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En vez de echar culpas, urge corregir las causas; empecemos
por los dos extremos
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obsesión llega al poder
2
de octubre, conmemoración amenazada por los rijototalitarios
Ahora sí preocúpate, Rosario...
Tata Andrés,
el anacronismo que obsesiona al presidente López
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NACIONAL
Los
disparates del pejegobierno: ¿y la prensa? bien, gracias
Muy pronto
a la venta, los cachitos para que 100 afortunados
compartan el avión presidencial que la 4T heredó del
anterior sexenio. Indiscutiblemente, la pretendida rifa es
una frivolidad que, de haberse instrumentado por otros
gobiernos, sería objeto de burla y escarnio. Sin embargo y
hasta el momento, la prensa ha manejado el asunto del
Pejejet como tema serio y no como claro distractor
político
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FEBRERO, 2020. Hace ya bastantitos
años, precisamente en la presidencia de
Vicente Fox, el
primer presidente de transición en la era postpriísta, se
armó un tremendo escándalo en la prensa cuando se reveló que
las toallas adquiridas para su uso en Los Pinos habían
tenido un costo aproximado de 400 pesos cada una. ¡Horror,
por qué ese insultante derroche cuando hay millones de
mexicanos con necesidades ingentes! ¿O qué tal cuando el de
las botas llamó "José Luis Borges" al bonaerense cuya prosa
era un deleite de lectura? Incluso recuerdo que hubo una
"mesa redonda" en televisión donde se satanizaba al Chente
por haber llamado así al autor de Evaristo Carriego.
Cuando
Felipe Calderón gastó un dineral para erigir la
llamada Torre de Luz, erogación por demás inútil, la prensa
estalló en cólera al igual que lo había hecho en el 2010
durante los festejos del Bicentenario y porque ahí se
presentó, en pleno Zócalo, la figura gigantesca de un
monigote que se estima costó un millón de pesos y que a la
semana siguiente estaba arrumbado en los patios de alguna
dependencia federal. La indignación fue enorme al punto que más de
un comentarista político se preguntó si en realidad Fox o
Calderón estaban preparados para gobernar al país.
Pues bien, a poco más de un año de haber tomado posesión,
nos preguntamos si Andrés López esta igualmente preparado
para dirigir el destino de casi 130 millones de mexicanos.
Para la prensa aparentemente sí pues no hemos escuchado o
sabido de esa indignación que tanto resquemor les causaba
que se hubieran pagado miles de pesos por unas toallas
cuando lo cierto es que el asunto del avión presidencial les
daría material de sobra para cuestionar al timonel de la
llamada 4T.
Como se sabe, el presirrayito prometió que
vendería el avión presidencial "que ni siquiera Obama" desde
que era candidato a la presidencia de la República. La nave
fue adquirida en el 2016 por el entonces presidente Peña
Nieto, algo que causó estupor y conmoción no solo en los
partidos de oposición sino en la prensa la cual acusó al
gobierno federal de "aberrante despilfarro ante tantas
carencias que existen en Mexico", según consignó en un
artículo aquel entonces el analista Jorge Zepeda Patterson,
algo indudablemente cierto y que daba cuenta de la
insensibilidad de nuestros gobernantes quienes prefieren el
lucimiento personal antes que combatir la pobreza y ayudar a
crear riqueza.
Las promesas del hoy presidente López en
torno a la venta del avión parecían sencillas; después de
todo, suponíamos, sobran quienes busquen hacerse de un avión
que al año consume 304 millones de pesos nada más para
enviar a los pilotos a tomar cursos especiales de
capacitación y requiere de 57 millones 600 mil pesos solo
para mantenimiento en ese mismo lapso y cuyo valor se estima
en 2,500 millones de pesos. Pero quién quita, para el
presidente y sus asesores, vender un avión presidencial debe
ser igual o menos tramitoso que deshacerse de un automóvil.
Vaya chasco debieron haberse llevado el mandatario y sus
asesores al ver que el asunto no era tan sencillo, tanto así
que durante el primer año de gobierno, aparte que el avión
presidencial no ha salido del hangar donde sigue confinado
--¿para qué? recordemos que el señor López no considera
prioritario viajar a otros países-- no se ha logrado un solo
comprador, "ni siquiera Obama", ¿Qué hacer, entonces? ¿Ir a
McDonnell, la empresa que fabricó el avión presidencial,
exigiendo un reembolso de un avión que nadie quería?
¿Tratará de vendérselo a Maduro, quien ese mismo 2018 gastó
un dineral en aviones MiGs rusos, según consignó Jaime Bayly
en uno de sus programas?
Pero dado que no se ha logrado vender este lujoso armatoste,
el gobierno del señor López ha anunciado ¡una rifa! para ver
quién se lleva el avión presidencial. Los primeros boletos,
diseñados como los de la Lotería Nacional, decían
expresamente "Es una cooperación para equipos médicos y
hospitales donde se atiende de manera gratuita a la gente
pobre"... llamémosle el Pejecare.
Lo que tenemos frente a nosotros es una gesto rayano en la
payasada populista, en el humor involuntario, algo que,
increíble aunque no sorprendentemente, ha causado bostezos
en la prensa la cual, cuando se atreve a opinar, le echa
porras al asunto, como es el caso del columnista Ricardo
Peralta, de Excélsior, periódico que por cierto se ha
hundido en el pejismo más sumiso.
Lejos de criticar el asunto como un puntacho populista,
Peralta escribe: "el magno sorteo será una forma voluntaria,
solidaria y patriota de coadyuvar a resarcir una operación
financiera símbolo de la frivolidad y la torpeza de las
administraciones anteriores. Si hubieran conocido sólo un
poco la realidad social y económica del pueblo, si la
cordura y el respeto a los 60 millones de pobres les
moviera, no lo hubieran comprado, por la figura contractual
que sea. Eso hoy sería impensable".
Inevitablemente, Peralta le echa la bolita del despilfarro a
los gobiernos anteriores: "Quizá esto sí le haga molestarse
en serio: con recursos públicos se gastaron mil 304 millones
de pesos para la inútil Estela de Luz, la Auditoría Superior
de la Federación denunció un sobreprecio de más de 192 por
ciento." Es verdad, los gobiernos anteriores, fueran
priístas o panistas, tiraron el dinero a lo idiota, pero es
poco dudoso que el actual peje gobierno esté haciendo otro
tanto y de lo cual se sabrá en su momento.
El asunto no es el qué, sino el cómo, y la doble moral que
aplican los periodistas en torno a este tipo de asuntos
frívolos. Imaginemos por un momento que Vicente Fox o Felipe
Calderón (o para el caso Peñ Nieto) anunciaran la rifa de
varios activos del gobierno federal, ya fueran aviones,
helicópteros o demás bienes. Difícilmente Peralta escribiría
cosas comó "¿Le parece un error hacer rentable
financieramente un avión? Mejor participe y compre un
cachito, si sale ganador, quizá disminuya la muina"? Por
supuesto que no: sin asomo de duda él y demás pejeriodistas
estarían denunciando la "venta de garaje" como en su momento
lo hicieron una vez que
Carlos Salinas se deshizo
de varias paraestatales ruinosas (aunque, justo es
puntualizar que el pelón ex mandatario bien pudo haber
convocado a una rifa con cachitos para todos, no solo
para sus compadres y amigos).
Ya imaginamos los encabezados: "Sin aclarar, el posible
destino de recursos del avión presidencial que Fox quiere
subastar", "Calderón busca vender avión presidencial para
tapar hoyo que le dejó gasto por Estela de Luz", "Las
incongruencias de Peña Nieto: compra avión y luego quiere
rifarlo..." Sin embargo y luego de buscarle un buen rato en
el enramado googlesco, los chicos de la prensa (bueno,
también chicas, para que no digan que andamos discriminando)
han encontrado poco o nada de criticable a la puntada del
señor que convirtió a Los Pinos en centro recreacional.
Para colmo ya se cambiaron las reglas para la "rifa". Dado
que el cachito no tuvo el éxito esperado, se anunció una
emisión de 6 millones de cachitos donde se busca que haya
seis ganadores. Pero éstos no podrán llevarse el avión --y
no tanto que quisieran guardar semejante cachivache-- pues
se busca recaudar hasta 2 mil millones de pesos de los
cuales 400 se entregarán a la Fuerza Aérea Mexicana para
darle mantenimiento a la nave y el resto se empleará para
comprar equipó médico... ah, el sorteo se efectuará el
próximo martes 15 de septiembre.
De nuevo, no es qué, sino el cómo. El rifar bienes públicos
por parte de un gobierno se antoja cuestión frívola la cual,
insistimos, estaría causando tremendo escozor de haberla
propuesto los presidentes anteriores a López Obrador. Pero
el asunto se maneja con total seriedad, lejos de lo que
realmente tenemos aquí, un paliativo, un distractor ante
cosas más ingentes del gobierno de la 4T, el cual ya quiere
cambiar de nuevo los días festivos al día que les
corresponde, cuestión que aparentemente tampoco ha contempla
los posibles enfrentamientos con la mafia sindical de la SEP
que ya tiene estipulados los "puentes de lunes" en sus
contratos colectivos.
Lo hemos dicho, y lo reiteramos: como otros sexenios que le
precedieron, el de López Obrador carece absolutamente de
idea de cómo gobernar a un país que, se percibe, sigue sin
rumbo y con la incertidumbre de que mañana al tabasqueño se
le ocurra desatar sus demonios populistas, algo que
explicaría el crecimiento prácticamente de cero que el país
tuvo el año pasado y que en el actual se antoja será una
repetición.
Pero ya lo recomendó el columnista Peralta: compre su
cachito. Si gana, chanza y le den parte del fuselaje.
Digo, algo es algo.
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2018]
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Previo
En vez de echar culpas, urge corregir las causas; empecemos
por los dos extremos
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primaria de Torreón profundiza la preocupación en torno a la
crisis de valores por la que atraviesa la sociedad mexicana.
Pero también obliga, por un lado, a jalar las orejas a esos
padres que optan por convertir en nana a los videojuegos,
desde hace rato escudados en el relativismo mora
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