PROYECTO QUARTZ 
PIEDRAS Y ENERGÍA:
FALSEDADES Y CONFUSIONES
Guía de frecuentes conceptos erróneos, para evitar
engaños y equivocaciones
 
 

 

 

    Si no hubieran tantas informaciones incorrectas sobre piedras y energías, no sería necesario consultar un libro que centre su atención en lo confuso, lo falso, para tener en claro cómo han sido distorsionadas las verdades y fabricadas tantas ideas engañosas que hace falta desenmascarar. Porque para que el conocimiento de lo verdadero no se tope a ciegas con lo falso sin saber identificarlo, es necesario conocer cómo no son las cosas, con el mismo interés que el de conocer cómo son en realidad.

    El autor, a partir de sus experiencias personales y de estudios realizados en este campo durante casi una década, propone esta inédita forma de aprender sobre  el tema, pues considera que, ante la gran contaminación de falsa información circulante aprendida por muchos, es necesario "desaprenderla", descontaminarse, para permitir el ingreso del conocimiento legítimo que ese bloqueo dificulta.
 
 

EL AUTOR

    Nacido en La Plata en 1962, incursionó en la mineralogía en años preescolares mirando fotos en libros que había en su casa, y juntando piedras por ahí, que fue coleccionando desde sus primeros años escolares hasta sus viajes a Córdoba y Bariloche entre los diez y doce años, habiendo hecho sus primeras clasificaciones guiadas por lecturas de bibliografía sobre el tema alrededor de los ocho años, aprendiendo, desde allí, sobre brillo, dureza, peso específico, reacciones a los ácidos y a la llama, y otras propiedades y características de los minerales.
    Tras un largo paréntesis sin viajes a zonas con riqueza mineral, en 1985, durante un paseo por Curitiba, capital del estado brasileño de Paraná, adquirió ágatas y geodas en un comercio, con la idea de incorporarlas a su colección, pero que al llegar de nuevo al país utilizó como prueba piloto de lo que supuso que podría ser un buen negocio, y se vendieron con tal facilidad que la idea quedó flotando.
    Así, en 1987, inició una serie de viajes en busca de piedras semipreciosas, comenzando por amatistas y ágatas en Río Grande do Sul, con un primer cargamento de unos 60 kg. que fue toda una aventura transportar, aduana inclusive, y que en parte se fue vendiendo, lo que financió otros viajes, y en parte está en la colección particular.
    Viajes a Minas Gerais en busca de topacios en 1988 y de Turmalina en 1989, le abrieron el camino de la magia de los cristales de cuarzo. Siendo este estado brasileño el productor del 60% del cuarzo del país (según datos de aquellos años) y habiendo pasado meses allí, fue ideando un proyecto para la divulgación de información sobre este mineral, a través de exposiciones, conferencias, libros, prensa, etc.
    Así, a mediados de 1990, lanzó el "Proyecto Quartz", con una exposición de piedras de Brasil que desde entonces permanece en las peceras del acuario de la República de los Niños, en Gonnet, partido de La Plata. Allí, en el "Día del Niño" de 1991 (fue 4 de agosto) colocó junto con colaboradores y aprobado por el director del predio, un cristal de unos 40 cm. de largo y más de 10 cm. de diámetro, de unos 7 Kg., como símbolo de la energía universal cristalizada, y que fue arrancado de su base a los cuatro meses, quedando su desaparición en el misterio. Un segundo cristal, de tamaño algo mayor, fue colocado dentro de los fines del Proyecto Quartz en la plaza principal de Capilla del Monte en Pascuas de 1992, por mediación municipal. Otro, en febrero de 1994 en el Balneario La Toma, al pie del Cerro Uritorco; en junio uno de 4 kg. en Los Terrones, lugar situado detrás del cerro, y posteriormente, otro de 6,4 kg. en el museo de arte de San Rafael, Mendoza, para ser usado como centro de reuniones para meditación, colocado en el interior de una pirámide de vidrio. Daños y robos producidos a varios cristales públicamente expuestos, determinaron el cese de la colocación de estas piedras en lugares demasiado  expuestos.
    En la actividad de divulgación dentro del referido proyecto cultural, en diciembre de 1991, propuso y consiguió que la Municipalidad de Joaquim Felício, Minas Gerais, declarara de interés municipal el estudio y divulgación de las propiedades energéticas del cristal, especialmente en el ámbito escolar, quedando abierto por la ley municipal nº 662/91, el camino para convertir a esta ciudad productora de cristales, en un foco de conciencia sobre la parte metafísica del mineral y en un modelo a imitar en forma expansiva para esta conciencia que apunta a lo espiritual.
    Escribió notas periodísticas y mensajes, publicados en revistas  de temas espirituales y nueva era, como "Mensajes Cósmicos", dirigida por Francisco Checci, e "Hijos del Sol". Entre los mensajes, el más difundido es "Mensaje de un cristal a las Naciones Unidas" que, hecho especialmente para  la Cumbre de la Tierra ("Eco 92") y distribuido en el "Forum Global" en Río, continúa circulando desde entonces.
    En 1993 inició la Campaña "Red planetaria energética de cristal", distribuyendo cristales con un folleto -luego grabación- conteniendo un ejercicio de programación del cristal para integrarlo a una red mundial de mentes y corazones intercambiando energía positiva.
    Con parte de su rica colección -de las más completas en el pa&iaacute;s- participó con stand de piedras en las "Expo Gema" del "Centro para el Hombre Nuevo" (Buenos Aires), en 1991 y 1992 en los encuentros "Humanidad 2000" de dicho centro, en 1993 en Mendoza y en Merlo, Bs. As., así como en diversos encuentros, reuniones y ferias.
    Realizó exposiciones de piedras de Brasil en Villa Gesell (Casa de la Cultura, de la Municipalidad) en 1990; en Capilla del Monte en 1991; en 1993, de cristales y otras gemas en el "Loft de la conciencia superior" de "Casa FOA 93", en Puerto Madero, ciudad de Buenos Aires, y de piedras de Mendoza, en la casa de esta provincia en la Capital Federal; y de cristales de Minas Gerais en Santa Rosa, Río Grande do Sul, entre noviembre de 1994 y enero de 1995.
    Trajo de Brasil cristales para fines terapéuticos de la Fundación Cosmobiofísica del Prof. Pedro Romaniuk, proveyendo también de piedras a diversos gemoterapeutas del país.
    Pese a sus finalidades espirituales, cuando le discuten su parte comercial, se autodefine como "un simple vendedor de piedras y no un místico". Si bien haber buscado piedras desde el calor brasileño al frío patagónico y de las sierras verdes hasta los desiertos cuyanos y jujeños, ha sido su principal actividad, su profesión de Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social ha sido ejercida, aunque no visiblemente para los demás, a través de todo el referido trabajo de divulgación en el que también recurrió a notas radiales y televisivas, aunque dice no interesarse en su profesión como cuestión de imagen pública, pues cree que ser un profesional por sobre todo, es circunscribirse y no darle cabida a otras vocaciones que, como la mineralogía, lo metafísico, lo cósmico y lo artístico (principalmente pictórico) en su caso, le permiten no ser sólo un simple "periodista", esclavo de su oficina, sus horarios y rutinas, y ser, en cambio, como son los "piedreros" así definidos por el brasileño Francisco Bostrom en "El mago de los cristales": "(...) conocí a muchas personas de esta ocupación y al entrar en contacto con ellas, me di cuenta de que trabajar con piedras preciosas escondía algo realmente fascinante, aún a pesar de tratarse de un trabajo  muy inestable y lleno de trampas."
    "Admiraba la vida de los que trabajaban con las piedras, sin lugar de residencia, sin horarios, sin tener que pasar todas sus vidas trabajando en recintos cerrados, viajando de un sitio a otro, viviendo libres en un mundo libre, sin patrias y sin fronteras.
    "Me impresionaba la pérdida de noción del tiempo que se tiene en este medio. Todas estas personas viven en un mundo aparte, desligadas de la política, del fútbol o de los problemas internacionales, y se hallan totalmente subyugadas ante la fascinación que sobre ellas ejercen las piedras. Lo único que les importa es seguir descubriendo más piedras, rodearse de ellas, sentirlas cerca y vivir libremente gracias a ellas".

Argentina, 1996
 
 

AGRADECIMIENTO Y DEDICATORIA:

    A todos los confundidos, engañados y engañadores, sin cuyas incorrectas formas de ver las cosas, no me habría puesto a escribir al respecto.
    A mí mismo, por haber pasado la experiencia de ser uno de ellos, sin lo cual no sabría lo que ahora sí puedo transmitir.
 
 

FALSEDADES Y CONFUSIONES FRECUENTES
 
 
 
 

"ME PONGO LA PIEDRA Y YA ESTÁ"

   Esta actitud esbozada por mucha gente, está asociada tanto al pensamiento mágico como a la responsabilidad del propio destino, que es puesto bajo determinación de fuerzas externas. No puede afirmarse que tal o cual piedra es capaz de solucionar un determinado problema físico, mental o espiritual como si fuera una varita mágica. Sería tomar por absoluto e infalible un poder que no siempre puede comprobarse, porque las propiedades energéticas de una piedra pueden variar dependiendo de las influencias que reciba. Lo mismo que la energía nuclear, las piedras pueden ser utilizadas positiva o negativamente.
   No basta con adquirir o conseguir una piedra y depender de lo que ella pueda hacer por sí misma, sin hacer nada especial uno con ella. La piedra no es un objeto mecánico de funcionamiento autónomo: es un sujeto viviente que actúa en función de quien lo posea. Si el poseedor la utiliza, ella actúa mejor. Utilizar, no es simplemente llevar puesta una piedra, tenerla encima y no sentirla, no confiar en ella, y hasta a veces olvidar que existe.
   La piedra debe ser más que una sirvienta y menos que una dueña para uno mismo: no está para obedecernos ni para dirigirnos; debe ser, simplemente, una compañera. No debe vivir para nosotros, ni se debe vivir en función de ella, endiosándola como salvadora; tan sólo hay que convivir, participar de una existencia compartida junto con ella.
   Aunque la encontremos o la compremos, el derecho de propiedad sobre una piedra debe limitarse al plano social, frente a los demás, mientras que frente a ella no cabe una actitud de posesión. Se puede tener hijos, animales como mascotas o plantas como adorno, y se puede llegar a ejercer autoridad posesiva sobre todo; pero que la costumbre nos haya creado la cultura de la dominación no significa que sentirnos dueños de otros seres vivientes sea correcto. "Mí perro", "mi" rosal, "mi" esmeralda. Hemos constituido una sociedad basada en pertenencias.
   Sin pretender, por lo pronto, cambiar esa estructura social, lo importante está más allá de los derechos frente a la sociedad y que nos aseguran que al perro, al rosal o a la esmeralda puede pasar cualquiera a verlos, pero sin que se los lleve. Eso importante, es comprender que los seres que están bajo nuestra responsabilidad no forman parte del circuito económico por el cual se manejan precios, compras y ventas; todos ésos son valores creados por el hombre que no responden a la esencia libre de los seres adquiridos y poseídos. Nada más contundente que la muerte para demostrar que cuando nos vamos, nada nos llevamos.
   Es preciso mantener frente a "nuestra" piedra, la conciencia de que, más allá del sentido de pertenencia ante los demás, ella debe tener beneficios que la mantengan fuera de esos parámetros de la propiedad privada. Si logramos comprender que, dinero de compra, adquisición y propiedad aparte, piedra y ser humano tan sólo se han encontrado en la vida para una coexistencia transitoria, la relación con el mineral debe y podrá ser de compañerismo.
    Se habla de las piedras como "chips" de computadoras que pueden programarse para una función específica, luego borrar la programación y reprogramar otra cosa. Esa propiedad de apariencia mecánica puede dar lugar a prácticas erróneas, si no se acompaña el trabajo técnico con el sentir. Se confunde a menudo piedra con robot, y el trato con ella  no pasa de la misma frialdad con que se programa una máquina. Seguramente, la ignorancia de fórmulas técnicas de trabajo con piedras es menos importante que el sentimiento con que se las trate y que, por sí solo, puede lograr resultados aunque falten detalles técnicos de uso.
    Una panorámica del planeta nos muestra los múltiples tipos de comportamientos del ser humano con los minerales. En un paso por Minas Gerais, Brasil, podemos observar millares de cristales de cuarzo tirados a la basura y miles de habitantes pasando  por las calles sobre ellos, sin que muchos hayan escuchado algo sobre la energía y la vida de los cristales. Mientras tanto, a miles de kilómetros, habitantes de los cinco continentes recorren comercios en busca de algún cristal con el cual iniciar nuevas experiencias, y muchos no lo encuentran. De los que llevan una piedra en el cuello o en el anillo, unos son incapaces de salir a la calle sin esa protección; otros, en el extremo de la indiferencia y la incredulidad, nada especial encuentra en una gema. Todo es producto de la falta de información existente sobre estos milenarios y esotéricos conocimientos. Sin pretender restarle importancia a las propiedades específicas de cada piedra para la mente y el organismo, que ocuparían decenas de páginas, lo importante hasta aquí es rescatar el valor espiritual de esos campos de energía  materializados, que perciben, sienten y emiten vibraciones. Sólo acostumbrándonos a amar y respetar como vivientes a esos seres, estaremos en condiciones de saber utilizarlos para fines curativos y mentales específicos.
 

"HAY QUE TRATAR A LAS PIEDRAS CON CARIÑO"

   Si bien un mineral tiene una forma de vida, distinta de la orgánica, pero vida al fin, los besos y mimos a los cristales no deben dar lugar a ideas inadecuadas de lo que una piedra puede "sentir". Uno de esos delirantes que desmerecen el movimiento de la "Nueva Era", decía que cuando mimaba a uno de sus cristales, el otro se ponía celoso... Llama la atención que este señor (Coco su apodo) pretendiera ponerse como psicólogo de la problemática sentimental de los cristales, dando cátedra de como funciona la mentalidad y afectividad de un mineral, a imagen y semejanza de los humanos, y que, como tantos psicólogos, este sujeto parece "estar del coco". Por desgracia, el tipo no era el único delirante, sino que el tema de las "piedras celosas" también fue tratado en televisión por otra discípula de tan ridícula escuela, mereciendo la burla de Raúl Portal en "PNP". Si de las piedras se puede esperar celos, por qué no otras pasiones demostrativas de imperfección, desequilibrio, con lo que recurrir a ellas no merecería confiabilidad alguna. Si el hombre recurre a ellas, es porque no tienen, en este sentido, su imagen y semejanza.
 

"NO SE PUEDEN USAR JUNTAS DOS PIEDRAS DISTINTAS"

   Más que una convicción, es una idea que muchos tienen, vaya a saber por qué; quizás porque en la mente de muchos está la idea de competencia e interferencia mutua por sobre la de convivencia armónica. La falta de un sentido de convivencia social observable entre mucha gente, les hará pensar que entre minerales la cosa es parecida. Cuando alguien compra dos o más piedras y pregunta si se pueden usar juntas, quizá le ronda por el subconsciente esta idea, o le está aflorando al nivel consciente.
  En otros casos, sucede que una piedra es para excitación, activación sanguínea y anímica, y otra es para relajarse, calmarse, y es evidente que ambas a la vez no conviene usar, sino sólo la que sirva al estado que se quiera lograr entre esos dos. Pero eso no significa que ambas piedras no puedan ser usadas juntas fuera de esa circunstancia.
 

"¿HAY QUE LLEVARLA SIEMPRE?"

    Frecuente pregunta de quien compra o recibe una piedra, y cuya respuesta por parte de cierta clase de personas es "sí". Esto significaría para el agraciado poseedor de la piedra, la desgracia de no poder prescindir de ella, siendo por ella poseído psicológicamente en esa enfermiza relación de dependencia del sujeto con relación al objeto. Ante la pregunta de si hay que llevarla siempre, mi respuesta habitual es "siempre que quiera o lo crea necesario".
 

"LOS MUÑEQUITOS DE DUENDES Y HADAS QUE SE VENDEN PEGADOS A PIEDRAS, INVOCAN A ESOS ELEMENTALES"

    La moda de los duendes, las hadas y otros pequeños personajes de la naturaleza, dio lugar a la ingeniosa idea de fabricar muñequitos que, pegados sobre una piedra, supuestamente llamarían de algún modo la atención y la ayuda de esos seres elementales. Un cuarzo rosa con el "hada del amor", invocaría a tal "libélula"- mujer. Cierto o no, el jueguito no dejaba de caer simpático al destinatario del producto. Como "juguete" o como símbolo, la cosa es sana. Como puente de conexión, es tan innecesario -o inútil- como cualquier imagen de alguien santo o divino que se fabrica y vende para que la gente encuentre en ella ayuda o protección, por no saber procurársela de otro modo.
 

"NO HAY QUE USAR LOS CRISTALES ENGARZADOS EN PLATA"

    Había quien decía eso y los tenía engarzados en bronce. Cobre era mejor, decía. La plata es el mejor conductor de la electricidad, y el cobre es mejor que la plata para conducir energía, es cierto. Y el oro mejor todavía. Pero eso no significa que la plata desfavorezca, anule o disminuya la fuerza del cristal. Con la Luna, los cristales y la plata forman un tríptico vibracional armónico. ¿De dónde salió, entonces, la versión de no usar este metal con el cristal? Cosas que se inventan y se dicen.
 
 

"LOS CRISTALES ENGARZADOS CON LA PUNTA PARA ABAJO, MANDAN ENERGÍA PARA LOS CHAKRAS INFERIORES. LO CORRECTO ES USARLOS CON LA PUNTA PARA ARRIBA, HACIA LA CABEZA".

    Los cristales trabajan con dos tipos de energía: la direccional y la expansiva. La primera es la que, por el ápice, es proyectada en forma puntual, en un rayo. Tal es la aplicación gemoterapéutica sobre chakras y partes del cuerpo, a modo de láser. La energía expansiva, en cambio, puede abarcar un campo más amplio, no a partir de la punta, sino de la masa del cristal. El campo generado por el cristal sobre la persona que lo usa, no está determinado por la posición en que el cristal se encuentre con respecto al cuerpo. La energía expansiva, además, tiene dos campos de acción: local y a distancia espacial-temporal. La amplitud energética local está dada por la persona que usa el cristal y el entorno de ella, sobre el cual dicha fuerza actúa también. La acción a distancia puede ser infinita y programable, de modo que a través del cristal se envíe energía, en información, pensamientos, sentimientos, a otros espacios y tiempos. En eso tampoco interviene el posicionamiento del cristal con respecto al piso o al cuerpo del poseedor. Ahora bien, si hay quien tiene problemas de sexualidad y cree que con el pensamiento proyectado mediante el cristal con la punta para abajo se influye negativamente sobre los chakras inferiores, sería más meritorio limpiar la mente y cambiar la actitud, que cambiar la forma de engarzar cristales por parte de los artesanos. Con una mente más clara y una actitud más abierta a lo sexual sin reprimirlo, en vez de limitarse a que la energía de los chakras fluye desde abajo hacia arriba y el cristal, punta arriba, acompañaría esta corriente, haría útil el cristal de punta abajo para que su mente positiva haga fluir una corriente energética de arriba hacia abajo. Y dejar de echarle la culpa al cristal punta para abajo por los efectos negativos que supuestamente es él quien los produce y no la propia mente.
 

"¡MIRÁ COMO GIRA EL PÉNDULO!"

    Es la expresión de muchos de los que lo usan, aunque es frecuente que los signos de exclamación no cuenten en la expresión, porque denotarían una sorpresa que el pendulador no debe trasuntar, sino que, por el contrario, se muestra totalmente seguro e inexpresivo manejando el instrumento radiestésico, con una apariencia de experto en el asunto que transmita la confianza necesaria al observador o cliente. He visto péndulos oscilar y girar a partir de un casi imperceptible movimiento de la mano que los sostenía y muy a pesar de que el sujeto asegurara que se movía solo, que él no lo estaba moviendo. Y he vendido y visto más péndulos que personas capaces de usarlos sin autosugestionarse y confundirse. Péndulos de cristal de roca, de amatista, de cuarzo rosa, etc., son lanzados al mercado en tal cantidad, que pareciera haber muchísima gente sabiendo manejarlos, lo cual no es verificable en la práctica. De tener ciertas condiciones y facultades radiestésicas que hay una mínima franja de la población que las presenta, a comprar la herramienta antes de saber trabajar, la consecuencia invariable es la frustración de comprobar que el colgante objeto no se mueve, o creer que se está moviendo solo, cuando, sin darse cuenta, se le ha dado algún leve impulso. El buen aprendiz debe, ante todo, evitar el autoengaño.
 

"ME COMPRO UNA BOLA DE CRISTAL Y VEO EL FUTURO"

    Ilusa suposición de consumidores de fórmulas mágicas, que todavía ignoran que ser "futurólogo de cultivo" no es lo mismo que tener condiciones adivinatorias naturales. La fabricación de bolas de cristal supone no sólo satisfacer la demanda de éstos últimos, -que no son muchos- sino también apuntar al mucho más promisorio mercado de los principiantes, que suponen que el instrumento y la práctica podrán conducir a la experiencia parapsíquica. Suele no ser suficiente. Pero el principiante quiere experimentar, a ver qué pasa, aunque no pase nada, porque en este caso, la esfera cristalina no deja de ser un bonito objeto decorativo para la repisa o el escritorio.
Con la suposición de que por estar en el tema de las piedras, yo podría ser uno de esos videntes, alguien me preguntó en una reunión: "¿Ves tu futuro a través de los cristales?", a lo que respondí: "Bueno, creí que a través de los cristales tendría un futuro de buenos negocios, pero no fue tanto".
 

"LAS PIRÁMIDES DE CUARZO PARA COLGAR FUNCIONAN IGUAL AUNQUE NO ESTÉN ORIENTADAS"

    Se sabe que, orientadas según los puntos cardinales, las pirámides funcionan correctamente. Sean de metal, de madera, de piedra, de cartón, o lo que sea. Si no, el funcionamiento no es el mismo. Habría que experimentar, para ver en qué medida disminuye. Quizá una pirámide colgada del cuello no tenga nulidad de funcionamiento, pero desde ya que no va a funcionar igual que si se la orientara. No cumple un propósito funcional, sino estético y simbólico por sobre todo. Porque en lo energético, no debe ser mucho más fuerte que una piedra del mismo tipo tallada en otra forma.
 

"LOS CRISTALES CON LA PUNTA ROTA NO SIRVEN"

    Considerando que, si bien hay una energía que fluye por la punta, hay un campo energético que es expansivo a partir de la masa del cristal, esta condenatoria afirmación carece de fundamentación en lo que a calificar como inútil a un cristal con punta rota se refiere. Sería más o menos como si una persona a la que se le amputara un brazo o una pierna, "no sirviera". Es preferible que los cristales estén sanos y elegir éstos entre los deteriorados, pero si se tiene o se encuentra uno con roturas, por más que no funcione como el otro en algún aspecto, podrá, sí servir para otras funciones.
 

"AL TRABAJARLAS PIERDEN ENERGÍA"

    Si bien las piedras en bruto son de preferencia de los que más entienden de cuestiones energéticas, -así como las trabajadas son las preferidas por quienes se fijan en lo estético- el tallado o pulido no siempre afecta desfavorablemente a las piedras. Según Liliana Gramano, gemoterapeuta de Buenos Aires, los diamantes, la malaquita y el lapislázuli son algunas de las piedras que aumentan su poder al ser trabajadas.
    Otras funcionan mejor en bruto; la mayoría según se dice, en especial las cristalizadas. Y con respecto al cristal de cuarzo, al tallarlo en forma de esfera, adquiere mayor poder adivinatorio (la famosa bola de cristal), y en forma de pirámide, pasa a canalizar energías como sólo esta forma geométrica lo puede hacer. Por lo tanto, la pérdida de energía en el tallado o pulimento, no siempre se produce, sino que hasta sucede lo contrario.
 

"LOS CRISTALES BITERMINADOS PULIDOS SIRVEN COMO ESCUDOS ENERGÉTICOS DE PROTECCIÓN"

    Que un cristal con dos puntas sea pulido respetando caras y ángulos, no le quita su aptitud para generar un campo energético protector. Pero si una de las puntas no existía en el cristal en bruto y le es tallada, la distribución molecular en esa punta no tendrá el mismo ordenamiento que en una punta natural. No es de esperarse, por lo tanto, que funcione como el otro lo haría. De ahí que la utilidad de un cristal pulido puede existir, sí, pero dependiendo de que sea un pulimento que respete la forma natural. Y eso es casi imposible de distinguirlo una vez que la pieza ya está elaborada. Puede haber biterminados genuinos mezclados con inventados, pero la imposibilidad de saber cuál es cuál, sugiere la recomendación de buscar cristales en bruto, sin pulimento, y verificar que a estos no se les haya tallado una segunda punta - no es frecuente, pero hay quienes lo hacen - lo cual es observable por el tipo de superficie de una cara pulida, que no presenta el mismo aspecto que una natural, pues la natural presenta irregularidades y la pulida es lisa como un vidrio, pero con curvaturas en los objetos reflejados, que la natural no distorsiona.
 

"CUANTO MÁS GRANDE ES EL CRISTAL, MEJOR"

    La masa de un cristal emite vibraciones en su entorno, de manera que a mayor tamaño, mayor campo vibracional en el lugar donde el cristal se encuentre. Pero la propiedad de almacenar memoria, de transmitir información a distancia, de ser programado para funciones diversas, no depende de las dimensiones de la piedra. Se puede usar tanto un cristal de bolsillo como uno de cientos de kilos para transmitir lo que se desee a la distancia que se desee, pues en esta función de antena la medida es lo de menos. El tamaño es importante sólo en la energización ambiental local. Y en cuanto a protección, los cristales biterminados de bolsillo pueden ir desde milímetros hasta unos cuantos centímetros, sin que tal diferencia sea sustancial. Quizá en la mente de los que creen que un cristal es mejor cuanto más grande, hayan raíces subconscientes que el psicoanálisis podría vincular con lo fálico.
 

"LOS CRISTALES CRECEN"

    Hay mucha gente que cree que los cristales de cuarzo y otras piedras que hoy miden, supongamos, cinco centímetros, un día medirán seis, después siete... y así, vaya a saber hasta dónde y hasta cuándo, ya que esta gente, partiendo del principio de que los cristales no paran de crecer, podría suponer entonces, que podrían crecer metros, kilómetros y kilómetros... Como eso ya sería -por sentido común- inadmisible, esta gente creerá que el crecimiento es milimétrico, lento, y que todo el tiempo del mundo no alcanzaría para que las dimensiones de crecimiento sean tan exageradas. Pero, en realidad, esta gente no se pone a pensar ni siquiera eso; no razona si hay crecimiento continuo o si un día se detendrá . Y tampoco, en ese caso, se pondría a razonar que ese día de finalización de crecimiento ya pasó y hace millones de años; que el cristal que hoy mide cinco centímetros, medía cinco centímetros hace millones de años y continuará midiendo cinco centímetros por millones de años más hasta el fin del mundo si lo hubiere. Pero hay gente que está convencida de que el cristalito que tenía le creció. Y le discute a uno asegurando que está más grande. Y le insiste en que seguirá creciendo. No es mi culpa que las estructuras moleculares que se ordenan formando cristalizaciones, tengan una permanencia tal que no haya posibilidad de crecimiento o de disminución de tamaño de una piedra de cuarzo. Pero que haya quienes piensen diferente, tal vez sea por culpa de ciertas connotaciones fálicas que en sus mentes se asocien al formato alargado de los cristales y a cierta publicidad de productos afrodisíacos que prometen agrandar el tamaño del miembro viril y que tendrá sus consumidores, porque hay gente que se cree cualquier cosa.
 

"¿VISTE EL CRISTAL QUE TE COMPRÉ? ¡NO SABÉS LO PURO QUE ESTÁ!"

    "Estaba impuro y se fue limpiando", dice el convencido dueño de la piedra a la cual cree haber hecho subir de nivel evolutivo, desde que llegó a sus manos procedente de un ser tan pobre espiritualmente como es uno, que lo tenía guardado privándolo de adquirir un mayor grado de pureza y luz. Entonces uno, para ver si es cierto que tal fenómeno se produjo, va a ver el cristal, y no ve cambio alguno. El cambio, aparentemente, está en la imaginación autocreída de quien tiene la piedra y la idealiza como a una novia flamante, pero no le sacó una foto el primer día, para que la comparación tenga un punto concreto de referencia ante cualquier posible divague mental. Porque la mente humana es asombrosamente adaptable a lo que convenga, bloqueando la memoria y fabricando supuestos cambios de cosas que siguen como estaban, pero que en razón del olvido se las cree dinámicas. Es muy difícil que la memoria consiga fijar "fotográficamente" el grado de pureza o impureza de un cristal, a tal punto que no se autoengañe si un día, de pronto, lo ve más puro. Es mucha la gente que, en un momento dado, cree ver a su preciado cristal más puro que cuando estaba en otras manos, y se cree a sí misma, causante de la supuesta purificación. Una cosa induce a la otra, y el autoengaño hace perder la percepción de la realidad tal como es, para inventar otra a conveniencia.
¿Y qué es esa impureza que hay en los cristales? en muchos casos, vista al microscopio, resulta ser un cúmulo de millares de microscópicos cristalitos. No pueden esfumarse, "purificarse", porque son parte del cristal, como las estrellas lo son de la galaxia. No son una sustancia extraña, sino un microcosmos de cristales en un cristal, el cual es, en otra escala, como un microcosmos en el universo de los cristales del planeta. Sólo la imaginación puede hacer que esos microcristales sean menos que antes, de modo que el cristal se vea más puro. Porque para la imaginación todo es posible.
 

"¿CUÁL ES LA PIEDRA PARA ATRAER DINERO?"

    Alguna debe ser, ya que se dice que la hay; el ojo de tigre, el topacio imperial, el cuarzo citrino, la pirita... Es decir, amarillas y doradas, esas son las del dinero. Como corresponden al nivel de lo mental, donde se encuentra lo laboral a nivel intelectual, como los negocios, y como el comercio corresponde a Mercurio y éste, como Géminis, tienen las piedras amarillas claras y Virgo (el otro mercuriano), amarillas oscuras, la cuestión del dinero pasa por ahí. El dinero, cuyo patrón es el oro, posee una determinada vibración, y el color amarillo y el dorado vibran en esa escala. Vestirse con estos colores o usar las referidas piedras, supuestamente, colocaría a la persona en sintonía con el circuito energético del oro y el dinero. Pero de ahí a que esto se traduzca en ganar la lotería, encontrar un tesoro o, por lo menos, una billetera gordita en la calle, hay una brecha que la fría estadística nos muestra: ni con ojo de tigre ni con plumita de caburé salieron de pobres la mayoría de los que tuvieron la esperanza. Y sí lo hicieron muchos que no recurrieron a la magia de ninguna piedra.
También se dice que las piedras amarillas, así como el trabajo, favorecen el estudio, pues estimulan la claridad mental, la inspiración, la creatividad. Debe ser así. Pero cuando en mis ventas de piedras me preguntaban qué hay para el estudio, mi respuesta era: "Libros". ¿Para atraer dinero? "Trabajo". ¿Y para conseguir trabajo? "Los clasificados de Clarín".
 

"EL CUARZO ROSA ES PARA CONSEGUIR PAREJA"

    Esta idea procede de la propiedad de esta piedra para ayudar en crisis afectivas y mejorar en el plano del corazón. Pero se confunde el concepto de "amor impersonal", desinteresado, que esta piedra y otras rosadas estimulan, con sexo o con enamoramientos apasionados a nivel de pareja. Unos muchachos me preguntaron una vez, en un puesto de feria artesanal, en La Plata, para qué es esta piedra. Respondí "Para el amor". Y uno de ellos dijo: "Entonces salimos y rompemos todas las chicas!. Ahí le aclaré: "Dije amor, no sexo; para eso son éstas" (piedras rojas y negras ). Y cuando algunas chicas venían en grupito y me preguntaban qué hay para conseguir novio, les decía: "la discoteca", o bien, "no ponerte en inaccesible".
 

"LAS PIEDRAS TEÑIDAS NO SIRVEN"

    Salvo las ágatas de genuino color celeste liláceo procedentes de África, las azules de Río Grande do Sul, Misiones y Uruguay, son teñidas (ferrocianuro potásico y sulfato de hierro). Las verdes se tiñen con ácido crómico, las amarillo-verdoso con ácido clorhídrico, las rojas (no todas, hay naturales) con óxido de hierro, y marrón-negro, con azúcar y ácido sulfúrico.
Aunque la coloración sea artificial, hay gemoterapeutas que dicen haber logrado buenos resultados con estas ágatas. Por lo tanto, la artificialidad de ciertas coloraciones no implica imposibilidad de que, cromáticamente, haya energías utilizables. Con los citrinos procedentes del calentamiento de amatistas y cuarzos ahumados, sucede lo mismo.
 

"PIEDRAS QUE SE PIERDEN: ¿UNA PENA O UNA SUERTE?"

    Cuando la cadena se pierde con su piedra, o ésta se  desprende de aquella, o del anillo, o desaparece del bolsillo o de la cartera, hay quienes se lamentan, y hay quienes piensan que por algo será, que llegó el fin del tiempo útil para uno ("cumplió su ciclo") y que uno ya no la necesita, o ella ya no lo necesita a uno. A veces, directamente, estallan, se parten, quizá por autodestrucción, o quizá por sobrecarga de energía. Más aceptable es para mí esto último. Pero ante la pérdida de una piedra también el descuido entra en juego, y el descuido puede tener una explicación psicológica, pues las cosas que uno pierde, a veces están siendo inconscientemente rechazadas, por razones que internamente subyacen a la razón consciente. Otras veces, no hay otra razón que la pérdida de adherencia del pegamento con que la piedra está engarzada, o que la rotura del engarce por algún golpe o fricción. Y en esta amplia gama de posibilidades, antes de apenarse o alegrarse por el nuevo destino de la gema perdida, hay que discernir, observar, sentir, todo lo cual no siempre es posible, y ante lo cual no cabe otra respuesta que el "no sé por qué habrá sido", en vez de autocondenarse con el "tendría que haber tenido más cuidado" o autojustificarse con el "cumplió su ciclo", opciones ambas que sólo valdrían si verdaderamente se supiera la causa.
 

"NO HAY QUE USAR PIRÁMIDES DE CUARZO PUESTAS"

    Se dice frecuentemente que la carga energética de un cuarzo tallado en forma de pirámide es  muy fuerte, tanto que no conviene usar estas piedras sobre el cuerpo. También se dice que unos resisten esa carga y otros no. Por lo tanto, unos pueden usar la pirámide aunque los otros no puedan. De ahí que habría que ver si el problema pasa por el objeto o por el sujeto. Porque si no es en la emisión energética, sino en la falta de receptividad de cierta clase de personas donde está el problema, la cosa no vale sólo para la forma piramidal, sino que sobran testimonios de gente que siente rechazo por los más diversos tipos de piedras, talladas o no, y esta sensibilidad no está exenta de una posible connotación autosugestiva, por lo menos en una parte de los casos. Por cierto, cuanto más se le tema a la piedra que se está usando, creyendo que es ella la causante de un determinado malestar, es posible que ciertas piedras capten ese pensamiento en forma de energía negativa que ellas le devuelven a la persona en forma de malestar físico o emocional.
 

"LAS ESMERALDAS SON PIEDRAS MALDITAS"

    Esta idea de legendario origen no tiene, en la actualidad, gran difusión popular, ya que "la reina de las piedras preciosas" es muy admirada y deseada por su singular belleza, a tal punto que si de algo da que hablar es de lo tanto que gusta, y no de malas historias que se han ido olvidando.
    En 1988, en Santa Teresinha de Goiás, Brasil, fue descubierto un rico yacimiento de esmeraldas. Era en abril, y la noticia produjo una masiva movilización de buscadores, en un 80% bahianos, que levantaron en torno de la gran excavación una ciudad de treinta mil habitantes en sólo seis meses, y que en octubre fue declarada autónoma de Santa Teresinha, constituyéndose en un nuevo municipio, con el nombre de "Campos Verdes", al hasta medio año atrás despoblado lugar. Recién estuve allí en julio de 1996, y mientras recordaba aquel film "Fuego verde", con sus escenas de violencia y de codicia en torno de las esmeraldas, notaba una rara paz en Campos Verdes, que en absoluto coincidía con aquella historia cinematográfica y tampoco con lo que un colombiano me contaba hace poco sobre los peligros de su tierra en los lugares con esmeraldas. Pero a medida que iba charlando con gente que había vivido los años iniciales de la fiebre de las esmeraldas en Campos Verdes, me di cuenta de que la rara paz tenía su explicación. La realidad de aquellos verdes años había sido que los crímenes, peleas y el riesgo permanente en las calles, era la identidad de una población no nacida por algún principio de unidad, sino dividida por la codicia. No unidos por un fin común, sino reunidos por la finalidad individual de la prosperidad económica, muchos andaban con revólver encima y apretaban el gatillo por cualquier cosa, en especial si el alcohol y cuestiones de mujeres y cabarets  encendían la chispa. Pero hoy Campos Verdes ha bajado la producción de esmeraldas, es cada vez más difícil la búsqueda, hay, consecuentemente, menos dinero circulando, con lo que todo el comercio ha mermado y dos tercios de la gente de aquella pujante ciudad han emigrado. Casas deshabitadas se alquilan hasta en diez dólares mensuales, cuando en los dos hoteles la diaria vale cinco. Ya no hay cabarets y dinero en los bolsillos para cashasa y descontrol o para que alguien quiera asaltar gente por ahí; tal es la pobreza que se observa, y quien todavía  pertenece a la mínima parte de la población en una posición más desahogada, toma sus precauciones y anda armada, pero escasean los asesinatos. Antes había varios por día y hasta varios por hora; ahora hay quizá varios por mes, o al menos alguno, y a quienes vivieron los inicios, eso les parece poco y el ambiente les parece aceptablemente tranquilo. De todos modos, el "Fuego Verde" que iluminó de prosperidad a unos, quemó las vidas de otros y proyectó sobre la fama de Campos Verdes la sombra que invariablemente eclipsa las historias y recuerdos de todo lugar donde se extraen esmeraldas.
    Alicia Gallotti, en "El poder mágico de los cristales" (1988), que fue bestseller en Estados Unidos, dice: "Mucha gente siente aversión hacia las perlas o los ópalos porque cree que son piedras "gafe", pero ninguna de ellas posee un halo de tragedia como las esmeraldas. Analizando este curioso fenómeno mitológico asociado con accidentes, dramas, sangre y muerte, algunos investigadores históricos suponen que puede deberse a su color, ya que en los pueblos primitivos era habitual asignar al verde un poder maléfico. La presunta "mala suerte" del verde podría originarse en que, en épocas pasadas, para obtener tejidos de color verde las telas eran sometidas a un tinte que contenía arsénico y que, por lo tanto, pudo haber producido accidentes trágicos. Las leyendas que circulaban en el Renacimiento eran muy numerosas respecto a este tema." Desde ya que si la idea sobre la supuesta negatividad del verde pudiera ser la causa del problema, se trataría de una cuestión mental y no de una acción generada por el verde en sí, cuya vibración favorece la salud, la calma, por lo que la predisposición a cometer hechos de sangre no pasaría por una cuestión energética de las esmeraldas, sino por una cuestión cultural. Gallotti concluye: "A fin de avalar la veracidad de sus ondas negativas, abundan los relatos trágicos sobre las esmeraldas, muchos de los cuales tienen por protagonistas a personajes conocidos, como la actriz francesa Josette Day, que se convirtió en una de las mujeres más ricas del mundo al casarse con el industrial belga Solvay y cuya pasión por las esmeraldas la llevó a la ruina, o la multimillonaria Bárbara Hutton, apasionada por las esmeraldas, cuya desdichada vida sentimental hizo estremecer a varias generaciones. Desde luego, la maldición de las esmeraldas tiene mucho más que ver con la superstición que con la realidad: las personas somos las únicas responsables de nuestros propios destinos".
 

LAS PIEDRAS NEGRAS ATRAEN FUERZAS NEGATIVAS"

    Como, a nivel físico, el blanco refleja y el negro absorbe (luz), y a nivel espiritual el blanco es Yang y el negro es Yin, positivo y negativo, y como el blanco es asociado a la pureza y el negro a lo maléfico, las piedras de este color no podían estar al margen de tan mala fama. El ónix es la más difamada entre todas: "genera discordias y temores en quien lo lleve puesto. En realidad es una piedra muy nefasta" (Sylvia Colombres, "Los símbolos secretos y el poder mental", 1989).
    "Las piedras preciosas negras deberían ser llevadas solamente como adornos de luto, excepto cuando la persona en cuestión está dominada por el signo de Capricornio" (Franz Mansfeld, "Piedras Preciosas", 1942).
    "El ónix negro es el amo supremo del ego: lo hace sentar cabeza y lo estabiliza. Como que es porosa, esta piedra es, por tanto, permeable, pero no guarda la energía. Es capaz de absorber la negatividad y, al mismo tiempo, dejarse penetrar por vibraciones positivas. Y, sin embargo, no retiene estas energías mucho tiempo y su acción es de corta duración  dado que se neutraliza a sí misma" (Daya Sarai Chocron, "La curación por las piedras", 1986). Esto confirma que el ónix atrae fuerzas negativas, sí, pero como pararrayos que las desvía de la persona hacia donde puedan ir dirigidas. Otras piedras negras, por el contrario, en vez de absorber, -como en la física pasa con la luz-, reflejan las negatividades. Tal es el funcionamiento de la turmalina negra y de la obsidiana negra, que son verdaderos escudos de protección. Se trata de piedras compactas y vítreas, en tanto que el ónix es poroso. Eso marca la diferencia entre la cualidad de reflejar y la de absorber. Pero en cuanto a la cuestión del negro y su sintonía con vibraciones negativas, si bien la cosa podrá ser tenida en cuenta con la vestimenta, no es igual una piedra que una campera o un sombrero. La ropa es creación humana, no siempre en correspondencia  con las vibraciones cromáticas que el cuerpo y los chakras necesitan o reciben bien. Las piedras, en cambio, son creaciones de la naturaleza que están molecularmente organizadas para responder adecuadamente a los campos energéticos que actúen sobre ellas. Con telas, cueros y plásticos, no se puede pretender lo mismo.
    Otra propiedad de las piedras negras es la de hacer "cable a tierra", conectando a la persona con las realidades del mundo de la materia, para tener los pies bien puestos en él y no divagar en cosas inconcretas. Todo exceso, claro, llevaría al materialismo. Pero eso no sería culpa de la piedra sino de quien la usa.
 

"SI LAS AMATISTAS REVIERTEN LO NEGATIVO EN POSITIVO, ¿NO PODRÁN REVERTIR LO
POSITIVO EN NEGATIVO?"

    Si la transmutación se operara en cualquiera de los dos sentidos con el violeta, la pregunta tendría sentido. Pero carece de él por el sencillo motivo de que el violeta purifica, eleva espiritualmente, no puede operar transmutación en sentido inverso a su esencia positiva.
 

"HAY QUE PONERLAS EN AGUA Y SAL"

    Según esta premisa, hay quienes no se atreven a colocarse una piedra recibida o comprada sin descargarla, por eso de la "mala onda" impregnada. Otros, sin que la supuesta carga negativa les importe, se colocan la piedra en el instante. ¿Y qué es lo aconsejable? Para no ser absolutista, siendo que lo que me caracteriza es la relatividad de las cosas, creo que la descarga salina previa al uso es necesaria a quien pueda ser susceptible ante las cargas negativas y no pueda neutralizarlas mentalmente, así como el que mentalmente pasa a generar una corriente positiva hacia la piedra contaminada que se pone, la está limpiando de otra manera, no menos efectiva. Claro que hay objetos fuertemente cargados de vibraciones de quienes los han usado, como joyas, ropas, instrumentos; que pueden afectar negativamente a quien pase a poseerlos. Con ciertos famosos tesoros, por ejemplo, era casi seguro que algo malo le pasaría a quienes los tuvieran. Tal es el caso del Diamante Hope, tristemente célebre por el tendal de víctimas de sus supuestamente malignos influjos, o de la Tumba de Tutankamón, cuya maldición parece haberse cumplido para con sus profanadores. Habría que ver si al famoso diamante azul o a los tesoros del faraón, se los habría podido descargar de sus letales fuerzas con un simple baño salino. Pero para quienes entienden de esoterismo, la sal barre con todo...
 

"NO DEJES QUE TE TOQUEN LA PIEDRA"

    Recomendación frecuentísima efectuada por personas que piensan más en que hay peligro de "mala onda" que en ser positivo ante eso, y también pensar que el que toca la piedra puede impregnarla de buena onda si la tiene. Si uno va a usar una piedra, el uso significa que a esa piedra se la va a hacer funcionar positivamente y que uno no será pasivo y que la piedra no estará bajo posibles influencias negativas sin que se la proteja mentalmente. Si se tiene una mente positiva y actuante, se puede dejar que toquen la piedra. Si no, el temor a que la manoseen es una manifestación de vulnerabilidad que sólo contribuye con la desprotección de la piedra ante el agente negativo. La seguridad de que toda negatividad que pueda alcanzarla será disuelta, neutralizada, se traduce en una fuerza capaz de preservar a la piedra. Ejercitar esto, también favorece el desarrollo de una actitud más abierta hacia la gente, en vez de andar esquivando a personas de supuesta "mala onda". Porque la obsesión que muchos tienen de "ser objeto de fuerzas negativas", "víctimas de algún daño o trabajo maléfico" y creerse vulnerables ante todo eso, es debilidad, falta de fuerza o, dicho de otro modo, tener las fuerzas en sentido negativo;  pues las fuerzas negativas no sólo son las externas que atacan, sino también las internas que, con temores e inseguridades, crean esta actitud de indefensión.
 

"ASÍ COMO EN LA TIERRA HAY ENERGÍAS POSITIVAS Y NEGATIVAS, HAY CRISTALES POSITIVOS Y NEGATIVOS"

    La afirmación es de Franck Senequier-Crozet (Director del Instituto Superior de Parapsicología y de Esoterismo de París) en marzo de 1992 en Buenos Aires, durante un seminario de su "Geobiología" (disciplina creada por él mismo para designar cuestiones energéticas a nivel planetario que con este vocablo no quedan muy explícitas, pues etimológicamente pareciera designarse a la "vida en la tierra", es decir, una Biología de las especies de la tierra, o bien la tierra como ser viviente). Según le parece, si este ser viviente tiene dos polaridades, hay piedras de polaridad positiva y piedras de la polaridad negativa, ya que en su formación, intervinieron Devas, positivos unos, negativos otros, dándole a los cristales una identidad fundamental, positiva o negativa, según el Deva que lo haya formado. Y dice que los formados con carga negativa, no pueden ser limpiados. Así hay cristales de cuarzo buenos y cristales de cuarzo perjudiciales para quien tenga la desgracia de toparse con uno de ellos sin saber. Pero claro, Senequier-Crozet, con sus péndulos y aparatos detectores, o quien se los compre o se los arme por sí mismo si es que puede, le enseña a uno cómo manejarse en este engañoso mundo de las energías de doble signo. Ante tan impresionante y técnicamente avanzado catedrático europeo, quizás no era oportuno preguntarse si, trasladando su concepto dualista del reino mineral a la especie humana, habrán personas positivas y personas negativas. Hay mucha gente que cree que esto es así. Pero toda persona tiene en su esencia la bipolaridad, y que ella pueda manifestarse predominantemente en un polo no significa que la persona sea eso, sino que está activada en eso. Si con los cristales puede suceder lo mismo, que haya positivos y que haya negativos en calidad de tales según que fuerzas estén canalizando circunstancialmente, no significa que, en sí, un cristal sea positivo o que el otro sea negativo. En este punto, a este profesor tan afamado, este por entonces alumno principiante y desconocido que hoy escribe, le pone un menos (-), no de negativo  -pues tiene la potencialidad (+) de corrregirse y no seguir confundiendo y enseñando mal a la gente-, sino de reprobado.
 

"PONER CRISTALES DONDE VA MUCHA GENTE LOS EXPONE A ENERGÍAS NEGATIVAS"

    En la plaza central de Capilla del Monte, hay un cristal de cuarzo de 45 cm. de largo, 11 de diámetro y 9,5 kg. suspendido con tres cadenas en medio de tres caños de hierro verticales, clavados en el suelo. El cristal, en medio del trípode, está situado a unos dos metros y medio de altura. Mucha gente se coloca debajo, esperando recibir una "ducha energética" de positividad. Fue en 1992 cuando la Municipalidad lo colocó allí, de esa manera y con ese propósito, el de permitir que la gente se aproximara lo suficiente para recibir "algo", en lugar de cercarlo para evitar  que lo tocaran (gente alta o alguna trepada). Y como yo había sido quien obsequió con tal ejemplar de cuarzo a Capilla del Monte, no fueron pocos los que me criticaron la idea de colocarlo tan "expuesto". En lo que a la seguridad material se refiere, nada garantizaba que el cristal no fuera objeto de robo o daños, porque hasta el banco más seguro y el político más custodiado son vulnerables. Sin entrar en detalles sobre cristales dañados y robados, tanto míos como ajenos, vayamos a la exposición de los cristales no en el plano material, sino energético. La exposición a fuerzas negativas, eso que cierta gente dice que se produce al colocar cristales donde van personas que "los cargan negativamente".
    Hay personas que prefieren atesorar estos objetos de poder, manteniéndolos fuera del alcance de "gente peligrosa", manejando muy reservadamente el funcionamiento energético de estas piedras. De una manera esotérica, ocultista. Hay un famoso cristal, el de la Fundación Argentino Brasileña, en Buenos Aires, que es celosamente guardado en el interior de una pirámide de madera, donde unos pocos privilegiados pueden acceder a verlo; privilegio que me tocó en suerte después de unas cuantas visitas frustradas en ese sentido. Dicen allí que se trata de uno de los cristales "guardianes de la Tierra"; mide como un metro de altura y unos ochenta centímetros de diámetro, debe pesar unos 700 kilos y es de color ahumado. Habría que ver si se justificaría  ponerlo a la vista del mundo, cuando pasó millones de años funcionando sin necesidad de que lo desenterraran. Pero habría que ver si tenerlo tan protegido y guardado hace falta. Hay quienes creen que sí. Si yo me encontrara con un hallazgo semejante, me creería un intermediario entre la naturaleza y la comunidad  humana, de manera que mi privilegio de disfrutar algo tan especial, pueda tenerlo cuanta más gente mejor. Pero, claro, esta manera de pensar y sentir corresponde a mi vocación de comunicador en la que me profesionalicé, y de descubridor, explorador, con mi espíritu un poco arqueológico, paleontológico, geológico y esas cosas, además de mi parte artística que me induce a expresar y mostrar. No fue mi vocación ser un ocultista, un esotérico, y por eso comprendo que los que sí corresponden a esa clasificación tiendan a esconder lo que a mí me gusta compartir.
    Hay entonces, dos puntos de vista con respecto a qué hacer con objetos de poder que están para ser utilizados en beneficio de la humanidad: mantenerlos lejos o cerca de la humanidad. Si los acercamos a la gente, corremos el riesgo de que alguien los rompa o los robe. Corrí ese riesgo y perdí varias veces. Pero hubo uno que dañó, o uno que robó, y miles pasaron antes, que respetaron y apreciaron los cristales, llevándose alguna vivencia que les habrá sido de utilidad. Tengo presente al colocar un cristal, al pintar un cuadro o al escribir un libro, que un día todo esto podrá terminar y que la tierra con sus terremotos, el agua con sus inundaciones, el aire con sus tormentas y el fuego con sus incendios, pondrán  fin a lo que desearíamos que fuera permanente. Yo no coloco cristales en lugares públicos bajo la condición de que el mundo no tenga fin o que mañana no le peguen un martillazo a la piedra que tanto me costó conseguir. Lo hago para que cumpla su función hasta que algo interfiera, respetando la posibilidad de tal interferencia, por cuanto en un mundo del que las fuerzas negativas se apoderaron hace ya bastante, la interferencia es colocar ese cristal como foco de luz; soy yo quien interfiere y son los vándalos destructores o los ladronzuelos que ingenuamente roban un cristal sin saber el daño inmaterial que producen, y son los que compran esa -para ellos- simple "mercadería" robada, los que restablecen la oscuridad que uno se atrevió a desafiar plantándole ese faro cristalino ante sus narices. Por eso, saber que el cristal de la plaza capillense continuaba allí cada vez que llegaba durante todos estos años, me parecía poco menos que inconcebible, porque no concordaba con la lógica, con lo que generalmente pasa, lo que irreversiblemente sí les sucedió a otros cristales que coloqué, dos de ellos en la zona (La Toma y Los Terrones), lo que me hace pensar en que, hasta ahora, se le está ganando por lo menos un metro cuadrado de tierra a las fuerzas retrógradas. Pero hay gente que piensa que ese cristal ya debe estar contaminado de tantas personas con "mala onda" que han dejado sus cargas allí. En tal caso, las fuerzas retrógradas deberán estar disfrutando de la presencia de ese cuarzo allí, y deberán estar alejando a todo potencial profanador que pueda dañarlo o sustraerlo. De esta manera, tan cargado de negatividades, las entidades malignas se valdrían de él para que transmita fuerzas nocivas para Capilla del Monte y sus visitantes que, poniéndose debajo del cristal, quedarán entonces invadidos de malas energías. A esta suposición se le puede agregar otro pensamiento que alguien me comentó hace ya bastante sobre el cristal en cuestión: si puede canalizar energías positivas, también puede ser canalizado por seres negativos (no humanos, sino extraterrestres o de otras dimensiones). Gente de la que piensa así, es la que comúnmente, cuando me compran piedras, manifiesta su temor a que se le carguen y le interesa más lo del agua y sal para descargarlas, que lo positivo que puedan recibir o hacer con ellas. Cuando coloco un cristal, soy optimista en que, ya que eso está ahí, puede ser activado y utilizado por seres positivos (extraterrestres o de otras dimensiones), y no me molesto en pensar como los pesimistas que instantáneamente ya lo están imaginando en manos negativas en cuanto lo ven.
    Sé de la innegabilidad de un ajedrez entre los seres de ambos bandos, que se disputarán el control de todo cristal que haya por ahí. Por eso sé que mi función de colocar o hacer circular cristales es una suerte de tráfico de armas, cuya seguridad de posesión definitiva y uso por parte de "los buenos", no está garantizada. Cada cristal que coloco puede transformarse en "la piedra del escándalo". El primero, que lo coloqué en la República de los Niños en 1991, fue motivo de un verdadero escándalo policial y periodístico cuando manos anónimas que despertaron sospechas para la polémica, se hicieron presentes una noche para advertir que la luz del cristal no va a ser permitida así nomás en la oscuridad de un mundo al que no se le permite librarse de las fuerzas que lo quieren como está. Hubo más cristales y más represalias del enemigo. Quizá el cristal de la Fundación Argentino Brasileña esté mejor donde está, que el cristal de la plazoleta de Joaquim Felício, Minas Gerais, que tiene rota la punta por un mazazo que algún ignorante e inconciente instrumento del mal le pegó, al no poder llevarse semejante "monstruito" de 200 kilos. Sin embargo, a pesar de esa herida de guerra, esa blanco-cristalina piedra sigue allí desde hace décadas y seguirá siendo orgullo de la pequeña ciudad productora de cuarzo, bañándola con su buena energía  y siendo un símbolo y un mensaje que diariamente está allí transmitiéndose. De ese cristal salió mi idea de los cristales en plazas y lugares públicos. De allí la idea del cristal de la plaza capillense, cristal que procedía de esa misma ciudad. Porque todo cristal a la vista de todos sugiere la idea de que a las verdades hay que hacerlas patrimonio de todos. Pase lo que pase, mazazo o robos posibles. Por el contrario, todo cristal atesorado sugiere la idea de que las verdades deben seguir teniendo sus gurúes y que esparcirlas como semillas al viento supone el riesgo de que caigan en el arenal estéril. Que no lo vean, que no lo toquen, que no se le acerquen... "porque se carga" o porque -pretexto también usado- "tiene mucha energía  y puede hacerte mal si no estás preparado" (forma menos descortés o hiriente de evitar que puedan cargarlo negativamente). Pero sin que me olvide de las personas áridas y estériles, para las que ofrendar un cristal es dar perlas a los puercos, soy de los que piensan en la otra gente, que justificará la siembra  y los riesgos del caso. Creo en esa gente y en las buenas ondas, más que en la supuesta negatividad de la gente que otros creen portadora de malas influencias para los cristales expuestos y desprotegidos. Creo en ciertas fuerzas protectoras y limpiadoras de cargas; fuerzas de la propia naturaleza sublime del cristal, y de los reinos elementales y dimensiones extrahumanas que no van a descuidar algo tan útil para la canalización de energías positivas. No ignoro al enemigo ni subestimo su poder, pero no guardo en la vaina la espada para no provocarlo: cada cristal colocado es una espada que sale a relucir, y que sea el enemigo el que tenga que vérselas con ella. Porque no se puede tomar la iniciativa de vivir, si se prefiere no arriesgar para no perder, siempre a la sombra de la supremacía del mal.
    Un día el enemigo manda a un inconciente agente suyo a romper la espada o a robarla. Es la única batalla que nos puede ganar, después de haber perdido las miles que le ganamos con cada persona que pasó por allí viviendo su experiencia. Sólo que el mal hecho una sola vez, parece superior a todo lo bueno que hasta allí pasó, y no es así. Toda civilización y cultura de la antigüedad, que nos dejaron sabiduría, desaparecieron, algunas de la noche a la mañana después de milenios de existencia. Y no puede decirse que lo sucedido en esos milenios fue menos fuerte e inferior a lo que puso el fin. Un martillazo podrá romper el cristal y apagarlo como foco, pero lo que él haya iluminado en tanta gente que pasó, seguirá quedando, será lo que deberá rescatarse como logro, partiendo del principio de la transitoriedad de las cosas físicas. Más que preocuparme por el día en que el enemigo diga ¡basta!, deberá ser el enemigo el que se tenga que preocupar por todo lo positivo que un cristal generará hasta entonces. Yo tendré un tiempo y el enemigo el suyo. Pero después del mío y de tener que soportar que la espada le sea plantada ahí, desafiante. Que la rompa o se la lleve cuando quiera, en tanto las fuerzas del Bien en que confío que la protegerán, ya no puedan hacerlo, lo cual no es mi problema, sino una simple cuestión cósmica de lucha de fuerzas que me trascienden. Y si no hay protecciones cósmicas o astrales cuando el adversario manda su emisario vandálico o ratero, no veo por qué lamentarme demasiado ante la noticia de lo ocurrido.
    Sin embargo, la reiteración de estos hechos me llevaron a pensar que la etapa de colocación de cristales en lugares públicos había finalizado. Con el éxito que significó que por un tiempo el enemigo no pudiera actuar y que miles de personas los hayan visto, sentido y guardado en la memoria, pero con la sensación de que se estaba tentando al ladrón, en tiempos sin inflación, pero con bastante delincuencia por exceso de ambición -no exceso de pobreza como se dice-, así que no más cristales al alcance de la mano. Ya no son tiempos para esculturas en las plazas o placas de bronce. La situación obliga a ser más cuidadoso. A no llevar puestas cadenas de oro y no dejar estéreos en los automóviles. Pero el cristal de Capilla está ahí, en la plaza, como para sacarlo y guardarlo, dada la situación. Pero es preferible que se pierda en combate y desaparezca un día, a tenerlo guardado en algún cuartel, esperando condiciones más seguras que, tal vez, nunca se logren. Espada envainada, no sirve para ninguna guerra.
 

"ME ROBO UNA PIEDRA, YA QUE ES PARA LA BUENA ONDA... LO IMPORTANTE ES TENERLA, NO COMO OBTENERLA"

    Hay bastante gente que piensa así y actúa en consecuencia. Y se va con la piedra del comercio, del puestito de plaza o del stand de exposición, pretendiendo recibir energía positiva a partir de una acción negativa.
    En lo que a la piedra se refiere, tal vez ella no entienda ni le importe lo que pasa desde la mina y el minero, pasando por el empresario y los mayoristas y minoristas hasta el consumidor final, sea mediante billetes, trueques o lo que sea, incluyendo la sustracción. La finalidad de la  piedra sería como la del sol, saliendo para todos, buenos y malos, altruistas y egoístas, humanitarios y criminales. De ahí que comprar una piedra sea un gasto innecesario: ella no va a ayudar más o menos al poseedor según éste la pague cara, regatee el precio o se la lleve al bolsillo sin pagar. Por lo tanto, es recomendable abstenerse de pasar por caja, y ahorrar lo que se podría gastar innecesariamente. Eso sí, desde ese momento pasan a jugar en contra del sustrayente, fuerzas que no son de la piedra en cuestión, sino de la "acción y reacción", que le pasarán la cuenta con alguna pérdida no necesariamente dineraria ni aparentemente relacionada con el hecho, por lo que será difícil darse cuenta de que la desgracia o adversidad a lamentar procede de aquella acción aparentemente leve e insignificante. Quien pudiera darse cuenta, difícilmente a partir de allí robaría una piedra, o una goma de borrar al compañero o un cigarrillo del paquete que está en la mesa.
 

"ME ROBO UNA PIEDRA Y... ¡QUÉ SE VAN A DAR CUENTA!... Y SI SE DAN CUENTA NO VAN A SABER QUIÉN FUE"

    Es frecuente que la memoria de los piedreros sea más "elefantina" de lo que el sustrayente supone, pues ocurre que la falta de una piedra le sea tan notoria que difícilmente dure mucho su distracción, ante lo cual el "manos rápidas" deberá tener sus piernas también rápidas. A veces son pescados "in fraganti". Pero a veces pasan los días, semanas y meses. Y podrán pasar años. Pero la rueda del destino, irreversiblemente, conduce al piedrero al lugar donde la piedra desaparecida se encuentra, o se cruza en cualquier calle con la piedra que viene directamente hacia él en una cadena en el cuello de alguna persona. O alguien le describe al piedrero cierta piedra que fulano tiene, y resulta que la descripción concuerda con la piedra faltante, y el fulano con el sospechoso.
    Una vez, en 1989 en la Plaza Italia de La Plata, llegó un artesano uruguayo a comprarme unas geoditas cortadas al medio. Eligió tres y faltaba otra tras un momento de distracción en que atendía a otra persona. Cuando noté la falta y lo dije, el uruguayo me dijo. "No vas a pensar que fui yo", mostrándome las tres geoditas. "No, claro que no", le dije aunque pensaba lo contrario. A los poquitos días fui a ver a Raúl, otro artesano piedrero, y en su taller vi las cuatro geoditas (!). ¿Serían las mías o era demasiada coincidencia?. "Las trajo el uruguayo para hacer un trabajo", me contestó. Le conté lo sucedido. "Llevátela", me dijo. No quise, pero le dije que le comentara lo sucedido cuando fuera a buscarlas. Tardó meses y meses en volver a pasar por mi puesto. No volví a venderle una sola piedra.
    Febrero de 1991. Capilla del Monte. Exposición y venta de piedras de Brasil. Noto la falta de un cristal pulido engarzado en plata. Lo digo. Tres mujeres grandes salen como disparadas del local. No fui detrás de ellas. Febrero de 1992. Feria artesanal de Capilla del Monte, en la Estación de trenes. Estoy en un puesto de piedras que no es el mío, del lado de atrás, con quien lo atendía. Llega una señora y me pregunta algo sobre cristales. Justo a mí, que no era del puesto. Ella llevaba colgando del cuello un cristal engarzado en plata. Aquel mismo cristal, cuyo engarce hecho por Márcia en Minas Gerais, yo no iba a confundir ni olvidar. Le pregunté por la piedra y me dijo que se la regaló una amiga. Entonces le pregunté si fue en Capilla del Monte  que se lo compró y si fue un año atrás. Contestó afirmativamente ambas cosas. "Dígale a su amiga  que estuvo con el muchacho al que le compró el cristal", le dije remarcándole el "compró". Al día siguiente, como a la misma hora y en el mismo lugar, apareció de nuevo. "Vos me ojeaste el cristal", me dijo; se le había desprendido del engarce y supuso que yo tenía que ver con eso. Estaba en lo cierto. Le dije que cuando le había dicho aquello de que su amiga "me compró" el cristal, no había sido así; que no fue exactamente así como lo consiguió, y que por eso el cristal no iba con buena energía. Le regalé uno parecido, diciéndole "Este sí, el otro no lo use más. Devuélvaselo a su amiga". La señora, de enojada que se me había venido, se fue mitad contenta conmigo y mitad con ganas de agarrarla a su amiga.
 

"HAY QUE SENTIR LA ENERGÍA; PASANDO LA MANO SE SIENTE"

    Hay gente que asegura percibir la energía de las piedras con la mano. Hay entre esa gente quien no entiende cómo es que otra gente, como yo, no percibe absolutamente nada. Me dicen algunos que, estando yo en este tema, tengo que percibir, aprender a sentir la energía, ejercitar esa percepción. Si hay gente que puede lograr eso, me parece magnífico. Pero mi incapacidad para tal cosa está lejos de incomodarme o hacerme sentir mal. Soy un convencido de que cada uno nace con determinadas condiciones, o limitaciones, y que eso es según para qué esté cada uno en esta vida. Yo, como divulgador de toda esta temática, no puedo ni debo transmitir a la gente esta falsa idea de que es necesario y es importante que aprenda a sentir energías de piedras con la mano o como sea. Porque sabiendo que en los más de los casos resultará imposible para muchos lograr alguna percepción, mi propuesta sólo causaría una frustración en esa gente. Por lo tanto, ese mandato dictatorial de que "hay que sentir, hay que lograrlo", no forma parte ni de mis mandamientos para conmigo mismo, ni de mis consejos para los demás.
    Soy una de las tantas personas que han tenido poquísimas experiencias extrasensoriales; no veo ángeles como le sucede a otros y no percibo si un cristal está con buena energía o si está cargado negativamente, así como no percibo ni las buenas ni las malas ondas de la gente ni de los ambientes. Esta "inmunidad energética" me permite, transportar cristales sin ser vulnerable a sus cargas negativas si están así cargados, y me permite ir a casas y otros lugares donde vibran cosas malas, sin sentirlas ni sufrirlas, y tratar con gente de baja condición espiritual o mala onda circunstancial, sin que me den ganas de vomitar o me duela la cabeza, y sin que pueda distinguirla de la gente con buena onda, extrasensorialmente, claro, pues observando  y escuchando uno puede notar o suponer cómo son o cómo están las personas. En este plano, físico, en éste es que baso mi experiencia en esta vida, hasta tanto tenga yo un cambio, si es que se da. Y no me hace mediocre ser un imperceptivo de las energías de los seres vivientes o de las cosas y lugares, porque no es ése el plano en el que se me asignó cumplir mi función en la Tierra en esta vida, en estos momentos al menos. Si alguien desea hacer viajes astrales, tratar de sentir las energías de los cristales, ni se lo recomiendo ni se lo pretendo inhibir; que lo haga si lo desea. Pero que no sea un imperativo tratar a toda costa de trascender la tercera dimensión y tener experiencias energéticas o de otros planos, porque todavía tenemos muchas cosas, muchos escalones pendientes en la realidad del mundo físico, para irnos a la cuarta dimensión o a la que fuere y fugarnos de las responsabilidades de aquí. Sai Baba eligió manejar ciertas fuerzas trascendentes, y la Madre Teresa nunca se supo que obrara milagro alguno a esos niveles. Pero sin faraonismos como la opulencia de Sai, ella demostró que sin tanta interdimensionalidad ni materializaciones y otras aptitudes asombrosas, se puede hacer grandes cosas; aquéllas que tenemos mucho más pendientes de cumplir que el desarrollo de aptitudes perceptivas de energías. Muchos que dicen percibir, hablar con extraterrestres, ver ángeles, hadas y duendes, han hecho por los demás mucho menos de lo realizado por personas ajenas a todo eso, pero atentas a lo que está pasando en la sociedad, en el planeta, y sin necesidad de trascender a otras realidades, son útiles en ésta.
    Si realmente fuera necesario sentir y conocer a fondo los cristales, para darles el máximo uso posible, conforme a las propiedades que poseen, y lográramos usarlos como lo hicieron los atlantes, terminaríamos con esta civilización así como ellos lo hicieron autodestruyéndose, al no poder controlar las fuerzas que estaban manejando. Sabiendo qué clase de mentalidad predomina en la humanidad, lograr un pleno uso de los cristales nos pondría en un seguro autoexterminio. Quizá la falta de percepción de ciertas cosas, le siga siendo necesaria a la mente del todavía demasiado imperfecto y peligroso ser humano. Y querer manejar  cristales, percibir sus energías, o percibir telepáticamente lo que piensan y sienten los demás, sea inconveniente por un largo tiempo más. Si estamos incomunicados extrasensorialmente de las cosas y de las personas, salvo intuición y percepciones infrecuentes, debe ser porque al limitarnos se nos cuida de dañarnos. Por cierto, de las personas que han desarrollado ciertas percepciones y poderes, hay muchas que han causado bastante daño. Y en cuanto a cristales se refiere, son capaces de programarlos para forzar a otros a que actúen a voluntad del programador.
 

"LOS CRISTALES DEL URITORCO SON ESPECIALES"

    Es bien sabido que en el cerro Uritorco, en Capilla del Monte, Córdoba, han pasado muchas cosas. Y es muy común que por allí se vendan cristales de cualquier parte, como que son del cerro. Porque por todas esas cosas en él sucedidas, supuestamente cada piedra extraída de sus laderas carga algo especial. No pasa lo mismo con una piedra de otro cerro, de otra región o de otro país. Por eso, como del cerro Uritorco es muy poco y no muy cristalino el material que se extrae, el negocio está en el gato por liebre de los cuarzos de Brasil o de donde sea, para hacerlos pasar como procedentes de la montaña sagrada.
    Podrá estar la intraterrena ciudad de Erks bajo el coloso de roca, y podrán pasar las naves, los comandantes y los ángeles por entre las nubes que lo acarician. Pero de ahí a que cada piedra del cerro cargue un algo que le dé atributos superiores a los de una igual, pero de otra parte... Unos buscan las piedras del Uritorco, otros las de Machu Pichu, otros algún fragmento de la Gran Pirámide de Gizeh, y no falta el que rompería a mazazos el Santo Sepulcro para traerse un trozo de roca impregnada por la energía de Jesús. En Israel, los cálculos financieros de los réditos turísticos de un Santo Sepulcro enrejado, han evitado cortarlo en pedacitos para venderlos al turismo o rematarlos con bases a cifras siderales. Y el Uritorco está privatizado, no por una empresa minera, por suerte.
    El show de los ovnis de José de Zer y Nuevediario, había empezado detrás del cerro mágico, en un lugar desde entonces superturístico, llamado "Los Terrones" y promocionado como "Zona de energía". Y en el camino a San Marcos Sierra, un lugareño que un día incursionó en lo místico y las terapias minerales, pasó de la noche a la mañana a ser el sacerdote de un nuevo y afamado santuario al que todos conocen con el sugestivo nombre de "La Posta del Silencio". Este señor, Hugo Jaime, cuando discutíamos sobre el precio de unos cristales de Brasil que me estaba comprando, me trataba de fundamentar su regateo en que "los cuarzos de Brasil no tienen tanta energía como los de Córdoba, porque las sierras cordobesas se formaron después que las de Minas Gerais, y por ser más recientes, están más energizados los cristales de acá que los de Brasil, que perdieron la energía que tenían. A estos -los míos- voy a tener que cargarlos". Sin comentarios.
    Quizá a algún brasileño se le ocurra inventar que, como los cristales de Minas Gerais se formaron antes que los de Córdoba, son más sabios -en energía/información accumulada- por ser más viejos. Y que la energía que envolvió al planeta durante la formación de los cristales en Córdoba, dejó también su carga en los suelos de Minas Gerais.
    Capilla del Monte da para todo, y quien allí viva y negocie con sus minerales, los rodeará de un aura sacratísima con la que sólo se puede revestir a lo autóctono o a lo que se vende como tal y que es foráneo. Pero el aura o la carga energética de un cristal cordobés, no hace distinciones con respecto a la de un semejante brasileño; los cristales son puros, no son humanos. Las distinciones las establece el hombre, no la naturaleza.
 

"HAY QUE USAR LA PIEDRA QUE ES DEL SIGNO DE UNO"

    Esto es lo que se le hace creer a la gente, pues la mayoría de las ventas de piedras que se realizan en comercios y ferias son gracias a la astrología, y si el mercado es propicio para vender gemas correspondientes a los signos, es buen negocio que la gente crea que son las del signo al que se pertenece, las que se tienen que usar.  Como de astrología no son muchos los que saben lo suficiente, los demás suponen que a cada signo le corresponden determinadas influencias que unas piedras le ofrecen y otras no, y que toda influencia dada por una piedra sobre una persona es estrictamente astral. Que son los astros los que definen si una piedra le sirve o no a una persona nacida bajo determinado signo zodiacal. Pero luego la persona puede informarse sobre las propiedades intrínsecas de las piedras, al margen de lo relacionado con los astros, y darse cuenta de que la química y el cromatismo son lo que determina  las funciones energéticas que el mineral puede cumplir. Darse cuenta de que tales funciones, que no tienen nada que ver con planetas ni con nativos de signos, pueden ser aprovechadas por todas las personas, sean del signo que fueren, en el momento y la situación en que resulten convenientes. Si, por ejemplo, la persona desea trabajar sobre sus chakras, o meditar, o relajarse, o lo que sea, para cada cosa habrá un tipo de piedra adecuado. Y si para algo resultare inadecuado el uso de una piedra que justamente pudiera corresponder al signo de uno, en ese caso su uso es inconveniente.
    Liliana Gramano, autora de "La magia del poder de los cristales" (Buenos Aires, 1991), ponía como ejemplo a la perla, que para una persona del signo de Cáncer, -al cual la gema pertenece- es desfavoraable, porque acentúa la tendencia del canceriano a la melancolía; y que para un ariano, una piedra roja -color de Aries- aumenta su natural impulsividad. ¿Qué es entonces la piedra del signo?. Yo la definiría como aquélla cuya coloración vibra en sintonía con la vibración del planeta o astro (Sol o Luna) regente del signo; vibración ésta que responde también a un cromatismo (por ejemplo, rojo en Marte, amarillo claro en Mercurio, amarillo verdoso en el Sol). Quien ha nacido bajo las vibraciones de un determinado astro, adquiere una "identidad" vibracional a la que determinadas piedras son afines, lo mismo que notas musicales, números, plantas y aromas. Esa afinidad, esa vibración en sintonía con la identidad astral de la persona, supuestamente hace bien. Habría una armonía de campos energéticos actuando al unísono. Y, sin embargo, el ejemplo de la perla canceriana y la piedra roja ariana parecen indicar que no siempre es positivo acrecentar una tendencia energética ampliando el campo con una gema, aroma o lo que fuere. A veces conviene incorporar el uso de colores y gemas que provean vibraciones diferentes, que favorezcan el desarrollo de facultades características de otras identidades astrales. Y ya sea por simple atracción, gusto o tal vez intuición, muchas veces a una persona le llama la atención una piedra que nada tiene que ver con su signo, y seguramente hay algo en la gema que la persona está percibiendo como positivo para ella. A veces esto obedece a una necesidad circunstancial y, por ejemplo, la persona con alguna carencia o conflicto a nivel afectivo siente atracción hacia un cuarzo rosado, una turmalina rosa o una rodocrosita, que son las piedras de influencia a ese nivel. En casos así, es preferible optar por el uso de lo que más se siente o más gusta por alguna razón, que por la piedra del signo, a menos que justo sea esa.
    El Doctor Franz Mansfeld, alemán que vivió en la Argentina y fue corresponsal del Museo de La Plata, publicó "Piedras preciosas: su significado e importancia en el sentido: científico, económico, artístico y oculto"(1942) escribió: "Es de enorme importancia saber que las piedras preciosas, como ha sido determinado astrológicamente, ya obran sólo por sus COLORES y tienen una influencia notable sobre los hombres. Estas piedras preciosas, atraen  fuerzas positivas y, al mismo tiempo, desvían fuerzas negativas. Tan pronto como una persona ha llegado a conocer el color que la domina como también su piedra preciosa, tendrá muchas más facilidades en su vida!!. No es ninguna casualidad que ciertas personas en forma completamente "instintiva" prefieren ciertos colores en sus vestidos".
    Opiniones como la de Mansfeld, favorecen la continuidad del negocio de la piedra del signo. Si le sirve a quienes crean positivo mantenerse bajo la dominación de un color y buscan obtener más facilidades en su vida con una piedra de tal correspondencia... mi planteo propone poner en duda estos consejos.
 

"ELIJA LA PIEDRA DE SU SIGNO"

    El cartelito comercial invita a la compra sin vueltas ni indagaciones, colocándose como piedra sin alternativa a la que está ahí, en Leo o Acuario, y no hay otra. Mucha gente cree que cada signo tiene su piedra, una piedra, cuando son varias por cada signo. En general, es por el color que está dada la correspondencia, de modo que todas las piedras verdes -por ejemplo- corresponden a Cáncer, Libra y Tauro. Cáncer es un signo de naturaleza sensible y su afinidad al Reino Vegetal establece  al color de la clorofila (verde) como uno de los que le corresponden y que, al igual que el rosa, es afín al chakra del corazón (también Cáncer tiene piedras rosas, por esta razón, así como blancas por la Luna). Para Tauro y Libra, el verde obedece a otra razón:  este color está en minerales de cobre, que es el metal de ambos signos.
    Arbitrariamente, hay gente que se pone a colocar a las piedras en clasificaciones astrológicas sin ninguna lógica ni verdad de base. Al respecto, el libro de Mansfeld señala:
    "Cada joyero puede relatar casos de clientes que desean obtener la piedra preciosa que le "corresponde", suponiendo que el joyero posee el conocimiento pertinente. Sin embargo, este no es generalmente el caso. Para satisfacer el deseo apremiante del público los joyeros hacen imprimir LISTAS. Estas son publicaciones muy curiosas. Allá se dice p. ej.: El que ha nacido en el mes de enero, debe llevar un zafiro como piedra del mes y el hombre de febrero debe tener una amatista, etc. ¿De qué depende, se pregunta el público, que en una lista de un joyero no figuran las mismas piedras que en la de otro joyero? ¿Se quiere evitar que solamente 12 piedras preciosas sean vendidas, mientras las 40 restantes no encontrarían salida? La contestación es ésta: Los joyeros para satisfacer las exigencias de sus clientes copian, en general, los nombres de las piedras de algunas "obras" astrológicas. Por razones de economía no compran obras importantes, sino publicaciones baratas. Todos los copiadores de obras de astrología tienen la culpa de esto y más aun los autores de publicaciones "auténticas".
    (...) Los autores no quieren confesar su IGNORANCIA en la materia y hacen disparates. El objeto principal de sus esfuerzos es ganarse el pan. No son astrólogos serios, son escribientes de libros. Ellos copian de otros autores y, a menudo, agregan lo que les parece conveniente. Los lectores son engañados y se preguntan por qué las publicaciones astrológicas difieren justamente en la ciencia de las piedras preciosas y en la de los colores. La cuestión es, en el fondo, muy sencilla: las equivocaciones son cometidas por falta de conocimientos prácticos. Hay demasiada teoría."
    Dentro de numerosas clasificaciones de piedras de los signos que he consultado, las que me parecieron más convincentes en razón de cierta lógica y fundamentación, son la que hizo Mansfeld y la que casi medio siglo después encontré en una guía turística de piedras de Minas Gerais, en 1988, extraída del libro "Las piedras preciosas en la Economía Nacional" de Alpheu Diniz Gonsalves. A diferencia de las disimilitudes que en general presentan las listas que se publican, estas dos coinciden notablemente. La de Mansfeld parece menos completa que la brasileña, pero ésta agrega algunas piedras que no parecen correctas en los signos a las que se les adjudica. Pero esto en una mínima parte, que no desmerece la calidad del listado. Veamos ambas clasificaciones:
 
 
SIGNO
MANSFELD
DINIZ GONSALVES
ARIES
Rubí 
Espinela, rojo 
Ópalo, sin mezclas de colores 
Ámbar, rojo 
Cornalina, roja clara 
Cornalina rosa 
Ágata, más o menos roja 
Piedra de sangre de la Argentina, completamente roja 
Metal del Inca con hierro
Rubí oriental 
Rubí Espinela violáceo 
Ópalo sin irisación 
 
 
 
 
 
 

Rodonita 
Diamante rosa 
Zircón 
Jaspe 

 

TAURO
Zafiro, rosa pálido 
Zircón, rosa pálido 
Ópalo, rosa. Sin mezcla de colores. 
Rosa del Inca, rosa pálido 
Jaspe, rosa pálido 
Hessonita, más o menos roja 
Metal del Inca con cobre
Zafiro, tirando a rosa 
Zircón, rosa claro 
Ópalo noble 
Rodocrosita 
Jaspe rosa 
 

Granate 
Amatista 
Berilo 
Cuarzo rosa

GÉMINIS
Diamante, amarillo 
Crisoberilo, amarillo 
Ópalo, amarillo, sin mezcla de colores 
Ámbar, amarillo claro 
Nefrita, amarilla  
Topacio, amarillo 
Ágata, más o menos amarilla 
Zafiro, amarillo 
Turmalina, amarilla 
Berilo, amarillo 
Hessonita, más o menos amarilla 
Citrina, amarilla
Diamante amarillento 
Crisoberilo 
Ópalo sin irisación 
Ámbar amarillo claro 
Nefrita amarillenta 
Topacio amarillo 
Ágata de matices amarillentos 
 
 
 
 

Esmeralda 
Heliodoro 
Granate 
Calcedonia 
Piedra de la luna

CÁNCER
Esmeralda 
Diamante, verde 
Zafiro, verde 
Crisolita, verde 
Circón, verde 
Ópalo, verde. Sin mezcla de colores 
Crisoprasa, verde 
Berilo, verde 
Aguamarina dominando el verde 
Ámbar, verde 
Nefrita, verde 
Jade, verde 
Malaquita, verde 
Amazonita verde 
Turquesa, verde 
Heliotropo verde 
Demantoide, verde 
Metal del Inca con plata 
Turmalina, verde
Esmeralda verde claro 
Diamante verde 
Zafiro azul verdoso 
Crisolita verdosa 
Zircón verdoso 
Ópalo verdoso 
Crisoprasa 
Berilo verdoso 
Aguamarina verdosa 
Ámbar verdoso 
Nefrita 
Jade verdoso 
Malaquita 
Amazonita-amazonita verdosa 
Turquesa verdosa 
Heliotropo poco manchado 
 
 

Cornalina

LEO
Diamante, verde-amarillo 
Crisolita, verde-amarillo 
Crisoberilo, verde claro 
Topacio, verdoso claro 
Espinela, verde amarillo 
Zafiro, verde-amarillo
Diamante verde amarillento 
Crisolita verde amarillento 
Crisoberilo verde claro 
Topacio amarillo verdoso 
Espinela verde amarillento 

Sardónice 
Cristal de roca 
Ónix

VIRGO
Crisoberilo, pardo 
Espinela, pardo 
Circón, pardo 
Ópalo, pardo. Sin mezcla de colores 
Turmalina, pardo 
Nefrita, pardo 
Citrina, amarillo oscuro 
Ámbar, pardo 
Jaspe, pardo 
Ágata, más o menos pardo 
Zafiro, pardo 
Cornalina, pardo 
Crisoberilo pardo 
Espinela amarillenta 
Zircón pardo 
Ópalo común 
Turmalina ahumada 
Nefrita amarillenta 
Citrino amarillo oscuro 
Ámbar pardo 
Jaspe común 
Ágata amarillenta 
 

Crisolita 
Diamante pardo

LIBRA
Zafiro, rosa oscuro 
Topacio, rosa topacio 
Circón, rosa oscuro 
Ópalo, rosa oscuro. Sin mezcla de colores. 
Turmalina, roja claro 
Rosa del Inca con cobre 
Rosa del Inca, oscura 
Berilo, rosa
Zafiro 
Topacio quemado rosa 
Zircón rosa 
Ópalo rosa, irisado 
Turmalina lila 
Rodocrosita 
 

Aguamarina

ESCORPIO
Alexandrita 
Diamante, oscuro, pero no negro 
Ópalo, todas las piedras con mezclas de colores, sin embargo ninguno muy oscuro. 
Ópalo de fuego, todas clases de colores rojos 
Turmalina, roja oscura 
Almandino, rojo-pardo y pardo-rojo 
Cornalina, rojo sangre 
Piedra de sangre de la Argentina, rojo sangre 
Rosa del Inca, colores 
muy mezclados 
Metal del Inca con hierro 
Crisoberilo, amarillo-pardo. 
Jacinto 
Piropo, granate rojo 
Labradorita
Alexandrita 
Diamante oscuro 
Ópalo irisado 

Ópalo de fuego 
Turmalina 
Granate Almandino 
Cornalina rojo oscuro 
Rodocrosita 
 
 
 
 
 
 

Topacio rojizo

SAGITARIO
Zafiro, violeta 
Topacio, azul claro 
Amatista, violeta oscura 
Turmalina, azul oscuro 
Lapislázuli, violeta rojo 
Jaspe, azul puro 
Almandino, violeta oscuro
Zafiro 
Topacio azul claro 
Amatista violeta oscuro 
Turmalina azul (indigolita) 
Lapislázuli violáceo 
 

Granate 
Turquesa 
Crisoprasa

CAPRICORNIO
Diamante, negro 
Ópalo, azul oscuro. Sin mezcla de colores 
Ámbar, azul oscuro 
Ágata, casi negra 
Hematita, negra 
Turmalina, negra 
Obsidiana, negra 
Jaspe, negro 
Metal del Inca con plomo
Diamante oscuro 
Ópalo azulado, poco irisado 
Ámbar oscuro-azulado 
Ágata oscura 
Hematita 
Turmalina negra 
Obsidiana 
 

Ónix 
Turquesa azul oscuro 
Granate oscuro 
Zircón pardo 
Jacinto 
Ojo de gato

ACUARIO
Espinela, azul 
Ámbar, azul claro 
Lapislázuli, azul claro 
Turquesa, azul 
Nefrita, verde azul 
Ágata, más o menos azul 
Amatista oscura 
Ópalo, azul claro. Sin mezclas de colores 
Ópalo, completamente oscuro con mezclas de colores 
Aguamarina, azul
Espinela azul 
Ámbar azul claro 
Lapislázuli azul claro 
Turquesa azul 
Nefrita azulada 
Ágata sombría, azulada
PISCIS
Zircón, violeta 
Turmalina, azul claro 
Amatista, violeta claro 
Lapislázuli, violeta-verde
Zircón violeta 
Indigolita 
Amatista, violeta claro 
Lapislázuli, violeta verdoso 
Ojo de Halcón

 

    Son notables las coincidencias, que evidencian una copia en el libro brasileño, quizá del libro de Mansfeld o de la fuente que éste haya consultado; copia evidenciada en la traducción del español "rojo" al portugués "róseo", hecha incorrectamente, porque "róseo" es rosa (ver Aries, Tauro y Libra). Esta confusión del traductor se acrecienta en la "Turmalina roja claro" de Mansfeld, que aparece como "lila" según Diniz Gonsalves, seguramente por la similitud entre el vocablo español "rojo" y el portugués "roxo", que es violeta, y al ser claro, pasa a ser "lila"...
    En el signo de Aries, esto se da también en la "Espinela, rojo" de Mansfeld, traducida como "Espinela arroxeado", es decir, violáceo, morado, por la misma confusión de "rojo" con "roxo", siendo que el portugués de rojo es "vermelho", a semejanza del español "bermellón". Así aparecen en el libro de Diniz Gonsalves "cornalina rósea", "ágata rósea" incomprensiblemente junto con el "arroxeado" del rubí espinela, pues del español "rojo" o "roja", tradujeron "roxo" (violeta) y "róseo" (rosa) sin un motivo entendible, así como en la lista de Aries también está el "Diamante róseo", que no fue traducido del libro en español, pues en ese signo éste no incluye diamante. Y teniendo en cuenta que las piedras de Aries son predominantemente rojas, un diamante rosa, así como las otras  piedras de este color, no tienen lógica.
    Algunas omisiones por parte de ambos autores, son muy llamativas, como la ausencia de la amatista en Aries, de la esmeralda, la malaquita y otras verdes en Tauro y Libra; el cristal de roca, la perla y la piedra de luna en Cáncer, rojas en Leo, azules en Virgo, aguamarina en Piscis, entre otras. Así como hay en el listado brasileño Cornalina en Cáncer, Ónix en Leo, Ojo de gato en Capricornio, entre las más destacables que no parecen acordes con tales signos. De todos modos, entre todo lo que comúnmente se publica, hay aquí más verdad que en otras listas.
    Mansfeld cierra explicando que "El orden de las piedras en que están nombradas, indica, más o menos, el valor de las mismas. El azul del Sagitario no es el azul del Capricornio, lo mismo se puede decir también de los otros colores de los distintos signos del zodíaco.
    LOS QUE HAN NACIDO DE NOCHE deben usar las piedras más oscuras y LOS QUE HAN NACIDO DE DÍA las claras."
    Todo esto supone una complejidad que dificulta precisar, por ejemplo, si a Piscis le corresponde una amatista medianamente clara o medianamente oscura, pues el medio es a veces indefinible, y si se nació de noche, siendo que hay que usar piedras oscuras, pero Piscis tiene amatistas claras, la cuestión cae irremediablemente en la confusión. De ahí que prefiero dejar este tema abierto, sin formular juicios sobre si Mansfeld y sus conocimientos son para una practicidad o aplicación confiables o si son para la duda. Pero es incuestionable que su versión del asunto reviste una tentativa de seriedad por la que muchos astrólogos y gemólogos no se preocupan, por lo cual ha tenido cabida en este libro.
 
 

"LAS PIEDRAS, POR SU NATURALEZA ESPIRITUAL, PUEDEN INCLINARNOS A LA ESPIRITUALIDAD"

    La cuestión parece guardar cierta lógica, pero todo depende del contexto social y cultural en el que transcurra. Ya hemos visto cómo las esmeraldas, en los lugares de extracción, están muy lejos de estimular conductas nobles y de sana convivencia; no por ellas, sino por la mentalidad que allí impera. La espiritualización a partir de objetos de naturaleza espiritual depende, por lo tanto, de la sociedad en la que se pretenda promoverla. En esta sociedad occidental, y en este momento histórico, lo que puedan hacer las piedras para espiritualizar a la gente parece bastante limitado. A este respecto, una reflexión fechada el 31 de agosto de 1996, (que escribí mientras viajaba a la Fundación Cosmobiofísica de Romaniuk, en un sábado más entre tantos que fui) viene bien transcribir a continuación.
 
 

ESPIRITUALIZACIÓN Y SOCIEDAD

    Mi estrategia en la contribución al mejoramiento de la sociedad, consistía en divulgar conocimientos sobre temas relacionados con planos o dimensiones trascendentes a la materia. Hablar de las propiedades de las piedras, como que ésta favorece la sexualidad o aquélla los negocios, era la punta de un iceberg cuya masa iba mucho más allá de esas superficialidades a que tenía que recurrir para tratar con cierta gente. Si tácticas como ésta, de empezar por lo más intrascendente, eran útiles a la finalidad de profundizar a otros niveles, también parecía útil profundizar en lo metafísico, lo cósmico, lo espiritual, para que se formara una conciencia en la gente, que la impulsara a comportarse mejor en la sociedad. De tal manera, a mayor divulgación de cosas espirituales, mayor posibilidad de que las personas mejoren, y mejore la sociedad. Por lo menos eso parece en los papeles.
    Pero en la práctica, no sucede tal cosa. He visto a gente con preparación espiritual y fama de poco menos que santidad, cometer actos de lo más incongruentes con la espiritualidad y la reputación de que gozaban. Se diría que demostraron ser peores que la gente ajena a lo espiritual, que hace las mismas cosas indebidas, porque ésta no tiene una guía y una finalidad que la encamine por la buena senda.
    Lo espiritual está de moda. Ofrece un cierto status. Marca códigos de comportamiento y verbalización en una terminología que divide a los que están "en la onda", de los que no están enganchados con la "energía", "la mente positiva", y todo eso, y que, por lo tanto, están fuera de sintonía, no pertenecen al "Nuevo Tiempo", son anacrónicos. Entonces uno, divulgando espiritualidad, termina dándoles de comer a los que no necesitan ese alimento para su alma, sino para saborear y engolosinarse con sabidurías que los integren a un circuito en el que puedan moverse con apariencia de profundos, interesantes, ricos interiormente. Las apariencias, algo esencial en las modas, están hechas para engañar, y la espiritualidad no debe, por esencia, servir a tal fin.
    Por eso creo que mi tentativa de contribución al mejoramiento de la sociedad, a través de la divulgación de cosas que inducen a caminos espirituales, ha perdido posibilidad de lograr el resultado esperado y, por eso, es mejor no agregar más leña al fuego en estos momentos, porque el tema ya está un poco quemado. Gastado. Antes leía todo lo que se pudiera publicar sobre piedras energéticas. Y cada tanto escribía alguna nota para publicar. Ahora ni leo tanto, ni me interesa escribir tanto al respecto. Ya pasó la novedad, y se saturó el tema. Porque era negocio y se puso toda la leña posible en el fuego. No más, de mi parte; no ayuda a los verdaderos fines espirituales.
    Crear la necesidad de lo espiritual sería más honesto que crear la necesidad de lo material y usar lo espiritual para satisfacerla. Y lo espiritual no se está transmitiendo como fin en sí mismo, sino como mecanismo de apoyo o de acción en pro de obtener beneficios en el plano material. Entonces, el control mental de Gaby Sabatini sirve para ganar torneos de tenis, y la programación de un cristal de cuarzo sirve para conquistar a la persona deseada.
    Divulgar lo espiritual sin antes espiritualizar, es lo que se está haciendo. Se transmiten conocimientos sin antes desarrollar valores muy simples, ésos que hacen a la buena educación del individuo, y que, una vez aprendidos, fertilizan para que toda siembra de sabidurías espirituales sirva a fines espirituales.
    Espiritualizar con valores de sana convivencia social, no tiene nada del otro mundo, nada que haya que escuchar en templos o leer en libros sagrados. Pero en una sociedad en la que los valores morales, culturales, son omitidos y no respetados, lo espiritual es un parche que simula restablecer cierto orden, pero como relleno es sólo un artificio de distracción para que no se note tanto que las cosas están podridas por dentro.
    Las piedras, duendes, hadas, ángeles, sahumerios, elixires, y otros productos de la gran industria esotérica, podrán haber empezado ayudando a muchos y seguirán ayudando sanamente a unos cuantos. Pero más son parches para falencias espirituales que inspiración para subsanarlas. Por eso, quizá haya que desintoxicar a la gente de todas estas cosas y ayudarla a tomar conciencia de cómo son inducidas, fabricadas, necesidades de artículos esotéricos a partir de la falsa idea de que son necesarios, para lo cual hace falta que circule la falsa idea de que somos espiritualmente pobres y que ciertos libros, talismanes, ángeles de vitrina o de prendedor, nos enriquecen o nos proveen algo que no esté en nosotros mismos. No digo que un cristal no sirva, ni que sea mentira que ayude. Lo que digo es que esta utilidad y ayuda son recetadas y vendidas más fácil y cuantiosamente en tanto se le haga sentir a la gente que ella es inútil y necesitada de ayuda energética externa, de suerte que una persona así no utiliza el cristal, sino que él funciona solo; él ayuda. Así es más fácil que enseñar a sentirse útil, capaz de ayudar, y a utilizar cristales a partir de esa sensación de plenitud interior.
    Con la espiritualidad en general, sucede exactamente lo mismo: se la escucha, se la lee, se habla de ella, y es ella la que lo tiene que enriquecer a uno, porque uno es pobre espiritualmente, según uno cree, porque así se le hizo creer. Pero si uno supiera lo rico que interiormente es, no sería un consumidor de espiritualidad como producto escrito o hablado, sino exponente de valores interiores que aflorarían por sentido común, no por sentido religioso o doctrinario en alguna línea espiritual. Y el sentido común de cómo comportarse en la vida, en la sociedad, es lo que debe transmitirse. Y para eso no hace falta ser un gurú o un aprendiz de Yoga, sino un sistema educativo y una cultura en los medios de comunicación social, que promueva el altruismo y no la competitividad egoísta, que es lo corriente. Y para eso debe ser revertido el falso concepto de que los recursos necesarios para vivir son escasos y que, para obtenerlos, hay que tener poder, el cual se consigue compitiendo con los demás para ser más que ellos, o al menos como ellos, y que no se puede esperar ayuda de nadie, así que no hay que gastarse en ayudar a nadie, y que los pobres se las arreglen mientras uno apunta al jet-set o, por lo menos, a las seguridades del empleo burocrático con obra social y vacaciones pagas, que no deja margen para pensar en alguna forma de ayuda a los necesitados, pues a uno nada le sobra cuando se malcrió deseando demasiado. En tanto no sea enseñado que hay suficientes recursos para todos, y que hay que distribuirlos de forma que no les falten a unos y les sobren a otros, la gente seguirá sintiéndose estafada por el sistema y seguirá tratando de salvarse como pueda, sin poder pensar en el bien común. Es decir, sin que cualquier libro, mensaje o enseñanza espiritual le solucione su problema existencial.
    Por eso creo que el problema social es, por sobre todo, político. Porque es en el nivel administrativo de las naciones donde puede ser interrumpido el circuito de las falsas concepciones sobre lo que debe ser el ciudadano, y empezar a hacer circular otro concepto del individuo y la sociedad. Si no se logra esto, al sentirse abandonado por el gobierno, el individuo seguirá sintiéndose huérfano de Dios -aunque diga creer en su ayuda- y desengañado del amor e indiferente a lo espiritual.
Pero el problema de que los gobiernos no hayan podido llegar a esto, es que son ejercidos por personas tan descreídas del amor  y la espiritualidad como cualquier ciudadano común. Por eso, sería ilusionarse demasiado el esperar soluciones de arriba. Pero los pueblos viven esperándolas  y los gobernantes viven prometiéndolas. Estos le inhiben al pueblo la percepción de que cada ciudadano debe gobernar, porque así inhibido se lo manipula más fácil. Y ser manipulado no deja de ser una facilidad para el ciudadano, porque así evade responsabilidades; así se queda en la comodidad de que lo sirvan, en vez de servir. La verdadera solución está justamente allí, abajo, en el servicio de todos participando del gobierno de la comunidad, cada uno en su nivel, su barrio, su cuadra, su escuela , su plaza vecina. Esto es lo único que promueve la solidaridad, que genera optimismo para confiar en otros y ser útil a otros, y que revierte el egoísmo en altruismo. Y eso ya es espiritualidad en su grado más alto para un mundo como el nuestro. Sin necesidad de religiones y conocimientos metafísicos para alcanzarla. Basta con sentido común, sin tener que ser político de partido, sino siendo gente común, pero sabiéndose útil, revirtiendo un sistema en que es inutilizada, prescindiéndose de su participación activa, para que en vez de producir soluciones propias, consuma las del gobierno, que con eso lucra, pues hay que pagarle por hacer lo que uno no hace. Hay que dejar de ser excesivamente gobernados, gobernando, sí, pero para lo cual hay que gobernarse. Y eso significa ser uno mismo, principio y fin de toda aspiración  espiritual.
 
 

CONSIDERACIONES FINALES

    Quizá el lector prefiera, pese a mis opiniones hasta aquí expresadas, comprar un péndulo sin saber si podrá usarlo bien, llevar la piedra del signo para recibir influencias astrales, intentar captar o sentir con la mano la energía del cristal, y programarlo para conseguir pareja si no tiene, o para que le vaya bien con la que ya tenga, si las cosas están mal en ciertos aspectos que alguna piedra roja también podría resolver. Porque, después de todo, quizá el equivocado sea yo al discutir todas estas cosas que la tradición y la moda han logrado imponer como indiscutibles. Claro que entre la credulidad y el escepticismo, habrá notado el lector que mi balanza no se inclina, y que entre el puede ser, y el no ser, el es y el no es, mi relativismo se alterna con un poco de ese absolutismo que todos tenemos, quedando claro que hay cosas de las que no tengo una opinión definitiva, así como otras me merecen dictámenes concluyentes. Porque en este tema parece ser que no hay maestros, sino aprendices a distintos niveles, y yo no podía ser la excepción. Por lo tanto doy por sentado que no habré de ser juzgado severamente por el hecho de no transmitir verdades, sino suposiciones emergidas de mi sentido crítico de estudiante cuestionador de pseudoverdades dichas por estudiantes como yo que se creyeron instructores. Yo sólo me estoy instruyendo, y comparto lo que he aprendido. Hago esta aclaración para que no se piense como se piensa comúnmente, que por estar en los libros las cosas son ciertas y los autores son sabios o algo parecido, y este libro y quien lo escribe seamos tomados de tal forma. Claro que también es común que la superabundancia de basura editorial lleve a la gente a prejuzgar y desconfiar ante lo que es bueno. Y en este sentido, no estoy exento de la posibilidad de que el presente trabajo  pueda ser descalificado por muchos, a pesar de haberme esmerado en elaborar algo que mi propia y exigente autocrítica considera elogiable. Claro que no por obtener la calidad deseada para esta obra voy a esperar una proporcional respuesta lucrativa; para eso debería desarrollar la fe y no seguir diciéndole a la gente: "si existiera una piedra para el dinero, yo ya sería millonario".
 


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