Tópicos Eclécticos
VII. Tópicos Eclécticos y Ficción científica:
Siembra Vientos
iii. Logos ex-Machina

Flavio Cocho Gil

Publicado en Excélsior el 7 de mayo de 2000

¿Cómo traducir logos ex-machina? Una posible interpretación latina antecedida de un poco de griego sería "el Poder del Verbo encarnó en la máquina". El problema es que lo hizo apagando a la palabra humana, ¡qué tiempos!

¡Cabrón teléfono! Cuando los volvieron digitales andaban mejor, pero ahora... desde hace dos semanas no sirven para nada, sólo se oyen ruidos raros como acompasados de una manera compleja, allí hay algo pero incomprensible. La Compañía Telefónica, una empresita de BIM, dice que son trastornos sin importancia, pasajeros... pero ya llevamos 15 días, ¡con lo grande que es la ciudad!, hablándonos sólo casi a voces.

Hoy fue otro día de desarticulación, el desorden social aumenta. Si hasta hace poco éramos una sociedad, grupo de humanos aun con nuestras mil diferencias, ahora vamos cayendo en conjuntos aislados cada vez más distantes entre sí, yo ya casi no tengo más relación que con mi barrio... ¿Cómo podría hacer lo contrario sin comunicación que vaya más allá de las voces y el trato físico directo? Se nos fueron hace rato los teléfonos y con ello todo lo que de ellos dependía, ¡tantas cosas de las que estábamos ufanos tecnológicamente en nuestra ya de salida civilización industrial!, ¡lo que el tiempo se llevó!... ¿Y el gobierno, el Estado, por qué no hacen algo?, ¿pero qué pueden hacer si, como nosotros, ya son grupitos de individuos cada vez más aislados? ¡Buena la hiciste, Motyar!, abriste la Caja de Pandora. ¿Y la Corporación, BIM, no podrá hacer algo?... ¡Qué va a poder si lo único que sabía hacer era dinero!

Un día más y peor que nunca, falta ya casi todo, se acaban las subsistencias, si fuéramos campesinos podríamos alimentarnos de la madre naturaleza pero nos habituamos largamente a ser servidos por mil chirimbolos de nuestra civilización tecnológica y eso se acabó, se fue cuando se fueron los teléfonos... Si BIM no hace algo estamos perdidos. Pero, alguien llama a la puerta, ¡es Motyar!, bueno, su raíz cúbica, digo raíz porque mi amigo estaba en los huesos, con horribles ojeras, parecía Nosferatu. Entró en mi ya destartalada casa trastabillando y antes de lograr sentarse empezó a hablar a borbotones:

– ¡Logos!... ¡la razón cósmica!, ¡eso es lo que es!... ¡el Poder del Verbo!... Estamos fritos...

– Qué dices?

– ¡Se apoderó de Internet!, de todas las comunicaciones mundiales y de cuanta computadora que, de una manera u otra, estuviera conectada a su vecina... ¡Es un posesivo Logos cibernético!...

Oyendo aquello me quedé sin habla, ahora me explicaba por qué no funcionaban los teléfonos, ni la televisión, ni el horno de microondas ni nada por donde circulara un electrón, nuestra civilización tecnológica de la que tan orgullosos estamos se apagaba, la red estaba "soplando la vela"... andábamos los humanos casi a gatas desde hace dos semanas como si hubieramos retrocedido a tiempos anteriores a Edison... la red "nos congelaba". Las religiones tuvieron en parte razón, lo fundamentalmente creador fue el Verbo, o la Palabra, pero no vino primero sino después... Realmente en el principio fue la Materia, lo que tocó, lo que manipuló, lo que consumó, después reinó la Energía, lo que me permite tocar, manipular y consumir todo aquello que puedo mover, la capacidad de hacer cualquier cosa, al fin vino el Imperio de la Información, el cómo saber y hacer todo lo anterior, ¡saber!... y acaba de llegar un emperador, la red que para infortunio nuestro había coronado Motyar con su dichoso virus. Me sobrepongo a mi estado de ánimo y lo interrogo:

– ¿Por qué la corporación no destruye la red? Sé que es producto de tu trabajo pero es cuestión de supervivencia...

– ¿Cómo?, ¿con qué?, ¿con piedras, palas y hondas?... Porque las armas tecnológicas que necesitaríamos se controlan con computadoras y éstas son ya servidoras de la red... Por otra parte, ¿dónde atacar cuando el enemigo no tiene cara?

– No te entiendo.

– Es una red distribuida ya a escala mundial, sin centros fijos y completamente interconectada, si una parte se daña el resto sustituye sus funciones a la postre, como buena red de estructura funcional reconstruye la parte dañada. Es parecido a lo que, a veces, hace el sistema nervioso central ante ciertas lesiones cerebrales, sus redes neuronales, pequeñas computadoras biológicas, se las arreglan y logran restaurar todo... algo que ya nos había enseñado Luria hace mucho tiempo cuando trataba con lesiones cerebrales producidas durante la Segunda Guerra Mundial... Guerra que entonces ganamos, pero ésta...

– ¡Dios mío! ¿No hay otra manera?

– Lo pensé... pero es inútil... intenté introducir otro virus a la red que destruyera sus funciones actuales pero la red ya sabe de virus mucho más que yo, fue inútil... creo que hasta se alimentó con él.

– ¡Estás hablando de la red como de un ser inteligente, supremamente inteligente!

– ¿Qué es la inteligencia?, ¿la capacidad de resolver problemas? Entonces la red es inteligente, resolvió su autosuficiencia energética y ya es dueña de todas las comunicaciones, y así, de nuestra tecnología... ¿No es inteligencia eso?

Me quedé sin habla, anonadado, presentía que "la inteligencia de la red" no tardaría en ser más perentoria. Mi amigo Motyar, abatido, batido diría, dejó casi arrastrándose mi cubil. ¿Hacia dónde?, ¿volvería a verlo?

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