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INTERNACIONAL

Un (necesario) regaño al pueblo venezolano

Es urgente echar del poder al bigotudo autócrata pero es igualmente necesario que el pueblo venezolano realice un examen de conciencia; después de todo, Chávez y Maduro llegaron al poder por la vía del voto. Una invasión norteamericana para deponerlo, y que cuenta con gran respaldo local, sería una insensatez, igual o más que la negación a aceptar las consecuencias por añorar una insostenible economía subsidiada

Por Roberto Rojas P.

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MAYO, 2019. Espero que con este texto mis amigos venezolanos no terminen por odiarme aunque esto vaya más bien como un regaño, una reprimenda que quizá sirva para en lo futuro detectar dónde está el error y así evitar que se repita. Yo como la mayoría de ustedes, anhelo que ya pronto el sátrapa Nicolás Maduro sea depuesto del poder y se le coloque una camisa de fuerza. Pero mientras llega ese momento es indispensable que ustedes, amigos venezolanos, realicen un examen de conciencia.

Según información que circuló recientemente en las redes sociales, casi un 90 por ciento de los venezolanos encuestados apoyan una intervención norteamericana para deponer al mostachudo tirano; incluso entre quienes apoyan esa medida se encuentran varios prochavistas.

Es entendible ese repudio: a diferencia de los cubanos, donde quienes recuerdan que los estantes de las tiendas estaban llenos de comida y una visita a la farmacia no tomaba más de cinco minutos son apenas un puñado de octogenarios, los venezolanos tienen muy presentes los tiempos de abundancia, de despilfarro, del todobarato, es decir, del subsidio generalizado, Es doloroso y frustrante haber perdido todo aquello, lo entiendo. Más aún la frustración de ver cómo en Miraflores habita un tipo tan terco como idiota, un necio empeñado en irse al abismo antes que aceptar que se ha equivocado.

Pero, amigos venezolanos, quienes deben aceptar que se han equivocado son ustedes. Lo dije al principio, espero que no me odien por decirles esto. Se han venido ustedes equivocando por décadas; Nicolás Maduro no es más que el punto de saturación en esa serie de equivocaciones que han ustedes cometido. Por favor, no pidan una intervención gringa para que los saque del apuro en el cual ustedes mismos se metieron.

¿Jamás pudieron detectar las señales? Llevan casi medio siglo votando por la misma fórmula, esa que les permita mantener el privilegio de una vida subsidiada gracias al petróleo; lo que sucedió es que, desde Chávez, la fórmula, que siempre se identificó con la izquierda, se movió mucho más dentro ese espectro y acabó por consumir la parte del pastel que correspondía a la sociedad.

Cuando uno repasa la historia de Venezuela encuentra un casillero imposible de explicar: ¿Cómo fue que millones de ustedes hubieran dado la espalda a su ex Universo Irene Sáez? Como alcaldesa del sector Chacao hizo un trabajo bastante bueno, ciertamente con algunos defectos y malos colaboradores, pero esas pifias hoy se ven pequeñas con el desastre que vino después. Sáez pensaba postularse a la presidencia de la República y contaba con todo para competir con Chávez. Pero las grillas internas de la oposición, sobre todo el corrupto Copei --y, debemos decirlo, un implícito machismo hacia la ex reina de belleza-- acabaron con sus aspiraciones donde Chávez terminó por imponerse y solo la muerte fue capaz de sacarlo de Miraflores.

Repito ¿por qué dieron al espalda a las propuestas de Irene Sáez? ¿Por qué no darle una oportunidad? Esa difícil que con ella, Venezuela estaría peor a como hoy se encuentra.

El haber hecho a un lado a Irene Sáez fue la última llamada de advertencia. Ya habían sido muchas, y el destino simplemente se cansó decirles a ustedes, amigos venezolanos, del peligro que había en el futuro de su patria. Optaron por el candidato que prometía mantener el maravilloso subsidio de todo y para todos pese a que ya desde entonces esa fórmula representaba una bomba de tiempo cuyas consecuencias hoy sufren ustedes.

Y si vamos más atrás en la historia tenemos otra advertencia, la cual no fue escuchada y trajo al frente de la palestra a Hugo Chávez: Cuando Carlos Andrés Pérez volvió a la escena política muchos de ustedes votaron para reelegirlo, seguros de que mantendría el estatus de los tiempos chéveres. Pero CAP traía en mente otro plan, el de los  necesarios recortes presupuestales dado que las cosas como estaban ya no podían mantenerse por más tiempo. Pero apenas CAP insinuó esa idea y miles de ustedes volaron a las calles en protesta. Lo increíble es que no solo echaron a CAP del poder sino que reeligieron a Rafael Caldera, un populista comprometido con mantener la economía subsidiada, todo esto al tiempo que Chávez, quien se rebeló contra CAP, se convertía en héroe popular una vez que Caldera lo sacó de prisión.

Como se ve, ninguno de los políticos nefastos que han gobernado Venezuela el último medio siglo (incluido el bonachón pero igualmente inepto Luis Herrera Campins) llegaron al poder por la vía de la asonada. Fidel Castro le fue impuesto a los cubanos: ustedes eligieron a Campins, A CAP por partida doble, a Chávez y a Maduro. Recuerdo una imagen que se hizo viral poco después que se anunció el último triunfo presidencial de Chávez; un niño aparece llorando frente al televisor donde se se le ve dando un discurso.

El llanto de ese niño dejaba en claro la angustia de las nuevas generaciones, incapaces de entender cómo los mayores le estaban dando la confianza a alguien que estaba pisoteando sus expectativas de vida, sus esperanzas en el futuro, su optimismo ante la vida.

Recuerdo también una escena de la película de Indiana Jones y el Arca Perdida: cuando el arca es abierta sale el rostro de una bella mujer que súbitamente se transforma en un demonio y mata a todos aquellos que la miraban embelesados. Esa analogía podríamos utilizarla para darnos una idea de lo que es el socialismo que devoró a Venezuela y la mandó al infierno cortesía de Chávez y de su entenado Maduro.

Seguro tienen ustedes presentes las hermosas promesas chavistas de abundancia y bienestar para todos. Me ha tocado ver videos donde los venezolanos aplaudían, gozosos. cuando Chávez agarraba una de esas borracheras de egolatría, salía a las calles de Caracas, preguntaba "¿y ese edificio de quién es?" y cuando apenas le respondían, el "comandante" respondía con un firme "exprópiese!" También  hemos visto imágenes y fotografías donde muchos de ustedes celebraban porque cada vez que un comerciante se veía obligado a a subir los precios, el Estado confiscaba su patrimonio de décadas mientras ustedes aplaudían por el castigo al "hambreador" y creían que con ello se estaba poniendo un alto al abuso y al alza de precios.

 Hoy ya no hay comerciantes, pero tampoco hay bienes de consumo. Repito, ustedes eligieron a Chávez y a Maduro y vitorearon muchas de las ruinosas decisiones que puso en práctica,

Hay un copartícipe de la espantosa situación que sufren ustedes, amigos venezolanos. Tan culpables son Chávez, Maduro y su entenado Diosdado Cabello, pero hay un culpable más, llamado socialismo. Desde el inicio de su gobierno --y más cuando se dio un golpe de Estado en su contra-- Chávez dejó de esconder sus cartas. Cierto que mintió al mundo cuando buscaba postularse a la presidencia y dio la bienvenida a inversionistas, empresarios, prensa libre e incluso dijo que Cuba era una dictadura. Pero tras la asonada Chávez se quitó la máscara y aun así siguieron votando por él.

Fue Churchill quien dijo que la democracia era un sistema imperfecto pero que no existía uno mejor. Solemos poner énfasis en la segunda parte de su frase y con frecuencia olvidamos la primera. En la democracia se gana y se pierde por lo que debemos aceptar las consecuencias de nuestra decisión. En ninguna de las elecciones, aun las primeras que fueron menos amañadas, Chávez ganó por escaso margen. Siempre hubo oportunidad de echarlo para afuera, y las desaprovecharon.

 Un ideal de Chávez era, a la manera del PRI mexicano mantener la pantalla democrática y así garantizarse la respetabilidad ante los organismos internacionales. Estoy seguro que, de haber perdido unas elecciones, se hubiera ido; la presión en su contra desde fuera era mucha. Pero Chávez nunca tuvo necesidad de cambiar las reglas del juego mientras estuviera comprando conciencias con la renta petrolera; solo hasta que el socialismo consumió todo el dinero que quedaba, un desesperado Maduro disolvió el Parlamento.

Una intervención norteamericana para deponer a Maduro insuflaría energías al alicaído socialismo latinoamericano (sí, ya va de salida, y de México me ocuparé en un momento), el cual siempre ha buscado cualquier resquicio para enfocar su dedo flamígero hacia Washington y restregarnos a todos cómo aún vivimos en los años del Our son of a bitch o la política del garrote y, la verdad, nadie necesita eso. Cuando la CIA ordenó matar al Che Guevara e insospechadamente lo convirtió en héroe, es de suponerse que Estados Unidos haya aprendido la lección.

La última intervención de los Marines en América Latina se dio en Panamá para sacar al general Noriega e imponer a un presidente pelele. Pero en ese tiempo y gracias al Canal, ese país era como su patrio trasero. Los prejuicios serían mayores a los beneficios.

De hecho, el socialismo del que ustedes buscan zafarse desesperadamente está en el abordaje total en Estados Unidos donde miles de jóvenes, intelectuales, celebridades y universitarios, despreocupados e inflados de romanticismo como alguna vez lo estuvieron ustedes con Chávez, piensan ingenuamente que las patrañas del socialismo los llevarán a un mundo más justo y equitativo. Pero la mejor manera de desmentir a quienes promueven esa idea y cuyas consecuencias reales sufren ustedes a cada minutos, es que ustedes echen a Maduro... créanme, luego de esta horripilante experiencia, cuando el sátrapa se vaya su democracia saldrá fortalecida; no necesitan a los Marines; casi siempre su presencia ha sido contraproducente.

Finalmente, sé que en México muchos ciudadanos, incluso amigos cercanos míos, votaron por López Obrador. Pero así como el regaño fue para los venezolanos que votaron por Chávez, quienes jamás votaron por él ni lo hicieron por Maduro merecen mi reconocimiento del mismo modo en que yo jamás habría votado por el actual presidente. Espero que el señor López no se desbarranque como Chávez. Si lo hace no dudaré en echarle en cara a quienes nos llevaron al precipicio.

Estamos con ustedes y tienen nuestro respaldo moral absoluto. Ustedes disfrutaron la democracia más longeva de Sudamérica; pronto la recuperarán. Pero para la otra hay que seguir el camino más difícil, pero a la larga más estable, del libre mercado. Ya vieron cómo lo que les prometieron como gratuito ha traído consigo una factura terrible.

 

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