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Lo extrañaremos, David Bowie

Si algo marcará a David Bowie es el jamás haber sido predecible tanto en su estilo musical como su imagen y de haber revolucionar la escena londinense desde sus primeras presentaciones. Todo un talento que el mundo del rock ya desde hoy está echando de menos

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ENERO, 2016. La pérdida de David Bowie esta madrugada del lunes pone fin al talento de un gigante del rock inglés. Pero si nos quedáramos ahí estaríamos hablando un mero rockstar, y en el caso de David Jones no estaríamos siendo justos con su legado, porque Bowie fue varios rockstars, a cuál de ellos exitosos y de los que Ziggy Stardust era quizá el más conocido. The White Duke era otro, Jean Genie uno más, y seguramente tendremos el último de ellos ahora que su disco Black Star, que fue casi póstumo, se convertirá en un clásico al estilo del Double Fantasy de Lennon.

Nacido en 1947 en un Londres aún convulsionado por la guerra, David Jones fue desde la infancia un weirdo, o un chico raro sobre el que han circulado infinidad de rumores; durante un tiempo se decía que era un transexual, más adelante que era hermafrodita o un bisexual (lo cierto es que el cantante dijo en una entrevista en 1991: "He sido heterosexual, luego homosexual, luego bisexual y nuevamente hoy soy heterosexual, pero no creo que ese detalle tenga importancia". Lo innegable es que David Bowie fue una versión tempranera del metrosexual que se las da de muy contemporáneo.

Desde la adolescencia Jones ya era un asiduo a la escena londinense pero para fines de la década e inspirado tanto por el éxito de los Beatles como de los neoyorquinos Velvet Underground, el músico graba su primera versión rústica del "Space Oddity" y de ahí salta al Marquee de la capital londinense. Es la hecatombe: autollamado David Bowie, este cantante de pelo color zanahoria, delgadísimo y con un peinado casi casi de terciopelo, pondrá las pautas musicales de Londres que sobrevivieron al naufragio hippie y que al mismo tiempo estaba sumido en las drogas dentro de un país cuyos gobernantes irresponsables se la pasaban inventando nuevos impuestos.

Cuando Bowie llega al glam-rock, dominado por gente como Marc Bolan, The Sweet y Gary Glitter, las reglas cambian radicalmente. A través de su alter ego Ziggy Stardust y sus Spiders From Mars, Bowie dicta en canciones como "Changes" y "Starman" --la que luego inspiraría una película-- el ritmo del rock inglés de principios de los 70, lo que incluyó el producir a Lou Reed el único single exitoso de su carrera solista.

Pero Bowie, siempre alérgico al convencionalismo y al encasillamiento, anuncia inesperadamente la muerte de Ziggy Stardust para intentar otros derroteros. El camino no fue fácil: los próximos meses Bowie se hundió en las drogas hasta que su amigo John Lennon lo arrastró a componer juntos "Fame", en 1975. Asimismo Bowie vuelve a grabar su "Space Oddity" y aparece en un video de Navidad junto con Bing Crosby.

El Camaleón Bowie siguió confundiendo a los críticos que veían las cosas cuadradas. "Rebel Rebel" y sobre todo "Boys Keep Swinging" (donde Bowie aparece vestido como mujer en el video) daban cuenta que este cantante, ya para entonces multimillonario, hiciera lo que se le pegara la gana sin que las mismas disqueras se propusieran detener sus ímpetus.

El divorcio de su primera esposa y la muerte de John Lennon un par de años más tarde pusieron a David Bowie en la lona de la depresión; lanzó un par de discos que nada tenían que ver en calidad con obras magníficas como Station to Station y Hunky Dory. Fue entonces cuando participó en el sencillo "Under Pressure" con Freddie Mercury para de ahí llamar al ex Chic Nile Rodgers para manifestarle su admiración; de ahí el siguiente paso fue producir un disco donde también participó el ex batería de Chic Tony Thompson. Bowie se sentía listo para, según dijo, "probar cosas nuevas", y el resultado fue Let's Dance. (Además de darsetiempo, como parte del anecdotario, para ser El Hombre Elefante en una puesta londinense) Las ropas estrafalarias cambiaron por los trajes Armani elegantes blancos y amarillos y a los peinados con exceso de fijador. Era una más de sus asombrosas transformaciones no solo de imagen sino de fusiones con el funk y aun reggae. Con excepción de su aparición en Live Aid cuando Bob Geldof daba por un hecho que ya no asistiría, su siguiente disco Never Let me Down y su incursión en un par de películas fueron decepcionantes. Bowie optó por tomarse un receso.

Con la explosión electrónica de los 90, David Bowie volvió a encontrar al aire que necesitaba para expandirse: su colaboración con gente como los Pet Shop Boys hicieron ver que la conexión entre ambos era obvia, casi una continuación de la obra bowieana. Vendrían más tarde las extravagancias de Ear Th Ling, su incorporación temporal con Tin Machine y más discos, muchos de ellos experimentales y otros que apenas arañaron las listas.

Cada disco suyo, y lo demuestran las portadas, era una reinvención de su imagen, un cambio drástico que David Bowie daba aun si el disco anterior hubiera sido exitosísimo, como fue el caso de Let's Dance; desde siempre el cantante rehuyó a la fórmula comprobada y convencional, aun a riesgo de que la jugada no le fuera redituable a su compañía disquera. Algunos le llamarán integridad artística; otros, y en una definición más acertada, a que se trataba, simplemente, de ser David Bowie.

Hay que enfatizar que en este nuevo siglo, los discos de David Bowie ya no tenían el mismo impacto que entonces y sin embargo su influencia estaba por todos lados, no tanto por la falsedad que quiere endilgársele de ser un icono trasgénero a la Kaytleen Jenner, sino por el rechazo a lo convencional, el derecho a ser "raro" y de creer que lo único auténtico a considerar es uno mismo. En algunos casos el ejemplo es bueno, en una cantidad similar es malo. Lo cierto es que David Bowie supo llevar las notas musicales a un nivel que ya es indisoluble de la imagen; por eso le llegada del MTV le cayó bastante bien. Esto con el paradójico agravante de que siempre podías identificarlo aunque en cada ocasión, ya fuera Ziggy Stardust, Jean Genie o Davy Jones a secas, sabías de quién se trataba.

Pero detrás de esos cambios interminables como tarjeta de presentación, David Bowie era uno de los gigantes del rock, muerto a las pocas horas de haber salido su nuevo disco. Uno más de sus poco convencionales modos de dejarnos un legado.

 

 

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