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Desde México, ofensiva contra una cadena incómoda

El escándalo sobre sobornos que primero reportó The New York Times viene a ser un viejo ajuste de cuentas que los sindicatos norteamericanos y la competencia tienen hacia esta cadena que se atrevió a retarlos. La politiquería de la acusación queda clara al ver cómo en México, los moches para poder abrir un negocio son aquí tan cotidianos como el consumir refrescos

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MAYO, 2012. Una leyenda en torno a Sam Walton apunta que con frecuencia en magnate visitaba de incógnito alguna de sus tiendas repartidas por Estados Unidos e inocentemente departía con los clientes y les pedía opiniones sobre el servicio. Al llegar a la caja, los consumidores se topaban con la sorpresa de que no tenían que pagar nada por el "mandado". Era una manera en que el magnate agradecía su "cooperación" en un sondeo que, de ser cierto, tendría más efectividad que la de cualquier investigación en un campo de mercado. Cierta o no, la leyenda con frecuencia sirve para referirse a los métodos poco convencionales que esta empresa maneja dentro de sus políticas de ventas y estudio de las inquietudes de sus clientes.

Sam Walton murió en 1992 al tiempo que Walmart iniciaba un inusitado proceso de expansión, consistente en llevar sus tiendas a regiones en las cuales otros conglomerados no habían invertido por considerarlo poco costeable. Walton empleó un proceso a la inversa: en vez de obligar a los clientes a que ajustaran su presupuesto a las tiendas, éstas se adecuaron al bolsillo local. Fue así como Walmart barrió, casi sin dejar rastro, a K Mart, su más fuerte competidora en el medio oeste norteamericano. A mitad de esa década la cadena comenzó a multiplicarse por Canadá, luego Puerto Rico, y a partir de 1999 y tras asociarse con Aurrerá, Walmart entró en México como parte de su plataforma de crecimiento hacia Centroamérica y aun Sudamérica. Para el 2006 Wal  Mart no solo había orillado a la quiebra a la cadena Gigante, la cual fue luego absorbida por Soriana la cual, a su vez, vio amenazada su emporio ante la nueva competencia.

Más de un decenio después, Walmart México es la empresa privada que más gente emplea en México, alrededor de 240 mil personas. También maneja la cadena HomeMart (herramientas para el hogar) y Sam's Club, que vende artículos al mayoreo. También pertenece el conglomerado Costco.

Recientemente The New York Times publicó un artículo donde señala que la entrada de Walmart a México "incluyó sobornos a altos funcionarios para acelerar trámites" y añade que para tal efecto se erogaron alrededor de 25 millones de dólares. La revista Forbes atizó al fuego al asunto al señalar en uno de sus textos "¿Hundirá el escándalo a Walmart como un iceberg hundió al Titanic?", al tiempo que la PGR anunció una investigación a fondo con el trillado argumento de llegar "hasta las úlimas consecuencias". Lo que queda claro es que, allá afuera, hay muchos enemigos dispuestos a cobrarle facturas a una cadena cuyo éxito está lejos de ser casual.

En Estados Unidos, por ejemplo, Walmart no ha podido entrar a Nueva York ni a Nueva Jersey debido a que ahí los empleados de una empresa de autoservicio deben estar sindicalizados, la empresa de ha negado a firmar esos contratos colectivos que, lejos de beneficiar a los empleados, lo hacen con los capos sindicales, asunto que, naturalmente, The New York Times no se ha molestado en investigar. 

Solyndra, una empresa financiada por el gobierno de Barack Obama y que recibió en el 2010 un total de 450 millones de dólares para investigar "fuentes alternas" de energía, se encuentra hoy quebrada sin que nadie sepa del destino de esos recursos. Obvia señalar que ese diario neoyorquino tampoco ha reportado nada al respecto. En vez de ello, el matutino sirve como punta de lanza en torno a una campaña azuzada, por un lado, por los sindicatos norteamericanos, y por el otro, por las políticas proteccionistas de las empresas que buscan detener a una cadena que ofrece precios más bajos y, por ende, mermaría las altas ganancias que obtienen en un mercado cautivo.

Otra parte de la carambola y que llega al lado mexicano es querer ubicar a esta empresa como una "explotadora" con rotación de empleados tan frecuente que le permite saltarse las prestaciones sociales que les corresponden por ley, es decir, una situación que ocurre en el 90 por ciento de los negocios pequeños y medianos en México. Para que ocurra la corrupción debe haber dos extremos y, que se sepa, hasta hoy, ni el gobierno calderonista ni The New York Times se han dado a la tarea de rastrear a los burócratas que recibieron los jugosos sobornos dentro de los cuales, naturalmente, debieron también estar implicadas autoridades sindicales las cuales y a final de cuentas, permiten la "explotación" de los trabajadores a los cuales supuestamente están representando. 

En Estados Unidos Walmart no tiene personal sindicalizado pero en México ésta se encuentra adherido a la CTM.¿Acaso solo sirve de adorno al momento que se dan los despidos de los trabajadores? El presidente Calderón ya manifestó estar "indignado" por los "moches" dados por la empresa. ¿Por qué hasta hoy no ha manifestado igual furia contra quienes aceptaron esos sobornos dentro de la estructura gubernamental? Después de todo Walmart únicamente entró a jugar lo que en México es una actividad común para abrir cualquier negocio. Y quienes reciben ese dinero son burócratas de los tres niveles.

Walton se negó siempre a someterse a las reglas impuestas por los sindicatos. Fue él quien, para combatir el intermediarismo, decidió que la propia cadena ofreciera sus propios productos, algo que entonces era insólito pero que hoy vemos en tiendas como Aurrerá, Soriana y HEB. La capacidad de ofrecer artículos a precios mucho más bajos se debió a que optó por no "inflar" los costos que muchas empresas destinan a los sindicatos primero, para mantenerlos alejados de la idea de levantar huelgas y, segundo, para que hagan con ese dinero lo que más les plazca sin darle cuentas a nadie.

Y en torno a la "explotación laboral", hace algunos años la revista Reason demostró cómo los trabajadores de Walmart y sus subsidiarias tenían proporcionalmente percepciones más altas que aquellas empresas de autoservicio sindicalizadas. "Si nos guiamos exclusivamente por los cheques (así se llama en Estados Unidos a un sueldo devengado), veremos que si un empleado de Target percibe semanalmente 250 dólares y uno de WalMart 190 se vería como una injusta distancia monetaria de ingresos entre ambas. Sin embargo y tras un desglose en ajustes que van desde fondos de ahorro, aportaciones al sindicato, prestaciones y deducciones, el ingreso final para el trabajador de WalMart se queda casi intacto mientras el de Target se reduce a 186 dólares en percepciones reales", señaló la publicación.

Si hubo irregularidades cuando Walmart entró el mercado mexicano, que se investiguen. Pero que ocurra otro tanto con aquellos burócratas, dependencias y líderes sindicales que igualmente se beneficiaron, algo que también debiera incluir a las otras cadenas, pues es dudoso que ello habrá ocurrido por primera vez, sobre todo en México donde sería ingenuo pensar que los "moches" son algo desconocido al momento de querer abrir un negocio.

 

 

 

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1 comentarios

felipillovox escribe 14.05.12

Como asiduo cliente de Wal Mart es verdad que ofrece precios más bajos y que por tanto esta es una campaña de sus enemigos para sacarlos del mercado, además que todos sabemos perfectamente que en México para abrir un negocio hay que darle mordida a los parásitos que tenemos de burócratas. sin ese moche seguramente los señores de Wal Mart todavía no habrían abierto sus tiendas en este país.

 

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