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Y DEMÁS/Negro
obituario
Charles Manson, el
infierno tiene a un nuevo inquilino
A pesar
de sus horrendos actos, la contracultura lo consideraba un
icono, alguien que milagrosamente salvó la pena de muerte,
abolida mientras estaba el juicio en su contra. Con el
deceso de Charles Manson se va también el último, negro
capítulo de la infortunada travesía hippie de los
años 60
Versión impresión
NOVIEMBRE, 2017. A
casi medio siglo de haber cometido sus execrables crímenes
--la abolición de la pena de muerte en California cuando se
desarrollaba su juicio aplazó por décadas su pasaje al
infierno, que ya tenía sobradamente ganado-- Charles Manson
finalmente falleció a los 83 años la noche del domingo 19 de
noviembre. Con su muerte también se extingue esa parte de la
contracultura de los años 60 que había iniciado con anhelos
de amor fraternal y terminó como pesadilla cuando sujetos
como Manson, sicópatas paradójicamente incapacitados para
expresar amor o afecto, coparon el movimiento y lo llevaron
a uno de los crímenes más horrendos del siglo XX.
(Por cierto, otro monstruo producto de esa contracultura
sesentera es el "reverendo" Jim Jones, quien ordenó la
muerte de 914 seguidores en Guyana en 1978. De él nos
ocuparemos en otra ocasión).
Quizá Charles Manson fue el epítome de una década que había
comenzado con enorme optimismo en Estados Unidos, y en
consecuencia, en buena parte del mundo occidental: un joven
presidente, coscolino y calenturiento pero con innegables
dotes de estadista; una economía en abierta expansión y una
sociedad llena de optimismo. Luego vendrían el asesinato de
ese presidente, el involucramiento en Vietnam, la
popularidad de drogas como el LSD y la mariguana las cuales,
a su vez, propulsaron el hippismo con la música de
los Beatles como fondo.
Aquello era una reacción de los jóvenes hacia el mundo
impuesto por los mayores (la "momiza" le decían entonces),
que lo mismo retaba las reglas sociales, devaluaba el valor
de la virginidad, popularizó la píldora y renegaba de todo
lo que se consideraba "leyes burguesas".
Era una rebelión surgida básicamente de las clases medias en
los países desarrollados, las cuales al oponerse, y en
ocasiones abolir esos valores dentro de las llamadas
"comunas hippies", insospechadamente se abrían las
puertas a desadaptados como Charles Manson, algo que bien
apuntan Joseph Heath y Andrew Potter en su libro
Rebelarse Vende: "Como la cultura se considera un
gigantesco sistema de represión, cualquiera que desobedezca
una norma, por el motivo que sea, podrá alegar que está
participando en un acto de 'resistencia'. Por otra parte,
quien critique esta reivindicación será tachado de marioneta
del 'sistema', otro fascista opresor que busca imponer sus
normas al individuo rebelde".
En consecuencia, todo aquel visto como "raro" o "excéntrico"
cabía perfectamente como miembro de la contracultura hippie
sesentera, de ahí que Manson lograra tener una "grey"
conformada por adolescentes confundidas que se convirtieron
en sus esclavas sexuales.
Manson y sus "pupilas" se trasladaron a un rancho cercano a
Los Ángeles que muchos años atrás fue set cinematográfico
para westerns. Luego Manson hizo migas con Dennis Wilson,
miembro de los
Beach Boys con quien
compuso algunas canciones, pero una vez que el productor de
los Beach Boys rechazó cualquier relación con Manson, éste
planeó el desquite. Primero, mediante los "mensajes" que el
tipo decía recibir directamente de los Beatles a través de
su White Album, en especial el tema "Helter Skelter"
y, por el otro, la "anunciación" del armaggedón donde se
indicaba que Manson era el enviado divino para detener una
inminente rebelión de los negros en Estados Unidos. Pero
dado que el momento no llegaba (para Manson, como ocurrió
con Jones, si el armaggedón no llega, ellos corren hacia el
armaggedón) este psicópata ordenó la muerte de los moradores
de una casa que había pertenecido al productor de los Beach
Boys y que ahora habitaba la actriz Sharon Tate.
Ella y cuatro personas más fueron brutalmente
descuartizadas; Tate, esposa de
Roman Polanski y quien
tenía ocho meses de embarazo, fue el crimen que más shock
provocó en la opinión pública. Pero no satisfecho y para dar
por claro que el armaggedón aún no concluía, al día
siguiente los miembros de la secta de Manson asesinaron al
matrimonio LaBianca.
Los asesinatos ocurrieron apenas unos días después de la
llegada del primer hombre a la luna y menos de una semana de
organizarse el concierto de Woodstock.
Increíblemente y aun después de estos crímenes, Manson
siguió siendo un héroe de la contracultura; sus "pupilas"
realizaron un "sentón" a las afueras de la Corte en Los
Ángeles entonando canciones pacifistas y luego, ya más
avanzado el juicio, se pelaron al rape exigiendo la
liberación del desquiciado gurú, e incluso hubo clubes de
admiradores en varios países. Ya en prisión, Manson solía
recibir montones de correspondencia, muchas de ella
conteniendo propuestas de matrimonio. Incluso en los últimos
días, una chica que se hacía llamar Star fue su compañera
habitual.
Ese fue quizá uno de los aspectos más desagradables de la
mansonmanía, el que un "músico" se hubiera hecho llamar
Marilyn Manson y que, en general, se le siguiera
considerando un icono contracultural.
Los últimos 48 años los pasó Charles Manson viviendo a costa
de los contribuyentes californianos en la prisión estatal de
Bakersfield, donde falleció.
El legado de Manson y muchos como él persiste,
desafortunadamente, alimentado por el relativismo moral y el
negarnos a llamar las cosas como son. Porque Charles Manson
fue, antes que psicópata, un asesino. Por otro lado, la
justicia divina nunca será afectada por ese relativismo
moral ni por la mordaza políticamente correcta. Por ello
sabemos, sin duda, que Charles Manson ya habita hoy en el
infierno junto a Pol Pot, Hitler, Stalin, Jim Jones y
decenas más de multihomicidas. Que se pudra ahí con todo y
su cargo de conciencia.
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1 opiniones
juanescudero76
escribe 29.11.17
Charles Manson se pudre en el infierno
porque jamás obtendrá el perdón de Dios pues mató a personas
que nunca le hicieron ningún mal, en especial la bellísima
Sharon Tate. Quedate en el infierno hasta la eternidad,
maldito Charles Manson |