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Pifias históricas: Milli Vanilli recibe el Grammy

Este enunciado basta para definir un fraude en la música pop mundial y que de farsa hasta cierto punto divertida, que se transformó en tragedia cuando uno de sus protagonistas optó por el suicidio

MAYO, 2007. El make-believe, la fachada, el maquillaje de artistas de talento limitado pero agraciados en lo físico no empezó con ellos, por supuesto: The Monkees no sabían tocar ni un instrumento y en la música disco abundaron los verdaderos "cirujanos" capaces de convertir un masacote en producto audible. Sin embargo nadie se engañaba, ni mucho menos despreciaba a los demás ni tampoco asumía una actitud desafiante; los Monkees eran una "respuesta" en términos comerciales a los Beatles, pero ni aun el más neófito en música los compararía en calidad artística.

Eso por un lado, pues por el otro, los Milli Vanilli engañaron escandalosamente no sólo al público sino a una disquera multinacional, a la Academia que otorga los Grammys, a MTV, a los críticos y, al final, a los mismos "cantantes", incapaces de soportar el peso de la verdad.

Todo empezó en Alemania, cuna, como se sabe, del eurodisco, primero con Donna Summer y luego con Silver Convention. Frank Farian deseaba ser algo así como el émulo de Giorgio Moroder, productor de Munich y arquitecto del eurodisco. Los deseos de Farian comenzaron a ser realidad cuando creó a Boney M, grupo donde era acompañado de tres chicas originarias de Trinidad. Para fines de los setenta Farian ya había conseguido varios hits, entre ellos "Rivers of Babylon", "Ma Baker" y "Rasputin". Pero una vez que amainó la oleada disco Farian también quedó a la deriva, por lo menos algunos años, hasta que supo de Fav Morgan y Rob Pilatus.

Los dos últimos llevaban varios años trabajando como modelos --parte de la leyenda, no confirmada, dice que también participaron en películas porno-- y además poseían gran magnetismo físico entre las mujeres. Farian quedó impresionado: aquellos dos muchachos eran lo que necesitaba para volver a tener un producto vendible; si Moroder lo había hecho con The Human League y Malcolm McLaren con Bow Wow Wow, ¿qué le impedía lanzar un mismo producto?

Lamentablemente había un problema: ni Fav ni Rob sabían cantar; eran buenos para las escenografías pero su vez era lastimosamente mala. Sin embargo ahí quedaba la posibilidad de modo que ¿quién pensaría que dos tipos con rostros tan agraciados no podían cantar? ¿A quién le importaba realmente?

La otra baraja de Farian era unos músicos de sesión que habían desarrollado un pop sazonado con un rap irresistible. El asunto es que no eran sexys y, de hecho, eran lo contrario de Fav y Rob. ¿La solución? Sencilla; unos cantarían las canciones y otros las presentarían al público, algo así como esos músicos de sesión invisibles y que en la música pop son intercambiables. La diferencia es que esta vez se trataba de dos voces que, en apariencia, iban a revolucionar a la música pop de los años noventa.

Parece chascarrillo, pero fueron las compañías disqueras las que perseguían a Milli Vanilli y no alrevés, como sucede con más frecuencia. Fue finalmente Arista Records de Clive Davis la que se llevó la firma; Farian, Fav y Morgan pronto lanzaron el álbum Girl You Know it's True (nótese el sarcasmo del título, "Tu sabes que esto es verdadero") que, como se esperaba entró al Top Ten como cohete con temas como el que da nombre al disco, "Baby, Don't Forget my Number" y "Girl, I'm Gonna Miss You". Las palabras "baby" y "girl" tenían un abierto mensaje al público femenino que cayó ante los pies de Milli Vanilli; más de tres millones de copias vendidas de su álbum debut y nominación al Grammy el cual se llevaron como mejor del año; participaron también en los programas Spring Break de MTV y aparecieron en las revistas juveniles más importantes de Estados Unidos y Europa.

Quizá las cosas no habrían pasado a más sin las declaraciones de Fav Morvan y Rob Pilatus. Acusaron de mediocres a los demás cantantes de moda, ubicaron a su Girl You Know It's True con una obra maestra del pop superior al Sgt. Pepper y gustosos llevaban una vida "acorde a nuestros estatus de talentosas estrellas", como llegó a decir Fav. Condicionaron las entrevistas únicamente a preguntas que a ellos interesaran y hasta llegaron a autonombrarse "revolucionarios" de la música pop. La broma era tomada muy en serio por los miembros de Milli Vanilli.

Pero cuando el dúo recibió el Grammy las cosas ya habían ido demasiado lejos, sobre todo porque los cantantes originales aún no recibían un centavo de lo que Farian les tenía prometido, lo cual incluía el lanzamiento de un nuevo grupo (casi al mismo tiempo, durante una presentación en MTV, el disco "se rayó" en plena presentación con lo cual Morvan y pilatus tuvieron que bajar apresuradamente del escenario. La excusa fue baladí: se había acudido al playback porque uno de los miembros sufría de gripe, no podía cantar, y como no podían cancelarse los compromisos adquiridos, al dueto no le quedó otra opción.

La prensa insistió en que Milli Vanilli escondía un fraude pero Arista Records, al menos al principio, los apoyó aunque reconoció que nunca los había visto cantar en vivo. Finalmente los dos se sometieron a un escrutinio, con resultados desastrosos; días después Farian, Morvan y Pilatus admitirían el fraude: esas extraordinarias y rítmicas voces pertenecían a unos cantantes de sesión. "Nosotros queríamos cantar pero Frank (Farian) no lo consideraba una buena idea", apuntó Pilatus. "Queríamos también que la farsa terminara pues nos estaba afectando emocionalmente". Nadie sabe si estas delaraciones eran por mero cinismo o una auténtica confesión.

Tras el escándalo, Arista Records rescindió el contrato y los borró de su discografía. Se les obligó a devolver su Grammy tras lo cual quedaron como apestados ante un público que hasta hace poco los adoraba. Todavía así, una pequeña disquera se animó a producir un álbum titulado Rob and Fav donde el dueto realmente cantaba y, en triste ironía, no lo hacía tan mal. Sin embargo y previsiblemente, los críticos tomaron este disco como "otra broma" mientras los antiguos fans simplemente sonrieron pero no compraron el disco de modo que éste se hundió sin remedio y el dueto quedaba disuelto poco tiempo después.

Pero si bien para todos Milli Vanilli era una broma, para Rob Pilatus el asunto era más serio. Muy pronto se declaró en quiebra mientras su compañero se hundía en las drogas y la soledad hasta que fue encontrado muerto en Los Ángeles, víctima de una sobredosis en una vida que terminó como la de un mendigo. Pero a todo esto ha seguido una reconsideración de muchos fans, sobre todo en Internet, donde Milli Vanilli ya fue perdonado desde hace tiempo. Sin embargo esta pifia se empareja con lo que Malcolm McLaren (otro experto, como Farian, en desplumar a consumidores incautos) llamó The Great Rock and Roll Swindle, es decir, la gran estafa que, en este caso, perteneció al género pop.

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reyleonardo35 escribe 20.05.07

Recuerdo cuando me enteré que los Milli Vanilli eran un fraude y unos payasos. Me reí mucho porque consideraba que se lo merecían, pero al enterarme que uno de ellos optó por el suicidio me parece triste porque el público debió haberles dado otra oportunidad y porque quizá no sabíamos hasta dónde le iba a afectar a Pilatus. Esto debiera servir de ejemplo a esos aspirantes a artistas que creen que solo con el físico van a triunfar.

john_pirulero escribe 18.05.07

Milli Vanilli, hace ya buen rato que no escuchaba de ellos. Y si bien coincido con lo que dicen, creo que gran parte de la culpa la tuvo el señor Farian al aprovecharse de dos jóvenes que deseaban se famosos sin medir las consecuencias. Es una lástima que las cosas hayan terminado así pues a lo mejor se hubieran hecho famosos si desde el principio cantaran ellos mismos. Hay muchos "artistas" que cantan horrible y venden muchos discos, aun después de muertos, como ocurre hoy aquí en México.

 

 

 

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