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Tercos célebres intentos que no fructifican

Cuando se es famoso se llega a creer que es posible tener éxito en todos los proyectos alimentados por el ego. Hay quienes se dan cuenta del error y no recaen en él, pero hay otros que se niegan a aceptar la idea de que el talento tiene sus limitantes. He aquí tres de ellos, aunque hay decenas más

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MAYO, 2011. Dice una trillada frase que quien persevera alcanza, aunque bien podríamos cambiar el último verbo por el de "cansa". Es común que alguien famoso busque hacer algo diferente aunque los resultados casi siempre sean poco óptimos. Michael Jordan trató de convertirse en beisbolista y fracasó espantosamente; la estrella country Garth Brooks se cambió el nombre a Jeffrey Gaines cuando grabó un disco de rock y ni siquiera sus familiares lo compraron. 

Sin embargo todos ellos aprendieron de su experiencia y volvieron a lo suyo. Pero hay casos en que ni el primero, ni el segundo y a veces ni hasta el décimo fracaso convencen a los susodichos de que en esta vida es imposible cubrir exitosamente todas las bases. Es, sin duda, una terquedad alimentada por el ego descomunal de estas celebridades aunque en otras ocasiones, mal aconsejadas, insisten en remachar un camino que ha sido rechazado por sus fans una y otra vez.

Como casi de introducción tenemos la terquedad de Hollywood por estrenar cintas sobre la guerra en Irak pese a que ni una sola de ellas ha sido financiable, incluso la que ganó el Óscar a Mejor Película el año pasado. Ha habido otros que se remontan a los ochenta, es decir, hace tres décadas, y sus protagonistas quizá jamás se convenzan de que sus intentos no recibirán recompensa alguna. Así pues y tras una depuración, tenemos aquí tres fallidos intentos que no fructifican en estas figuras del entretenimiento internacional.



La carrera solista de Mick Jagger

En el 2001 Jann S. Wenner, director de la revista Rolling Stone, le dio cinco estrellas, es decir, el grado de clásico, al álbum Goddess in the Doorway, de Mick Jagger. Pero se trató de un clásico despreciado pues apenas y vendió 125 mil copias en Estados Unidos. Curiosamente, Wenner asumió el papel de alucinado pues fue el único crítico que le dio altísimo puntaje a un disco que --cualquiera que, como el autor de este texto, haya tenido oportunidad de escucharlo-- es mediocre, como lo han sido prácticamente todos los proyectos solistas de Mick Jagger. Ni uno solo de ellos ha funcionado comercialmente.

Finalmente en 1985 y en medio de la turbulencia con los demás integrantes de las piedras rodantes, Mick Jagger hizo algo que ya habían intentado Keith Richards, Charlie Watts, Bill Wyman y Ron Wood, esto es, un disco solista. El resultado fue She's the Boss, cuyo video de "Just another night" fue transmitido ad nauseaum por MTV y por casualidad, a menos que habláramos de abierta payola, pasó tres semanas consecutivas en el primer sitio en el Top 20 del canal, suerte que no repitió en Billboard donde la canción apenas llegó al sitio 43 y el disco no fue más allá del casillero 75. Fue, sin duda, un fracaso comercial pese a la alharaca donde, para acabarla, un músico jamaiquino acusó a Jagger de haberle pireatedo "Just another night". (Ah, y She's the Boss recibió también cinco estrellas por parte de Wenner). 

Ni una sola producción solista de Mick Jagger ha tenido éxito. ¿Y saben por qué? Porque el autor del sonido inconfundible de los Rolling Stones es Keith Richards, quien sin embargo necesita de una contraparte para funcionar, lo cual explicaría que sus discos solistas con su grupo Xpensive Winos, también resultan infumables. Como solistas, los dos simplemente no funcionan, fórmula que también ha fallado cuando colaboran juntos, como ha sido el caso de productos olvidables como Voices of Babylon. Sin Richards, Mick Jagger es simplemente un intérprete bueno, sin duda, pero incapaz de desarrollar una imagen que nada tenga que ver con el grupo al que ha pertenecido desde 1963. Los fans saben esto mucho, mucho mejor que el señor Wenner.



Actores que brincan sin éxito hacia otros géneros

Jim Carrey ha sido uno de los actores más rentables de Hollywood... mientras haga películas cómicas pues de lo contrario no atrae a la taquilla ni a sus familiares pese a que lo ha intentado en por lo menos cinco ocasiones, las más conocidas The Truman Show, donde su rol era medio gracioso al principio pero terminó con un dramatismo que ahuyentó a sus seguidores, o bien The Cable Guy, donde aplicó una dosis de humor negro que tenía como claro objetivo sacudirse la imagen de payaso-gesticulador-buena-onda y pasó a un rol más serio con 23, película malísima por lo demás y donde Carrey buscaba que oscarín el de Hollywood le hiciera un guiño. Sorry.

Extrañamente, parece más sencillo emigrar del drama a la comedia como lo han demostrado Robert De Niro, Tom Hanks y Robin Williams, entre otros. Los espectadores, por ejemplo, adoran a Meg Ryan en las comedias románticas pero ni de fiado van a verla cuando desempeña roles dramáticos. Es el caso de When a Man Loves a Woman --dirigida por Emmanuel Lubezki-- donde Ryan es una alcohólica que abofetea a su hija cuando ésta le pide que deje de tomar. ¿Quien imaginaría a la adorable Kelly de Tienes un e-mail haciendo semejante cosa? Lo mismo ha sucedido en otras cintas donde igualmente Ryan es rechazada por un público que la encasilló y pagará por verla como esa rubia enamoradiza en busca del hombre ideal, sobre todo si éste es Tom Hanks, con quien ha logrado una química bastante lucrativa.



La carrera histriónica de Madonna

"Un sueño imposible para Madonna" de la revista MAD presentaba a Madonna sosteniendo un Óscar, eso allá por 1985. Desde entonces la historia no ha cambiado. Madonna ya está en el Salón de la Fama del Rock and Roll --inmerecidamente, dicen algunos--, ha vendido más de 200 millones de discos en su carrera y es un icono cuya trayectoria ha durado casi tres décadas. Pero su carrera como actriz, o más bien sus esfuerzos para convertirse en tal, han resultado desastrosos. Todo inició allá en los ochenta cuando Madonna apareció en un par de películas donde se le veía con su indumentaria estrambótica, y miles de jovencitas vestidas como ella iban al cine a verla, algo que la cantante nunca pudo separar del hecho de que en realidad supiera actuar, algo así como las cintas de Elvis Presley. Pero Elvis sabía de sus limitaciones como actor malito y jamás se propuso ir más allá. Madonna sí.

El primer fracaso fue Shangai Surprise, donde aparece con Sean Penn y que fue producida por el ex beatle George Harrison, quien perdió una fortuna en el proyecto. Luego vendrían otras películas igualmente malas que evidenciaban la terquedad de Madonna por posicionarse seriamente como actriz, entre ellas Dick Tracy, donde el protagonista era su entonces amorcito Warren Beatty, un actor que jamás ha conseguido que una de las películas que produce sea financiable. Y así como alguna vez dijo que la pérdida de su virginidad había sido "un paso más para cimentar mi carrera", la cantante se separó poco después de su coestelar Sean Penn para más tarde casarse con Guy Ritchie, un cineasta casi 10 años mejor que ella. Vendría entonces el intento más descarado para que la nominaran al Óscar con otra versión de Evita la cual no pasó de ser otra mediocridad que costó millones de dólares en publicidad y luego participaría brevemente en una película de James Bond donde, obviamente, ella cantaba el tema principal. 

No conforme con ello, Madonna fue dirigida por Ritchie en Swept Away, un catastrófico remake que fue hecho pedazos por la crítica, esta vez con absoluta razón. Y algo que no habla mucho de la terquedad --que seguramente ella confunde con ambición-- tras este fiasco Madonna se separó de Ritchie, como si éste hubiera sido culpable de ese fracaso taquillero

El hecho es que Madonna, simplemente, no sabe actuar. Y a estas alturas de su vida es difícil que algún día lo consiga.

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1 comentarios

manuel_loredo escribe 08.05.11

En honor a la verdad y como fan de los Rolling Stones debo decir que sus discos solistas no funcionan simplemente porque está encasillado con su grupo y no necesariamente porque sean discos malos, muchas de esas canciones son distintas y les mete muchos sintetizadores, instrumento al cual los otros Stones, bueno, Keith Richards, se han opuesto desde los años sesenta.

 

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