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Un problema para amantes de la m�sica

 

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Para ser justos con este escrito es preciso que el destino de la m�sica nos cause el sufrimiento que produce una herida abierta. - �De qu� sufro cuando sufro del destino de la m�sica? De que la m�sica ha sido despose�da de su car�cter transfigurador del mundo, de su car�cter afirmador, - de que es m�sica de d�cadence y ha dejado de ser la flauta de Dioniso... Pero suponiendo que se sienta de ese modo la causa de la m�sica como causa propia, como historia del sufrimiento propio, se encontrar� este escrito lleno de deferencias y sobremanera suave. En tales casos el conservar la jovialidad y el burlarse bondadosamente de s� mismo - ridendo dicere severum, all� donde el verum dicere justificar�a todas las durezas - es el humanitarismo en persona. �Qui�n duda verdaderamente de que yo, como viejo artillero que soy, me encuentro en situaci�n de disparar contra Wagner mi artiller�a pesada? - Todo lo decisivo en este asunto lo retuve dentro de m�, - he amado a Wagner. En definitiva, al sentido y al camino de mi tarea corresponde un ataque a un �desconocido� m�s sutil, que otro dif�cilmente adivinar�a -oh, yo tengo que desenmascarar a otros �desconocidos� completamente distintos y no a un Cagliostro de la m�sica-, y m�s a�n ciertamente, un ataque a la naci�n alemana, que cada vez se vuelve m�s perezosa, m�s pobre de instintos en las cosas del esp�ritu, m�s respetable, naci�n que con un envidiable apetito contin�a aliment�ndose de ant�tesis y lo mismo se traga, sin tener dificultades de digesti�n, la �fe� que el cientificismo, el �amor cristiano� que el antisemitismo, la voluntad de poder (de �Reich�) que el �vangile des humbles. �Ese no tomar partido entre las ant�tesis! �Esa neutralidad y �desinter�s� estomacales! Ese sentido justo del paladar alem�n, que a todo otorga iguales derechos, que todo lo encuentra sabroso. Sin ning�n g�nero de duda, los alemanes son idealistas... La �ltima vez que visit� Alemania encontr� el gusto alem�n esforz�ndose por conceder iguales derechos a Wagner y a El trompetero de S�ckingen; yo mismo fui testigo personal de c�mo en Leipzig, para honrar a uno de los m�sicos m�s aut�nticos y m�s alemanes, alem�n en el viejo sentido de la palabra, no un mero alem�n del Reich, el maestro Heinrich Sch�ltz, se fund� una Sociedad Listz, con la finalidad de cultivar y difundir artera m�sica de iglesia... Sin ning�n g�nero de duda, los alemanes son idealistas...

 

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Pero aqu� nada ha de impedirme ponerme grosero y decirles a los alemanes unas cuantas verdades duras: �qui�n lo hace si no? - Me refiero a su desverg�enza in historicis. No es s�lo que los historiadores alemanes hayan perdido del todo la visi�n grande de la andadura, de los valores de la cultura, que todos ellos sean bufones de la pol�tica (o de la Iglesia - ): esa visi�n grande ha sido incluso proscrita por ellos. Es necesario ser primero �alem�n�, ser �raza�, dicen, luego podr� decidirse sobre todos los valores y no-valores in historicis. El vocablo �alem�n� es un argumento, Deutschland, Deutschland �ber alles es un axioma, los germanos son en la historia �el orden moral del mundo�; en relaci�n con el imperium romanum son los depositarios de la libertad, en relaci�n con el siglo XVII son los restauradores de la moral, del �imperativo categ�rico�. Existe una historiograf�a del Reich alem�n, existe, incluso, me temo, una historiograf�a antisemita, existe una historiograf�a �ulica, y el se�or Von Treitschke no se averg�enza... Recientemente un juicio de idiota in historicis, una frase del esteta suabo Vischer, por fortuna ya difunto, dio la vuelta por los peri�dicos alema�nes como una �verdad� a la que todo alem�n ten�a que decir s�. �El Renacimiento y la Reforma protestante, s�lo ambas cosas juntas constituyen un todo -el renacimiento est�tico y el renacimiento moral�-. Tales frases acaban con mi paciencia, y experimento placer, siento incluso como deber el decir de una vez a los alemanes todo lo que tienen ya sobre su conciencia. �Todos los grandes cr�menes contra la cultura en los �ltimos cuatro siglos los tienen ellos sobre su conciencia!.. Y siempre por el mismo motivo, por su profund�sima cobard�a frente a la realidad, que es tambi�n la cobard�a frente a la verdad, por su falta de veracidad, cosa que en ellos se ha convertido en un instinto, por �idealismo�... Los alemanes han hecho perder a Europa la cosecha, el sentido de la �ltima �poca grande, la �poca del Renacimiento, en un instante en que un orden superior de los valores, en que los valores nobles, los que dicen s� a la vida, los que garantizan el futuro, hab�an llegado a triunfar en la sede de los valores contrapuestos, de los valores de decadencia - �y hasta en los instintos de los que all� se asentaban! Lutero, esa fatalidad de fraile, restaur� la Iglesia y, lo que es mil veces peor, el cristianismo, en el momento en que �ste sucumb�a. �El cristianismo, esa negaci�n de la voluntad de vida hecha religi�n! Lutero, un fraile imposible, que atac� a la Iglesia por motivos de esa su propia �imposibilidad� y -�en consecuencia!- la restaur�. Los cat�licos tendr�an razones para ensalzar a Lutero, para componer obras teatrales en honor suyo.... Lutero -� y el �renacimiento moral�! �Al diablo toda psicolog�a! - Sin duda los alemanes son idealistas. - Por dos veces, justo cuando con inmensa valent�a y vencimiento de s� mismo se hab�a alcanzado un modo de pensar recto, inequ�voco, perfectamente cient�fico, los alemanes han sabido encontrar caminos tortuosos para volver al viejo �ideal�, reconciliaciones entre verdad e �ideal�, en el fondo f�rmulas para tener derecho a rechazar la ciencia, derecho a la mentira. Leibniz y Kant, - �esos dos m�ximos obst�culos para la rectitud intelectual de Europa! - Finalmente, cuando a caballo entre dos siglos de d�cadence se dej� ver una force majeure de genio y voluntad, lo bastante fuerte para hacer de Europa una unidad, una unidad pol�tica y econ�mica, destinada a gobernar la Tierra, los alemanes, con sus �guerras de liberaci�n�, han hecho perder a Europa el sentido, el milagro de sentido que hay en la existencia de Napole�n, con ello tienen sobre su conciencia todo lo que vino luego, todo lo que hoy existe, esa enfermedad y esa sinraz�n, la m�s contrarias a la cultura, que existen, el nacionalismo, esa n�vrose nationale de la que est� enferma Europa, esa perpetuaci�n de los peque�os Estados de Europa, de la peque�a pol�tica: han hecho perder a Europa incluso su sentido, su raz�n la han llevado a un callej�n sin salida. - �Conoce alguien, excepto yo, una v�a para escapar del mismo?... �Una tarea lo suficientemente grande para unir de nuevo a los pueblos?

 

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Y en �ltima instancia, �por qu� no he de manifestar mi sospecha? Tambi�n en mi caso volver�n los alemanes a ensayar todo para que de un destino inmenso nazca un rat�n. Hasta ahora se han desacreditado conmigo, dudo que en el futuro vayan a hacerlo mejor. - �Ay, cu�nto deseo ser en esto un mal profeta! Mis lectores y oyentes naturales son ya ahora rusos, escandinavos y franceses, �lo ser�n cada vez m�s? Los alemanes se hallan inscritos en la historia del conocimiento s�lo con nombres ambiguos, no han producido nunca m�s que falsarios �inconscientes� ( - Fichte, Schelling, Schopenhauer, Hegel, Schleiermacher merecen esa palabra, lo mismo que Kant y Leibniz; todos ellos son meros fabricantes de velos [Schleiermacher] - ): no van a tener nunca el honor de que el primer esp�ritu recto en la historia del esp�ritu, el esp�ritu en el que la verdad viene a juzgar a los falsarios de cuatro siglos, sea incluido entre los representantes del esp�ritu alem�n. El �esp�ritu alem�n� es mi aire viciado: me cuesta respirar en la cercan�a de esa suciedad in psychologicis convertida en instinto y que se revela en cada palabra, en cada gesto de un alem�n. Ellos no han atravesado jam�s un siglo XVII de severo examen de s� mismos, como los franceses, un La Rochefoucauld, un Descartes son cien veces superiores en rectitud a los primeros alemanes, - no han tenido hasta ahora un solo psic�logo. Pero la psicolog�a constituye casi el criterio de la limpieza o suciedad de una raza. Y cuando no se es siquiera limpio, �c�mo se va a tener profundidad? En el alem�n, de un modo semejante a lo que ocurre en la mujer, no se llega nunca al fondo, no lo tiene: eso es todo. Pero no por ello se es ya superficial. - Lo que en Alemania se llama �profundo� es cabalmente esa suciedad instintiva para consigo mismo de la que acabo de hablar: no se quiere estar en claro acerca de s� mismo. �Me ser�a l�cito proponer que se usase la expresi�n �alem�n� como moneda internacional para designar esa depravaci�n psicol�gica? - En este momento, por ejemplo, el emperador alem�n afirma que su �deber cristiano� es liberar a los esclavos de �frica: nosotros los otros europeos llamar�amos a esto sencillamente �alem�n�... �Han producido los alemanes un solo libro que tenga profundidad? Incluso se les escapa la noci�n de lo que en un libro es profundo. He conocido personas doctas que consideraban profundo a Kant; me temo que en la corte prusiana se considere profundo al se�or Von Treitschke. Y cuando yo he alabado ocasionalmente a Stendhal como psic�logo profundo, me ha ocurrido, estando con catedr�ticos de universidad alemanes, que me han hecho deletrearles el nombre...

 

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- �Y por qu� no hab�a yo de llegar hasta el final? Me gusta hacer tabla rasa. Forma incluso parte de mi ambici�n el ser considerado como despreciador par excellence de los alemanes. La desconfianza contra el car�cter alem�n la manifest� ya cuando ten�a veintisiete a�os (tercera Intempestiva, p. 71) - para m� los alemanes son imposibles. Cuando me imagino una especie de hombre que contradice a todos mis instintos, siempre me sale un alem�n. Lo primero que hago cuando �sondeo los ri�ones� de un hombre es mirar si tiene en el cuerpo un sentimiento para la distancia, si ve en todas partes rango, grado, orden entre un hombre y otro, si distingue: teniendo esto se es gentilhomme; en cualquier otro caso se pertenece irremisiblemente al tan magn�nimo, ay, tan bondadoso concepto de la canaille. Pero los alemanes son canaille: el alem�n nivela... Si excluyo mi trato con algunos artistas, sobre todo con Richard Wagner, no he pasado ni una sola hora buena con alemanes ...Suponiendo que apareciese entre ellos el esp�ritu m�s profundo de todos los milenios, cualquier salvador del Capitolio opinar�a que su muy poco bella alma tendr�a al menos id�ntica importancia... No soporto a esta raza, con quien siempre se est� en mala compa��a, que no tiene mano para las nuances -�ay de m�!, yo soy una nuance-, que no tiene esprit en los pies y ni siquiera sabe caminar... A fin de cuentas, los alemanes carecen en absoluto de pies, s�lo tienen piernas... Los alemanes no se dan cuenta de cu�n vulgares son, pero esto constituye el superlativo de la vulgaridad, ni siquiera se averg�enzan de ser meramente alemanes... Hablan de todo, creen que ellos son quienes deciden, me temo que incluso han decidido sobre m�... Mi vida entera es la prueba de rigueur de tales afirmaciones. Es in�til que yo busque en el alem�n una se�al de tacto, de d�licatesse para conmigo. De jud�os, s� la he recibido, pero nunca todav�a de alemanes. Mi modo de ser hace que yo sea dulce y ben�volo con todo el mundo -tengo derecho a no hacer diferencias-: esto no impide que tenga los ojos abiertos. No hago excepciones con nadie, y mucho menos con mis amigos, �espero, en definitiva, que esto no haya perjudicado a mi cortes�a para con ellos! Hay cinco, seis cosas de las que siempre he hecho cuesti�n de honor. A pesar de ello, es cierto que casi todas las cartas que recibo desde hace a�os me parecen un cinismo: hay m�s cinismo en la benevolencia para conmigo que en cualquier odio... A cada uno de mis amigos le echo en cara que jam�s ha considerado que mereciese la pena estudiar alguno de mis escritos: adivino, por signos m�nimos, que ni siquiera saben lo que en ellos se encierra. En lo que se refiere a mi Zaratustra, �cu�l de mis amigos habr� visto en �l algo m�s que una presunci�n il�cita, que por fortuna resulta completamente indiferente?.. Diez a�os y nadie en Alemania ha considerado un deber de conciencia el defender mi nombre contra el silencio absurdo bajo el que yac�a sepultado; un extranjero, un dan�s, ha sido el primero en tener suficiente finura de instinto y suficiente valor para indignarse contra mis presuntos amigos. �En qu� universidad alemana ser�a posible hoy dar lecciones sobre mi filosof�a, como las ha dado en Copenhague durante la �ltima primavera el doctor Georg Brandes, demostrando con ello una vez m�s ser psic�logo? Yo mismo no he sufrido nunca por nada de esto; lo necesario no me hiere; amor fati constituye mi naturaleza m�s �ntima. Pero esto no excluye que me guste la iron�a, incluso la iron�a de la historia universal. Y as�, aproximadamente dos a�os antes del rayo destructor de la Transvaloraci�n, rayo que har� convulsionarse a la tierra, he dado al mundo El caso Wagner: los alemanes deber�an atentar de nuevo inmortalmente contra m�, �y eternizarse; �todav�a hay tiempo para ello! - �Se ha conseguido esto? -�Delicioso, se�ores alemanes! Les doy la enhorabuena. Para que no falten siquiera los amigos, acaba de escribirme una antigua amiga dici�ndome que ahora se r�e de m�... Y esto, en un instante en que pesa sobre m� una responsabilidad indecible, - en un instante en que ninguna palabra puede ser suficientemente delicada, ninguna mirada suficientemente respetuosa conmigo. Pues yo llevo sobre mis espaldas el destino de la humanidad. -

Friedrich Nietzsche

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