Actualizada el 5 de enero
de 2001.



Lo mejor que he visto en el 2000:

El cine es un vicio estrictamente para solitarios. MCV

ENVIO: Todo personal, distinguido Ángel. Películas vistas aquí y allá. Y en la próxima el “Diario de un Crítico de Cine” donde dice en el mero diciembre 28: “Manos y películas”. Y luego: “Con María mirábamos películas tomados de las manos. No importaba que la película fuera peor o mejor, las manos relucían. Tal vez yo me dormía. Tal vez María me comunicaba al oído: hay ratas en este cine. Tal vez era que yo estaba soñando que estaba en el cine con María. Lo único real eran las manos. Extraño esas manos y esas películas.”



1

DANCER IN THE DARK (Lars von Trier, 2000)

Dancer in the dark (traducida en España como Bailar en la oscuridad), es una especie de musical melodramático de la crueldad. La diva del pop Bjork encarna a Selma, una obrera inmigrante checoslovaca en los Estados Unidos, quien se ve envuelta en un crimen y es condenada a muerte. Un interesantísimo trabajo musical e interpretativo de la propia Bjork, y un expresionismo delirante del realizador von Trier, que asciende desde la puesta en escena "sucia" de las cámaras de video digital, a la parodia y el homenaje a los viejos musicales de Papa Holly. La película se llevó dos premios en Cannes.
Crítica de Dancer in the Dark

2

POLA X (Leos Carax, 1999)

Actualización de una novela poco leída de Melville, POLA X es un descendida al Infierno en clave marginal. Carax, infante terrible del cine francés, se dispara por el lado expresionista y de las situaciones límites. Un escritor exitoso (Guillaume Depardieu) que vive en ambiente aristocrático con su madre (Catherine Deneuve) descubre que tiene una media hermana marginal (la bella Yekaterina Golubyova), y entonces renuncia a su ambiente y va a vivir en un suburbio parisino donde imperan la violencia, el racismo y la pobreza. La realidad entera se transfigura con este cambio, del erotismo al éxito editorial, y la posibilidad de erigir comunidades alternas, cerradas y en donde el icono sonoro es el rock industrial. Carax anda la senda desesperada y pasional de Dostoyevski o Kafka y no el proverbial cartesianismo francés.

3

LOS MUCHACHOS NO LLORAN (Kimberly Peirce, 1999)

Los muchachos no lloran sigue el itinerario de Brandon Teena, una muchacha que quería ser muchacho en una Arkansas en donde la moral de los cowboys no por fantasmática es menos feroz y cruel. La impecable realización de Kimberly Peirce interroga de forma poética la modernidad de unos Estados Unidos muy rurales, sin perder el tacto narrativo en un drama muy sostenido. Destacable interpretación de Hilary Swank.
Crítica de Los muchachos no lloran

4

VIDAS AL LIMITE (Bringing out the dead, Martín Scorsese, 1999)

Una de las puestas en escena más asombrosa de los últimos años. Nueva York funciona de manera paranoica, con un poder visual que no despreciarían los más exigentes creadores del cine silente (cinematografía de Robert Richardson). NY vuelve a ser el Infierno. Un paramédico, interpretado por Nicolas Cage, vive tres noches de desesperación buscando resultados, sentido y salvación para su vida. Se trata de otra plegaria de Scorsese, y de una especie de El cielo sobre Berlín, pero sin la presencia de los ángeles. O donde ciertos desestructurados individuos deben rescatar su parte angélica. Disimulados entusiasmos liberales de Scorsese: la eutanasia y el nacimiento de Cristo reescrito. Guión de Paul Schrader, a quien se deben también los de Taxi Driver y La ultima tentación de Cristo.
Crítica de Vidas al Límite

5

TRES REYES (Three Kings, David O. Rusel, 1999)

Los "modernos" (y con ellos Tres Reyes) analizan la guerra "sin costos humanos" hecha con tecnologías "de punta" (La Guerra del Golfo, es el ejemplo en la película). Esto faculta un análisis fenomenológico de la violencia. ¿Es un discurso la violencia? Sí, claro, y en las "guerritas televisadas" abundan las manipulaciones y el avasallamiento de las culturas diferentes. Tres Reyes se plantea esto con frivolidad que va dando cada vez más notas trágicas. Formalmente, aprovecha las lecciones de contrapunto entre ideas narrativas y visualidad (Tarantino, Spike Lee, Godard). Pero la continuidad es acentuada y no dejada a la eventualidad de los cortes videoclipescos (como a veces abusan algunos cineastas). No es, por supuesto, una película de "autor" en el sentido estrecho del término. No se reafirma por prescindencia y categorías escuetas, sino por inclusiones (la publicidad, el cine de aventuras), el humor y el ritmo.
Crítica de Tres Reyes

6

EL VERANO DE SAM (S.O.S, Summer of Sam, Spike Lee, 1999)

Paisaje naturalista de una comunidad cultural y de una época. Por un lado los ítaloamericanos atrapados de manera casi fatalista en clichés culturales: machismo, homofobia, marginalidad y violencia. Por otra parte el brillo de las discotecas en unos años 70 decadentes. John Leguizamo y Mira Sorvino protagonizan un amor lastrado por estos condicionantes y por un asesino en serie que acecha en el Nueva York de los apagones. Llegaba el punk en aquellos años en una reencarnación que el machismo italiano-americano no perdonaría: Adrien Body es un díscolo aspirante a músico, y prostituto homosexual de bajos fondos, que recibe el castigo que no merece en un ambiente cada vez más sórdido, excepto por la presencia de Mira Sorvino.
Crítica de El Verano de Sam

7

TODO SOBRE MI MADRE (1998, Pedro Almodóvar)

La vulgaridad del Oscar ha reescrito Todo sobre mi madre de manera diversa. A Almodóvar lo han llevado incluso a su pueblo natal para coronarlo como una especie de Cervantes redivivo. Más allá de esos afanes nacionalistas Todo sobre mi madre es una interesante reescritura melodramática de las escenificaciones genéricas. Almodóvar ancla en Tennesse Williams y Un tranvía llamado deseo para evidenciar la violencia que implica tener género y su fluidez probable, sin eludir la ética de la maternidad/paternidad. Hace también un llamamiento algo cándido a desestabilizar lo patriarcal (la figura de Fernando Fernán Gómez con Alzheimer), y a confiar en la madre (Cecilia Roth) y un nivel utópico científico (corazones donados, SIDA no hereditario). Notable narratividad y desarrollo dramático.
Crítica de Todo sobre mi madre

8

BELLEZA AMERICANA (1999, Sam Mendes)

Aunque viene de los tics televisivos, Belleza Americana articula visualidades que retornan como obsesiones en la cámara de video de Rick Fitts (Wess Bentley), el hijo del exmarine sobre exigido y algo pervertido. Su mirada, ingenua e inútil a fin de cuentas, habla de la posibilidad del crimen en una sociedad establecida sobre "la calidad de vida", que "democratiza" al suburbio típico clase media de los Estados Unidos. La visualidad puede comprometer la verdad cuando aguarda sobre lo reprimido y exageradamente disciplinado. A estas alturas Belleza Americana parece la despedida un poco amarga de la era Clinton: tanto liberalismo predicado, disciplinado desde el "correctismo político" y con fantasmas como los de la homofobia tan vivos.
Crítica de Belleza Americana

9

VAQUEROS DEL ESPACIO (2000, Clint Eastwood)

Nostalgia reaccionaria de los 50s: cuando USA y URSS peleaban la carrera espacial. Ahora, ya triunfadores, los Estados Unidos van, otra vez, a "salvar a la humanidad" desarticulando un pervertido satélite ruso. La nostalgia se hace ironía: el grupo de viejitos espaciales conducidos por Eastwood y que cumplen con su deber (Tommy Lee Jones, James Garner, Donald Sutherland), no son una perversión sino un humor y una renovada autoridad. Al fin y al cabo son tiempos de Viagra y de arbustos menores.
Crítica de Vaqueros del Espacio

10

LA VIDA ES SILBAR (1998, Fernando Pérez)

Alegoría de una Cuba postsocialista, de la orfandad de una generación y la posibilidad de comprender lo que pasa desde símbolos muchas veces imprevisibles, y en escenarios decididamente marginales. Luego de los precedentes sentados por el dúo Alea/Tabío con Fresa y Chocolate y Guantanamera, La vida es silbar se propone ir a fondo con una realidad que no es ideal, pero que resguarda signos y señales en los que se dan cita las alegorías, las discordancias de los discursos, los milagros, los abandonos y una religiosidad o sentimiento místico que lo impregna todo. A pesar de circular por sendas de milagros, La vida es silbar tampoco vende un barato exotismo habanero, y se arriesga a tratar de tocar fondo en esa 'bahía' tantas veces apetecida por cultos caníbales y tantas otras veces olvidada y marginada por su misma mano (o al menos por manos cercanas).
Crítica de La Vida es Silbar

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