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La prensa y el cambio climático: lo mismo, como hace 120 años

El Apocalipsis ecológico pareciera ser un síntoma de nuestros tiempos, pero un repaso a la prensa nos demuestra que lleva más de un siglo como tema que asusta a los lectores. La diferencia es que hoy incluye claras intenciones políticas. Otro caso de amarillismo propalado por los grandes medios

AGOSTO, 2O14. Antes que nada repasemos esta perla: "Los glaciares se derriten y se deterioran lentamente, con una persistencia que marcará su desaparición. Este es un hecho científicamente comprobado". ¿Se trata de otra apocalíptica predicción del bocazas de Al Gore? No precisamente: esta nota fue publicada por Los Angeles Times no hace una semana, ni un mes, ni un año, sino en 1902, cuando la "amenaza" de los polos glaciares que se derretían sin remedio causó preocupación en la opinión pública norteamericana. Veamos enseguida esta otra joya: "Un grupo de geólogos considera que pronto vendrá otra era glacial", y si usted piensa que eso fue parte de la película The Day After Tomorrow, dirigida Ronald Emmerich, le informamos que fue publicada por The New York Times (sí, ese mismo), en febrero de 1895. Ni entonces, ni como ahora, lograba la prensa ponerse de acuerdo: ¿La catástrofe sería a causa del congelamiento del planeta o por el calentamiento global?

Como se ve, la prensa mundial lleva más de un siglo, precisamente 120 años, asustándonos con el petate del cambio climático. "Nunca antes como ahora el tema del calentamiento global había sido llevado a la palestra pública", aseguró Gore a Rolling Stone. Era otra de sus sistemáticas mentiras pues el 10 de agosto de 1952 el (¿cuál más?) The New York Times advertía que "nos hemos enterado que el planeta se ha estado calentando durante el último medio siglo".

Michael Mann, otro charlatán proambientalista (no confundir con el productor de churros hollywoodenses), decía muy orondo al diario The Observer que "no cabe duda que el mundo se está calentando y el fenómeno se irá incrementando". Pues bien, como si fuera parte de un guión, Los Angeles Times publicó que: "La mayoría de los geólogos coincide en que la temperatura mundial está aumentando y que se seguirá incrementando". ¿Fue eso una reproducción de lo expresado por Mann? Ni de lejos; la información de ese diario corresponde a mayo... de 1929.

Como se ve, el calentamiento global, o cambio climático, ha sido un fenómeno enteramente mediático. Sin la difusión de los periódicos entonces, y hoy básicamente la televisión y el Internet, con una esporádica ayudadita del cine, el asunto sería hoy tan recurrente --y digno de ser tomado en serio-- tanto como la existencia de extraterrestres aunque nunca faltará un Jaime Maussán para seguirle el juego a la patraña. La prensa nos ha asustado con temores que jamás se materializaron, que van desde el agujero en la capa de ozono, el efecto invernadero, la invasión de las abejas sudamericanas, el chupacabras, los megatemblores y las hambrunas que nos obligarán a sacar y consumir los cadáveres de los cementerios, eso si a nadie se le ocurre hacerlos galletas. Pero el tema del cambio climático --y su antipódico gemelo, el del enfriamiento global-- han mostrado una longevidad que ya la quisiera el venerable Matusalén.

Björn Lomborg, uno de los pocos ambientalistas responsables en esta danza, escribió: "Nada en la naturaleza es inmutable. Usted puede ver que los montañas cerca de su ciudad han tenido el mismo aspecto desde que era usted niño hasta hoy, en la edad adulta, y cree que no han cambiado. Pero sí existen tales cambios, aunque éstos son paulatinos y se dan en cientos, incluso miles de años. por lo que no son perceptibles. Nada descarta en tal sentido que estemos experimentando cambios mundiales en nuestro clima, pero no necesariamente son culpa directa de la actividad humana. Se ha calculado que en la Edad de Piedra hubo descensos importantes en la masa glacial y que luego repercutieron en la geografía de las costas de Europa y Norteamérica como hoy las conocemos. ¡Pero el hombre apenas y sabía fabricar objetos filosos con rocas!"

Esta opinión coincide con la de Phillip Stott, profesor emérito de Biogeografía de la Universidad de Londres, quien dijo en el 2006: "Lo que hemos olvidado es un principio básico en las escuelas de ciencia. El clima siempre cambia, ya sea en mayor o menor proporción, nunca es estable. Y si fuera estable sería un hecho científicamente increíble pues sería la primera vez que ello ocurriera en cuatro mil millones y medio de años".

"Cuando quiero vender más periódicos invento un escándalo". se jactó el magnate de los medios Randolph Hearst, y esa parece ser la tónica periodística actual. Pero es ésta una bola de nieve --antes que se derrita-- que lo mismo aprovechan los ambientalistas quienes prácticamente extorsionan a las grandes empresas para que financien sus trabajos de "investigación" ambientalista so pena de iniciar campañas para denunciarlos como villanos, de polítiquetes como Gore que usan el asunto como pretexto para limitar las garantías individuales, de añejos herederos del comunismo que enarbolan el cambio climático como (otra) excusa para criticar al capitalismo de todos los males de la humanidad y de profesores, organismos, activistas y ONGs que reciben millones de dólares de los que no dan cuentas a nadie

El siguiente listado de encabezados alarmistas fue extraído, o al menos una parte, del sitio Wattsupwiththat.com. Aunque Gore se vista de ambientalista, hipocrita se queda:

En 1912, año del desastre del Titanic, un profesor de Harvard advertía de "la inminente Era Glacial" --el que un iceberg hubiera chocado con esa barco fue manejado como "prueba" del deshielo"-- y 11 años después el profesor Gregory de la Universidad de Yale y representante del Congreso Pan Pacífico de Ciencias, señalaba que "el hielo del Ártico sepultará a Canadá". Nótese como el petate ambiental, aunque entonces no se les llamaba así sino que eran "científicos" y "profesores", apuntaba hacia el temor de que la Tierra terminara convertida en gigantesca tundra, según lo consignó el Washington Post en 1923: "El descubrimiento de cambios en el calor solar y el que los glaciares de hayan movido al sur en fechas recientes nos permiten conjeturar la posibilidad de una nueva era de hielo". Algo similar publicaba The New York Times el 18 de septiembre de 1924 donde un profesor de apellido McMillan advertía que había signos de "una nueva era glacial".

"Si todo esto es real, si es evidente, por lo tanto estaríamos entrando a una nueva era de hielo", era el encabezado con el que The Atlantic Magazine asustaba a sus lectores en 1932. Sin embargo, apenas el 27 de marzo de 1933 el infaltable New York Times le echaba más alarma al tema al señalar que "Estados Unidos sufre su peor aumento en la temperatura desde 1776 pues hemos visto aumentos constantes los últimos 25 años". El mundo ya no se enfriaba sino que comentaba a calentarse.

En 1936 se registró una oleada récord de calor en el hemisferio norte del planeta por lo que la revista mensual de la Agencia Meteorológica Real de Londres publicó que "el calentamiento global es causado por el hombre al producir dióxido de carbono", aunque con cierto optimismo agregaba que "tal vez sea benéfico para la humanidad de varios modos, entre ellos que nos proporcione más calor y energía". No obstante, y como ocurre hoy, las notas alarmistas llevaban implícito un tufo de pesimismo: "Hay mucha especulación en torno al aumento del mercurio de los termómetros los últimos 20 años (...) Chicago encabeza el listado de ciudades en el mundo que han sido afectados por una misteriosa oleada que nos ha llevado a temperaturas más cálidas las últimas dos décadas", escribió el Chicago Tribune en 1938.

Al año siguiente el Washington Post (¿no es curioso que se trate de los mismos medios que hoy difunden el amarillismo ambientalista?) apuntaba: "Quienes dicen que los inviernos eran más duros cuando eran niños tienen toda la razón. Los estudiosos del clima no tienen duda que el mundo es hoy más caliente que hace dos décadas", a lo que se agrega, otra vez, The New York Times que apuntaba el 10 de agosto de 1952: "Nos hemos ido enterando que el mundo se ha calentado el último medio siglo"

El U.S. News and World Report, semanario que hoy de encuentra en estado de inanición, le entró al asunto en 1952 al señalar que "los inviernos son hoy más tibios. Los glaciares retroceden y los desiertos crecen".

Para 1969, cuando hubo quienes dijeron que el humo de los cohetes que llevaron al hombre a la luna producirían daño ecológico irreversible en la atmósfera, (¡otra vez!) The New York Times ponía los pelos de punta a sus lectores al advertirles que "la capa de hielo del Ártico sigue reduciéndose y en dos décadas el Polo Norte podría ser un mar abierto". La nota está fechada el 20 de febrero de 1969.

No podía faltar en este listado Paul Ehrlich, un absoluto fiasco como profeta del desastre. Pero veamos lo que nos decía en 1969: "Si yo fuera un apostador, apostaría todo mi dinero a que Inglaterra ya no existirá en el año 2000", y si bien no se refería al cambio climático sino a la sobrepoblación, otro recurrente petate apocalíptico, nos preguntamos si alguna vez alguien lo obligó a pagar su apuesta, que en tal caso lo habría dejado hasta sin calzoncillos.

"Lo peor está por venir", advirtió hace una semana un Panel de "Expertos" en el cambio climático. El Washington Post debería acusarlos de plagio pues en 1970 publicó: "Lo peor está por venir en el cambio climático, y no se ve solución a la vista..."

Pero para 1974 ¡el planeta volvía a congelarse! según un artículo que el TIME publicó ese año y al que rápido hizo eco el Washington Post al apuntar que "los escépticos climatológicos comienzan a preocuparse pues los estudios muestran contundentemente que nos aproximamos a otra era glacial".

La revista Fortune, quizá al ver que el alarmismo ecológico estaba resultando en venta de más ejemplares, le entró al asunto ese mismo año: "Por lo que pudiera concluirse de la reciente ola gélida, buena cantidad de climatólogos han concluido que ello solo puede representar malas noticias". Al Fortune no le fue tan mal con su (errada) predicción: El Instituto Norteamericano de Física le entregó el premio por el Mejor Artículo Científico de ese año.

Los lectores del New York Times nuevamente sintieron que sus corazones se aceleraban ese 1974 cuando se les decía que "los hechos del cambio climático actual son tales que aun los expertos más optimistas aseguraron que habrá una fuerte caída en la producción de alimentos". El diario fue más allá al concluir, sin más prueba que la pura especulación, que "habrá muertes masivas por hambre, y probablemente anarquía y violencia".

Podríamos seguir pero aquí basta para concluir que el "cambio climático" es un asunto ya bastante viejo y manido y que se trata de un tema político, más que otra cosa. Pero lo que no ha cambiado desde 1895 son los temores, los vaticinios incumplidos y las sandeces proferidas por la prensa en torno al asunto. 

 

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