fasenlínea.com |
Versión impresión
Recuento de excesos del rock and roll impreso vía el director de Rolling Stone
MARZO, 2018.
En 1967 un estudiante de periodismo en la Universidad de Berkeley de
nombre Jann. S. Wenner obtuvo un préstamo de 10 mil dólares para crear
una revista que, según dijo años después, "tenía como objetivo cubrir la
música no solo en su aspecto artístico sino en sus repercusiones dentro
de la sociedad". El primer ejemplar llevaba en portada a John Lennon en
el set de la película Cómo Gané la Guerra. La cinta tuvo escaso
éxito, no así la revista, de nombre Rolling Stone y a la cual
rápidamente sus lectores ubicaron como parte de esencial de la
contracultura en los años sesenta.
A las pocas semanas Wenner recibió una misiva enviada por los abogados
de los
Rolling Stones donde le exigían cambiar
el nombre de su revista o atenerse a las consecuencias legales. Wenner
llamó a Mick Jagger, quien no estaba enterado de la demanda. Tras una
breve plática entre ambos, se acordó retirar todos los cargos en el
entendido de que Jagger "estaba al tanto del proyecto". Según Joe Hagan
autor de Sticky Fingers: The Life and Times of Jann S. Wenner and
Rolling Stone, el acuerdo "incluía mencionar a Jagger y los Rolling
Stones en buenos términos cada vez que aparecieran en la revista",
entendiéndose "buenos términos" alabar exageradamente, con una barnizada
crítica apenas invisible, la historia musical del legendario grupo
inglés. Ahora comprendemos --o más bien, corroboramos una vieja
sospecha-- que Rolling Stone fuera la única publicación impresa
de peso en Estados Unidos que le diera calificación de "excelente" al
Dirty Work (1986) y a los discos solistas de Mick Jagger,
mediocridades ante aun los fans más consumados suelen voltear hacia otro
lado.
Sticky Fingers (título de uno de los álbumes de las piedras
rodantes, lo cual no viene a ser coincidental) es el resumen, por un
lado de la biografía de Jann S. Wenner. El otrora magnate editorial --de
quien escribió el columnista Jonathan V. Last, "el rock era lo que para
Hugh Hefner
eran las mujeres-- llevaba años buscando un biógrafo "serio y
respetable". En una reunión le presentaron a Hagan, colaborador de
The Wall Street Journal, entre otras publicaciones. La química entre
ambos fue instantánea: Wenner le ofreció lo que en el negocio editorial
se llama full access a toda la información que requiriera el
biógrafo, incluidos los números privados de varios músicos y
colaboradores.
Pero algo pasó: cuando Hagan logró "abrir" y asincerar a sus
entrevistados, muchos de ellos expusieron al verdadero Jann S. Wenner, y
no precisamente con los mejores adjetivos o referencias. El más notorio
de ellos fue
Paul McCartney, quien atribuye aquí al
editor el haber transformado a Lennon en "el todo" de los Beatles;
"luego que John fue asesinado pasó a ser el mártir, el Buddy Holly del
grupo (...) los otros tres nos convertimos en meros comparsas". Dado que
Hagen también aborda lo que realmente pasó entre la relación de Wenner
con John Lennon --cuando éste murió apenas comenzaba a restañarse una
relación dañada por casi diez años-- el endiosamiento de Lennon
viene a ser interpretado como un acto de contrición del editor.
Cómo única condición, Wenner había pedido a Hagan que le mostrara el
manuscrito antes de su publicación final. Al leerlo, el editor se
escandalizó y exigió "recortar" o "maquillar" varios capítulos. "La
verdad, para alguien que siempre ha dicho a sus periodistas y
colaboradores que reporten la verdad por más incómoda que resulte, su
reacción (de Wenner) me desubicó totalmente", dijo Hagen en una
entrevista posteriormente. Wenner rompió la relación con su biógrafo una
vez que éste le dijo que el libro ya se encontraba en impresión.
Aparecido originalmente en octubre, Sticky Fingers es, podríamos
decirlo claramente, la biografía definitiva de Jann S. Wenner. Por
tanto, contiene episodios bastante interesantes, entre otros cómo era la
vida al interior de las oficinas de la revista, de cómo un grupo de
hippies bohemios, simpatizantes del Che Guevara y autodenominados
motores de la contracultura estaban igualmente obsesionados con hacer
dinero junto con un desmedido apetito sexual.... y el consumo de drogas,
particularmente cocaína. "Eran los locos setenta y las fronteras entre
lo que era permisible y lo que no lo eran se habían borrado por
completo", dice uno de los entrevistados por Hagen.
Es el caso de la fotógrafa Annie Leibovitz, autora de varias de las
portadas embleméticas de Rolling Stone donde destacan las tomadas
a Norman Mailer, a Jack Nicholson, a Marlon Brando y decenas más. "Luego
de las sesiones, una manera común de celebrar era una tarde de sexo
entre modelo y fotógrafa", escribe Hagan, "eso incluía tanto a hombres
como mujeres". Leibovitz no era una mujer atractiva pero, añade, "era
experta en hacer más cosas en un cuarto oscuro que simplemente revelar
rollos de película".
En 1976 la revista muda sus oficinas de San Francisco a Nueva York,
entre otras cosas porque el acceso a la gente poderosa del
entretenimiento es más fácil. Sin embargo como resultado el consumo de
drogas también enloquece al staff de la revista.
Otros flashazos: Wenner entrega como premio por su "buen trabajo"
bolsas de cocaína a sus reporteros más aventajados, visitas de
celebridades como el bailarín Mikail Barishnikov, Jim Belushi y Ruchard
Gere se quedan dormidos sobre el sofá de la oficina tras consumir
pastelillos hechos con mariguana. El reportero que garantiza cocaína
ilimitada a los grupos de rock que piensa entrevistar y entrega como
requisito a su representante antes de cualquier otro trámite.
Hay un capítulo, La Mejor Portada Jamás Publicada, que
seguramente tuvo mucho que ver con el enojo de Wenner. Ahí se narra el
rompimiento de Jann S. Wenner con John Lennon, quienes habían acordado
una entrevista, titulada como "Lennon recuerda". Era más bien una larga
charla entre amigos donde el ex beatle, aún dolido por el rumbo que
había tomado el grupo, se expresó pésimamente de sus compañeros del
grupo, de Brian Epstein ("sabes, cuando supe que murió no podía ocultar
ese sentimiento de 'bueno, mejor que haya sido él a que haya sido
yo...'") y de otros cercanos en la historia del grupo.
Wenner publica la entrevista pero quedó mucho material fuera por lo que
decide publicar un libro. Lennon se da cuenta que en esa conversación,
realizada entre el denso humo de la mariguana, ha hablado de más y pide
a Wenner que se abstenga de publicarla. Éste alega su "deber
periodístico" y lanza el libro, con gran éxito de ventas. Lennon quedó
profundamente dolido al punto que los dos ya nunca se dirigieron la
palabra.
Pero Leibovitz intercede. Dado que John y Yoko no habían perdido la
amistad con ella, a fines de 1980mse acuerda que Lennon aparecerá en la
portada de la revista para promocionar Double Fantasy, su nuevo
disco. Lennon responde que "sin Yoko conmigo no hay foto" y obtiene su
venganza tardía al doblegar a Wenner y hacerlo que ceda en casi todas
sus peticiones. Como se sabe, horas después de tomada esa foto Lennon
sería asesinado a las afueras del Dakota.
Según Hagen, Lennon optó por dar la primera entrevista a Playboy
en vez de Rolling Stone como parte de esa venganza. Según Hagen,
Lennon dijo: "Habríamos tenido la entrevista con Rolling Stone
solo que luego de lo que Jann hizo esa chingadera, tu sabes,
Playboy se llevó la entrevista". De hecho, días antes Cott había
entrevistado a Lennon pero Wenner le dio preferencia a una edición
conmemorativa donde aparecen Lennon y Yoko, y la cual vendió dos
millones de copias. Tuvieron que pasar varios años para que Wenner y
Cott, uno de los colaboradores más veteranos de Rolling Stone,
restablecieran su amistad (la entrevista de Cott con Lennon se mantuvo
inédita hasta su publicación en el 2015).
Hagen también abunda en la historia de Rolling Stone y su
contribución a la cultura popular norteamericana, de cómo una
publicación que decía oponerse a la guerra en Vietnam años después
publicaría anuncios del ejército en sus páginas, de cómo había pasado de
centrarse en figuras del rock a artistas de Hollywood, escritores,
intelectuales e incluso deportistas. Muchos de esos artículos y
entrevistas son de alto nivel, otras se han olvidado en el tiempo (¿es
que alguna vez hubo un pitcher llamado Mary Fydrich?)
Los últimos años Rolling Stone no han sido buenos: además de convertirse
en vocero oficialista de Barack Obama (es el presidente que más veces ha
aparecido en su portada), las ventas se han ido en picada, a lo que debe
agregarse el artículo sobre una supuesta violación en un campus
norteamericano y de la cual la revista tuvo que pagar 14 millones de
dólares por daños y prejuicios al comprobarse que la información esa
falsa, afectando seriamente sus finanzas.
Tratándose de una biografía-oficial-siempre-no-oficial, Joe Hagen nos
trae una interesante retrospectiva en torno al credor de una de las
revistas más importantes de Estados Unidos. Pero si asumimos que las
ventas de Sticky Fingers han sido bajas desde que el libro salió
a la venta, supondríamos que no es mucha la gente a a que interese la
vida de Jann S. Wenner. Hace un par de meses Rolling Stone
finalmente fue vendida a otro conglomerado, por lo que el futuro de la
revista literalmente se encuentra en un limbo. De cualquier modo éste es
un libro interesante para conocer más sobre el modo en que se movía el
ambiente editorial norteamericano en los años 70. Literalmente, como una
piedra rodante.
Sticky Fingers:
Joe Hagen
Knopf/2018
Textos relacionados