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En el municipio la industria más
importante, ahora y desde hace algo más de un siglo, es la minería,
aunque ahora las minas ya no se encuentran en el término municipal
de Matallana, sino en el cercano de La Pola de Gordón.
Si nos transladamos hacia atrás
en el tiempo hemos de retroceder hasta finales del siglo XVIII para encontrar
las primeras referencias sobre la minería del carbón en
la zona.
A instancias del Consejo de Castilla y de la
Real Sociedad Económica de Amigos del País de León
en 1786 las Sociedades Económicas de León y Astorga estudiaron
las posibilidades de producción de las "canteras" de Matallana,
Serrilla y Villalfeide, aunque no consta que se llegasen a explotar.
En 1859 en Matallana había 57 minas concedidas
y 17 demarcadas con un total de 37 pertenencias. Muchas de estas minas
no estaban en explotación y, por el contrario, algunas minas
activas no disponían de los permisos necesarios, trabajando sin
control ni seguridad alguna. Es indicativo de todo esto el texto extraido
del Boletín Oficial de la Provincia de León de 9 de abril
de 1856:
"La desgracia acaecida en el hundimiento
de una galería de mina término de Orzonaga por la imprudencia
de los trabajadores olvidando las precauciones que el arte recomienda,
sucumbieron al estraer furtivamente algún carbón de piedra,
victimas del desplome de la misma, ha llamado seriamente mi atención
y puéstome en el caso de evitar que se reproduzcan.
Al efecto prevengo a los Alcaldes constitucionales
de la provincia, quienes a su vez harán las advertencias necesarias
a los pedáneos de los pueblos de su distrito, que bajo ningún
pretesto, consientan el aprovechamiento de las sustancias minerales
sin que se haya dado permiso provisional a los registradores, u obtenido
el título de propiedad y tomado posesión de las minas
sobre que versen; porque siendo responsables los dueños de
las desgracias que por faltar a las reglas de la ciencia se originen,
no puede hacérseles efectivos cuando no preceden aquellos requisitos.
El bien de la humanidad me aconseja dictar
tales providencias porque pudiendo la ambición de algunos,
la necesidad de otros y la temeridad de muchos dar lugar con motivo
de beneficiar las galerías que existen sin dueños, o
que aún cuando los tengan, se encuentren sin el resguardo conveniente,
a sucesos desgraciados, es de todo punto indispensable intentar evitarlos,
adoptando las precauciones indicadas como correctivo a las demasías
de que siempre proceden semejantes ocurrencias; no entendiéndose
empero semejantes prohibiciones con los trabajos de exploración
por pozos o calicatas, siempre que preceda el competente permiso de
mi autoridad o de las locales de los municipios."
Fábrica de Matallana en
1935.
Hacia finales del siglo XIX la empresa
más importante que trabajaba en la zona de Matallana, y también
en Otero de las Dueñas, era la Sociedad la Ventajosa, domiciliada
en Palencia, constituida el 18 de marzo de 1850 y propiedad de Miguel
de Iglesias, granadino afincado en Palencia y dedicado al comercio, fundador
en 1843 de la Compañía Palentina de Minas, que explotaba
los criaderos de Sabero. Desde comienzos de los años sesenta la
actividad de La Ventajosa fue pequeña y realizada en precarias
condiciones, mantenida solamente con la intención de llegar a vender
sus propiedades y de esta forma amortizar los 600.000 reales invertidos
en la compañía. Parte de las concesiones pasaron en 1872
a manos del hijo de Miguel de Iglesias, quien se deshizo de ellas en la
década de los noventa. En 1867 La Ventajosa concurre, con otras
empresas mineras de la provincia, a la Exposición Universal de
París. En el catálogo de esta exposición se explica
que la compañía vende sus carbones integramente en el mercado
de León (Se entiende la capital).
En 1860 se fundó en León la sociedad
minera La Confianza, para explotar minas de hulla en Villalfeide y Matallana.
En 1865 el ingeniero Luis Natalio Monreal elabora una memoria sobre
las minas de carbón de piedra que Fernando Penelas poseía
en Matallana con el fin de poner en marcha una explotación de
40.000 toneladas anuales y el establecimiento de una fábrica
de coque, pero nada de esto se llevó a cabo.
En 1883 la tonelada de coque de Matallana se
vendía en León a 33 pesetas.
En 1887 Lucas Mallada tras visitar las explotaciones
del área de Matallana escribe:
"Labores de rapiña, hoy la mayor
parte abandonadas y en ruinas, han sido las excavaciones practicadas
en este grupo, abiertas con escasos recursos por gentes del país
que raras veces penetraban con la misma galería en una longitud
mayor de 20 metros; y cuando sus estrechos, tortuosos y mal entibados
escarbaderos ofrecían claras señales de hundimiento, perforaban
nuevas aberturas en los afloramientos inmediatos de la misma capa".
Las concesiones se beneficiaban por el sistema de
las minas "de montaña", realizando socavones o galerías
transversales para acceder a las capas y arrancando el mineral con labores
a testero o combinadas con bancos.
A La Ventajosa le sucedieron otras empresas,
como la Sociedad Carbonífera de Matallana, la Carmonda,
la Anglo-Hispana o la actual Hullera Vasco Leonesa. Aparte de las grandes
empresas, en tiempos de fuerte demanda, surgieron multitud de pequeñas
empresas de mineros del país.
Al respecto de los trabajadores mineros José
Andrés González Pedraza expone:
"Desde finales del siglo XIX, el desarrollo
de las explotaciones carboníferas transforman los valles y los
municipios. Uno de los problemas iniciales es contar con la mano de
obra adecuada ya que, al instalarse en ambientes rurales, la mano de
obra proviene necesariamente del sector campesino, muy remiso y reació
a los cambios que impone una nueva sociedad industrial. El campesino
no abandona sus explotaciones agrícolas y ganaderas, pero acepta
el trabajo en la minería a cambio de salarios muy bajos, creando
un sistema de economía mixta ( mitad mineros, mitad campesinos
) como subsistencia familiar. Al extenderse las concesiones mineras
y aumentar el volumen de las empresas se da un doble proceso: por una
parte, el campesino se ve obligado a vender sus tierras y convertirse
en un proletario que vende su fuerza de trabajo. Sin embargo, este proceso
es muy lento, y perdurará todo un mundo de solidaridades campesinas.
Por otra parte, las empresas recurren a mano de obra de otras provincias,
en principio de forma estacional. La construcción para los obreros
de casas y economatos, intentará asegurar de forma permanente
la vivienda en las zonas mineras. Nace, por tanto, una corriente inmigratoria,
que arrastra detrás la proletarización, la conciencia
de clase y el conflicto laboral".
Bibliografía:
"El Ferrocarril de La
Robla"
Javier Fernández López
Madrid 1987
"Una historia en imágenes"
Alfonso García Rodríguez
Madrid 1993
"La minería leonesa del
carbón 1764 - 1959"
Luis Carlos Sen Rodríguez
León 1993
"El Ferrocarril de La Robla -
Cien años del Hullero"
FEVE
Madrid 1994
"Guía del Archivo de Sociedad
Anónima Hullera Vasco Leonesa"
José Andrés González
Pedraza
León 2001
Otros recursos:
Artículo de Juan
F. Pérez Chencho en el Diario de León
Recursos ingleses
National
Coal Mining Museum
Minas
de Gales
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