Temas de la Semana anteriores:
Neoliberalismo frente al
Estado de Bienestar
La felicidad ha sido desde
siempre una aspiración del hombre. Pero el debate felicidad individual
frente a felicidad colectiva está presente.
Y volver a tus brazos otra
vez
Tras los atentados, parece
que la clase dirigente apuesta de nuevo por el keynesianismo
EEUU contra el terrorismo
Se ha criticado mucho, muchísimo
a EEUU por el ataque a Afganistán, por haber usado la fuerza ahora
que ha sido atacado
Ataque y Respuesta
Sería un gran triunfo
que la respuesta al ataque a Nueva York y Washington fuera de la mano de
la Justicia.
America under attack
El terrible atentado del
11 de Septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono
Amor, sexo y Un mundo feliz
La conquista de la libertad
que ha hecho superar ciertos tabús. Pero, ¿qué tipo
de conquista hemos logrado?
Un dios que se equivoca
¿Realmente podemos
confiar ciegamete en el mercado?
El Tema de la Semana |
Luchando contra el Cáncer
El testimonio de Javier Mahíllo
A continuación, y aunque no sea lo común,
presentamos lo que comentó Javier Mahíllo, un enfermo de
cáncer, en una entrevista que le hicieron en Cadena 100 en Junio
del
2001. Aunque solemos proponer temas de reflexión política
y económica, estas palabras se justifican por sí solas como
reflexión sobre toda nuestra vida. Espero que les parezcan tan impresionantes
como a mí.
Hace tres
años acudía al médico aquejado de un fuerte dolor,
aparentemente ciática. Me ingresan en el hospital y me dicen, :”No,
no es ciática, es un cáncer, es un ademocalcinoma que tienes
en la columna vertebral, en el coxis y que está apretando
el nervio aciático y por eso lo has notado”. Entonces empezó
realmente para mí una etapa nueva en la vida. Una etapa dura, pero
he tenido otras peores. Padre de cuatro hijos, relativamente joven, profesor
de filosofía con un montón de alumnos, y de repente te encuentras
tú solo en una habitación de un hospital, en una cama,
con la compañía de un ordenador portátil que me dejó
un amigo. Desde el principio me dijeron que tenía un 30% de probabilidades
de salir adelante, que la quimioterapia de ahora no es la que había
hace veinte años, y que había muchas posibilidades, entonces,
me lo tomé con filosofía, que es mi especialidad. Se empieza
entonces con un tratamiento muy agresivo de quimioterapia y que en mi caso
me dejó el intestino hecho polvo, diarreas, estreñimiento...
Y luego la radioterapia, que te radian directamente en el tumor, y eso
no duele nada, es un minuto por arriba y un minuto por abajo, como San
Lorenzo en la parrilla, en el momento no notas nada, pero luego a posteriori
sí lo notas, porque eso te va quemando poco a poco. Bueno,
en tres años me han puesto todas las quimioterapias que podían
ponerme, y ahora estoy a seis meses me dijeron... bueno es un cálculo
humano ya que no se sabe si serán seis meses o serán ocho
o serán dos. Los tumores que tengo ahora mismo los tengo infectados
y si siguen creciendo calcula el oncólogo que acabarán afectando
alguna zona ya vital. Entonces ya será cuestión de días.
Ciertamente, para muchos, la palabra cáncer significa muerte, calvicie,
vómitos y horror. Entonces hay gente que se tira por la ventana.
Me han comentado que hay clínicas oncológicas que no tienen
manivelas en las ventanas.¡Es una barbaridad!
Aparentemente os parecería que me lo he tomando bastante bien ,
aunque lo de bien... a sido a ratos, porque en tres años... ha habido
momentos de todo. Cuando yo estaba en el hospital fui apuntando en
mi ordenador portátil todos los pasos del tratamiento y también
las sensaciones que yo tenía, mis estados de ánimo, mi manera
de pensar, los días buenos, los malos. Y de ahí luego pasó
a ser una especie de testamento; pensé que mis hijos (tengo
cuatro hijos pequeños, la mayor ahora tienen trece años,
y el pequeño tiene ahora nueve) un día serán mayores
y se enterarán de que su padre murió de cáncer y no
sabrán por qué ni cómo lo pasó su padre, y
pensé en escribírselo para que cuando tengan quince años
o dieciocho, lo lean. Y de ahí salió un libro que lo publicó
Espasa-Calpe el año pasado, que se titula “Vivir con cáncer”.
Ahí quedará un testimonio para algún lector que tenga
cáncer, o algún clínico que tenga personas con
ésta enfermedad y pueda ver lo que era la vida diaria de uno con
cáncer.
Puede ser que dentro de pocos años nos riamos de esta palabra que
tiene un significado tan negativo pero no podemos ser utópicos y
fantasiosos en este tema y dar falsas esperanzas a la gente porque cada
dos días sale una noticia en la tele de que han inventado otra cosa
nueva que tiene que ver con el cáncer. Pero hay muchos tipos de
cancer y el tratamiento que vale para uno es totalmente ineficaz para otro.
Es triste ver cómo hay personas que se agarran a cualquier cosita.
Un ejemplo, es que he salido un par de veces en un programa de televisión
española que es internacional y ha empezado a llamarme cantidad
de gente de todo el mundo, de Puerto Rico, Suiza... y todo el mundo me
quiere curar, todo el mundo le da mucha lástima lo que me está
pasando, “..mire, es que resulta que hay una yerbas” “mire
es que.. hay un agua milagrosa” y el otro me llama “...es que hay un rábano...”
yo no puedo empezar ahora a probar 25 cosas distintas además de
la quimioterápia experimental que me están poniendo porque
sería volverme loco. Yo creo que el camino está en vivir
la vida cada momento a tope, que es lo que he intentado hacer en
estos tres años: seguir viviendo la vida, no normal, sino mejor
que lo normal porque ahora, por ejemplo tengo la suerte que no tengo que
ir a dar clase, soy inútil total y entonces pues como soy inútil
total ya puedo hacer lo que siempre he querido, estoy cantando canciones,
gravando CDs, escribiendo libros, viajando por aquí y por allá..¡pues
como un inútil total! ,¡ y estupendamente!.
Hay, miles de personas en España
que están como me contaba un amigo mío hace un par de años
a partir de su diagnóstico de cáncer:
se metió en la cama; le dieron de baja en su trabajo, no se
qué trabajo tenía y se metió en la cama, y ha estado
dos años de la cama a la tele y de la tele a la cama muriéndose;
Dos años en silencio con todo el mundo ¿ Tu crees que eso
no es amargarse la vida él y a toda la familia? Claro, al
final casi respiraron de alivio con su muerte.
Para mantenerte vivo no basta con decir por la mañana “ quiero estar
vivo y a ver si encuentro una cosa nueva para mantenerme vivo”, no, hace
falta decir, “ ¿ qué quiero hacer yo?, ¿cómo
voy a llenar mi vida?” , “ pues hoy voy a hacer poesías y mañana
me voy a ir a la playa y pasado mañana me voy a ir a televisión
a contar este rollo que os estoy contando y al otro me voy a ir con mi
mujer al cine”. Claro, para eso es fundamental que no tengas dolores, eso
es muy importante.
El dolor lo tenemos todos, quien más y quien menos le duele un día
la cabeza, otro día las muelas y otro día los callos, a todo
el mundo le duele algo. Esos dolores no me parecen mal, incluso mi tesis
doctoral cuando la hice era sobre el sufrimiento humano y ahora la releo
y digo “¡cuando escribía yo esto no me dolía nada!,
¡ahora alguna cosilla ya habría que cambiar!” Pero aún
y todo pienso que los dolores diríamos, llevaderos, los dolores
de la vida, las molestias, los sofocos, el que ahora hace calor, ahora
hace frío hay que saber aguantarlos. Ahora recuerdo cuando mis hijos
me dicen “ voy a clase y tengo mi botellita de agua” y mis alumnos hacían
lo mismo y yo decía “¿ pero para aguantar una hora
de clase tienes que tener tu botellita, no te traes el orinal también
por si te apetece hacer un pis? ¡Hay que saber aguantar, ¡macho!,
hay que saber aguantar una clase de filosofía sin beber agua , sin
comer un bocadillo, ni pipas ni nada... te aguantas!, y la gente no sabe
aguantar. Yo creo que los dolores asumibles hay que aguantarlos pero los
dolores que te sobrepasan, esos muchas veces te hunden. En concreto Marzo
y Abril han sido dos meses para mi que he estado en la cama, mirando
al techo me dolía la pierna porque todo el tumor que tengo abajo
en el intestino me pilla todos los nervios, los genitales, el intestino,
las piernas... todo; y dolía y dolía pero era un dolor sordo,
continuo, que tenía que estar por las noches dando vueltas, cada
dos minutos cambiaba de postura....y toda una noche pastilla va pastilla
y viene, hasta que me atreví a llamar al oncólogo (algunas
veces los enfermos somos muy tontolabas y nos aguantamos hasta el límite
y no hay por qué hacer eso), él
rápidamente me dijo: “vente, ingrésate por urgencias
y te quitamos aquí radicalmente el dolor con lo que haga falta,
y poder seguir viviendo una vida de calidad”. Y efectivamente, un parche
que me pongo en la espalda cada tres días me ha quitado radicalmente
el dolor, ya no me duele nada, estoy como cuando tenía 27 años;
un poquito la pierna izquierda algún día. ¡Mi vida
ha cambiado radicalmente!. Yo pensaba que estos últimos meses de
mi vida iban a ser en la cama, poco a poco languideciendo, me irían
poniendo más fármacos, me quitarían el dolor pero
también me quitarían cabeza y cada día me iría
como una lechuga amustiando, y ha sido al revés. Ahora me siento
mucho más ágil que antes, con muchas más ganas de
hacer cosas que antes, y bueno, que el tumor sigue creciendo....¡pues
que crezca.!, ¡ ya nos veremos cuando llegue el momento de la muerte!,
¡ mientras tanto que no se meta conmigo y me deje vivir!.
Sufrir sin sentido es absurdo. Hay que
encontrarle un sentido y hay sufrimientos llevaderos y sufrimientos que
no, que se pueden evitar perfectamente porque Dios nos ha hecho humanos
y nos ha dado capacidad de sufrir pero también El inventó
las medicinas y las plantas naturales y nos las puso en nuestra mano para
que las usemos con cabeza, claro.
Mi vida ha sido por etapas como todas las vidas humanas y ahora lo veo
como un video. La primera parte, la infancia, era fantasía infantil
y fue pasando; la adolescencia fue triste, tienes mucho miedo a las cosas,
a que te pidan ser persona y mantenerte por tu propio sueldo y ves que
eres un inútil y un desgraciado y que no vas a llegar; y tuve
la suerte de
que a los 16 año me invitaron a hacer unos Ejercicios Espirituales
en ellos me enteré de lo que era el cristianismo por primera vez
en mi vida, aunque había ido muchas veces a Misa me enteré
de que era un tipo de vida; que no era ir sólo a Misa los Domingos;
que era vivir de una manera determinada; que hay unos mensajes muy bonitos:
ser humilde, ser sencillo, ayudar a los demás, intentar ser cada
día más humano... y todo eso me entusiasmó. Entonces
empecé una etapa muy distinta en mi vida la etapa del compromiso.
Cuando tú ves que eres un hombre único e irrepetible: “Javier
Mahillo no hay más que uno y lo que no haga Javier Mahillo no lo
hará nadie”, entonces te ves que tienes una vocación, un
ideal en la vida; desde entonces he estado luchando, intentando escribir
libros para ayudar a los demás, intentando construir una familia
con mi mujer y mis hijos lo mejor posible, luchando con muchos problemas
que he tenido, ser un buen profesor, hice mi tesis doctoral, mi acceso
a
cátedra y esas cosas...Y he estado un poco como a Dios rogando
y con el mazo dando, pero yo con el mazo bien dando, o sea Dios era un
poco por si acaso me fallaba el mazo, pero yo venga a dar mazazos. Y ahora
de repente, a mis 38 años , pues me dice Dios ¡mira,
se ha acabado esta etapa, macho!. Se acabaron los debates, se acabó
la tele y tal, tienes un cáncer y te vas a morir dentro de poco”.
Y entonces tiré el mazo y he pasado una etapa totalmente distinta
pero no en estos tres años; esto tres años han sido digamos
el prolegómeno. Yo creía que ya iba a acabara así
pero resulta que cuando empezó Mayo pensé...”para Noviembre
más o menos ya los tumores habrán crecido si siguen este
ritmo y se habrán metido ya en algún órgano y entonces
ya, el final”. Y en ese momento sentí una paz, una tranquilidad,
un como decir “ ya se acaba la carrera, ya llegamos al final” “mira, ya
solo queda la cuesta abajo. Me quedan los mejores meses de mi vida. Estoy
pasando la mejor primavera. Tengo una paz absoluta”.
Cuando llegué a casa después de recibir la noticia lo primero
que hicimos mi mujer y yo fue decírselo a nuestros hijos: “es algo
que nos está pasando, no a mi, no a papá, sino a todos y
que todos tenemos que unirnos porque somos seis personas y bueno, papá
se va a ir antes de lo que teníamos previsto, pero va a estar en
el cielo y va a estar estupendamente bien así que por papá
no hay que llorar”. Este planteamiento ha sido fundamental. Si nosotros
tuviéramos otro criterio en la vida, si pensáramos que ahora
voy al “saco de la nada” sería una desgracia porque una posible
vida de 80-90 años se ha quedado truncada en 40 y eso es muy doloroso.
Una persona no creyente puede tener
un ideal de otro tipo: un ideal político, una ONG que le llena su
vida, un ideal artístico, un ideal deportivo... pues yo lo
siento, pero el mío es el religioso.
He estudiado mis cinco años de
filosofía, soy catedrático, soy doctor en filosofía,
he publicado muchas cosas y cada día tengo más claro que
la fe y la razón van conjuntas, van unidas. La posibilidad de que
vamos todos a la nada para mí va en contra de la razón;
dice San Bernardo que somos como niños jugando a la orilla de la
eternidad, están obsesionados con su castillo de arena como si fuera
lo único importante de la vida y al menor descuido uno se vuelve...
lo rompe... y unos lloros... como si hubiera sido el fin del mundo...
así somos los
humanos... internet, la tele, la bolsa que nos parece que es la leche
y luego va y se hunde... los imperios se hunden. ¿ Cuánto
dura un ser humano? ¿80 años? y ¿qué son 80
años? . Y entonces dice San Bernando “ van pasando las olas y cada
ola se lleva a uno y otra se lleva a otro y otra a otros cinco...” mira
a los de Israel esos que están bailando en la discoteca tan alegremente
y de golpe llegó la ola y se murieron treinta, y ¿a dónde
van esa gente? ¿Dónde van? Si todos fueran a la nada, cuando
muera el último hombre ¿para qué ha habido humanidad?
¡Qué absurdo! Sería como una pirueta, como un insulto
de la evolución. Ha surgido un ser humano, con capacidad de amar,
con capacidad de entregarse a los demás, con capacidad de hacer
arte, ciencia... y después, cuando muera el último ser humano,
todo a la nada, todo ha desaparecido, los astros seguirán dando
vueltas por el universo y nadie se acordará, nadie tendrá
en cuenta que ha existido el ser humano. ¡Qué pena! ¡Qué
horror! Y eso me niego a creérmelo. No me da la gana creérmelo,
vamos, así de fácil. No quiero creérmelo, porque para
creer eso si que hace falta mucha fe. Me queda sin embargo la otra
posibilidad, que es que esta vida sólo es la primera parte, la menos
interesante, por cierto, y luego viene la interesante, la vida auténtica,
y entonces no tendré yo un cuerpo canceroso, tendré un cuerpo
glorioso. Y entonces cuando estemos allí pensaremos en nuestra vida
y pensaremos que ha sido, lo que dijo Santa Teresa, un mal sueño
en una mala posada
Cuando no tienes la cuenta del tiempo que te queda, se te va más
rápido. Es como un estudiante que dice: “el examen será
un día del mes no sé cuánto, pues bueno, ya iremos
estudiando”. Pero cuando le dicen: “es pasado mañana”, ya controla
más el tiempo y dice: “bueno, me quedan dos mañanas y dos
tardes, y tal hora y tal otra”, y entonces aprovechas más. Como
a mí el tiempo ya me escasea, estoy aprovechándolo mucho
más que antes. No sabéis la diferencia que hay de estar
viviendo pensando que la vida es muy larga y que vete a saber lo que nos
pasará, y que hay que ahorrar para el futuro, etc... a pensar
que me quedan seis meses, y que tengo un pie en el Cielo y que tengo el
billete ya y que está a mi nombre, y no lo voy a cambiar por nadie
y que dentro de unos meses estaré genial, y que aquí pues
no, no estoy tan bien, y que cada día puedo aprovechar todo lo posible,
pero no me esfuerzo, no sufro, lo estoy haciendo con todo gustazo.
Desde que me levanto por la mañana, nada más levantarme veo
un poster que he puesto de Virgen, ahora que estamos en el mes de
mayo, o estábamos, y me anima, porque la veo ahí y es más
bonito ver eso que ver la pared, con una telaraña colgando del techo.
Y luego me levanto, me voy y disfruto de la primavera tan bonita que tenemos
en Mallorca, me tomo el café con leche y la tostada con mantequilla
y disfruto de mis hijos como nunca he disfrutado.
Las cosas cotidianas adquieren un nuevo sentido. Una maravilla, al cabo
del día, si echáramos cuentas, hay cincuenta, sesenta, ochenta
ocasiones en las que es para decir ¡qué gustazo, qué
bien me lo estoy pasando! Lo que pasa es que normalmente las dejamos pasar
porque estamos pendientes de lo malo. Es que luego me tengo que ir
a una reunión, es que mañana tengo un examen, es que mi hijo
no sé qué... y entonces lo malo nos oculta lo bueno. Pero
momentos buenos del día tenemos cincuenta mil. Y hay que disfrutarlos,
yo ahora los estoy disfrutando, la verdad.
Es verdad que todos tenemos un reloj, lo que pasa es que a mí me
han dicho cuándo llega la hora. Y eso es una suerte, según
como se mire, porque la gente que se estrella en su coche en la carretera
les puedes decir ¡qué suerte porque no se han enterado! No
le ha dolido, pero también se les puede decir: no ha disfrutado
de su muerte. Yo la estoy disfrutando, me estoy preparando, y creo que
es bonito, el paso de un estado al siguiente, que yo creo que es otro tipo
de vida, simplemente, ya lo he dicho antes, me parece bonito pensarlo,
calcularlo e incluso acariciarlo. Cada día que vivo teniendo en
cuenta que después no voy a ir al fracaso, que no voy a ir a un
lugar de tormento, sino que voy a estar en un sitio estupendo, es como
el estudiante que cada día está estudiando y que al final
va a conseguir su licenciatura, va a trabajar, va a conseguir un buen puesto
de trabajo y va a vivir muy bien. Eso anima mucho.
Es interesante ver que ha habido una evolución psicológica.
Que el enfermo que tiene una enfermedad o un problema grave, siempre tiene
que hacer una evolución y un camino, con mementos buenos, malos.
Hace dos meses estaba pensando que mi final serían seis meses en
la cama mirando al techo, y más o menos atontándome. Y ahora
he decidido que no, que no, al revés. Que se puede vivir y se puede
seguir disfrutando y haciendo cosas. Pero bueno cada cáncer es cada
cáncer y hay que tener en cuenta la medicación y que ojalá
nos curemos, pero si no nos curamos, desde luego tenemos una vida nueva
y eterna.
Javier Mahillo
|
Coméntalo en el
foro:
Foro
|