|
CINE
Mothers y robots
La
maravilla en la tecnología animada de esta cinta contrasta con un
mensaje ecologista que cae en el sermoneo y desmerece el prestigio
ganado, hasta hoy, de los estudios Pixar que pueden, y deberán,
presentar historias mejores que ésta
Wall-E
Voces en inglés de Ben Burtt, Sigourney Weaver, Elisa Knight
Dirigida por Andrew Stanton
Pixar-Disney 2008
JULIO, 2008. Recientemente la comentarista Fernanda Familiar, de Imagen Radio, señaló que
Wall-E le "daba en toda la mother" (sic) a Estados Unidos. Cosa rara pues pese a haber buscado en Internet, varios periódicos y tecleadas al google no se halló nada sobre ofensiva
militar alguna por parte de George W. Bush o un discurso suyo que proclame, con las luces rojas encendidas, el peligro para la seguridad nacional que representa esta nueva cinta de los estudios Pixar, o que se tenga pensado enviar a Guantánamo al
director por haberle dado "en la mother" a Washington.
No, Wall-E no le ha dado "en la mother" a nadie: es una cinta llena de increíbles efectos de animación,
a lo que sin duda debe recalcarse si asumimos cómo Ratatouille
nos dejó boquiabiertos con esa imagen del París nocturno. Esta es, además, una muestra que Pixar no realiza cine precisamente para niños, y que sus intenciones van más allá de hacer pasar un buen rato a los espectadores. El año pasado Steve Jobs abrazó abiertamente la causa ecologista, y ello se refleja en esta cinta futurista-pesimista, una giro a los temas anteriores que habían abordado el valor de la amistad
(Toy Story), la lealtad como elemento clave para sobrevivir (Monsters
Inc) el paternalismo tan bienintencionado como asfixiante (Finding
Nemo), así como la necesidad de bajar nuestra vanidad y asomarnos a un mundo distinto al nuestro para comprender sus necesidades y ser más conscientes de ello
(Cars).
Esta vez el mensaje tiene un objetivo más definido, este es, hacernos ver hasta dónde puede llegar el futuro de la humanidad si lo dejamos en manos de (¿acaso esperaban otro enemigo?) los intereses corporativistas, capaces de convertir a los hombres en nómadas espaciales, de aspecto grotesco y... vamos, como Homero Simpson, pa'acabar pronto.
Repasemos la historia: 700 años adelante de nuestros días, Wall-E es un robot recogebasura que vive en un planeta tierra lleno de desperdicios. La gente se ha ido a vivir en inmensas naves satélites dado que el aire se ha vuelto irrespirable. El dueño de todo-y-todos es Buy N Large, un megaconsorcio que por décadas ha destruido a la competencia para convertirse en un ente absoluto, la versión Pixar del
Big Brother. Pero los colegas-robots de Wall-E han dejado de funcionar con el tiempo de manera que él queda prácticamente huérfano hasta que es encontrado por
Eva, otro aparato en forma de I-Pod enviado desde el exterior en
busca de señales de vida, y ésta se encuentra en un zapato lleno de tierra que Wall-E conserva más como curiosidad.
Como se ve, no es un panorama alentador; parece inspirado, más bien en
Zoylent Green, aquella cinta donde la atmósfera era verde y el hambre era saciada con unas galletitas hechas con cadáveres y cuyo mensaje ecologista se antoja idéntico,
si bien en versión animada. Aquí nadie come galletas hechas con humanos pero éstos se autoconsumen por su propia glotonería, incapaces además de articular frases inteligentes, ya no digamos leer, y esclavizados por la televisión.
La catástrofe, nos alecciona Pixar, vendrá si permitimos que los corporativos sigan manejándonos a su antojo. Caso curioso porque quien en realidad quienes nos ha dado "en la
mother" en cuestión ecológica han sido entes estatales . ¿Por qué Pixar no se habrá inspirado en el desastre nuclear de Chernobyl, consecuencia de un estado soviético que quiso explicar su torpeza con justificaciones para imbéciles? El gobierno chino, no el gringo, es hoy el mayor contaminador del planeta. Y una más: Wall-E es un héroe ¿pero no fue acaso creado por un monstruo corporativo?
¿Y qué decir entonces de esos contratos publicitarios que Pixar
firmó con monstruos corporativos como McDonald's para promocionar
esta película?
El argumento es bastante
sermonero, y contrastante con otros trabajos previos de Pixar. La estructura visual es impecable, más que perfecta. Pero su historia populista e insuflada por las peroratas de Al Gore
--en las escenas finales abunda el color verde-- no deja sino de pensar que, lejos de haberle dado "en la
mother" a ese cómplice de los corporativos llamado George W. Bush, eso mismo ocurrió con lo que pudo haber sido una historia mucho mejor construida.
©
copyright, Derechos Reservados, 2008 |
|