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Los Muppets no son solo una bebida...

Están de vuelta con una película, pero si usted quiere repasar el valioso legado que Jim Henson dejó con sus títeres, el show de los Muppets es referencia inomitible. La colección de aquellos programas, disponible desde hace rato en DVD, le hará pasar unas vacaciones navideñas con acompañamiento de risas

The Muppet Show DVD Seasons 1-6

DICIEMBRE, 2011. Allá en los lejanos cincuenta un muchachito delgadísimo que medía casi dos metros se presentó en una estación local de televisión en Nueva York con un show que presentaba títeres (aunque muchos crean que son sinónimos, las marionetas se manejan desde arriba y los títeres desde abajo). El jovencito era Jimmy Henson, más tarde acortó su nombre a Jim y quien recorrer todo el país con su show en 1969 le PBS, la televisión pública de Estados Unidos, le ofreció un contrato para participar en el programa infantil Sesame Street (Plaza Sésamo) con pequeños segmentos didácticos. Pero Henson deseaba que sus muñecos también atrajeran al público adulto, algo que estableció desde el principio. Por mientras y para ese programa el titiritero creó a personajes como Bert and Ernie (Enrique y Beto), la Vampirosa, Archibaldo y muchísimos más. Kermit, o René, que al principio fue rosa, luego azul y finalmente verde

En 1976 terminado su contrato con la PBS, Henson inauguró The Muppet Show que transmitió la ABC durante cinco temporadas. Fue uno de los programas de más alto rating de la televisora pues contenía todos los elementos de una emisión de variedad, incluido un comediante mediocre como Figaredo, los viejitos del balcón, un baterista, llamado Animal, inspirado en el salvaje baterista de The Who, Keith Moon. El principal atractivo, sin embargo, eran los invitados especiales, una larga fija que incluyó a Olivia Newton John, Alice Cooper, Sammy Davis Jr., George Burns, John Denver, Robert Wagner y Diana Ross, entre muchísimos más.

Henson se adelantó al natural descenso del rating y en 1979 estrenó la primera película de los Muppets con tal éxito que en los siguientes cuatro años se filmaron tres cintas más y donde por igual interactuaban títeres y personas. Ya sabemos del improbable romance entre una rana como René y una cerdita ególatra como Miss Piggy pero el saber si "sí" o si "no", entre ellos contribuyó a que miles de personas asistieran a la sala a ver las películas. Luego llegaron los desastrosos "Baby Muppets" y un acuerdo entre Henson con el ex mandamás de Disney Michael Eisner donde el primero vendió los derechos de los Muppets y el incluirlos en el parque de diversiones que Walt creó. 

Las condiciones para Henson fueron tan desventajosas con ese trato --por ejemplo, el parque Disney se quedaría con tres cuartas partes de las ganancias de quienes entraran al parque de los Muppets-- que su salud fue empeorando debido a un mal en la tráquea que fue empeorando hasta que le costó la vida en 1990. Fue hasta mediados de la década pasada cuando la familia de Henson y Disney renegociaron los derechos y se logró un armisticio entre las partes. Esa fue una de las razones por las cuales durante más de un decenio no supimos de los Muppets.

Esa factor los hace relativamente nuevos para las generaciones recientes quienes solo saben de los Muppets por lo que sus padres les han contado, Pues bien, es alentador saber que desde hace tiempo The Muppet Show está disponible en DVD, y lo que es mejor, las cinco temporadas, un total de 73 capítulos que quizá la consuman todas sus vacaciones navideñas, aunque también pueden ser un excelente regalo.

Los primeros episodios de The Muppet Show son un tanto rústicos y entre los invitados especiales destacan amigos de la familia Henson. Más adelante y conforme subió el rating, la calidad del programa subió, lo mismo que el presupuesto y el número de los personajes.

El DVD final contiene una entrevista exclusiva con Henson y la Rana René, quien siempre fue tratada como si fuera un ser real. Ah, sí, también una invitación a comprar la dos temporadas de Fraggle Rock, otro proyecto que se transmitió a mitad de los 80 por la cadena de cable HBO y que estuvo muy lejos de completar sus expectativas.

 

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Un DVD que no enciende nuestro fuego

The Doors 
Val Kilmer, Meg Ryan, Kyle MacLachlan
Dirigida por Oliver Stone
Universal/1991


La caída del Muro de Berlín y la desaparición de la URSS fue un golpe terrible para los idealistas baby-boomers de los sesenta ¿De qué valió tanto esfuerzo, tanto discurso, si al final todo se cayó, carcomido por una burocracia corrupta? Oliver Stone fue uno de ellos. Desde el éxito de Platoon en 1986, este cineasta, ex combatiente en Vietnam y desde entonces fúrico pacifista, buscaba exorcizar el alma de los Estados Unidos en los sesenta, de ahí que otra de sus películas fuera JFK. Pero cuando Moscú y Gorbachov apagaron las luces del Kremlin Stone tuvo que reenfocar sus objetivos: se sabe, por ejemplo, que en ese entonces planeaba filmar una película sobre la revolución nicaragüense, la cual también sufriría una catastrófica derrota electoral al poco tiempo. Ahora lo que había que exorcizar era el alma del mismo Stone.

Y esa es la premisa de The Doors: quien estuvo detrás de cámaras no era el cineasta que escribió el guión de Scarface ni de Midnight Express sino un adolescente de 18 años que escuchaba "Light my Fire" en su radiecito de baterías en la jungla vietnamita; su intención era recrear un momento durante el cual él se encontraba a más de 10 mil kilómetros de distancia. Y, por supuesto, Stone tenía el objetivo de responder mediante esta película si la muerte de Jim Morrison no había sido un esfuerzo inútil, algo que también ocurrió cuando Kurt Cobain se pegó un tiro y luego de eso la revolución grunge cedió paso a The Backstreet Bpys, Christina Aguilera y Britney Spears.

El problema con The Doors es que, bueno, no es una buena película; más bien es aburrida como lo fue la vida de Morrison: pese a su monumental consumo de drogas, el que tuviera fama de "semental" entre las groupies y que fuera coautor de muchas de las mejores canciones de los sesenta (esto en una época en que la competencia estaba francamente cabrona), no hacían que su historia, ni la de sus compañeros, fueran interesantes. De hecho Nick Hopkins, quien coescribió Nadie Sale Vivo de Aquí, una de las mejores biografías de las puertas californianas, reconoció que "Morrison vivía en su propio mundo, inaccesible para la mayoría" y que "el alma del grupo era el guitarrista Robbie Krieger"... no es casualidad que él haya escrito "Light My Fire", ¿cierto? Pero para Stone Morrison era el centro del talento, del éxito y de la esencia de The Doors. Tampoco extraña que los sobrevivientes decidieran no participar en el proyecto.¿Para qué, si la película apenas y los menciona como meros parapetos?

Otro error, por lo menos a la distancia de los años, fue poner a Kilmer para que encarnara al rey lagarto, no tanto porque fuera inadecuado para el sino que no estaba listo para la encomienda. Si como ya mencionamos como persona Morrison era una persona sumamente aburrida --menos claro, cuando usaba drogas; entonces provocaba terror-- Kilmer no logra despegar el interés de los espectadores, quienes si desearon seguir el paso al filme es porque la música es, bueno, sensacional, con todo y que en algunas canciones se haya impuesto la voz de Kilmer. Quizá sea más que una coincidencia que el peor Batman que ha habido en las películas del encapuchado haya sido el de Kilmer, con George Clooney en un cercanísimo segundo lugar.

Y otra cosa: ¿qué andaba haciendo Meg Ryan como Pamela Courson, la novia de Morrison? ¿Y Billy Idol?

The Doors encerró lo que parecía ser el adiós de Oliver Stone a sus fantasías revolucionarias. Sin embargo en 1994 estalló el conflicto zapatista y su corazoncito recordó Sierra Maestra y volvió a latir con la fuerza de adolescente enamorado. Por tanto, The Doors queda como un fallido trabajo suyo para enfrentarse a si mismo y salir fortalecido como cineasta. Lástima.

 

 

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