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Boston, la nave hippie de Tom Scholz

En el 2007 perdieron a su vocalista y hoy pueden ser considerados parte del rock que desde hace rato se encuentra inactivo. De cualquier modo, la influencia de Boston no puede ser menospreciada. y menos, la de su excéntrico líder fundador

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DICIEMBRE, 2009. En el fondo es un hippie que llegó tarde a los sesenta, y él lo ha admitido: "Fue una décaba abundante en talento; la verdad no he visto que ello se repita en quienes hicieron música en los setenta o ochenta, incluidos nosotros. Tu puedes decir que Nirvana era bueno, y sí lo era ¿pero habría sido capaz de superar a Cream? No lo creo". Otro tópico de los sesenta que admira Tom Scholz es, a su juicio, el de la concientización social que los sesenta trajeron consigo: "Antes a poca gente importaba la ecología, el maltrato a los animales y los derechos humanos. Son otros motivos para admirar los sesenta..."

Scholz, por si hubiera necesidad de recalcarlo, es el líder fundador de Boston, uno de los grupos más efectivos y perfeccionistas dentro del rock; en comparación, Roger Waters de Pink Floyd resulta francamente un compositor descuidado en los detalles. La obsesión de Scholz ha dado resultados -- tres de sus discos rebasaron el millón de copias en menos de una semana-- pero también desesperó a sus disqueras, y aun sus fans. MCA Records, la última multinacional importante para la cual grabaron, los demandó por incumplimiento de contrato debido a la exasperante lentitud del músico para grabar sus discos, que en 32 años ha editado apenas cinco discos. Al final Scholz ganó la demanda y publicó todos los detalles en la portada interna del álbum.

"No soy un obseso enfermizo, simplemente quiero hacer bien las cosas", dijo Scholz durante una entrevista. "Ellos [la disquera] querían que sacara dos discos al año como si fuéramos un grupo pop artificial que se olvidan en cuanto llega la última novedad. Los romanos y los griegos esculpieron sus estatuas en mármol con la intención de que duraran cientos, miles de años. Fue sin duda una actividad lenta, pero de haberlas esculpido en lodo para ganar tiempo habrían desaparecido en unos meses. Con la grabación de un álbum ocurre lo mismo", acota.

Y si ya quedó claro que Scholz es un hippie que llegó tarde a su cita wn Woodstock, lo cierto es que fue un hippi estudioso, graduado con honores en la Massachussets Institute of Technology (MIT) con mención honorífica. Su padre había sido una especie de "nerd" inventor reacio a lucrar con sus descubrimientos lo cual evitó a la familia Scholz vivir más cómodamente. El espíritu innovador fue heredado por Scholz, quien diseñó un aditamento que mejoraba sustancialmente el sonido de las guitarras eléctricas y disminuía notablemente la distorsión en las bocinas. Ese invento le permitió juntar una buena fortuna que le permitiría capitalizar su aventura musical (la extinta revista Audio le llamó "la más grande aportación al rock desde Les Paul").

"Tom iba a ser un hombre famoso aunque no hubiera fundado a Boston", refirió un ex compañero de clase, "era inquieto, como esos niños que desarman sus juguetes para ver cómo funcionan".

A diferencia de otros nerds, Scholz era amante del rock, no sólo de los sesenta sino de Chuck Berry, a quien definió como "el maestro. Sin él no habría habido ni Hendrix, ni Clapton, ni (Jimmy) Page ni (Keith Richards), y seguramente ni yo tampoco (rie) Bueno, no físicamente, sino como músico". Desde la preparatoria fundó varios grupos, uno de los cuales se llamaba Mammooth, sin saber que en la lejana California cuatro muchachos que luego se harían conocidos como Van Halen también se denominaban así. El nombre de Boston se le ocurrió, dijo, por la moda imperante entonces de varios grupos que llevaban nombres de ciudades o estados: "Ya existían Chicago, Kansas, Black Oak Arkansas y New York Dolls de manera que pronto alguien querría apropiarse del nombre de Boston". Alguien ya lo había hecho, por cierto, la Orquesta Filarmónica Boston. Para evitar posibles enredor legales, Scholz diseñó las letras de su nuevo grupo, lo mismo que la portada, una nave espacial, aspecto que no ha variado desde entonces.

En 1976 el vocalista Brad Delp formalizó su entrada al grupo lo mismo que el tecladista Barry Godreiau. Scholz deseaba lograr un equilibrio entre lo acústico y lo eléctrico aunque sin sintetizadores, los cuales detestaba en grado sumo. Al respecto hay una anécdota. Cuando consiguió contrato con MCA accedió al deseo de los ejecutivos para incluirlos, o al menos eso les hizo creer; todos los efectos de sonido fueron creados por guitarras, y pasaron meses para que confesara la verdad a su disquera.

                                                        More Than a Feeling

El grupo se recluyó en el estudio durante casi todo 1976. Desesperados, los ejecutivos de MCA le exigieron a Scholz que terminara, y en respuesta éste les envió "el que hasta entonces pensábamos era nuestro peor tema... querían algo comercial y se los dimos". La canción en cuestión, por supuesto, era "More Than a Feeling", lanzada como sencillo meses antes de terminado el álbum. Cuando éste salió a la venta, en diciembre de 1976 se convirtió en el debut más vendido de la historia. Evidentemente Scholz ya no considera que esa composición sea "la peor" pues sin ella difícilmente habría despegado su carrera.

Los nuevos fans pronto descubrieron que Boston era más que "More Than a Feeling", y que el resto de los temas, como "It's Been Such a Long Time" se acercaban más al formato radial AOR (Album Oriented Radio). Para muchos de ellos, en tiempos que se acercaba la marejada disco, este grupo les representaba una optimista bocanada.

Pero las jaquecas continuaron para MCA, que les pidió una gira de conciertos a la que Scholz se negaba pues alegaba sufrir pánico escénico, aunque el fondo rehuía a la idea de perder el perfeccionismo de sus discos al reproducirlos en vivo. Para finales de 1978 el grupo emigró a CBS donde firmó un contrato para dos discos. Habían pasado casi tres años pero finalmente Boston regresó con Don't Look Back cuyo tema que da nombre al disco constituía una cátedra de hard rock. Con todo, sus ventas fueron menores aunque prometió "enmendar el asunto" en un par de años. Por lo pronto inició una gira de conciertos que se interrumpió bruscamente; Scholz seguía siendo el tímido nerd enemigo de las multitudes, a lo que añadió la explicación que han dado gente como Van Morrison y Joe Jackson para no ofrecer conciertos: no tiene sentido gastar energía en reproducir lo que ya existe; "con el tiempo que gasto sobre un escenario fácilmente pude haber compuesto otro par de discos", dijo Jackson.

La disquera comenzó a perder la paciencia en 1984 pues el grupo, pese a haber ecibido un jugoso adelanto, no daba muestras de terminar su nuevo disco. Hubo presión de los abogados hasta que Scholz cedió, no sin antes dejar el claro que en vez de pasársela en francachelas, había trabajado cada detalle de sus canciones. En junio de 1986 salió a la venta Third Stage el cual repitió la fórmula de su debut, esto es, abrir con una balada que fácilmente entraría a las listas pop. Lo que pocos sabían era que esa composición, llamada "Amanda" había sido escrita a finales de los 70. Y otra vez, el disco vendió tres millones de unidades en menos de una semana; si algo había cierto, es que el público estaba ávido de Boston.

Esta vez Scholz sí accedió a las giras de conciertos, aunque muy limitadas y a su manera pues en el escenario se limitaba a mirar su guitarra y rara vez volteaba al frente; nada de humo, guitarras destrozadas o altisonantes: Scholz deseaba que todos repitieran la experiencia d ever cómo se elabora su música en vivo.

En 1990 CBS demandó legalmente a Scholz, no tanto por la demora sino porque pensaba que el sonido "setentero" de Boston ya no era comercialmente viable para el mercado. El guitarrista alegó defender su integridad artística por lo que contrademandó a la disquera. Ganó el juicio y recibió una compensación económica. Fue una victoria que marcaba el anticorporativismo de Scholz, quien ha empleado todos sus derechos legales para impedir que su música sea empleada en soundtracks de películas, juegos de video --se negó rotundamente a que su música fuera incluida en el Guitar Hero-- anuncios comerciales e incluso ringtones. A eso se agrega su activismo pues, aparte de ser un vegetariano radical, apoya varias organizaciones que combaten en abuso infantil, consumo de carne y pieles, así como la cacería. Para completar el cuadro, Scholz siempre ha desconfiado de los videoclips.

                                                       Corporate America

En 1984, el mismo año que el grunge murió junto con el suicidio de Kurt Cobain, Boston regresó con Walk On, que aunque se vendió bastante bien, resultó un tanto convencional. Scholz finalmente había cedido al uso de sintetizadores aunque también le dio variedad a sus vocalistas, tres en total (Delp estuvo ausente debido a un proyecto alterno). Fue su primer, y único, disco lanzado en esa década. Poco después surgieron desavenencias con CBS que también les pidió "contemporizar" su sonido. Para 1997 Boston estaba sin disquera pero únicamente había adelantado el paso quie luego darían otros artistas como Eagles, AC/DC y Paul McCartney en el sentido de lanzar su material en forma independiente.

Nuevamente transcurrieron tres años pero finalmente en el 2002 Scholz puso en venta Corporate America con el cual asumía una posición más radical en sus letras, incluidos algunos argumentos en el sentido que lo del 11 de septiembre en cierta forma era culpa del gobierno norteamericano. Y a diferencia que en el pasado, la única manera de promoverlo era mediante giras de conciertos que se convirtieron en la principal actividad de Scholz. Pero mientras estaba a punto de terminar su siguiente producción el vocalista Brad Delp falleció en el 2007.

"Recuerdo cuando nos conocimos fue él quien más me apoyó para continuar con el proyecto, y siempre lo hizo así en los momentos más difíciles", escribió, "por la paciencia que me tuvo para terminar cada uno de los discos lo voy a extrañar profundamente".

En tiempos como los actuales, el virtuosismo de Scholz y la defensa absoluta de sus convicciones en ocasiones se antojan pasadas de moda. Pero no ha ocurrido así con su música, que para sus fans les ha representado, en tres décadas y media, más que un sentimiento.

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