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Inusual frontera de paz en Sudamérica

Si las fronteras vigiladas o militarizadas son difíciles, imaginemos una donde se pasa de un país a otro con solo cruzar la calle libremente. Una historia de desencuentros, gustos afines y futbol distinguen a Santana, Brasil, y Rivera, Uruguay

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DICIEMBRE, 2011. Las ciudades que comparten una frontera internacional existen en buena parte del mundo. La mayoría de las veces son separadas por una división natural, como un río, y en otra la división fue forzada, como el Berlín en la guerra fría, años en los que un país fue prácticamente rodeado por otro. A esta situación se le agrega una bastante inusual, dos ciudades de dos países distintos a las que únicamente separa una avenida o una calle de modo que sus vecinos de enfrente no solo viven en otra nación sino que hablan un idioma diferente. Bienvenidos a Santana do Livramento, Brasil y Rivera, Uruguay.

Ubicadas a unos 250 kilómetros de Porto Alegre  y a unos 180 de Montevideo (para llegar a la capital hay que cruzar el diminuto pero poderoso Uruguay) son dos ciudades divididas políticamente pero que comparten el resto: Rivera es una zona libre de modo que ahí se acepta el cruzado brasileño sin ningún problema y, claro, los dólares norteamericanos. Del lado carioca y dado que en este momento su moneda es más fuerte que el peso uruguayo éstos son aceptados con reservas pero puede hacerse cualquier transacción también con dólares estadounidenses. "Es una situación bastante especial y única a la que cuesta trabajo acostumbrarse a los recién llegados", refiere Evaristo Guzmán, habitante de Rivera, "es difícil saber de qué lado te encuentras y si estás violando una ley de algo que al otro lado de la calle es completamente legal".

Esta peculiaridad ha hecho de ambas ciudades un sitio turístico producto de la curiosidad. Gente que llega no solo de Brasil y Uruguay sino de Argentina y aun Chile y Estados Unidos gusta de tomarse fotos recargadas en los "mojones" que marcan la división fronteriza o bien con cada pie en cada país (los turistas mexicanos son más que una rareza). Desde la firma del Mercosur la frontera es libre y sus habitantes pueden cruzar de un lado a otro cuantas veces les plazca. Pero no siempre las cosas fueron tan fáciles: hasta hace algunos años se podía comprar en una farmacia de Livramento y tener que presentar el. ticket de compra a unos agentes de migración que lo esperaban en Rivera y con ello pagar los impuestos de importación, algo que también se daba a la inversa. Aquella situación provocó una enorme corrupción aduanera y un desorden total. El Mercosur entre Uruguay y Brasil aun marca algunas restricciones, como la adquisición de autos de otro país, una tramitería burocrática infinita. Hoy se le conoce como "la frontera de la paz" y libre de mayores restricciones. "Es una frontera totalmente interdependiente, es imposible que algo que suceda en un lado no afecte al otro", añade Guzmán.

Si una frontera internacional donde sus habitantes hablan el mismo idioma es problemática, imaginemos éste donde los puristas uruguayos se quejan de que ahí domina el portuñol, mezcla de portugués y español, producto de la influencia de su vecino norteño, influencia mucho más poderosa que la uruguaya. Durante los años setenta un programa oficial del gobierno charrúa prohibió hablar portuñol en las escuelas pero a lo más que se llegó fue a que aumentara el uso del español correcto en Rivera sin que se erradicara emplear un dialecto similar al spanglish de las zonas fronterizas méxico-norteamericanas. La ventaja es que todos los habitantes de Santana y Rivera entienden perfectamente ambos idiomas. (Dato curioso: mucha gente llama "galhina" al pollo frito").

El lugar más importante de esta división lo representa la Plaza Internacional, ubicada en la avenida Tamandaré, la cual en algunos segmentos también sirve de frontera. marcada por dos enormes banderas que ondean una junto a la otra . Esta plaza es el principal punto de reunión para los habitantes de las dos poblaciones y tiene la particularidad de que al subir o bajar unos escalones en su centro ya se está en otro país de manera que unas bancas uruguayas están frente a unas bancas brasileñas divididas por una pequeña banqueta. El cuidado de los jardines y la limpieza está dividido en un equipo de mantenimiento binacional. La Plaza Internacional es por ello quizá única en el mundo.

Otra curiosidad: El de 25 de agosto es Día de la Independencia en Uruguay mientras al otro lado se celebra el Día de Brasil el 7 de septiembre. Cuando llega uno de esos días los comercios de una acera se encuentran trabajando normalmente mientras los del lado contrario se hallan cerrados y su gente descansa. De hecho los únicos dos días en que todos los comercios cierran totalmente son el 25 de diciembre y el primero de enero. De cualquier manera algunos negocios del otro lado deciden abrir para que sus ventas no se vean mermadas, aun a costa de pagar el feriado a sus empleados.

No todo ha sido tranquilidad y curiosidades en Santana do Livramento y Rivera. Pese a que comúnmente se la relaciona más con Argentina, Uruguay alguna vez fue parte de Brasil y optó por independizarse porque no deseaba seguir siendo gobernado por una monarquía, en este caso la carioca. Ambas ciudades nacieron más de medio siglo después de aquellos años pero de cualquier manera de repente brotan voces nacionalistas de un lado que hablan del "despojo" realizado por Montevideo y otros piden piden prohibir cualquier alusión o publicidad que sea hecha en portugués. Pero en general el ambiente de ambas ciudades ha sido apacible: debido a la enorme cantidad de romances y matrimonios entre los ciudadanos de ambos lados, la doble nacionalidad es aquí mucho más frecuente que, por ejemplo, fronteras como Juárez-El Paso y Laredo-Nuevo Laredo. Abundan los autos con placas brasileñas y uruguayas.

Los momentos de algidez de han dado en Santana y Rivera básicamente por cuestiones políticas y deportivas. Mientras ambos países fueron dictaduras los celos nacionalistas en ambos lados entorpecían el cruce por bloqueos militares o, por ejemplo, cuando sus gobiernos entraban en discusiones absurdas por cuestiones territoriales. Guzmán recuerda que uno de esos desaguisados ocurrió en los setenta cuando un borrico fue atropellado y muerto a mitad de la división territorial y ningún gobierno local quiso levantarlo pues aparentemente estaba en una "zona neutral". "Intervinieron los ayuntamientos, los diputados y finalmente los gobiernos federales. Tras varios días se decidió todo con un volado pues el animal comenzaba a descomponerse. Le tocó recogerlo al lado brasileño".

Otras frecuentes discusiones se han dado por el futbol. Dada la enorme rivalidad entre brasileños y uruguayos, cuando ambas selecciones se enfrentan la ciudad queda desierta y únicamente se escucha el sonido de los televisores, que sustituyó a los estruendosos radios de hace algunas décadas. Cuando cae un gol solo una parte celebra mientras la otra se lamenta, y viceversa. La situación se salió de control, por supuesto, en la final de 1950 cuando los charrúas inesperadamente derrotaron a Brasil en el mismo Maracaná. La celebración en Rivera pronto resultó en insultos hacia sus ardidos vecinos y se armaron varias grescas donde incluso hubo muertos; ciudadanos de un lado cruzaron y apedrearon casas y comercios del otro país.

Dado que actualmente Brasil y Uruguay pertenecen a la misma zona es difícil que lleguen a enfrentarse de nuevo en una final de la Copa FIFA pero la misma tensión se siente cuando ambos conjuntos juegan ya sea en la Copa América, la Confederaciones o torneos eliminatorios. "Cuando se dan esos encuentros los santanistas y los rivereños son enemigos deportivos pero al terminar todo vuelven a ser tan 'cuates' como dicen ustedes en México, y todos contentos", señala Guzmán.

La actividad comercial mayor se registra en Rivera, y por una buena razón. Ahí abundan las tiendas duty-free por lo cual los precios de los productos son bastante bajos. "Solo basta mostrar un pasaporte que certifique que eres extranjero", añade Guzmán. Incluso algunos informales se nombran "duty-free" aunque se les considera fuera de la ley. Rivera es una zona libre como quizá no haya alguna otra en el mundo.

La intención del Mercosur es que en algún momento las fronteras sean borradas tanto en lo económico como en lo político y, a largo plazo, en lo social. En un mundo donde el proteccionismo y los nacionalismos amenazan con resurgir con mayor fuerza parece ser un sueño cada vez más distante, de ahí la intención en Santana do Livramento y Rivera por mantener viva esta frontera de paz.

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1 comentarios

felipillovox escribe 15.12.11

Una frontera muy singular sin duda aunque me pregunto si allá tendrán los mismos problemas de narcotráfico que tenemos en la frontera mexicana con Estados Unidos

 

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