Temas de la Semana anteriores:
Elecciones País Vasco
En las elecciones del 2001,
contra pronóstico, se alzó con una apabullante victoria el
PNV. ¿Por qué?
Un dios que se equivoca
¿Realmente podemos
confiar ciegamete en el mercado?
Argentina, al borde del abismo
Nuestra visión acerca
de la crisis del país austral
El Tema de la Semana
|
Amor, Sexo y Un mundo feliz
El sexo ha sido posiblemente el mayor de los tabús que ha acompañado
a la sociedad occidental. Gran parte de la culpa la tiene el hecho de que
se ha asociado la búsqueda del placer con algo perteneciente al
lado más perverso del hombre. Se ha unido el placer a los instintos
animales que el hombre debía superar para una realización
completa.
A lo largo de los últimos siglos, la monogamia de la religión
cristiana ha imperado en Occidente, haciéndose un hábito
social totalmente aceptado. Esto además se ha visto reforzado en
los últimos años por razones puramente "humanas": la monogamia
implica en cierta medida la igualdad entre ambos sexos, que se unen sin
nigún tipo de superioridad entre ellos.
Por su lado, el rechazo del placer de forma social hacía de
la búsqueda de éste algo secreto. Así, prosperó
el oficio "más viejo del mundo", que aprovechaba esa búsqueda
por satisfacer los instintos. Ese placer quedaba para la intimidad y el
secreto, mientras que de cara a la sociedad se formaba una familia estable,
forzando esto en cierta medida por el hecho de que la religión católica
no aceptara el divorcio (sí en cambio la nulidad, pero es éste
un proceso mucho más complejo y largo). En muchos casos, por tanto,
se vivía para los demás en una familia "catolicísima"
mientras que el placer del sexo se buscaba en prostíbulos (puti-clubs)
o mediante amantes. En otros casos, las amantes eran depositarias del verdadero
amor, pues el matrimonio había sido en algunos casos una mera obligación.
He aquí un nuevo aspecto: el amor. El matrimonio debía
ser consecuencia de éste, en teoría. El amor de una persona
por otra la haría integrarse en la otra familia o clase social.
En teoría, era el amor lo que debía mandar. Sin embargo,
se ponía por encima de él el hecho de que la persona encajara
y supiera llevar una vida correcta al lado de su pareja. Como no todos
están preparados por igual, los matrimonios eran en muchos casos
de conveniencia. Por ejemplo, a las hijas se les casaba con quien pidiera
su mano no por amor, sino si podía alimentarlas. Esto fue denunciado
en obras como El sí de las niñas, de Moratín.
Los matrimonios de conveniencia llevaban muchas veces a que aparecieran
los/las amantes (o "queridas") a quien en realidad se amaba. Esto se hacía
de forma oculta, a escondidas de la sociedad, en la inmensa mayoría
de las ocasiones. Por ello se relacionaba con el sexo, pues se "desahogaba",
por así decirlo, una pasión que por fuerza debía ser
escondida.
Con el avance de la sociedad, las relaciones sexuales se fueron configurando
como una cosa normal entre dos personas que se aman, y se las ha desvinculado,
por lo general, del matrimonio. Así, no se les da ese carácter
tremendamente oculto, aunque por supuesto sigan formando parte de la intimidad
(es difícil imaginar una relación sexual guiada por el amor
y que no sea en la intimidad; muy difícil).El matrimonio, por su
lado, se ha estandarizado como la unión de dos personas que se
aman a pesar de lo cual aún siguen persistiendo algunos matrimonios
de conveniencia. No es, sin embargo, lo "comúnmente" aceptado.
El tabú del sexo se ha roto. La sociedad ha impuesto una visión
de éste como algo entre dos personas, que lo eligen libremente.
Y ciertamente que el sexo debe ser así. Además, la extensión
del preservativo lo ha facilitado en gran medida, ya que con él
se elimina una de las posible consecuencias molestas de dicho acto (los
hijos). Por tanto, el sexo ha quedado como un acto de placer entre dos
personas.
El esfuerzo social para romper dicho tabú se ha dirigido, por
tanto, a asociar matrimonio y amor, por un lado, y sexo y elección
personal, por otro. Pero se ha roto, en cierto modo, el vínculo
sexo-amor, que ya no se considera algon necesario. El sexo se considera
una fuente de placer y algo a buscar., por el placer que conlleva. El amor
podríamos decir que es una opción en la que se puede enmarcar
el sexo. De hecho, se considera lógico que una pareja que se ame
busque proporcionarse placer mutuo mediante sexo. También es cierto
que cuando una pareja se ama el aparato hormonal del organismo los predispone
para la relación sexual. por lo que el amor podríamos decir
que conduce a dicha relación. El amor lleva a un punto que se puede
alcanzar por otros medios (prostitucion, amistades, encuentros de "una
noche"...), y es por lo tanto un camino entre otros.
¿Qué ocurre entonces? El sexo es una meta a alcanzar,
el placer es un fin en sí mismo. De esta forma, muchas veces lo
que una busca en su pareja ya no es el amor, sino el placer de "follar".
Se ha hecho bastante común la idea de que la vida es corta, y de
que hay que aprovecharla al máximo. Así hay que buscar el
máximo placer, porque entonces algo hemos ganado para llevarnos
a la tumba. Recuerdo que un amigo comentaba el año pasado: "Cuando
tengas ochenta años, de lo único que te vas a enorgullecer
es de cuántas tías te has follado. Así que hay que
aprovechar". Este pensamiento está bastante extendido, y prima el
placer físico sobre otros valores, como podría ser ese amor
del que ya hemos hablado. Lo que se percibe es que el amor va cediendo
paso en importancia hacia el sexo. Vamos asimilando el sexo como algo fundamental
en nuestras vidas, que hemos de perseguir. Además, con ello satisfacemos
nuestros deseos y "damos al cuerpo lo que nos está pidiendo". El
sexo, en vez de asimilarlo como una consecuencia del amor, lo tenemos como
una parte necesaria de nuestras vidas. Es el sexo lo que nos da el equilibrio,
tendemos a pensar, no el amor. Principalmente, porque el amor lo "subordianmos"
en cierta medida al sexo.
En el libro Un mundo feliz, de Aldous Huxley, se hablaba de
un mundo futuro, en el que los hombres serían "producidos" mediante
clonación. Es un mundo perfecto, del que se ha destronado el sufrimiento.
Esto se conseguía mediante una cierta programación del hombre,
al que se le asignaban unas tareas concretas y se le hacía creer
que eran las mejores para él. Por otro lado, las pasiones internas,
que podían dar lugar al sufrimiento, se eliminaban. Era por ello
que se hacía ver las relaciones de sentimientos como algo negativo:
así, la palabra padre o madre era algo soez, y las relaciones de
pareja se limitaban a contactos sexuales, buscando el simple placer y la
satisfacción de las necesidades orgánicas. De hecho, era
de mal gusto que una pareja permaneciera unida varios meses. Con eso se
conseguía controlar a la población, de la que se eliminaban
las pasiones y sentimientos que podían dar lugar a sufrir. Con ello
se conseguía una sociedad sumisa.
El camino de liberación sexual de la civilización occidental
ha llevado a aceptar el sexo como algo natural, sin problemas ni la necesidad
de compromiso. Se le ha puesto como un simple medio para desahogar pasiones.
Así, una pareja debemantener una saludable vida sexual si realmente
quiere estabilidad y un buen conocimiento mutuo. Una vida sexual sana proporciona,
así mismo, estabilidad. Pero cada vez menos hacemos un nexo fuerte
entre amor y sexo, y por supuesto que hemos reazado que el sexo sea una
consecuencia del amor. No es el amor solamente lo que nos lleva al sexo,
no un amor convencido y sincero, sino otras muchas cosas, porque el sexo
no es una parte del amor. Estamos convirtiendo al sexo como un elemento
necesario para la deseable estabilidad psíquica del individuo. En
cierta medida, al liberarnos de los tabús sexuales hemos buscado
en el acto sexual un estabilizador de la persona, viéndolo como
una mera fuente de placer, proporcionada por nuestra pareja, un/a amig@,
o alguien desconocid@. Hemos eliminado la parte que nos puede hacer sufrir,
y cada vez le vamos restando importancia a un amor, digámoslo así,
difícil: esto es, que nos suponga un compromiso y que sea algo absolutamente
prioritario en nuestra relación para con la persona del otro sexo.
Vamos por el camino fácil que nos supone la simple satisfacción
de los placeres internos. Así, obtenemos la felicidad. Y vamos creando
un mundo más feliz.
Las ideas de Aldous Huxley, al verlas plasmadas en un mundo tan inhumano
por vacío de sentimientos, resultan inimaginables. Sin embargo,
parece que ese es el mundo que andamos buscando, un mundo sin el sufrimiento
de las cosas que nos cuestan. Un mundo donde vamos a la busca del placer,
que a fin de cuentas es lo "único" que nos vamos a llevar a la tumba.
Aquí ya la decisión personal de cada uno. El que escribe
prefiere una relación en la que lo fundamental sea la otra persona,
a la que se tiene enfrente, se le escucha y se le ama. El sexo no tiene
por qué ser una necesidad, aunque es probable que termine siendo
la consecuencia. Ahora, que yo lo prefiero como el resultado del amor,
y de buscar en la otras persona no una fuente de placer, sino alguien con
quien compartir la vida. Y dentro de ella, con sus sentimientos y pasiones,
el sexo como una muestra de unión entre ambos, y cariño mutuo.
Pero eso ya es una elección personal. |
Coméntalo en el
foro:
Foro
|