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NACIONAL
Tata Andrés, el anacronismo que obsesiona al
presidente López
La renuncia del secretario de Hacienda da señales de pugnas al interior del gobierno de la 4T,
todo mientras sigue sin percibirse brújula alguna. Pero sí hay un objetivo
evidente para López Obrador: más que ser un nuevo Hugo Chávez, el mandatario quiere emular a
Lázaro Cárdenas. Sin embargo, tampoco ese es el remedio más
recomendable para un país que ya no puede seguir
acudiendo a anacronismos políticos
Versión impresión
JULIO, 2018. Para ningún país
son buenas noticias cuando el encargado de las
finanzas da a conocer su renuncia, y mucho menos si
lo hace a través de un comunicado y sin que su jefe
esté a su lado. Como se sabe, Carlos Ursúa, un
hombre bien conectado con el sector empresarial, se
dio de baja voluntaria como secretario de Hacienda
de la "cuarta transformación" por "diferencias" en
las que no quiso abundar. Dentro de todo lo malo, la
designación de Arturo Herrera como su sucesor, si
bien no representaría un giro drástico dados los
antecedentes que tiene de ser igualmente moderado,
tampoco le resultan muy estimulantes a los
inversionistas dado que este movimiento representa
una clara señal de volatilidad.
"Si el país fuera un avión, la tripulación más
importante serían el presidente-piloto, el
secretario de Gobernación-copiloto, y el secretario
de Hacienda-oficial de vuelo", dice a fasenlinea, el
analista Luis Arturo González. "Éste último indica a
los otros dos las condiciones meteorológicas y lleva
un registro total del vuelo. Si uno de los tres
faltara, el vuelo estaría en serias dificultades por
más que el piloto se la pase diciendo que todo va
bien y que no hay de qué preocuparse".
A poco más de siete meses de gobierno
lopezobradorista hay augurios tranquilizadores,
sobre todo por el temor de la relación de este
gobierno con
Nicolás Maduro y
Evo Morales. Por lo general, cuando un colega
ideológico asciende al poder se anuncian alianzas
entre mandatarios y abundan las visitas recíprocas
donde abunda el incendiario discurso
antiimperialista, se promueven 'intercambios
culturales', etc. Sin embargo ello no ha ocurrido
con el presidente López: "Es cierto, México se
manifestó neutral negándose a reconocer a Guaidó
como presidente de Venezuela pero eso tuvo más que
ver con mantener tranquilas a las huestes
radicales de Morena", dijo Luis Arturo González,
"no creo que la jugada de López Obrador busque
congeniar con Venezuela, un país totalmente aislado
y sin esperanza".
De hecho, nuestro entrevistado hace énfasis en que
se alejamiento ha mantenido estable al peso
mexicano, "eso y la relación con Estados Unidos; se
esperaban choques y chispas de López Obrador con el
gobierno de Trump pero hasta el momento la relación
ha sido respetuosa. Alguien dentro del gabinete del
señor sabe que cualquier diferendo o enfrentamiento
derivaría con Washington en una fuga masiva de
dólares que afectarían profundamente a la economía
mexicana".
Sin embargo al interior del sector empresarial y los
inversionistas existe preocupación. Es verdad que el
gobierno de López Obrador relativamente los ha
dejado trabajar en paz pero al mismo tiempo no se ve
por parte del gobierno federal ninguna estrategia
para impulsar el desarrollo del sector productivo
privado.
"En un país como México, los
estímulos fiscales y la abierta disposición del
Estado son tan vitales para una empresa como su
estrategia de ventas, y hasta hoy eso no hemos visto
por parte del lopezobradorismo como lo hubo con Fox,
Calderón y hasta con Peña Nieto. También existe el
temor, como ocurrió con lo del aeropuerto, que López
Obrador tome decisiones de acuerdo a una 'plebiscito
relámpago' a los que es tan adicto, o bien al
juegutio de 'levanten la mano los que están a favor
y en contra y a partir de ahí voy a decidir'. Todo
ese populismo vulnera el Estado de Derecho", agrega
González.
Por tanto, si López Obrador difícilmente será un
émulo de Fox o de Zedillo, ni tampoco piensa hacerlo
con Evo Morales y la alicaída izquierda
sudamericana. ¿Entonces para dónde apunta su
proyecto de gobierno?
En un reciente artículo titulado
AMLO y la incertidumbre,
Carlos Alberto Montaner menciona que "AMLO es una
persona cómodamente instalada en el pasado. Quiere
desarrollar a México con la visión política de 1906,
hace 113 años. Pero su modelo es el general Lázaro
Cárdenas, estatizador y antiimperialista, que ocupó
la presidencia en el sexenio de 1934 a 1940, hace la
friolera de 85 años. Esas locuras aparecen en los
papeles de la secta MORENO, creada por López Obrador
para aspirar a la presidencia" y agrega que su
proyecto es evitar "la visión del Estado,
empresario" que, advierte el columnista de origen
cubano, "ha envenenado tradicionalmente nuestra vida
pública".
González coincide con Montaner: "Y de
ello tenemos dos pruebas recientes. Una, el
'rehabilitar' Pemex, una empresa que lleva décadas
sumida en la corrupción, el compadrazgo, la
burocracia y la pérdida de competitividad. Pemex ya
no tiene remedio, pero ahí está el presidente López
tratando de resucitar a un muerto, putrefacto".
Luego de dar un sorbo a su taza de café, González
apunta: "El otro claro síntoma de Tataísmo
fue el anuncio de que la Comisión Federal de
Electricidad, otro monstruo de ineficiencia
comprobada, se encargará de ofrecer Internet a las
comunidades más aisladas que aún no cuentan con el
servicio. Hace 80 años se agradecía al Tata
Lázaro por 'habernos traído la luz eléctrica';
ahora quiere que le echen porras como Tata Andrés
'por habernos traído el Internet..."
Desafortunadamente, agrega, "ni
entonces ni ahora esa estrategia paternalista
funcionó; por lo visto a López Obrador nadie le ha
contado cómo
el ejido fracasó al
punto que México ¡importa maíz!, de cómo ese
paternalismo mantuvo a México anclado en el
subdesarrollo por décadas mientras otros países que
entonces eran igualmente pobres siguieron avanzando
y hoy ya nos rebasaron. Y para no ir tan lejos en el
tiempo: ¿nadie le ha contado al actual presidente
sobre quiénes fueron López Portillo y Luis
Echeverría?"
Sin embargo González admite que el sexenio aun es
joven y que existe al esperanza de que López Obrador
realice ajustes benéficos. "No me cabe duda que ya
se dio cuenta que gobernar un país no es tan fácil
como él creía, y eso lo estamos viendo con su
promesa de que nadie iba a ganar más que el
presidente de la República cuando los magistrados de
la Suprema Corte tienen la atribución constitucional
de asignarse su propio sueldo. ¿Y el avión
presidencial que ni siquiera Obama? Su gobierno está
a unos meses de cumplir su primer año y el avión
sigue varado en el hangar del Estado Mayor
Presidencial. Claro que cuando lo venda, el producto
apenas y representará lo que se gasta una secretaría
de Estado en un solo día de labores".
México no necesita otro Tata Lázaro que
aplique propuestas que ya nada tienen qué ver con el
presente del país. Porque si bien es positivo que
López Obrador aparentemente no seguirá la senda
chavista, su proyecto de gobierno nos traería, a
mediano plazo, crecimiento mediocre, bajísimos
niveles de productividad e inflación para compensar
el creciente gasto público. La "Cuarta
Transformación" sigue sin pintar bien.
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Un lío de
faldas
o anuncio
de andanada
Parece que el el secretario de Educación y la
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provocaron un tremendo traspíe en los medios. Pero lo que
preocupa más es el mensaje respecto al uso unisex
de faldas en los planteles escolares. ¿Es el inicio
antipatrarcal donde se se impondrá la igualdad progresista a la
me canso ganso en las escuelas de México?
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