Yo también he llegado hasta tí hermano, porque Yo era el último
(1)
que faltaba. Y he llegado en un día muy especial como es hoy, para
que tú escuches mi palabra como la has escuchado muchas veces. Y
para que ellos escuchen y sepan que todo lo que has aprendido, no
ha sido de este mundo, sino de Nosotros.
Yo también te he enseñado a olvidar este mundo y que tu mente
solo estuviera con Dios. Te he enseñado a que cada
paso que dieras fuera hacia Dios. También te he enseñado a que tu
mente esté vacia del mundo y esté llena de Dios.
He llenado tu corazón de paz y de amor para que las
almas vean que tú eres..., el que eres. Yo tantas veces te he
enseñado..., cuando has estado sólo y triste, nos has tenido a tus
CUATRO ANGELES (1)
a tu lado, sabiendo tranquilizar tu sufrimiento, y tú has sido
fuerte, tú has sabido caminar.
Tu espíritu es el que camina, no el
cuerpo. Tantas veces el enemigo ha querido atacarte y no
ha podido, porque tu fuerza es grande, muy grande.
Nosotros siempre hemos estado a tu lado, y tu corazón está lleno
de paz y de amor, y tu mente de sabiduría y de DIOS. Sabiduría,
pero no terrena, sino celestial. Sigue caminando, pues tus pasos
no son muy cortos.
Pero que ellos te sigan, porque si no te siguen
nunca alcanzarán tus cortos pasos. ¡Hermano!, sigue caminando y solo piensa en el Señor
Yahvé. Que EL ha sido el que te ha creado para bien de este
pequeño mundo, pequeño y cruel.
He ahí a Nuestra Santa
Madre..., tantas veces como está triste, llorando por todos sus
hijos, ¡pobre Madre!, en ningún momento se ha olvidado de sus
hijos, pero sus hijos sí se han olvidado de Ella.
"Yo solo he de
decirte hermano, que lo que has aprendido lo enseñes, porque lo
que has aprendido no es tuyo ni mío, solo de Dios."
Hijo mío, ya he llegado. Como siempre Yo también estoy a tu
lado para que no te sientas sólo, para que veas que Yo estoy
contigo. ¡Alégrate hijo mío! Hijos míos, éste ha sido el ÚLTIMO
ANGEL (1),
solo falta una pregunta
que Yo ya haré a su tiempo que así me pregunten, porque es importante.
Hoy
conmigo traigo mi bendición y mi sufrimiento, y también traigo
conmigo unas palabras que muchas almas recordarán de ayer: "Yo
sufro hijos míos..." Aquí, cuando me oís, todos estáis serios y muchos tristes.
Después, cuando os marcháis, os olvidáis de todo lo que habéis
oido y Yo sigo aquí triste y sóla.
Nunca os olvidéis de Mí, porque
Yo estoy siempre ante el Padre implorando el perdón para mis
hijos. "Así soy Yo hijos míos, una buena Madre para mis
pequeños hijos". El mundo me está clavando muchas espinas hijo mío, y el Brazo
de Dios es muy pesado, y Yo sóla no puedo:
"El
Brazo de Dios va a caer sobre la Humanidad, cuando caiga todo será
destrozado,
menos las almas que aman al Señor, y le siguen. A
ésas no les ocurrirá nada."
¡Pedidme hijos míos!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: ¡Madre!, ayer en "Prado Nuevo" (2),
después del Santo Rosario y de tu mensaje, yo me salí y me
encontré al sacerdote que me conoce de este santo lugar, y me
preguntó por el gran Guerrero, y me dijo si podía llevarle tus
mensajes. Tú me dirás lo que debo hacer.
La Madre: Yo
estuve contigo hijo mío. ¡Pobre alma...!, lo han engañado, pero
volverá y muy pronto volverá. Y tú hijo mío,
dale mis mensajes para que vea que mi
palabra es como un manantial que nunca se agota. ¡Seguid
pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Permíteme que te haga otra
pregunta.
La Madre:
¡Díme!
PUBLICO: Hace unos días que vengo diciendo que han comprado dos
chalets adosados en "Prado Nuevo" (2),
y han costado trienta y cinco millones de pesetas; y allí, en el
prado, nadie le ha dicho nada. Y dijeron que debíamos de
colaborar. ¿Tú qué crees que debo hacer?
La Madre: Hijo
mío, esa alma, como muchas que le rodean, está cometiendo muchos
errores; de esto ya hablaré el día tres, porque hablaré de "Prado
Nuevo", y de todo lo que se encierra allí, y de las pobres
almas. Seguid pidiendo.
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Quiero pedir por esas almas que se han retirado, que lo
han hecho engañados. Perdónalos Madre mía..., perdónalos.
La Madre:
El perdón está en las manos del Señor, Yo sólo le pido que se haga
su voluntad. Seguid pidiendo. Llegó el momento hijos míos: Ese
alma que hizo aquella pregunta, que Yo dije que respondería,
que ahora haga de nuevo la misma pregunta.
PUBLICO: ¡Madre!
La Madre: ¡Díme!
PUBLICO: Yo te pregunté el otro día, cuando el primer Angel le
habló al Gran Guerrero (2),
que le dió el aviso, pregunté, ¿si podía ser ese aviso para que
empezáramos a seguirle, o para que él empezara a actuar?
La Madre: Escuchad
esta Palabra...
Padre Eterno:
"¡Este es mi hijo, el Guerrero, el que mis
Angeles han preparado
para la Gran Batalla final!"
La Madre: Ya
lo sabéis hijos míos.
PUBLICO: ¡Gracias Madre!
La Madre:
¡Seguid pidiendo!
PUBLICO: ¡Madre!, ¿puedo visitar a mi hermano Manuel que vive en
la ventía "Los Olivos", por encima de Granada? ¿Puedo visitarle y
confiar en él?
La Madre:
Ves
a él hijo mío, pero sé fuerte y ten cuidado, pues
Satanás es muy astuto y hace que las almas
no entiendan nada y así empieza todo lo que él quiere.
¡Seguid
pidiendo!
PUBLICO: (No se entiende.)
La Madre:
Voy, hijo mío, a bendecir a mis hijos, pero antes he de hablar de
nuevo con mis hijos, porque quiero que escuchéis hijos míos: Yo he
venido aquí a salvaros y a haceros ver que tenéis aquí un alma,
que es la más grande que habita en este mundo. En esta alma
podéis confiar...
Padre Eterno:
Porque Yo he confiado en él.
La Madre: A
este alma le podéis amar, porque él os amará como a hermanos; él
es el gran Guerrero (3),
que ya está preparado para la lucha final, y él ya ha aprendido
muchas cosas de las que las almas no saben.
¡SHALON hijo mío! Mira mi Corazón hijo mío..., ¡mira mi
Corazón!
JOSE-LUIS: Sufriré contigo.
La Madre: Míralo
y sufre conmigo.
JOSE-LUIS: ¡Todas esas espinas las quisiera tener Yo!
La Madre: Pero
no soportarías este dolor.
JOSE-LUIS: Pero sería fuerte.
La Madre: Hijo
mío, sé fuerte en este mundo. Lo que tú sufres..., ofréceselo al
Padre, como Yo se lo ofrezco para todos mis hijos, tus hermanos.
¡Coimma hijo mío!
JOSE-LUIS: ¡YAHVÉ, el Señor!
La Madre: ¡Leví...!
JOSE-LUIS: Caminaré.
La Madre: Hijo
mío, no hagas caso de las lenguas humanas, solo déjate llevar por
la mano de Dios.
JOSE-LUIS:
¡Así será!, no temas, porque yo cumpliré con todo lo
que vosotros me digáis.
La Madre: Ya
has aprendido todo lo que debías de aprender.
JOSE-LUIS: Y todo gracias a tí. Yo ayudaré a todos ellos para
salvarles.
La Madre: ¡Así
será hijo mío!, porque Dios confía en tí...
Padre Eterno:
Y ellos también.
JOSE-LUIS:
Pues que no se preocupen, que estoy aquí para ayudarles
y no les dejaré solos. Como Tú, Madre, que no nos dejas sólos ni
un momento.
La Madre: Porque
sois mis hijos, y una madre siempre anda pendiente de los pasos
que dan sus hijos. Así soy Yo.
JOSE-LUIS: Y yo, como buen hermano, debo aconsejar esos
pasos.
La Madre: Así
es hijo mío. ¡Levantad los objetos hijos míos! Mi Bendición
Especial, la que tanto esperábais: Yo bendigo estos objetos, con
el fin de que luzcan aquellos días que vendrán sin luz. Y lo
bendigo como el Padre lo bendice...
Padre Eterno:
En mi Nombre.
El Maestro: En
el Mío.
La Madre:
Y
con la Luz de mi amado Esposo el Espiritu Santo. Ya están
bendecidos.
PUBLICO: Gracias Madre.
La Madre:
Bendigo vuestras almas, para que caminen hacia el Señor, y nunca
tropecéis en este camino, así como el Padre os bendice:
Padre Eterno:
Con mi Poder.
El Maestro: Con
mi Sufrimiento.
La Madre: Y
con la Luz que os da mi amado Esposo el Espíritu Santo. Ya estáis
bendecidos.
(PUBLICO: Gracias Madre.)
La Madre: Llegó
la hora de marcharme.
JOSE-LUIS: ¡No te vayas...!
La Madre:
Hijo
mío, me marcho pero estoy con vosotros. Volveré muy pronto. Adiós
hijos.
PUBLICO: Adiós Madre.
El Hermano:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Padre.
El Hermano:
Adiós hijos.
PUBLICO: Adiós Maestro.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El Hermano:
Adiós hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.
El Hermano:
Que la Paz del Señor, el Dios Yahvé, Rey de la Creación, quede
con todos vosotros.
PUBLICO: Y con Tu Espíritu.
El Hermano:
Ave María Purísima.
PUBLICO: Sin pecado Concebida.
El Hermano:
Adiós Hermanos.
PUBLICO: Adiós Hermano.__
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(1) -
El "
último" de los
cuatro Angeles que protegían al vidente; éstos, San
Miguel Arcángel;
Valit Manet, el
Angel del Bien; San Gabriel; y (¿San Rafael?), daban mensajes relacionados
entre sí.
Esta vez fueron los días
29.7.1988-noche;
30.7.1988;
31.7.1988; y
7.8.1988.