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Grandes corrientes del siglo XX: el comunismo

Casi 50 años después de la muerte de su autor, llegaría a conquistar una tercera parte del planeta para después desmoronarse para sorpresa de simpatizantes y críticos. Su idealismo original terminó en represión, espionaje e improductividad. Es preciso repasar esta doctrina conforme nos acercamos al primer siglo de consumada la revolución rusa

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ENERO, 2010. Aunque los ideales de igualdad y propiedad comunitaria se enarbolaron seriamente por primera vez durante la revolución francesa, fue el alemán Carlos Marx quien formalizó ese ideal a través de sus escritos y de un libro clave, El Capital, el cual en su edición original contenía menos de 40 páginas. Fue también Marx quien diseña y aplica los términos a su nueva doctrina, muchos de ellos neologismos para su época, como praxis, condición-objetiva-subjetiva, plusvalía y enfoque social. Igualmente perfiló el campo de batalla entre dos fuerzas, el proletariado y la burguesía. Para explicar las contradicciones resultantes de ese choque Marx propuso lo que llamó dialéctica (a la que después se agregó el "marxista") el cual llevaría, al final, al final de una sociedad clasista, la etapa final a la que denominó comunismo, en la cual la clerecía, el lucro, la acumulación de capital y las envidias humanas habrían desaparecido del planeta.

Al morir Marx quedaron muchos de sus seguidores esparcidos por buena parte de Europa, y aun Estados Unidos, donde Marx había publicado varios de sus textos en un periódico neoyorquino. Sin embargo para 1870 el triunfo de la revolución industrial parecía garantizado y las ideas marxistas se veían como una propuesta descabellada que jamás sería implantada en el mundo. No pudo haberse concebido un error mayor.

Para finales del siglo XIX Marx es reconsiderado y revalorado entre las generaciones que exigían un cambio en las estructuras económicas. A la revolución industrial le habían acompañado extenuantes jornadas con pagos injustos, algo que confirmaba, por ejemplo, la teoría de la "plusvalía" donde el patrón se quedaba con ese "esfuerzo extra" del empleo al vender su producto final y que no le era recompensado al trabajador. Ello dio lugar en Gran Bretaña a la creación de sindicatos y en Chicago, a la muerte de varios trabajadores que buscaban mejores condiciones laborales.

Casi medio siglo después de publicado el Manifiesto, Rusia se convirtió en el primer país del mundo en adoptar un sistema comunista. Se abolió la propiedad privada de los medios de producción y los obreros pasaron a depender de los komizariat, es decir, representantes del Estado ante sus fábricas mientras que el campo, también expropiado, fue convertido en koljós, o propiedades comunales. Se cambió el nombre a Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, así como su bandera, y se instauró la educación socialista. Tras la muerte de Lenín, su creador, y con la llegada de Joseph Stalin, se intensificó la persecución religiosa dentro de la máxima leninista de que se trataba del "opio del pueblo".

Y dado que al comunismo se le consideraba un movimiento "humanista", encontró innumerables simpatías en las universidades y periódicos con influencia mundial. El caso más conocido fue el de Walter Duranty, corresponsal de The New York Times en Moscú y quien por varios años escondió la verdad de lo que pasaba en el inmenso país; pese a que en 1933 murieron alrededor de 2 millones de rusos de hambruna producto de la "repatriación", Duranty no reportó una sola palabra de ello y los consideró "rumores".

Hasta 1945 la URSS era el único país declarado comunista del mundo. Sin embargo y con su participación como aliado en la segunda guerra mundial, al término de ésta se convirtió en superpotencia que llegó a disputar la supremacía del planeta con los Estados Unidos. Y aunque se consideró por muchos años que ese despegue era consecuencia de su ideología, lo cierto es que sus logros se consiguieron, primero, a que el gobierno norteamericano permitió que se le transfiriera tecnología esencial durante los años del conflicto y, luego, a una red de espionaje. (En su libro Liberal Fascism, Jonah Goldberg señala que la celebrada puesta de la URSS en el espacio del primer hombre se debió a un proyecto que ya se manejaba desde el gobierno de Harry Truman pero que se le descontinuó por inviable. Ese documento cayó posteriormente en manos de la KGB).

A diferencia de otras revoluciones, la rusa proclamó que el comunismo era una doctrina "internacionalista", esto es, que estaba destinada a gobernar a todo el mundo. Luego de devorar a Polonia, Hungría, Rumania, Checoslovaquia y otros más, la URSS logró en 1959 su primer punto en el continente americano, en Cuba. A lo largo de los sesenta y aun los setenta el comunismo seducía a más países, buena parte de ellos recién independizados. En otros casos, como Vietnam, se aplicó tras inflingir a Estados Unidos una de las derrotas militares más dolorosas de su historia.

En 1975 el columnista George Will provocó un escándalo al publicar en Newsweek que tenía "documentación que no deja duda alguna que existe una quiebra financiera en la URSS". El embajador soviético en Washington protestó al respecto y exigió a Will que presentara las pruebas y proporcionara el nombre de quien "filtró" la información, a lo cual Will lógicamente se negó. Al año siguiente ese semanario de tendencia centroizquierdista publicó un reportaje "de fondo" sobre la URSS que intentaba desmentir, o al menos relativizar, que ese país se encontraba en bancarrota.

Al morir Breznhev en 1983 se registró una pequeña lucha interna por el poder. Fue reemplazado por Yuri Andropov, un tenebroso ex jefe de la KGB quien falleció año y medio más tarde para a su vez ser sustituido por Konstantin Chernenko, un burócrata de media tabla que ya llevaba varios años enfermo. En 1895 también murió y en su lugar entró Mijail Gorbachov, un "joven" dentro del Soviet Supremo pues contaba con apenas 57 años. Fue éste el primero en dar la razón a Will y a otros críticos al señalar que existía "una profunda crisis en la URSS" y que urgía reparar las "fallas del sistema socialista" el cual, agregó, "jamás desaparecería... quienes piensen en esta posibilidad no son más que unos ilusos, seducidos por el falso oropel del capitalismo, que sigue siendo nuestro principal enemigo". Para el efecto condensó su programa en dos palabras "glásnost" (apertura) y "perestroika" (reestructuración). Pero lo que se pensaba sería planeado quedó fuera de control y se dispersó a los países satélites de la URSS. En 1989 Gorbachov ordenó abrir el Muro de Berlín, símbolo de la guerra fría y principal punto de negociación frente a Occidente. Menos de un año después desaparecía la Unión de Repúblicas Socialistas, y tras una breve transición renació Rusia, con su bandera de la época zarista incluida.

Un sistema inviable

Desde el momento mismo de su desaparición se utilizaron todo tipo de justificaciones por parte de catedráticos y analistas, en especial quienes aseguraban que todo se debió a que en realidad no se había implantado un comunismo sino que una burocracia se había valido de la dialéctica marxista para enquistarse en el poder, y otros más aseguraban que desde el principio se llamaba comunismo estaba muy lejos de la propuesta original. Sin embargo cuando aún existía la URSS ni un solo criticó reparó en ello y clamaba, ilusionado, que ahí se estaba construyendo el paraíso obrero; en ningún momento denunciaron lo que andaba mal y, más aún, cuando alguien se salía del lineamiento como, por ejemplo, criticar la invasión de los tanques rusos en Praga en 1968, se les atacó acremente, aun cuando fueran "compañeros de lucha".

Fueron tres básicamente los conceptos erróneos que resultaron en la caída del comunismo, que junto con el fascismo fueron los experimentos más radicales y sangrientos salidos en el siglo XX:

a) Una sociedad igualitaria no ha existido, existe ni existirá jamás. Los bolcheviques aprendieron poco de lo ocurrido durante la revolución francesa cuando, en nombre de la igualdad, se desató una persecución de quienes no opinaran igual y dio por resultado un gobierno que terminó carcomido por su propia corrupción. Y por tanto repitieron el error de Robespierre y su séquito, que en búsqueda de la igualdad eliminaron a quienes no lo eran, y quienes constituían la mayor aportación que se había dado a la sociedad hasta el momento. Cuando se insiste en la "igualdad" se hace en términos económicos en el entendido que para ser "igual" hay que ser "obrero" o "campesino", es decir, "pobre".

Pero aun si todos llegan a ser "pobres", siempre habrá alguien más arriba, que en el caso de los regímenes comunistas fue lo que en Rusia se llamó nomenklatura, un ente conformado por los altos jerarcas, sus familiares y sus allegados. Su esencia se ha reproducido en todos los países que en algún momento adoptaron el comunismo como forma de gobierno, desde Cuba hasta Laos pasando por Camboya y Polonia.

b) El dogmatismo. Tremenda ironía el que una doctrina política que pugnaba por la desaparición de los "iconos" y la veneración llegara a considerar semidiós a Stalin y hubiera impuesto un enfermizo culto a la personalidad. E irónico, también, que se hubiera propuesto abolir a la religión y cayó en los mismos errores que ésta cometió durante los años del oscurantismo.

El dogmatismo suele ser ominoso. Cuando ase cae en él el mundo queda atrapado en el presente, o en el pasado, si posibilidad alguna de ver más allá. Adicionalmente, el dogmatismo también nos lleva a peligrosos radicalismos. Lo paradójico es que el marxismo dogmático tenía como centro de veneración a Marx, quien escribió que el mundo estaba sometido a una serie de cambios y que nada era eterno; de hecho el mismo pensador se habría extrañado de ver lo que ocurría en la URSS pero contradictoriamente se mostraría satisfecho de ver que lo que en su tiempo era considerado mera utopía estaba en construcción a inicios del siglo XX. El fin justificaría los medios, concluiría sin duda.

El dogmatismo llevó a la Iglesia católica a la Inquisición durante la Edad Media, algo que se repitió con la era del terror posrevolución francesa y las masacres que siguieron tras la revolución rusa. Los países que han logrado prosperar han tenido que ceder ante situaciones que en otro momento eran considerados intocables. Con tal de mantener sus privilegios, el gobierno soviético se valió de esos dogmas para aniquilar a sus enemigos.

c) La incapacidad para producir riqueza. Como primer paso para la instauración del comunismo, el Estado confisca la riqueza de unos para repartirlas a otros, situación que suele proporcionarle enorme popularidad entre la población. El siguiente paso es organizar a los obreros y a los campesinos para que produzcan los bienes necesarios. Pero sin excepción, todo gobierno comunista jamás ha rebasado las cuotas de producción fijadas, y ello se debe en gran parte en que se elimina todo afán de lucro, principal motor para la creación de riqueza. Las jerarquías comunistas siempre han confundido el lucro con la avaricia, razón por la cual a los trabajadores se les aleccionó a cumplir sus cuotas y nada más pues lo contrario promovía la moral burguesa.

Asimismo y por más que se alcanzaran las cuotas, éstas eran distribuidas por el Estado, una situación en la cual el obrero percibía lo mismo pese a haber trabajado más. Una estructura así necesariamente tendería a estancarse.

Asimismo y por más que se alcanzaran las cuotas, éstas eran distribuidas por el Estado, una situación en la cual el obrero percibía lo mismo pese a haber trabajado más. Una estructura así necesariamente tendería a estancarse.

Hubo muchos otros factores, naturalmente, pero todos quedan relacionados en una u otra manera con los tres aquí mencionados.

¿Qué en el futuro volverán a enarbolarse los postulados para reinstaurar la "dictadura del proletariado" en el mundo? Apenas cabe razón para dudarlo, y de hecho existen claros intentos hoy en Venezuela, Bolivia y Ecuador. Pero al final resultarán en lo mismo. El "socialismo vegetariano" al que aluden Carlos Alberto Montaner y Mario Vargas Llosa, entre otros, ha sido la tónica que mejores resultados ha proporcionado a la izquierda la cual, mientras esté más alejada de las tesis marxistas duras, funcionará mejor.

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