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Entre vaqueros y policías impresos

Surgidas ante el declive del cómic más tradicional, El Libro Vaquero y El Libro Policiaco han sido criticadas por ser nacas o por ser lectura de arrabal. Sin embargo, son preferibles a la basura que hoy vemos en TV mediante reality shows o mediocres programas de variedad. Todo aquello que fomente lectores merece el buen comentario

FEBRERO, 2013. En algunos círculos, aceptar que se lee El Libro Vaquero o El Libro Policiaco es tan deleznable como ponerse una camiseta del América y enseguida arriesgar la integridad física metiéndose al estadio de las Chivas; "esa es lectura para nacos", dijo una ex novia hace años. Pero no creo, francamente, que se alcancen niveles de naquez inferiores al presentado por quienes se hicieron fans fervientes de Rebelde, Patito o Big Brother. Por lo menos los compradores de ambos cómics semanales demuestran tener nivel funcional de lectores, algo que no me termina de convencer respecto a muchos que hoy aparecen en televisión, incluido nuestro el actual inquilino de Los Pinos.

Obviamente el lector de El Libro Vaquero no va a conservar algún clásico de la literatura en sus anaqueles, pero al menos mantiene ese magnífico ejercicio, que es el de la lectura. Para buena parte de la llamada contracultura, leer cómics como V for Vengeance es hacerle al justiciero anticapitalista, y sin embargo los seguidores de El Libro Policiaco le parecen vergonzosos cuando al final ambos beben la información a través de la palabra aderezada con imágenes. ¿La calidad? Confieso que leí el libro de Alan Moore y concluí que lo busca es revertir la novela 1984 de George Orwell, sobre todo en la denuncia del  autoritarismo de izquierda, pero bueno, nos estamos despegando del tema.

El Libro Vaquero y El Libro Policiaco jamás han aspirado a convertirse en publicaciones de culto. Algunos sociólogos señalaron que existe cierta reivindicación antiimperialista en sus historias porque los indios que ahí aparecen son siempre presentados con respeto. Lo cierto es que, solo por tratarse de un western, no había justificación alguna para tratarlos mal (además, años después Danza con Lobos, de Kevin Costner, hizo de ello una imposición políticamente correcta). Simplemente, se trata de libritos que ofrecen entretenimiento a gente que busca escapar de sus problemas cotidianos, y que de paso, ofrecen a sus editores vivir enteramente de la venta de esos cómics. El sitio web de la revista etcétera estima que cada edición de El Libro Vaquero vende alrededor de 400 mil ejemplares (para darnos una idea, Muy Interesante, entre las más leídas del país, remite alrededor de 90 mil copias, aunque lo hace mensualmente).

Como sucede cuando se da un éxito editorial, todas las teorías tienen algo de real. En el caso de El Libro Vaquero, se le atribuye a que, aunque la historia ocurre en terrenos del Viejo Oeste, sus protagonistas tienen personalidades mexicanas y en ocasiones descienden de mexicanos, a que los forajidos son "güeros" o, que si son latinos, igualmente morirán al final de la historia. Otros piensan que las historias, si bien están llenas de fallas argumentales --personajes que entran y salen inexplicablemente, por ejemplo-- son convincentes para un lector poco exigente, y aun otros apuntan que los curvilíneos cuerpos de las mujeres blancas, con todo y esos escotes impensables en aquellos años, así como las sensuales indias con sus piernas prodigiosas que lucen en sus falditas de cuero, garantizan la venta de cada siete días.

El Libro Vaquero salió por primera vez en 1978 dentro del sello Novedades Editores y rápido adquirió lectores, esto en un momento que los cómics mexicanos comenzaron a sufrir un declive y la Editorial Novaro, que por décadas había dominado el mercado de las revistas "de monitos" atravesaba por una crisis administrativa (cerró definitivamente en 1985 cuando su equipo de impresión se perdió con el temblor de ese año). Las ventas fueron subiendo junto con otras publicaciones de la misma editorial, entre ellas El Libro Semanal --romances envueltos en maxitragedias-- y El Libro Policiaco, que apareció en 1982. En éste las historias se repartían en los departamentos de justicia de Nueva York, Miami y Chicago. Sus protagonistas eran hijos de inmigrantes o gente de color, como el caso de Chicago, donde el detective, descendiente de mexicanos, nunca logra consumar un romance con su compañera, otra detective quien es una negrita muy guapa. 

También aquí, incluso las secretarias y las mujeres policías, usan entallados vestidos con faldas muy cortas, pero los villanos suelen ser miembros de la mafia rusa, italiana o traficantes latinoamericanos. Son argumentos policiacos que difícilmente desbancarían a Agatha Christie, pero si entretienen y venden, ¿cuál es la objeción?

Muchos grandes escritores reconocieron haber entrado al mundo de le lectura a través de los cómics, entre ellos Juan Villoro, quien gustaba de leer Superman cuando era niño, o Carlos Monsiváis, quien llegó a aceptar que leía El Libro Vaquero con regularidad. Además de ello y luego de leer varias ediciones de ambos títulos, no encontramos una sola falta ortográfica en ellos, bueno en español, porque a veces escribían nigth como night en inglés. El lenguaje empleado dista mucho de ser soez y algunos guiones son tan entretenidos e inesperados como una ida al cine. Abunda el cliché, innegablemente, pero si El Libro Vaquero o El Libro Policiaco fomentan la lectura, pocos peros hay que erigir al respecto.

En el 2002 Novedades Editores y el diario que publicaba quebraron y los dos cómics pasaron a ser parte de una nueva editorial. Y según etcétera, pese al auge del Internet, las redes sociales y la caída en el número de lectores mexicanos gracias a la recién destronada Elba Esther, su tiraje no ha variado gran cosa. "La explicación es sencilla: la gente que compra El Libro Vaquero no tiene, y muchas veces ni le interesa, tener acceso a Internet", explicó el especialista en medios Juan Manuel Villalba, "y puede llevar doblada la revista en su pantalón trasero como lo hicieron sus padres y aun abuelos. ¿Para qué cambiar hacia las nuevas tecnologías?"

 

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