fasenlinea

com

ANÁLISIS COMENTARIO Y DEMÁS

 
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Otros textos de Literatura

Sables y utopías narradas por un Nóbel

El amor de la vida de Rosa Montero

Precio único al libro, beneficios dudosos

Tres libros que hicieron negra historia

Las plegarias que hundieron a Truman Capote

Jaime Bayly vs el Escribidor

Archivo

 

 

 

 

 

Literatura

La revirada de Christopher Hitchens

El conocido ensayista inglés cambió su postura tras los atentados del 2001. Desde entonces se ha convertido en referencia obligada en política mundial, algo que no ha caído muy bien a sus ex colegas de corriente

JUNIO, 2008. En los días posteriores al 11 de septiembre del 2001, Christopher Hitchens estaba reunido con varios amigos cuando brincó el inevitable tema de los atentados. Para su sorpresa, escribió, "vi una reacción casi unánime de simpatía hacia los terroristas, como si hubieran hecho una proeza. Les pregunte su estarían felices de haber ocurrido esto en Londres. '¡Ah, eso no va a ocurrir', dijo uno de ellos, 'nosotros no los hemos agredido y ellos sí', falacia que terminó por caerse cuando dos bombas estallaron en la capital". Asimismo, Hitchens no tardó en concluir que el odio hacia Estados Unidos llevaba a esa élite intelectual a aplaudir a grupos fundamentalistas que no dudarían en colgarlos.

Hasta ese momento Christopher Hitchens, considerado el enfant terrible de lo analistas británicos, ostentaba una posición de alta estima entre la izquierda europea. Es autor de una biografía demoledora sobre Henry Kissinger, además de haber sido un feroz crítico de la primera guerra del Golfo en 1991. Todo cambió, como ya señalamos, tras los ataques en Nueva York y Washington. Así y de manera inesperada, días después de aquella plática Hitchens se distanció de la línea casi unánime del semanario The Nation, donde publicaba una columna. En una de sus últimas declaraciones Hitchens destacó que ese era un "momento decisivo" donde estaba por definirse el futuro del mundo occidental, para reiterarlo con su apoyo a la entonces inminente invasión norteamericana a Afganistán en busca de Osama bin Laden.

Cuando en una columna subsiguiente habló sobre la necesidad de "echar" del poder a Saddam Hussein --algo a lo que anteriormente se había opuesto-- los lectores de The Nation enviaron misivas de protesta lo cual terminó de convencer a Hitchens, como había sucedido con Orwell años atrás, que el derecho a disentir es uno de los peores pecados que puede uno cometer en la izquierda mundial.

Pasó entonces lo que iba a ocurrir. Hitchens salió de The Nation para dedicarse de tiempo completo a escribir. Cuando públicamente apoyó la invasión norteamericana a Irak en busca de las célebres armas de destrucción masiva afirmó estar convencido que éstas habían estado en manos de Hussein. "Para entonces muchos amigos dejaron de dirigirme la palabra", refirió, con algo de orgullo.

Su "posición disidente le hizo ganar más celebridad a Hitchens: había dejado de ser un intelectual leído por otros intelectuales, ahora gozaba de nuevos y más numerosos adeptos, muchos pertenecientes al ala conservadora. Pero su postura política varió poco, "no me he convertido en un hawk (halcón) republicano... simplemente lucho por mi derecho a protestar ante un ataque absurdo y totalitario".

La reacción de la izquierda hizo ver a Hitchens que desde los tiempos de Orwell al presente sus posturas y sus propuestas no habían avanzado nada, eran idénticas. La única diferencia, estableció, "es que antes aplaudían al comunismo soviético y ahora aplaudían al terrorismo islámico. Para el efecto escribió un libro-análisis sobre el autor de 1984 que le ganó la enemistad de la comunidad magisterial europea, donde la obra de Orwell es constantemente distorsionada. Un tal Scott Lucas, por ejemplo, lo acusó de ser un arma para establecer el Nuevo Imperio Americano. Era una respuesta que Hitchens ya esperaba "pues yo llegué a ser parte de ello. Ante la evidencia contestaba con adjetivaciones y los epítetos de siempre; es parte de una táctica". Había otra razón para los ataques: Hitchens era un disidente, pero también un autor exitoso.

Pero hay otras cosas que no han cambiado. Una, que sigue considerando "genocida" a Kissinger y, otra, su abierto ateísmo, una postura inesperada para sus nuevos lectores más conservadores. Su bibliografía incluye además textos bastante críticos hacia la Madre Teresa, Juan Pablo II y Benedicto XVI a quienes considera parte de una "institución caduca como es el Vaticano". Pero a diferencia de otros críticos del catolicismo, Hitchens no titubea en hacerlo con el Islam, algo que se ha convertido en tabú entre sus colegas.

Se puede no estar de acuerdo con muchos de los planteamientos de Christopher Hitchens, pero no hay duda que sigue siendo polémico, aunque hoy sea desde una tribuna diferente.

© copyright, Derechos Reservados, 2007 

¿Desea opinar sobre este texto?

[email protected]

[email protected]  

0 comentarios

 

 

 

 

 

Inicio

Nacional

Internacional

Cibernética

 

Literatura

Cine

Medios

Y demás