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NACIONAL

Ejemplar remedio contra la prepotencia de ladies altaneras

I. Un hurra a las redes sociales
II. El poder de la charola, vanidad y baja autoestima
III .Y ahora, lo predecible, otro intento para restringir a las redes sociales

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I. Un hurra a las redes sociales

JUNIO, 2013. Hace algunos jurásicos años, la prepotencia, el "no sabe con quién se mete", el presumir ínfulas, era motivo de corajes y de frustración. Lo sigue siendo, claro, aunque gracias a las redes sociales, básicamente twitter y Facebook, esos casos se difunden masivamente y lo que antes era un escándalo local ha pasado a tener repercusiones nacionales, e incluso extrafronteras. Qué bueno. El despotismo de nuestros gobernantes, los júniors que por sí mismos no son capaces ni de atarse los zapatos, todo eso viene a ser también parte de nuestro subdesarrollo. Por eso nuestro país no progresa, y no porque una senadora llegue tarde al aeropuerto y pierda su vuelo, como ocurrió con la legisladora que también fue captada echándose una siesta en vez de estar realizando su labor en la Cámara.

Si a usted lo encuentran dormido en su área de trabajo, su jefe tiene todo el derecho de correrlo. Le paga para que se mueva, para que desquite su salario. Nuestros diputados y senadores no se someten a la lógica del sueldo bien devengado; se les recuerda que están defraudando al país y de pilón se enojan. Las redes sociales nos están demostrando que, con sus escasas y valiosas excepciones, nos gobierna una sarta de flojos y de dormilones. Y que cuando Morfeo no les está haciendo piojito, despotrican, elevan la voz y se sienten paridos por el mismo Zeus.

Al ser exhibidos estos flojonazos y prepotentes por las redes sociales, puede ser un indicativo plausible para vigilar a los funcionarios cuyos sueldos pagamos forzosamente los lectores y su servidor. El Estado se inmiscuye cada día en nuestras vidas, exige saber cuánto ganamos, en qué lo gastamos, nos atosiga todo el santo día con información de lo bien que trabaja nuestra democracia y de los logros de sus dependencias. Pero por lo visto, como ocurrió con la senadora Beristain, les irrita que se publiquen fotos y videos donde se echan sus pestañitas en vez de chambear, se la mientan a una agente de policía que sí estaba trabajando, gritan a la encargada de una compañía aérea por seguir las reglas que aplican a todos los pasajeros, sean divinidades de San Lázaro o no, de que hay que llegar con anticipación al aeropuerto para tomar un vuelo.

El caso de Lady Profeco demostró que el poder de las redes sociales sí cuenta, tanto así como para remover al titular de esa dependencia. Otro caso, el de Lady Polanco, muestra que la altanería, el sentirse el (la) chinguetas pueden ser atacada a base de bytes. Y ahora, con la Lady Senadora, esperamos que su partido, el PRD, finalmente haga algo en lo que viene a ser un tercer acto de prepotencia de esta legisladora quien, increíblemente, dice que es víctima de un compló para encontrarle todos sus defectos y exhibirlos al público, por lo cual pidió (!) la creación de una comisión para combatir el acoso del que, asegura, los políticos son víctimas.

Que las redes sociales sigan vigilando y balconeando a estos prepotentes, groseros y desconsiderados. Bastante caros nos salen a todos los contribuyentes como para que todavía les aguantemos sus desplantes.

II. El poder de la charola, vanidad y baja autoestima...

JUNIO, 2013. Entrevista con la sicóloga Verónica Celis en torno a lo que da origen al influyentismo: "Nace de una autoestima ínfima, hecha pedazos", refiere.

--Por lo visto somos un país con muchos prepotentes, gente que cree ostentar derecho divino, fuero o lo que sea, sobre los demás mortales. ¿Tu a qué lo atribuyes?
--La prepotencia, la famosa frase del "no sabe usted con quién se está metiendo", no es otra cosa que inseguridad, manifiesta en gente que se marea por subirse a un ladrillo, porque ¿qué es esa gente sin el fuero, sin el dinero de papi, sin la charola de equis dependencia? Nada. Esto sería la explicación por el lado sicológico, pero por otro lado está el aspecto político propio de países autoritarios. No creo que en Suiza o en Dinamarca se den tantos casos de prepotencia como los que tenemos en México...

--No son casos nuevos, por supuesto...
--Naturalmente que no. Los ha habido desde la época prehispánica, mucho más autoritaria que la actual. Hoy los vemos con más frecuencia gracias a las redes sociales, a las cámaras de vigilancia y a una respuesta de la gente que ya se está hartando de estos senadores, diputados y políticos que viven a costa de nuestros impuestos y no están desquitando su sueldo. Es un aspecto que da coraje, sin duda, que un vuelo tenga que retrasarse porque una legisladora llega con demora al aeropuerto. ¿Y el tiempo de los demás pasajeros qué. acaso no cuenta...?

--¿Por qué se están dando más estos casos en mujeres como la Lady Polanco, la Lady Profeco y ahora la Lady Senadora?
--Bueno, las mujeres hacemos más circo ante tales situaciones, queremos que todo el mundo se entere. El hombre es igualmente prepotente pero su reacción es distinta, agrede físicamente al otro o manda golpear al "irrespetuoso". De nuevo, pura inseguridad en ambos casos. Los de la Lady Profeco y Lady Senadora son tristes reflejos de su baja autoestima, algo así como "yo no soy nada pero mi papá es el mero mero" o "sin el fuero soy alguien ordinario, pero como sí lo tengo uno, lo voy a hacer valer les guste o no.

--Algo así como el "vas a ver con mi papá..."
--Exacto (risas) La Lady Profeco podrá ser una veinteañera pero lo que realmente vimos fue un desplante de una chiquilla de 9 años...

--Como Quico o la Chilindrina...
(La entrevistada solo esboza una sonrisa)

--¿Crees tu que ahora, gracias a las redes sociales, estos prepotentes tratarán de ser más cuidadosos?
--Esta gente está actuando igual que lo hacían los juniors, los hijos de papi o los diputados de hace 30, 40 años. Pero no se han dado cuenta que el país ya cambió y que lo que antes era un incidente local ahora ya tiene repercusiones nacionales. Hace décadas lo de la Lady Senadora no habría salido del aeropuerto y ahora ya hasta es noticia en Sudamérica. Creo que a la larga sí van a cambiar su comportamiento, pero mientras tratarán de culpar a los medios e incluso buscarán aprobar leyes para, según ellos, proteger su privacidad...

--La Lady Senadora dijo que urgía crear una comisión para defender a los políticos que se sintieran acosados...
--Ah, es que también la cacharon dormida ¿no? Aparte de lo absurdo de la propuesta, es como si yo acusara de acoso en la oficina a quien está supervisando que haga bien las cosas; si me descubren echando un sueño es lógico que me van a llamar la atención o a despedir. Dudo que la señora tenga noción exacta de lo que significa la palabra acoso. Simplemente, ahora sí, hay gente que quiere cerciorarse de que sí están trabajando, y si no, pues a balconearlos...

III. Y ahora, lo previsible: otro intento para restringir a las redes sociales

Sucede cada vez que nuestras autoridades quedan expuestas como incompetentes o corruptas. Hace años era la requisa del periódico para que nadie se enterara del escándalo. La aparición del Internet convirtió en obsoleta esa forma de censura, y es la misma red la que continúa ridiculizando o exponiendo a muchos políticos y legisladores como flojos y prepotentes. El remedio más lógico debiera ser jalar las orejas, castigar a los responsables, o corregir lo que da origen a tales excesos, pero en vez de ello el germen totalitario dentro del sistema exige la regulación de los medios acusadores para que ya no anden de impertinentes y metiches.

De hecho ya acaba de darse una de estas intentonas en Nuevo León: una reforma al código penal aprobada por el Congreso estatal convierte en delito "de difamación quien utilice cualquier medio electrónico para difundir, revelar, ceder o transmitir una o más imágenes, grabaciones audiovisuales o texto para causarle a una o varias personas deshonra, descrédito, prejuicio o exponerla al desprecio de alguien". Las multas van de 3 mil salarios mínimos y cárcel por tres años a los reincidentes.

Como suele suceder en estos casos, la explicación de los legisladores es parcialmente cierta: se hace, dicen, para evitar el bullying el cual, ciertamente, ostenta altísimas marcas en los colegios y escuelas neoleonesas. Pero en ningún párrafo se menciona nada específico al respecto y sus términos son tan vagos como amenazantes. ¿Quién es ese "alguien" al que se expone al desprecio, en qué momento se comete "deshonra", en qué consiste el "descrédito" que será tipificado? La ley da un poder discrecional tan grande que, más que buscar proteger a los alumnos que sufren bullying, parece ir dirigida a las redes sociales dado el énfasis en eso de "medios electrónicos". 

La reforma indica que el delito no se perseguirá de oficio sino que será necesaria una denuncia. Peor aún: supongamos que un día un "lady" o un "gentleman" fuera tomado durmiendo en sus horas legislativas y la foto se difundiera por las redes sociales; solo bastaría que se impusiera una demanda por difamación para llamar a cuentas a quienes "subieron" la información. Un video donde se vea a una "lady" gritándole y diciendo groserías a una empleada fácilmente podría ser interpretada como "descrédito" ya que expondrían su prepotencia. Si esa ley se aplicara en todo el país quienes difundieron casos como la Lady Profeco o la Lady Polanco estarían hoy sujetos a proceso penal por haber "difamado" a ese par de damas prepotentes.

Afortunadamente, las redes sociales se encuentran en todas partes y al mismo tiempo en ninguna. Basta con que quien suba una foto que "deshonre" a equis funcionario viva fuera de esa entidad para que se pierda el efecto de la demanda. ¿Habrá que exigir a la sede de twitter que revele el nombre y residencia del "difamador"? Bien lo dijo Alan Reynolds, de The Cato Institute: "Detener a las redes sociales es tan inútil como querer encadenar el agua. Lo preocupante no es eso... es intentar hacerlo".

El problema es que asuntos legales como la ley aprobada recientemente en Nuevo León contradicen la idea de que vivimos en una sociedad democrática donde los gobernados tienen derecho a vigilar lo que hacen sus políticos y sus funcionarios. Son parte de una clase que no entiende o se niega a entender que trabaja para nosotros, que nosotros pagamos sus sueldos. Esa es la parte preocupante.

 

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1 Comentarios

felipillovox escribe 10.06.13

La prepotencia la tenemos los burócratas en nuestros genes y nuestra historia, basta con que alguien se suba a un ladrillo para que se maree, eso pasa cuando tenemos que ir a una oficina de gobierno y se nos mal atiende con altanería, todo eso también tiene que ver mucho con la educación que recibimos en la escuela

 

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