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LITERATURA
Clint el talentoso
Leyenda
absoluta de Hollywood, la historia del cine norteamericano
quedaría incompleta si se omite a Clint Eastwood en
cualquier recuento. Patrick MgGuilligan logra una biografía
equilibrada, sin ponzoña a borbotones ni alabanzas
desbocadas en torno a la vida de un actor, guionista,
compositor, director ý quién sabe cuántas cosas más
Versión impresión
NOVIEMBRE, 2017. Ha
sobrevivido a otras leyendas del Hollywood duro como
Steve McQueen, John Wayne y Glen Ford, y además ha destacado
como director, productor y guionista. ¿Quién duda que Clint
Eastwood ha conseguido más de lo que se ha propuesto? Al
repasar sus inicios en la televisión para de ahí saltar
exitosamente al cine, el pensar que este hombre alguna vez
pareciera carecer de aspiraciones y que vivía navegando a
plena deriva parece contradecir lo que sabemos de este
tough guy sin el cual la historia cinematográfica del
siglo XX y parte del actual sencillamente no puede
escribirse.
El periodista inglés Patrick McGilligan (autor, entre otros,
de una biografía de Alfred Hitchcock) se adentra en la vida
de esta leyenda reverenciada incluso en Francia, donde
recibió el título de ciudadano distinguido. Cualquiera que
mencione a Eastwood rápidamente traerá a mente frases como
"Haz mi día" o "¿Te sientes afortunado, punk?", del que sin
duda es su personaje más célebre, Harry Callahan, son apenas
parte de la leyenda de quien (¿cómo nunca nos pasó eso por
la cabeza?) en realidad se llama Clinton Eastwood y sus
antepasados llegaron a América en el siglo XVIII. Cuando el
futuro actor nace en 1930 en Carmel, un poblado cercano a
Oakland y que, como todo el país, se encuentra en plena
recesión económica. Su padre, llamado igual y físicamente
muy parecido, laborará en diversos trabajos para sacar
adelante a la familia. Pero al llegar a la adolescencia, una
de las cosas que importan poco a Clint Eastwood es el cine.
"Lo que más me interesaba era reunirme con los amigos y
escuchar música y perseguir chicas", dijo el actor a la
revista Playboy en 1983.
De hecho, apunta McGilligan, las chicas lo perseguían a él:
"Varonil, bien parecido no debe extrañar que Clint perdiera
la virginidad a los 14 años", escribe. Sus hormonas
seguirían altas los siguientes años, incluso provocándole
problemas.
Luego de varios papeles insignificantes, y ya enfocado en el
cine como una manera de ganar dinero en forma rápida,
Eastwood obtiene su primer estelar en la serie televisiva
Rawhide. La imagen de tipo duro, curtido, personajes que
"surgen de nieblas remolineantes, saldan ambiguas deudas
pendientes desde hace mucho tiempo (haciendo girar sus armas
como magos) y se alejan cabalgando en el ocaso, o bien en
coches relucientes", escribe el autor, será establecida
desde ese primer momento. Luego vendrían los spaguetti
westerns Por un Puñado de Dólares, Por unos Dólares Más
y El Bueno El Malo y el Feo, dirigidas por Sergio
Leone y que terminarían por consagrarlo.
Sin embargo en el set de filmación --Almería, España-- Clint
ya ha asumido el rol de estrella; sugiere, apunta, acepta,
rechaza y desoye, situación que no cae muy bien en buena
parte del staff, sobre todo con su coestalar Les Van
Cleef, con roces y asperezas que no se hacen esperar. Pero
que al final, dice McGilligan, "pasa a segundo término
cuando esas películas, que en sí mismas abrieron un género
nuevo, se convirtieron en éxitos mundiales".
Y si el personaje de Blondie en esa trilogía bastaba para
poner a Eastwood en lo alto, en 1971 éste se asocia con el
productor Don Siegel y crea al detective Callahan, Harry el
Sucio, un tipo que desafía las reglas, los convencionalismos
y se muestra convencido que la mejor manera de acabar con
los criminales y los forajidos es "a la antigüita", en vez
de la casi siempre fallida intención de regenerarlos.
Harry el Sucio, políticamente incorrecta hasta el
túetano, obtiene una extraordinaria acogida en la taquilla
de unos Estados Unidos que a principios de los 70
atravesaban por una ola de violencia y criminalidad.
"Ello explica, entre otros
aspectos que distinguen a Clint Eastwood, que se le
considere una institución americana, actitud que vista otros
países es vista con extrañeza, desdén y repudio ante lo que
consideran un destino manifiesto", escribe McGilligan,
Irónicamente, Harry Callahan también pasa a convertirse en
icono en Europa, especialmente en Italia, Alemania y
Francia.
La personalidad de Eastwood en el cine en ocasiones parece
traspasarse a la vida real. "o quizá sea en viceversa",
escribe el autor. A este actor no le gusta perder, incluso
en un partido de tenis, como lo atestigua el director de
fotografía Rexford Metz cuando junto con su novia le ganan
una partida en dobles a Eastwood y su entonces novia Sondra
Locke. A partir de entonces las ofertas de trabajo de
Eastwood hacia Rexford fueron más esporádicas hasta que
llegó el rompimiento. Algo similar, aunque los motivos aún
son inciertos, se dio cuando Clint prescindió del productor
Robert Daley tras 20 años de amistad poco después de
estrenada La Gran Pelea.
Harry el Sucio entra en decadencia y Eastwood decide
regresar al western, así sea para una última ocasión
(ya lo había hecho previamente con El Fugitivo Jesse
Wales). Junto con Gene Hackman, Unforgiven (Los
Imperdonables), le dará al actor un Óscar con una cinta que
automáticamente se convierte en clásico. Tras un breve
receso como alcalde de Carmel, California, donde no lo hizo
tan mal, Eastwood retornó a los sets con otras
películas de alto octanaje y generalmente con buenos
resultados en taquilla, ya fueran Million Dollar Baby,
Los Puentes de Madison, Space Cowboys y Gran Torino.
También hubo tropiezos en el camino, particularmente su
biografía sobre Charlie Bird Parker y Pink
Cadillac.
Su vida matrimonial, en especial su larga relación con
Sundra Locke, no termina bien. Ella publicaría un libro
donde lo acusa de violencia doméstica y abuso emocional. Sin
embargo ello afecta muy poco su carrera.
Republicano con tendencia más bien libertaria, Clint
Eastwood lleva lleva unja carrera que holgadamente rebasa el
medio siglo. Y manteniendo la máxima en el sentido de que un
biógrafo no debe caer en el ataque despiadado ni en la
alabanza absoluta, McGuilligan cumple su cometido (sobra
decir que se trata de una biografía no autorizada) de modo
tal que tenemos aquí una lectura amena, poco más de 800
páginas que no se sienten tediosas o enredadas. La disección
de Clint Eastwood por parte del autor se ha logrado a
cabalidad. Y es inevitable el parafraseo: Clint Eastwood.
La Biografía, ha hecho nuestro día. Aunque suene a verso
son esfuerzo.
Biografía. Clint Eastwood
Patrick McGilligan
Editorial Lumen/2010
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