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INTERNACIONAL/Reporte especial

El Muro de Trump: los argumentos locales vs el simplismo progre

Los demócratas insisten en tumbar el muro y dejar que cruce libremente a Estados Unidos a quien se le pegue la gana. Pero los locales sienten que, más que discriminatorio, es una medida preventiva por si las cosas empeoran al sur de la frontera. Realizamos una visita para ver lo que realmente ocurre detrás del "Betismo" de los medios

Por Roberto Rojas P., desde El Paso, Texas

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ABRIL, 2019. Semanas antes de agendar mi visita a esta ciudad fronteriza, el corresponsal Jim Acosta, de CNN, hizo otro más de sus ridículos cuando se colocó frente al muro que existe en la frontera de Matamoros, Tamaulipas con Brownsville, Texas, y advirtió que "en esta región no se percibe una crisis migratoria pues por ningún lado se ven inmigrantes que quieran cruzar ilegalmente la frontera", evidentemente tratando de desmentir al presidente Trump. Esa burrada me hizo recordar al genial pelotero Yogi Berra, autor de frases como "esto no se acaba hasta que se acaba", y otras más que son aparentemente paradójicas pero que encierran una ingeniosa filosofía.

Una de las frases de Berra es: "Ya nadie va a ese restaurante ¡siempre está lleno!" ¿No le pasó por la mente a Acosta concluir que, precisamente por la existencia del muro, es que no había una crisis migratoria en ese lugar?

El discurso en torno a la existencia del muro que divide a México con Estados Unidos y que Donald Trump quiere elevar aún más, ha sido monopolizado por la izquierda y por sus adláteres de la prensa. Pero el creer que si mañana se elimina el muro y que todo aquel que lo desee cruce sin papeles en busca del American Dream y por ende los problemas fronterizos desaparecerán, peca de simplista e ingenuo. Y no podía ser de otra manera: esta es una de las fronteras más complicadas del mundo, incluso más que la de las dos Coreas pues, como dice Abel Domínguez, una de las personas que entrevisté durante mi visita a esta ciudad texana, "existe un abismo de desarrollo entre un lado y el otro y un tráfico constante de gente, bienes de consumo, drogas y dinero. Para donde le muevas, te encontrarás con enormes dificultades".

El movimiento que exige "tirar" el muro se cocina particularmente en Washington y en los medios de comunicación, más que en la zona fronteriza. Cierto, los periódicos publican incesantemente "encuestas" donde una abrumadora mayoría afirman estar en contra de la construcción de ese muro; pero finalmente esos medios también son parte de la maquinaria anti Trump por lo que no debe dárseles mucha credibilidad dada su escasa o nula honradez para reportar lo que realmente sucede en la frontera.

Desde la última vez que visité El Paso, en los años 90, el progreso de la ciudad ha dado un salto cuántico. Recuerdo que en una parte de la Calle Mesa, una de las principales y más largas de esta ciudad, había enormes extensiones desérticas donde hoy brotan por doquier centros comerciales, restaurantes, boutiques, tiendas de autoservicio, gasolineras y zapaterías.

En algunos de los freeways de El Paso se puede ver --o desde la Porfirio Diaz Street ¿no es increíble que una arteria tenga ese nombre?-- el lado mexicano. En algunas partes ya se detecta el muro, en otras aún no se construye. En apariencia, la gente rechaza su construcción, pero, ya más en confianza, muchos paseños --allá les dan el gentilicio de elpasoans-- manifiestan que, por lo menos, hay que poner un límite, y que quienes deseen cruzar legalmente a Estados Unidos, ya sea en plan de shopping o para radicar, "son siempre bienvenidos". dice Alicia Cordero, una especialista en gastroenterología y nieta de inmigrantes procedentes de Canatlán, Durango.

Fue precisamente esos días cuando "Beto" O'Rourke, un político local a quien se baraja como "aspirante" a la presidencia de Estados Unidos, subió un breve video en Instagram donde entrevista brevemente a su dentista, una chica de origen mexicano, y advierte "ellos son inmigrantes que contribuyen enormemente no solo a El Paso sino a todo el país". El video enfureció a la especialista Cordero: "¡Ni el presidente Trump ni nadie estamos en contra de la inmigración legal, estamos contra quienes llegan aquí sin documentos! ¿Por qué 'Beto' no menciona que esa dentista, a quien yo conozco, está trabajando legalmente aquí en El Paso? ¡Hay una clara diferencia, que 'Beto' no nos quiera ver la cara de idiotas!"

"Creo que como cualquier otro país del mundo, los Estados Unidos tienen todo derecho a decidir quiénes entran y quiénes no", dice por su aporte Mario "Mayo" Rodarte, un analista en informática que trabaja cerca de la legendaria Plaza de los Lagartos, en el centro de la ciudad (y donde desde hace rato ya no hay lagartos, por cierto). "Me pregunto por qué esa exigencia de abrir la frontera solo sea para el sur de Estados Unidos... hasta hoy no he escuchado un solo activista que pida abrir totalmente la frontera con Canadá y que se le deje de pedir visa a quienes vienen de allá".

"¡Es un descarado golpeteo político!", concluye la doctora Cordero, "cuando estaba Obama ya se aplicaba esa misma política migratoria y ni 'Beto' ni nadie externó una sola protesta, pero llega Trump y súbitamente la deportación de ilegales se convierte en un acto inhumano, cruel y políticamente incorrecto. De hecho ya se estaba construyendo el muro en los años de Obama ¿por qué entonces sí era necesario pero ahora se ha convertido en un acto criminal...?"

Al siguiente día me traslado a visitar a un matrimonio conocido de mi esposa. Ella tiene primos en esta ciudad de modo que ellos nos invitan a cenar en su casa, ubicada en el sector residencial de Coronado, en Sunland, muy cerca de la frontera con México. Edward Fallon y su esposa Mimi llevan 14 años viviendo en El Paso. Aunque son originarios de Kansas City, él aceptó una oferta de trabajo y optó por venirse a vivir ---dice Fallon en buen español, un rubio musculoso de mentón duro y tatuajes en los brazos-- "a un lugar con pocas diversiones, a veces aburrido, pero con una tentación irresistible: tener un buen nivel de vida pagando impuestos justos; en Kansas y en otros estados como California y Nueva York, ya es imposible vivir como clase media..."

Cuando los Fallon llegaron a El Paso, en la vecina Ciudad Juárez comenzaba a desatarse una sórdida lucha entre bandas del crimen organizado. Edward recuerda varias noches en las que "escuchabas ráfagas a la distancia y hasta explosiones de granada, parecía que del lado mexicano había una guerra civil. Pensamos en regresarnos pero si algo nos detuvo fue que en la frontera había un muro para evitar que todo eso se propagara hasta acá... de no haber existido nada entre los dos países habríamos vuelto a Kansas al día siguiente..."

"Me siento mucho más segura viviendo aquí en El Paso que en Kansas", agrega su esposa Mimi, una bella morena ojiverde de ascendencia portuguesa, "pero me llama mucho la atención que a tan solo unos pasos se encuentre una de las ciudades más peligrosas de América latina".

Y pese a su apellido que lo relaciona directamente con uno de los héroes de la Independencia de México, el ingeniero civil Phil Morelos es de ascendencia cubana; sus padres llegaron con el éxodo cubano de marielitos en 1980 y él nació tres años después en Texas. "Hoy me provoca risa que algunos mexicanos me regañaban porque yo no sabía absolutamente nada de mi 'glorioso antepasado'. Pero es como si tu obligas a toda aquella persona apellidada Castro en este mundo que se aprenda la biografía de Fidel..."

Morelos discrepa un poco con los otros entrevistados: "El Paso ha sido una ciudad tranquila durante muchos años, y no se ha visto gran cambio desde que Trump le subió la altura al muro. Como lo dice su nombre, esta es una ciudad de paso y los inmigrantes que logran cruzar ilegalmente rápidamente se van más al norte, no se quedan aquí". Mientras comemos en uno de los tantos Whattaburguer que existen en la ciudad, Morelos dice, antes de engullir un puño de french fries: "La inseguridad no se combate erigiendo un muro sino combatiendo la corrupción. Si en Ciudad Juárez no hubiera tanta corrupción, sería una ciudad segura. No digo que en El Paso no exista la corrupción, pero de aquél lado la corrupción está multiplicada en un 100 por ciento..." Curiosamente, la única voz en inglés que se cuela entre el parloteo en español proviene de las voiceovers del restaurant, bocinas instaladas para anunciar que ya está lista una orden. Paradójicamente, mucho del español que se escucha está aderezado o mezclado con vocablos ingleses.

Para Morelos, la desenfrenada inmigración no es culpa del muro ni de Trump sino de los gobiernos de México y de Honduras, incapaces de ofrecer un mejor nivel de vida a la gente. "Es obvio, si yo tengo para comer bien y  vivir decentemente en mi país ¿para que arriesgar el pellejo cruzando a Estados Unidos? Sin embargo yo no veo que nadie le esté exigiendo cuentas al gobierno mexicano. Y cuando lo hace Trump ¡resulta que es un racista!"

Agrega Morelos: "Para los activistas que exigen sea derribado el muro juzgan el problema de un modo unilateral y no, la frontera es una zona donde todo está interconectado; lo hacen desde una perspectiva meramente ideológica, es decir, que cerrar el tránsito a estos inmigrantes es un acto racista, ultraderechista y demás tonterías, pero no lo hacen desde una perspectiva realista, económica y social, que pondría en riesgo no solo al lado americano sino a las ciudades del lado mexicano. ¿Por qué no se dan cuenta estos activistas, empeñados en activar una bomba de tiempo?"

Para la doctora Cordero, "los demócratas echaron a la basura los ideales que dieron origen a este país y los cambiaron por posturas internacionalistas que nada tienen qué ver con lo que ha representado los Estados Unidos como país. Se les olvida que los ancestros de quienes llegamos aquí lo hicimos huyendo del totalitarismo y la pobreza producto de medidas socialistoides e ineficaces que ahora ellos quieren imponernos aquí..."

"La diferencia con los inmigrantes que quieren llegar aquí brincándose el muro es que nosotros lo hicimos legalmente", señala Abel Domínguez. "¿Qué respeto te inspira un inmigrante que al cruzar ilegalmente ya está violentando nuestras leyes? Quien llega aquí en busca de un mejor futuro que lo haga como debe ser, sometiéndose a las leyes migratorias norteamericanas".

En suma, les pregunto: ¿los habitantes de El Paso están a favor o en contra del muro apoyado por Donald Trump?

Abel: "Que quede claro, yo apoyo el muro no porque desprecie a nuestros vecinos de Juárez, todo lo contrario; conozco a varios y sé que la mayoría son gente de bien, que las bandas del crimen organizado que los tienen agobiados llegaron de otras partes del país... contra estos delincuentes y contra las pandillas de polleros va dirigido el muro, no contra la gente trabajadora de Juárez".

Fallon: "Trump ha dicho que piensa cerrar la frontera con México y por ello los demócratas no dejan de decir que es un racista. Pero el presidente tiene esa facultad concedida y autorizada por el mismo Congreso. Ya me tiene harto esa doble moral  de que cuando Obama lo hacia era un presidente responsable y cuando eso mismo hace Trump es un monstruo".

Mayo Rodarte: "La hipocresía de 'Beto' no deja de impresionarme., ¿Por qué no decide abrir las puertas de su casa para dar cabida a familias inmigrantes ilegales para que vivan con él, por qué los contribuyentes tenemos que pagar la manutención de toda esa gente? Esta politización del problema migratorio fronterizo es muy peligrosa, y este idiota solo le está poniendo más fuego. Es un ignorante y no sabe de lo que habla. Si perdió 'Beto' la elección contra Ted Cruz, por algo fue".

Morelos: "Mientras los países del sur de la frontera no ofrezcan mejores perspectivas de vida a sus gobernados. Estados Unidos está en todo derecho a proteger su frontera".

Cordero: "El muro es como una medicina preventiva, para evitar que te pegue un contagio o seas víctima de una epidemia; en México eligieron como presidente a un señor que representa inflación, inestabilidad económica y más pobreza, y creo que lo mismo ocurrió en Honduras. ¿Por qué a la gente sigue creyendo y creyendo en caudillos que se la pasan prometiendo fórmulas mágicas? Si con un muro tenemos una marabunta que quiere entrar ¿te imaginas si un día lo quitan y la crisis allá se pone más canija?

***

Ya de regreso a Juárez, donde mi esposa y yo tomaremos el avión que nos llevará al interior del país, es posible ver una enorme X roja en el lado mexicano, a unos pasos de la frontera. Algunos lugareños creen, erróneamente, que el monumento se erigió como afrenta a Donald Trump (en realidad ya existía cuando el copetudo mandatario aún tenía su programa televisivo The Apprentice), pero otros bromean que, cuando el muro quede terminado, la X se convertirá en plataforma de lanzamiento para disparar emigrantes a Estados Unidos,

Lo cierto es que en esta frontera complejísima, los paseños se sienten abandonados por Washington, que toma decisiones a larga distancia. Y si bien la mayoría de sus habitantes guardan una relación de amor-odio hacia Donald Trump ---"lo detesto, pero hoy detesto más a Hillary Clinton", resume Morelos--, el apoyo al muro parece tener un amplio respaldo, no tanto por lo que ocurre sino por lo que pudiera suceder. El discurso políticamente correcto del alcalde Dee Margo, un republicano, es claramente opositor al muro, pero también se contrapone a los delirios de 'Beto' O'Rourke.

El dinamismo económico de El Paso sigue su curso. Una dinámica hecha posible por los compradores provenientes de México, pero también por los inmigrantes que lo primero que hicieron fue regularizar su estatus. "Los demócratas buscan romper esa inercia dándole énfasis y respaldo a lo ilegal. No caen en cuenta que, al hacerlo, fortalecen más a Trump, quien defiende la idea de los Estados Unidos que hizo a nuestros padres y abuelos a venirse a radicar acá. Lo hicieron para darnos un mejor nivel de vida, no para estar escondidos en la ilegalidad, dice Mayo poco antes de despedirnos en la pasada. "Tu no comprarías un carro ilegal, medicinas ilegales, alimentos ilegales, ropa fabricada ilegalmente. ¿Por qué entonces debemos abrir los brazos a los inmigrantes ilegales?"

 

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