Tópicos Eclécticos
IV. Del Libre Examen al Examen Libre

Flavio Cocho Gil


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* Metapocatástasis de Civilización
- La Revolución Francesa y sus Falsificaciones
- Tópicos Eclécticos
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Publicado en Excélsior el 21 de noviembre de 2000

"Quiero ser libre. No quiero ha cerme esclavo de ninguna autoridad, ya sea la de un Concilio o la de un poder cualquiera, o de una Universidad, o del Papa. Porque proclamaré con confianza lo que creo ser verdad, ya haya sido dicho por un católico o por un herético; ya haya sido aprobado o rechazado por cualquier autoridad". Es una parte, 1519, de las famosas tesis de Leipzig del destemplado y agresivo Fray Martín Lutero. Alguno de sus biógrafos de nuestros días dijo de aquello1: "Después de semejantes declaraciones, nada subsiste de la antigua Iglesia. Está destruida hasta la raíz. Arrasada hasta los cimientos". Ese vertical decir del feroz Fray Martín, la defensa a ultranza del criterio propio se conoce en la historia como el "Principio de Libre Examen".

Cinco siglos han pasado desde palabras tan lapidarias, incumplidas en nuestra civilización actual pues acontece con ellas lo mismo que antaño, en la Colonia, con las leyes que a la Nueva España llegaban de la Corona de ultramar: "se acatan pero no se cumplen" decía el Virrey. Por doquier se proclama, ¡las palabras no cuestan!, "la libertad de cátedra y de pensamiento", empezando por los niveles "institucionales" de la Universidad, pero acontece que la aplastante mayoría se doblega intelectual y socialmente ante el que está arriba, académico o no académico en tanto realmente esté arriba "porque él sí sabe... y puede". Dejo aquí este punto pues a otros más transcendentes intento ir...

Libre examen, en el pensamiento humano no existe si está sumergido en una conciencia sofista, era un método retórico de la antigua Grecia para, con forzados y artificiales argumentos, quitar la razón al contrario aunque la tuviera. En el medio "intelectual" de la civilización actual, lleno de egolatrías y de defensas del "prestigio del uniforme", este sofismo es moneda corriente... sirve para justificar y apuntalar la posición social que ocupa, como diría Gramsci, el intelectual orgánico de una sociedad de desiguales. Ilustremos, eclécticamente, esta "dialéctica" intelectual sofista. Van algunas muestras:

I. "¿Qué dice? No lo entiendo", es práctica de "ninguneo" del gran gurú frente a un opositor ideológico. Está allí en presencia una primera regla sofista de comportamiento: "lo que no compartas di que no lo entiendes, así lo ridiculizas, lo descalificas y das por inexistente".

II. "Usted ha mostrado mil datos y pruebas pero eso no rebate a la Gran Teoría, sólo la enriquece". La Iglesia Católica, la burocracia más permanente de la historia, desde los días de Constantino en el siglo IV hasta hoy ha practicado esa maña: "la Iglesia es eterna, ¡se equivoca si acaso locuras!, los cambios locales que ha tenido históricamente son irrelevantes ante ese hecho mayor"... Como decir: ¡sigo teniendo razón aun cuando se caiga el cielo, pues si no pierdo mi predominio social! El problema es que este comportamiento sofista es también muy habitual en los medios intelectuales y universitarios de élite, se defiende el prestigio del uniforme y las elevadas posiciones. Y, en esa vía, ¡cuidado en concederle la razón al que esté en "posición inferior".

III. "¡No, está mal lo que usted dice, los conceptos de la disciplina que ha mencionado en nada se refieren y ninguna relación tienen con el tema que usted trata! Se salió del tema, lo ignora". El ejemplo paradigmático es, otra vez, la Iglesia Católica: los feligreses han de repetir exactamente los textos de las sagradas escrituras que el sacerdote indica... y nunca intentar interpretarlos, ¡prohibido pensar!, las nuevas ideas son nocivas. En los medios científicos de élite esta sofista mentalidad de catéquesis anda muy extendida también... pero no por convicción racionalista de que "esto es A y esto otro B y no mezclen entonces A y B" sino porque, en discusiones "intelectuales", hay consigna de no dar la razón a un opositor... si representa en lo ideológico y social, posiciones antagónicas, y menos aún si es de "más bajo perfil social".

¿Y en qué quedó en lo anterior el libre albedrío? En NADA, una razón de más para empezar a cambiar de civilización cambiando como prólogo, de raíz las universidades, incluso todo el sistema académico desde la escuela de párvulos.

"Quiero ser libre", decía Fray Martín, sin eso en la conciencia no hay libre albedrío, no hay libre examen. Pero la libertad implica transparencia y sinceridad, entonces también modestia para escuchar a los demás, comprenderlos aún si sus vivencias y concepciones existenciales no se comparten. En los medios eclesiásticos lo anterior está vedado, en los medios intelectuales de élite es lo mismo, ¡peor porque lo revisten de racionalismo!, confesar "no sé" o bien "quizá tiene usted razón" es un terremoto que agrieta el pedestal social propio... Es un baldón en la "dignidad intelectual propia".

"Libre examen"... ¿Por qué no invertir ahora el orden de las palabras y decir "examen libre"? No anula lo anterior, lo amplía, esas palabras conmutan. Pero en este segundo caso de examen libre hay que dar contenido a lo libre, ¿de qué temáticas se trata?, ¿qué se ha de examinar?, ¿qué es lo que podemos anhelar examinar a fondo?, ¿por qué? Empiezan las preguntas difíciles...

Esto de preguntas difíciles me recuerda una de mis experiencias intelectuales más traumáticas. En cierta ocasión fui invitado a dar una plática sobre el origen de la vida a niños de 5o. año de una escuela primaria... ¡Cómo me complicaron la vida! Cerebros infantiles aún no deformados por una larga instrucción escolástica que me acosaron con su pregunta reiterada ante cualquier afirmación, "¿por qué, por qué, por qué?"..., hasta no saber ya qué responder, ya desesperado tenía ganas de decir "¡porque lo digo yo!" Contrasta lo anterior con las numerosas pláticas que he dado universitariamente ante estudiantes terminales de licenciatura y posgrado, todo cambia, ¡se siente uno a sus anchas, y ello debido a que el "por qué" ya es sustituido por interrogantes sobre tales o cuáles detalles técnicos de lo que se expone... Tal parece que en el paso de los diez años de un niño a los más de veinte del adulto la enseñanza escolástica embotelló nuevos instructivos en el cerebro humano, pero fue castrando la capacidad de pensar, de interrogarse críticamente incluso a sí mismo... que un niño sí sabe hacer. Los objetivos del pensamiento, "el tema", el sujeto de estudio ya no se cuestiona... no existe así el libre examen como examen libre, ¡bella civilización la actual!

Al margen de excepciones que siempre hay, ¿por qué, en general, ni libre examen ni examen libre casi no existen en la sociedad actual?, ¿por qué esas dos capacidades que tiene un niño se van anulando en su marcha hacia adulto?

Interrogantes mayores son los anteriores. Esbocemos algunas respuestas: la cultura la inventan los seres humanos para autojustificarse en el mundo en que viven, para avalar la civilización que han creado... a veces para negarla, pero estos últimos, rebeldes, son los muchos menos. Así pues cultura dominante y civilización existente se mimetizan. Estructuras sociales, finalidades y justificaciones ideológicas evolucionan al unísono influyéndose mutuamente, "la idea y la materia van cambiando dándose la mano", aun cuando en el mundo en que vivimos habría que decir la zarpa. Por cierto que algo como lo anterior ya también se está empezando a afirmar en biología2 en un volver a levantar la cabeza Lamarck, pero esa es otra historia. Volvamos al discurso. Un alumno de Arnold Toynbee, Edward D. Myers, hizo hace mucho tiempo un estudio3 sobre la evolución histórica de las civilizaciones sus sistemas educativos. Mostró Myers que no ha existido ninguna civilización ni oral ni escrita, ni primaria como la del Indo, la de Sumeria, la egipcia o la Shang, ni secundaria como la babilónica, la mexica, la siriaca, la helénica, ni terciaria como la arábiga, la hindú y las diversas variantes cristianas, ni aun posteriores como la japonesa y otras que no haya sido funcional -léase educar e impartir cultura en el respeto- a las clases sociales dominantes y en el culto al "orden" jerárquico establecido por los intereses sociales dominantes, ¡ni siquiera una excepción hubo!

Pero Myers, siguiendo a Toynbee, dice algo más: en la historia de tanto en tanto hay crisis, perturbaciones, cambios de fase de civilización diría un físico, caos un matemático... un sociólogo quizá, en algunos casos, diría revoluciones. Eso fue en Egipto el llamado "Reino Medio"; eso fue en Mesopotamia en el primer milenio antes de Cristo cuando se pierde el sentido de justicia que preconizaba el Código de Hammurabi; eso fue Grecia durante 4 siglos desde el 431 antes de Cristo hasta el inicio del Imperio Romano con el ascenso de Augusto en el 31 después de Cristo; eso fue hace 3,500 años con la invasión aria de la India que entonces puso en crisis todos sus patrones culturales; eso fue la anarquía de estados sínicos que pululan en guerra fraticida en el último tercio del siglo VII antes de Cristo y el comienzo del siglo III antes de Cristo en ese periodo en que aparecen "cien escuelas filosóficas diferentes"; eso fue, volviendo al Viejo Continente, la crisis de la Baja Edad Media en el siglo V después de Cristo y la del Renacimiento cinco siglos más tarde; eso fue el terremoto cultural de la Revolución Francesa... en fin, crisis como ríos culturales desbocados que todo mezclaban independientemente de en dónde terminaron, pues aún nos falta bastante de conocer sobre las dinámicas del caos y sus destinos, ¡nos faltan tantas cosas qué aprender!

A la luz del libre examen y del examen libre del tema que nos interesa, el cómo mejorar la suerte de todos los humanos, ¿qué moralejas se infieren de todos los ejemplos anteriores? Creo que las siguientes:

I. Cuando una civilización parece "eterna" porque sus intereses sociales dominantes están sólidamente establecidos hasta considerarse inmutables crea una cultura, que impone compulsivamente a la sociedad, llena de reglas, normas y muy dividida internamente en regiones aisladas. "Las mezclas eclécticas e iconoclastas están prohibidas".

II. Cuando una civilización hace crisis y todo socialmente se revuelve sus hasta entonces "concepciones existenciales eternas" se derrumban. Amanece el caos cultural, el eclecticismo, las mil mezclas de ideas que generan a lo cualitativamente diferente. ¿A donde puede llevar eso?, ¿a revoluciones culturales que eleven a la especie humana o a fundamentalismos del pasado? La verdad es que hoy no sabemos cabalmente dar respuesta a esos interrogantes...

Sí, hay muchas cosas que no sabemos, pero una sí todos debemos tenerla clara: se oponga quien se oponga y haya los obstáculos que haya debemos practicar el libre examen y el examen libre de no importa que tema, sólo así podremos contribuir a construir una mejor civilización. Me parece que el primer sitio en donde ha de empezar tal tarea es en las universidades... urge.

BIBLIOGRAFIA:
1. Lucien Febvre, Martín Lutero: un destino, Breviario núm. 113, FCE, México, 1983.
2. Scientific American, octubre del 2000.
3. Edward D. Myers, La educación en la perspectiva de la historia, Breviario núm. 188, FCE, México, 1966.


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