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Kate Bush, la mujer con el talento en sus ojos

Apenas adolescente compuso canciones para un disco que luego fue producido por una de las leyendas del rock. Esta menudita cantante nunca consiguió posicionarse en el mercado norteamericano pero qué importa: lo que ha hecho la ubica entre las grandes de la música inglesa

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JULIO, 2013. Lo cierto es que no todos los artistas ingleses pueden llegar a ser Beatles o Rolling Stones cuando se trata de conquistar al público norteamericano, el paso previo a hacerlo en el resto del mundo. Después de unos destellos prometedores en MTV vino la indiferencia y luego el olvido. Basta preguntarse qué pasó con Madness y con Blur, dos grupos que en su país de origen fueron enormemente populares pero que en Estados Unidos apenas y se les escuchó: muchos fans, y aun críticos de ese país, piensan que "Our House" fue el único hit de Madness cuando lo cierto es que en Gran Bretaña le dieron 18 campanadas al Top Ten de 1979 a 1983. 

Pero al menos Blur y Madness tuvieron más suerte que Kate Bush, una menudita inglesa quien posee una voz privilegiada que lo mismo alcanza tono de soprano que puede ser tan seductora por su rango bajo. Durante más casi quince años, Bush y su disquera buscaron colocar al menos un hit en el Billboard del Tío Sam y lo más que consiguieron fue que "Running Up That Hill", se colara a las listas gracias a MTV, cuando promocionaba a todo artista inglés que grabara un videoclip. Ha habido varias teorías acerca del desdén estadounidense hacia Kate Bush. Algunos lo achacan a que canta con marcado acento británico, otros a su negativa a realizar giras de conciertos, varios más a que su estilo es "muy barroco" y no faltan quienes lo atribuyen a que se trata de un mercado machista que, sin embargo, ha recibido bien a Buffalo Springfield, las Spice Girls y a la escocesa Annie Lennox, primero con Eurythmics y luego como solista.

A las anteriores se agrega la convincente teoría del crítico Brad Coleman: "En primer lugar, sus canciones no son de las que escandalizan y en segundo ¿quién podría ser su simil en Norteamérica? ¿Madonna? Lo más cercano sería la neoyorquina Laurie Anderson y cuyo público es muy especializado. Y Anderson jamás ha tenido un hit en su propio país".

Katherine Bush (Kate para todo efecto práctico, nació en Kent, Inglaterra, el 30 de julio de 1958. Es hija de un cirujano y de una bailarina. Bush recordó en una entrevista que en su casa siempre había canciones y que sus dos hermanos también son músicos profesionales. "Ellos tocaban los instrumentos y yo vocalizaba; en realidad en casa no había mucho tiempo para escuchar las canciones que transmitía la radio", refirió. Así pasaron los años hasta que sus hermanos buscaron la aventura y Kate se puso a escribir sus propias canciones, la mayoría inspiradas en relatos o extractos de las novelas que le gustaba leer. Aprendió a tocar el piano, el violín, la guitarra y el cello, instrumento que, dijo, "es capaz de producir fuertes emociones a quien lo interpreta". Una de sus alumnas norteamericanas años después sería Tori Amos, una alma, sin embargo, mucho más tortuosa.

Aún adolescente, Bush llevó algunos demos a la disquera EMI, los cuales cayeron en manos de David Gilmour, el guitarrista de Pink Floyd. Gilmour quedó tan impresionado que ofreció producir el disco. El debut, titulado The Kick Inside, apareció en 1978 en medio del punk y la oleada disco, un estilo tan distinto a lo que se escuchaba que era imposible quedar indiferente. De ahí salió el sencillo "Wuthering Heights", inspirado en la inmortal novela de Emily Brönte y "The Man with the child in his eyes". Después vendría "Babooshka" del Never or Ever, su tercera producción. Sin embargo el éxito en Norteamérica seguía eludiéndola. Su disquera le sugirió iniciar una gira de conciertos por Europa, la cual incluía no solo canciones sino una presentación completa con coreografías, vistosos escenarios y segmentos teatrales. Para una mujer tan perfeccionista como Bush, todos los detalles que n o salían y las desincronizaciones terminaron por minar su disposición para ese tipo de aventuras e interrumpió la gira antes que concluyera la agenda.

La leyenda afirma que Bush era una perfeccionista que regañaba a los músicos ante el mínimo error, una tensión que terminó por repercutirle en su salud. Sin embargo, dijo la cantante en 1992, "disfruté mucho aquella gira, lo que ocurre es que son tantos los detalles que terminas por perder tu concentración en el trabajo. Soy perfeccionista, es cierto, pero no más que todo aquel que quiera ofrecer un espectáculo de calidad".

Ya de lleno en el estudio, Bush no dejó de trabajar, sobre todo en el objetivo de conquistar el mercado norteamericano. En 1984 salió a la venta Hounds of Love, un ambicioso proyecto que llevaba toda suerte de estilos. El álbum se vendió modestamente en Estados Unidos --en contraste con Gran Bretaña y Europa donde tuvo ventas monumentales-- pero finalmente colocó un hit en el Top 50 gracias a MTV. Se trataba del video de "Runnin' Up That Hill", el cual se consideraba originalmente uno de los temas más débiles del disco. Aquello fue el aliciente para que su disquera le pidiera presentarse en aquel país, algo que hizo aunque solo en Nueva York. Más tarde vino el dueto con Peter Gabriel titulado "Don´t Give Up". Pero el éxito en grande seguía eludiendo a Kate Bush.

Tras el fallido intento vino un periodo en el que la cantante se dedicó a otros asuntos --"nunca hubo la consabida depresión de por medio", ha aclarado varias veces-- hasta que en 1989 regresó con The Sensual World, idea que surgió de la novela Finnegan's Wake, de James Joyce. "Comencé a escribir música para algunos pasajes del libro los cuales se conectaban perfectamente. El experimento era muy emocionante", dijo Bush a Rolling Stone en 1991. Sin embargo se topó con una negativa rotunda cuando los descendientes de Joyce no le permitieron usar los textos so pena de violar los derechos de autor. "Insistí muchas veces pero era imposible, no se me permitió siquiera utilizar una frase", agregó.

Sin embargo aquello no la desanimó y encontró inspiración en The Red Shoes, una vieja película de la cual se planeaba hacer una nueva versión. Comenzó a escribir la letra y la música en un producto de alta calidad que salió en 1993 y de donde sobresalía "Rubberband Girl" y una variedad de estilos, incluidos ritmos caribeños. "Fue uno de mis álbumes más ambiciosos", recordó después. Este tema llegó al máximo del puesto 88 de las listas estadounidenses y Bush se dio por vencida. Luego vendría una versión de "Rocket Man" junto con Elton John para su álbum Duets. Fue su último trabajo en más de una década en la que la cantante se dedicó a su matrimonio y la crianza de sus hijos.

En el 2005 Kate Bush volvió con Aerial y apenas en el 2011 con 50 Words for Snow, que en principio iba a ser la música para una obra teatral. Y entonces apareció un remix de "Running Up that hill" que la trajo de vuelta a las listas británicas, si bien en Estados Unidos ya no volvió siquiera a asomarse a los casilleros del Billboard. "No me siento frustrada ni decepcionada por ello", dijo Bush posteriormente. En compensación ha sido reconocida en casi toda Europa y aun América latina.

Lo increíble es que hace cuatro décadas Kate Bush no pensaba que su música y sus canciones fueran alguna vez a salir de su recámara y, más aún, que las fuera a producir una leyenda como Dave Gilmour quien, como muchos fans lo harían después, detectó el talento en los ojos de la cantante.

 

 

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