufre por vosotros
           
     Yo también estoy triste, todos los errores que los humanos cometen, aquí están gravados hijo mío y duele,  y derramo sangre de mi Inmaculado Corazón por ellos hijo mío. El mundo, hijo mío, sigue sin escuchar, pero ya hijo mío, dentro de poco voy a avisar. En ese día, que será cuando tú, hijo mío, el que está dentro de tí, resplandezca en tu rostro hijo mío.

   Yo ya avisaré, como dije.  Seguidme hijos míos, Yo he venido del Padre, de donde están mis hijos, los que cumplieron bien con DIOS. Segidme, porque es muy triste que mis hijos no me sigan y se pierdan en el abismo.  

   Lloro mucho y tú lo sabes hijo mío.  ¡Mira!, aunque hoy no vengo de dolor, en mi rostro lo ves hijo mío, porque aún sigo sufriendo.  Escúchame hijo mío:  
 
   "Cuando una madre terrena,  escucha hijo mío, cuando ese hijo hace una herida a su madre en su corazón, la madre vista como vista, siempre tendrá ese dolor, porque es difícil borrar una señal que queda gravada en un corazón. Pero Yo tengo muchas señales, porque son muchos mis hijos, los que ofenden al Señor".
 
   Pero sé fuerte, y no temáis, porque DIOS escuchó la voz de sus hijos, aquéllos que en verdad creían en la palabra del Padre, y los escuchó y mandó al Gran Guerrero; ese Gran Guerrero que es de DIOS, y os lo ha enviado a vosotros para que os salve.
 
   Primero hijo mío, vino Dios.  Después vino mi Hijo y derramó su SANGRE..., murió.  Ahora vienes tú hijo mío, y eres el último. Eres el final, y eres el principio, porque tú hijo mío, ni tienes principio, ni tienes fin, porque DIOS hijo mío, te quiere así.  Y DIOS envió a un Gran Guerrero, que saldrá del Tajo, y salió, y aquí está ante vosotros ese Guerrero.

 

   En su corazón tiene la esperanza de este mundo, que es la salvación que viene de parte del Padre, transmitida a SANTIAGO APÓSTOL, para que la cumpla el Gran Guerrero.  Sabes hijo mío, que lo que hablas tú, lo habla EL y lo que habla EL, lo hablas tú. Si lloras tú..., llora EL... Y así muchas cosas.   ¡Pedidme hijos míos!        

PUBLICO: ¡Madre!         
La Madre: ¡Díme!
 
PUBLICO:
En primer lugar te voy a dar las gracias, y que des las gracias a DIOS-Padre por habernos mandado al Gran Guerrero para nuestra salvación; y luego, después, te voy a pedir por unos mensajeros pequeñitos, que he mandado por ahí un Mensaje tuyo Madre mía. ¡Ayúdalos!, y que caigan en buenas manos todos esos mensajes.
 
La Madre: ¡No te preocupes hija mía!, aquéllos que propagan mis mensajes, que no teman, porque DIOS no les castigará, sino les protegerá. ¡Seguid pidiendo! 
 
PUBLICO: ¡Madre!      
La Madre: ¡Díme!
 
PUBLICO: Los mensajes que he mandado hoy a Toledo para que los depositen en la catedral, ¿los recogerán?
 
La Madre: 
No te preocupes hija mía, que se hará según la voluntad del Padre.
 
¡Seguid pidiendo!            

PUBLICO: ¡Madre!         
La Madre: ¡Díme!

PUBLICO: El arco iris que yo veo en la luz de mi casa, ¿qué quiere decir con eso madre mía? 
 
La Madre: 
¡Ya lo sabrás! Pero Yo sigo triste, y las almas son pocas las que se dan cuenta de ello; pero Yo llevo el dolor y el sufrimiento de mis hijos, y siempre estoy triste hijo mío, porque siempre estoy sufriendo.  ¿Lo ves hijo mío?  Lloro mucho.  Llora tú conmigo y ofrece tu sufrimiento al Padre para que perdone a todos las almas de este mundo cruel. ¡Seguid pidiendo!
 
PUBLICO: ¡Madre, te pido por todas las almas del mundo entero! 
 
La Madre: Me gustaría mucho y sería mi alegría, que todas las almas de este mundo cruel llegaran al Reino de Dios, y a las Moradas Ceslestiales. Pero es triste ver cómo caen en el abismo.  ¡Seguid pidiendo!              

PUBLICO: ¡Madre!         
La Madre: ¡Díme!
 
PUBLICO: Aquí también sufrimos, porque te vemos de sufrir; y también sufrimos porque somos madres, Madre mía. Y también te vamos a dar gracias por haber venido a aquí, a visitarnos y a traernos al Gran Guerrero para que nos salve. Que aunque sufrimos, estamos gozosos y lo llevamos con gusto. Madre mía, aunque ya sabes tú que hacemos el caminillo que podemos.
 
La Madre: 
Así lo ve el Padre. Vosotros sois madres y sufrís, pero sois madres de uno. 

   
«Estoy alegre porque cuando miro al Gran Guerrero, veo que en él está la verdad y que nadie podrá confundirle, como así intentan, porque él es grande y a su paso Satán caerá en tierra
 
  Yo os bendigo como el Padre os bendice...
 
Padre Eterno:  En Mí Nombre.                  
El Maestro: En el Mío.
 
La Madre: Y con la LUZ de mi amado esposo, el Espíritu Santo. Ya estáis bendecidos.
 
PUBLICO: Gracias Madre. 
 
La Madre: Llegó la hora de marcharme; donde Yo voy está la Paz, ¡seguidme!, que allí está DIOS esperando a las almas. «¡Adelante Gran Guerrero! Que tu voz suene por cada rincón de este mundo, y que tu fuerza, hijo mío, no se pare ante nada y destruye así al enemigo, porque así está escrito y dicho por la voz del Padre, y así  se cumplirá. ¡Adelante Gran Guerrero!»  Adiós hijos. 

PUBLICO: ¡Adiós Madre!          

Padre Eterno:
  Adiós hijos.                      
PUBLICO: Adiós Padre. 

El Maestro:
 Adiós hijos.                      
PUBLICO: Adiós Maestro.

El Hermano:
Adiós hermanos.                  
PUBLICO: Adiós Hermano.

El Hermano:
Adiós hermanos.    
PUBLICO: Adiós Hermano.___                  
 

     Otros mensajes de Talavera
 
    Mensaje 7.6.1987; a las almas consagradas.
 
    Mensaje 2.6.1988; el Corpus Christi
 
    Mensaje 25.5.1989; festividad del Corpus Christi.
 
    La Comunion en la mano, libro de Mons. Luis Rodolfo Laise.
 
    Sabía usted que... 1ª parte; un análisis de la manera de comulgar.
 
    Objeciones más frecuentes. 2ª parte; una respuesta.
 
    Evitad comulgar en la mano... y arrodillaos ante Dios.     

 

   «Nadie es digno de tocar al Señor Jesús, mi Hijo, nada más que el que tiene las manos consagradas para tocarlo.  Nadie es digno que ante su presencia esté de pié. Un pecador hijo mío se arrodilla delante de su Dios para pedirle perdón y tomarlo, para que su alma esté limpia.»   Mensaje 12.7.1988.

 
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