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JULIO, 2010. El porqué del enorme éxito que el rock cantado en español tuvo en Argentina su primer foro importante se debe a una razón insospechada. En 23 de febrero de 1982 el Ministerio del Interior de Argentina emitió una orden a las difusoras radiales del país que establecía la prohibición de transmitir, en lo absoluto, música cantada e interpretada en idioma inglés, esto ante la inminente guerra contra Gran Bretaña por la posesión de las Islas Malvinas. Y dado que el decreto señalaba arbitrariamente que no se difundieran canciones "en inglés" también los grupos canadienses, norteamericanos y aun los éxitos del grupo sueco Abba quedaron fuera, no así los traducidos. La guerra se perdió meses más tarde pero la medida continuó hasta pocas semanas antes de la dictadura, presionada por las compañías disqueras que estaban perdiendo dinero con la nula difusión de sus artistas internacionales anglos.

Durante ese año y medio las difusoras se vieron obligadas a desempolvar temas viejos de artistas argentinos, desde Gardel hasta los amelcochados como Palito Ortega. Pero otros programadores percibieron que en las ciudades grandes y medias existía una curiosa efervescencia, la de un rock que era cantado en español; henchidos de fervor patriótico, muchos compositores de esa corriente dejaron de cantar en el idioma de Elton John y lo hicieron en un español tachonado de argentinismos. Fue así como estos grupos tuvieron casi todo el dial radiofónico a su disposición, y de ser meros desconocidos pasaron a tener insospechados fans. La prohibición terminó pero la corriente continuó pese a que el rock argentino cantado en español se remontaba a la década de los sesenta pero sólo era escuchado en círculos muy especializados. (Algunos de ellos, como el recientemente fallecido Sandro, emigraron de ahí a otros géneros que les representaban un coto de ventas mayor).

Pronto se vio que muchos de aquellos actos eran meras imitaciones baratas de grupos ingleses y norteamericanos, incapaces de avanzar más allá de la propuesta a la que estaban copiando. No fue el caso de un grupo que surgió en 1982, en plena efervescencia por crear un "rock argentino". El grupo fue fundado por Gustavo Cerati, quien pertenecía a una familia de músicos por lo que desde chico creció entre Bach, Beethoven, los Beatles y los tangos de Gardel. A fines de los setenta, en plena adolescencia, descubrió el punk y a un grupo que en Gran Bretaña acababa de surgir, llamado The Cure. En los primeros años Cerati imitó la imagen del cantante, que incluía el peinado desaliñado, el rimel y las vestimentas oscuras. Había nacido Soda Stereo.

Para 1985 y gracias involuntariamente a la ya extinta dictadura, el rock en español gozaba de plenas facultades en Argentina. Las compañías disqueras percibieron aquello y pusieron a circular la frase "rock en tu idioma", que recorrería buena parte de América latina. Durante los siguientes tres años grupos españoles veteranos como Máquina, Barón Rojo y Orquesta Mondragón (en ese país había experimentado un fenómeno similar tras la dictadura franquista) los acompañaron otros más nuevos como Hombres G. Pero la batuta fue mayoritariamente gaucha. Hubo algunos artistas entre regulares a buenos, como Miguel Mateos, versión bonaerense de Bruce Springsteen, hasta otros más bien oportunistas, como Laureano Brizuela. También estaban incluida ahí genios musicales como el para entonces legendario Charlie García. 

El momento determinante del "rock en tu idioma" se dio tras la publicación de Signos, un disco que incluye "Persiana Americana" y cuyos cotos de popularidad habían estado reservados en el mercado latinoamericano a los baladistas. Y a diferencia de otros grupos e imitadores, Soda Stereo supo adaptarse a los tiempos y a tomar su propio estilo; el talento de Cerati le permitió evolucionar y no anclarse en un solo éxito. Pero al finalizar la década el grupo comenzó a verse fuera de sitio y sus integrantes comenzaron a saturarse de ellos mismos. En 1987 dio su última gira para desintegrarse poco después.

                                                             El Cerati que no se conocía

Cuando se supo que el guitarrista había sufrido un derrame cerebral durante una gira en Caracas hubo sorpresa, menos entre la gente más cercana a él. Dos semanas antes había recibido un aviso pero decidió continuar con su ritmo normal que incluía fumar dos cajetillas diarios de cigarros. Por años había consumido drogas y no pocas veces de intoxicó de alcohol.

Lo que ocurría es que siempre había procurado mantener su privacidad. Por ejemplo pocos fans sabían que el disco Signos había sido creado entre montañas de cocaína dado el ritmo desgastador que llevó prepararlo. Algo similar ocurrió en varias giras donde abundaban las drogas de todo tipo acompañadas de las dos cajetillas diarias que Cerati consumió por más de dos décadas; únicamente rompió el hábito al recibir una advertencia pero menos de tres meses después ya fumaba de nuevo.

Apenas el año pasado Charlie García estaba sumido en el caos mental y se temía por su vida pero pocos sabían que Cerati atravesaba por una situación similar. Algunas de sus composiciones solistas podrían competir por las realizadas por los artistas anglos, pero todas ellas le habían traído un enorme desgaste físico y mental. Después de todo este era el mismo músico que lanzó 8 discos independientes desde la desaparición de Soda Stereo, casi uno por año, y el mismo que tuvo varias colaboraciones. Desde 1980 prácticamente no había parado.

A fines de mes corrió el rumor de que Gustavo Cerati había muerto pero que sus familiares habían optado por el silencio. Al momento de escribir este artículo la nota no estaba confirmada ni desmentida. Como sea, el derrame ha producido daños irreversibles a uno de los cerebros más grandes de la música argentina contemporánea. En tal caso no se perciben signos optimistas.

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