Si no hubieran tantas informaciones incorrectas sobre piedras y energías, no sería necesario consultar un libro que centre su atención en lo confuso, lo falso, para tener en claro cómo han sido distorsionadas las verdades y fabricadas tantas ideas engañosas que hace falta desenmascarar. Porque para que el conocimiento de lo verdadero no se tope a ciegas con lo falso sin saber identificarlo, es necesario conocer cómo no son las cosas, con el mismo interés que el de conocer cómo son en realidad.
El autor, a partir de sus
experiencias personales y de estudios realizados en este campo durante
casi una década, propone esta inédita forma de aprender sobre
el tema, pues considera que, ante la gran contaminación de falsa
información circulante aprendida por muchos, es necesario "desaprenderla",
descontaminarse, para permitir el ingreso del conocimiento legítimo
que ese bloqueo dificulta.
EL AUTOR
Nacido en La Plata en 1962,
incursionó en la mineralogía en años preescolares
mirando fotos en libros que había en su casa, y juntando piedras
por ahí, que fue coleccionando desde sus primeros años escolares
hasta sus viajes a Córdoba y Bariloche entre los diez y doce años,
habiendo hecho sus primeras clasificaciones guiadas por lecturas de bibliografía
sobre el tema alrededor de los ocho años, aprendiendo, desde allí,
sobre brillo, dureza, peso específico, reacciones a los ácidos
y a la llama, y otras propiedades y características de los minerales.
Tras un largo paréntesis
sin viajes a zonas con riqueza mineral, en 1985, durante un paseo por Curitiba,
capital del estado brasileño de Paraná, adquirió ágatas
y geodas en un comercio, con la idea de incorporarlas a su colección,
pero que al llegar de nuevo al país utilizó como prueba piloto
de lo que supuso que podría ser un buen negocio, y se vendieron
con tal facilidad que la idea quedó flotando.
Así, en 1987, inició
una serie de viajes en busca de piedras semipreciosas, comenzando por amatistas
y ágatas en Río Grande do Sul, con un primer cargamento de
unos 60 kg. que fue toda una aventura transportar, aduana inclusive, y
que en parte se fue vendiendo, lo que financió otros viajes, y en
parte está en la colección particular.
Viajes a Minas Gerais en busca
de topacios en 1988 y de Turmalina en 1989, le abrieron el camino de la
magia de los cristales de cuarzo. Siendo este estado brasileño el
productor del 60% del cuarzo del país (según datos de aquellos
años) y habiendo pasado meses allí, fue ideando un proyecto
para la divulgación de información sobre este mineral, a
través de exposiciones, conferencias, libros, prensa, etc.
Así, a mediados de
1990, lanzó el "Proyecto Quartz", con una exposición de piedras
de Brasil que desde entonces permanece en las peceras del acuario de la
República de los Niños, en Gonnet, partido de La Plata. Allí,
en el "Día del Niño" de 1991 (fue 4 de agosto) colocó
junto con colaboradores y aprobado por el director del predio, un cristal
de unos 40 cm. de largo y más de 10 cm. de diámetro, de unos
7 Kg., como símbolo de la energía universal cristalizada,
y que fue arrancado de su base a los cuatro meses, quedando su desaparición
en el misterio. Un segundo cristal, de tamaño algo mayor, fue colocado
dentro de los fines del Proyecto Quartz en la plaza principal de Capilla
del Monte en Pascuas de 1992, por mediación municipal. Otro, en
febrero de 1994 en el Balneario La Toma, al pie del Cerro Uritorco; en
junio uno de 4 kg. en Los Terrones, lugar situado detrás del cerro,
y posteriormente, otro de 6,4 kg. en el museo de arte de San Rafael, Mendoza,
para ser usado como centro de reuniones para meditación, colocado
en el interior de una pirámide de vidrio. Daños y robos producidos
a varios cristales públicamente expuestos, determinaron el cese
de la colocación de estas piedras en lugares demasiado expuestos.
En la actividad de divulgación
dentro del referido proyecto cultural, en diciembre de 1991, propuso y
consiguió que la Municipalidad de Joaquim Felício, Minas
Gerais, declarara de interés municipal el estudio y divulgación
de las propiedades energéticas del cristal, especialmente en el
ámbito escolar, quedando abierto por la ley municipal nº 662/91,
el camino para convertir a esta ciudad productora de cristales, en un foco
de conciencia sobre la parte metafísica del mineral y en un modelo
a imitar en forma expansiva para esta conciencia que apunta a lo espiritual.
Escribió notas periodísticas
y mensajes, publicados en revistas de temas espirituales y nueva
era, como "Mensajes Cósmicos", dirigida por Francisco Checci, e
"Hijos del Sol". Entre los mensajes, el más difundido es "Mensaje
de un cristal a las Naciones Unidas" que, hecho especialmente para
la Cumbre de la Tierra ("Eco 92") y distribuido en el "Forum Global" en
Río, continúa circulando desde entonces.
En 1993 inició la Campaña
"Red planetaria energética de cristal", distribuyendo cristales
con un folleto -luego grabación- conteniendo un ejercicio de programación
del cristal para integrarlo a una red mundial de mentes y corazones intercambiando
energía positiva.
Con parte de su rica colección
-de las más completas en el pa&iaacute;s- participó con stand
de piedras en las "Expo Gema" del "Centro para el Hombre Nuevo" (Buenos
Aires), en 1991 y 1992 en los encuentros "Humanidad 2000" de dicho centro,
en 1993 en Mendoza y en Merlo, Bs. As., así como en diversos encuentros,
reuniones y ferias.
Realizó exposiciones
de piedras de Brasil en Villa Gesell (Casa de la Cultura, de la Municipalidad)
en 1990; en Capilla del Monte en 1991; en 1993, de cristales y otras gemas
en el "Loft de la conciencia superior" de "Casa FOA 93", en Puerto Madero,
ciudad de Buenos Aires, y de piedras de Mendoza, en la casa de esta provincia
en la Capital Federal; y de cristales de Minas Gerais en Santa Rosa, Río
Grande do Sul, entre noviembre de 1994 y enero de 1995.
Trajo de Brasil cristales
para fines terapéuticos de la Fundación Cosmobiofísica
del Prof. Pedro Romaniuk, proveyendo también de piedras a diversos
gemoterapeutas del país.
Pese a sus finalidades espirituales,
cuando le discuten su parte comercial, se autodefine como "un simple vendedor
de piedras y no un místico". Si bien haber buscado piedras desde
el calor brasileño al frío patagónico y de las sierras
verdes hasta los desiertos cuyanos y jujeños, ha sido su principal
actividad, su profesión de Licenciado en Ciencias de la Comunicación
Social ha sido ejercida, aunque no visiblemente para los demás,
a través de todo el referido trabajo de divulgación en el
que también recurrió a notas radiales y televisivas, aunque
dice no interesarse en su profesión como cuestión de imagen
pública, pues cree que ser un profesional por sobre todo, es circunscribirse
y no darle cabida a otras vocaciones que, como la mineralogía, lo
metafísico, lo cósmico y lo artístico (principalmente
pictórico) en su caso, le permiten no ser sólo un simple
"periodista", esclavo de su oficina, sus horarios y rutinas, y ser, en
cambio, como son los "piedreros" así definidos por el brasileño
Francisco Bostrom en "El mago de los cristales": "(...) conocí
a muchas personas de esta ocupación y al entrar en contacto con
ellas, me di cuenta de que trabajar con piedras preciosas escondía
algo realmente fascinante, aún a pesar de tratarse de un trabajo
muy inestable y lleno de trampas."
"Admiraba la vida de los
que trabajaban con las piedras, sin lugar de residencia, sin horarios,
sin tener que pasar todas sus vidas trabajando en recintos cerrados, viajando
de un sitio a otro, viviendo libres en un mundo libre, sin patrias y sin
fronteras.
"Me impresionaba la pérdida
de noción del tiempo que se tiene en este medio. Todas estas personas
viven en un mundo aparte, desligadas de la política, del fútbol
o de los problemas internacionales, y se hallan totalmente subyugadas ante
la fascinación que sobre ellas ejercen las piedras. Lo único
que les importa es seguir descubriendo más piedras, rodearse de
ellas, sentirlas cerca y vivir libremente gracias a ellas".
Argentina, 1996
A todos los confundidos,
engañados y engañadores, sin cuyas incorrectas formas de
ver las cosas, no me habría puesto a escribir al respecto.
A mí mismo, por
haber pasado la experiencia de ser uno de ellos, sin lo cual no sabría
lo que ahora sí puedo transmitir.
"ME PONGO LA PIEDRA Y YA ESTÁ"
Esta actitud esbozada por mucha gente,
está asociada tanto al pensamiento mágico como a la responsabilidad
del propio destino, que es puesto bajo determinación de fuerzas
externas. No puede afirmarse que tal o cual piedra es capaz de solucionar
un determinado problema físico, mental o espiritual como si fuera
una varita mágica. Sería tomar por absoluto e infalible un
poder que no siempre puede comprobarse, porque las propiedades energéticas
de una piedra pueden variar dependiendo de las influencias que reciba.
Lo mismo que la energía nuclear, las piedras pueden ser utilizadas
positiva o negativamente.
No basta con adquirir o conseguir
una piedra y depender de lo que ella pueda hacer por sí misma, sin
hacer nada especial uno con ella. La piedra no es un objeto mecánico
de funcionamiento autónomo: es un sujeto viviente que actúa
en función de quien lo posea. Si el poseedor la utiliza, ella actúa
mejor. Utilizar, no es simplemente llevar puesta una piedra, tenerla encima
y no sentirla, no confiar en ella, y hasta a veces olvidar que existe.
La piedra debe ser más que
una sirvienta y menos que una dueña para uno mismo: no está
para obedecernos ni para dirigirnos; debe ser, simplemente, una compañera.
No debe vivir para nosotros, ni se debe vivir en función de ella,
endiosándola como salvadora; tan sólo hay que convivir, participar
de una existencia compartida junto con ella.
Aunque la encontremos o la compremos,
el derecho de propiedad sobre una piedra debe limitarse al plano social,
frente a los demás, mientras que frente a ella no cabe una actitud
de posesión. Se puede tener hijos, animales como mascotas o plantas
como adorno, y se puede llegar a ejercer autoridad posesiva sobre todo;
pero que la costumbre nos haya creado la cultura de la dominación
no significa que sentirnos dueños de otros seres vivientes sea correcto.
"Mí perro", "mi" rosal, "mi" esmeralda. Hemos constituido una sociedad
basada en pertenencias.
Sin pretender, por lo pronto, cambiar
esa estructura social, lo importante está más allá
de los derechos frente a la sociedad y que nos aseguran que al perro, al
rosal o a la esmeralda puede pasar cualquiera a verlos, pero sin que se
los lleve. Eso importante, es comprender que los seres que están
bajo nuestra responsabilidad no forman parte del circuito económico
por el cual se manejan precios, compras y ventas; todos ésos son
valores creados por el hombre que no responden a la esencia libre de los
seres adquiridos y poseídos. Nada más contundente que la
muerte para demostrar que cuando nos vamos, nada nos llevamos.
Es preciso mantener frente a "nuestra"
piedra, la conciencia de que, más allá del sentido de pertenencia
ante los demás, ella debe tener beneficios que la mantengan fuera
de esos parámetros de la propiedad privada. Si logramos comprender
que, dinero de compra, adquisición y propiedad aparte, piedra y
ser humano tan sólo se han encontrado en la vida para una coexistencia
transitoria, la relación con el mineral debe y podrá ser
de compañerismo.
Se habla de las piedras como
"chips" de computadoras que pueden programarse para una función
específica, luego borrar la programación y reprogramar otra
cosa. Esa propiedad de apariencia mecánica puede dar lugar a prácticas
erróneas, si no se acompaña el trabajo técnico con
el sentir. Se confunde a menudo piedra con robot, y el trato con ella
no pasa de la misma frialdad con que se programa una máquina. Seguramente,
la ignorancia de fórmulas técnicas de trabajo con piedras
es menos importante que el sentimiento con que se las trate y que, por
sí solo, puede lograr resultados aunque falten detalles técnicos
de uso.
Una panorámica del
planeta nos muestra los múltiples tipos de comportamientos del ser
humano con los minerales. En un paso por Minas Gerais, Brasil, podemos
observar millares de cristales de cuarzo tirados a la basura y miles de
habitantes pasando por las calles sobre ellos, sin que muchos hayan
escuchado algo sobre la energía y la vida de los cristales. Mientras
tanto, a miles de kilómetros, habitantes de los cinco continentes
recorren comercios en busca de algún cristal con el cual iniciar
nuevas experiencias, y muchos no lo encuentran. De los que llevan una piedra
en el cuello o en el anillo, unos son incapaces de salir a la calle sin
esa protección; otros, en el extremo de la indiferencia y la incredulidad,
nada especial encuentra en una gema. Todo es producto de la falta de información
existente sobre estos milenarios y esotéricos conocimientos. Sin
pretender restarle importancia a las propiedades específicas de
cada piedra para la mente y el organismo, que ocuparían decenas
de páginas, lo importante hasta aquí es rescatar el valor
espiritual de esos campos de energía materializados, que perciben,
sienten y emiten vibraciones. Sólo acostumbrándonos a amar
y respetar como vivientes a esos seres, estaremos en condiciones de saber
utilizarlos para fines curativos y mentales específicos.
"HAY QUE TRATAR A LAS PIEDRAS CON CARIÑO"
Si bien un mineral tiene una forma
de vida, distinta de la orgánica, pero vida al fin, los besos y
mimos a los cristales no deben dar lugar a ideas inadecuadas de lo que
una piedra puede "sentir". Uno de esos delirantes que desmerecen el movimiento
de la "Nueva Era", decía que cuando mimaba a uno de sus cristales,
el otro se ponía celoso... Llama la atención que este señor
(Coco su apodo) pretendiera ponerse como psicólogo de la problemática
sentimental de los cristales, dando cátedra de como funciona la
mentalidad y afectividad de un mineral, a imagen y semejanza de los humanos,
y que, como tantos psicólogos, este sujeto parece "estar del coco".
Por desgracia, el tipo no era el único delirante, sino que el tema
de las "piedras celosas" también fue tratado en televisión
por otra discípula de tan ridícula escuela, mereciendo la
burla de Raúl Portal en "PNP". Si de las piedras se puede esperar
celos, por qué no otras pasiones demostrativas de imperfección,
desequilibrio, con lo que recurrir a ellas no merecería confiabilidad
alguna. Si el hombre recurre a ellas, es porque no tienen, en este sentido,
su imagen y semejanza.
"NO SE PUEDEN USAR JUNTAS DOS PIEDRAS DISTINTAS"
Más que una convicción,
es una idea que muchos tienen, vaya a saber por qué; quizás
porque en la mente de muchos está la idea de competencia e interferencia
mutua por sobre la de convivencia armónica. La falta de un sentido
de convivencia social observable entre mucha gente, les hará pensar
que entre minerales la cosa es parecida. Cuando alguien compra dos o más
piedras y pregunta si se pueden usar juntas, quizá le ronda por
el subconsciente esta idea, o le está aflorando al nivel consciente.
En otros casos, sucede que una piedra
es para excitación, activación sanguínea y anímica,
y otra es para relajarse, calmarse, y es evidente que ambas a la vez no
conviene usar, sino sólo la que sirva al estado que se quiera lograr
entre esos dos. Pero eso no significa que ambas piedras no puedan ser usadas
juntas fuera de esa circunstancia.
"¿HAY QUE LLEVARLA SIEMPRE?"
Frecuente pregunta de quien
compra o recibe una piedra, y cuya respuesta por parte de cierta clase
de personas es "sí". Esto significaría para el agraciado
poseedor de la piedra, la desgracia de no poder prescindir de ella, siendo
por ella poseído psicológicamente en esa enfermiza relación
de dependencia del sujeto con relación al objeto. Ante la pregunta
de si hay que llevarla siempre, mi respuesta habitual es "siempre que quiera
o lo crea necesario".
"LOS MUÑEQUITOS DE DUENDES Y HADAS QUE SE VENDEN PEGADOS A PIEDRAS, INVOCAN A ESOS ELEMENTALES"
La moda de los duendes, las
hadas y otros pequeños personajes de la naturaleza, dio lugar a
la ingeniosa idea de fabricar muñequitos que, pegados sobre una
piedra, supuestamente llamarían de algún modo la atención
y la ayuda de esos seres elementales. Un cuarzo rosa con el "hada del amor",
invocaría a tal "libélula"- mujer. Cierto o no, el jueguito
no dejaba de caer simpático al destinatario del producto. Como "juguete"
o como símbolo, la cosa es sana. Como puente de conexión,
es tan innecesario -o inútil- como cualquier imagen de alguien santo
o divino que se fabrica y vende para que la gente encuentre en ella ayuda
o protección, por no saber procurársela de otro modo.
"NO HAY QUE USAR LOS CRISTALES ENGARZADOS EN PLATA"
Había quien decía
eso y los tenía engarzados en bronce. Cobre era mejor, decía.
La plata es el mejor conductor de la electricidad, y el cobre es mejor
que la plata para conducir energía, es cierto. Y el oro mejor todavía.
Pero eso no significa que la plata desfavorezca, anule o disminuya la fuerza
del cristal. Con la Luna, los cristales y la plata forman un tríptico
vibracional armónico. ¿De dónde salió, entonces,
la versión de no usar este metal con el cristal? Cosas que se inventan
y se dicen.
"LOS CRISTALES ENGARZADOS CON LA PUNTA PARA ABAJO, MANDAN ENERGÍA PARA LOS CHAKRAS INFERIORES. LO CORRECTO ES USARLOS CON LA PUNTA PARA ARRIBA, HACIA LA CABEZA".
Los cristales trabajan con
dos tipos de energía: la direccional y la expansiva. La primera
es la que, por el ápice, es proyectada en forma puntual, en un rayo.
Tal es la aplicación gemoterapéutica sobre chakras y partes
del cuerpo, a modo de láser. La energía expansiva, en cambio,
puede abarcar un campo más amplio, no a partir de la punta, sino
de la masa del cristal. El campo generado por el cristal sobre la persona
que lo usa, no está determinado por la posición en que el
cristal se encuentre con respecto al cuerpo. La energía expansiva,
además, tiene dos campos de acción: local y a distancia espacial-temporal.
La amplitud energética local está dada por la persona que
usa el cristal y el entorno de ella, sobre el cual dicha fuerza actúa
también. La acción a distancia puede ser infinita y programable,
de modo que a través del cristal se envíe energía,
en información, pensamientos, sentimientos, a otros espacios y tiempos.
En eso tampoco interviene el posicionamiento del cristal con respecto al
piso o al cuerpo del poseedor. Ahora bien, si hay quien tiene problemas
de sexualidad y cree que con el pensamiento proyectado mediante el cristal
con la punta para abajo se influye negativamente sobre los chakras inferiores,
sería más meritorio limpiar la mente y cambiar la actitud,
que cambiar la forma de engarzar cristales por parte de los artesanos.
Con una mente más clara y una actitud más abierta a lo sexual
sin reprimirlo, en vez de limitarse a que la energía de los chakras
fluye desde abajo hacia arriba y el cristal, punta arriba, acompañaría
esta corriente, haría útil el cristal de punta abajo para
que su mente positiva haga fluir una corriente energética de arriba
hacia abajo. Y dejar de echarle la culpa al cristal punta para abajo por
los efectos negativos que supuestamente es él quien los produce
y no la propia mente.
"¡MIRÁ COMO GIRA EL PÉNDULO!"
Es la expresión de muchos
de los que lo usan, aunque es frecuente que los signos de exclamación
no cuenten en la expresión, porque denotarían una sorpresa
que el pendulador no debe trasuntar, sino que, por el contrario, se muestra
totalmente seguro e inexpresivo manejando el instrumento radiestésico,
con una apariencia de experto en el asunto que transmita la confianza necesaria
al observador o cliente. He visto péndulos oscilar y girar a partir
de un casi imperceptible movimiento de la mano que los sostenía
y muy a pesar de que el sujeto asegurara que se movía solo, que
él no lo estaba moviendo. Y he vendido y visto más péndulos
que personas capaces de usarlos sin autosugestionarse y confundirse. Péndulos
de cristal de roca, de amatista, de cuarzo rosa, etc., son lanzados al
mercado en tal cantidad, que pareciera haber muchísima gente sabiendo
manejarlos, lo cual no es verificable en la práctica. De tener ciertas
condiciones y facultades radiestésicas que hay una mínima
franja de la población que las presenta, a comprar la herramienta
antes de saber trabajar, la consecuencia invariable es la frustración
de comprobar que el colgante objeto no se mueve, o creer que se está
moviendo solo, cuando, sin darse cuenta, se le ha dado algún leve
impulso. El buen aprendiz debe, ante todo, evitar el autoengaño.
"ME COMPRO UNA BOLA DE CRISTAL Y VEO EL FUTURO"
Ilusa suposición de
consumidores de fórmulas mágicas, que todavía ignoran
que ser "futurólogo de cultivo" no es lo mismo que tener condiciones
adivinatorias naturales. La fabricación de bolas de cristal supone
no sólo satisfacer la demanda de éstos últimos, -que
no son muchos- sino también apuntar al mucho más promisorio
mercado de los principiantes, que suponen que el instrumento y la práctica
podrán conducir a la experiencia parapsíquica. Suele no ser
suficiente. Pero el principiante quiere experimentar, a ver qué
pasa, aunque no pase nada, porque en este caso, la esfera cristalina no
deja de ser un bonito objeto decorativo para la repisa o el escritorio.
Con la suposición de que por estar en
el tema de las piedras, yo podría ser uno de esos videntes, alguien
me preguntó en una reunión: "¿Ves tu futuro a través
de los cristales?", a lo que respondí: "Bueno, creí que a
través de los cristales tendría un futuro de buenos negocios,
pero no fue tanto".
"LAS PIRÁMIDES DE CUARZO PARA COLGAR FUNCIONAN IGUAL AUNQUE NO ESTÉN ORIENTADAS"
Se sabe que, orientadas según
los puntos cardinales, las pirámides funcionan correctamente. Sean
de metal, de madera, de piedra, de cartón, o lo que sea. Si no,
el funcionamiento no es el mismo. Habría que experimentar, para
ver en qué medida disminuye. Quizá una pirámide colgada
del cuello no tenga nulidad de funcionamiento, pero desde ya que no va
a funcionar igual que si se la orientara. No cumple un propósito
funcional, sino estético y simbólico por sobre todo. Porque
en lo energético, no debe ser mucho más fuerte que una piedra
del mismo tipo tallada en otra forma.
"LOS CRISTALES CON LA PUNTA ROTA NO SIRVEN"
Considerando que, si bien hay
una energía que fluye por la punta, hay un campo energético
que es expansivo a partir de la masa del cristal, esta condenatoria afirmación
carece de fundamentación en lo que a calificar como inútil
a un cristal con punta rota se refiere. Sería más o menos
como si una persona a la que se le amputara un brazo o una pierna, "no
sirviera". Es preferible que los cristales estén sanos y elegir
éstos entre los deteriorados, pero si se tiene o se encuentra uno
con roturas, por más que no funcione como el otro en algún
aspecto, podrá, sí servir para otras funciones.
"AL TRABAJARLAS PIERDEN ENERGÍA"
Si bien las piedras en bruto
son de preferencia de los que más entienden de cuestiones energéticas,
-así como las trabajadas son las preferidas por quienes se fijan
en lo estético- el tallado o pulido no siempre afecta desfavorablemente
a las piedras. Según Liliana Gramano, gemoterapeuta de Buenos Aires,
los diamantes, la malaquita y el lapislázuli son algunas de las
piedras que aumentan su poder al ser trabajadas.
Otras funcionan mejor en bruto;
la mayoría según se dice, en especial las cristalizadas.
Y con respecto al cristal de cuarzo, al tallarlo en forma de esfera, adquiere
mayor poder adivinatorio (la famosa bola de cristal), y en forma de pirámide,
pasa a canalizar energías como sólo esta forma geométrica
lo puede hacer. Por lo tanto, la pérdida de energía en el
tallado o pulimento, no siempre se produce, sino que hasta sucede lo contrario.
"LOS CRISTALES BITERMINADOS PULIDOS SIRVEN COMO ESCUDOS ENERGÉTICOS DE PROTECCIÓN"
Que un cristal con dos puntas
sea pulido respetando caras y ángulos, no le quita su aptitud para
generar un campo energético protector. Pero si una de las puntas
no existía en el cristal en bruto y le es tallada, la distribución
molecular en esa punta no tendrá el mismo ordenamiento que en una
punta natural. No es de esperarse, por lo tanto, que funcione como el otro
lo haría. De ahí que la utilidad de un cristal pulido puede
existir, sí, pero dependiendo de que sea un pulimento que respete
la forma natural. Y eso es casi imposible de distinguirlo una vez que la
pieza ya está elaborada. Puede haber biterminados genuinos mezclados
con inventados, pero la imposibilidad de saber cuál es cuál,
sugiere la recomendación de buscar cristales en bruto, sin pulimento,
y verificar que a estos no se les haya tallado una segunda punta - no es
frecuente, pero hay quienes lo hacen - lo cual es observable por el tipo
de superficie de una cara pulida, que no presenta el mismo aspecto que
una natural, pues la natural presenta irregularidades y la pulida es lisa
como un vidrio, pero con curvaturas en los objetos reflejados, que la natural
no distorsiona.
"CUANTO MÁS GRANDE ES EL CRISTAL, MEJOR"
La masa de un cristal emite
vibraciones en su entorno, de manera que a mayor tamaño, mayor campo
vibracional en el lugar donde el cristal se encuentre. Pero la propiedad
de almacenar memoria, de transmitir información a distancia, de
ser programado para funciones diversas, no depende de las dimensiones de
la piedra. Se puede usar tanto un cristal de bolsillo como uno de cientos
de kilos para transmitir lo que se desee a la distancia que se desee, pues
en esta función de antena la medida es lo de menos. El tamaño
es importante sólo en la energización ambiental local. Y
en cuanto a protección, los cristales biterminados de bolsillo pueden
ir desde milímetros hasta unos cuantos centímetros, sin que
tal diferencia sea sustancial. Quizá en la mente de los que creen
que un cristal es mejor cuanto más grande, hayan raíces subconscientes
que el psicoanálisis podría vincular con lo fálico.
"LOS CRISTALES CRECEN"
Hay mucha gente que cree que
los cristales de cuarzo y otras piedras que hoy miden, supongamos, cinco
centímetros, un día medirán seis, después siete...
y así, vaya a saber hasta dónde y hasta cuándo, ya
que esta gente, partiendo del principio de que los cristales no paran de
crecer, podría suponer entonces, que podrían crecer metros,
kilómetros y kilómetros... Como eso ya sería -por
sentido común- inadmisible, esta gente creerá que el crecimiento
es milimétrico, lento, y que todo el tiempo del mundo no alcanzaría
para que las dimensiones de crecimiento sean tan exageradas. Pero, en realidad,
esta gente no se pone a pensar ni siquiera eso; no razona si hay crecimiento
continuo o si un día se detendrá . Y tampoco, en ese caso,
se pondría a razonar que ese día de finalización de
crecimiento ya pasó y hace millones de años; que el cristal
que hoy mide cinco centímetros, medía cinco centímetros
hace millones de años y continuará midiendo cinco centímetros
por millones de años más hasta el fin del mundo si lo hubiere.
Pero hay gente que está convencida de que el cristalito que tenía
le creció. Y le discute a uno asegurando que está más
grande. Y le insiste en que seguirá creciendo. No es mi culpa que
las estructuras moleculares que se ordenan formando cristalizaciones, tengan
una permanencia tal que no haya posibilidad de crecimiento o de disminución
de tamaño de una piedra de cuarzo. Pero que haya quienes piensen
diferente, tal vez sea por culpa de ciertas connotaciones fálicas
que en sus mentes se asocien al formato alargado de los cristales y a cierta
publicidad de productos afrodisíacos que prometen agrandar el tamaño
del miembro viril y que tendrá sus consumidores, porque hay gente
que se cree cualquier cosa.
"¿VISTE EL CRISTAL QUE TE COMPRÉ? ¡NO SABÉS LO PURO QUE ESTÁ!"
"Estaba impuro y se fue limpiando",
dice el convencido dueño de la piedra a la cual cree haber hecho
subir de nivel evolutivo, desde que llegó a sus manos procedente
de un ser tan pobre espiritualmente como es uno, que lo tenía guardado
privándolo de adquirir un mayor grado de pureza y luz. Entonces
uno, para ver si es cierto que tal fenómeno se produjo, va a ver
el cristal, y no ve cambio alguno. El cambio, aparentemente, está
en la imaginación autocreída de quien tiene la piedra y la
idealiza como a una novia flamante, pero no le sacó una foto el
primer día, para que la comparación tenga un punto concreto
de referencia ante cualquier posible divague mental. Porque la mente humana
es asombrosamente adaptable a lo que convenga, bloqueando la memoria y
fabricando supuestos cambios de cosas que siguen como estaban, pero que
en razón del olvido se las cree dinámicas. Es muy difícil
que la memoria consiga fijar "fotográficamente" el grado de pureza
o impureza de un cristal, a tal punto que no se autoengañe si un
día, de pronto, lo ve más puro. Es mucha la gente que, en
un momento dado, cree ver a su preciado cristal más puro que cuando
estaba en otras manos, y se cree a sí misma, causante de la supuesta
purificación. Una cosa induce a la otra, y el autoengaño
hace perder la percepción de la realidad tal como es, para inventar
otra a conveniencia.
¿Y qué es esa impureza que hay
en los cristales? en muchos casos, vista al microscopio, resulta ser un
cúmulo de millares de microscópicos cristalitos. No pueden
esfumarse, "purificarse", porque son parte del cristal, como las estrellas
lo son de la galaxia. No son una sustancia extraña, sino un microcosmos
de cristales en un cristal, el cual es, en otra escala, como un microcosmos
en el universo de los cristales del planeta. Sólo la imaginación
puede hacer que esos microcristales sean menos que antes, de modo que el
cristal se vea más puro. Porque para la imaginación todo
es posible.
"¿CUÁL ES LA PIEDRA PARA ATRAER DINERO?"
Alguna debe ser, ya que se
dice que la hay; el ojo de tigre, el topacio imperial, el cuarzo citrino,
la pirita... Es decir, amarillas y doradas, esas son las del dinero. Como
corresponden al nivel de lo mental, donde se encuentra lo laboral a nivel
intelectual, como los negocios, y como el comercio corresponde a Mercurio
y éste, como Géminis, tienen las piedras amarillas claras
y Virgo (el otro mercuriano), amarillas oscuras, la cuestión del
dinero pasa por ahí. El dinero, cuyo patrón es el oro, posee
una determinada vibración, y el color amarillo y el dorado vibran
en esa escala. Vestirse con estos colores o usar las referidas piedras,
supuestamente, colocaría a la persona en sintonía con el
circuito energético del oro y el dinero. Pero de ahí a que
esto se traduzca en ganar la lotería, encontrar un tesoro o, por
lo menos, una billetera gordita en la calle, hay una brecha que la fría
estadística nos muestra: ni con ojo de tigre ni con plumita de caburé
salieron de pobres la mayoría de los que tuvieron la esperanza.
Y sí lo hicieron muchos que no recurrieron a la magia de ninguna
piedra.
También se dice que las piedras amarillas,
así como el trabajo, favorecen el estudio, pues estimulan la claridad
mental, la inspiración, la creatividad. Debe ser así. Pero
cuando en mis ventas de piedras me preguntaban qué hay para el estudio,
mi respuesta era: "Libros". ¿Para atraer dinero? "Trabajo". ¿Y
para conseguir trabajo? "Los clasificados de Clarín".
"EL CUARZO ROSA ES PARA CONSEGUIR PAREJA"
Esta idea procede de la propiedad
de esta piedra para ayudar en crisis afectivas y mejorar en el plano del
corazón. Pero se confunde el concepto de "amor impersonal", desinteresado,
que esta piedra y otras rosadas estimulan, con sexo o con enamoramientos
apasionados a nivel de pareja. Unos muchachos me preguntaron una vez, en
un puesto de feria artesanal, en La Plata, para qué es esta piedra.
Respondí "Para el amor". Y uno de ellos dijo: "Entonces salimos
y rompemos todas las chicas!. Ahí le aclaré: "Dije amor,
no sexo; para eso son éstas" (piedras rojas y negras ). Y cuando
algunas chicas venían en grupito y me preguntaban qué hay
para conseguir novio, les decía: "la discoteca", o bien, "no ponerte
en inaccesible".
"LAS PIEDRAS TEÑIDAS NO SIRVEN"
Salvo las ágatas de
genuino color celeste liláceo procedentes de África, las
azules de Río Grande do Sul, Misiones y Uruguay, son teñidas
(ferrocianuro potásico y sulfato de hierro). Las verdes se tiñen
con ácido crómico, las amarillo-verdoso con ácido
clorhídrico, las rojas (no todas, hay naturales) con óxido
de hierro, y marrón-negro, con azúcar y ácido sulfúrico.
Aunque la coloración sea artificial, hay
gemoterapeutas que dicen haber logrado buenos resultados con estas ágatas.
Por lo tanto, la artificialidad de ciertas coloraciones no implica imposibilidad
de que, cromáticamente, haya energías utilizables. Con los
citrinos procedentes del calentamiento de amatistas y cuarzos ahumados,
sucede lo mismo.
"PIEDRAS QUE SE PIERDEN: ¿UNA PENA O UNA SUERTE?"
Cuando la cadena se pierde
con su piedra, o ésta se desprende de aquella, o del anillo,
o desaparece del bolsillo o de la cartera, hay quienes se lamentan, y hay
quienes piensan que por algo será, que llegó el fin del tiempo
útil para uno ("cumplió su ciclo") y que uno ya no la necesita,
o ella ya no lo necesita a uno. A veces, directamente, estallan, se parten,
quizá por autodestrucción, o quizá por sobrecarga
de energía. Más aceptable es para mí esto último.
Pero ante la pérdida de una piedra también el descuido entra
en juego, y el descuido puede tener una explicación psicológica,
pues las cosas que uno pierde, a veces están siendo inconscientemente
rechazadas, por razones que internamente subyacen a la razón consciente.
Otras veces, no hay otra razón que la pérdida de adherencia
del pegamento con que la piedra está engarzada, o que la rotura
del engarce por algún golpe o fricción. Y en esta amplia
gama de posibilidades, antes de apenarse o alegrarse por el nuevo destino
de la gema perdida, hay que discernir, observar, sentir, todo lo cual no
siempre es posible, y ante lo cual no cabe otra respuesta que el "no sé
por qué habrá sido", en vez de autocondenarse con el "tendría
que haber tenido más cuidado" o autojustificarse con el "cumplió
su ciclo", opciones ambas que sólo valdrían si verdaderamente
se supiera la causa.
"NO HAY QUE USAR PIRÁMIDES DE CUARZO PUESTAS"
Se dice frecuentemente que
la carga energética de un cuarzo tallado en forma de pirámide
es muy fuerte, tanto que no conviene usar estas piedras sobre el
cuerpo. También se dice que unos resisten esa carga y otros no.
Por lo tanto, unos pueden usar la pirámide aunque los otros no puedan.
De ahí que habría que ver si el problema pasa por el objeto
o por el sujeto. Porque si no es en la emisión energética,
sino en la falta de receptividad de cierta clase de personas donde está
el problema, la cosa no vale sólo para la forma piramidal, sino
que sobran testimonios de gente que siente rechazo por los más diversos
tipos de piedras, talladas o no, y esta sensibilidad no está exenta
de una posible connotación autosugestiva, por lo menos en una parte
de los casos. Por cierto, cuanto más se le tema a la piedra que
se está usando, creyendo que es ella la causante de un determinado
malestar, es posible que ciertas piedras capten ese pensamiento en forma
de energía negativa que ellas le devuelven a la persona en forma
de malestar físico o emocional.
"LAS ESMERALDAS SON PIEDRAS MALDITAS"
Esta idea de legendario origen
no tiene, en la actualidad, gran difusión popular, ya que "la reina
de las piedras preciosas" es muy admirada y deseada por su singular belleza,
a tal punto que si de algo da que hablar es de lo tanto que gusta, y no
de malas historias que se han ido olvidando.
En 1988, en Santa Teresinha
de Goiás, Brasil, fue descubierto un rico yacimiento de esmeraldas.
Era en abril, y la noticia produjo una masiva movilización de buscadores,
en un 80% bahianos, que levantaron en torno de la gran excavación
una ciudad de treinta mil habitantes en sólo seis meses, y que en
octubre fue declarada autónoma de Santa Teresinha, constituyéndose
en un nuevo municipio, con el nombre de "Campos Verdes", al hasta medio
año atrás despoblado lugar. Recién estuve allí
en julio de 1996, y mientras recordaba aquel film "Fuego verde", con sus
escenas de violencia y de codicia en torno de las esmeraldas, notaba una
rara paz en Campos Verdes, que en absoluto coincidía con aquella
historia cinematográfica y tampoco con lo que un colombiano me contaba
hace poco sobre los peligros de su tierra en los lugares con esmeraldas.
Pero a medida que iba charlando con gente que había vivido los años
iniciales de la fiebre de las esmeraldas en Campos Verdes, me di cuenta
de que la rara paz tenía su explicación. La realidad de aquellos
verdes años había sido que los crímenes, peleas y
el riesgo permanente en las calles, era la identidad de una población
no nacida por algún principio de unidad, sino dividida por la codicia.
No unidos por un fin común, sino reunidos por la finalidad individual
de la prosperidad económica, muchos andaban con revólver
encima y apretaban el gatillo por cualquier cosa, en especial si el alcohol
y cuestiones de mujeres y cabarets encendían la chispa. Pero
hoy Campos Verdes ha bajado la producción de esmeraldas, es cada
vez más difícil la búsqueda, hay, consecuentemente,
menos dinero circulando, con lo que todo el comercio ha mermado y dos tercios
de la gente de aquella pujante ciudad han emigrado. Casas deshabitadas
se alquilan hasta en diez dólares mensuales, cuando en los dos hoteles
la diaria vale cinco. Ya no hay cabarets y dinero en los bolsillos para
cashasa y descontrol o para que alguien quiera asaltar gente por ahí;
tal es la pobreza que se observa, y quien todavía pertenece
a la mínima parte de la población en una posición
más desahogada, toma sus precauciones y anda armada, pero escasean
los asesinatos. Antes había varios por día y hasta varios
por hora; ahora hay quizá varios por mes, o al menos alguno, y a
quienes vivieron los inicios, eso les parece poco y el ambiente les parece
aceptablemente tranquilo. De todos modos, el "Fuego Verde" que iluminó
de prosperidad a unos, quemó las vidas de otros y proyectó
sobre la fama de Campos Verdes la sombra que invariablemente eclipsa las
historias y recuerdos de todo lugar donde se extraen esmeraldas.
Alicia Gallotti, en "El poder
mágico de los cristales" (1988), que fue bestseller en Estados Unidos,
dice: "Mucha gente siente aversión hacia las perlas o los ópalos
porque cree que son piedras "gafe", pero ninguna de ellas posee un halo
de tragedia como las esmeraldas. Analizando este curioso fenómeno
mitológico asociado con accidentes, dramas, sangre y muerte, algunos
investigadores históricos suponen que puede deberse a su color,
ya que en los pueblos primitivos era habitual asignar al verde un poder
maléfico. La presunta "mala suerte" del verde podría originarse
en que, en épocas pasadas, para obtener tejidos de color verde las
telas eran sometidas a un tinte que contenía arsénico y que,
por lo tanto, pudo haber producido accidentes trágicos. Las leyendas
que circulaban en el Renacimiento eran muy numerosas respecto a este tema."
Desde ya que si la idea sobre la supuesta negatividad del verde pudiera
ser la causa del problema, se trataría de una cuestión mental
y no de una acción generada por el verde en sí, cuya vibración
favorece la salud, la calma, por lo que la predisposición a cometer
hechos de sangre no pasaría por una cuestión energética
de las esmeraldas, sino por una cuestión cultural. Gallotti concluye:
"A fin de avalar la veracidad de sus ondas negativas, abundan los relatos
trágicos sobre las esmeraldas, muchos de los cuales tienen por protagonistas
a personajes conocidos, como la actriz francesa Josette Day, que se convirtió
en una de las mujeres más ricas del mundo al casarse con el industrial
belga Solvay y cuya pasión por las esmeraldas la llevó a
la ruina, o la multimillonaria Bárbara Hutton, apasionada por las
esmeraldas, cuya desdichada vida sentimental hizo estremecer a varias generaciones.
Desde luego, la maldición de las esmeraldas tiene mucho más
que ver con la superstición que con la realidad: las personas somos
las únicas responsables de nuestros propios destinos".
LAS PIEDRAS NEGRAS ATRAEN FUERZAS NEGATIVAS"
Como, a nivel físico,
el blanco refleja y el negro absorbe (luz), y a nivel espiritual el blanco
es Yang y el negro es Yin, positivo y negativo, y como el blanco es asociado
a la pureza y el negro a lo maléfico, las piedras de este color
no podían estar al margen de tan mala fama. El ónix es la
más difamada entre todas: "genera discordias y temores en quien
lo lleve puesto. En realidad es una piedra muy nefasta" (Sylvia Colombres,
"Los símbolos secretos y el poder mental", 1989).
"Las piedras preciosas negras
deberían ser llevadas solamente como adornos de luto, excepto cuando
la persona en cuestión está dominada por el signo de Capricornio"
(Franz Mansfeld, "Piedras Preciosas", 1942).
"El ónix negro es el
amo supremo del ego: lo hace sentar cabeza y lo estabiliza. Como que es
porosa, esta piedra es, por tanto, permeable, pero no guarda la energía.
Es capaz de absorber la negatividad y, al mismo tiempo, dejarse penetrar
por vibraciones positivas. Y, sin embargo, no retiene estas energías
mucho tiempo y su acción es de corta duración dado
que se neutraliza a sí misma" (Daya Sarai Chocron, "La curación
por las piedras", 1986). Esto confirma que el ónix atrae fuerzas
negativas, sí, pero como pararrayos que las desvía de la
persona hacia donde puedan ir dirigidas. Otras piedras negras, por el contrario,
en vez de absorber, -como en la física pasa con la luz-, reflejan
las negatividades. Tal es el funcionamiento de la turmalina negra y de
la obsidiana negra, que son verdaderos escudos de protección. Se
trata de piedras compactas y vítreas, en tanto que el ónix
es poroso. Eso marca la diferencia entre la cualidad de reflejar y la de
absorber. Pero en cuanto a la cuestión del negro y su sintonía
con vibraciones negativas, si bien la cosa podrá ser tenida en cuenta
con la vestimenta, no es igual una piedra que una campera o un sombrero.
La ropa es creación humana, no siempre en correspondencia
con las vibraciones cromáticas que el cuerpo y los chakras necesitan
o reciben bien. Las piedras, en cambio, son creaciones de la naturaleza
que están molecularmente organizadas para responder adecuadamente
a los campos energéticos que actúen sobre ellas. Con telas,
cueros y plásticos, no se puede pretender lo mismo.
Otra propiedad de las piedras
negras es la de hacer "cable a tierra", conectando a la persona con las
realidades del mundo de la materia, para tener los pies bien puestos en
él y no divagar en cosas inconcretas. Todo exceso, claro, llevaría
al materialismo. Pero eso no sería culpa de la piedra sino de quien
la usa.
"SI LAS AMATISTAS REVIERTEN LO NEGATIVO
EN POSITIVO, ¿NO PODRÁN REVERTIR LO
POSITIVO EN NEGATIVO?"
Si la transmutación
se operara en cualquiera de los dos sentidos con el violeta, la pregunta
tendría sentido. Pero carece de él por el sencillo motivo
de que el violeta purifica, eleva espiritualmente, no puede operar transmutación
en sentido inverso a su esencia positiva.
"HAY QUE PONERLAS EN AGUA Y SAL"
Según esta premisa,
hay quienes no se atreven a colocarse una piedra recibida o comprada sin
descargarla, por eso de la "mala onda" impregnada. Otros, sin que la supuesta
carga negativa les importe, se colocan la piedra en el instante. ¿Y
qué es lo aconsejable? Para no ser absolutista, siendo que lo que
me caracteriza es la relatividad de las cosas, creo que la descarga salina
previa al uso es necesaria a quien pueda ser susceptible ante las cargas
negativas y no pueda neutralizarlas mentalmente, así como el que
mentalmente pasa a generar una corriente positiva hacia la piedra contaminada
que se pone, la está limpiando de otra manera, no menos efectiva.
Claro que hay objetos fuertemente cargados de vibraciones de quienes los
han usado, como joyas, ropas, instrumentos; que pueden afectar negativamente
a quien pase a poseerlos. Con ciertos famosos tesoros, por ejemplo, era
casi seguro que algo malo le pasaría a quienes los tuvieran. Tal
es el caso del Diamante Hope, tristemente célebre por el tendal
de víctimas de sus supuestamente malignos influjos, o de la Tumba
de Tutankamón, cuya maldición parece haberse cumplido para
con sus profanadores. Habría que ver si al famoso diamante azul
o a los tesoros del faraón, se los habría podido descargar
de sus letales fuerzas con un simple baño salino. Pero para quienes
entienden de esoterismo, la sal barre con todo...
"NO DEJES QUE TE TOQUEN LA PIEDRA"
Recomendación frecuentísima
efectuada por personas que piensan más en que hay peligro de "mala
onda" que en ser positivo ante eso, y también pensar que el que
toca la piedra puede impregnarla de buena onda si la tiene. Si uno va a
usar una piedra, el uso significa que a esa piedra se la va a hacer funcionar
positivamente y que uno no será pasivo y que la piedra no estará
bajo posibles influencias negativas sin que se la proteja mentalmente.
Si se tiene una mente positiva y actuante, se puede dejar que toquen la
piedra. Si no, el temor a que la manoseen es una manifestación de
vulnerabilidad que sólo contribuye con la desprotección de
la piedra ante el agente negativo. La seguridad de que toda negatividad
que pueda alcanzarla será disuelta, neutralizada, se traduce en
una fuerza capaz de preservar a la piedra. Ejercitar esto, también
favorece el desarrollo de una actitud más abierta hacia la gente,
en vez de andar esquivando a personas de supuesta "mala onda". Porque la
obsesión que muchos tienen de "ser objeto de fuerzas negativas",
"víctimas de algún daño o trabajo maléfico"
y creerse vulnerables ante todo eso, es debilidad, falta de fuerza o, dicho
de otro modo, tener las fuerzas en sentido negativo; pues las fuerzas
negativas no sólo son las externas que atacan, sino también
las internas que, con temores e inseguridades, crean esta actitud de indefensión.
"ASÍ COMO EN LA TIERRA HAY ENERGÍAS POSITIVAS Y NEGATIVAS, HAY CRISTALES POSITIVOS Y NEGATIVOS"
La afirmación es de
Franck Senequier-Crozet (Director del Instituto Superior de Parapsicología
y de Esoterismo de París) en marzo de 1992 en Buenos Aires, durante
un seminario de su "Geobiología" (disciplina creada por él
mismo para designar cuestiones energéticas a nivel planetario que
con este vocablo no quedan muy explícitas, pues etimológicamente
pareciera designarse a la "vida en la tierra", es decir, una Biología
de las especies de la tierra, o bien la tierra como ser viviente). Según
le parece, si este ser viviente tiene dos polaridades, hay piedras de polaridad
positiva y piedras de la polaridad negativa, ya que en su formación,
intervinieron Devas, positivos unos, negativos otros, dándole a
los cristales una identidad fundamental, positiva o negativa, según
el Deva que lo haya formado. Y dice que los formados con carga negativa,
no pueden ser limpiados. Así hay cristales de cuarzo buenos y cristales
de cuarzo perjudiciales para quien tenga la desgracia de toparse con uno
de ellos sin saber. Pero claro, Senequier-Crozet, con sus péndulos
y aparatos detectores, o quien se los compre o se los arme por sí
mismo si es que puede, le enseña a uno cómo manejarse en
este engañoso mundo de las energías de doble signo. Ante
tan impresionante y técnicamente avanzado catedrático europeo,
quizás no era oportuno preguntarse si, trasladando su concepto dualista
del reino mineral a la especie humana, habrán personas positivas
y personas negativas. Hay mucha gente que cree que esto es así.
Pero toda persona tiene en su esencia la bipolaridad, y que ella pueda
manifestarse predominantemente en un polo no significa que la persona sea
eso, sino que está activada en eso. Si con los cristales puede suceder
lo mismo, que haya positivos y que haya negativos en calidad de tales según
que fuerzas estén canalizando circunstancialmente, no significa
que, en sí, un cristal sea positivo o que el otro sea negativo.
En este punto, a este profesor tan afamado, este por entonces alumno principiante
y desconocido que hoy escribe, le pone un menos (-), no de negativo
-pues tiene la potencialidad (+) de corrregirse y no seguir confundiendo
y enseñando mal a la gente-, sino de reprobado.
"PONER CRISTALES DONDE VA MUCHA GENTE LOS EXPONE A ENERGÍAS NEGATIVAS"
En la plaza central de Capilla
del Monte, hay un cristal de cuarzo de 45 cm. de largo, 11 de diámetro
y 9,5 kg. suspendido con tres cadenas en medio de tres caños de
hierro verticales, clavados en el suelo. El cristal, en medio del trípode,
está situado a unos dos metros y medio de altura. Mucha gente se
coloca debajo, esperando recibir una "ducha energética" de positividad.
Fue en 1992 cuando la Municipalidad lo colocó allí, de esa
manera y con ese propósito, el de permitir que la gente se aproximara
lo suficiente para recibir "algo", en lugar de cercarlo para evitar
que lo tocaran (gente alta o alguna trepada). Y como yo había sido
quien obsequió con tal ejemplar de cuarzo a Capilla del Monte, no
fueron pocos los que me criticaron la idea de colocarlo tan "expuesto".
En lo que a la seguridad material se refiere, nada garantizaba que el cristal
no fuera objeto de robo o daños, porque hasta el banco más
seguro y el político más custodiado son vulnerables. Sin
entrar en detalles sobre cristales dañados y robados, tanto míos
como ajenos, vayamos a la exposición de los cristales no en el plano
material, sino energético. La exposición a fuerzas negativas,
eso que cierta gente dice que se produce al colocar cristales donde van
personas que "los cargan negativamente".
Hay personas que prefieren
atesorar estos objetos de poder, manteniéndolos fuera del alcance
de "gente peligrosa", manejando muy reservadamente el funcionamiento energético
de estas piedras. De una manera esotérica, ocultista. Hay un famoso
cristal, el de la Fundación Argentino Brasileña, en Buenos
Aires, que es celosamente guardado en el interior de una pirámide
de madera, donde unos pocos privilegiados pueden acceder a verlo; privilegio
que me tocó en suerte después de unas cuantas visitas frustradas
en ese sentido. Dicen allí que se trata de uno de los cristales
"guardianes de la Tierra"; mide como un metro de altura y unos ochenta
centímetros de diámetro, debe pesar unos 700 kilos y es de
color ahumado. Habría que ver si se justificaría ponerlo
a la vista del mundo, cuando pasó millones de años funcionando
sin necesidad de que lo desenterraran. Pero habría que ver si tenerlo
tan protegido y guardado hace falta. Hay quienes creen que sí. Si
yo me encontrara con un hallazgo semejante, me creería un intermediario
entre la naturaleza y la comunidad humana, de manera que mi privilegio
de disfrutar algo tan especial, pueda tenerlo cuanta más gente mejor.
Pero, claro, esta manera de pensar y sentir corresponde a mi vocación
de comunicador en la que me profesionalicé, y de descubridor, explorador,
con mi espíritu un poco arqueológico, paleontológico,
geológico y esas cosas, además de mi parte artística
que me induce a expresar y mostrar. No fue mi vocación ser un ocultista,
un esotérico, y por eso comprendo que los que sí corresponden
a esa clasificación tiendan a esconder lo que a mí me gusta
compartir.
Hay entonces, dos puntos de
vista con respecto a qué hacer con objetos de poder que están
para ser utilizados en beneficio de la humanidad: mantenerlos lejos o cerca
de la humanidad. Si los acercamos a la gente, corremos el riesgo de que
alguien los rompa o los robe. Corrí ese riesgo y perdí varias
veces. Pero hubo uno que dañó, o uno que robó, y miles
pasaron antes, que respetaron y apreciaron los cristales, llevándose
alguna vivencia que les habrá sido de utilidad. Tengo presente al
colocar un cristal, al pintar un cuadro o al escribir un libro, que un
día todo esto podrá terminar y que la tierra con sus terremotos,
el agua con sus inundaciones, el aire con sus tormentas y el fuego con
sus incendios, pondrán fin a lo que desearíamos que
fuera permanente. Yo no coloco cristales en lugares públicos bajo
la condición de que el mundo no tenga fin o que mañana no
le peguen un martillazo a la piedra que tanto me costó conseguir.
Lo hago para que cumpla su función hasta que algo interfiera, respetando
la posibilidad de tal interferencia, por cuanto en un mundo del que las
fuerzas negativas se apoderaron hace ya bastante, la interferencia es colocar
ese cristal como foco de luz; soy yo quien interfiere y son los vándalos
destructores o los ladronzuelos que ingenuamente roban un cristal sin saber
el daño inmaterial que producen, y son los que compran esa -para
ellos- simple "mercadería" robada, los que restablecen la oscuridad
que uno se atrevió a desafiar plantándole ese faro cristalino
ante sus narices. Por eso, saber que el cristal de la plaza capillense
continuaba allí cada vez que llegaba durante todos estos años,
me parecía poco menos que inconcebible, porque no concordaba con
la lógica, con lo que generalmente pasa, lo que irreversiblemente
sí les sucedió a otros cristales que coloqué, dos
de ellos en la zona (La Toma y Los Terrones), lo que me hace pensar en
que, hasta ahora, se le está ganando por lo menos un metro cuadrado
de tierra a las fuerzas retrógradas. Pero hay gente que piensa que
ese cristal ya debe estar contaminado de tantas personas con "mala onda"
que han dejado sus cargas allí. En tal caso, las fuerzas retrógradas
deberán estar disfrutando de la presencia de ese cuarzo allí,
y deberán estar alejando a todo potencial profanador que pueda dañarlo
o sustraerlo. De esta manera, tan cargado de negatividades, las entidades
malignas se valdrían de él para que transmita fuerzas nocivas
para Capilla del Monte y sus visitantes que, poniéndose debajo del
cristal, quedarán entonces invadidos de malas energías. A
esta suposición se le puede agregar otro pensamiento que alguien
me comentó hace ya bastante sobre el cristal en cuestión:
si puede canalizar energías positivas, también puede ser
canalizado por seres negativos (no humanos, sino extraterrestres o de otras
dimensiones). Gente de la que piensa así, es la que comúnmente,
cuando me compran piedras, manifiesta su temor a que se le carguen y le
interesa más lo del agua y sal para descargarlas, que lo positivo
que puedan recibir o hacer con ellas. Cuando coloco un cristal, soy optimista
en que, ya que eso está ahí, puede ser activado y utilizado
por seres positivos (extraterrestres o de otras dimensiones), y no me molesto
en pensar como los pesimistas que instantáneamente ya lo están
imaginando en manos negativas en cuanto lo ven.
Sé de la innegabilidad
de un ajedrez entre los seres de ambos bandos, que se disputarán
el control de todo cristal que haya por ahí. Por eso sé que
mi función de colocar o hacer circular cristales es una suerte de
tráfico de armas, cuya seguridad de posesión definitiva y
uso por parte de "los buenos", no está garantizada. Cada cristal
que coloco puede transformarse en "la piedra del escándalo". El
primero, que lo coloqué en la República de los Niños
en 1991, fue motivo de un verdadero escándalo policial y periodístico
cuando manos anónimas que despertaron sospechas para la polémica,
se hicieron presentes una noche para advertir que la luz del cristal no
va a ser permitida así nomás en la oscuridad de un mundo
al que no se le permite librarse de las fuerzas que lo quieren como está.
Hubo más cristales y más represalias del enemigo. Quizá
el cristal de la Fundación Argentino Brasileña esté
mejor donde está, que el cristal de la plazoleta de Joaquim Felício,
Minas Gerais, que tiene rota la punta por un mazazo que algún ignorante
e inconciente instrumento del mal le pegó, al no poder llevarse
semejante "monstruito" de 200 kilos. Sin embargo, a pesar de esa herida
de guerra, esa blanco-cristalina piedra sigue allí desde hace décadas
y seguirá siendo orgullo de la pequeña ciudad productora
de cuarzo, bañándola con su buena energía y
siendo un símbolo y un mensaje que diariamente está allí
transmitiéndose. De ese cristal salió mi idea de los cristales
en plazas y lugares públicos. De allí la idea del cristal
de la plaza capillense, cristal que procedía de esa misma ciudad.
Porque todo cristal a la vista de todos sugiere la idea de que a las verdades
hay que hacerlas patrimonio de todos. Pase lo que pase, mazazo o robos
posibles. Por el contrario, todo cristal atesorado sugiere la idea de que
las verdades deben seguir teniendo sus gurúes y que esparcirlas
como semillas al viento supone el riesgo de que caigan en el arenal estéril.
Que no lo vean, que no lo toquen, que no se le acerquen... "porque se carga"
o porque -pretexto también usado- "tiene mucha energía
y puede hacerte mal si no estás preparado" (forma menos descortés
o hiriente de evitar que puedan cargarlo negativamente). Pero sin que me
olvide de las personas áridas y estériles, para las que ofrendar
un cristal es dar perlas a los puercos, soy de los que piensan en la otra
gente, que justificará la siembra y los riesgos del caso.
Creo en esa gente y en las buenas ondas, más que en la supuesta
negatividad de la gente que otros creen portadora de malas influencias
para los cristales expuestos y desprotegidos. Creo en ciertas fuerzas protectoras
y limpiadoras de cargas; fuerzas de la propia naturaleza sublime del cristal,
y de los reinos elementales y dimensiones extrahumanas que no van a descuidar
algo tan útil para la canalización de energías positivas.
No ignoro al enemigo ni subestimo su poder, pero no guardo en la vaina
la espada para no provocarlo: cada cristal colocado es una espada que sale
a relucir, y que sea el enemigo el que tenga que vérselas con ella.
Porque no se puede tomar la iniciativa de vivir, si se prefiere no arriesgar
para no perder, siempre a la sombra de la supremacía del mal.
Un día el enemigo manda
a un inconciente agente suyo a romper la espada o a robarla. Es la única
batalla que nos puede ganar, después de haber perdido las miles
que le ganamos con cada persona que pasó por allí viviendo
su experiencia. Sólo que el mal hecho una sola vez, parece superior
a todo lo bueno que hasta allí pasó, y no es así.
Toda civilización y cultura de la antigüedad, que nos dejaron
sabiduría, desaparecieron, algunas de la noche a la mañana
después de milenios de existencia. Y no puede decirse que lo sucedido
en esos milenios fue menos fuerte e inferior a lo que puso el fin. Un martillazo
podrá romper el cristal y apagarlo como foco, pero lo que él
haya iluminado en tanta gente que pasó, seguirá quedando,
será lo que deberá rescatarse como logro, partiendo del principio
de la transitoriedad de las cosas físicas. Más que preocuparme
por el día en que el enemigo diga ¡basta!, deberá ser
el enemigo el que se tenga que preocupar por todo lo positivo que un cristal
generará hasta entonces. Yo tendré un tiempo y el enemigo
el suyo. Pero después del mío y de tener que soportar que
la espada le sea plantada ahí, desafiante. Que la rompa o se la
lleve cuando quiera, en tanto las fuerzas del Bien en que confío
que la protegerán, ya no puedan hacerlo, lo cual no es mi problema,
sino una simple cuestión cósmica de lucha de fuerzas que
me trascienden. Y si no hay protecciones cósmicas o astrales cuando
el adversario manda su emisario vandálico o ratero, no veo por qué
lamentarme demasiado ante la noticia de lo ocurrido.
Sin embargo, la reiteración
de estos hechos me llevaron a pensar que la etapa de colocación
de cristales en lugares públicos había finalizado. Con el
éxito que significó que por un tiempo el enemigo no pudiera
actuar y que miles de personas los hayan visto, sentido y guardado en la
memoria, pero con la sensación de que se estaba tentando al ladrón,
en tiempos sin inflación, pero con bastante delincuencia por exceso
de ambición -no exceso de pobreza como se dice-, así que
no más cristales al alcance de la mano. Ya no son tiempos para esculturas
en las plazas o placas de bronce. La situación obliga a ser más
cuidadoso. A no llevar puestas cadenas de oro y no dejar estéreos
en los automóviles. Pero el cristal de Capilla está ahí,
en la plaza, como para sacarlo y guardarlo, dada la situación. Pero
es preferible que se pierda en combate y desaparezca un día, a tenerlo
guardado en algún cuartel, esperando condiciones más seguras
que, tal vez, nunca se logren. Espada envainada, no sirve para ninguna
guerra.
"ME ROBO UNA PIEDRA, YA QUE ES PARA LA BUENA ONDA... LO IMPORTANTE ES TENERLA, NO COMO OBTENERLA"
Hay bastante gente que piensa
así y actúa en consecuencia. Y se va con la piedra del comercio,
del puestito de plaza o del stand de exposición, pretendiendo recibir
energía positiva a partir de una acción negativa.
En lo que a la piedra se refiere,
tal vez ella no entienda ni le importe lo que pasa desde la mina y el minero,
pasando por el empresario y los mayoristas y minoristas hasta el consumidor
final, sea mediante billetes, trueques o lo que sea, incluyendo la sustracción.
La finalidad de la piedra sería como la del sol, saliendo
para todos, buenos y malos, altruistas y egoístas, humanitarios
y criminales. De ahí que comprar una piedra sea un gasto innecesario:
ella no va a ayudar más o menos al poseedor según éste
la pague cara, regatee el precio o se la lleve al bolsillo sin pagar. Por
lo tanto, es recomendable abstenerse de pasar por caja, y ahorrar lo que
se podría gastar innecesariamente. Eso sí, desde ese momento
pasan a jugar en contra del sustrayente, fuerzas que no son de la piedra
en cuestión, sino de la "acción y reacción", que le
pasarán la cuenta con alguna pérdida no necesariamente dineraria
ni aparentemente relacionada con el hecho, por lo que será difícil
darse cuenta de que la desgracia o adversidad a lamentar procede de aquella
acción aparentemente leve e insignificante. Quien pudiera darse
cuenta, difícilmente a partir de allí robaría una
piedra, o una goma de borrar al compañero o un cigarrillo del paquete
que está en la mesa.
"ME ROBO UNA PIEDRA Y... ¡QUÉ SE VAN A DAR CUENTA!... Y SI SE DAN CUENTA NO VAN A SABER QUIÉN FUE"
Es frecuente que la memoria
de los piedreros sea más "elefantina" de lo que el sustrayente supone,
pues ocurre que la falta de una piedra le sea tan notoria que difícilmente
dure mucho su distracción, ante lo cual el "manos rápidas"
deberá tener sus piernas también rápidas. A veces
son pescados "in fraganti". Pero a veces pasan los días, semanas
y meses. Y podrán pasar años. Pero la rueda del destino,
irreversiblemente, conduce al piedrero al lugar donde la piedra desaparecida
se encuentra, o se cruza en cualquier calle con la piedra que viene directamente
hacia él en una cadena en el cuello de alguna persona. O alguien
le describe al piedrero cierta piedra que fulano tiene, y resulta que la
descripción concuerda con la piedra faltante, y el fulano con el
sospechoso.
Una vez, en 1989 en la Plaza
Italia de La Plata, llegó un artesano uruguayo a comprarme unas
geoditas cortadas al medio. Eligió tres y faltaba otra tras un momento
de distracción en que atendía a otra persona. Cuando noté
la falta y lo dije, el uruguayo me dijo. "No vas a pensar que fui yo",
mostrándome las tres geoditas. "No, claro que no", le dije aunque
pensaba lo contrario. A los poquitos días fui a ver a Raúl,
otro artesano piedrero, y en su taller vi las cuatro geoditas (!). ¿Serían
las mías o era demasiada coincidencia?. "Las trajo el uruguayo para
hacer un trabajo", me contestó. Le conté lo sucedido. "Llevátela",
me dijo. No quise, pero le dije que le comentara lo sucedido cuando fuera
a buscarlas. Tardó meses y meses en volver a pasar por mi puesto.
No volví a venderle una sola piedra.
Febrero de 1991. Capilla del
Monte. Exposición y venta de piedras de Brasil. Noto la falta de
un cristal pulido engarzado en plata. Lo digo. Tres mujeres grandes salen
como disparadas del local. No fui detrás de ellas. Febrero de 1992.
Feria artesanal de Capilla del Monte, en la Estación de trenes.
Estoy en un puesto de piedras que no es el mío, del lado de atrás,
con quien lo atendía. Llega una señora y me pregunta algo
sobre cristales. Justo a mí, que no era del puesto. Ella llevaba
colgando del cuello un cristal engarzado en plata. Aquel mismo cristal,
cuyo engarce hecho por Márcia en Minas Gerais, yo no iba a confundir
ni olvidar. Le pregunté por la piedra y me dijo que se la regaló
una amiga. Entonces le pregunté si fue en Capilla del Monte
que se lo compró y si fue un año atrás. Contestó
afirmativamente ambas cosas. "Dígale a su amiga que estuvo
con el muchacho al que le compró el cristal", le dije remarcándole
el "compró". Al día siguiente, como a la misma hora y en
el mismo lugar, apareció de nuevo. "Vos me ojeaste el cristal",
me dijo; se le había desprendido del engarce y supuso que yo tenía
que ver con eso. Estaba en lo cierto. Le dije que cuando le había
dicho aquello de que su amiga "me compró" el cristal, no había
sido así; que no fue exactamente así como lo consiguió,
y que por eso el cristal no iba con buena energía. Le regalé
uno parecido, diciéndole "Este sí, el otro no lo use más.
Devuélvaselo a su amiga". La señora, de enojada que se me
había venido, se fue mitad contenta conmigo y mitad con ganas de
agarrarla a su amiga.
"HAY QUE SENTIR LA ENERGÍA; PASANDO LA MANO SE SIENTE"
Hay gente que asegura percibir
la energía de las piedras con la mano. Hay entre esa gente quien
no entiende cómo es que otra gente, como yo, no percibe absolutamente
nada. Me dicen algunos que, estando yo en este tema, tengo que percibir,
aprender a sentir la energía, ejercitar esa percepción. Si
hay gente que puede lograr eso, me parece magnífico. Pero mi incapacidad
para tal cosa está lejos de incomodarme o hacerme sentir mal. Soy
un convencido de que cada uno nace con determinadas condiciones, o limitaciones,
y que eso es según para qué esté cada uno en esta
vida. Yo, como divulgador de toda esta temática, no puedo ni debo
transmitir a la gente esta falsa idea de que es necesario y es importante
que aprenda a sentir energías de piedras con la mano o como sea.
Porque sabiendo que en los más de los casos resultará imposible
para muchos lograr alguna percepción, mi propuesta sólo causaría
una frustración en esa gente. Por lo tanto, ese mandato dictatorial
de que "hay que sentir, hay que lograrlo", no forma parte ni de mis mandamientos
para conmigo mismo, ni de mis consejos para los demás.
Soy una de las tantas personas
que han tenido poquísimas experiencias extrasensoriales; no veo
ángeles como le sucede a otros y no percibo si un cristal está
con buena energía o si está cargado negativamente, así
como no percibo ni las buenas ni las malas ondas de la gente ni de los
ambientes. Esta "inmunidad energética" me permite, transportar cristales
sin ser vulnerable a sus cargas negativas si están así cargados,
y me permite ir a casas y otros lugares donde vibran cosas malas, sin sentirlas
ni sufrirlas, y tratar con gente de baja condición espiritual o
mala onda circunstancial, sin que me den ganas de vomitar o me duela la
cabeza, y sin que pueda distinguirla de la gente con buena onda, extrasensorialmente,
claro, pues observando y escuchando uno puede notar o suponer cómo
son o cómo están las personas. En este plano, físico,
en éste es que baso mi experiencia en esta vida, hasta tanto tenga
yo un cambio, si es que se da. Y no me hace mediocre ser un imperceptivo
de las energías de los seres vivientes o de las cosas y lugares,
porque no es ése el plano en el que se me asignó cumplir
mi función en la Tierra en esta vida, en estos momentos al menos.
Si alguien desea hacer viajes astrales, tratar de sentir las energías
de los cristales, ni se lo recomiendo ni se lo pretendo inhibir; que lo
haga si lo desea. Pero que no sea un imperativo tratar a toda costa de
trascender la tercera dimensión y tener experiencias energéticas
o de otros planos, porque todavía tenemos muchas cosas, muchos escalones
pendientes en la realidad del mundo físico, para irnos a la cuarta
dimensión o a la que fuere y fugarnos de las responsabilidades de
aquí. Sai Baba eligió manejar ciertas fuerzas trascendentes,
y la Madre Teresa nunca se supo que obrara milagro alguno a esos niveles.
Pero sin faraonismos como la opulencia de Sai, ella demostró que
sin tanta interdimensionalidad ni materializaciones y otras aptitudes asombrosas,
se puede hacer grandes cosas; aquéllas que tenemos mucho más
pendientes de cumplir que el desarrollo de aptitudes perceptivas de energías.
Muchos que dicen percibir, hablar con extraterrestres, ver ángeles,
hadas y duendes, han hecho por los demás mucho menos de lo realizado
por personas ajenas a todo eso, pero atentas a lo que está pasando
en la sociedad, en el planeta, y sin necesidad de trascender a otras realidades,
son útiles en ésta.
Si realmente fuera necesario
sentir y conocer a fondo los cristales, para darles el máximo uso
posible, conforme a las propiedades que poseen, y lográramos usarlos
como lo hicieron los atlantes, terminaríamos con esta civilización
así como ellos lo hicieron autodestruyéndose, al no poder
controlar las fuerzas que estaban manejando. Sabiendo qué clase
de mentalidad predomina en la humanidad, lograr un pleno uso de los cristales
nos pondría en un seguro autoexterminio. Quizá la falta de
percepción de ciertas cosas, le siga siendo necesaria a la mente
del todavía demasiado imperfecto y peligroso ser humano. Y querer
manejar cristales, percibir sus energías, o percibir telepáticamente
lo que piensan y sienten los demás, sea inconveniente por un largo
tiempo más. Si estamos incomunicados extrasensorialmente de las
cosas y de las personas, salvo intuición y percepciones infrecuentes,
debe ser porque al limitarnos se nos cuida de dañarnos. Por cierto,
de las personas que han desarrollado ciertas percepciones y poderes, hay
muchas que han causado bastante daño. Y en cuanto a cristales se
refiere, son capaces de programarlos para forzar a otros a que actúen
a voluntad del programador.
"LOS CRISTALES DEL URITORCO SON ESPECIALES"
Es bien sabido que en el cerro
Uritorco, en Capilla del Monte, Córdoba, han pasado muchas cosas.
Y es muy común que por allí se vendan cristales de cualquier
parte, como que son del cerro. Porque por todas esas cosas en él
sucedidas, supuestamente cada piedra extraída de sus laderas carga
algo especial. No pasa lo mismo con una piedra de otro cerro, de otra región
o de otro país. Por eso, como del cerro Uritorco es muy poco y no
muy cristalino el material que se extrae, el negocio está en el
gato por liebre de los cuarzos de Brasil o de donde sea, para hacerlos
pasar como procedentes de la montaña sagrada.
Podrá estar la intraterrena
ciudad de Erks bajo el coloso de roca, y podrán pasar las naves,
los comandantes y los ángeles por entre las nubes que lo acarician.
Pero de ahí a que cada piedra del cerro cargue un algo que le dé
atributos superiores a los de una igual, pero de otra parte... Unos buscan
las piedras del Uritorco, otros las de Machu Pichu, otros algún
fragmento de la Gran Pirámide de Gizeh, y no falta el que rompería
a mazazos el Santo Sepulcro para traerse un trozo de roca impregnada por
la energía de Jesús. En Israel, los cálculos financieros
de los réditos turísticos de un Santo Sepulcro enrejado,
han evitado cortarlo en pedacitos para venderlos al turismo o rematarlos
con bases a cifras siderales. Y el Uritorco está privatizado, no
por una empresa minera, por suerte.
El show de los ovnis de José
de Zer y Nuevediario, había empezado detrás del cerro mágico,
en un lugar desde entonces superturístico, llamado "Los Terrones"
y promocionado como "Zona de energía". Y en el camino a San Marcos
Sierra, un lugareño que un día incursionó en lo místico
y las terapias minerales, pasó de la noche a la mañana a
ser el sacerdote de un nuevo y afamado santuario al que todos conocen con
el sugestivo nombre de "La Posta del Silencio". Este señor, Hugo
Jaime, cuando discutíamos sobre el precio de unos cristales de Brasil
que me estaba comprando, me trataba de fundamentar su regateo en que "los
cuarzos de Brasil no tienen tanta energía como los de Córdoba,
porque las sierras cordobesas se formaron después que las de Minas
Gerais, y por ser más recientes, están más energizados
los cristales de acá que los de Brasil, que perdieron la energía
que tenían. A estos -los míos- voy a tener que cargarlos".
Sin comentarios.
Quizá a algún
brasileño se le ocurra inventar que, como los cristales de Minas
Gerais se formaron antes que los de Córdoba, son más sabios
-en energía/información accumulada- por ser más viejos.
Y que la energía que envolvió al planeta durante la formación
de los cristales en Córdoba, dejó también su carga
en los suelos de Minas Gerais.
Capilla del Monte da para
todo, y quien allí viva y negocie con sus minerales, los rodeará
de un aura sacratísima con la que sólo se puede revestir
a lo autóctono o a lo que se vende como tal y que es foráneo.
Pero el aura o la carga energética de un cristal cordobés,
no hace distinciones con respecto a la de un semejante brasileño;
los cristales son puros, no son humanos. Las distinciones las establece
el hombre, no la naturaleza.
"HAY QUE USAR LA PIEDRA QUE ES DEL SIGNO DE UNO"
Esto es lo que se le hace creer
a la gente, pues la mayoría de las ventas de piedras que se realizan
en comercios y ferias son gracias a la astrología, y si el mercado
es propicio para vender gemas correspondientes a los signos, es buen negocio
que la gente crea que son las del signo al que se pertenece, las que se
tienen que usar. Como de astrología no son muchos los que
saben lo suficiente, los demás suponen que a cada signo le corresponden
determinadas influencias que unas piedras le ofrecen y otras no, y que
toda influencia dada por una piedra sobre una persona es estrictamente
astral. Que son los astros los que definen si una piedra le sirve o no
a una persona nacida bajo determinado signo zodiacal. Pero luego la persona
puede informarse sobre las propiedades intrínsecas de las piedras,
al margen de lo relacionado con los astros, y darse cuenta de que la química
y el cromatismo son lo que determina las funciones energéticas
que el mineral puede cumplir. Darse cuenta de que tales funciones, que
no tienen nada que ver con planetas ni con nativos de signos, pueden ser
aprovechadas por todas las personas, sean del signo que fueren, en el momento
y la situación en que resulten convenientes. Si, por ejemplo, la
persona desea trabajar sobre sus chakras, o meditar, o relajarse, o lo
que sea, para cada cosa habrá un tipo de piedra adecuado. Y si para
algo resultare inadecuado el uso de una piedra que justamente pudiera corresponder
al signo de uno, en ese caso su uso es inconveniente.
Liliana Gramano, autora de
"La magia del poder de los cristales" (Buenos Aires, 1991), ponía
como ejemplo a la perla, que para una persona del signo de Cáncer,
-al cual la gema pertenece- es desfavoraable, porque acentúa la tendencia
del canceriano a la melancolía; y que para un ariano, una piedra
roja -color de Aries- aumenta su natural impulsividad. ¿Qué
es entonces la piedra del signo?. Yo la definiría como aquélla
cuya coloración vibra en sintonía con la vibración
del planeta o astro (Sol o Luna) regente del signo; vibración ésta
que responde también a un cromatismo (por ejemplo, rojo en Marte,
amarillo claro en Mercurio, amarillo verdoso en el Sol). Quien ha nacido
bajo las vibraciones de un determinado astro, adquiere una "identidad"
vibracional a la que determinadas piedras son afines, lo mismo que notas
musicales, números, plantas y aromas. Esa afinidad, esa vibración
en sintonía con la identidad astral de la persona, supuestamente
hace bien. Habría una armonía de campos energéticos
actuando al unísono. Y, sin embargo, el ejemplo de la perla canceriana
y la piedra roja ariana parecen indicar que no siempre es positivo acrecentar
una tendencia energética ampliando el campo con una gema, aroma
o lo que fuere. A veces conviene incorporar el uso de colores y gemas que
provean vibraciones diferentes, que favorezcan el desarrollo de facultades
características de otras identidades astrales. Y ya sea por simple
atracción, gusto o tal vez intuición, muchas veces a una
persona le llama la atención una piedra que nada tiene que ver con
su signo, y seguramente hay algo en la gema que la persona está
percibiendo como positivo para ella. A veces esto obedece a una necesidad
circunstancial y, por ejemplo, la persona con alguna carencia o conflicto
a nivel afectivo siente atracción hacia un cuarzo rosado, una turmalina
rosa o una rodocrosita, que son las piedras de influencia a ese nivel.
En casos así, es preferible optar por el uso de lo que más
se siente o más gusta por alguna razón, que por la piedra
del signo, a menos que justo sea esa.
El Doctor Franz Mansfeld,
alemán que vivió en la Argentina y fue corresponsal del Museo
de La Plata, publicó "Piedras preciosas: su significado e importancia
en el sentido: científico, económico, artístico y
oculto"(1942) escribió: "Es de enorme importancia saber que las
piedras preciosas, como ha sido determinado astrológicamente, ya
obran sólo por sus COLORES y tienen una influencia notable sobre
los hombres. Estas piedras preciosas, atraen fuerzas positivas y,
al mismo tiempo, desvían fuerzas negativas. Tan pronto como una
persona ha llegado a conocer el color que la domina como también
su piedra preciosa, tendrá muchas más facilidades en su vida!!.
No es ninguna casualidad que ciertas personas en forma completamente "instintiva"
prefieren ciertos colores en sus vestidos".
Opiniones como la de Mansfeld,
favorecen la continuidad del negocio de la piedra del signo. Si le sirve
a quienes crean positivo mantenerse bajo la dominación de un color
y buscan obtener más facilidades en su vida con una piedra de tal
correspondencia... mi planteo propone poner en duda estos consejos.
"ELIJA LA PIEDRA DE SU SIGNO"
El cartelito comercial invita
a la compra sin vueltas ni indagaciones, colocándose como piedra
sin alternativa a la que está ahí, en Leo o Acuario, y no
hay otra. Mucha gente cree que cada signo tiene su piedra, una piedra,
cuando son varias por cada signo. En general, es por el color que está
dada la correspondencia, de modo que todas las piedras verdes -por ejemplo-
corresponden a Cáncer, Libra y Tauro. Cáncer es un signo
de naturaleza sensible y su afinidad al Reino Vegetal establece al
color de la clorofila (verde) como uno de los que le corresponden y que,
al igual que el rosa, es afín al chakra del corazón (también
Cáncer tiene piedras rosas, por esta razón, así como
blancas por la Luna). Para Tauro y Libra, el verde obedece a otra razón:
este color está en minerales de cobre, que es el metal de ambos
signos.
Arbitrariamente, hay gente
que se pone a colocar a las piedras en clasificaciones astrológicas
sin ninguna lógica ni verdad de base. Al respecto, el libro de Mansfeld
señala:
"Cada joyero puede relatar
casos de clientes que desean obtener la piedra preciosa que le "corresponde",
suponiendo que el joyero posee el conocimiento pertinente. Sin embargo,
este no es generalmente el caso. Para satisfacer el deseo apremiante del
público los joyeros hacen imprimir LISTAS. Estas son publicaciones
muy curiosas. Allá se dice p. ej.: El que ha nacido en el mes de
enero, debe llevar un zafiro como piedra del mes y el hombre de febrero
debe tener una amatista, etc. ¿De qué depende, se pregunta
el público, que en una lista de un joyero no figuran las mismas
piedras que en la de otro joyero? ¿Se quiere evitar que solamente
12 piedras preciosas sean vendidas, mientras las 40 restantes no encontrarían
salida? La contestación es ésta: Los joyeros para satisfacer
las exigencias de sus clientes copian, en general, los nombres de las piedras
de algunas "obras" astrológicas. Por razones de economía
no compran obras importantes, sino publicaciones baratas. Todos los copiadores
de obras de astrología tienen la culpa de esto y más aun
los autores de publicaciones "auténticas".
(...) Los autores no quieren
confesar su IGNORANCIA en la materia y hacen disparates. El objeto principal
de sus esfuerzos es ganarse el pan. No son astrólogos serios, son
escribientes de libros. Ellos copian de otros autores y, a menudo, agregan
lo que les parece conveniente. Los lectores son engañados y se preguntan
por qué las publicaciones astrológicas difieren justamente
en la ciencia de las piedras preciosas y en la de los colores. La cuestión
es, en el fondo, muy sencilla: las equivocaciones son cometidas por falta
de conocimientos prácticos. Hay demasiada teoría."
Dentro de numerosas clasificaciones
de piedras de los signos que he consultado, las que me parecieron más
convincentes en razón de cierta lógica y fundamentación,
son la que hizo Mansfeld y la que casi medio siglo después encontré
en una guía turística de piedras de Minas Gerais, en 1988,
extraída del libro "Las piedras preciosas en la Economía
Nacional" de Alpheu Diniz Gonsalves. A diferencia de las disimilitudes
que en general presentan las listas que se publican, estas dos coinciden
notablemente. La de Mansfeld parece menos completa que la brasileña,
pero ésta agrega algunas piedras que no parecen correctas en los
signos a las que se les adjudica. Pero esto en una mínima parte,
que no desmerece la calidad del listado. Veamos ambas clasificaciones:
|
|
|
|
Rubí
Espinela, rojo Ópalo, sin mezclas de colores Ámbar, rojo Cornalina, roja clara Cornalina rosa Ágata, más o menos roja Piedra de sangre de la Argentina, completamente roja Metal del Inca con hierro |
Rubí oriental
Rubí Espinela violáceo Ópalo sin irisación Rodonita
|
|
Zafiro, rosa pálido
Zircón, rosa pálido Ópalo, rosa. Sin mezcla de colores. Rosa del Inca, rosa pálido Jaspe, rosa pálido Hessonita, más o menos roja Metal del Inca con cobre |
Zafiro, tirando a rosa
Zircón, rosa claro Ópalo noble Rodocrosita Jaspe rosa Granate
|
|
Diamante, amarillo
Crisoberilo, amarillo Ópalo, amarillo, sin mezcla de colores Ámbar, amarillo claro Nefrita, amarilla Topacio, amarillo Ágata, más o menos amarilla Zafiro, amarillo Turmalina, amarilla Berilo, amarillo Hessonita, más o menos amarilla Citrina, amarilla |
Diamante amarillento
Crisoberilo Ópalo sin irisación Ámbar amarillo claro Nefrita amarillenta Topacio amarillo Ágata de matices amarillentos Esmeralda
|
|
Esmeralda
Diamante, verde Zafiro, verde Crisolita, verde Circón, verde Ópalo, verde. Sin mezcla de colores Crisoprasa, verde Berilo, verde Aguamarina dominando el verde Ámbar, verde Nefrita, verde Jade, verde Malaquita, verde Amazonita verde Turquesa, verde Heliotropo verde Demantoide, verde Metal del Inca con plata Turmalina, verde |
Esmeralda verde claro
Diamante verde Zafiro azul verdoso Crisolita verdosa Zircón verdoso Ópalo verdoso Crisoprasa Berilo verdoso Aguamarina verdosa Ámbar verdoso Nefrita Jade verdoso Malaquita Amazonita-amazonita verdosa Turquesa verdosa Heliotropo poco manchado Cornalina |
|
Diamante, verde-amarillo
Crisolita, verde-amarillo Crisoberilo, verde claro Topacio, verdoso claro Espinela, verde amarillo Zafiro, verde-amarillo |
Diamante verde amarillento
Crisolita verde amarillento Crisoberilo verde claro Topacio amarillo verdoso Espinela verde amarillento Sardónice
|
|
Crisoberilo, pardo
Espinela, pardo Circón, pardo Ópalo, pardo. Sin mezcla de colores Turmalina, pardo Nefrita, pardo Citrina, amarillo oscuro Ámbar, pardo Jaspe, pardo Ágata, más o menos pardo Zafiro, pardo Cornalina, pardo |
Crisoberilo pardo
Espinela amarillenta Zircón pardo Ópalo común Turmalina ahumada Nefrita amarillenta Citrino amarillo oscuro Ámbar pardo Jaspe común Ágata amarillenta Crisolita
|
|
Zafiro, rosa oscuro
Topacio, rosa topacio Circón, rosa oscuro Ópalo, rosa oscuro. Sin mezcla de colores. Turmalina, roja claro Rosa del Inca con cobre Rosa del Inca, oscura Berilo, rosa |
Zafiro
Topacio quemado rosa Zircón rosa Ópalo rosa, irisado Turmalina lila Rodocrosita Aguamarina |
|
Alexandrita
Diamante, oscuro, pero no negro Ópalo, todas las piedras con mezclas de colores, sin embargo ninguno muy oscuro. Ópalo de fuego, todas clases de colores rojos Turmalina, roja oscura Almandino, rojo-pardo y pardo-rojo Cornalina, rojo sangre Piedra de sangre de la Argentina, rojo sangre Rosa del Inca, colores muy mezclados Metal del Inca con hierro Crisoberilo, amarillo-pardo. Jacinto Piropo, granate rojo Labradorita |
Alexandrita
Diamante oscuro Ópalo irisado Ópalo de fuego
Topacio rojizo |
|
Zafiro, violeta
Topacio, azul claro Amatista, violeta oscura Turmalina, azul oscuro Lapislázuli, violeta rojo Jaspe, azul puro Almandino, violeta oscuro |
Zafiro
Topacio azul claro Amatista violeta oscuro Turmalina azul (indigolita) Lapislázuli violáceo Granate
|
|
Diamante, negro
Ópalo, azul oscuro. Sin mezcla de colores Ámbar, azul oscuro Ágata, casi negra Hematita, negra Turmalina, negra Obsidiana, negra Jaspe, negro Metal del Inca con plomo |
Diamante oscuro
Ópalo azulado, poco irisado Ámbar oscuro-azulado Ágata oscura Hematita Turmalina negra Obsidiana Ónix
|
|
Espinela, azul
Ámbar, azul claro Lapislázuli, azul claro Turquesa, azul Nefrita, verde azul Ágata, más o menos azul Amatista oscura Ópalo, azul claro. Sin mezclas de colores Ópalo, completamente oscuro con mezclas de colores Aguamarina, azul |
Espinela azul
Ámbar azul claro Lapislázuli azul claro Turquesa azul Nefrita azulada Ágata sombría, azulada |
|
Zircón, violeta
Turmalina, azul claro Amatista, violeta claro Lapislázuli, violeta-verde |
Zircón violeta
Indigolita Amatista, violeta claro Lapislázuli, violeta verdoso Ojo de Halcón |
Son notables las coincidencias,
que evidencian una copia en el libro brasileño, quizá del
libro de Mansfeld o de la fuente que éste haya consultado; copia
evidenciada en la traducción del español "rojo" al portugués
"róseo", hecha incorrectamente, porque "róseo" es rosa (ver
Aries, Tauro y Libra). Esta confusión del traductor se acrecienta
en la "Turmalina roja claro" de Mansfeld, que aparece como "lila" según
Diniz Gonsalves, seguramente por la similitud entre el vocablo español
"rojo" y el portugués "roxo", que es violeta, y al ser claro, pasa
a ser "lila"...
En el signo de Aries, esto
se da también en la "Espinela, rojo" de Mansfeld, traducida como
"Espinela arroxeado", es decir, violáceo, morado, por la misma confusión
de "rojo" con "roxo", siendo que el portugués de rojo es "vermelho",
a semejanza del español "bermellón". Así aparecen
en el libro de Diniz Gonsalves "cornalina rósea", "ágata
rósea" incomprensiblemente junto con el "arroxeado" del rubí
espinela, pues del español "rojo" o "roja", tradujeron "roxo" (violeta)
y "róseo" (rosa) sin un motivo entendible, así como en la
lista de Aries también está el "Diamante róseo", que
no fue traducido del libro en español, pues en ese signo éste
no incluye diamante. Y teniendo en cuenta que las piedras de Aries son
predominantemente rojas, un diamante rosa, así como las otras
piedras de este color, no tienen lógica.
Algunas omisiones por parte
de ambos autores, son muy llamativas, como la ausencia de la amatista en
Aries, de la esmeralda, la malaquita y otras verdes en Tauro y Libra; el
cristal de roca, la perla y la piedra de luna en Cáncer, rojas en
Leo, azules en Virgo, aguamarina en Piscis, entre otras. Así como
hay en el listado brasileño Cornalina en Cáncer, Ónix
en Leo, Ojo de gato en Capricornio, entre las más destacables que
no parecen acordes con tales signos. De todos modos, entre todo lo que
comúnmente se publica, hay aquí más verdad que en
otras listas.
Mansfeld cierra explicando
que "El orden de las piedras en que están nombradas, indica, más
o menos, el valor de las mismas. El azul del Sagitario no es el azul del
Capricornio, lo mismo se puede decir también de los otros colores
de los distintos signos del zodíaco.
LOS QUE HAN NACIDO DE NOCHE
deben usar las piedras más oscuras y LOS QUE HAN NACIDO DE DÍA
las claras."
Todo esto supone una complejidad
que dificulta precisar, por ejemplo, si a Piscis le corresponde una amatista
medianamente clara o medianamente oscura, pues el medio es a veces indefinible,
y si se nació de noche, siendo que hay que usar piedras oscuras,
pero Piscis tiene amatistas claras, la cuestión cae irremediablemente
en la confusión. De ahí que prefiero dejar este tema abierto,
sin formular juicios sobre si Mansfeld y sus conocimientos son para una
practicidad o aplicación confiables o si son para la duda. Pero
es incuestionable que su versión del asunto reviste una tentativa
de seriedad por la que muchos astrólogos y gemólogos no se
preocupan, por lo cual ha tenido cabida en este libro.
"LAS PIEDRAS, POR SU NATURALEZA ESPIRITUAL, PUEDEN INCLINARNOS A LA ESPIRITUALIDAD"
La cuestión parece guardar
cierta lógica, pero todo depende del contexto social y cultural
en el que transcurra. Ya hemos visto cómo las esmeraldas, en los
lugares de extracción, están muy lejos de estimular conductas
nobles y de sana convivencia; no por ellas, sino por la mentalidad que
allí impera. La espiritualización a partir de objetos de
naturaleza espiritual depende, por lo tanto, de la sociedad en la que se
pretenda promoverla. En esta sociedad occidental, y en este momento histórico,
lo que puedan hacer las piedras para espiritualizar a la gente parece bastante
limitado. A este respecto, una reflexión fechada el 31 de agosto
de 1996, (que escribí mientras viajaba a la Fundación Cosmobiofísica
de Romaniuk, en un sábado más entre tantos que fui) viene
bien transcribir a continuación.
Mi estrategia en la contribución
al mejoramiento de la sociedad, consistía en divulgar conocimientos
sobre temas relacionados con planos o dimensiones trascendentes a la materia.
Hablar de las propiedades de las piedras, como que ésta favorece
la sexualidad o aquélla los negocios, era la punta de un iceberg
cuya masa iba mucho más allá de esas superficialidades a
que tenía que recurrir para tratar con cierta gente. Si tácticas
como ésta, de empezar por lo más intrascendente, eran útiles
a la finalidad de profundizar a otros niveles, también parecía
útil profundizar en lo metafísico, lo cósmico, lo
espiritual, para que se formara una conciencia en la gente, que la impulsara
a comportarse mejor en la sociedad. De tal manera, a mayor divulgación
de cosas espirituales, mayor posibilidad de que las personas mejoren, y
mejore la sociedad. Por lo menos eso parece en los papeles.
Pero en la práctica,
no sucede tal cosa. He visto a gente con preparación espiritual
y fama de poco menos que santidad, cometer actos de lo más incongruentes
con la espiritualidad y la reputación de que gozaban. Se diría
que demostraron ser peores que la gente ajena a lo espiritual, que hace
las mismas cosas indebidas, porque ésta no tiene una guía
y una finalidad que la encamine por la buena senda.
Lo espiritual está
de moda. Ofrece un cierto status. Marca códigos de comportamiento
y verbalización en una terminología que divide a los que
están "en la onda", de los que no están enganchados con la
"energía", "la mente positiva", y todo eso, y que, por lo tanto,
están fuera de sintonía, no pertenecen al "Nuevo Tiempo",
son anacrónicos. Entonces uno, divulgando espiritualidad, termina
dándoles de comer a los que no necesitan ese alimento para su alma,
sino para saborear y engolosinarse con sabidurías que los integren
a un circuito en el que puedan moverse con apariencia de profundos, interesantes,
ricos interiormente. Las apariencias, algo esencial en las modas, están
hechas para engañar, y la espiritualidad no debe, por esencia, servir
a tal fin.
Por eso creo que mi tentativa
de contribución al mejoramiento de la sociedad, a través
de la divulgación de cosas que inducen a caminos espirituales, ha
perdido posibilidad de lograr el resultado esperado y, por eso, es mejor
no agregar más leña al fuego en estos momentos, porque el
tema ya está un poco quemado. Gastado. Antes leía todo lo
que se pudiera publicar sobre piedras energéticas. Y cada tanto
escribía alguna nota para publicar. Ahora ni leo tanto, ni me interesa
escribir tanto al respecto. Ya pasó la novedad, y se saturó
el tema. Porque era negocio y se puso toda la leña posible en el
fuego. No más, de mi parte; no ayuda a los verdaderos fines espirituales.
Crear la necesidad de lo espiritual
sería más honesto que crear la necesidad de lo material y
usar lo espiritual para satisfacerla. Y lo espiritual no se está
transmitiendo como fin en sí mismo, sino como mecanismo de apoyo
o de acción en pro de obtener beneficios en el plano material. Entonces,
el control mental de Gaby Sabatini sirve para ganar torneos de tenis, y
la programación de un cristal de cuarzo sirve para conquistar a
la persona deseada.
Divulgar lo espiritual sin
antes espiritualizar, es lo que se está haciendo. Se transmiten
conocimientos sin antes desarrollar valores muy simples, ésos que
hacen a la buena educación del individuo, y que, una vez aprendidos,
fertilizan para que toda siembra de sabidurías espirituales sirva
a fines espirituales.
Espiritualizar con valores
de sana convivencia social, no tiene nada del otro mundo, nada que haya
que escuchar en templos o leer en libros sagrados. Pero en una sociedad
en la que los valores morales, culturales, son omitidos y no respetados,
lo espiritual es un parche que simula restablecer cierto orden, pero como
relleno es sólo un artificio de distracción para que no se
note tanto que las cosas están podridas por dentro.
Las piedras, duendes, hadas,
ángeles, sahumerios, elixires, y otros productos de la gran industria
esotérica, podrán haber empezado ayudando a muchos y seguirán
ayudando sanamente a unos cuantos. Pero más son parches para falencias
espirituales que inspiración para subsanarlas. Por eso, quizá
haya que desintoxicar a la gente de todas estas cosas y ayudarla a tomar
conciencia de cómo son inducidas, fabricadas, necesidades de artículos
esotéricos a partir de la falsa idea de que son necesarios, para
lo cual hace falta que circule la falsa idea de que somos espiritualmente
pobres y que ciertos libros, talismanes, ángeles de vitrina o de
prendedor, nos enriquecen o nos proveen algo que no esté en nosotros
mismos. No digo que un cristal no sirva, ni que sea mentira que ayude.
Lo que digo es que esta utilidad y ayuda son recetadas y vendidas más
fácil y cuantiosamente en tanto se le haga sentir a la gente que
ella es inútil y necesitada de ayuda energética externa,
de suerte que una persona así no utiliza el cristal, sino que él
funciona solo; él ayuda. Así es más fácil que
enseñar a sentirse útil, capaz de ayudar, y a utilizar cristales
a partir de esa sensación de plenitud interior.
Con la espiritualidad en general,
sucede exactamente lo mismo: se la escucha, se la lee, se habla de ella,
y es ella la que lo tiene que enriquecer a uno, porque uno es pobre espiritualmente,
según uno cree, porque así se le hizo creer. Pero si uno
supiera lo rico que interiormente es, no sería un consumidor de
espiritualidad como producto escrito o hablado, sino exponente de valores
interiores que aflorarían por sentido común, no por sentido
religioso o doctrinario en alguna línea espiritual. Y el sentido
común de cómo comportarse en la vida, en la sociedad, es
lo que debe transmitirse. Y para eso no hace falta ser un gurú o
un aprendiz de Yoga, sino un sistema educativo y una cultura en los medios
de comunicación social, que promueva el altruismo y no la competitividad
egoísta, que es lo corriente. Y para eso debe ser revertido el falso
concepto de que los recursos necesarios para vivir son escasos y que, para
obtenerlos, hay que tener poder, el cual se consigue compitiendo con los
demás para ser más que ellos, o al menos como ellos, y que
no se puede esperar ayuda de nadie, así que no hay que gastarse
en ayudar a nadie, y que los pobres se las arreglen mientras uno apunta
al jet-set o, por lo menos, a las seguridades del empleo burocrático
con obra social y vacaciones pagas, que no deja margen para pensar en alguna
forma de ayuda a los necesitados, pues a uno nada le sobra cuando se malcrió
deseando demasiado. En tanto no sea enseñado que hay suficientes
recursos para todos, y que hay que distribuirlos de forma que no les falten
a unos y les sobren a otros, la gente seguirá sintiéndose
estafada por el sistema y seguirá tratando de salvarse como pueda,
sin poder pensar en el bien común. Es decir, sin que cualquier libro,
mensaje o enseñanza espiritual le solucione su problema existencial.
Por eso creo que el problema
social es, por sobre todo, político. Porque es en el nivel administrativo
de las naciones donde puede ser interrumpido el circuito de las falsas
concepciones sobre lo que debe ser el ciudadano, y empezar a hacer circular
otro concepto del individuo y la sociedad. Si no se logra esto, al sentirse
abandonado por el gobierno, el individuo seguirá sintiéndose
huérfano de Dios -aunque diga creer en su ayuda- y desengañado
del amor e indiferente a lo espiritual.
Pero el problema de que los gobiernos no hayan
podido llegar a esto, es que son ejercidos por personas tan descreídas
del amor y la espiritualidad como cualquier ciudadano común.
Por eso, sería ilusionarse demasiado el esperar soluciones de arriba.
Pero los pueblos viven esperándolas y los gobernantes viven
prometiéndolas. Estos le inhiben al pueblo la percepción
de que cada ciudadano debe gobernar, porque así inhibido se lo manipula
más fácil. Y ser manipulado no deja de ser una facilidad
para el ciudadano, porque así evade responsabilidades; así
se queda en la comodidad de que lo sirvan, en vez de servir. La verdadera
solución está justamente allí, abajo, en el servicio
de todos participando del gobierno de la comunidad, cada uno en su nivel,
su barrio, su cuadra, su escuela , su plaza vecina. Esto es lo único
que promueve la solidaridad, que genera optimismo para confiar en otros
y ser útil a otros, y que revierte el egoísmo en altruismo.
Y eso ya es espiritualidad en su grado más alto para un mundo como
el nuestro. Sin necesidad de religiones y conocimientos metafísicos
para alcanzarla. Basta con sentido común, sin tener que ser político
de partido, sino siendo gente común, pero sabiéndose útil,
revirtiendo un sistema en que es inutilizada, prescindiéndose de
su participación activa, para que en vez de producir soluciones
propias, consuma las del gobierno, que con eso lucra, pues hay que pagarle
por hacer lo que uno no hace. Hay que dejar de ser excesivamente gobernados,
gobernando, sí, pero para lo cual hay que gobernarse. Y eso significa
ser uno mismo, principio y fin de toda aspiración espiritual.
Quizá el lector prefiera,
pese a mis opiniones hasta aquí expresadas, comprar un péndulo
sin saber si podrá usarlo bien, llevar la piedra del signo para
recibir influencias astrales, intentar captar o sentir con la mano la energía
del cristal, y programarlo para conseguir pareja si no tiene, o para que
le vaya bien con la que ya tenga, si las cosas están mal en ciertos
aspectos que alguna piedra roja también podría resolver.
Porque, después de todo, quizá el equivocado sea yo al discutir
todas estas cosas que la tradición y la moda han logrado imponer
como indiscutibles. Claro que entre la credulidad y el escepticismo, habrá
notado el lector que mi balanza no se inclina, y que entre el puede ser,
y el no ser, el es y el no es, mi relativismo se alterna con un poco de
ese absolutismo que todos tenemos, quedando claro que hay cosas de las
que no tengo una opinión definitiva, así como otras me merecen
dictámenes concluyentes. Porque en este tema parece ser que no hay
maestros, sino aprendices a distintos niveles, y yo no podía ser
la excepción. Por lo tanto doy por sentado que no habré de
ser juzgado severamente por el hecho de no transmitir verdades, sino suposiciones
emergidas de mi sentido crítico de estudiante cuestionador de pseudoverdades
dichas por estudiantes como yo que se creyeron instructores. Yo sólo
me estoy instruyendo, y comparto lo que he aprendido. Hago esta aclaración
para que no se piense como se piensa comúnmente, que por estar en
los libros las cosas son ciertas y los autores son sabios o algo parecido,
y este libro y quien lo escribe seamos tomados de tal forma. Claro que
también es común que la superabundancia de basura editorial
lleve a la gente a prejuzgar y desconfiar ante lo que es bueno. Y en este
sentido, no estoy exento de la posibilidad de que el presente trabajo
pueda ser descalificado por muchos, a pesar de haberme esmerado en elaborar
algo que mi propia y exigente autocrítica considera elogiable. Claro
que no por obtener la calidad deseada para esta obra voy a esperar una
proporcional respuesta lucrativa; para eso debería desarrollar la
fe y no seguir diciéndole a la gente: "si existiera una piedra para
el dinero, yo ya sería millonario".