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El soul y el auténtico feminismo de Aretha Franklin

Otra leyenda de la música se nos adelanta en el camino, e incorrectamente, su legado se juzga con la óptica actual en vez de hacerlo dentro del concepto histórico que dio lugar a muchas de sus canciones. Un adiós a Aretha Franklin, la también llamada, con justicia absoluta, Lady Soul

AGOSTO, 2018. Se le conocía como Lady Soul por una buena razón. Sin su presencia, el mundo de la música no se habría abierto para las mujeres como sucedió luego de una asombrosa cadena de éxitos que Aretha Franklin tuvo desde principios de los sesenta, Detrás de ella vendrían Janis, Minnie Ripperton, Whitney Houston, Mariah Carey e incluso Beyoncé. Lo importante es que, tras conseguir su contrato --y al contrario de Diana Ross, quien seguía enfocada en los temas románticos que le ordenaba grabar su jefe Berry Gordy-- Aretha Franklin clamaba por respeto a su pareja, como es el título de una de sus canciones más conocidas.

Inevitablemente, tras la muerte de la diva de Detroit pero oriunda de Memphis, se nos ha llenado de información sobre Aretha Franklin que poco o nada tuvo qué ver con las aspiraciones que dieron vida a sus primeros hits. Veamos esto por parte del The New York Times: "Precursora del movimiento #metoo", o ésta del USA Today: "El feminismo pierde a una de sus exponentes más importantes", entre otras más con el mismo tenor, fenómeno parecido al que se dio tras el fallecimiento de David Bowie cuando incluso se le marcó como "líder indiscutible del movimiento LGBT", cuando al fallecer, el cantante ya había regresado a la heterosexualidad.

Pero es inevitable en estos días, esto es, el intento descarado, forzado, por meter el legado de estas figuras de la música a las convicciones del progresismo actual.

Cierto, Aretha Franklin siempre se consideró mujer de izquierda, y rechazó presentarse en las ceremonias de inauguración de las presidencias de George W. Bush de y de Donald Trump. Pero de ahí a llamarle una especie de santa patrona del movimiento #metoo hay una diferencia enorme, una tergiversación deliberada y lamentable de lo que llevó a Aretha Franklin a convertirse en una figura del soul cuyas letras no se limitaban al amor despachado o incondicional.

La futura cantante nació en Memphis en 1943. Era hija de un ministró itinertante empeñado en combinar el aspecto religioso de los afroamericanos con el activismo político al punto que éste fue uno de los amigos más cercanos del también reverendo Martin Luther King. Poco después de morir la madre de Aretha cuando ésta tenía 9 años, el ministro viajó a Detroit; ya para entonces la adolescente Aretha destacaba por su voz potente y modulada; la disquera Motown coqueteó con ella pero al final Aretha se decidió a grabar con Atlantic, del magnate Ahmet Ertegun. fue ahí donde la diva grabó varios de sus clásicos que se convertirían, la mayoría, en hits inmediatos.

Uno de esos temas fue indudablemente, "Respect", de su álbum debut en 1967 el cual suele marcarse como un punto importantísimo en el feminismo de Aretha. Pero da la casualidad que el tema no es de ella sino que fue escrito por Ottis Redding, el malogrado genio que también compuso "Dock of the Bay": su objetivo era muy lejano al feminismo como hoy lo conocemos hoy puws el tema habla de una relación entre un hombre y una mujer donde, como lo sabe cualquier matrimonio, donde se pierde el respeto se ha perdido todo.

Aretha tenía en mente, por supuesto, el tinte feminista de "Respect" cuando la grabó; después de todo este tema fue lanzado en momentos que el abuso doméstico entre las familais afroamericanas estaba en una marca histórica, según un texto de la revista LIFE publicado en 1966. Asimismo, la cercanía con el reverendo King sin duda influyó en sus posturas políticas --por cierto, el doctor Luther King consideraba "degradante" a la homosexualidad, algo que olvidan mencionar sus admiradores-- las cuales se profundizaron tras su asesinato en 1968.

Debemos comprender que, durante la primera mitad de los sesenta, decenas de músicos y cantantes afroamericanos comenzaron a dar muestras de su enorme talento como una forma de manifestar su poderío en una sociedad como la norteamericana que, efectivamente, en los sesenta aún era muy prejuiciada racialmente. Al finalizar los 90 todos ellos lograron ese respeto y reconocimiento pues mientras en 1960 apenas algunos de ellos ocupaban puestos en las listas de popularidad, pero para 1970 los afroamericanos tenían ya una presencia importantísima en la música de ese país, ya fueran Stevie Wonder, Marvin Gaye, War, Hendrix y, por supuesto, Aretha Franklin.

Más que feminista, la lucha de Aretha y otros colegas no fue para clamar por una revolución social que echara por tierra a la sociedad blanca, como torpemente se cree: lo suyo era una lucha para ser aceptados en ese mundo, con todas las de la ley y los mismos derechos. Lo dijo Mohamed Ali en una entrevista en 1972: "No queremos destruir a la sociedad de los blancos, queremos que se nos reconozca igual y del mismo modo sin que en ello se anteponga nuestro color de piel".

De hecho, encima de "Respect", el feminismo de Aretha Franklin se manifestó en mayor parte --y hay que decirlo, en actitud relativamente radicalizada-- en temas como "Sisters Are Doing it for Themselves", un dueto con la ex Eurythmics Annie Lennox. Todavía en ese entonces el feminismo exigía la igualdad de oportunidades para ellas, no solo afroamericanas pero estaba muy lejos de ver a los varones como violadores en potencia y, al final de cuentas, unos seres inferiores.

Lo que debe reconocérsele indudablemente a Aretha Franklin es su gigantesco talento y el poder que daba a canciones que, interpretadas por otros artistas, perdían buena parte de la mística que la diva de Detroit solía imbuirles. Encerrar un legado como el suyo en retóricas sociológicas o más contemporáneas es inútil, tendencioso y demerita el talento de esta mujer cuya voz será escuchada y disfrutada por mucho tiempo, aun después que el feminazismo haya dejado de usurpar al auténtico feminismo.

 

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