MENSAJE DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARIA
RECIBIDO EN TALAVERA, A TRAVÉS DE JOSÉ LUIS
MANZANO, EL
4 DE ABRIL DE 1997
La Madre:
La Paz del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con tu Espíritu Madre.
La Madre: Ave María
Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
La Madre: No tengas miedo.
Hoy no he venido a dar mis consejos,
hoy he venido a despedirme. No tengas miedo porque Dios no
abandona nunca a sus hijos; tú lo sabes y así será. No habrá nada
que haga cambiar la voluntad de Dios, ni nadie, porque su voluntad es
recta, y nadie puede cambiarla.
Hoy no he venido a dar mis consejos, hoy vengo a decir a mis hijos de
que sean fuertes, que tampoco tengáis miedo:
-
"Yo
viviré dentro de vuestro corazón. Cuando me recordéis, cuando recordéis
todas mis palabras, Yo estaré allí."
Hoy hace doce años hijo mío, de aquel día tan alegre para tí. Sé
que hoy es al contrario, hay mucha tristeza en tu corazón; puedes
ocultársela a los hombres, pero no a tu Madre celestial. Nadie puede
conocerte mejor que Yo, nadie hijo mío, nadie.
Han sido doce años,
doce, y con esta edad tú me recibiste sobre este mismo lugar. Tú
sabías que esto llegaría hijo mío, y ya ha llegado ese día. ¡Mira!, muchos dicen saber el porqué de todo.
No hay
nadie más sabio que Dios. No escuches la voz de los hombres, y no temas a
sus juicios ni críticas, teme a tu Dios. El es el que puede hacer de tí
cuanto quiera, porque El es dueño y señor. Los hombres son como tú: "carne que un día se pudrirá."
No
debes de temer. Vosotros tampoco hijos míos, porque permanezco fiel
a mi palabra:
Estaré siempre con vosotros.
Nunca os abandonaré, pues conocísteis mi verdad, y os dí mi Luz.
Muchos comprendísteis, otros estábais ciegos y creísteis, y otros
me abandonaréis, para siempre. Debéis de ser fuertes, y aceptar esta
parte de la voluntad de Dios que os toca asumir: la comprensión.
Os preguntaréis el porqué. Yo veo vuestros corazones. Hijos míos,
tantos consejos se han
perdido, ya nadie recuerda todo cuanto se ha dicho. Os acordaréis de este lugar, Yo os lo aseguro.
Puede que en un tiempo os
olvidéis, pero en otro tiempo lo recordaréis con ansias,
tendréis ansias de este lugar, porque aquí habéis encontrado lo
que el mundo no os ha dado:
PADRE ETERNO: Paz...
La Madre:
Amor, sencillez, humildad. Cada cual lo veréis desde un
punto distinto hijos míos, porque cada cual sois distintos.
Durante
tanto tiempo hijo mío, he dado a conocer mi verdad y he hecho sentir a mis
hijos, que presente he estado en este lugar: Con mis milagros, con mis
palabras, con mis obras.
Hoy..., hoy hijo mío, puedes ver caras que hace mucho, mucho
tiempo, no viste sobre este lugar, porque hoy...,
¡ya sé, ya, hijos míos!, de que a partir de este día, muy pocos sois los
que llegaréis hasta este lugar.
No temáis, no reprocho nada hijos míos.
(1) Pero así se abre
una balanza y se verá quien fué justo y quien fué pecador. Se verá
quien actuó por el egoismo, como bien se ha dicho, y quien actuó por la
Fé, la Fé inspirada del corazón.
Tuvísteis durante tanto tiempo un agua, a la que la dísteis fé y os
ayudó. Ahora os privo de ese agua y muchos decís ya no volver.
¿Qué os dió el agua?
¿Qué buscábais, la salud de
la carne? ¿Qué pasará con la carne cuando muráis? ¡Se pudrirá!
¿Y el
alma? Que vuestra Fé se mantenga firme sobre Dios, y nada más que
sobre vuestro Señor, ¡sobre Dios!
Y tú..., tú ten cuidado hijo
mío, porque habrá muchos, muchos, de los que hoy en día te abrazan y te
quieren que te traicionarán, con mucha crueldad hijo mío.
No lo dudes.
Sabes que todo se cumple y esto también.
Mira, mira, tres..., tres almas hijo mío, que te
harán un daño inmenso. Guárdate en palabras de ellos, pero dales todo tu
amor, y no sufras.
Hoy en este día, deberás de hablarles a ellos,
tu
tristeza puede que haga impedírtelo pero cumple. ¡Háblales,
confórtales!
Muchos en este lugar fuísteis los que me servísteis, no decaigáis,
aunque sé que muchos ya no estáis sobre este lugar. ¡Sed fuertes! Os
he dado mucho y no os voy a abandonar, voy a vivir
dentro de vosotros; porque tanto os amo que no
os abandono mis hijos, no os abandono.
Me dísteis este lugar hijo mío, todo este lugar para Mí, y Yo
lo entrego a mis hijos: Tendréis esa pequeña ermita, donde mi Imagen
con aquéllos que me sirven, subirá a su lugar donde mis pies ya han pisado
en este día.
Y cumplid, pues Yo os entrego este lugar, donde podréis
venir. Tendréis solamente esa pequeña ermita y esa Imagen para
vosotros. Sed fuertes hijos míos: Amaos y llevad a cabo todo propósito en palabra que
Dios os entregó. No sufras, Yo hoy no sufro.
Sé fuerte y en este día
todos estarán contigo, esa alma también hijo mío. ¡Todos estarán contigo!
Muchos son los que te dejarán, ¡cuídate!
Tú bien sabes
hijo mío, que a partir de este instante, cuando marchemos, no
volverás a vernos más. No sufras, sabrás de mí, pues mi sufrimiento estará
en tí, y mi palabra estará en tí; y mi amor cuidará
de tí, estés donde estés, no lo dudes. Tú lo sabes.
- Estaré con todos aquéllos que
confiásteis en Mí, también con aquéllos que no confiaron, pues ellos son los
que se apartaron de Mí.
No temas, ¡nada! Estaré con tus padres y tus hermanos.
Que tu corazón se alegre, la labor ya está hecha, y mi palabra ya está
dicha. No busquéis a Dios por el egoismo hijos míos,
luchad, para que un día forméis parte de ese Reino que Dios os tiene preparado.
Tú, tú sé como ellos hijo mío; deberás de ser como ellos,
igualmente a ellos. Pero también te deberás a ellos y a tu Dios, ¡cumple!
Sufrirás..., mucho hijo mío, pero todo te ha hecho ser fuerte, el estar
donde estás, en lo más alto. No caerás. Si dijimos que en este lugar
nuestra voz ya no se oiría...
Padre Eterno:
...No se oirá más.
La Madre: Nunca más.
Ten cuidado hijo mío,
cuida tu alma como ya lo has hecho, y sigue tu camino, y no decaigas pues
eres muy fuerte. Y al igual que has hecho levantarse a tantos, levántate
tú y no caigas.
Sé que la tristeza vive en tí en este
día, deberás de superarlo y vosotros también: Cuidad de vuestras
almas, confiad siempre en Dios, y no dejéis que el mundo os pierda. Seguid
a vuestro Dios en obras y obrad, obrad y luchad. Algún día
podréis ver mi Grandeza.
Siempre estaré con vosotros. Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Madre. Te queremos Madre..., tus
hijos.
La Madre: No creáis
que Yo os olvidaré, pues no os olvidaré.
PUBLICO: Y nosotros tampoco Madre.
La Madre:
Pensad que
es un Mensaje más, y pensad que no es una despedida;
así no sufriréis. Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El
Maestro: La
Paz del Señor es con todos vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu Maestro.
El
Maestro: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado concebida.
El
Maestro:
Yo también sé toda la tristeza que hay en tu corazón, tú
me la muestras, y quieres compartirla conmigo.
Yo, Yo, tu Gran Amigo, que nunca te ha abandonado,
permaneceré así contigo siempre.
Viviré en tus obras, en tus actos, en tus
palabras; estaré contigo siempre y con todos ellos. Como
bien ha dicho mi amada Madre:
"No
debéis de tener miedo. ¡No!"
Es una
nueva etapa para vosotros. ¡Cumplid!, todos..., todos los que vivísteis
con tanta inquietud en vuestro corazón, con tanto amor, tantas
palabras..., dadlas a conocer en vuestras obras; obrad primero.
Me acompañaste durante mucho tiempo y no creas que vas a ser
abandonado. Sé que en este año que empezó has sufrido mucho, pero por otra
parte serás recompensado, no lo dudes, tú lo sabes.
Este lugar fué
entregado para Dios, mi Padre y el vuestro, y este lugar es entregado a
vosotros. Sed fuertes, cumplid con los mandatos y cumplid con todo lo que
oísteis.
Cuando
oréis, en familia, que una vela se encienda
en honor a aquellos grandes
Amigos que tuvísteis, y que no os abandonan.
Desde allá siempre estaré
pendiente de vosotros, y acompañaré vuestras almas por el Sendero de la
Vida Eterna. Sé que vas a sufrir mucho en la próxima despedida. Sé que
pensarás en que te quedarás sólo, pero son muchos los que estarán contigo
y con tu familia.
Si vosotros tuvísteis mucho que agradecer hijo mío,
también Yo tengo que agradecer sobre este lugar. Sé fuerte, y cuando ya nos marchemos, háblales a ellos,
confórtales y no decaigas.
Sabes que mi mano siempre estará sobre tu
hombro, y sabes que podrás llorar sobre Mí. Sabes que te
acompañaré en tu sufrimiento, y sabes y sabrás de mí en tu corazón.
¡Luchad..., luchad! Si lucháis, nos veremos allá hijos
míos, nos veremos allá. Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
Padre Eterno:
Todo se ha cumplido. Adiós hijos míos.
PUBLICO: Adiós Padre.
El
Hermano:
Durante mucho tiempo este día será recordado,
especialmente por tí, y también por tu familia. Cumplid con todo cuanto se
ha dicho sobre este lugar; y Dios os dará a todos pruebas de
que está con vosotros.
Y muchos creísteis que había
hoy un gran Milagro por ser la despedida.
¡Miraos!,
¿cuántas veces este lugar se vió así, sino por el interés? Sed conscientes de todo ello y de esta despedida, y pensad en
tanto bien como os hicieron, aquéllos que más os han querido y os quieren.
Nadie..., nadie os quiere más que vuestros Padres Celestiales.
Confórtate,
y vivid en unión, tanto en tu familia, hermano, como en todas las familias
presentes, o que representáis sobre este lugar.
Dad también este adiós a todos aquéllos que no han podido
acudir por la necesidad de este mundo. Y Yo, como
Mensajero de Dios, a todos aquéllos que creísteis..., que la voz humana os
engañó, diciendo de que hoy se bendeciría,
Yo bendigo todo lo que tenéis presente,
y lo que en vuestras casas está.
(2) Y lo hago así:
Padre Eterno:
En Mi Nombre.
El
Maestro: En
el Mío.
La Madre: Y con la Luz
de Mi Amado Esposo el Espíritu Santo.
El
Hermano: Todo
está bendecido. (2)
PUBLICO: Gracias Madre.
El
Hermano: Y ya..., bendigo vuestras almas, para que el Señor dé Luz
a vuestras almas y sepáis caminar, sólos, sin ayuda, y lo hago así:
Padre Eterno: En
Mi Nombre.
El
Maestro: En
el Mío.
La Madre: Y con la Luz
de Mi Amado Esposo el Espíritu Santo.
El
Hermano: Ya
estáis bendecidos hermanos.
PUBLICO: Gracias Madre.
El
Hermano: Da conformidad a todos, confórtate a tí mismo y a tus padres; que
haya paz en tu familia. Tú eres responsable de ello y de tantas cosas más.
Ese alma te ayudará, no lo dudes;
Dios lo ha dicho así y así será. Yo quedaré con tu familia, protector así seré.
¡Hermanos!, para muchos hoy se va la vida, para otros llega la alegría,
pero muchos tendrán mucho que llorar.
¡Hermanos!, haced de que un día, podáis ver la gloria de
Dios y sea junto
a vuestro Padre. ¡Sed fuertes..., muy fuertes!, y confiad plenamente hasta
el final. No decaigáis porque Dios no os abandona. Adiós mis hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano: Que
la Paz del Señor Yahvé, quede así con todos vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu Hermano.
El
Hermano: Ave
María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El
Hermano:
Esta ha sido la despedida de aquéllos quienes más os han querido,
vivid así del recuerdo y de saber que siempre les tendréis presentes.
¡Hacedlo así!
Padre Eterno:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
La Madre:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El
Maestro:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
El
Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano:
Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El
Hermano: No
sufras y háblales. Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El
Hermano: Adiós
hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano. __
(1) A
veces paraba el discurso, para responder al pensamiento
de alguno de los presentes.
(2) Los
objetos bendecidos:
"brillarán
con Luz inmensa, en
los días de
las tinieblas y el castigo."
Como se dijo en
el
Mensaje
7.8.1988, o el
Mensaje 4.9.1988, y otros.
http://elistas.egrupos.net/lista/ultimostiempos
|