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DE LA ORTODOXIA, EL CATOLICISMO E OTROS TEMAS.

Por Cenobios, egresado de la Escuela Nacional de Antropolog�a e Historia, M�xico D. F. ([email protected]).


�NDICE DE LOS ART�CULOS CONTENIDOS EN ESTA P�GINA WEB:

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I. INTRODUCCI�N.

II. REFLEXIONES PRELIMINARES:

IIa. DE LA HYPOSTASIS O TRINIDAD.

IIb. DEL JUICIO Y MUERTE DE JES�S Y LA DIMENSI�N SOCIO-POL�TICA DE LA RELIGI�N CRISTIANA.

IIc. DE LA IGLESIA.

III. REFLEXIONES ACERCA DEL GRAN CISMA Y DEL PRIMADO DEL PAPA.

IV. DEL PRIMADO DEL PAPA Y LAS ESCRIPTURAS SACRAS.

V. DE ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL PRIMADO DEL PAPA Y DE LA TRADICI�N CAT�LICA COMO UNA NUEVA FORMA DE HEREJ�A GNOSTICA.

VI. DE LAS SECTAS, EL AUTONOMISMO ORTODOXO Y EL CENTRALISMO DESP�TICO DEL PAPA.

VII. DE INFLUENCIAS ICONOGR�FICAS ORIENTALES EN LA IGLESIA CAT�LICA ROMANA.

VIII. AP�NDICE SOBRE INFLUENCIAS DE LAS IGLESIAS ORIENTALES EN LA IGLESIA CAT�LICA.

IX. DE ALGUNOS DATOS COLONIALES SOBRE LA IGLESIA CAT�LICA ROMANA EN ESTAS TIERRAS QUE LLAMAN "M�XICO".

X. DE LA VIRGEN DE GUADALUPE.

XI. POES�A CONTRA EL CAP�TULO COLEGIADO DE LA VILLA.

XII. AP�NDICE: NOTAS SOBRE EL D�A DE MUERTOS EN ESTAS TIERRAS QUE LLAMAN �M�XICO�.

XIII. DE PERSECUCIONES RELIGIOSAS.

XIV. DE LAS CAUSAS DE LA SEGREGACI�N EN �M�XICO�, Y SUS REPERCUSIONES EN CUANTO A DISCRIMINAR LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA IGLESIA CAT�LICA.

XV. DE LA POSIBILIDAD DE IMPUTAR AL PAPA (Y EN S� A TODA LA CLERICIA CAT�LICA ROMANA Y ORTODOXA, Y A LOS MINISTROS DE OTROS GRUPOS RELIGIOSOS M�S RECIENTES, RESPECTO A LOS PRIMEROS, QUE SE DICEN CRISTIANOS) LOS SIGNOS QUE DICE LA BIBLIA PARA RECONOCER AL ANTICRISTO.

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INTRODUCCI�N

El autor Ernst Cassirer (ver bibliograf�a) dice que el puro animal reacciona por lo org�nico a un estimulo dado mientras que el hombre retarda su reacci�n por un proceso largo que implica el pensamiento, el cual requiere de s�mbolos. Por ello define al hombre como un animal simb�lico. La cultura para �l ser�a el universo simb�lico en el cual se mueve el hombre. Seg�n dicho autor la unidad b�sica necesaria para el pensamiento de cada individuo es el s�mbolo, pero �ste es solamente un medio para comunicar informaci�n que pueda ser procesada por el cerebro. En el estudio de la l�gica filos�fica se considera, m�s bien, que la unidad b�sica para que opere el pensamiento es la idea, seg�n las obras de Plat�n o la m�s moderna obra de Jaime Balmes. Arist�teles, creador de la anal�tica o l�gica filos�fica, habla del �logos oros� o t�rmino, y Ra�l Guti�rrez S�enz habla de los conceptos. Todos estos son sin�nimos precisamente de esa informaci�n lista para ser procesada por el cerebro humano. Como dir�a Locke el cerebro de cada individuo es tabla raza al nacer pero al irse desarrollando dentro de su grupo social los sujetos van abstrayendo esos conceptos, mismos que le son comunicados mediante la lengua que se compone de signos y s�mbolos. Entonces, desde la perspectiva de la l�gica filos�fica, la cultura es el conjunto de ideas o conceptos que abstraen las personas al aprender la lengua del grupo social al que pertenecen. Seg�n la l�gica filos�fica (Arist�teles o Ra�l Guti�rrez S�enz) a partir de esos conceptos prefabricados la mente del hombre sintetiza juicios a partir de la comparaci�n de dos conceptos, y a su vez el raciocinio opera a partir de la comparaci�n de dos juicios, proceso en que inferimos finalmente nueva informaci�n que por descansar en conceptos prefabricados adolece de subjetividad.

Tredici (ver bibliograf�a) describiendo el pensamiento de Emanuel Kant menciona que en su �Cr�tica de la Raz�n Pura� Kant propone que la constituci�n de nuestros conocimientos acerca de las cosas externas a nosotros est� dada con elementos independientes, fuera de nuestra experiencia, de donde emana la subjetividad que mencionamos al final del p�rrafo anterior. Kant plantea que los juicios de cualquier persona aunque pretendan ser universales son sint�ticos a priori en los cuales la s�ntesis del predicado y del sujeto de sus proposiciones, formadas por conceptos preexistentes hechos a priori tambi�n, no proceden de su experiencia ni del an�lisis de sus t�rminos sino de la estructura de las facultades del raciocinio del hombre. Son entonces entidades subjetivas que imputamos a las cosas, como las categor�as de espacio y tiempo que provienen de las estructuras de nuestro intelecto seg�n Kant y que le son necesarios para entender las impresiones sensibles que tenemos del mundo que nos rodea, a las cuales no forzosamente podemos atribuirles una existencia real (aunque los f�sicos modernos s� le atribuyen existencia al tiempo, por ejemplo, y especulan sobre el origen de �ste con la teor�a del �big-bang�). As� pues nuestros juicios y raciocinios dependen de los conceptos de que se parta para realizarlos, por lo que son variables. Eso que llamamos realidad se amolda al intelecto humano, dice Kant. Tambi�n dec�a que no alcanzamos el gnomen (conocimiento) de las cosas, sino el faignomen, un conocimiento aparentemente claro y objetivo por estar basado en la experiencia la cual sin embargo depende mucho de los conceptos previamente abstra�dos en nuestro cerebro. El autor llega a la conclusi�n de que no conocemos las cosas en s� sino que solamente nos formamos ideas a priori sobre ellas (cabe se�alar que la teor�a de Kant se vio sustentada mucho despu�s con datos emp�ricos etnogr�ficos de la antropolog�a cultural, la cual demostr� que cada grupo tiene culturas diferentes y eso implica que exista en cada uno de ellos un conocimiento o visi�n del mundo particular. Esto lo veremos con mayor detalle m�s adelante). Vale a�adir que esta discusi�n no fue planteada por Kant. En efecto, desde la filosof�a griega antigua en las escuelas de los sofistas, los esc�pticos y los ecl�cticos se plantearon cuestiones semejantes, e tambi�n en la escholastica con John Duns Schott y William de Occam, franciscanos de la corriente nominalista, cr�ticos de las tesis de Tom�s de Aquino de quien hablaremos con m�s detalle despu�s y cuyas doctrinas se tornaron eje de las ideas de los pensadores de la l�nea oficial en la iglesia medieval, mismos que tambi�n debatieron sobre la validez de los universales, ratific�ndoles desde luego, y en la edad moderna Locke y Hume abordaron este problema filos�fico antes que Kant, de hecho este �ltimo se inspir� en Hume. As� pues nuestro conocimiento es parcial y relativo, entonces el conocimiento considerado como �cient�fico� no puede ser universal ni el no cient�fico pues parten de ideas prefabricadas, e tampoco se puede decir que el conocimiento teol�gico de los cl�rigos sea superior al de los �laicos� sino que hablamos simplemente de diferentes interpretaciones de eso que consideramos la realidad, no obstante las elites como los acad�micos, los cl�rigos, o las clases dominantes imponen generalmente a las masas sus conceptos, los cuales son los que se consideran �universales�, de mayor autoridad, y constituyen culturas dominantes, y los conceptos que no gozan de ese mayor consenso forman culturas subalternas cuyo rango de influencia es de menor alcance entre la gente.

Ejemplos de conceptos impuestos como verdades comprobadas gracias al autoritarismo de las elites cient�ficas, aunque no lo sean, son los relacionados a la teor�a at�mica y los referentes a las energ�as el�ctrica y at�mica, y al magnetismo.

En la obra de Tredici se percibe que el concepto de �tomo fue inventado a priori en la filosof�a presocr�tica pues le encontramos ya en la filosof�a de Leucipo y Democrito alrededor de los a�os 460-370 a. C., muchos siglos antes de que naciese la moderna �ciencia�. Para estos pensadores el mundo consiste en multitud de corp�sculos diferentes en forma y tama�o, los �tomos, que en combinaci�n org�nica originan los diversos cuerpos. Leibnitz entre el siglo XVII y XVIII d. C. desarroll� a priori la idea de las m�nadas, sustancias simples sin extensi�n esencialmente activas que componen el mundo corp�reo. El concepto actual de �tomo sintetiza ideas de los atomistas y de Leibnitz, pues los �tomos conforman la materia del mundo y estos se supone que tienen actividad interna. Si bien los fil�sofos atomistas griegos pensaban que los �tomos eran indivisibles, los nuevos cient�ficos piensan que el �tomo est� dividido en numerosas part�culas que se pueden liberar y cuya energ�a es la que genera la actividad interna de los �tomos, y del �tomo provienen seg�n los cient�ficos las llamadas energ�a at�mica y el�ctrica. El concepto moderno del �tomo se comenz� a consolidar a partir de las ideas de Dalton que cre�a que los �tomos se diferencian por peso y tama�o, y lo aplic� a priori al an�lisis qu�mico, pero siempre fallaba en sus demostraciones seg�n el libro �Qu� sabes de ciencia e inventos�. Igualmente a priori se han fabricado diversos modelos at�micos (respecto a modelos conceptuales �cient�ficos� creados a priori resalta la an�cdota dentro de la historia de la qu�mica org�nica acerca de Friedrich August Kekul� que a partir de haber so�ado una sierpe mordi�ndose la cola invent� a priori, aunque los cient�ficos creen que �descubri�, el modelo de la estructura del benceno en forma de anillo al cual se le atribuye dentro de la dicha �ciencia� una existencia real, aunque no se sabe si exista en verdad, es decir, se confunde el ser con el pensar).

La teor�a at�mica moderna se ha sustentado a partir de fen�menos f�sicos aislados descubiertos incluso algunos por accidente, y no en base a una experimentaci�n sistem�tica para comprobarla, sin embargo se ense�a en las escuelas como una �verdad comprobada�. Uno de esos fen�menos es el de la existencia de una energ�a emitida por ciertos materiales que conocemos por radiactivos, energ�a a la cual se le ha llamado at�mica. Otro fen�meno se descubri� gracias a experimentos con ciertos gases: cuando algunos de ellos son sometidos a baja presi�n atmosf�rica conducen la electricidad y emiten luz. En base a este fen�meno funcionan, por ejemplo, las l�mparas fluorescentes. Thomson not� que los rayos X (descubiertos fortuitamente a partir de acercar ciertos materiales a los tubos de descarga el�ctrica) lograban que algunos gases tambi�n condujeran electricidad pero a presi�n normal. �l pens� que los rayos X cargaban el�ctricamente a los gases y por ello someti� estos rayos a un campo magn�tico, el cual se sabe que afecta a las corrientes el�ctricas. Los rayos X resultaron afectados por el magnetismo lo que supuestamente demuestra que tienen relaci�n con la energ�a el�ctrica. Al buscar su origen consider� a priori que esa energ�a no pod�a provenir sino del �tomo. Otro experimento con un tubo de descargas el�ctricas al vac�o en el cual se pone una h�lice que se mueve a la hora de la descarga hace suponer que existen part�culas individuales que componen a la misma las cuales se cree que tienen masa y se les ha denominado electrones. De todo lo anterior deducen los hombres de "ciencia" que los rayos X e otros tipos de rayos luminosos est�n relacionados con la actividad de las part�culas del �tomo. Estos fen�menos son un hecho pero se detectaron aisladamente y hasta por accidente, como dijimos. Al tratar de entender el origen de esa energ�a misteriosa que emana de los materiales radiactivos, y el de esa energ�a que conocemos como �electricidad� que se relaciona de un modo u otro con los experimentos que mencionamos hechos con gases, Rayos X y tubos de descarga al vac�o, se ha asociado el origen de dichos fen�menos con el concepto de �tomo, pero esto ha sido s�lo a nivel mental, a nivel de las ideas, mas no sabemos si esa asociaci�n exista en la realidad porque no hay certeza de que exista el �tomo ya que s�lo es un concepto creado por el hombre y nadie ha visto ni al �tomo ni a sus supuestas part�culas internas, e todo lo que se cree saber de este corp�sculo es por inferencias o deducciones indirectas, como las de �ndole matem�tica, espectros de luces de colores o el mencionado experimento de la h�lice. Se trata solamente pues de explicaciones a priori imputadas a fen�menos aislados entre s�, de los cuales, por lo tanto, no se ha podido alcanzar un conocimiento m�s profundo, y por ello no se han podido deducir nuevos conocimientos de la teor�a at�mica, verbi gratia, una planta nucleoel�ctrica a pesar de darse a entender en su rimbombante nombre que funciona a partir de la teor�a at�mica, simplemente trabaja en base al calentamiento de agua con la energ�a misteriosa que llaman radiaci�n, la cual naturalmente se halla en barras de uranio y es aumentada su potencia con la �fisi�n� (t�rmino que simplemente significa rajar en lat�n). Si bien se logr� aumentar la potencia de la radiaci�n con la famosa ecuaci�n de Einstein de E=mc�, se supondr�a que se puede aplicar tambi�n a toda la materia pues se cree que toda ella se forma de �tomos, pero en realidad s�lo se ha podido extraer energ�a �at�mica� aumentada, como la de las bombas �nucleares�, de materiales radiactivos por naturaleza como el uranio o de materiales que se han inducido a ser radiactivos exponi�ndoles a los que lo son por naturaleza. Para llevar a cabo la dicha �fisi�n� se exponen simplemente por ejemplo los materiales radiactivos a rayos luminosos, ondas que llaman electromagn�ticas que no obstante los cient�ficos suponen que son descargas de protones y neutrones porque asocian los diferentes colores de los rayos con las energ�as de las supuestas part�culas subat�micas pero, como hemos dicho, a �stas nunca nadie las ha visto. Si la �fisi�n� del n�cleo del �tomo fuese verdad podr�a �fisionarse� el n�cleo de los �tomos de cualquier material e podr�a obtenerse energ�a �at�mica� de toda la materia e no s�lo de los materiales radiactivos por naturaleza o inducidos �digan si no? (entonces la dicha ecuaci�n de Einstein no describe fielmente la realidad, por ello cabe agregar aqu� que las matem�ticas no son mas que un sistema l�gico, un conjunto sistem�tico de ideas o conceptos creados a priori de los que no tenemos certeza plena que les corresponda algo en el mundo real pero se los imputamos a las cosas que nos rodean, especialmente los conceptos referentes al espacio y tiempo que como hemos dicho, seg�n Kant, son los b�sicos para procesar en nuestra mente las impresiones que tenemos de las cosas que vemos a nuestro alrededor y por ello son esenciales para el an�lisis matem�tico, amoldando as� el mundo que nos rodea a las estructuras de la nuestra mente. Los cient�ficos no obstante nos han pintado muy diferente a las matem�ticas haci�ndonos creer que reflejan fielmente la realidad. Una persona para demostrarme la �universalidad� de las matem�ticas dijo que �1+1=2, aqu� y en china�, diciendo que esto es un principio matem�tico universal. Yo le respond� que �ans� es, siempre y cuando se use un sistema de operaciones con la misma base num�rica, pero si en China por X causa cambiasen la base 10 por la de 2, o numeraci�n binaria usual para el lenguaje de los ordenadores, entonces 1+1=1�. Ans� mismo las magnitudes en matem�ticas se pueden cuantificar en diferentes unidades, y seg�n la base de cada sistema se hacen los c�lculos propios. Ejemplos de esas diferencias lo miramos en las escalas de longitud, pues no es lo mismo utilizar las pulgadas que los cent�metros ya que pertenecen a sistemas diferentes. Para que un sistema sea compatible con otro deben hacerse conversiones. Las matem�ticas conducen pues a conocimientos relativos que nosotros los creemos reales por la fe que tenemos en la elite cient�fica mas no porque algo real les corresponda y, al igual que el silogismo aristot�lico o m�todo l�gico empleado en la metaf�sica u ontolog�a, harto criticado por los fil�sofos de los siglos XVI al XVIII, las matem�ticas pueden conducir a crear fantas�as acerca del mundo que nos rodea. Ans� por ejemplo los f�sicos a trav�s de las matem�ticas han cre�do inferir la existencia del �tomo y creen que han obtenido el �peso at�mico�, la �masa at�mica� y hasta han calculado su n�mero de electrones, pero nunca han logrado mirar a dicho corp�sculo y menos a las mentadas part�culas subat�micas. Tal vez confunden el ser con el pensar y el m�todo experimental se est� amoldando a las especulaciones matem�ticas. Est�n llegando a conclusiones parecidas a las que los �cient�ficos� critican de los fil�sofos quienes, sin haberle visto, creyeron deducir en forma apod�ctica la existencia de Dios por medio de ciertos trucos de la l�gica aristot�lica, cosa que abordaremos un poco m�s adelante con mayor detenimiento. El relativismo al que conducen las matem�ticas trae como consecuencia, verbi gratia, que las teor�as de la f�sica cu�ntica contradigan a las de la f�sica cl�sica, como sucedi� dentro de la filosof�a antigua cuando las doctrinas de una escuela de pensamiento contradec�an a otra u otras. Ans� tenemos que el principio de la filosof�a cl�sica de que un cuerpo no pod�a ocupar sino un solo espacio en un determinado intervalo de tiempo, ahora la f�sica cu�ntica, que m�s bien ya raya en la metaf�sica u ontolog�a, lo desmiente sosteniendo por medio de las matem�ticas que un cuerpo puede ocupar varios espacios a la vez, quiz� potencialmente, aparte del lugar que ocupa realmente en un momento determinado. Los f�sicos cu�nticos aseguran tambi�n que la materia aunque se vea s�lida, por ejemplo una pared, sus �tomos tienen espacios vac�os por lo que incluso podr�an ser atravesadas bajo ciertas circunstancias por otros cuerpos s�lidos. Tambi�n hablan de los viajes en el tiempo que no es mas que un concepto o idea que por convenci�n utilizamos y que nuestra mente necesita para organizar el mundo que nos rodea pero no existe en realidad, as� por ejemplo asociamos la vejez con el paso de los a�os pero en un documental plantearon que en realidad, aunque hagamos esa asociaci�n a nivel mental, no se sabe a ciencia cierta qu� causa el envejecimiento y est�n tratando de encontrar su origen en los mismos �genes� por ejemplo. Ans� pues la ciencia moderna est� llegando a conclusiones tan contradictorias como las que hubo en la filosof�a, algo ans� como cuando la teor�a de Heracleitos de �feso del devenir y luego la del ser en acto y ser en potencia de la metaf�sica aristot�lica transformaron el principio de contradicci�n de que una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. Pero ninguna de esas elucubraciones ha podido verificarse �o s�?). En conclusi�n podemos decir que la �ciencia� a partir de la experimentaci�n ha podido controlar esa energ�a que llaman radiaci�n que existe naturalmente en ciertos materiales, energ�a que tambi�n llaman at�mica, pero tal vez no ha podido explicar bien a bien su naturaleza a pesar de la muy elaborada teor�a at�mica a la cual debe su nombre.

Otro ejemplo de dogma cient�fico lo encontramos en torno al magnetismo, fen�meno que se descubri� primero que exist�a en ciertos materiales de forma natural y del cual se han descubierto m�todos artificiales para producirle. Se explica este fen�meno por la atracci�n y repulsi�n que se producen por las cargas positivas y negativas del n�cleo y los electrones de los �tomos. Ampliando lo ya dicho acerca del fen�meno que conocemos como electricidad, apuntamos que desde la antig�edad griega fueron conocidos ciertos efectos de las cargas electrost�ticas. El nombre electr�n, del cual derivan los t�rminos relacionados a este fen�meno, proviene del griego antiguo y se refer�a a un tipo de oro verde, e al �mbar que utilizaron los hel�nicos para experimentar con cargas est�ticas, nada que ver con el significado cient�fico que hoy tiene el t�rmino electr�n como una part�cula subat�mica. Nuevos efectos de estas cargas fueron descubiertos en la era moderna por accidente cuando unas ancas de rana se movieron por una descarga, por ejemplo. Poco a poco se descubrieron diversas formas de crear tensi�n de cargas el�ctricas que en alg�n momento se ponen en movimiento viajando por materiales que pueden conducirlas, a los cuales se les ha llamado conductores, y otros que no las conducen se conocen como aislantes. A este fen�meno de cargas en movimiento se le conoce como electrodin�mica, el cual se explica pensando que se origina por exceso de electrones que se ponen en movimiento en un momento dado y se supone que se ubican en la �ltima orbita o capa de los �tomos. La realidad es que de la teor�a at�mica no se han deducido nuevos conocimientos respecto al magnetismo y a la electricidad pues los descubrimientos en torno a estos fen�menos, especialmente respecto a la electricidad, de modo similar a lo que vimos respecto a la llamada energ�a at�mica, se obtuvieron de la experimentaci�n relacionada a fen�menos muchas veces fortuitos y aislados, los cuales han sido utilizados sin embargo para dar sustento a la teor�a at�mica. Como el �tomo es un concepto prefabricado al aplicarlo para explicar estos fen�menos se mira que solamente se logran tambi�n explicaciones a priori imputadas a dichos fen�menos, ans� por ejemplo aunque a ciertos aparatos los conocemos como �electr�nicos� estos no funcionan en base a la teor�a de los electrones concebida a partir de la teor�a at�mica, sino que su funcionamiento se basa en el simple control de peque�as corrientes el�ctricas por medio de componentes resistivos, capacitivos e inductivos que funcionan en base a diversos fen�menos f�sicos descubiertos en relaci�n al comportamiento de la llamada corriente el�ctrica que no implicaron conocimientos m�s profundos sobre la naturaleza de la electricidad sino que tan s�lo permitieron el poder controlarla y transformarla (componentes que se emplean en dispositivos de mayor tama�o y potencia tanto en las casas-habitaci�n, en oficinas y en la industria, y que funcionan con voltajes m�s grandes, verbi gratia los resistivos en los focos o l�mparas incandescentes, en planchas y parrillas el�ctricas; los capacitivos en los condensadores de arranque de motores el�ctricos; los inductivos en los motores, en timbres y transformadores). El gran desarrollo de la �electr�nica� en tiempos recientes no ha sido en base a nuevos conocimientos deducidos por la teor�a at�mica sino por un hecho m�s simple, el descubrimiento de las propiedades f�sicas de los materiales llamados semiconductores los cuales pueden ser inducidos para que act�en como conductores o como aislantes, materiales que permitieron una mayor complejidad en el control el�ctrico al poder fabricarse con ellos los transistores, los circuitos integrados, cuyas versiones m�s recientes son los mentados �microchips�, bases del funcionamiento de los radios de transistores, de las computadoras, los tel�fonos m�viles, etc., pero no implicaron un conocimiento m�s profundo de la naturaleza de la llamada electricidad. En conclusi�n el magnetismo y las energ�as at�mica y el�ctrica son fen�menos que se han podido controlar pero de los cuales probablemente no se conocen cabalmente sus naturalezas y su origen, como augur� Kant.

Otro ejemplo lo vemos en la teor�a de la evoluci�n biol�gica la cual se ense�a como una verdad comprobada en las escuelas. �sta fue creada a priori en la filosof�a antigua griega, ello se percibe en la obra Alberto Montes (ver bibliograf�a al final de la p�gina) quien asevera que ya exist�an conceptos muy similares en el pensamiento de Anaximandro de Mileto entre los a�os 610 y 540 a. C. En la era moderna, en el siglo XIX d. C., quien la puso de nuevo de moda fue Darwin (seg�n Tredici, ver bibliograf�a) pero antes que �l Lamarck la introdujo en las ciencias biol�gicas modernas. La Biblia tambi�n presenta en el G�nesis un modelo evolucionista de la creaci�n, que incluye el aspecto biol�gico, pues en dicha narraci�n se va del caos al orden. Aplicada al devenir cultural la encontramos en el pensamiento de historiadores griegos de la antig�edad como Herodotos que vivi� entre el 484 y 425 a. C., y ya en la era �moderna� en el pensamiento de Vico que vivi� entre el siglo XVII y XVIII d. C., y de Spencer del siglo XIX. Entonces el hecho de que exista un ordenamiento biol�gico y cultural de lo sencillo a lo complejo en diversas obras escritas en �pocas muy diferentes tal vez muestra que la evoluci�n es un concepto emanado de las estructuras de nuestra mente, el cual aplicamos a las explicaciones que nos hacemos del mundo exterior para poder ordenar nuestras ideas en torno a �l, pero no sabemos si algo real le corresponda a dicho ordenamiento. Si bien existen huesos de diversas especies que han poblado el orbe no se han encontrado por lo general series de huesos completas que prueben el paso de una especie a otra, excepto quiz� en el caso de la evoluci�n del eohippus hacia el caballo pero no se puede determinar de cu�les otras criaturas evolucion� el eohippus por falta de f�siles (y cabe a�adir que los cient�ficos ni siquiera han explicado bien a bien qu� cosa es la vida, qu� es lo que hace que la materia llamada org�nica compuesta de elementos inertes como el carbono, hidr�geno, oxigeno y nitr�geno, el famoso CHON, empiece a organizarse de tal modo que llegue a constituir c�lulas, tejidos, huesos, �rganos y cuerpos de animales y del hombre. Los fil�sofos creyeron que la forma de los seres vivos era dada por el alma, una entidad quim�rica que no tiene su origen en el cuerpo. Si bien los cient�ficos descalificaron dicha conclusi�n de los fil�sofos en algunos documentales plantean que los bi�logos modernos creen que en la sustancia qu�mica del DNA reside el origen de la vida, pero �sta s�lo transmite la informaci�n �gen�tica� de los progenitores a sus descendientes, ans� que les falta dar explicaciones satisfactorias de c�mo se inici� ese, aparentemente interminable, ciclo de transmisi�n de �genes� de padres a hijos. Tal parece que no hacen mayores reflexiones al respecto quiz� porque ven los modernos cient�ficos lo dif�cil de la cuesti�n y por eso toman estas preguntas como algo innecesario, debido a lo cual la ciencia no ha resuelto a�n ese famoso c�rculo vicioso de �qu� fue primero, el huevo o la gallina�). En lo referente a las osamentas de los llamados hom�nidos resalta el hecho de que si bien se han encontrado varios restos �seos de diferentes especies de diversas �pocas, no hay series completas de huesos que prueben que de alg�n hom�nido deriv� una especie posterior m�s �avanzada� hasta llegar al �homo sapiens�. Los huesos demuestran que existieron esos "hom�nidos" aisladamente en diferentes �pocas pero no hay una conexi�n probada entre una y otra de esas especies. El hombre es el que a priori considera que unas especies derivaron de otras a partir del concepto prefabricado de la evoluci�n. Los nuevos estudios del DNA mitocondrial sirven solamente para rastrear el linaje del que se hace llamar �humano� hasta un grupo primigenio de �homo sapiens� que vivi� en el �frica oriental, del cual supuestamente descienden todos los seres �humanos� (y ahora resulta que la doctrina b�blica de Ad�n y Eva, que hasta no hace muncho era tomada casi por rid�cula entre los cient�ficos, en adelante ser� considerada probablemente como verdad irrefutable ya que dicho DNA mitocondrial supuestamente revela que descendemos de una sola mujer del �frica oriental, una �Eva negra�, y tambi�n se habla de un Ad�n cromos�mico-Y posterior a la dicha Eva, seg�n la Wikipedia), pero esos nuevos estudios gen�ticos no ayudan a relacionar al �hombre� con los hom�nidos de los que se supone que evolucion� la especie �humana�. Adem�s no se ha podido explicar cabalmente c�mo es que el cerebro �humano� se desarroll� hasta tener su naturaleza actual. Se dice a priori que por haber bajado de los �rboles algunos simios dieron origen a los llamados hom�nidos gracias a que por vivir en el suelo alcanzaron el andar b�pedo que les permiti� el desarrollo de mayores habilidades por tener libres las extremidades delanteras. Pero algunas especies de antropoides modernos (cuyos ancestros fueron contempor�neos de los llamados hom�nidos con quienes compartieron condiciones clim�ticas similares e, incluso, seg�n documentales, supuestamente comparten ancestros comunes con el �hombre�, especialmente el chimpanc�) viven hoy d�a la mayor parte del tiempo en el suelo, verbi gratia el gorila y el chimpanc�, como pudieron vivir sus ancestros (de lo cual no existen evidencias pero los cient�ficos suelen hacer estas analog�as tambi�n en torno a las costumbres de los antiguos hom�nidos ya que, por ejemplo, creen, en base al comportamiento de los antropoides actuales, que los hom�nidos debieron vivir en grupos). A pesar de vivir en el suelo dichos antropoides no han alcanzado el andar erguido, no obstante muestran una inteligencia capaz de abstraer cierto n�mero de conceptos ya que, seg�n algunos documentales, pueden interpretar esquemas y no s�lo aprenden por estimulo-respuesta (es decir por medio de acondicionar los reflejos), e incluso los integrantes de la especie de los chimpanc�s bonobos pueden comunicarse por sonidos codificados a tal grado que pueden llegar a comprender �rdenes que los �humanos� les piden oralmente que ejecuten, y tambi�n m�s de una especie de antropoides puede fabricar algunas herramientas, todo lo cual deben aprenderlo e no es por lo tanto algo innato. Esto implica en otras palabras que poseen cultura aunque no tan vasta como la del hombre. Adem�s seg�n algunos noticiarios recientemente se prob� que la memoria a corto plazo de los chimpanc�s es superior a la de los �hombres� puesto que, en un experimento, individuos de esta especie de antropoides lograron memorizar la posici�n de cierto n�mero de d�gitos en una pantalla mejor que los �humanos� que compitieron con ellos, e incluso animales como el ya referido chimpanc�, el papi�n y el delf�n podr�an tener conciencia de s� mismos puesto que reconocen su imagen en el espejo, como se supone que la tiene el �hombre�, seg�n algunos documentales. Cabe mencionar respecto a lo de que algunos tipos de antropoides viven en grupos, como se cree que lo hac�an los hom�nidos, ello parece ser algo muy importante para el desarrollo intelectual porque el imitar a otros aparentemente es b�sico para el aprendizaje de los individuos, adem�s de que lo complejo de las relaciones grupales se cree que agudiza su inteligencia. De hecho los antropoides que conviven con los �hombres� aprenden mucho m�s cosas que las que pueden aprender en su grupo salvaje (se puede decir que tienen un bagaje cultural mucho m�s amplio) debido a que al imitar a los �hombres� abstraen dentro de sus posibilidades algunos elementos de la cultura �humana�. Cabe decir respecto al llamado g�nero �humano�, que algunos ni�os que pasaron sus primeros a�os solos o se integraron a grupos de animales, como algunos �ni�os lobo� que se han encontrado en Alemania y la India, esos infantes al regresar a vivir con un grupo de �humanos� pudieron aprender muy poco de la cultura del hombre, o francamente nada, puesto que aprendieron pocas palabras o ninguna de las lenguas que les ense�aron. Ello demostrar�a la importancia que tiene tambi�n para el desarrollo cultural de los �hombres� el vivir en un grupo y que sea de su propia especie. Pese a todo los antropoides modernos no han alcanzado una inteligencia equiparable a la humana. Lo que hasta aqu� hemos expuesto muestra por lo menos que el vivir en el suelo, y no en los �rboles, no trae como consecuencia el caminar erguido, y probablemente que el caminar b�pedo no es una condici�n indispensable para alcanzar un desarrollo intelectual equiparable, por lo menos en algunos aspectos, al del �homo sapiens� (que quiere decir �hombre sabio� pero yo no le veo la sabidur�a por ning�n lado) como argumentan los cient�ficos modernos. Pese a que vivieron en condiciones semejantes a las de los �hom�nidos�, los ancestros de los antropoides no llegaron a evolucionar como aquellos hasta llegar a ser criaturas semejante al �hombre�, �por qu�?. Otros m�s agregan al argumento que el cerebro de los hom�nidos evolucion� hasta llegar a ser el cerebro humano debido a que incluyeron carne en su alimentaci�n, aunque no eran carn�voros sino omn�voros. Si ans� fuese por qu� animales como los osos, de linaje tanto o m�s antiguo que el de los hom�nidos, que incluyen la carne como parte muy importante de la su dieta y que se puede decir que tambi�n comen de todo como los hom�nidos y los �humanos�, y que viven en el suelo y no en los �rboles, costumbres que pudieron haber tenido tambi�n sus ancestros, no han evolucionado hasta llegar a ser b�pedos y tener un cerebro como el de los humanos, e igualmente los cerdos y sus ancestros salvajes los jabalines, que asimismo tienen una dieta omn�vora (aunque tal parece que no incluyen con tanta importancia la carne en su alimentaci�n como el oso) que poseen una inteligencia sorprendente y tienen �rganos muy parecidos a los de los �hombres�, seg�n un documental, y que como sabemos viven en el suelo y no en los �rboles, no han alcanzado a ser b�pedos tampoco ni una especie de �humanos�, y algunos antropoides, como el chimpanc�, y otros tipos de primates como el papi�n, que incluyen carne (incluso llegan a cazar a sus cong�neres seg�n documentales) e insectos en su dieta, no se han convertido en alguna criatura �humana�. �Qu� ha sido lo que ha marcado la diferencia?, los evolucionistas no han podido contestarlo satisfactoriamente. Nunca llegaremos tal vez a conocer la verdad precisa como augur� Kant, s�lo nos hemos estado creando explicaciones a priori sobre el origen de las especies de seres vivos que pueblan la tierra.

Otro dogma �cient�fico� es el de la teor�a del origen asi�tico del hombre americano pues, como lo dice el autor Paul Rivet, no hay pruebas contundentes acerca del paso del hombre asi�tico a Am�rica por el Estrecho de Bering, ni de relaciones culturales entre los pueblos del Asia y el llamado Nuevo Mundo, y quiz� al �nico grupo americano al que se le puedan encontrar vagas influencias siberianas es al de los inuit o esquimales seg�n Rivet. Los nuevos estudios gen�ticos (t�rmino cuyas ra�ces son de origen griego, del cual una de ellas, �gene�, viene de �genos�, �genesis�, que simplemente se refiere a origen, nacimiento) se supone que prueban la relaci�n de los naturales americanos con los hombres del �viejo mundo� emparentados todos con un grupo del �frica oriental, pero no demuestran que Beringia haya sido el �nico lugar por donde pasaron los seres humanos hacia Am�rica (y me falta saber si seg�n estos estudios hay relaci�n �gen�tica� directa con los asi�ticos y adem�s con polinesios y australianos como propon�a Rivet, de cuya teor�a hablaremos enseguida), ni tampoco prueban que no haya habido hombres nativos de este continente que se pudieron mezclar con los del llamado viejo mundo. De hecho la gen�tica, seg�n un documental, demuestra que los abor�genes americanos tienen una variedad de genes exclusivos de los �indios� que los investigadores creen que tienen su origen en �mutaciones� (t�rmino que en lat�n simplemente significa cambio, por lo que no explica nada m�s profundo en el �mbito cient�fico) pero que tal vez pudieran proceder de ramas humanas nativas de Am�rica o que llegaron aqu� antes que el hombre moderno. Se supone que el �homo sapiens� no �evolucion� en Am�rica porque no han encontrado restos de �hom�nidos� en estas latitudes, pero como dec�amos la evoluci�n no est� cabalmente probada y por lo tanto el origen del hombre del Viejo y Nuevo Mundo sigue siendo un misterio. Paul Rivet propone otra teor�a que han denominado algunos como del �origen m�ltiple� del hombre americano, y en el libro donde la expone (ver bibliograf�a) presenta posibles pruebas de contacto de Am�rica del Sur con Polinesia e con Australia. Esta �ltima teor�a tiene tantos problemas como la del origen asi�tico, sin embargo quiz� por haber sido anterior a la de Rivet la teor�a del origen asi�tico goza de mayor consenso entre los acad�micos por lo cual es ense�ada en las escuelas como una verdad comprobada aunque en realidad s�lo es una especulaci�n.

La ciencia moderna descalifica a la religi�n y a la filosof�a recordando el famoso caso de Galileo Galilei (a quien a pesar de que en las escuelas nos dicen que fue fundador de la moderna �ciencia� de la f�sica por su mentalidad todav�a se le puede considerar como fil�sofo, por ejemplo algunas de sus obras llevan en el t�tulo el t�rmino di�logo que indica que est�n escritas en un estilo literario usado en la filosof�a, adem�s defendi� la teor�a helioc�ntrica que era de Copernico, un monje escholastico de quien no obstante tambi�n se nos ha dicho en las escuelas que fue un �cient�fico�, y lo mismo se puede decir de otros autores posteriores como Isaac Newton que es tambi�n considerado �cient�fico� pero su obra principal abiertamente se llama �Philosophiae naturalis principia mathematica� que quiere decir �Principios matem�ticos de filosof�a natural�, es decir que la disciplina que cultivaba era la filosof�a natural e no la �ciencia�) quien tuvo que comparecer ante el Sancto Oficio de la Inquisici�n de la iglesia cat�lica por defender ante sus academias escholasticas la teor�a helioc�ntrica de Copernico (y Giordano Bruno muri� por defender esta teor�a, entre otras �herej�as�, seg�n el �Gran diccionario enciclop�dico ilustrado� del Reader�s Digest preparado por investigadores de la Real Academia Espa�ola). Supuestamente en la ciencia no existen autoritarismo y dogmas que provoquen incidentes como el de Galileo, pero la realidad es que la ciencia cay� en lo mismo. Ejemplo de ello es el caso del doctor Ignaz Philipp Semmelweiss nacido en Hungr�a en 1818 y muerto en 1865, que desarroll� su carrera en Austria ya en plena era �cient�fica� (puesto que las academias cient�ficas se establecieron hasta el siglo XIX cuando se logr� expulsar a los escol�sticos de las universidades que fueron instituciones fundadas en la edad media). Este doctor descubri� que al manipular los m�dicos los cuerpos de los muertos que diseccionaban se les llenaban las manos con formas de vida que no se ve�an a simple vista y que pod�an causar que otras personas se enfermaran, como el causarles fiebre puerperal a las parturientas que atend�an. Pero los acad�micos de la medicina de entonces cre�an que de los cuerpos muertos no podr�a salir vida y por ello metieron a este m�dico en un manicomio, de donde escap� para demostrar su teor�a haci�ndose una cortadita con un bistur� que hab�a usado para diseccionar un cad�ver, caus�ndose una severa infecci�n y la muerte ocho d�as despu�s seg�n un documental. En otra fuente, el ya mencionado Diccionario enciclop�dico, se dice que este m�dico simplemente muri� olvidado en un internado para enfermos mentales. Con esto queda demostrado que las academias cient�ficas no son abiertas al debate sino que son bastante autoritarias e dogm�ticas. Es verdad que ahora pocos acad�micos dudar�an del descubrimiento de Semmelweiss (y de otros investigadores que fueron sus contempor�neos) pero a este hombre le cost� el que los acad�micos de su tiempo lo tomasen por un loco y le condenasen, sino a un juicio de la Inquisici�n, s� a morir en ese manicomio al margen de la sociedad. He aqu� un aut�ntico m�rtir del autoritarismo �cient�fico�. En la actualidad seg�n un programa de Ricardo Rocha de T.V. Apesta (perd�n, T. V. Azteca), un cient�fico estadounidense de nombre Peter Usberg, siendo exitoso e nominado incluso para el premio N�bel perdi� todos sus logros por presiones de acad�micos de su pa�s cuando se atrevi� a dudar de la existencia del virus de la inmunodeficiencia humana que nunca ha sido aislado ni fotografiado, seg�n lo expresaron unos cient�ficos que participaron en dicho programa como Roberto Giraldo y Roberto Stock, y una mujer presuntamente infectada de VIH llamada Christine Maggiore quienes forman una organizaci�n llamada MONARCAS. Por su parte Roberto Giraldo de Colombia afirma que por lo mismo quer�an internarle en un manicomio sus colegas en su pa�s (algo parecido a lo que le sucedi� a Semmelweiss, pero a la inversa). Hasta el gobierno coprocr�tico actual (por estar capitaneado por el presidente conocido a nivel popular como �FECAL�) de los Estados Jodidos Mexinacos anunci� acciones legales contra la dicha organizaci�n MONARCAS. He aqu� pues ejemplos del autoritarismo de las academias cient�ficas tan abominable como el de las escholasticas y en pleno siglo XXI. Todo esto nos muestra tambi�n lo relativa que es la verdad en el conocimiento ya que lo que antes se consider� un razonamiento "incorrecto", una "anormalidad" y que era un argumento "falso", como el que formul� Semmelweiss al decir que las enfermedades eran producidas por microbios, por lo cual se le encerr� en un manicomio, ahora ha venido a considerarse un razonamiento "correcto", una "normalidad", una "verdad irrefutable" (y lo mismo ejemplifica el caso que dec�amos anteriormente acerca del relato b�blico de Ad�n y Eva, el cual va a pasar a ser de un folkl�rico mito a una verdad irrefutable gracias a las investigaciones del DNA mitocondrial) y, al rev�s de lo que pas� con el dicho m�dico decimon�nico, al que no piense ahora como Semmelweiss se le tacha de "loco", como a Roberto Giraldo a quien se le intent� tambi�n internar en un hospital psiqui�trico por cuestionar la existencia del virus de la inmunodeficiencia humana y que �ste sea causa del SIDA. Cabe mencionar aqu� lo aberrante que es la "ciencia" que se hace llamar psiquiatr�a (que considera �anormales� a los que se atreven a dudar de los dogmas que se nos imponen socialmente como �verdades irrebatibles�) empezando con su nombre que ejemplifica muy bien c�mo las disciplinas cient�ficas no son lo que aparentan, es decir que no llegan al �conocimiento cierto de las cosas por sus causas� como se suele definir a la ciencia. En la filosof�a se cre�a que el entendimiento humano era una potencia de su alma, por eso las cosas relacionadas al entendimiento se estudiaban en parte en la psicolog�a, t�rmino derivado de psije = alma. Los torpes fundadores de la psiquiatr�a definieron el objeto de estudio de su "ciencia" como curaci�n de transtornos cerebrales, pero emplean para ella, siguiendo la tradici�n filos�fica, el nombre de psiquiatr�a que literalmente quiere decir "curaci�n del alma" (�por ventura no es este el objeto de la religi�n?). Esto contradice los requerimientos m�nimos de la misma "ciencia" en cuanto a que los conceptos que se emplean para generar nuevos conocimientos deben supuestamente tratar de ser lo m�s claros posibles e describir lo mejor posible al objeto de estudio (y esto mismo sucede en la f�sica con los t�rminos �electr�n� y �fisi�n�, y en la �gen�tica� con todas las palabras que llevan la ra�z "gene" como el nombre mismo de dicha disciplina, y con el de �mutaci�n�, todos los cuales ya hemos referido antes), y muestran tambi�n que dichos conceptos en los que descansa el conocimiento cient�fico son creados a priori partiendo de t�rminos que alguna vez pertenecieron a lenguas de uso com�n y corriente e que ahora ya son lenguas muertas, como el griego antiguo y el bajo lat�n, t�rminos que con frecuencia nada tienen que ver con la moderna ciencia y con las cuestiones cient�ficas a las que se les aplica porque ni siquiera se ten�a noci�n de ellas en el tiempo en que dichas lenguas todav�a eran habladas, e por lo tanto conducen a la subjetividad y al relativismo. Ans� pues los juicios o "diagn�sticos" de los psiquiatras son por dem�s muy subjetivos y superficiales, e un ejemplo atroz de ello fue el de un joven indiano que, seg�n un peri�dico de estas tierras que llaman "M�xico", fue recluido en un manicomio porque cuando los imb�ciles que le "diagnosticaron" (quienes seguramente lo juzgaron con la bola de prejuicios que generalmente tienen los �mexinacos�) hici�ronle varias preguntas al joven, de las cuales ninguna respondi�. En lugar de pensar que pod�a haber varias razones por las que ese chico no contestaba, verbi gratia que pod�a ser sordo o que no hablaba castellano (que result� ser la raz�n por la cual no respondi�), lo tildaron de loco y lo metieron al manicomio durante 9 o 10 a�os (no recuerdo bien el dato). Alguien del personal del hospital menos est�pido que los psiquiatras que lo internaron se dio cuenta de que el joven articulaba palabras pero en una lengua que no era el castellano sino que parec�a una lengua aut�ctona, y entonces llev� a una persona que conoc�a de lenguas y le pusieron al joven varias grabaciones de diversos lenguajes indianos, y result� que reconoci� uno de esos. Hasta entonces se dieron cuenta que no era un enfermo mental y le liberaron. No creo que este sea un caso aislado porque padecimientos como la esquizofrenia no se detectan por medios fisiol�gicos sino por estudios como las �pruebas psicom�tricas� y el criterio del psiquiatra susceptibles de caer en subjetividad ya que, como cualquier persona, los psiquiatras tiene prejuicios, como los �tnicos, gracias a los cuales los que �diagnosticaron� al joven que comentamos le consideraron un demente simplemente por ser �diferente�.

Si bien Kant no quer�a derrumbar sino s�lo transformar al conocimiento, y tambi�n a la moral o �tica (que vienen siendo lo mismo s�lo que la palabra moral es de origen latino y �tica es de origen griego, cuyas ra�ces se refieren, ambas, a costumbres de la gente), su teor�a no s�lo pone de manifiesto que el conocimiento es relativo sino tambi�n la moral, la cual seg�n Kant se basa en imperativos categ�ricos inventados a priori. Cabe agregar aqu� que las teor�as de Kant se vieron sustentadas con evidencia emp�rica a trav�s de las etnograf�as de la antropolog�a cultural las cuales mostraron que no existe una cultura universal sino diversidad de culturas, y en cada una se percibe la realidad de diferente manera, o lo que es lo mismo, cada pueblo tiene conocimientos particulares e diferentes acerca de las cosas que le rodean (leer a Marvin Harris y a Frederik Barth de la bibliograf�a) ya que las diferencias culturales implican que cada grupo tenga por validos diferentes conceptos en su mente para hacer juicios acerca de las cosas que le rodean, conceptos que, compaginando los datos etnogr�ficos con la teor�a de Kant, estar�an creados a priori en base al concepto primario de la identidad �tnica seg�n el cual se establece, a priori tambi�n, la diferencia entre lo propio y lo ajeno, conceptos que son impuestos por lo general a cada grupo por sus elites o estratos hegem�nicos, aunque a veces ciertos conceptos de las clases �inferiores� o subalternas pueden llegar a transformar la cultura hegem�nica de las elites o clases �superiores�. Ejemplos interesantes de c�mo las cosas se conocen de forma distinta a partir de conceptos diversos preestablecidos dentro de las diferentes culturas los tenemos en el devenir hist�rico de algunas lenguas indianas de estas tierras que hoy llaman �M�xico�. Verbi gratia en el h��-�ho (otom�) del siglo XVI cuando llegaron los espa�oles, se aplicaba el t�rmino �fani� al venado seg�n Soustelle (ver bibliograf�a). Al conocer los naturales hablantes de dicha lengua a los caballos de los hispanos no teniendo en su lengua ning�n t�rmino para referirse a estos animales, porque para ese tiempo no hab�a equinos en Am�rica (aunque parece que s� los hubo en la prehistoria americana porque se han hallado restos f�siles de ellos), juzgaron a los caballos en base a un concepto que s� exist�a previamente en la su lengua y entonces empezaron a aplicarles el t�rmino �fani� que originalmente se refer�a a los venados, quiz� porque les perec�an similares aunque sin cuernos, de tal suerte que en la lengua h��-�ho moderna fani ha venido a significar caballo y ya no venado. Algo parecido sucedi� en la lengua mexicana o �nahuatl�durante el siglo XVI en torno a un instrumento musical: en efecto, en el vocabulario de fray Alonso de Molina, de la dicha lengua mexicana y del referido siglo, el autor registr� el t�rmino �mecaveuetl� o mecaueuetl que significa �vihuela�; esa palabra en mexicano est� compuesta por los t�rminos �mecatl� = cordel o cuerda, y �veuetl� o ueuetl = atabal o tambor (adem�s de que tambi�n se relaciona la ra�z de este t�rmino con lo viejo), por lo que se puede traducir como �tambor de cuerdas�. De aqu� deducimos que los �indios� mexicanos al conocer el instrumento espa�ol de la vihuela e al no tener ellos instrumentos cord�fonos dentro de la su cultura, seg�n los datos hist�ricos y arqueol�gicos (excepto quiz� un tipo de arco que se monta sobre un guaje usado en el noroeste del hoy �M�xico�, al cual se le percute la cuerda con un palo e no se le pulsa como en el caso de las de la vihuela, arco al que algunos le atribuyen origen precortesiano), y al no tener por lo tanto los naturales un concepto compatible al de vihuela, juzgaron al referido instrumento hispano en base a conceptos que s� exist�an previamente en su idioma como los referentes a instrumentos de percusi�n que eran muy usuales para la m�sica con que acompa�aban sus danzas, seg�n las cr�nicas como las de Sahag�n y Dur�n, por lo que tal vez el concepto de tambor era equiparable al de instrumento musical, o tambi�n la vihuela probablemente lleg� a sustituir en algunas regiones a los atabales indianos por lo cual la vieron como un �tambor de cuerdas�. Por otro lado, seg�n las etnograf�as, tampoco existen valores morales universales. El �nico valor moral que dio visos de universalidad es el incesto que se encuentra en casi todas las culturas del orbe, aunque en realidad var�a entre las diferentes culturas la definici�n de lo que es o no es incesto. Verbi gratia, en una cultura puede serlo el que un sobrino tenga sexo con sus t�as, pero el tener relaciones con sus primas no lo es. En otra cultura puede ser al rev�s, los sobrinos podr�an tener relaciones con sus t�as pero con sus primas no. La idea de pecado que encontramos en las religiones jud�a y cristiana en realidad no exist�a en muchas culturas del mundo (incluso entre los ancestros de los hebreos parece que tampoco exist�a en principio ya que el relato b�blico de Ad�n y Eva no ve con malos ojos que la humanidad descienda incestuosamente de los hijos de una sola pareja, y la teor�a del ADN mitocondrial, que ha venido supuestamente a sustentar en parte el relato b�blico, corrobora, de ser cierta, que el incesto ha sido practicado sin mesura ni remordimientos por los �hombres� a grado tal que, por medio de �ste, los hijos de una sola mujer dieron origen a la humanidad entera. Entonces, viendo todo este asunto desde otro punto de vista, uno fundamentalista cat�lico, �por ventura el incesto podr�a ser el �pecado original� del que hablan los cat�licos?). As� pues en munchas culturas, por lo menos hasta fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX en que se hicieron numerosas etnograf�as, no exist�a la idea de pecado, y ha sido gracias a los �misioneros� cristianos (agentes del colonialismo del mundo occidental) que dicha idea ya puede haberse asimilado en culturas donde no exist�a. Ans� por ejemplo algunos antrop�logos culturales refirieron que en ciertas islas de la Polinesia, en el Pac�fico, no exist�a el matrimonio, por lo cual en esas islas las mujeres pod�an tener sexo con quien les apeteciera. En esas culturas consideraban que el sexo no ten�a nada que ver con la procreaci�n de los ni�os. Como no se casaban quien se encargaba de los ni�os de una chica era el hermano de su madre. Entonces, si no exist�a el matrimonio tampoco exist�a el �pecado� de �adulterio�. Seg�n he o�do decir a algunos sacerdotes cat�licos la moral judeo-cristiana exist�a universalmente en todos los pueblos, e incluso dicen que en los comienzos de la humanidad todos rend�an culto al Dios de los hebreos, pero con el correr de los a�os esos pueblos fueron abandonando dicho culto y dicha moral y se entregaron al �pecado� y a la �idolatr�a�, pero �por ventura tienen evidencias para probarlo?. La �nica evidencia que hay es que todas las culturas del mundo son diferentes, y lo que en una cultura es �bueno� en otra cultura puede resultar �malo� y viceversa. Las etnograf�as demuestran que los valores morales se hacen predominantes dentro de un grupo social dado, por lo general, mediante la imposici�n que realizan unos cuantos que forman elites dentro de ese grupo e que son tenidos por �superiores�, al resto de los integrantes del mismo a los que se les tiene por �inferiores�. Esa imposici�n se vuelve m�s fuerte cuando la mayor�a del grupo ya asimil� los valores morales que les han impuesto los de su elite, y cuando alguno de los integrantes del grupo no quiere acatar dichos valores simplemente se le discrimina, excluy�ndosele, y como medida m�s dr�stica se le puede hasta asesinar. Cuando ocurre esto hablamos ya del control social. Kant, quien vivi� antes de que existiese la antropolog�a cultural, refleja en su �Critica de la raz�n pr�ctica� que tambi�n entendi� todo esto, pero no quiso triturar la moral y m�s bien intent� reconstruirla a pesar de que comprendi� que unos cuantos son los que imponen los valores morales en un grupo social dado, valores creados a priori a partir de lo que el llama �imperativos categ�ricos�, por lo cual invitaba m�s bien a sus lectores a que aceptasen esas imposiciones. Nietzsche critic� a Kant por ello y, contrariamente, propone a sus lectores que se conviertan en un nuevo tipo de hombres que lograsen romper con ese control social y llegasen a crear sus propios imperativos categ�ricos, seg�n los cuales fabricasen su propia moral para que ya no obedeciesen a nadie m�s que a s� mismos. A este tipo de personas le llama �uebermensch� o �superhombre�. Nietzsche criticaba al cristianismo pues seg�n �l sus valores han sido utilizados por las elites para controlar a la gente, por ejemplo con los valores morales del cristianismo se logr� dominar a los pueblos b�rbaros germ�nicos, de los cuales fueron una tribu los alemanes naci�n a la cual pertenec�a Nietzsche. Si esa observaci�n es aplicada en �M�xico� descubrimos que la mayor�a de la gente es cat�lica aqu� en �M�xico� porque los espa�oles impusieron la iglesia romana en la antigua Nueva Espa�a, con la cual dominaron a los �indios� de munchas maneras que se describen en la historia, como por ejemplo la creaci�n de pueblos-misiones llamados �conversiones� en los cuales se les confinaba para hacerles vivir �en orden y polic�a�, es decir �civilizarles� volvi�ndoles cristianos y ense��ndoles las cultura hispana, y mediante las estrategias llamadas �congregaciones� se les desplazaba de sus asentamientos originales peque�os y altamente dispersos en amplios territorios con el fin de concentrarles en esas �misiones� para que hubiese m�s tierras disponibles para los espa�oles (aunque el lado bueno de esto es que esas misiones que entraban dentro de la categor�a de �rep�blicas de indios� gozaron de cierta autonom�a, misma que perdieron definitivamente desde que se fundaron los �Estados Podridos Mexinacos�, perd�n, los Estados Unidos Mexicanos, en el siglo XIX). Cada quien elige si se deja dominar por una moral como la cristiana que var�a seg�n las interpretaciones hechas por las diferentes elites religiosas de las diferentes denominaciones cristianas (que generalmente no cumplen con las restricciones de la moral cristiana, pero con lo que interpretan de ella imponen a sus feligreses �pesadas cargas que ellos no quieren ni tocar con el dedo�), ll�mense cat�licos, ortodoxos, protestantes, testigos de Jehovah, etc., o elige si quiere crear su propia moral en la cual nada es malo y �lo �nico prohibido es no desear�, como dice Nietzsche.

M�s relativa a�n es la lengua. Por ejemplo los chilangos (habitantes de la ciudad capital de M�xico) discriminan a los �rancheros�y �paisanos� (habitantes no �indios� de las zonas rurales) porque seg�n los chilangos los campiranos hablan mal el castellano (o espa�ol) y seg�n usan �arca�smos� y creen los capitalinos ser los �nicos que le hablan �correctamente�. Asimismo los "mexicanos" ya sea "chilangos" o "paisanos" desprecian a los "indios" por lo mismo. Pero si consideramos que la dicha lengua naci� en Castilla la Vieja, Espa�a, y por lo tanto los castellanos son el prototipo del bien hablarla, resulta que los mexinacos ni uno habla debidamente la lengua de Cervantes pues de entrada la �s� y la �c� no la pronuncian como en Castilla, adem�s de que, seg�n el acad�mico Juan M. Lope Blanch del Instituto de Investigaciones Filol�gicas de la UNAM, los citadinos mexinacos como los chilangos a pesar de que creen hablar una lengua �culta� usan ellos mismo munchos arca�smos o palabras que nadie �culto� usa ya en Espa�a excepto en las aldeas rurales, como usar la preposici�n �a� con el verbo �ir�, como decir "voy a ir a la cocina", que en Espa�a se us� hasta el siglo XIX, o usar el prefijo �re� como superlativo con adjetivos y adverbios, como decir �est� rebonito� o �retebonito�, como se usaba en el castellano del siglo XVI. Tambi�n los chilangos emplean con frecuencia la construcci�n exclamativa �c�mo + adjetivo�, por ejemplo cuando dicen: �c�mo est� buena esa vieja�, esto se estilaba tambi�n en el dicho espa�ol cl�sico del siglo XVI. Otras expresiones que usan los mism�simos citadinos como �se me hace�, �qu� tanto�, �muy noche�, �dizque� tambi�n son arca�smos, lo mismo la palabra �pluma� para referirse al bol�grafo ya que las p�ndolas de ave no se usan desde hace munchas d�cadas como instrumentos de la escritura. Lo mismo utilizan el t�rmino �lindo� en vez de hermoso, la palabra �recibirse� en lugar de graduarse, �prieto� en vez de moreno, �pararse� en vez de la expresi�n ponerse de pie, �liviano� en vez de ligero, �bravo� en vez de valiente, �luego� en vez de inmediatamente, todos ellos arca�smos porque en Espa�a ya no son usuales hoy d�a, y utilizan munchos diminutivos que en Espa�a se emplearon en la �poca medieval como decir �abuelito�, �amiguito�, �hijito�, �mamita�, de hecho yo trabaj� con Espa�oles y me di cuenta que a ellos les causaba risa que en estas tierras que llaman �M�xico� se usaran tantos diminutivos. Por si fuese poco le cambian los significados a varias palabras usadas tanto en Espa�a como aqu� en "M�xico", por ejemplo �coger� para los espa�oles significa asir o agarrar pero aqu� significa tener relaciones sexuales; �gabacho� en Espa�a se refiere a un franc�s mientras que aqu� se aplica a un habitante de los USA; la palabra "tortilla" en Espa�a se aplica a un platillo que est� hecho de huevo mientras que aqu� se aplica para una especie de pan �cimo de origen prehisp�nico hecho de ma�z; en Espa�a el neologismo "v�deo" se acent�a en la primera s�laba y ans� se le encuentra en algunos diccionarios acad�micos, pero los �mexinacos� al pronunciar le acent�an indebidamente en la segunda s�laba. Los xongos mexinacos dicen tambi�n ininteligiblemente el refr�n: "piensa el le�n que todos son de su condici�n" de forma incorrecta ya que en Espa�a se dice: "piensa el ladr�n que todos son de su condici�n" con lo cual s� tiene sentido. Asimismo �mexinaquizan� la locuci�n hispana: �el que se fue a Sevilla perdi� su silla� diciendo rid�culamente: �el que se fue a la Villa perdi� su silla�, y emplean el t�rmino "matraca" para un instrumento que m�s correctamente se llama "carraca" en Espa�a, donde el vocablo �matraca� se reserva a otro instrumento muy diferente. Incluso podr�amos voltear la tortilla a los citadinos �mexinacos� pues desde un punto de vista purista del lat�n algunos de esos �arca�smos� que hablan los �rancheros� y los "indios" son m�s correctos pues son m�s cercanos al antiguo idioma del imperio romano que era el lat�n del cual, al deformarse, surgi� el castellano, ans� como todas las lenguas romances (por esta cuesti�n podemos decir en otras palabras que el espa�ol es una entre munchas variantes dialectales del lat�n, o sea que los �mexinacos� son hablantes de un dialecto latino, no obstante como �stos son tan incultos suelen aplicar despectivamente la palabra dialecto a las lenguas de los �indios� que, al rev�s del castellano s� son idiomas, las cuales sin embargo a su vez tienen variantes dialectales). En lat�n por ejemplo el verbo "ver" se dice "videre", ans� que "vide" o "vido" como se estila en algunos ranchos conjugar dicho verbo es una forma m�s cercana a como se hace en la lengua latina por lo que existe menos deformaci�n del dicho verbo en la pronunciaci�n �ranchera� que en la citadina. Igualmente en los ranchos en lugar de �lamer� se dice "lamber", forma m�s cercana a la original latina "lambere". Bien valdr�a la pena agregar que si los �chilangos� y los �paisanos� odian tanto a los �indios� deber�an desechar de su l�xico un mont�n de palabras, y cosas, que han tomado de las culturas de los �indios� (s�lo que va a estar dif�cil que se deshagan del 65% de su �genoma� amerindio: �aunque la mona se vista de seda, mona se queda�, ja, ja, ja). Entonces deber�an empezar por no llamarse a s� mismos �mexicanos� porque tal denominaci�n era aplicada originalmente a unos �indios� del altiplano central y a su lengua a los que ahora todo mundo prefiere llamar nahuatls, y deber�an quitar el �guila de su bandera porque fue tomada de un c�dice indiano. Los chilangos tampoco deber�an decirle �chante� a su hogar, ni "cakles" a los zapatos pues son palabra de la lengua mexicana. Tampoco deber�an los �mexinacos� en general tomar chocolate, palabra de la dicha lengua mexicana que se refiere a un tipo de bebida indiana de origen prehisp�nico, ni comer �tortillas�, pan �cimo de origen precortesiano ya referido por Sahag�n en el siglo XVI, y no deber�an decirle �ahuates� (palabra de la lengua mexicana) a las espinas de las tunas, ni decirle �cacahuate� (voz de la lengua mexicana) al man�, ni comerle, y deber�an despreciar al ma�z, al fr�jol, al chile, a las calabazas y al jitomate (palabra de la lengua mexicana) vegetales todos domesticados en Am�rica por los �indios�, e incluso no deber�an comer el mole y los tamales porque aunque sus versiones actuales han incorporado elementos espa�oles estos son alimentos de origen precortesiano ya mencionados por el referido Sahag�n, quien dice que exist�an entre los indios varios tipos de molli e tamalli tanto de uso religioso como secular en el siglo en que arribaron los espa�oles, ni deber�an comer las �palomitas� pues sobre �stas dice Sahag�n que los naturales mexicanos del siglo XVI hac�an sartales para adornar a sus Dioses hechos con ma�z reventado que quedaba �como una flor muy blanca�, es decir que antes de que llegaran los espa�oles ellos ya las fabricaban (aunque no faltar� quien diga que fueron un invento estadounidense que se debe llamar �popcorn�), ni deber�an comer esa ave que todo mundo se empe�a en llamar ahora �pavo� que fue domesticada por los �indios�, fue difundida por los espa�oles y uno de sus nombres originales fue el que origin� al hispanizarse el t�rmino guajolote, palabra cuya g�nesis est� en la lengua mexicana. Tambi�n deber�an cambiarle los nombres a tantos y tantos pueblos y ciudades de estas tierras que son de origen "indio" como M�xico, Tlaxcala (Tlaxcallan), Toluca (Tollocan), Jalapa (Xalliapan), que son de la lengua mexicana, o Quer�taro, Apatzingan y Acambaro de la pur�pecha.

Cabe se�alar que las lenguas vivas evolucionan por ejemplo con neologismos y prestamos de lenguas ajenas a pesar de que las elites acad�micas (como los cl�rigos otrora, seg�n veremos enseguida) con frecuencia ven mal esos cambios y quisieran que no ocurrieran. El castellano en particular como hemos dicho podr�a considerarse una deformaci�n del lat�n por lo que fue mal visto en la edad media por la jerarqu�a cat�lica que utilizaba el lat�n y monopolizaba el quehacer intelectual en las academias escholasticas durante esos a�os, elite religiosa que no pudo evitar que el castellano terminase por suplantar a la lengua latina entre la gente del vulgo, primero en una porci�n de la Pen�nsula Ib�rica y luego en casi toda ella al consolidarse un reino espa�ol unificado tras la �reconquista� desplazando a otros dialectos romances hablado en dicha pen�nsula. Es as� que la lengua hispana despu�s de su surgimiento estuvo durante varios siglos sin reglas de escritura ni normas para hablarla �correctamente�, porque incluso fue producto de la deformaci�n de otra lengua m�s antigua, como dijimos, de tal suerte que hasta el siglo XVIII cada quien la escrib�a como quer�a, cosa que pude constatar al leer documentos coloniales novohispanos. Pero a partir del siglo XVIII se crea la Real Academia Espa�ola (RAE) y se empieza a normar el hablar y la escritura de la lengua castellana, aunque en realidad es hasta el siglo XIX que empiezan a arraigar m�s las normas de la RAE. A pesar de que esta academia ciertamente ha dejado su influencia en el habla vulgar, pues es la autora de la estigmatizaci�n dirigida hacia ciertos giros del castellano que hoy se consideran �arca�smos�, y ha plasmado su huella sobre todo en la escritura con las normas de �ortograf�a� (o �recta escritura�), en realidad todav�a hay personas que siguen hablando con esos giros ancestrales que hoy se consideran �arcaicos� y despreciables ( pero que son palabras vivas y actuales pues se les contin�a empleando cotidianamente) y munchos escriben sin apego a las normas creadas a priori por la RAE (tanto para la escritura como para el habla. Un ejemplo de la arbitrariedad de esas normas que no respetan la forma original de algunos nombres lo tenemos en el de origen griego Paulos, cuya hipsilon, que es la que sonaba como �u� o como �iu�, debi� sustituirse por �v�, es decir que en castellano deber�a de escribirse Pavlo e no Pablo como lo marcan desp�ticamente las normas de la �recta� escritura�) y hasta entre los dizque �civilizados� se observa ello, por ejemplo los citadinos redactan con las patas los correos electr�nicos y mensajes de los tel�fonos m�viles adem�s de que, seg�n un peri�dico, los �mexinacos� tienen un l�xico paup�rrimo de apenas 200 palabras para su habla cotidiana, en mayor parte cal�, e por supuesto yo tampoco cumplo esas reglas por lo que alg�n dogmatizado de los principios acad�micos me dir� �indio� �ignorante� que no sabe ni escribir pero m�s torpe es el que ciegamente sin razonar sigue normas como las de la �ortograf�a� impuestas caprichosamente por las elites, y como los �mexinacos� son bien est�pidos para escribir apelo entonces a aquel principio b�blico: �quien est� libre de pecado que arroje la primera piedra�. Hoy d�a inevitablemente se est� transformando el castellano con prestamos del ingl�s en el hablar y en las formas de escritura (como anteriormente con la influencia de lenguas como el provenzal, el vasco, el �rabe, el franc�s, y particularmente en estas tierras con prestamos de las lenguas indianas), por lo que hasta algunos especulan que en el futuro podr�a surgir una lengua criolla s�ntesis del castellano y del ingl�s, aunque otros creen que �sta ya ha germinado con la famosa jerga de los mojados que llaman �spanglish�, y ning�n acad�mico actual purista de la lengua, tan intolerante como los eclesi�sticos medievales, aunque le de chorrillo podr� detener este proceso.

Por �ltimo pasando ya al �mbito intelectual religioso el cual es el que interesa en esta p�gina, se�alamos que el pensamiento filos�fico-cristiano cat�lico moderno se basa hoy d�a principalmente en las ideas del pensador escholastico Tom�s de Aquino, dominico, mismas que tienen influencias de las de Arist�teles, fil�sofo de la antig�edad griega que fue retomado por ejemplo por Alexander de Hales, franciscano, o Alberto Magno, dominico, dentro de la corriente filos�fica medieval escholastica antes que por Aquino. Seg�n Tredici la mayor�a de los escholasticos anteriores a �stos tres �ltimos personajes se basaron m�s en San Agust�n (de influencia neoplat�nica), uno de los padres de la iglesia m�s venerados en Occidente (pero que ten�a su sede y jurisdicci�n episcopal en una porci�n del norte de �frica dentro de Numidia, provincia que comprend�a un territorio que ahora se divide entre las actuales Argelia y T�nez, la cual pertenec�a al Occidente del imperio romano). Sanct Agust�n basaba por ejemplo sus pruebas de la existencia de Dios en argumentos metaf�sicos que pretend�an ser juicios universales e que demostraban de forma incontroversial la existencia de Dios, o juicios apod�cticos, sin embargo nunca descart� para tal demostraci�n otros de bases m�s subjetivas como el del llamado de la conciencia y el del consenso de la gente, argumentos que fueron resaltados por los franciscanos medievales que debatieron con los dominicos (orden a la cual pertenec�a Aquino) los cuales incluso han sido retomados por algunos autores cat�licos modernos como Josef Schmucker (ver bibliograf�a), quien comprende que la existencia de Dios no se puede probar de manera incuestionable. As� pues Agust�n era m�s moderado en el uso de la filosof�a en la reflexi�n teol�gica, como se desprende de una an�cdota narrada por los sacerdotes cat�licos que se supone le ocurri� a Agust�n, en la que un ni�o le dijo al dicho santo que iba a vaciar el agua de la mar en un hoyo, cosa por dem�s imposible. La moraleja de esta historia es que el obispo de Hipona entendi� que Dios era demasiado grande, como la mar, para ser comprendido en su totalidad por la mente humana representada por el peque�o agujero donde el ni�o quer�a verter el agua oce�nica. A pesar de ese principio agustino en el concilio occidental Vaticano II se defini� que la raz�n puede conocer a Dios en forma natural sin necesidad de revelaci�n alguna, y todo en base a la tesis atribuida a Tom�s de Aquino de que la raz�n puede demostrar las verdades de la fe (misma que detallaremos m�s adelante). El dicho principio de sanct Agust�n, contrario a la definici�n del Vaticano II, concuerda con las ideas de sanct Pablo que se jactaba de predicar con �la locura de la cruz� y no intentaba dar razonamientos filos�ficos cuando predicaba a los griegos. Aquino en cambio tuvo un rompimiento en dicho aspecto con sanct Agust�n por recibir influencia del fil�sofo �rabe Ibn Rosh o Averroes (seg�n As�n Palacios Miguel, citado en el �Gran diccionario enciclop�dico ilustrado�) cuyo sistema de pensamiento hizo surgir una corriente filos�fica occidental conocida como averro�sta contempor�nea de la escholastica. Dicho fil�sofo �rabe fue uno de los divulgadores primarios de Arist�teles en Occidente (y la difusi�n de las obras peripat�ticas o aristot�licas, seg�n Tredici, historiador cat�lico de la filosof�a, trajo como consecuencia el m�ximo esplendor de la dicha corriente escholastica. Por otra parte hacia el siglo XV los musulmanes indirectamente contribuyeron al llamado �renacimiento� en Occidente ya que al conquistar los turcos Constantinopla provocaron la migraci�n de cristianos hel�nicos hacia Europa del oeste que llevaron consigo invaluables fuentes documentales gracias a las cuales el mundo occidental pudo conocer m�s ampliamente las obras de fil�sofos griegos antiguos, desde los de la fisis, pasando por los sofistas, las obras de Plat�n y Arist�teles, los esc�pticos, ecl�cticos o las de los epic�reos y est�icos. Esto es prueba de que los isl�micos no s�lo promueven la violencia como dice el discurso que el papa cit� contra ellos. Occidente en realidad debe muncho de su desarrollo intelectual a los seguidores de Muhamad, no s�lo en el �mbito filos�fico sino tambi�n en otras �reas del saber humano, verbi gratia en las matem�ticas ya que los �rabes divulgaron por ejemplo la numeraci�n que se usa hoy en Occidente a la que precisamente se le conoce como ar�biga, y asimismo difundieron el �lgebra, elementos matem�ticos que han sido medulares para el desarrollo de las �ciencias exactas� occidentales, adem�s de que �el mism�simo pensamiento cat�lico no escapa a la influencia de la filosof�a �rabe!, sin contar que los pueblos semitas del Asia del oeste, familia ling��stica a la cual pertenecen los �rabes, probablemente contribuyeron en parte al desarrollo de las culturas antiguas de los actuales Irak, Syria, Turqu�a y Palestina, que es donde se han hallado los indicios m�s tempranos de la �civilizaci�n� que parcialmente ha heredado el mundo occidental a trav�s de fenicios, griegos, romanos, �rabes, por la cual se hace alarde en Occidente de que poseen la cultura m�s �avanzada� del mundo. Esto �ltimo desde luego es s�lo una creencia est�pida etnoc�ntrica sin fundamento porque la antropolog�a cultural, matizando sus conclusiones con las teor�as gnoseol�gicas de Kant, ha mostrado que ninguna cultura es m�s racional que otra, ni es superior ni inferior, sino que simplemente son diferentes, adem�s de que si nos ponemos en un plan etnoc�ntrico podemos decir que los modernos europeos occidentales salen perdiendo o, como dicen por ac�, �tienen cola que les pisen� por su oscura ascendencia en buena medida de los b�rbaros, calificativo griego que en este pueblo sol�an aplicar a cualquier grupo �tnico, incluidos los romanos, que no fuesen de origen hel�nico, y los latinos le designaron esta categor�a por ejemplo a las hordas de rubios y de ojos zarcos que viv�an m�s all� del Rin e asolaron a romanum imperium de la antig�edad). A Rosh se le atribuye la doctrina (condenada por las autoridades religiosas musulmanas seg�n el diccionario enciclop�dico ya citado) acerca de las dos verdades, seg�n la cual las verdades de la fe no contradicen a las verdades de la raz�n. A pesar de que Aquino atac� a los averro�stas, por ejemplo por su teor�a de la unidad del intelecto humano e por la misma doctrina de las dos verdades, el �ang�lico� (Aquino) termin� influenci�ndose de las ideas de Ibn Rosh y lleg� a conclusiones parecidas por otras v�as de reflexi�n, por ejemplo en la cuesti�n de que la materia proporciona la forma al esp�ritu del hombre por la cual fue atacado por sus detractores pues era f�cil deducir de tal principio que el esp�ritu �humano� perd�a su forma al morir cada persona y entonces carecer�a de inmortalidad el alma �humana�, y otra de las conclusiones del �ang�lico� similar (por no decir plagiada) a las de Rosh es la de que no hay contradicci�n entre raz�n y fe, o que la raz�n puede demostrar las cuestiones de la fe. Esta postura es una de las que ha arrastrado a la iglesia cat�lica hacia una suerte de neognosticismo del que hablaremos en otro art�culo m�s adelante e con m�s detalle, ya que los cat�licos romanos no estudian las fuentes de la revelaci�n que son las escrituras sacras para sintetizar sus dogmas, sino que basan sus definiciones mayormente en especulaciones ontol�gicas o metaf�sicas hechas a priori, filos�ficas pues, a las que les conceden el grado de verdades irrefutables o �infalibles�, es decir que les dan el grado de �gnosis� o conocimiento superior, por el simple hecho de estar definidas por una elite, una minor�a, la del papa y unos cuantos de sus m�s cercanos colaboradores como suced�a entre los gnosticos. Cabe agregar que ese principio pseudotomista es muy debatible porque las cuestiones de fe no pueden resistir una cr�tica racional como las de la existencia de Dios, la de la Trinidad, la transubstanciaci�n; o las cuestiones de la divinidad, los milagros y la resurrecci�n de Jristos, la virginidad de Mar�a, etc., mismas que muncha gente llega a considerar verdaderas por simple fe religiosa y para los ya creyentes no es necesario que nadie les demuestre nada. En esta p�gina encontrar�n disertaciones sobre diversos temas de religi�n cristiana tratando de desechar los conceptos impuestos por la elite clerical cat�lica romana, y nuestras conclusiones no pretenden ser la �neta del planeta� sino una interpretaci�n m�s en el vasto universo de las posibilidades desde donde se pueden enfocar dichos temas.

La fe es dogmatizaci�n
la ciencia nos liberar�a;
la ciencia y la religi�n
son la misma porquer�a.

Imposici�n imperial
de Roma fue la iglesia
la que impuso en consecuencia
y no sin forma brutal
sus dogmas en forma tal
que a�n tienen utilizaci�n
y la iglesia hizo absorci�n
de la gran filosof�a,
por eso digo hoy d�a:
la fe es dogmatizaci�n.

Los conceptos eclesiales
fueron cultura dominante
pero llegar�a un instante
en que esas ideas letales
que oprimieron sin iguales
se crey� se lograr�a
que se olvidaran un d�a
por un nuevo pensamiento
se dijo en ese momento:
la ciencia nos liberar�a.

Es conocido que otrora
don Galileo Galilei
compareci� ante la ley
de la iglesia inquisidora
mas tambi�n se sabe ahora
de I. Semmelweiss la cuesti�n:
lo metieron sin compasi�n
ciencistas al manicomio
y ans� igualaron, es obvio,
la ciencia y la religi�n.

La ciencia y la religi�n
se igualaron bien bonito
pues tomaron por loquito
a Semmelwiss por su opini�n:
que microbios eran raz�n
de dolencias y agon�a
�lo que hoy nadie negar�a!;
por el dogma y prepotencia
la religi�n y la ciencia
son la misma porquer�a.

Conceptos universales
lo pongo de manifiesto
no existir�an como tales
sino es que les han impuesto.

Ya lo dijo un escritor:
�nada es verdad ni mentira
todo es seg�n el color
del cristal con que se mira�.

TRES REFLEXIONES PRELIMINARES:

a) DE LA HYPOSTASIS O TRINIDAD

Los cient�ficos com�nmente niegan que exista Dios. Esta conclusi�n se puede decir que no es imparcial e menos irrefutable. En efecto, es verdad que no hay evidencias plenas de su existencia ya que los argumentos filos�ficos cl�sicos que intentan probarla, verbi gratia el del primer motor que dio origen a todo el movimiento del universo, el del sumo ser eterno que sostiene en la existencia a todos los seres contingentes, u otro que intenta probar la existencia de un �ser necesario� ordenador del universo, no explican con m�s amplitud ninguna caracter�stica del sujeto del que se est� haciendo referencia, es decir de Dios, s�lo infieren que deber�a de existir. Sin embargo gracias a esa misma falta de evidencias no se puede afirmar ni tampoco negar absolutamente la su existencia, y entonces los acad�micos de la �ciencia� son tan autoritarios e dogm�ticos cuando alguno afirma tajantemente que Dios no existe, como lo ser�a por ejemplo el papa al afirmar categ�ricamente que s� existe. Si bien cuestiones de fe como la de la existencia de Dios no tienen comprobaci�n tampoco es valido especular sin ton ni son sobre ellas, como se hace dentro de la iglesia cat�lica. Entonces aqu� nos limitaremos a analizar las definiciones (fundadas en la fe religiosa e no en la certeza de la su existencia) que acerca del Dios de los hebreos, base de las religiones jud�a y cristiana que es la que nos interesa en esta p�gina, se han hecho desde la antig�edad, primero en los llamados Antiguo e Nuevo Testamento de las sacras escrituras que se consideran fuentes de la revelaci�n, y luego en los concilios cristianos de la iglesia �nica imperial que dio origen a la iglesia ortodoxa, a la cat�lica y a las cuatro iglesias conocidas como precalcedonias: la copta, la jacobita, la asirio-caldea y la armenia.

Seg�n las cronolog�as de la Biblia de Jerusalem un fragmento del libro de Isa�as es el m�s vetusto del Antiguo Testamento, y data del 740 a. C.. Otros ejemplos de libros prof�ticos como el de Sofon�as y Jerem�as los sit�an en el 630 a. C.. Otros m�s como el de Josu� y el de Samuel, considerados prof�ticos dentro del canon jud�o, o el de los Jueces y el de los Reyes, los fechan hacia el 622 a. C.. Otros libros de profetas como Nahum y Habacuc los datan como del 600 a. C., y del 515 antes de Cristo son los de Ageo y Zacar�as y tal vez otro fragmento del libro de Isa�as. Hasta el a�o 400 antes de Cristo se unific� la legislaci�n, seg�n las cronolog�as, y por lo tanto de esos tiempos debe proceder la redacci�n del libro de la Tor� o Pentateuco. Cabe mencionar que, seg�n la obra de los autores cat�licos Gross y Neuenzeit, los manuscritos originales del Antiguo Testamento se han perdido, no obstante seg�n Felipe Sen se hallaron en Qumran fragmentos de copias de algunos libros veterotestamentarios que datan de a�os inmediatamente anteriores y de la misma �poca en que surgi� el cristianismo en el siglo I de nuestra era, mismos que, seg�n el diccionario de Straubinger, son los manuscritos m�s viejos que se conocen del Antiguo Testamento los cuales pueden servir para ediciones cr�ticas. Los documentos en que se basan las diversas traducciones del Antiguo Testamento de las Biblias disponibles en el mercado son, por una parte, principalmente aquellos conocidos por �masor�ticos�, que datan de entre los siglos IV al X d. C., nombre que les viene de un grupo de sabios hebreos que realizaron varias transcripciones de los libros sagrados del canon jud�o, seg�n Gross y Neuenzeit. Por otra parte hay ciertos libros que no son aceptados en el canon jud�o pero s�, �ntegramente, en el canon ortodoxo, e parcialmente en el cat�lico, libros que proceden de la traducci�n veterotestamentaria griega de la �Biblia de los setenta� y que no se encuentran entre los manuscritos masor�ticos pero s�, probablemente, se han conservado en el �Codex sinaiticus�, en el �Codex vaticanus� y en el �Codex alexandrinus�, los cuales, seg�n Straubinger, son las m�s antiguas y completas copias de la Biblia que se hallan escritas en griego y datan del siglo IV y V d. C. (cabe mencionar que la �iglesia� cat�lica no �dio la Biblia al mundo�, como dice el �padre� Amatulli en sus fonogramas, seg�n uno de los mensajes del libro de visitas de su p�gina dejado por Gradriel. As� por ejemplo, los textos neotestamentarios que los cat�licos consideran originales est�n, como hemos dicho, en griego y no en lat�n, es decir que se escribieron en la parte oriental del imperio romano donde era usual la lengua hel�nica y donde surgieron las actuales iglesias ortodoxas y las precalcedonias: copta, jacobita, asirio-caldea y armenia, tan antiguas como la cat�lica que corresponde s�lo a la parte occidental del mismo imperio donde predomin� el lat�n, a�n cuando hasta por lo menos el siglo III el griego se emple� verbi gratia en la liturgia occidental. Si existen vetustos manuscritos de la Biblia en Occidente es gracias al saqueo que han hecho los b�rbaros de Europa del oeste en Oriente, por ejemplo los ingleses que se adue�aron en sus colonias de Asia occidental y �frica nororiental de los c�dices Sinaiticus y Alexandrinus que ahora est�n en el Museo Brit�nico en Londres, Inglaterra. Adem�s en la iglesia ortodoxa, la m�s importante de las orientales, seg�n ya mencionamos se reconocen como �can�nicos� todos los libros del Antiguo Testamento de la �Biblia de los setenta�, acorde con la antigua tradici�n eclesial, incluyendo en su totalidad los que no son aceptados en el canon jud�o, en cambio dentro del catolicismo no todos estos �ltimos textos son considerados como �inspirados�, y los pocos que s� son los conocidos como �deuterocan�nicos�. De tal manera la iglesia ortodoxa acepta, adem�s de todos los que en la iglesia occidental llaman �deuterocan�nicos�, los libros, cuyos nombres est�n tomados del �ndice de la Biblia Griega incluido en la de Jerusal�n, de Esdras I y II de los cuales los cat�licos s�lo a uno le consideran can�nico; asimismo tienen por inspirados los Macabeos I al IV de los cuales los cat�licos s�lo aceptan dos, y tambi�n reconocen el libro de Odas y el de Salmos de Salom�n mismos que los cat�licos tienen por �ap�crifos�. Podemos deducir que la �iglesia� cat�lica, como secta que es por haber roto con la iglesia bizantina cuyo primado era el principal, seg�n lo decret� el canon 28 del concilio de Calcedonia, eso lo veremos m�s adelante en el art�culo sobre el primado del papa con mayor detalle, ha roto con la antigua tradici�n can�nica de las escrituras sacras ya que su Biblia est� corrompida, como dicen ellos de la de los protestantes, porque hist�ricamente han rechazado varios libros no aceptados por el canon jud�o contenidos en la Septuaginta, traducci�n harto venerada por los cristianos desde los primeros siglos, y eso ocurri� desde el siglo IV con sanct Ger�nimo que elimin� de su traducci�n de la Vulgata pr�cticamente todos los libros �deuterocan�nicos� aunque para el siglo XVI en que se refrend� el canon cat�lico en Trento aceptaron unos cuantos m�s complet�ndose el n�mero de ellos que ahoy contienen las Biblias cat�licas, ello seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger). Con estos datos puede sonar factible la interpretaci�n de un libro hecho por acad�micos de estas tierras encabezados por Herbert Frey (ver bibliograf�a), en el cual se asevera que el monote�smo jud�o realmente se consolid� hasta el tiempo de los profetas, cuyos libros son de los m�s viejos del Antiguo Testamento seg�n las cronolog�as, quienes mencionan que en Israel todav�a exist�a culto idol�trico en tiempos que fueron escritos dichos libros, como se narra en los de los profetas Isa�as y Jerem�as. En esa �poca los sacerdotes adquirieron poder pol�tico consolidando una teocracia que hasta los tiempos de Yeshua sobrevivir�a, y fueron probablemente quienes lograron tornar las creencias de los hebreos de idolatras a monote�stas.

En dos tradiciones de los escritos que conforman la Tor�, que han denominado como yahvihsta y elohista, encontramos dos denominaciones importantes de Dios: 1.- YHVH (como se traducen las consonantes hebreas actualmente), de la cual no se conocen las vocales y que significa �el que es�, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger. Se dice que habi�ndosele puesto a tal denominaci�n las vocales del nombre Adonai lleg� a pronunci�rsele como Yeohvah, que se lleg� a escribir IEHOVAH en lat�n, transform�ndose luego la "I" en "J", dando como resultado el conocido nombre de JEHOVAH. Los cat�licos actualmente le escriben Yahveh porque, seg�n he o�do decir a algunos sacerdotes romanos y he le�do en alg�n folleto cat�lico, es la forma que este nombre tiene entre los samaritanos modernos. 2.- Elohim, que curiosamente es la forma plural de un sustantivo cuyo singular es Eloah, cuya ra�z es com�n a la del nombre Al� que es el que le dan los musulmanes a su divinidad. �Por ventura dicho nombre de Dios en plural podr�a ser reminiscencia de polite�smo?, o, en base a un pasaje yahvihsta del G�nesis que llaman los cat�licos �la teofan�a de Mambr�, en el cual se menciona que Yahveh se apareci� a Abraham en forma de tres varones, �por ventura se puede pensar que en el Antiguo Testamento ya se encuentra el concepto de un solo Dios formado por varias personas, tres seg�n la citada teofan�a de Mambr�, y a eso se referir�a el nombre Elohim que est� en plural?

En los escritos del Nuevo Testamento, de los cuales las cartas paulinas son los m�s antiguos pues datan de entre los a�os 51 al 62 d. C., los evangelios son posteriores, y de estos �ltimos los sin�pticos son los m�s viejos debido a que datan de entre los a�os 64 al 67 d. C., y el evangelio de Juan es el m�s tard�o, seg�n las cronolog�as, ya que lo fechan como del a�o 95 d. C., en estos documentos vemos tal vez una idea progresiva en cuanto a la reflexi�n de la naturaleza de Dios. En las cartas paulinas encontramos el cl�sico concepto de que Cristo es el Hijo de Dios que hallamos tambi�n en los tres evangelios sin�pticos. Tal vez este concepto no deja claro si Cristo es Dios o no, pero es interesante un pasaje de la Carta a los Romanos en la que Pablo habla de Cristo, seg�n la traducci�n al castellano de la Biblia de Jerusalem, y dice que est� puesto �por encima de todas las cosas, Dios Bendito por los siglos�. En este pasaje el t�rmino �Teos� s� aparece en el texto griego, que se traduce como Dios, por lo que se entiende que Cristo es Dios. El evangelio de Mateo dice que �nadie conoce al Hijo sino el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo��. El mismo evangelio nos presenta una reflexi�n acerca de los or�genes del Mes�as ya que David, a quien se le atribuyen salmos, supuestamente escribi� en alguno de ellos aludiendo al Mes�as: �Dijo el Se�or a mi Se�or, si�ntate a mi derecha hasta poner a tus enemigos como escabel de tus pies�. El final de este evangelio dice que Cristo mand� a sus disc�pulos a bautizar �en nombre del Padre, del Hijo y del Esp�ritu Sancto�. El Mes�as es pues, seg�n este documento, un personaje muy especial que conoce mejor a Dios que cualquiera, a quien Dios le da grandes deferencias, David le llama Se�or, y asimismo en este evangelio se da a entender que Dios est� compuesto de varias personas. El evangelio de Juan lleva a otro punto la reflexi�n acerca de la naturaleza divina de Cristo, ya que (seg�n la publicaci�n de Bover y O�callaghan) habla de que �en arje en ho Logos, kay ho Logos en pros ton Teon, kay Teos en ho Logos�, que traducida la primera parte dice: �en el principio exist�a la Palabra, la cual estaba junto a Dios�, y, ya que la frase �kay Teos en ho Logos� es una oraci�n copulativa donde existe un sustantivo declinado en nominativo, Teos, �Dios�, y un segundo nominativo, ho Logos, �la Palabra�, unidos por el verbo ser �en�, se entiende que la Palabra era Dios (los testigos de Jehovah dicen que se debe traducir como �era un Dios� debido probablemente a que el sustantivo Teos en el texto griego no tiene art�culo. Si traducimos la frase en castellano �era un Dios� al griego, tendr�amos que omitir el art�culo determinado �ho� del sustantivo Teos, �Dios�, porque no hay ninguna palabra similar al art�culo indeterminado �uno� en la lengua griega y ser�a inadecuado usar el art�culo determinado �ho�. Pero si en una frase en griego falta el art�culo determinado, como es el caso en este pasaje del evangelio de Juan, al traducirla al castellano no se puede hacerlo usando el art�culo indeterminado �uno�, que con apocope queda �un�, sencillamente porque no existe en griego un t�rmino equivalente. Ans� que en la mente del escritor griego que hizo el evangelio de Juan probablemente nunca pudo existir la idea de que la Palabra era �un� Dios. Entonces en el texto debe leerse que la declinaci�n en nominativo de los dos sustantivos unidos por el verbo ser, da a entender que �Teos�, �Dios�, y �Logos�, �la Palabra�, son una misma cosa, ans� que el texto �kay Teos en ho Logos� se debe probablemente traducir como �y Dios era la Palabra�. Con toda esta informaci�n sobre el arte de la lengua griega tomada del libro de Luis Penagos, el alegato de los testigos de Jehovah podr�a perder consistencia). Seg�n Juan, la Palabra o el Verbo se hizo carne y habit� entre nosotros mas los suyos no le reconocieron a pesar de que todo hab�a sido creado por �l (y hay que decir que toda esta reflexi�n podr�a estar influenciada por las ideas de Fil�n de Alejandr�a, fil�sofo neoplat�nico, escuela de pensamiento contraria al cristianismo), con lo que se da a entender que Cristo es la palabra que se encarn� y que fue despreciada por los hombres, y por lo tanto �l es Dios. Tambi�n este evangelio dice que Cristo prometi� la venida de un Esp�ritu Consolador que del Padre procede, y el libro de Los Hechos nos habla de la portentosa llegada de un Esp�ritu Sancto poderoso que se pos� en los disc�pulos de Cristo en forma de lenguas de fuego. En conclusi�n es posible pensar que en todos estos textos b�blicos, del Antiguo y del Nuevo Testamento, podr�a estar la idea de un Dios conformado de tres personas. Esta idea qued� definida oficialmente en los dos primeros concilios de la iglesia imperial, los de Nicea y Constantinopla, del siglo IV d. C., cuando se afirma en el s�mbolo niceno-constantinopolitano que �Creo� en un Dios Padre�, y en un solo Se�or Jesucristo Hijo �nico de Dios�, y en el Esp�ritu Sancto Se�or y vivificador� (aunque alguna definici�n acerca de la divinidad de Cristo se hizo m�s amplia en concilios posteriores como el de Calcedonia, del siglo V, para combatir ciertas �herej�as�). En la iglesia ortodoxa, seg�n Kallistos Ware, este misterio acerca de las tres personas con una sola ousia o esencia que conforman a Dios se asocia al t�rmino griego Hypostasis que se emple� desde los concilios primero y segundo del siglo IV, mientras que en la cat�lica se conocen a estas tres personas divinas como la Trinidad, t�rmino de origen latino (Trinitas) que seg�n parece ya era usado en la iglesia occidental por sanct Agust�n entre los siglos IV al V.

Cabe mencionar que los textos del Nuevo Testamento los hemos podido consultar en griego en dos ediciones, una de Las Sociedades b�blicas Unidas y sobre todo en otra de la Biblioteca de Autores Cristianos. Ambas coinciden sospechosamente. Sabemos que los textos griegos completos y m�s antiguos de los que dependen las traducciones modernas del Nuevo Testamento y sus publicaciones en griego se considera que proceden de no m�s all� del siglo IV d. C., como el �Codex vaticanus� y el �Codex sinaiticus� (seg�n Gross y Neuenzeit). Adem�s hay muchos fragmentos que algunos les fechan del siglo II, a priori en buen porcentaje, y a otros fragmentos se les considera de entre los siglos VI al XV, tambi�n a priori en buen porcentaje ya que se fechan en base a criterios muy relativos como la cr�tica textual aunque para alguno seguramente se ha empleado tambi�n el carbono 14. Esto implica en primer lugar que no hay seguridad de que los textos de las escrituras can�nicas sean totalmente del siglo I, pues los originales se han perdido y las copias completas m�s antiguas datan del siglo IV, mismas que pueden tener adiciones tard�as, cosa que nunca sabremos pues ya no est�n los originales para hacer comparaciones. Adem�s la enorme cantidad de documentos implica gran variaci�n en los diversos pasajes b�blicos y, seguramente, que los textos que se publican est�n unificados por consensos aprior�sticos que eliminan las variantes seg�n las doctrinas de las diferentes denominaciones cristianas que promueven su publicaci�n. �Qui�n de nosotros tiene acceso a esos textos originales sino s�lo los de las elites religiosas que hacen las publicaciones de la Biblia? �Qu� garant�a hay de que los textos en griego que se editan y las traducciones sean fieles a las diversas variantes de los textos originales y no sean producto de la �depuraci�n� doctrinal de los diversos grupos religiosos que les promueven m�s ampliamente, incluyendo a cat�licos, protestantes, testigos de Jehovah, alterando al arbitrio los textos como ya denuncia Celso que lo hac�an los cristianos primitivos?.

b) DEL JUICIO Y MUERTE DE JES�S Y LA DIMENSI�N SOCIO-POL�TICA DE LA RELIGI�N CRISTIANA

Si bien los m�s antiguos manuscritos que conocemos del Nuevo Testamento son de los siglos IV y V d. C., se puede inferir que la tradici�n oral y parcialmente escrita que les dio forma procede del siglo I d. C., ya que el historiador Cornelius Tacitus se�ala que el emperador Nero persigui� a los cristianos por haberles acusado de provocar un incendio de la civdad de Roma en el dicho siglo I en que vivi� este historiador y dicho emperador. Entonces este testimonio indica que el culto cristiano exist�a desde la primera centuria de nuestra era. La su antig�edad permite, seg�n la teor�a de la historia actual, que a esta tradici�n se le pueda considerar como fuente hist�rica la cual sirve para sustentar que Cristo existi�, y otras varias fuentes ayudan a este prop�sito como por lo menos uno de los dos testimonios de Antig�edades jud�as de Flavio Josefo, autor del siglo I, especialmente el que menciona a Cristo como hermano de Santiago, aunque la autenticidad de otro de los dichos testimonios de esta obra en el que se le menciona al Se�or ponder�ndole ha sido puesta en tela de juicio pues se le considera una adici�n tard�a. Tambi�n es de llamar la atenci�n el Talmud que si bien fue escrito entre los siglo III y V, seg�n la Wikipedia, recoge tradiciones que se cree que son del siglo I, y siendo una fuente escrita por rabinos jud�os, enemigos del Se�or, pudiendo negar la existencia de Cristo la aceptan, aunque es denostado por los autores de dicha fuente (eso lo veremos con mayor detalle m�s adelante).

Estamos acostumbrados a pensar en el juicio y la muerte del Se�or a partir de los conceptos de la elite clerical cat�lica romana que deja de lado las condiciones sociales en que ocurrieron. Si bien parte de los conceptos del argumento clerical los encontramos ya en la sagrada escritura, tambi�n en el Nuevo Testamento hay otros datos valiosos acerca del contexto social en que se dieron los acontecimientos que la elite clerical generalmente deja de lado, los cuales pueden darnos ideas valiosas para entender desde el punto de vista hist�rico estos sucesos. La explicaci�n que m�s ponderan los cl�rigos y generalmente es la que dan a la gente acerca del juicio y muerte de Jes�s, es que siendo el Hijo de Dios vino a cumplir la misi�n de redimir al mundo y �ya estaba todo escrito�, por lo que s�lo vino a cumplir un destino preestablecido. Ciertamente esta explicaci�n ya se encuentra en los evangelios, los cuales probablemente tratan de probar que Jes�s fue quien cumpli� las profec�as del Mes�as esperado por los jud�os acomodando su vida seg�n dichas profec�as, pero hay que considerar que el primero fue escrito alrededor de 30 a�os y un poco m�s, seg�n se cree, despu�s de la muerte de Cristo, por lo que los evangelios dan una explicaci�n muy posterior que busca dar l�gica a un hecho que a ojos humanos parece una locura, es decir, buscan dar una soluci�n sobrenatural, pues natural no la hab�a, a la muerte il�gica de un hombre que intent� hacer desde una perspectiva humanista una revoluci�n, aunque pac�fica, que intentaba cambios religiosos y socio-pol�ticos profundos, por ello cambiaron la imagen que se ten�a del Mes�as como un libertador b�lico torn�ndole en un rey cuyo reino �no es de este mundo�, para dar coherencia a la idea plasmada en los evangelios acerca de que, a pesar de que Jes�s ya hab�a muerto, �l segu�a viviendo en alg�n lugar del cielo con su Padre celestial reinando con poder�o y majestad despu�s de haber resucitado. Pero desde una perspectiva humanista si ponemos atenci�n en el contexto de la muerte de Jes�s podr�amos pensar que hubo razones socio-pol�ticas para que le matasen. En efecto, notaremos en la escritura que en el sistema social jud�o de entonces la estratificaci�n se compon�a de una elite religiosa que ten�a tambi�n el poder pol�tico, pues los sacerdotes eran quienes gobernaban en Judea, lo que se dice una teocracia, aunque como los romanos ya los hab�an conquistado el sumo sacerdote era puesto y depuesto a voluntad de sus autoridades imperiales. Seg�n sabemos por el Pentateuco, los sacerdotes jud�os ten�an este estatus por pertenecer a una casta, la de los descendientes de Aaron, por lo que no cualquiera pod�a llegar a esas altas esferas del poder en la sociedad jud�a. Hab�a tambi�n quienes se dedicaban a la interpretaci�n de la ley, de la sagrada escritura, llamados en los evangelios escribas y maestros de la ley. Todos juntos formaban la elite religiosa jud�a. Adem�s los evangelios se�alan que hab�a un gobernador romano en Judea y un rey en Galilea que, seg�n Flavio Josefo, fue impuesto tambi�n por los romanos. La casta de los sacerdotes viv�a en ese entonces en la opulencia, seg�n lo han dejado claro las excavaciones arqueol�gicas, que muestran los palacios de esta elite jud�a, expuestas en varios documentales. Los evangelios dejan ver que los sacerdotes hab�an convertido el culto en un gran negocio y, seg�n parece, ellos eran los que ten�an a los cambistas en la entrada del templo, los cuales cambiaban aparentemente monedas �impuras� por �puras� aunque lo que quer�an era que s�lo se usaran monedas de plata para las transacciones religiosas, seg�n un documental, y adem�s controlaban la venta de animales para los sacrificios y cobraban por la entrada a los ba�os en donde la gente se �purificaba� para poder acceder al templo, seg�n algunos otros documentales. Esta elite jud�a inculcaba a los hebreos la discriminaci�n contra ciertos sectores de su sociedad, algunos de los cuales incluso ten�an prohibida la entrada al templo, como los enfermos, seg�n el Mishn� citado en un documental. Acerca de los �pobres�, que tanto mienta el evangelio, la creencia entre los jud�os era que la pobreza llegaba a una familia como un castigo de Dios por los pecados de ellos o de alg�n ancestro. Como prueba, en la sacra escritura leemos que Dios permite que azotase la pobreza a Job, entre otras desgracias, aunque en este caso s�lo fue para probarle pues no se trataba de castigarle. El evangelio de Lucas para reivindicar a los desheredados dir�: �bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos�. Cabe comentar que los cl�rigos cat�licos tratan siempre de suavizar las bienaventuranzas pues citan aisladamente las de Mateo que dicen �Bienaventurados los pobres de esp�ritu��, y omiten citar las de Lucas, dando a entender tal vez que se puede ser rico aunque en el discurso uno se declare �pobre de esp�ritu�, lo que suena a hipocres�a. Mas bien cotejando las dos versiones de las bienaventuranzas, las de Mateo y Lucas, se podr�a entender que la pobreza de que hablan no es solamente la que nos obligan a vivir las elites a todos los que no formamos parte de alguna minor�a hegem�nica, que formamos el vulgo, sino que esa pobreza debe vivirse (no s�lo adoptarla conceptualmente en nuestro discurso como lo sugieren los cl�rigos) por propia convicci�n. En el evangelio se extienden las reivindicaciones a otro tipo de personas jud�as discriminadas gracias a las normas impuestas por su elite, como los enfermos, quienes, seg�n la creencia hebrea, contra�an sus dolencias por un castigo divino causado por los pecados propios o de alg�n ancestro, como seg�n se entiende en el mismo libro de Job, y asimismo en el caso del ciego de nacimiento narrado en el evangelio de Juan que relata c�mo le preguntaron a Jes�s: �qui�n pec� para que �ste naciese as�, �l o sus padres�. La reivindicaci�n del evangelio exti�ndese tambi�n hacia la mujer tenida por sometida al var�n, cosa legitimada desde un texto del G�nesis que dice que ella fue hecha de la costilla de Adam (aunque en otros escritos del N. T., como la �Primera carta a los corintios�, escrita por sanct Pavlo, parecer�a que esa reivindicaci�n se echa por tierra porque leemos que las f�minas deben entrar cubiertas de la cabeza, como signo de sometimiento a su marido, e que no pod�an hablar en las asambleas). En el evangelio las mujeres son reivindicadas cuando se relata que fueron las primeras en ir al sepulcro y llevaron antes que nadie el mensaje de la resurrecci�n a los ap�stoles, seg�n un documental. Al mismo tiempo si el evangelio reivindica a los pobres tambi�n maldice a los ricos. Por ejemplo, despu�s de las bienaventuranzas el evangelio de Lucas predice sufrimientos a los ricos: �ay de vosotros ricos porque ya hab�is recibido vuestro consuelo; ay de los que est�is hartos porque hambre tendr�is; hay de los que re�s porque llorar�is; ay cuando todos hablaren bien de vosotros porque as� trataron sus padres a los falsos profetas�. Y en el mismo evangelio vemos la par�bola del rico Epul�n y el mendigo L�zaro, seg�n la cual el primero va a un lugar, el Haides, donde est� sufriendo suplicios (en espera de la resurrecci�n para posteriormente ser condenado definitivamente en el juicio final, seg�n se infiere por lo que dice el libro del Apocalipsis), mientras que L�zaro va al Seno de Abraham en donde espera con gozo la resurrecci�n, el juicio final y la vida eterna. Por su parte Mateo nos menciona el muy duro pasaje en el cual se hace referencia de un joven rico que hab�a siempre cumplido la ley mosaica y que quer�a seguir a Jes�s, mas el Se�or le dijo que antes vendiese cuanto tuviese y se lo diese a los pobres y despu�s podr�a seguirle. Pero el joven no pudo cumplirlo porque no pod�a desprenderse de sus riquezas. Jes�s dijo entonces: �m�s f�cil pasar� un camello por el ojo de una aguja que un rico entre en el reino de los cielos�. Y �qui�nes eran los ricos del tiempo de Jes�s?: primeramente los gobernantes, en Judea los sacerdotes y el gobernador romano, en Galilea el rey. Debe haber habido clases medias que ten�an buenos ingresos y pod�an vivir con cierto lujo (aunque autores como De Vaux, citado por Felipe Sen, piensan que en la sociedad jud�a no exist�an clases sociales como las actuales, con intereses propios que a veces se contraponen entre s�. En ese caso Cristo lo que intent� fue despertarles del letargo, cre�ndoles, seg�n el concepto marxista, �conciencia de clase� a los pobres y a los enfermos de su tiempo para que no se dejasen discriminar gracias a las normas impuestas al vulgo por las elites religioso-pol�ticas jud�as. En las iglesias cristianas derivadas de la iglesia imperial esa conciencia de clase fue eliminada por la clericia al dejar de lado la predicaci�n del evangelio y centrar su ministerio en la dispensaci�n de los llamados sacramentos). Las clases medias pudieron conformarse, por ejemplo, con los recaudadores de impuestos mencionados en los evangelios, y precisamente de entre ellos sali� el ap�stol Lev� o Mateo. Cabe aclarar que Jes�s debi� tambi�n pertenecer a una clase media como artesano que era. En efecto, debido a que la madera era escasa en Judea, y la que hab�a llegaba de fuera, y por ello era cara, y por tanto no cualquiera pod�a pagarla, seg�n lo plantearon en un documental, la familia de Jes�s es posible que no haya sido realmente pobre si no de ciertas posibilidades econ�micas por dedicarse �l y su padre a la carpinter�a, si es que ellos vend�an directamente el producto de su trabajo a los consumidores finales, pero si hac�an transacciones con intermediarios, como ocurre hoy en el capitalismo, definitivamente pudieron haber sido de condici�n paup�rrima. Graham Stanton asevera que un testimonio rab�nico del Talmud, de entre los siglos IV-VI seg�n �l, dice que Cristo era �parte del gobierno�, y en un documental un rabino asegur� que la palabra hebrea que se traduce como �gobierno�, en dicho pasaje del Talmud, tambi�n puede traducirse como �realeza�, lo que indicar�a que Cristo era en verdad de una estirpe real, la de David seg�n los evangelios. Como no era de la tribu de Lev� sino de la de Jud� e tampoco era descendiente de Aaron, seg�n los evangelios de Mateo y de Lucas, entonces no era de casta sacerdotal ni levita. Stanton se�ala tambi�n que las dichas referencias rab�nicas del Talmud asimismo indican que fue disc�pulo de un rabb� judaico de nombre Yos�a con quien tuvo enfrentamientos por considerar que hab�a errores en sus ense�anzas. Esto �ltimo explicar�a la causa por la cual empez� a atacar a los maestros de la ley por lo que fue tomado como "un practicante de la magia y que extravi� a Israel", seg�n el Talmud. Podemos inferir pues en base a estos datos que Jes�s pudo tener un buen estatus en la sociedad de su tiempo por lo que tuvo acceso a que la elite religiosa jud�a le acogiera como disc�pulo, y quiz� iba a ser maestro de la ley o escriba. Se tendr�a que investigar c�mo se seleccionaban a los candidatos a estos puestos, ya sea que cualquiera pudiese recibir tal investidura o se determinaba ello por casta, como en el caso de los sacerdotes. Seg�n la teor�a de Mario Sab�n Jes�s lleg� a ser rabino (palabra que significa maestro, por lo que seguramente un rabino es un maestro de la ley de los que se mencionan en el N. T.) por aclamaci�n popular, lo cual seg�n �l era valido para antes del siglo II en que se instituy� una especie de rito de ordenaci�n para los rabinos, pero la tradici�n del Talmud deja ver que la elecci�n de los jerarcas se hac�a desde el siglo I por la elite e no a nivel popular, elite que m�s bien margin�, desech� al Se�or llam�ndole hechicero seg�n el citado Talmud, y el argumento de Sab�n pierde consistencia. Mario Sab�n siendo jud�o sefardita m�s bien quiere despojar al cristianismo, para debilitarle quiz�, de su s�mbolo principal presentando a Jes�s como rabino jud�o. Ans�, pues Jes�s pudo aprender con dicha elite todo lo que sab�a acerca de la ley y los profetas, conocimientos con los cuales despu�s critic� lo que consideraba los errores de sus maestros y se separ� de ellos, y mucho m�s tarde sus seguidores terminaron formando una secta judaica en base, seg�n se dice, a sus ense�anzas (que deben haberse transformado de boca en boca). No obstante todo lo anterior, las par�bolas de Jes�s por ejemplo, si es que alguna fue realmente pronunciada por �l, reflejar�an que su cultura estaba muy influenciada de la de los campesinos e pastores que en el sistema social de los jud�os de aquel tiempo eran de las clases m�s bajas, seg�n un documental, o indican que los escritores pertenec�an a ese tipo de personas. Por �ltimo, el Nuevo Testamento tambi�n da pormenores sobre la clase social a la que pertenec�an algunos de los ap�stoles, como de Pedro Sanctiago y Juan quienes parece que ten�an empleados de pesca y barcos, y algunos m�s interpretan que eran socios entre ellos en sus actividades pesqueras, en base a datos de los evangelios. Debieron ser entonces dichos ap�stoles igualmente de una clase media de ciertas posibilidades econ�micas porque no cualquiera pod�a pagar un barco, ya que la madera era importada y cara como hemos dicho. Sin embargo, si la familia de Jes�s y las de algunos de sus ap�stoles pod�an pertenecer a alguna clase media acomodada, El Se�or dijo: �el Hijo del Hombre no tiene en donde reclinar la cabeza�, lo que indica que su opci�n de vida era la pobreza, y esa opci�n fue la que probablemente lo llev� a predicar contra la elite sin miedo a la marginaci�n y a la muerte ignominiosa que le esperaba.

Los ataques del evangelio que, como hemos visto, van directamente contra los ricos, se extienden expl�citamente contra la elite religiosa de los jud�os que lo era pol�tica tambi�n. Hay que aclarar que en dicha elite hab�a habido divisiones en cuanto a la forma de interpretar la doctrina jud�a. Seg�n Felipe Sen en el juda�smo, al no existir una doctrina oficial que deb�an de obedecer todos, cab�a la posibilidad de que fuesen aceptadas o conviviesen diferentes corrientes (que en nuestra cultura conceptuamos como sectas por compararlas con los grupos religiosos occidentales que no tienen comuni�n con la iglesia cat�lica, la cual es la m�s antigua y poderosa del Occidente y dice poseer la doctrina verdadera). En realidad es probable que entre los jud�os se tolerasen a las sectas religiosas que tuviesen leves diferencias con la doctrina de la facci�n m�s poderosa, pero a movimientos radicales, como el de Yeshua, a quien el Talmud llama, como hemos dicho, �practicante de la hechicer�a y que extravi� a Israel�, es evidente que no les toleraron. Las dos sectas m�s importantes eran la de los fariseos y otra la de los saduceos a la que pertenec�a la nobleza del templo, y en ambas se concentraba la elite religiosa de los hebreos seg�n los evangelios (adem�s hab�a otras corrientes que quiz� eran menos importantes como los esenios y los zelotas). A esa elite que el evangelio menciona verbi gratia como �escribas y fariseos�, Jes�s les dice: �hip�critas, raza de v�boras, sepulcros blanqueados� porque buscaban los primeros lugares en el templo y en las plazas y gustaban de que la gente los llamase �padres�, �maestros�, y aparec�an ante el pueblo como intachables aunque viv�an una doble vida pues no practicaban la justicia ni la misericordia y sacaban jugosas ganancias lucrando con el culto divino mientras que la mayor�a del pueblo viv�a en gran pobreza, tergiversando la justicia e igualdad esencial de la ley mosaica. A OJOS HUMANOS PODEMOS INTERPRETAR QUE CRISTO ESTABA PUES HABLANDO DE UNA REVOLUCI�N RELIGIOSA Y SOCIO-POL�TICA PUESTO QUE EN LA CULTURA JUD�A, ORIENTAL, NO HAB�A DIFERENCIACI�N ENTRE EL CAMPO RELIGIOSO Y EL SECULAR COMO LA HAY EN EL MUNDO �MODERNO� OCCIDENTAL (DIFERENCIACI�N QUE, SIN EMBARGO, ES HASTA EL SIGLO XX QUE HA VENIDO A ARRAIGARSE EN OCCIDENTE, A PESAR DE QUE YA EXIST�A POR LO MENOS DESDE EL SIGLO XVIII. ANTES DE ESTE �LTIMO SIGLO TAMPOCO EXIST�A GRAN SEPARACI�N ENTRE EL �MBITO RELIGIOSO Y SECULAR EN EL MUNDO OCCIDENTAL).

Cristo en su predicaci�n legitimaba sus ataques a la elite religioso- pol�tica argumentando una reivindicaci�n de la original ley de Mois�s, en la que dec�an basarse dichas autoridades jud�as pero que ya la hab�an transformado hondamente, en base a lo cual reivindica a los de abajo y ataca a las elites religioso � pol�ticas jud�as pero con un m�todo pac�fico que consist�a simplemente en denunciar los abusos de autoridad, concientizando a la gente, as� como tambi�n hizo munchos actos que desafiaron a la doctrina oficial de dicha elite y a las autoridades jud�as mismas, seg�n leemos en los evangelios, como el hacer cosas en s�bado, convivir con �pecadores� como Lev� y Zaqueo, que eran recaudadores, y con prostitutas, y tampoco segu�a el protocolo de lavarse las manos para purificarse, ans� como tampoco hac�a ayunos rigurosos adem�s de que se atrevi� a golpear a los cambistas y vendedores del templo de Ierusalem que no estaban ah� por s� mismos sino que estaban controlados por los sacerdotes, y de hecho por �stos �ltimos fue que Jes�s dijo que hab�an convertido en �cueva de ladrones� al templo y no por los comerciantes en s�. Estas fueron las t�cticas de poder de Jesucristo con las cuales quer�a minar el poder religioso-pol�tico de la elite (como sugiere Haley, ver bibliograf�a) con miras a que, quiz�, le proclamasen rey de Israel, o bien para ganarse adeptos y fundar tal vez un juda�smo reformado. En efecto, considerando que el concepto jud�o del Mes�as era el de un nuevo rey poderoso de Israel, y que, probablemente, seg�n los testimonios rab�nicos del Talmud, Yeshua en verdad era descendiente de David, rey del que, seg�n las profec�as, descender�a el Mes�as, originalmente las t�cticas de Cristo pudieron pretender primariamente el trono de Israel, como proponen en un documental, pero su muerte caus� que sus seguidores, quienes escribieron el Nuevo Testamento muy posteriormente a su muerte, transformaran sus doctrinas y le presentaran �nicamente como un rey espiritual. Los sacerdotes pudieron ver pues en Cristo un enemigo pol�tico que tal vez pudo llegar a ser rey de los jud�os si no le hubiesen matado, arrebat�ndoles su estatus privilegiado que entonces pose�an. Pero si las intenciones de Cristo eran las de proclamarse un rey espiritual desde un principio, con miras tal vez de fundar un juda�smo reformado y no el cristianismo como lo conocemos hoy abierto para todo el que no es de origen hebreo (que posiblemente es obra posterior de sanct Pablo, como veremos m�s adelante), es probable que Jes�s mismo buscara que le capturasen. En efecto, los evangelios relatan que hizo un gran oprobio a los sacerdotes al haber golpeado a sus cambistas y vendedores, y en lugar de huir se qued� en Ierusalem, como plantearon en un documental. Despu�s, en la cena de Pascua, los evangelios dan a entender que �l ya sab�a que Judas le entregar�a, seg�n se cree que por poderes sobrenaturales, pero tambi�n podr�amos pensar desde un punto de vista m�s humanista que �l mismo le dijo a Judas que le entregase, como se relata en el evangelio �Ap�crifo� de ho agios Iouda Iscariot, ya que Cristo quiz� hab�a comprendido que el Mes�as ser�a un �siervo doliente� como se da a entender en alg�n pasaje de Isa�as y en un Salmo, del A. T., y Iesous quiso asumir ese papel. Si fuese verdad que el Jristos fue de buena posici�n y que tuvo una buena acogida de la elite religioso-pol�tica en un principio, tal vez hubiese podido llegar a ser un rabb� bien acreditado, pero para ello deb�a repetir las ense�anzas oficiales, que le parec�an err�neas, de sus maestros. Pero Jes�s por tener verdaderos principios de justicia prefiri� abandonar esos privilegios y empez� a predicar en contra de las doctrinas de la elite religiosa, ya que se le devel� el pecado que imperaba en las estructuras religiosas y sociales de su tiempo, pecado que envuelve a los individuos del pueblo que enajenadamente siguen a sus l�deres pecadores, por lo cual el vulgo se ve arrastrado a sus mismos errores, y Cristo les contradijo, se les enfrent�, sin miedo a la marginaci�n y a la pena capital. Yeshua inici� ans� su predicaci�n para abrirle los ojos al pueblo y que no fuesen ciegamente caminando hacia la perdici�n con sus l�deres religiosos a la cabeza, no import�ndole la muerte en la Cruz que le esperaba. Por todos sus ataques Jes�s se gan� el odio de la elite y, como sabemos, no quedaron contentos hasta que le mataron. En una perspectiva m�s moderna, y viendo a Jes�s no s�lo con divinidad sino como un hombre (como a fin de cuentas lo definen los concilios), el movimiento de Cristo puede verse human�sticamente como un fen�meno de la mentada �lucha de clases� que tanto manosearon los socialistas, aunque con la diferencia sustancial de que su lucha era pacifica (cabe mencionar que si en una disertaci�n humanista acerca del evangelio, como la que hacemos, se considera que el evangelio contiene elementos de lo que los socialistas llaman lucha de clases, es un error pensar que se est� haciendo aqu� un an�lisis hist�rico a partir de las doctrinas marxistas consideradas peligrosas para el orden social autoritario en el que vivimos. En efecto, no fue Marx quien �descubri� la �lucha de clases� pues ya en la su obra �Pol�tica� un autor que es asociado en la historia de la filosof�a con los pensadores de la l�nea oficial escholastica, y por lo tanto con las doctrinas oficiales cat�licas, como lo es Arist�teles, propone que las desigualdades de las clases sociales pueden propiciar revoluciones y sin utilizar para nada las ideas del materialismo hist�rico de Marx que naci� munchos cientos de a�os despu�s que aquel fil�sofo griego). Jes�s, seg�n se puede entender en los evangelios, buscaba la igualdad, la abolici�n de las estratificaciones sociales, la abolici�n de ricos y pobres, pero no de manera b�lica sino que recalc� que eso se lograr�a por medio del �gape, el amor fraterno, la �caridad� que mover�a a los individuos a no andar preocupados en atesorar o acumular bienes, y que en lugar de acaparar buscasen una distribuci�n m�s justa de las riquezas, como cuando Yeshua dijo al joven rico que diera sus bienes a los pobres, o cuando el libro de los Hechos habla de una comunidad primitiva cristiana en la que supuestamente se distribu�an las riquezas entre todos. Adem�s a sus disc�pulos les recalcaba que tuviesen humildad y no se hicieran llamar �padres�, ni �directores�, y les dijo que el que quisiese ser primero entre los disc�pulos fuese el servidor de todos, dando a entender que quer�a una sociedad donde hubiese diferentes funciones mas no estratificaciones donde haya unos considerados como �mejores�, como los ricos, y otros como �peores�, los pobres. Finalmente tal vez quer�a que nadie acaparase riquezas porque entend�a que la acumulaci�n de fortunas implica una injusticia esencial, ya que se despoja a otros de los bienes necesarios para su sustento, como se se�ala en la teor�a marxista, seg�n la cual en el capitalismo la elite due�a de los medios de producci�n obtiene una parte de su riqueza al no retribuir a sus empleados debidamente las ganancias de todo lo que producen en un d�a, es decir no les pagan todo lo que trabajan, diferencia que llaman �plusval�a�. Al no acaparar riquezas y todos fu�semos pobres, y nadie ricos, se llegar�a al punto en que todos fu�semos iguales, es decir que ans� se acabar�an las desigualdades. Se modifica pues nuestra idea tan com�n de que Cristo tan solo vino a cumplir una misi�n sobrenatural y queda al descubierto que sus ideas pueden no referirse a cuestiones espirituales solamente, sino a cuestiones sociales y pol�ticas tambi�n.

El hecho de que ocurriera el principal juicio de Jes�s en la noche, como dicen algunos de los evangelios (aunque uno dice que fue de d�a, el de Lucas), implica, tal vez, que fue convocado especialmente por uno o algunos pocos de los integrantes del sanhedr�n con miras a facilitar su condena, ya que si hubiese sido de d�a, con todo el consejo reunido, tal vez hubiese sido m�s dif�cil para lograr ese objetivo. Seg�n un documental el Mishn� (que forma parte del Talmud) dice que era ilegal un juicio jud�o en la noche. El motivo principal de su condena a muerte fue religioso. Para nosotros ello es incomprensible porque ahora el poder pol�tico est� separado del religioso, pero en la cultura de los jud�os contempor�neos de Jes�s no era ans�, de manera que el delito por el que le conden� el sumo sacerdote fue por decirse a s� mismo el Hijo de Dios, as� lo dicen los evangelios, en el ejercicio del ius gentium o libertad de juzgar seg�n sus propias costumbres, previsto en el derecho romano. Como los sacerdotes jud�os no ten�an poder para ejecutar la sentencia le llevaron ante Pilatos, el gobernador romano, present�ndole al Se�or como un sedicioso pol�tico que quer�a ser rey de los jud�os por encima del Caesar, quiz� porque para los romanos no era raz�n de condena a muerte el hecho de que se proclamase el Hijo del Dios jud�o, tornando pues el motivo de la acusaci�n en algo �nicamente pol�tico. En conclusi�n podemos decir que Jes�s fue una victima del abuso de autoridad jud�a por atacar las tesis oficiales religiosas de esa elite en varios aspectos, como su excesivo rigor en cumplir rituales externos que no implicaban conversi�n interior, y por reivindicar a los pobres que eran discriminados por la dicha elite gracias a motivos religiosos tambi�n, todo ello quiz� con miras de minar su poder y obtener seguidores que le proclamasen el rey de Israel, O SIMPLEMENTE QUER�A FORMAR UN GRUPO JUDAICO REFORMADO, COMO YA DIJIMOS, YA QUE LAS CARTAS DE SANCT PABLO, LAS FUENTES M�S ANTIGUAS DEL NUEVO TESTAMENTO, REFLEJAN QUE LA PRIMERA IGLESIA QUE SURGI� FUE LA QUE SA�L DE TARSO DENOMINA DE LOS CIRCUNCISOS, QUIENES SEGU�AN M�S FIELMENTE LA LEY MOSAICA Y ESTABA COMPUESTA POR HEBREOS Y TAMBI�N, SEG�N PARECE, POR GENTILES QUE ACEPTABAN CIRCUNCIDARSE, GOBERNADA POR SANCTIAGO, KEFAS Y JUAN. PABLO FUE QUIEN EMPEZ� M�S TARD�AMENTE A PREDICAR ENTRE LOS GENTILES CON MAYOR AMPLITUD D�NDOSE ANS� LA APERTURA DEL CRISTIANISMO HACIA LOS NO JUD�OS Y LA FORMACI�N DE LA IGLESIA QUE �L LLAMA DE LOS INCIRCUNCISOS EN LA QUE NO SE BUSCABA UN CUMPLIMIENTO M�S EXACTO DE LA LEY MOSAICA. LA IDEA DEL JUDA�SMO REFORMADO QUE TAL VEZ PUDO TENER JES�S EN UN PRINCIPIO NO LOGR� CONCRETARSE PORQUE SUS DOCTRINAS NO ECHARON RA�CES ENTRE SUS HERMANOS HEBREOS SINO QUE PRINCIPALMENTE FUERON PRENDIENDO ENTRE LOS �PAGANOS�, LO CUAL PROBABLEMENTE CAUS� QUE NO SE EXTINGUIERA EL CRISTIANISMO COMO OTROS MOVIMIENTOS FUNDADOS POR ALGUNOS CAUDILLOS QUE SE PROCLAMARON MES�AS ANTES Y DESPU�S QUE JES�S. LOS GENTILES O NO HEBREOS TERMINARON POR FORMAR UNA SECTA RELATIVAMENTE DISTANTE DEL JUDA�SMO QUE SE FUE TRANSFORMANDO Y TERMIN� DIVIDI�NDOSE, DANDO ORIGEN EN DIVERSAS �POCAS A OTRAS NUMEROSAS SECTAS CRISTIANAS O QUE POR LO MENOS ANS� SE CONSIDERAN, QUE EXISTEN EN LA ACTUALIDAD, A LAS CUALES SE LES CONOCE CON DIFERENTES DENOMINACIONES. Cabe por �ltimo hacer una cr�tica hist�rica de las fuentes sobre el proceso de Cristo. Tomando en cuenta que el Nuevo Testamento fue escrito en griego y no en arameo o hebreo, por lo tanto se puede inferir que muestra la perspectiva de la iglesia de los incircuncisos o gentiles que seg�n las cartas de sanct Pablo se compon�a principalmente de griegos, existe la posibilidad de que se trate de exculpar a Pilatos, de origen tambi�n pagano, de haber condenado a muerte a Yeshua, de tal suerte que la responsabilidad de ello recaiga solamente en los jud�os. En esta l�gica suena factible el planteamiento que se hace en un documental acerca de que probablemente Pilatos no habr�a querido exculpar a Jes�s ya que ese gobernador romano era una persona corrupta e despiadada, sino que simplemente le mand� matar como se lo solicitaron algunos miembros del sanhedr�n. Incluso podr�a pensarse que el dicho gobernador no realiz� ning�n juicio por lo que el �nico que pudo llevarse a cabo fue el de Cristo ante el sumo sacerdote de los hebreos.

Todo esto nos permite entender que las estructuras sociales nos envuelven de tal modo que los individuos llegan a pensar que lo malo es bueno y llegan a verlo como algo normal. Por ejemplo, no toda la gente jud�a contempor�nea de Jes�s alcanzaba a ver que la ley mosaica estaba tergiversada enormemente, y es muy posible que vieran como normales los excesos de la elite sacerdotal y de los maestros de la ley. Creo que la vocaci�n cristiana es un llamado a que, como Cristo, la gente se libere del control social, el de las mayor�as, el del deber ser; el cristianismo es un llamado a quedar fuera de las estructuras sociales, a no codiciar el poder y la autoridad que valen tanto dentro de la sociedad, a no buscar los honores que nos trae la autoridad, a no buscar la acumulaci�n de bienes, como dec�amos, a no buscar finalmente la aceptaci�n de los dem�s amold�ndonos a sus modas y normas que dictan lo �bien educado�, lo �civilizado� que munchas veces son pecaminosas. Ans�, manteniendo nuestra distancia de la sociedad podremos descubrir el pecado que existe en este mundo. Por lo anterior la vocaci�n cristiana es tambi�n un llamado a tratar de comprender nuestro entorno, el mundo que nos rodea, con conceptos diferentes a los que siempre hemos considerado como los �mejores� porque son los que est�n en �el sentido com�n�, porque son los que la mayor�a considera como los ��ptimos� e incluso los ��nicos� posibles debido a que son los que fueron impuestos en nuestros grupos sociales por sus elites, verbi gratia los conceptos de la religi�n cat�lica que munchas personas siempre les hemos cre�do como los ��nicos� y �verdaderos� del cristianismo porque nos los han impuesto los cl�rigos cat�licos. Si buscamos por otras v�as de interpretaci�n, como lo hizo Cristo desechando las ideas oficiales de la elite para entender la esencia de la ley mosaica, nos daremos cuenta que los conceptos que del cristianismo predican las elites religiosas cat�licas, ortodoxas (aunque a mi parecer los ortodoxos y las iglesias precalcedonias tienen menos conceptos dudosos que los cat�licos), los protestantes, o de alguna m�s reciente secta como los testigos de Jehovah, no concuerdan algunas veces con la sacra escriptura, en la cual dicen fundarse, ni con el conocimiento hist�rico, y a�n la elite cient�fica, tan autoritaria y dogm�tica como la elite religiosa, puede tergiversar la historia y manipular el conocimiento en general para favorecer a tiranos opresores. Al liberarnos de sus ataduras y al despertar de ese letargo, como le pas� a Cristo, podremos ver las iniquidades de nuestra sociedad claramente y atacarlas, como hizo el Maestro Yeshua.

A los sacerdotes cristianos no les gusta hablar de lo anterior porque resulta que en la actualidad ellos forman una elite tan autoritaria e intolerante como lo era la jud�a. En efecto, los sacerdotes cristianos, al igual que los jud�os, han convertido las casas de oraci�n de Dios, que son los templos, en cuevas de ladrones, debido a que cobran a los fieles por administrar los sacramentos como el bautismo, confirmaci�n, matrimonio, cometiendo la llamada simon�a que condena la sagrada escritura. Si Cristo viniese a reproch�rselos como lo hizo contra los sacerdotes jud�os, �acaso no le matar�an de nuevo?. La elite clerical cat�lica, al igual que los sacerdotes jud�os, tambi�n ha asesinado personas usando argumentos religiosos aunque detr�s pudieron haber intereses pol�ticos como en el caso de la masacre de los albigenses en el siglo XIII, ultimados por �herejes� oficialmente pero tal vez se busco con la cruzada en su contra exterminarles por tener identidad y cultura propia, la provenzal, diferente a la de los franceses, y borr�ndoles del mapa Francia pudo anexarse sus tierras; o el caso de los husitas en el siglo XV combatidos en una guerra aparentemente por �herejes� pero detr�s estaba el inter�s de recuperar el control pol�tico de Bohemia; el caso de Girolamo Savonarola excomulgado y quemado en la hoguera por �hereje� pero m�s bien fue por criticar a Alejandro VI miembro de la familia Borgia; el caso de Thomas M�nzer asesinado en el siglo XVI por ser anabaptista, pero m�s bien por promover una revoluci�n contra los nobles y cl�rigos y haber tomado una ciudad de la hoy Alemania, y el de Luis de Carvajal que tambi�n fue asesinado en el siglo XVI por ser jud�o cr�ptico, es decir que aparentaba haberse convertido al catolicismo mas segu�a practicando el juda�smo, pero m�s bien probablemente fue asesinado por problemas relacionados con su estatus de gobernador del Nuevo reino de Le�n, jurisdicci�n sat�lite de la Nueva Espa�a (cuyos territorios hoy pertenecen a �M�xico�). Nada m�s hace falta echar una mirada a la historia y descubriremos que los cl�rigos, que dicen propagar las ense�anzas de Cristo, en realidad viven contrariamente a las ense�anzas del Maestro. Por ejemplo la elite clerical siempre ha estado liada al poder pol�tico, tanto en la iglesia oriental como en la occidental, siendo instrumento pol�tico de las elites para oprimir a los pobres que Jes�s reivindicaba, y ello hasta recientemente sigue ocurriendo a pesar de la separaci�n iglesia-Estado, e qued� simb�licamente de manifiesto en una de las �ltimas veces que el papa Juan Pablo II vino a estas tierras que llaman �M�xico� cuando en la bas�lica de Guadalupe solamente permitieron la entrada, durante un servicio que presidi� el pont�fice ah�, adem�s de a los cl�rigos, a pol�ticos, empresarios y hasta a gentuza de la far�ndula, es decir a la elite �mexinaca�, mientras que el pueblo tuvo que quedarse fuera en el atrio de la dicha bas�lica. �Acaso ya olvidaron que un obispo romano de nombre Gelasio dec�a que los emperadores deb�an someterse al obispo de Roma por ser el primero entre los patriarcas? Cuando el papado rompi� con el emperador romano de Oriente, despu�s de que se le hab�a retirado el t�tulo de primero entre los patriarcas, form� un nuevo imperio romano germ�nico dentro de su patriarcado intentando que el papado estuviese por encima de los emperadores occidentales, siguiendo la doctrina de Gelasio, por lo que el papa lleg� a tener tres coronas en la tiara las cuales significaban, precisamente, que era �padre de los pr�ncipes y reyes, gobernador del mundo y vicario de Cristo� seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, mas el tiro le sali� por la culata porque el emperador (y los posteriores poderes seculares) terminaron avasallando al papa, rey de la iglesia romana. Una de las m�s escandalosas manifestaciones de ese control mon�rquico sobre el papado se vio en el llamado �cisma de Occidente� donde metieron mano los pr�ncipes de la hoy Francia y los de la hoy Italia. �Ya se olvid� que los obispos y abades eran se�ores feudales y que los mejores puestos eclesi�sticos los obten�a (y a�n lo hacen) los cl�rigos de familias de elite, nobles, conocidos como alto clero, y el papa en una bula reparti� el mundo a los espa�oles y portugueses para que fueran a �cristianizar�. �Ya se olvid� que en la Nueva Espa�a los cl�rigos eran pr�cticamente funcionarios del virrey? Y sobre todo �Ya se olvid� la gente que muri� por el s�lo hecho de no ser cat�lica romana, como los referidos albigenses, que fueron arrasados por orden del papa Inocencio III, y las persecuciones a valdenses, anabaptistas y jud�os, de los cuales munchos murieron a manos de los inquisidores? �Ya se olvid� el caso del sacerdote cat�lico Huss quemado por la inquisici�n porque contradijo las doctrinas oficiales de la elite clerical cat�lica, y el posterior asesinato de Giordano Bruno, exdominico, por la misma causa?. Cabe a�adir que si bien ya no existe el Sancto Oficio de la Inquisici�n que cometi� la mayor�a de esos cr�menes que hemos citado, menos, por ejemplo, el de los albigenses, la Sagrada Congregaci�n para la Doctrina de la Fe que le vino a suplantar ha continuado en nuestros d�as con la censura acallando a aquellos que se les considera �herejes�, seg�n la obra de Gian Carlo Zizola y Alberto Barbero, e prueba de ello son los casos de persecuci�n a varios pensadores, que adem�s eran cl�rigos, durante los a�os sesenta del siglo XX, tales como: el de un te�logo llamado J. Van Kilsdonk que escribi� sobre el sentido biol�gico del nacimiento de Cristo, y el de Herv� Chaigne cuyo pecado fue que en sus escritos no vio tan malos a los reg�menes comunistas; el de Oraison que habl� sobre la sexualidad desde la teolog�a moral, y el caso de Ivan Illich que fund� el CIDOC, centro acad�mico instituido en estas tierras que llaman �M�xico� en el cual se pretend�a estudiar la realidad religiosa cat�lica en Hispanoam�rica a partir de las teor�as sociol�gica, antropol�gica cultural, etc.; el caso del monje Gregorie Lemercier que fund� un monasterio en Cuernavaca, M�xico, donde se aplicaba el psicoan�lisis a los monjes por lo cual fue cerrado, y por �ltimo dos casos m�s, uno el del famoso te�logo Hans K�ng que ya no es sacerdote, y otro el del te�logo Edward Schillbeeckx, adem�s de la censura que sufri� el �Catecismo holand�s�. Recordemos tambi�n la persecuci�n a te�logos de la liberaci�n como Leonardo Boff, anatemizado por el inquisidor mayor de entonces, el cardenal Ratzinger, y se acaba de anatemizar la obra de John Sobrino. �Y se les olvida la carta que mandaron los obispos de Salvador a la oligarqu�a salvadore�a para afirmarles su adhesi�n incondicional y desligarse de las �locuras� que estaba haciendo el obispo �scar Romero hacia fines de los setentas (a quien el mismo papa Juan Pablo II lo tach� de �socialista�, aunque seg�n Wikipedia en 2005 la clericia romana lo declar� �un hombre de la Iglesia, del Evangelio y de los pobres� al analizar su causa de �canonizaci�n�: no nos extra�e que la iglesia primero anatemice a aquellos con ideas revolucionarias y luego las quieran reivindicar porque as� conviene a sus intereses, ah� tenemos los casos de los curas Hidalgo y Morelos que en su tiempo fueron excomulgados y hasta se les rasparon las manos para �quitarles� las �rdenes sagradas por parte de las autoridades clericales virreinales y ahora la iglesia cat�lica de �M�xico� quiere revisar sus casos con miras seguramente a que dentro del discurso hist�rico panista yunkista, en el cual est� pasando a tener estatus de religi�n oficial de estado, pueda proclamarse la iglesia romana como promotora de la �independencia� y tal vez hasta cofundadora del moderno estado nacional mexinaco) y Romero al fin de cuentas result� muerto en 1980 por criticar los excesos de dicha elite salvadore�a que acaparaba la mayor parte de la riqueza dejando para el pueblo una m�nima parte (como siempre sucede en las econom�as capitalistas de este mundo �moderno�) y los abusos por la represi�n militar?. �Se les olvida que la elite de Chiapas estuvo mandando al Vaticano escritos para que quitaran a Samuel Ru�z, avalados por el nuncio, debido a que daba preferencia a los �indios� en su pastoral. Por ello desde 1993 ya quer�an sacarle por una orden dada desde el Vaticano, y en 1995 compareci� Ru�z ante Ratzinger por las acusaciones que le hac�an, mas inteligentemente s�lo esperaron a que cumpliera sus 75 a�os para que �l solo renunciara? (Juan Sandoval I�iguez respecto a su propio retiro en una entrevista televisiva coment� que el papa pod�a aceptar su renuncia o dejarle todav�a m�s tiempo en el cargo, ans� que el papa pod�a haber permitido que Ru�z se quedase por m�s tiempo en su puesto pero prefiri� retirarle). La iglesia que se dice la �nica fundada por Cristo es en realidad un anticristo pues ha sido �siempre fiel� a d�spotas abusivos como los que Cristo atac�. La historia demuestra esto y cl�rigo que no lo cumpla puede morir, como Romero, o como los cl�rigos Hidalgo y Morelos en la Nueva Espa�a, hoy �M�xico�, asesinados por buscar un orden social m�s equitativo, o en el mejor de los casos se les saca de la jugada como a Ruiz, sin quitarles la vida (que eso ya es ganancia). La iglesia ha sido siempre instrumento pol�tico de las elites, no obstante Ioannes Paulus II y Ratzinger al eliminar los brotes de teolog�a de la liberaci�n dijeron que evitaban que convirtiesen a la iglesia en instrumento pol�tico, pero no aclararon que evitaron que fuese instrumento pol�tico de los pobres mas las elites seguir�n manipulando la iglesia a su antojo. Los test�culos de Jehovah creo que no hierran tanto al interpretar que la gran prostituta del Apocalipsis es la iglesia romana (enti�ndase aqu� su clericia) porque se acuestan con los poderosos que est�n en boga, es decir, se hacen sus subordinados con tal de mantener canonj�as. La clericia dominante cat�lica del hoy M�xico por ventura no ha sido llamada por el investigador Elio Masferrer promotora de la �teolog�a de la prosperidad� por su �opci�n preferencial�� por los ricos, no �por los pobres� como se dice en los diversos documentos derivados de las distintas reuniones que ha celebrado el Consejo Episcopal Latinoamericano, influenciados, parad�jicamente, por la teolog�a de la liberaci�n a modo de doble discurso paliativo para acallar a los inconformes y dogmatizar al pueblo haci�ndoles creer que la jerarqu�a cat�lica est� del lado de los menesterosos, cosa totalmente falsa. Y qu� monstruosidad m�s grande que los abusos sexuales de los cl�rigos, acerca de los cuales, seg�n un documental, el Vaticano tiene una ley que se llama algo ans� como crimen solicitationis con la que se exige a los cl�rigos que callen (so pena de excomuni�n) cuando se d� un abusos sexual perpetrado por un sacerdote, como la pedofilia, e tambi�n se busca acallar a las victimas sea como sea, y el Vaticano obstruye los procesos penales contra esos sacerdotes. Esa ley seg�n parece fue hecha hace varias d�cadas bajo la tutela de Ratzinger, que en aquel tiempo era cardenal y hoy es el papa. Cabe a�adir que los pastores protestantes, y los ministros de otros grupos cristianos o pseudocristianos m�s recientes, no son mejores, ya que sacan provecho solamente para ellos mismos de su estatus privilegiado dentro de sus comunidades, abusando de su jerarqu�a, y no practican la fe ni la misericordia evang�licas. Por ejemplo, un caso supe de un pastor que llamaban �el hermano Tino�, de esta civdad de M�xico, quien a pesar de tener su esposa, la hermana Fela, fue amante, por ejemplo, en los a�os sesentas de dos j�venes feligresas suyas que eran hermanas, llamadas Eva y Guillermina, quienes viv�an por el hospital de la Raza, llev�ndoselas varias veces a Acapulco para disfrutarlas sexualmente, con lo cual se cobr� la ayuda econ�mica que hab�a proporcionado a la familia de ellas, y despu�s las cas� con mancebos de su misma feligres�a. Otro caso supe de una se�ora llamada Margarita que se cas� con un pastor, tambi�n en los sesentas e igualmente en esta ciudad de M�xico, y ella muri� de c�ncer en el recto porque el pastor practicaba con ella el sexo anal. Yo mismo conozco a un pastor llamado Mario �ngeles S�nchez. �l fue primariamente cat�lico y participaba como ac�lito en la parroquia romana donde yo asist�a, estatus que le sirvi� de pretexto para que, seg�n rumores, pudiese manosear y acosar a las ni�as que entraban al su grupo de ac�litos que dirig�a, y tambi�n pudo sacarle dinero a varias mujeres �piadosas� que le ayudaron porque le consideraban una vocaci�n sacerdotal en potencia, entre �stas a mi exesposa que me coment� que a ella incluso le rob� algunas cosas. Ya que para ser sacerdote cat�lico le exig�an estudiar en el seminario mayor, y para ello requer�a los estudios de preparatoria que no ten�a, aunque si hubiese realmente querido estudiar habr�a podido entrar en el seminario menor a cursar el nivel medio superior, se meti� de pastor protestante porque en la iglesia donde entr� no le exigieron esos estudios. Ahora ya logr� su objetivo de ser pastor y vivir bien a costa de los dem�s, y ahoy que tiene dinero se averg�enza de su madre (y por supuesto no le da dinero) porque ella es una humilde lavandera, e tampoco se ocupa de su hermano que est� faltito o retrasado mental y que se la pasa vagando por las calles. QU� DESGRACIA EN VERDAD, �EL CRISTIANISMO SE HA CONVERTIDO EN UNA CUEVA DE LADRONES! A MANOS DE SUS MINISTROS. POR GENTUZA COMO ELLOS NO QUEDA SIN FUNDAMENTO LO QUE DIJO ALGUIEN POR AH�: QUE �LA RELIGI�N ES EL OPIO DEL PUEBLO�.

Otra ense�anza podemos abstraer de todo esto: que nosotros, la iglesia, el pueblo cristiano, leg�timamente podemos levantar la voz contra los abusos de las autoridades religiosas y civiles, y tratar pues de ponerles fin pero sin violencia. Ese ir contra corriente, tal vez, nos arrastrar� a la muerte violenta, pero �acaso somos m�s que nuestro Maestro Jes�s que muri� de esa manera?. La historia nos muestra varios ejemplos de caudillos que ya han aplicado el m�todo de lucha social pacifista del Maestro, verbi gratia Mohandas Caramachad Gandhi que era de la clase media alta de la India y estudi� en Inglaterra, y que en la �poca contempor�nea aplic� el sistema revolucionario de Cristo y hasta se vio coronada su lucha con una muerte violenta como la de Jes�s, a quien Gandhi dijo admirar pero aclar� que no admiraba a los cristianos, seg�n un documental. Otro luchador social que aplic� el principio de no violencia en las sus campa�as, inspirado en Cristo pues dec�a que si "les golpeaban una mejilla pondr�an la otra" seg�n un documental, fue el reverendo (pastor protestante) Mart�n Luther King, curiosamente tambi�n de familia acomodada (como lo era Gandhi y probablemente Jes�s, lo que pone de manifiesto algo que ya menciona Arist�teles acerca de que los movimientos revolucionarios generalmente surgen en clases medias y no entre las clases m�s bajas), y King tambi�n muri� asesinado como el Maestro Iesous.

Nosotros a�n hoy por las estructuras sociales que nos coaccionan (y que son similares esencialmente en cuanto a injusticia a las del tiempo de Jes�s en Israel), andamos preocupados por buscar autoridad, el reconocimiento de la gente. Por eso, por ejemplo, estudiamos para tener un t�tulo y poder ganar m�s dinero con la autoridad que �ste nos da. Muchos quieren salir en televisi�n como futbolistas, cantantes, o de perdida como periodistas. Otros desean ser ricos. Algunos quieren ser pol�ticos o sacerdotes para que, adem�s de ganar mucho dinero de manera f�cil, tambi�n puedan manipular al pueblo, controlar a las masas, como me dec�a un seminarista. Los que estudian para sacerdotes dicen �dejarlo todo� para seguir a Cristo, pero en realidad buscan un estatus al que el pueblo confiere gran autoridad por la cual tendr�n oportunidad de ganar bastante dinero y cometer grandes excesos, si quieren, como tener muchas viejas, violar ni�os, o tener muchos hombres si son homosexuales, a pesar de que hacen promesa de castidad al obispo. Pruebas de esto las podr�amos mirar en el hecho de que en unos cuantos meses salieron a la luz los casos de dos sacerdotes cat�licos de estas tierras que llaman �M�xico�, uno del Estado de M�xico y otro del estado de Guanajuato, que ten�an sus amantes. El primero acaba de matar y descuartizar a su querida y el segundo solamente despoj� a la suya de algunos de sus bienes.

A esos que ya tienen alguna autoridad creemos conveniente no criticarles sus excesos cuando los llevan a cabo, e incluso para algunas personas es normal su maldad y hasta creen que tienen derecho a abusar de su autoridad pues dicen que �para eso estudiaron�, lo cual indica que est�n totalmente dogmatizados por la cultura dominante de las elites que acaparan el mayor poder, la mayor parte de las riquezas y controlan las ideas del vulgo por medio, por ejemplo, de la religi�n y de los medios de comunicaci�n. Algunos m�s, los menos, no estando de acuerdo con eso de todos modos no dicen nada porque no quieren represalias, pues "EL QUE SE METE A REDENTOR SIEMPRE SALE CRUCIFICADO", seg�n reza un refr�n de la filosof�a popular. Asimismo tenemos miedo de ser discriminados si no cumplimos las normas sociales que con frecuencia son pecaminosas, a�n cuando muchas veces ni lo notamos, por eso siempre tratamos de obedecerlas y tratamos de cumplir el dicho que �a donde fueres has lo que vieres�. Recuerdo un caso muy claro de c�mo nos dogmatiza el control social cuando debatiendo acerca de los sacerdotes pedofilos por medio del correo electr�nico con un joven cat�lico que se mueve en el c�rculo de los Misioneros Servidores de la Palabra, del sacerdote Luis Butera, EL JOVEN ME DEC�A QUE AYUDA M�S UN SACERDOTE PEDOFILO PARA LA SALVACI�N DE LOS FELIGRESES QUE UN SACERDOTE �MOCHO� (O QUE ES MUY MORALISTA POR LO QUE NO COMETER�A ESC�NDALOS DE TAL MAGNITUD). A QU� EXTREMO LLEG� ESE JOVEN DISCULPANDO TODOS LOS EXCESOS DE LOS SACERDOTES CAT�LICOS PARA DEFENDERLES, AFIRMANDO QUE SU PEDOFILIA SIRVE PARA LA �CURA DE ALMAS� CUANDO EN REALIDAD SE SENTENCIA EN EL EVANGELIO, RESPECTO A QUIENES ESCANDALIZASEN A UN PEQUE�O, QUE: �M�S LES VALDR�A ATARSE UNA RUEDA DE MOLINO AL CUELLO Y ARROJARSE A LA MAR�. El control de la sociedad nos enajena, nos hace ver lo malo como bueno, adormece nuestra conciencia y excita de tal manera nuestra ambici�n que hay muncha gente capaz de matar y hacer cualquier monstruosidad con tal de tener mucho dinero, pues con ello se gana poder y prestigio dentro de la sociedad capitalista en que vivimos. El cristianismo de la iglesia cat�lica, o de la ortodoxa, solapa todas estas cosas tergiversando el mensaje del evangelio. El cristianismo del Nuevo Testamento, muy por el contrario, resalta un ir contracorriente en la sociedad, un ir contra las ideas asfixiantes de las culturas dominantes con las que el control social adormece nuestras conciencias. Incluso los evangelios muestran que Cristo atacaba las estructuras del poder pol�tico y religioso jud�as, es decir, a los sacerdotes y maestros de la ley, por lo que los pol�ticos modernos y el clero (ortodoxo, cat�lico, precalcedonio y los ministros protestantes e los de otras sectas de formaci�n m�s reciente) quienes se asumen como �superiores�, por ejemplo los sacerdotes cat�licos se tienen por sabios en contraposici�n a los llamados laicos = legos = ignorantes abusando impunemente de sus funciones que deber�an de ser de servidores p�blicos, todos ellos son objeto de la critica cristiana tambi�n y se puede decir que no tienen raz�n de ser en la utop�a de Cristo donde �l quer�a que fu�semos todos iguales, aunque ciertamente con funciones diferentes dentro de la sociedad cristiana, lo cual no implica a priori tener un rango �superior� o �inferior�.

EN LA ENAJENACI�N QUE EL CONTROL SOCIAL IMPLANTA EN LAS MENTES DE LAS PERSONAS EN ESTA SOCIEDAD CAPITALISTA EN QUE VIVIMOS, EL POBRE NO TIENE CABIDA (COMO TAMPOCO LA TEN�A EN LA SOCIEDAD EN QUE VIVI� CRISTO), ES ALGUIEN DESPRECIABLE, POR ELLO LA MAYOR�A DE LA GENTE QUIERE SER RICA, AUNQUE NO LO LOGRA CIERTAMENTE. ANS� LAS PERSONAS PARA EVITAR SER DISCRIMINADAS, YA QUE NO SON RICAS POR LO MENOS APARENTAN QUE TIENE MUNCHO DINERO Y HACEN LO QUE SEA POR SEGUIR REPRESENTANDO ESA FARSA, COMPRANDO CARROS LUJOSOS Y ROPA COSTOSA, APARATOS DE TODA CLASE, AUNQUE EN REALIDAD SE VEAN EN APUROS PARA PAGAR TODO AQUELLO. A FIN DE CUENTAS EL DESEO DE SER RICOS ES UN SUE�O INALCANZABLE PORQUE LA MAYOR�A DE NOSOTROS A PESAR DE GANAR LO SUFICIENTE PARA COMPRAR CASA, AUTO �LTIMO MODELO, APARATOS DE SONIDO, DVD, ETC., NUNCA PASAREMOS DE PROLETARIOS, Y A LO M�S DE �CLASE MEDIA� �BAJA� O �ALTA� (SI ES QUE DE VERDAD EXISTE EN NUESTRA SOCIEDAD ACTUAL UNA CLASE MEDIA), NO LLEGAREMOS PUES A LAS ALTAS C�PULAS DE PODER Y DINERO SIMPLEMENTE PORQUE EN LAS ESTRUCTURAS SOCIALES TALES C�PULAS EST�N DESTINADAS S�LO PARA UNOS CUANTOS QUE CONFORMAN LAS ELITES COMPUESTAS POR UNAS CUANTAS FAMILIAS QUE POSEEN LA MAYOR PARTE DE LAS RIQUEZAS, LOS MEDIOS DE PRODUCCI�N Y EL PODER POL�TICO Y RELIGIOSO.

No importa si no nos llaman con respeto �don fulano�, ni importa si nos quedamos solos como perros por no aparentar ser �educados� y ricos y por ende no seamos aceptados en la sociedad, y entonces nos llamen, al contrario, �mugrosos�, �ignorantes�, �muertos de hambre�, �don nadie�, o �indios�, �oaxacos�, �paisanos�, que denota ser todo lo anterior en �M�xico�, o que nos llamen �paletos� en Espa�a. No importa si no logramos ganar muncho dinero, eso no es malo como se nos inculca en la cultura capitalista en que vivimos en la cual nos hacen creer que tener mucho dinero es necesario para comprar todo lo de �tecnolog�a de punta� que nos hace tener m�s �progreso�, que nos lleva a ser m�s �civilizados� e �importantes�, y el que no posee estos artefactos se considera que es un �incivilizado� que se halla fuera del �progreso�, alguien que qued� �atrasado�, �rezagado� culturalmente hablando. Esto al fin de cuentas beneficia �nicamente en el aspecto econ�mico a los productores monop�licos extranjeros que fabrican esos artefactos pero no aumenta la �cultura� de la gente que los compra que en su mayor�a no llegar� a saber en lo m�s m�nimo, por ejemplo, los principios de funcionamiento de tales aparatos. No importa al fin si nos matan violentamente por oponernos a las estructuras sociales �humanas� que esencialmente son autoritarias y represoras, en las que �nicamente las elites tienen libertad de cometer cuanto delito les apetezca (basta hacer recuento de genocidas del mundo �moderno� que no han sido condenados por sus cr�menes, verbi gratia Francisco Franco Bahamonde, dictador de Espa�a en el siglo XX; los integrantes de la junta militar que implantaron una dictadura en la Argentina en el mismo siglo; Augusto Pinochet, dictador militar de Chile en la misma centuria, y Luis Echeverr�a que, aunque t�cnicamente no fue dictador como los otros, pero su partido s�, es acusado de haber ordenado masacres de estudiantes dentro la misma �poca, y �l junto con L�pez Portillo deben ser los causantes de la llamada guerra sucia contra grupos armados que intentaron derrocar al nefando partido del PRI en estas tierras que llaman �M�xico�), mientras que la gente de abajo es reprimida hasta con la muerte tan s�lo por pedir justicia (como el caso de tantos presos acusados de socialistas por criticar al r�gimen de Franco confinados o asesinados en la c�rcel de Carabanchel en Espa�a; el caso de tantos desaparecidos en la Argentina y en Chile, y en este �ltimo pa�s resalta el del cantante V�ctor Jara a quien le amputaron las manos para que ya no tocara su guitarra, parece que le arrancaron la lengua para que ya no cantara y, finalmente, le asesinaron por criticar al r�gimen de Pinochet con sus canciones; los estudiantes que mand� matar Echeverr�a en �M�xico� por hacer m�tines en contra del autoritarismo estatal de su asqueroso partido el PRI, y los integrantes de las guerrillas, y familiares de �stos, desaparecidos o masacrados por docenas entre los regimenes de Echeverr�a y Jos� L�pez Portillo durante la �guerra sucia�), ya que no somos m�s que nuestro MAESTRO que muri� de esa misma forma por criticar las estructuras pol�tico-religiosas jud�as de su tiempo, opresoras de los pobres.

A pesar de que se suele exaltar y fomentar el af�n de riqueza entre los integrantes de las iglesias derivadas de la iglesia imperial, las cuales veremos con mayor detalle en el siguiente art�culo (y lo mismo sucede en otros grupos cristianos m�s recientes que los primeros, como los protestantes), llegan a surgir en su interior algunas personas que entienden m�s plenamente las palabras de Cristo respecto a la pobreza e la humildad, valores que al llevarlos a la pr�ctica, con una dimensi�n espiritual y tambi�n humana porque sirven como protesta contra el orden desigual que prevalece esencialmente en las sociedades �humanas� a trav�s de los siglos, dimensi�n que, como hemos visto, el evangelio no descuida, dichos valores les han tra�do como consecuencia la marginaci�n social. Algunas de esas personas han sido rechazadas por los cl�rigos, por ejemplo, en la iglesia cat�lica se persigui� al movimiento de los valdenses que, entre otras doctrinas, reivindicaban el valor de los laicos despreciando a los cl�rigos por sus excesos, exaltando la pobreza (movimiento que antecedi� al de Francesco de As�s del que hablaremos enseguida), pero otras personas hasta han llegado a ser reconocidas como sanctos. En efecto, en la iglesia ortodoxa, seg�n una p�gina de la Iglesia Ortodoxa en Am�rica, en base a 1Cor 4, 10 (pasaje que habla de la pobreza del ap�stol y del rechazo que �ste sufre) se les dice �tontos por Cristo� a aquellos sanctos que han vivido en pobreza por convicci�n y consecuentemente marginados de la sociedad. Un ejemplo de ellos es ho agios Andreaos (el sancto Andr�s) de Constantinopla que es representado en algunos iconos pr�cticamente desnudo, s�lo con algunos harapos encima. Respecto a la iglesia cat�lica romana un caso muy llamativo se dio cuando su clerec�a se apropi� del movimiento de Francesco de As�s (desde que �l mismo cometi� el error de convertir al grupo de sus seguidores en una orden religiosa aceptada en el Vaticano) quien exalt� a la �madona pobreza� y asumi� con ardor la vida socialmente marginada que trae consigo la opci�n de vida paup�rrima que eligi�, a la cual lleg� a considerar como �la perfecta alegr�a�. A pesar de que Francesco fue elevado a los altares (que yo sepa no existe en la iglesia occidental una categor�a especial para sanctos como �l, como s� la hay en la ortodoxa), la jerarqu�a eclesi�stica romana se encarg� de que, paulatinamente, la orden franciscana perdiese todo el esp�ritu de su fundador.

La sociedad es opresi�n
la historia lo puede decir;
su opresi�n terminar�
cuando deje de existir.

La sociedad, su estructura,
s�lo puede destruir
no nos permite vivir
es del hombre sepultura
igual toda la cultura
gobierno y religi�n,
toda la legislaci�n,
ni la familia es diferente
dominaci�n es solamente
la sociedad es opresi�n.

Siempre es esa realidad
la sociedad, su estructura,
s�lo le dan estatura
al que es �listo� de verdad
el que oprime sin piedad
y pa� el que oprimen es sufrir
mas se ha intentado abolir,
pero no da resultado
ning�n cambio ideado
la historia lo puede decir.

Por sucesos que observamos
creemos que todo se acaba
el animal que se paseaba
o aquella flor que admiramos
y hasta el cosmos terminamos
por creer que acabar�
aunque milenios tardar�,
en lo social por su parte
quiz� aunque munchos siglos tarde
su opresi�n terminar�.

Pero no ser�n los cambios
de sistemas ideales
que nunca se hacen reales:
democracia y otros varios
sino que muy al contrario
terminar� nuestro sufrir
la opresi�n ha de concluir,
la sociedad ha de cambiar
cuando no haya a quien explotar
cuando deje de existir.

c) DE LA IGLESIA

El t�rmino ekklesia significa en el griego del nuevo testamento asamblea de los creyentes, abarcando a los jerarcas y al pueblo llano, seg�n el diccionario de la lengua griega de Pab�n S. de Urbina. Actualmente a nivel popular por lo general se aplica el t�rmino iglesia �nicamente a la elite clerical, adem�s de que el vulgo suele referirse tambi�n con este nombre a cada uno de los templos. Pablo habla de la iglesia en general y de las iglesias particulares de cada lugar, a lo largo de sus cartas. La mayor�a de las iglesias mencionadas en la escritura, adem�s de la de los circuncisos compuesta por hebreo mayoritariamente, eran griegas y pertenec�an a la rama de los incircuncisos, ubicadas en Asia occidental y en Europa del este. La �nica occidental que se menciona es la de Roma. Las cartas de Pablo, sin embargo, sugieren que �l viaj� hasta Espa�a (aunque el moderno estado espa�ol a�n no exist�a) en donde pudo fundar, tal vez, otra iglesia occidental (no hay evidencia en las escrituras acerca de la creencia cat�lica de que Sanctiago �el mayor�, como le llaman en la iglesia romana, predicase en lo que hoy es Espa�a, m�s bien se se�ala en el libro de los Hechos que dicho ap�stol tuvo una muerte relativamente prematura, alrededor del a�o 44 seg�n las cronolog�as de la Biblia de Jerusal�n, lo que tal vez haga poco probable que haya podido viajar hasta la Pen�nsula Ib�rica, adem�s de que seguramente dicho ap�stol se dedic�, como Pedro y su hermano Juan, a proclamar el evangelio entre los hebreos y gentiles cercanos a Judea o que llegaban a avecindarse ah�, quienes formaban la iglesia de los circuncisos, ya que, seg�n los Hechos, Pablo fue quien empez� a predicar m�s all� del �rea de influencia de la iglesia de los circuncisos. Dicha creencia sobre Sanctiago m�s bien parece proceder del periodo medieval occidental).

La antropolog�a cultural ha revelado que todos los pueblos tienden siempre a organizarse, aunque de maneras muy diversas, ya que existe una gran diversidad de culturas al grado de que se piensa que no hay valores culturales universales. Las ekklesiai del nuevo testamento parecen no haber sido la excepci�n, en cuanto a organizarse, pues desde las cartas de Pablo se mencionan funcionarios de ellas como el episkopos (guardi�n) y el presbyteros. En el diccionario de la lengua griega de Pab�n S. de Urbina aparece presbys y presbytes, que se traducen como �anciano�, y presbyterion como �consejo de ancianos�, mas no aparece el t�rmino presbyteros, a excepci�n de que se se�ala que para referirse al consejo de ancianos de los jud�os y primeros cristianos se puede emplear en griego el t�rmino, declinado en nominativo y plural, hoi presbyteroy, �los ancianos del pueblo�, que declinado en nominativo y singular ser�a ho presbyteros que se traduce como �el anciano del pueblo�. Los t�rminos episkopos y presbyteros parecen referir, dentro de las escrituras, a funcionarios de la misma jerarqu�a y parecer�a que se les daba s�lo a hombres tales nombramientos porque se mencionan solamente funcionarios masculinos. Otro t�rmino, diakonos, que quiere decir criado, parece aplicarse a otros funcionarios de la iglesia de menor rango que pod�an ser hombres y mujeres. Es posible pensar que Jes�s no instituy� tal cual a esta jerarqu�a primitiva ya que, seg�n las escrituras, �l s�lo envi� a sus ap�stoles a predicar y a bautizar, y estos �ltimos fueron quienes instituyeron como di�cono a Esteban (Stefanos) y a otros personajes seg�n un pasaje del libro de los Hechos en el cual se menciona que los ap�stoles les impusieron las manos (acci�n que tambi�n es mencionada para conferir un cargo jer�rquico en la �Primera carta a Timoteo�), signo sensible que nunca emple� Cristo para mandar a sus disc�pulos a predicar, seg�n los evangelios, y que es el que modernamente se utiliza para el �sacramento� de la ordenaci�n, verbi gratia, en la iglesia romana y en la ortodoxa. El hecho de que se distinga entre var�n y f�mina y el de que se les llame criados a unos para diferenciarles de los presbyteroy y episkopoy puede ser signo de una temprana estratificaci�n. San Pablo en la �Primera carta a los corintios� habla de que en la iglesia, que es el cuerpo de Cristo, hay diversidad de funciones. Al decir que unos son �cabeza� y otros �pies� me parece que deja ver un concepto de estratificaci�n. Ello se refleja tambi�n cuando menciona a lo largo de sus cartas primero a los cristianos de origen hebreo y luego a los gentiles que, seg�n sus palabras, eran principalmente griegos. En un pasaje de su �Ep�stola a los g�latas� en que narra el momento cuando enfrent� a Kefas, le gan� a Pablo el etnocentrismo de tal modo que refleja que estaba orgulloso de ser de origen hebreo y no gentil �pecador�. Tambi�n deja entrever sus ideas de estratificaci�n cuando dice que la mujer debe someterse al hombre, que debe callarse en las asambleas y debe entrar con la cabeza cubierta como signo de sujeci�n a su marido. Entonces es posible pensar que la organizaci�n de la iglesia primitiva era con diversidad de funcionarios e incluso estratificada. En lo personal creo, como ya lo he expresado, que aunque la sociedad necesita de personas que desarrollen diferentes tipos de funciones eso no implica a priori que a las que desarrollen un cierto tipo de ellas se les clasifique como �superiores� y al resto de la gente que no desempe�a ese mismo tipo de funciones se les considere como �inferiores�, como sucede en la divisi�n de cl�rigos �doctos� (�sabios�) opuestos a los laicos = legos = �ignorantes� dentro de la iglesia cat�lica, o la divisi�n medieval occidental entre la �nobleza� o �aristocracia� (que se refiere al gobierno o poder que ejercen los �mejores�) en contraposici�n a los �plebeyos� tenidos por �inferiores� (as� como tampoco el hecho de pertenecer a una determinada clase social, como los ricos y pobres, o grupo �tnico, como los �mexinacos� y los �indios�, es evidencia de �superioridad� o �inferioridad�). Las elites son las que han acostumbrado a la gente a relacionar a priori la �superioridad� con un determinado tipo de rol social (o con la pertenencia a determinadas clases sociales y grupos �tnicos). Jes�s pens� m�s bien en una utop�a donde todos fu�semos iguales dentro del grupo de sus disc�pulos a pesar de que hubiese diferentes funcionarios en la iglesia, pero las etnograf�as han demostrado que la tendencia en los grupos sociales, a�n dentro de ciertos grupos a los que se les consideran muy �primitivos� y a su organizaci�n como �rudimentaria�, a los cuales se les ha llegado a calificar de sociedades �igualitarias�, a�n en ellos la tendencia es la aparici�n de estratificaciones entre jefes y los que no lo son, entre hombres y mujeres. �Por ventura llegaremos a creer, como Nietzsche, que lo natural en las sociedades �humanas� es esa estratificaci�n donde impera la ley del m�s fuerte, por lo que se puede decir que esencialmente son iguales a las sociedades de los animales gregarios, de tal suerte que lo natural en los grupos �humanos� sea el que los individuos busquen ser poderosos para aplastar a los d�biles?. Los cl�rigos cat�licos critican ferozmente a Nietzsche, incluso algunos pr�cticamente no le consideran digno de llamarle fil�sofo, como el prelado cat�lico italiano Jacinto Tredici autor de la �Historia de la filosof�a� que hemos citado en estos art�culos, quien s�lo menciona a dicho pensador alem�n en las notas a pie de p�gina e no en el texto central de su libro, pero los sacerdotes son los primeros en poner las ideas de Nietzsche en pr�ctica.

Esas divisiones jer�rquicas fueron evolucionando hasta tomar la forma que tienen ahora en las viejas iglesias que surgieron a lo largo del imperio romano. Seg�n una nota exeg�tica de la Biblia de Jerusal�n es probable que los presbyteroy estuviesen asociados a la iglesia de los circuncisos y los episkopoy a la de los incircuncisos, por lo tanto es probable que al asumirse como hegem�nica esta �ltima fue cuando el episkopos pas� a tener mayor rango que el presbyteros. As� en algunas de esas iglesias derivadas de la imperial (surgidas a su vez de la iglesia de los incircuncisos) como la ortodoxa y la cat�lica, vemos que el obispo es la orden sagrada de mayor rango, luego los presb�teros, los di�conos, adem�s de otras �rdenes menores como subdi�conos o ac�litos, y los lectores, mismas que no se mencionan en las escrituras. Entre estas iglesias la ortodoxa y la cat�lica son tan s�lo unas m�s dentro de un conjunto mayor formado por otras que se fueron desprendiendo con el paso de los siglos de la �nica iglesia que surgi� a lo largo del imperio romano, y m�s all�, como la iglesia copta, la jacobita, la asirio-caldea y la armenia, a las cuales se les conoce por el tipo de su inclinaci�n teol�gica, considerada �hereje�, ya sea monofisita o nestoriana, iglesias que supuestamente rechazaron el cuarto concilio celebrado en Calcedonia por la que se les conoce asimismo como iglesias precalcedonias. Todas ellas tomaron su forma actual al amparo imperial y a pesar de tener elementos comunes con las iglesias primitivas que mencionan las escrituras, tambi�n tienen diferencias. En efecto, una importante es, por ejemplo, que en las iglesias primitivas se le daba mayor importancia al ministerio de la palabra, seg�n se entiende en algunas de las cartas de sanct Pavlos, pero en las iglesias desarrolladas a la sombra de los emperadores romanos se le dio mayor importancia a ritos externos como lo que llaman divina liturgia o misa, y otros sacramentos y servicios religiosos de menor rango, dejando de lado la predicaci�n, convirtiendo la dispensaci�n de esos rituales en la �nica raz�n de ser de los ministros. Otra diferencia es que, precisamente, los jerarcas de la cristiandad primitiva no tuvieron sujeci�n a emperador alguno, como s� lo han tenido todos los jerarcas eclesiales desde el siglo IV cuando el imperio romano hizo al cristianismo religi�n oficial del Estado a partir de Teodosio I. Una diferencia m�s es que todos los jerarcas de la primitiva iglesia pod�an casarse, desde el episkopos, presbyteros y diakonos, seg�n las cartas de sanct Pavlo, pero en las iglesias nacidas al amparo de los emperadores, como en la ortodoxa y la cat�lica, se fueron instituyendo en diversas �pocas diferentes leyes de celibato para los jerarcas. Adem�s las iglesias modernas derivadas de la iglesia imperial no aceptan mujeres en el diaconado, como parece que las hubo en el tiempo apost�lico pues, verbi gratia, en la carta paulina a los romanos se aplica el t�rmino diakonos, en masculino, a una mujer llamada Febe, t�rmino que presuntamente se refiere a dicha orden sagrada ya que si se quisiese referir en el texto a que Febe era una simple criada se usar�a probablemente el t�rmino en femenino.

El �Catecismo de la iglesia cat�lica� al dar a entender que esta es la �nica iglesia fundada por Cristo, cuando expresa que la capitaneada por el sucesor de Pedro, enti�ndase el papa, junto con los obispos en comuni�n con �l, es la �nica iglesia de Cristo, no les concede apostolicidad ni a la ortodoxa, ni a la copta, ni a la jacobita, ni a la asirio-caldea ni a la armenia. Sin embargo, si consideramos que todas formaban una sola iglesia y se separaron, primero las precalcedonias en el siglo V, luego la ortodoxa y la cat�lica en el siglo XI, y si pensamos que el emperador romano hizo al cristianismo su religi�n oficial y que los emperadores, desde Constantino, fueron quienes convocaron los concilios y quienes unificaron la doctrina, podemos decir que quien las fund�, o las volvi� a fundar, a todas, o el que las molde�, fue el emperador y no Cristo. Entonces probablemente ninguna de esas iglesias ser�a apost�lica.

REFLEXIONES ACERCA DEL GRAN CISMA Y DEL PRIMADO DEL PAPA

En el siglo XI la iglesia que se hab�a desarrollado a lo largo del imperio romano sufri� una ruptura m�s (pues ya entre los siglos V � VI se hab�an cismado las llamadas iglesias precalcedonias, probablemente con el fin de liberarse del yugo imperial, como algunos creen), dando como resultado que hoy d�a la principal iglesia de la porci�n oriental de dicho imperio sea conocida como ortodoxa, y la iglesia romana de la porci�n occidental, ya separada de la primera, sea conocida como iglesia cat�lica. Cabe a�adir que el adjetivo griego de �ortodoxa�, que quiere decir �la recta opini�n� o recta doctrina, se lo autoaplicaron en la iglesia oriental principal controlada por el emperador y el patriarca de Bizancio o Constantinopla para diferenciarse de las iglesias que consideraban �herejes�, como las precalcedonias primero y luego la iglesia occidental. Esta �ltima se autodenomin� �iglesia cat�lica�, cuyo adjetivo de origen griego si bien significa �universal�, y ans� se le entiende en el s�mbolo niceno-constantinopolitano por ejemplo, escritores del imperio occidental como sanct Aurelius Augustinus hipponensis (de quien, no obstante, su sede se encontraba en el norte de �frica e no en Europa occidental) le dieron al adjetivo de �cat�lica� el significado de �verdadera�, como se entiende verbi gratia en la su obra �De vera religione liber unus� y en su �Collatio cum maximino arianorum episcopo� (consultadas en un sitio de la internet) en las que opone la iglesia cat�lica VS los �herejes�, por lo que la denominaci�n de �iglesia cat�lica� viene a significar �iglesia verdadera� para los integrantes de la iglesia romana. Queremos a continuaci�n reflexionar sobre las causas de dicha ruptura pero usando datos hist�ricos tomados de libros cat�licos para que no se piense que queremos inclinar la balanza a favor de la iglesia ortodoxa.

Es necesario entender que una forma m�s natural de organizaci�n dentro de la iglesia fue por medio de jurisdicciones aut�nomas. Wilhelm de Vries, jesuita cat�lico, en su obra �Ortodoxia y Catolicismo� dice que los patriarcas antiguamente ten�an una jurisdicci�n limitada pero pod�an inmiscuirse en los asuntos de otras iglesias aut�nomas de menor rango que pertenec�an a su patriarcado, las iglesias metropolitanas, sin tener directamente jurisdicci�n sobre ellas. Aunque ahora ya no es ans�, esa era la forma en que funcionaba la iglesia occidental antiguamente, seg�n De Vries (y tambi�n la oriental) seg�n la cual algunos obispos metropolitanos ejercieron algunos poderes de primado, como los de un patriarca, verbi gratia confirmar y ordenar a los obispos cuando esta funci�n no se reservara a los primados, y ello seg�n Manuel Teruel se defini� en concilios ecum�nicos antiguos hechos en Oriente tales como los de Nicea y Calcedonia de los siglos IV y V respectivamente, y en la iglesia de Occidente se les retiraron esos privilegios a los metropolitanos hacia el siglo XIV, los cuales se le reservaron desde entonces solamente al papa, aunque dentro de la organizaci�n de la iglesia cat�lica todav�a hoy se tiene el concepto de que un metropolitano, equivalente al arzobispo seg�n Teruel, ejerce alg�n poder sobre otras di�cesis sufrag�neas dentro de una provincia eclesial. Tambi�n el t�tulo de primado en la iglesia romana desde el siglo XII, seg�n Teruel, y hasta el d�a de hoy lo ejerce solamente el papa, aunque, seg�n el diccionario de Straubinger, lo ostentan tambi�n, s�lo de nombre sin privilegio alguno, algunos otros obispos, como el arzobispo de M�xico cuya catedral, seguramente desde la Colonia, lleva el t�tulo de �metropolitana�. Contrario a como sucedi� en Occidente, en la iglesia ortodoxa todav�a existen los patriarcados con sus privilegios aut�nomos y las iglesias metropolitanas, adem�s de las denominadas autocefal�as de m�s reciente aparici�n, y aunque el obispo de Constantinopla tiene el t�tulo de �patriarca ecum�nico� no tiene jurisdicci�n universal como el papa. Seg�n los conceptos clericales ortodoxos actuales los patriarcados y autocefal�as tienen un grado perfecto de autonom�a pues ya no dependen en cuanto a disciplina de ninguna otra iglesia, y existe tambi�n el concepto de iglesias aut�nomas que para dicha clerec�a en particular tienen a�n dependencia de alguna otra iglesia patriarcal o autocefala. Al evolucionar esta organizaci�n eclesial con el transcurso de los siglos los obispos que recibieron el t�tulo de primados: los patriarcas, algunos metropolitanos que seguramente dieron origen a los primados autocefalos actuales, ya que algunos de ellos han conservado tambi�n el t�tulo de iglesias metropolitanas que con probabilidad ten�an desde antes de alcanzar su autonom�a perfecta, como el primado de la Iglesia Ortodoxa en Am�rica, todos ellos fueron tomando jurisdicci�n sobre otros obispos dentro de un territorio determinado. Dentro de la iglesia ortodoxa cada patriarcado pose�a y posee autonom�a respecto a otras jurisdicciones en cuanto a la elecci�n de sus obispos y primado y en cuanto a sus c�nones, es decir en todo lo que respecta a la parte disciplinar, aunque en lo relacionado a las cuestiones doctrinales se juntasen desde antiguo los obispos para discutirlas en los concilios, manteniendo entre las diversas jurisdicciones eclesiales la unidad en el campo doctrinal y asimismo la comuni�n sacramental, seg�n el autor ortodoxo Kallistos Ware. As� podemos ver, como consecuencia de dicha autonom�a, que en las iglesias orientales, contando tanto a las que no son ortodoxas como a las que s� lo son, se pudo conservar por ejemplo diversidad en ritos lit�rgicos que se desarrollaron hist�ricamente en ciertas iglesias particulares, lo que no ocurri� en la iglesia occidental. Los principales patriarcados estaban en Oriente antes del gran cisma: Alejandr�a, Antioquia, Jerusal�n y Constantinopla, mientras que en Occidente s�lo exist�a el de Roma. Esas jurisdicciones aut�nomas principales a las que se les denomina patriarcados se reconocieron, seg�n el jesuita �ngel Santos en su obra cat�lica �Iglesias de Oriente�, entre el segundo concilio ecum�nico hecho en Constantinopla en el siglo IV y el concilio cuarto de Calcedonia en el s. V, pero el citado Ware, en concordancia con lo expuesto por Wilhelm De Vries, asegura que se reconocieron entre los concilios primero (que se llev� a cabo en Nicea) y cuarto. De Vries recalca en su citada obra que los patriarcados no son una instituci�n del tiempo apost�lico como, seg�n �l, s� lo es el �primado del papa�. Pero si analizamos las escrituras (como veremos con mayor detalle en nuestro siguiente art�culo �Del primado del papa y las escripturas sacras�) la �Carta a los g�latas� de sanct Pavlo revela que hacia el siglo I, en la era apost�lica, exist�an dos tipos de iglesias, la de los circuncisos e la de los incircuncisos, que presentaban diferencias sustanciales tales que en la primera se hac�a un seguimiento m�s fiel de la ley de Mois�s y en la otra no. A pesar de que ambas iglesias pose�an diferencias mantuvieron la comuni�n, seg�n lo expresa sanct Pablo, por lo menos durante el siglo I, aunque hay evidencias (que en el siguiente art�culo veremos m�s extensamente) de que en centurias posteriores las divisiones se profundizaron. El ap�stol de Tarso se�ala tambi�n la naturaleza de la jerarqu�a de Pedro, quien fue solamente el �ap�stol de la iglesia de los circuncisos� mas no un jerarca absolutista, como el papa, de todas las iglesias existentes para entonces ya que Sa�l de Tarso se autodenomina �ap�stol de la iglesia de los incircuncisos�, es decir, se proclama el jerarca m�ximo de esta rama de la cristiandad primitiva. La iglesia comandada por Pedro podemos decir que pr�cticamente ha desaparecido, mientras que la que dirig�a Pablo es la que floreci�, se multiplic� e lleg� a ser la religi�n imperial de Roma, e de la iglesia del imperio surgieron las iglesias cristianas antiguas que sobreviven hasta la actualidad, tales como la ortodoxa, la cat�lica, la copta, la jacobita, la asyrio-caldea e la armenia. En base a estos datos podemos deducir que en las iglesias del tiempo apost�lico ya exist�a el principio de autonom�a, el cual permit�a que dichas iglesias mantuviesen diferencias pero al mismo tiempo existiese comuni�n entre ellas, principio en el que se basa el funcionamiento de los patriarcados que se reconocieron posteriormente de la �poca en que vivieron los ap�stoles.

El citado Wilhelm de Vries en su obra cat�lica �Ortodoxia y catolicismo� aunque defiende la doctrina del primado absoluto del papa reconoce, como ya dijimos, que hab�a en las iglesias del patriarcado romano un sistema de jurisdicciones aut�nomas (en lo disciplinar) dirigidas por obispos metropolitanos, adem�s de la del patriarca romano que se inmiscu�a en los asuntos de las iglesias metropolitanas sin tener jurisdicci�n directa sobre ellas, y este sistema existi� hasta el siglo IX. El obispo romano, patriarca de Occidente (hoy el papa) s�lo ten�a jurisdicci�n en una peque�a porci�n de la Pen�nsula It�lica que no traspasaba ni siquiera los montes Apeninos seg�n De Vries. �ngel Santos aunque defiende tambi�n en su obra ya citada �Iglesias de Oriente� la postura cat�lica acerca de que el obispo de Roma tiene el su primado por ley divina por ser sucesor de Kefas o Pedro, se ve obligado a hablar de que dicho obispo empez� a ganar privilegios frente a los dem�s por estar en la que fue la primera capital del imperio romano, pues as� lo mencionan las actas del concilio de Calcedonia del siglo V, resoluci�n que el autor considera invalida aunque provenga de un concilio ecum�nico. Refiere Santos que desde el siglo IV Constantinopla fue la capital del imperio romano y desde entonces surge el patriarcado hom�nimo, aunque tard� en ser reconocido, e poco a poco los obispos conciliares confirieron al su patriarca el privilegio, que hasta entonces lo hab�a tenido el de Roma, de ser considerado el primero entre los patriarcas por estar su sede en la nueva capital imperial. As� llegado el a�o 451 se decret� la definici�n formal de esta situaci�n en el concilio del Calcedonia, en su canon XXVIII, mismo que el obispo romano en turno, Le�n Magno, seg�n De Vries, elimin� de las actas conciliares por iniciativa personal, y por lo tanto sin consenso del resto de los obispos conciliares, debido seguramente a que no les pudo convocar en una nueva reuni�n para discutir si se revocaba o no tal decisi�n, rebel�ndose ans� contra la autoridad m�s alta que representa dentro de la iglesia un concilio ecum�nico como el de Calcedonia. Aqu� la cita textual del historiador �ngel Santos, de las p�gina 33 y 34 de su obra ya mencionada:

"El canon 28 del Concilio Calcedonense.

Se celebr� este concilio en el a�o 451 como cuarto ecum�nico, convocado especialmente para poner un dique al incipiente error monofisita. A sus c�nones definitivos se uni� el tristemente celebre canon vig�simo octavo, seg�n el cual, al parecer de muchos, comenz� a negarse ya el primado de jurisdicci�n al pont�fice romano. El citado canon dec�a as�:

-Iure Patres senioris Romae, throno, quod urbs illa caput erat imperii, privilegia tribuerunt. Eadem consideratione moti, centum quinquaginta Dei amantissimi episcopi, sanctissimo novae romae throno equalia privilegia tribuerunt, recte judicantes urbem imperio ac senatu honoratam atque aequalibus cum antioquiore regina Roma privilegiis fruentem, etiam in rebus ecclesiasticis, non secus ac illam extollendam esse, eique secundum post illam locum deberi-.

1) Sentido que pretend�an los padres del concilio.

Con el citado canon (XXVIII), que se redact� contra la voluntad de los delegados romanos, pretend�an los padres del concilio calcedonense directamente honrar a la sede constantinopolitana y elevarla sobre las otras sedes apost�licas, Antioquia y Alejandr�a a las que el canon 6 del concilio Niceno, primero ecum�nico, y reunido en Nicea el a�o 325, conced�a el segundo y tercer lugar despu�s de la sede romana. Raz�n de esta primac�a para la sede constantinopolitana: -Constantinopoleos episcopus habeat praerrogativas honoris post Romae episcopum eo quod urbs illa sit nova Roma-.

Pero es el caso que aunque en el canon se habla expresamente de una primac�a de honor, no lo interpretaban s�lo as� aquellos padres calcedonenses, sino de aut�ntica jurisdicci�n para todo el Oriente, y en esto lo equiparaban al patriarcado de Roma".

Obviamente este autor se equivoca en pensar que se le entend�a como una primac�a de jurisdicci�n universal, si as� hubiese sido no habr�a dejado el patriarca byzantino que surgieran posteriores sedes patriarcales y autocefalas en la ortodoxia como de hecho surgieron; se trataba s�lo de primac�a honor�fica como el mismo Santos entendi� que dec�a el canon.

Ahora una cita textual de Wilhelm De Vries, de la p�gina 20 de su obra ya referida:

"La posici�n privilegiada de las iglesias principales se desarroll� por derecho consuetudinario, que por lo que hace a Antioquia y Alejandr�a fue sancionado por el canon 6 del concilio de Nicea (325). A la nueva ciudad imperial de Constantinopla se confiri� por el canon 3 del primer concilio de Constantinopla y por el tan debatido canon 28 de calcedonia una posici�n singular an�loga a la de la antigua Roma".

Noten que seg�n este autor no s�lo el canon XXVIII le dio a Constantinopla esa privilegiada posici�n igual a la de Roma sino que tambi�n el canon 3 del primer concilio de Constantinopla que fue el segundo ecum�nico.

Ambos autores cl�rigos cat�licos y de la vieja guardia nunca niegan que se le dio a Byzancio el mismo grado eclesial de la primitiva Roma, como contrariamente se�alan algunas p�ginas web de la iglesia romana seg�n las cuales se le dio a Constantinopla m�s bien un segundo lugar despu�s de Roma, a pesar de que las traducciones que citan del dicho canon reconocen igualdad eclesial entre ambas sedes patriarcales: ��tambi�n deber� en las materias eclesi�sticas magnificarse como ella, y alinearse detr�s de ella�� ( http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN05.html ), eso de alinearse detr�s de ella se refiere probablemente a que Byzancio era la segunda capital imperial pues ya en la frase anterior se le reconoce igualdad eclesial; incluso arguyen en esas p�ginas �cat�licas� que autores ortodoxos aceptan ese segundo lugar, pero de todos modos en la ortodoxia a pesar de que se acepte ello se argumenta que se le concedi� a Constantinopla un lugar igual a la segunda Roma en privilegios y poderes, como en la siguiente p�gina: http://www.geocities.com/pro_ortodoxia/03/patriarca.htm (huelga decir que en el m�todo de la �apolog�tica� de esas p�ginas de la iglesia romana se suele tergiversar el sentido de las frases y echar mano de subjetivas interpretaciones de la escritura para sof�sticamente hacer aparecer su punto de vista como el verdadero; ejemplo de esos sofismas que crean los �apologetas cat�licos�, adem�s del que ya comentamos sobre el canon XXVIII calcedonense, lo tenemos en otros art�culos del mismo sitio, como el del siguiente enlace: http://www.apologeticacatolica.org/Primado/Primado17.htm , en el que se afirma que una comisi�n cat�lico-ortodoxa reconoci� el �primado� del papa, confundiendo al lector pues no se aclara que en Occidente al primado se le atribuye jurisdicci�n universal, como al papa, mientras que los ortodoxos, de las iglesias de Oriente, consideran que cualquier primado, patriarca o autocefalo, tienen jurisdicci�n limitada y no universal, de manera que s�lo le reconocieron al papa un grado similar al de patriarca ecum�nico, el primero entre sus iguales, con jurisdicci�n limitada y no universal, grado que hoy ostenta el patriarca de Constantinopla dentro de la ortodoxia. Otro sofisma es el que aducen en este otro art�culo del mismo sitio web: http://www.apologeticacatolica.org/Primado/PrimadoN09.html , acerca del texto de Mt 16, 18 que para los �cat�licos� prueba que Cristo confiri� a Pedro un primado que el papa ha heredado, y alegan que eso lo reconocieron los santos padres, pero resulta que varios de los padres que citan son orientales y pertenecen a la tradici�n ortodoxa, tradici�n en la cual dicho texto de Mt 16, 18 se entiende de otra manera, como se expresa en la siguiente p�gina ortodoxa: http://www.fatheralexander.org/booklets/spanish/el_papa.htm , y no lo interpretan considerando que se le dio un primado a Pedro y que este primado haya sido heredado por el papa; por esta subjetividad al interpretarles, estos textos no pueden servir como fuentes hist�ricas para probar la superioridad del papa respecto a otros patriarcas, a pesar de que los �apologetas cat�licos� sof�sticamente afirmen que s�), y OJO: el autor cat�lico �ngel Santos reconoce adem�s que el canon XXVIII estuvo dentro de los c�nones definitivos calcedonenses, contrario a lo que se asegura en la Enciclopedia Cat�lica ( http://ec.aciprensa.com/c/concilcalcedon.htm ) acerca de este concilio calcedonense, y tambi�n a lo largo de la obra del autor cat�lico Wilhelm De Vries se reconoce que Le�n Magno quit� ese canon XXVIII sin poseer la autoridad para hacerlo, pues se dice en la obra de De Vries, como citamos en otros p�rrafos, que el patriarca de Roma s�lo ten�a mientras estuvo en comuni�n con Constantinopla el poder de impugnar doctrinas conciliares con las que no estuviese de acuerdo pero no pod�a derogar o modificar por s� solo esas doctrinas.

En el primer cuarto de ese mismo siglo V d. C., la ciudad de Roma hab�a sido abatida por el ataque de los godos (otros dicen visigodos), uno de los munchos pueblos b�rbaros germ�nicos (rubios y pelirrojos, e que son ancestros en parte de los actuales alemanes, franceses, holandeses, ingleses, espa�oles) que devastaron al imperio, derrumb�ndose en el �ltimo cuarto de ese mismo siglo aproximadamente el imperio de Occidente, ya que para entonces el imperio romano se hab�a dividido en una parte oriental y otra occidental. Cabe mencionar que la capital de la parte occidental se instal� en Ravena, poblaci�n ubicada dentro de la pen�nsula it�lica, y es evidente que el gobierno eclesial fue constantinopolitano pues ah� se encuentran iglesias bizantinas que se consideran de esa �poca, de entre los siglos V e VI d. C.. Posteriormente Ravena se convirti� en un exarcado del imperio romano de Oriente, que ha venido a ser conocido como imperio bizantino, el cual parece haber cobrado control sobre otras porciones de la Pen�nsula It�lica pues en el siglo VII cuando los lombardos invadi�ronla, seg�n el �Gran diccionario enciclop�dico ilustrado�, dicho exarcado concedi� autonom�a a la civdad de Roma, pero �ste fue conquistado por los francos en el siglo VIII mismos que se lo cedieron al papa y form� parte de los estados pontificios hasta el siglo XIX. Por lo tanto Roma no volvi� a ser capital imperial en aquellos a�os. As� solamente qued� en pie el imperio oriental cuyo emperador fue quien pr�cticamente lleg� a dirigir a la iglesia tanto de Occidente como de Oriente durante cierto periodo, por eso, por ejemplo, a�n los primeros concilios ecum�nicos se realizaron en ciudades del levante, Nicea e Constantinopla, e no en Roma, aunque la supremac�a del patriarca de Bizancio a�n no se defin�a cabalmente. En otras palabras, al perder importancia pol�tica la ciudad de Roma, perdi� tambi�n su importancia eclesial.

Seg�n Wilhelm De Vries el patriarca de Roma reorganiz� desde el siglo VIII un nuevo imperio occidental (romano � b�rbaro germ�nico), primero pidiendo ayuda a Pipino y luego proclamando a Carlo Magno emperador en principios del siglo IX, ambos de origen franco, tribu b�rbara germ�nica que se avecind� en territorios de la actual Francia (top�nimo que deriv� del nombre de aquella tribu). Dicho imperio lleg� a ser conocido al correr el tiempo seg�n otros autores como el �Sacro imperio romano�. Esta fue su primera estrategia para que desde el siglo IX, desvincul�ndose del emperador de Oriente que gobernaba a la iglesia imperial (al respecto De Vries cita a Justiniano quien reconoc�a en un escrito suyo la supremac�a del obispo de Roma entre los prelados de la iglesia, pero se�alaba que tambi�n quedaba sujeto al emperador), y creando un imperio que le fuese rival, el obispo de Roma pudiese iniciar un nuevo desarrollo de la iglesia occidental de la cual lograr�a ser su rey absoluto o el papa cuando alcanz� un poder de jurisdicci�n eclesial absolutista, ya que como hemos dicho primero su jurisdicci�n s�lo abarcaba una no muy grande porci�n de la Italia actual, ello hasta el siglo IX seg�n De Vries, pero a partir de este siglo comenz� a ganar jurisdicci�n sobre las iglesias aut�nomas encabezadas por obispos metropolitanos incluidas dentro de su territorio patriarcal. Cabe se�alar que fue hasta el siglo XI cuando se decret� que el nombre papa, que en los primeros siglos se empleaba para cualquier obispo, se aplicase �nicamente al obispo de Roma seg�n el diccionario de Straubinger. Dicho nombre parece que no s�lo es usual en la tradici�n cat�lica pues, verbi gratia, en la iglesia copta de Egipto y, seg�n un documental, tambi�n en la de Etiop�a, es de uso com�n. En la de Egipto se le llama papa al primado y en la de Etiop�a se aplica ese t�rmino a cualquier obispo. Entonces es m�s probable que derive del griego papas que significa �pap�, padre, como se dice en el referido diccionario cat�lico de Straubinger, y de la lengua griega se adopt� el t�rmino en el lenguaje de las tradiciones eclesi�sticas cat�lica y copta, e no se tratar�a pues de ciertas siglas referidas a Pedro Ap�stol como algunos sugieren, ya que en la iglesia occidental el t�rmino papa no fue siempre exclusivo del obispo de Roma que se supone es sucesor de Pedro. Del nombre papas tambi�n parece haber derivado la denominaci�n �pope� que se les da a los sacerdotes en Rusia, as� lo refiere el �Gran diccionario enciclop�dico ilustrado�. En la obra de Wilhelm De Vries se entiende impl�citamente que el privilegio del patriarca romano al ser considerado el primero entre los patriarcas se ejerc�a, por ejemplo, al actuar como una especie de juez en asuntos disciplinares como cuando se inmiscuy� en la elecci�n del patriarca Focio de Constantinopla, y expl�citamente asevera dicho autor que ese privilegio consist�a en que pod�a apelar sobre decisiones conciliares con las que no estuviese de acuerdo (aunque sus desacuerdos m�s bien se volvieron protestas y rebeliones, como vimos con el caso del canon XXVIII calcedonense), mas no ten�a el privilegio de definir �l solo los dogmas de fe, mismo que le fue otorgado al papa muchos siglos despu�s del gran cisma, como veremos m�s adelante, por obispos �nicamente de la iglesia occidental. Es evidente que su antiguo poder de convocaci�n entre los obispos que realizaban los concilios era muy parco, porque no pudo armar uno nuevo para revocar la decisi�n calcedonense de que ya no ser�a el obispo de Roma el primero entre los patriarcas, y tampoco pudo convocar otro para reformar el �S�mbolo niceno-constantinopolitano� que finalmente fue modificado en la iglesia cat�lica arbitrariamente al agreg�rsele el Filioque (como veremos con m�s detalle despu�s). Entonces tal vez no sean tan ciertas las afirmaciones que he visto en ciertas p�ginas web cat�licas acerca de que el papa presidi� los concilios antiguos y hasta se atreven a aseverar que incluso confirm� sus c�nones, privilegios que se le otorgaron muy tard�amente hasta el siglo XIX en concilios que, sobra decir, no pueden llamarse ecum�nicos sino s�lo occidentales como veremos despu�s (si el papa hubiese presidido, por ejemplo, el concilio de Calcedonia, �por ventura habr�a confirmado el ya referido canon XXVIII que impugn� �l mismo posteriormente?). Pero a partir del siglo IX el naciente papado intent� imponer su mando absoluto, tanto disciplinar como doctrinal, en todas las iglesias que gozaban de autonom�a, teniendo �xito en Occidente su campa�a de conquista mas no ans� en el Oriente donde obtuvo resistencia de los patriarcas por estar obrando un rompimiento con la tradici�n, ya entonces centenaria, y esto ser�a a la larga una de las causas del gran cisma, nombrado ans� en obras ortodoxas como la de Kallistos Ware y Jos� R. El�as Aboid, o �cisma de Oriente� seg�n la perspectiva de algunos libros cat�licos que he le�do como el diccionario de Straubinger.

Seg�n De Vries el papa quiso extender su control absoluto al �mbito secular al querer avasallar al poder pol�tico incluso, poniendo en pr�ctica la doctrina de un obispo romano llamado Gelasio, del siglo V, quien escribi� alguna vez, a modo de protesta por el vasallaje que el emperador ejerc�a sobre el patriarca de Occidente, que los emperadores deb�an someterse al obispo de Roma por ser sucesores de Pedro. Por esa ambici�n de controlar los poderes seculares el papa lleg� a tener en su tiara tres coronas que simbolizaban, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, que era �padre de pr�ncipes y reyes, gobernador del mundo y vicario de Cristo� (pero, seg�n la historia, termin� cayendo el papado bajo el control de dichos poderes pol�ticos seculares. Por ejemplo seg�n el ortodoxo Ware, concordando con lo dicho al respecto por el cat�lico De Vries, el emperador Carlo Magno y no el pont�fice de Roma parece haber tenido un influjo decisivo en la anexi�n occidental del Filioque en el s�mbolo de fe, cuesti�n que abordaremos posteriormente con m�s detalle. Por otra parte en cierto tiempo el papa fue controlado por los pr�ncipes de la hoy Alemania cuando la sucesi�n del emperador del �Sacro imperio� pas� a la nobleza de all� con Ot�n, a partir aproximadamente del siglo X, y entonces ese emperador y el papa tuvieron muchos conflictos por decidir quien eleg�a a los obispos y hasta quer�a controlar dicho mandatario el nombramiento de los pont�fices mismos, entre quienes figuraron algunos de origen alem�n, seguramente de familias nobles, como uno de nombre Hildebrand que fue el papa Gregorio VII seg�n Ware. En otros tiempos el �vicario de Cristo� dej� Roma y se avecind� en la civdad de Avignon debido tal vez a un ardid del rey de la actual Francia (cuya estirpe ya no ten�a la sucesi�n imperial), civdad que, no obstante, seg�n parece a�n no pertenec�a a la jurisdicci�n de dicho rey. Cabe agregar que el papado ya hab�a estado antes instalado legalmente en esa urbe e incluso probablemente hab�a habido primados cat�licos naturales de la actual Francia durante ese tiempo. Por todo esto se provoc� entre los siglos XIV y XV una disputa eclesial conocida como el �cisma de Occidente�, causada pues por la intromisi�n de los poderes pol�ticos seculares, por la cual lleg� a haber papas elegidos por los cardenales de la actual Francia e controlados por los reyes de all�, e otros elegidos por los cardenales de la actual Italia e controlados por algunos pr�ncipes de ah� mismo, ganando apoyo dividido unos y otros pont�fices entre el resto de los pa�ses de Europa occidental, e incluso parece que lleg� a haber un tercero elegido por cardenales de los otros dos. Tambi�n se sabe que hubo papas salidos de familias que ostentaron gran poder y que impusieron en el trono pontificio a uno de sus miembros para controlar, adem�s de los poderes seculares, los eclesiales. De la actual Italia por ejemplo, que antiguamente se divid�a en diferentes se�or�os, entre los siglos XV y XVI hubo dos papas de los Borgia, familia que parece haber sido originaria de la Pen�nsula Ib�rica, y el nombre de esos pont�fices fueron Calixto III y Alejandro VI. De este �ltimo se dice que tuvo relaciones incestuosas con su hija Lucrezia, e igualmente se asegura que su hijo Cesare sosten�a relaciones con ella que era su hermana, y dicho papa Alejandro VI hizo excomulgar y asesinar a Girolamo Savonarola por atreverse, como san Juan Bautista lo hizo con Herodes, a predicar contra sus excesos. A la familia de los Medicis, que contra alguno de sus miembros tambi�n predicase Savonarola, pertenecieron Le�n X y Clemente VII. Durante el tiempo colonial en Nueva Espa�a, hoy �M�xico�, entre los siglos XVI-XIX se sabe que los cl�rigos eran funcionarios de la Corona ya que el papa hab�a cedido a los reyes hispanos (y uno de ellos, Carlos I de Espa�a y V de Alemania fue tambi�n emperador del "Sacro imperio") la administraci�n eclesial otorg�ndoles el �Real patronazgo espa�ol�, seg�n Manuel Teruel, por lo que el visorrey era quien vend�a los puestos de p�rroco con los privilegios de �beneficios� que permit�an a la Corona recibir una renta de dichos bur�cratas, quienes eran conocidos como �beneficiados curas�. Los cl�rigos ocupaban adem�s otros puestos del gobierno colonial como el de juez y hasta el de visorrey. Tambi�n se sabe de la expulsi�n de los jesuitas de esta que era la Nueva Espa�a porque ten�an un voto de obediencia al papa y por ello no quisieron hacerse m�s adictos a los reyes Borbones cuando asumieron el poder en Espa�a en el siglo XVIII, mientras que las otras �rdenes y los cl�rigos seculares no tuvieron empacho para acatar estas disposiciones. Incluso, seg�n un documental, la Universidad de M�xico colonial no llev� el t�tulo de "pontificia" sino s�lo el de "real" por largo tiempo, y fue hasta fines de la Colonia cuando ya se le daba el t�tulo de �Real y Pontificia Universidad de M�xico�. Todo esto era signo de la poca influencia del papa en estas tierras y el mayor poder de la Corona sobre la iglesia en Nueva Espa�a. Los cat�licos critican muncho a la iglesia ortodoxa porque �sta �ltima siempre estuvo supeditada al poder pol�tico abiertamente, denominando a este hecho como �cesaropapismo�, pero la iglesia cat�lica como hemos visto veladamente ha ca�do en lo mismo).

El patriarca de Roma considerado en Occidente, a partir del siglo IX, el primado absoluto de la iglesia, fue adquiriendo poco a poco una postura francamente imperialista en materia religiosa. Ello se refleja sobre todo en que es muy probable que antiguamente el papa s�lo confirmaba, y no designaba, a los obispos electos por los metropolitanos, como lo expresa De Vries, quien agrega que las iglesias metropolitanas gozaban de gran autonom�a y que el obispo romano no ten�a jurisdicci�n directa sobre ellas, pero a partir del dicho siglo IX retir� las funciones de primado que ejerc�an los obispos metropolitanos de su patriarcado, tomando jurisdicci�n sobre ellos supuestamente para evitar excesos, seg�n De Vries, y ans� poco a poco fueron desapareciendo quedando una p�lida memoria de ellos en la organizaci�n cat�lica actual en la cual, como ya dijimos, un metropolitano puede tener cierto poder sobre di�cesis sufrag�neas, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, aunque propiamente el t�tulo de primado s�lo lo ejerce el papa hoy d�a a pesar de que otros obispos lo ostenten s�lo de nombre, de tal suerte que los c�nones cat�licos actuales indican que si un obispo occidental ordena a otro sin consentimiento del papa queda excomulgado. Por romper esta norma en el siglo XVIII un obispo partidario del jansenismo (corriente religiosa de pensamiento surgida en Occidente en el siglo XVII que al evolucionar hacia el siglo XVIII propugn� la autoridad de los obispos frente a una intervenci�n papal m�s limitada, es decir que propon�a el regreso al antiguo r�gimen en el cual los obispos occidentales gozaban de autonom�a, ideas que l�gicamente fueron consideradas �herejes� por el pont�fice romano, al igual que otras doctrinas m�s de la misma corriente de pensamiento), prelado que perteneci� a la iglesia de Utrecht (localidad ubicada actualmente entre los Pa�ses Bajos) y que qued� excomulgado, por lo que dicha jurisdicci�n eclesial lleg� a consolidarse como iglesia cism�tica desde principios del siglo XIX, seg�n parece, y sobre todo hacia el �ltimo cuarto de este mismo siglo cuando se le integraron cl�rigos cat�licos que no estando conformes con la definici�n de la infalibilidad papal se cismaron de la iglesia romana por aquellos d�as, y en el siglo XX se dio el caso del obispo Lefebvre que fue tambi�n excomulgado por ordenar a un obispo sin el visto bueno papal, por lo que vino a fundar otra iglesia cismada de la cat�lica romana. Tambi�n, al irse imponiendo el rito romano se fue borrando la diversidad de ritos lit�rgicos que hab�a en Occidente, de los cuales a�n existen el moz�rabe del sur de la actual Espa�a y el ambrosiano de la actual Italia, pero el rito galicano y sus m�ltiples variantes desaparecieron por ejemplo de lo que hoy es Francia y de las islas brit�nicas (rito que debi� cobrar gran importancia en Occidente durante el periodo carolingio). Si miramos hacia las iglesias orientales, entre las que no son ortodoxas y las que s� lo son, la diversidad de ritos a�n hoy est� presente a pesar de que en la iglesia ortodoxa propiamente dicha el rito del patriarcado bizantino tambi�n fue imponi�ndose en los otros tres patriarcados de Oriente, desplazando a otros ritos locales. He o�do decir a algunos cl�rigos cat�licos, descalificando a la principal de las iglesias orientales, que las jurisdicciones eclesiales ortodoxas actuales que gozan de autonom�a son producto del desmembramiento de una iglesia absolutista como la cat�lica que supuestamente habr�a fabricado el patriarca de Constantinopla despu�s de que ocurri� el gran cisma (idea que parece provenir de obras de apolog�a del catolicismo como la de Hillaire, ver bibliograf�a), pero en realidad dicha forma de organizaci�n es muy antigua, como hemos visto, y lo que sucedi� es que el patriarca de Bizancio a pesar de haber buscado centralizar su poder nunca lo hizo hasta el extremo de procurarse un poder absolutista ya que no hizo desaparecer la autonom�a disciplinar de las iglesias que hoy son ortodoxas, de las cuales con el correr de los siglos algunas cobraron importancia y han alcanzado el t�tulo de patriarcados y autocefal�as sum�ndose a la lista de las jurisdicciones que desde la antig�edad se consideraron importantes, mientras que el papa s� elimin� esa independencia en cuestiones disciplinares de las iglesias occidentales (y quer�a hacer lo mismo en Oriente pero encontr� la resistencia de los patriarcas del levante) para que ninguna de ellas se llegara a constituir en el futuro un patriarcado que le hiciera competencia con lo cual ha ido logrando mantener su r�gimen absolutista.

Seg�n De Vries en todo este contexto que venimos exponiendo los deseos de alcanzar la supremac�a e independencia se acentuaron tanto en la iglesia de Occidente, hoy cat�lica, impositora de un nuevo primado absolutista del su patriarca, como tambi�n entre los cristianos del Oriente que hoy forman la iglesia ortodoxa en reacci�n a las pretensiones del obispo romano. Se dio entonces en el siglo IX una disputa entre Roma y Constantinopla por definir si las misiones que ambos patriarcados estaban estableciendo en territorios de la actual Bulgaria ser�an parte de la iglesia occidental o de la oriental. Esto sirvi� de pretexto para hacerse acusaciones tanto de los romanos contra los bizantinos (con miras de convencer al rey de los b�lgaros seg�n se entiende en la obra del ortodoxo Kallistos Ware) y viceversa como consecuente reacci�n, acerca de sus diferencias lit�rgicas, calific�ndose de que eran il�citas y hasta herejes las de uno y otro patriarcado, queriendo el obispo romano que los de la iglesia oriental dejaran sus costumbres para adoptar las romanas, y los bizantinos quer�an que los romanos abandonaran sus costumbres igualmente, es decir, era una pugna para ver qu� iglesia ten�a m�s poder para someter a la otra. Por esta disputa Focio (que subi� de laico a patriarca con la desaprobaci�n del patriarca occidental, y esto seg�n Ware fue lo que deton� el conflicto entre Roma y Bizancio ya que los griegos finalmente protestaron contra su intervenci�n porque estaba transgrediendo las prescripciones del canon III del concilio de Sardica que regulaba su papel como juez disciplinar) atac� al obispo romano primero denunciando lo que �l cre�a que eran las il�citas costumbres rituales occidentales, una cuesti�n disciplinar, pero fue centrando poco a poco su controversia en la cuesti�n doctrinal del Filioque, palabra que aparece en la versi�n en lat�n del s�mbolo niceno-constantinopolitano o �credo� (tomada de la obra cat�lica de Jos� Luis Diez) cuando se dice: �credo� in Spiritum Sanctum Deum et Vivificantem, qui ex Patre FILIOQUE procedit� (que traducido quiere decir �creo en el Esp�ritu Santo Dios y vivificante que del Padre y del Hijo procede�), t�rmino que se refiere a la procedencia del Esp�ritu Sancto que, seg�n las definiciones conciliares originales de Nicea y Constantinopla s�lo �del Padre procede�, aunque seg�n los cat�licos procede del Padre �y del Hijo�, a esto �ltimo se refiere la dicha voz Filioque. El diccionario cat�lico de Straubinger acepta que las actas de los concilios de Nicea y Constantinopla del siglo IV en los cuales se defini� el s�mbolo niceno-constantinopolitano no contienen el dicho Filioque, mismo que fue anexado al s�mbolo, seg�n el mismo diccionario, entre el dicho siglo IV y el V, primero en Espa�a y luego se generaliz� en todo el Occidente, y enfatiza dicho diccionario que en el Oriente no se adopt� pero ello, seg�n Ware, se debi� a que no se trata de una definici�n conciliar ecum�nica si no a una adici�n extraconciliar. Por su parte �ngel Santos, jesuita cat�lico, en su obra �Iglesias de Oriente� se�ala que los cat�licos agregaron el Filioque hasta el siglo VII, mientras que la original definici�n de los concilios primeros de Nicea y Constantinopla, del siglo IV (de tres siglos antes de dicha anexi�n) expresaba solamente que El Esp�ritu Sancto del Padre procede. Kallistos Ware, concordando con lo dicho al respecto por De Vries, resalta que Carlo Magno tuvo influencia decisiva en cuanto a la adici�n del Filioque en el s�mbolo niceno-constantinopolitano en Occidente, y los pont�fices contempor�neos suyos incluso no vieron con buenos ojos esa innovaci�n, la cual aceptaron hasta el siglo XI. Sobre esta cuesti�n hist�ricamente hablando los cat�licos no tienen ninguna defensa porque est� demostrado que corrompieron el s�mbolo de fe ya que sin convocar un concilio lo alteraron (y sin temor a equivocarme me atrevo a aseverar que la cat�lica es la �nica iglesia derivada de la antigua iglesia imperial que tiene el Filioque en el s�mbolo niceno-constantinopolitano. En la iglesia copta por ejemplo, una de las precalcedonias, me consta, al haber asistido a su liturgia en la su iglesia de Tlayacapan, Morelos, que al recitarse el s�mbolo de fe se dice solamente que el Esp�ritu Sancto del Padre procede, como sucede en la iglesia ortodoxa, porque tambi�n conservan el s�mbolo original que se defini� antes de que las dichas iglesias precalcedonias se separaran de la iglesia imperial entre los siglos V-VI cuando, seg�n se dice, rechazaron algunas definiciones del concilio de Calcedonia celebrado en el siglo V, por lo cual se les tiene por iglesias �herejes�). Seg�n �ngel Sanctos los cat�licos demuestran perfectamente que tienen la doctrina recta sobre el Esp�ritu Sancto, pero no se basa su argumento en la historia de los concilios, como el de Focio, tampoco en un estudio de las escrituras como el argumento de la original definici�n conciliar, sino que est� fundamentado en puras especulaciones fabricadas a priori por medio de la metaf�sica u ontolog�a y en interpretaciones subjetivas de la escritura y de los textos de los padres de la iglesia. Cabe a�adir que en el evangelio de Juan se dice expl�citamente que del Padre procede el Esp�ritu Santo, tal como lo dice la doctrina de aquellos primeros concilios del siglo IV, mas nunca se asevera expl�citamente que tambi�n proceda del Hijo. Los cat�licos interpretan que algunos pasajes del Nuevo Testamento s� hacen alusi�n a ello, pero estamos hablando de algo subjetivo, en todo caso un mensaje impl�cito. El hecho de que tal cuesti�n no se encuentre claramente expresada en la escriptura sacra significa que no se puede definir como dogma y menos que se excomulgue a aquel que no crea en dicha cuesti�n (ya que la persona �incr�dula� es catalogada dentro de los c�nones de la iglesia cat�lica como �ap�stata� y es digna de la excomuni�n, seg�n el referido diccionario de Straubinger). Aparentemente se restableci� la comuni�n entre ambas iglesias pero el patriarca de Roma se dej� de mencionar en los d�pticos de la liturgia oriental desde entonces (y seguramente en la occidental tambi�n se dej� de mencionar al de Constantinopla desde aquellos a�os).

En tiempos de Kerulario, patriarca de Constantinopla en el siglo XI, se da de nuevo la disputa disciplinar. Seg�n Ware todo comenz� porque en ese siglo los normandos hab�an invadido las posesiones bizantinas de la Italia meridional y quer�an que sus eclesi�sticos de rito bizantino aceptaran las innovaciones occidentales como el Filioque. Esta vez el primer ataque fue de los bizantinos, seg�n De Vries, al descalificar las costumbres lit�rgicas romanas, y lo mismo hicieron los romanos descalificando las costumbres de los constantinopolitanos en reacci�n. El patriarca de Bizancio quer�a hacerles abandonar sus costumbres rituales a los romanos pero, en respuesta, el papa quer�a de nuevo imponer a los bizantinos su primado absolutista que abarcaba el �rea disciplinar y doctrinal, queriendo primero que abandonaran sus costumbres rituales, cuesti�n disciplinar, y se acentu� la tensi�n cuando los enviados del papa revivieron la disputa sobre la cuesti�n doctrinal del Filioque que comenz� Focio dos siglos atr�s. Incluso una p�gina web de la �Enciclopedia cat�lica� que versa sobre el documento de �Donaci�n de Constantino� (el cual, seg�n parece, estaba incluido en la colecci�n de actas pseudoisidorianas) asevera que el papa Le�n IX mand� a Kerulario en esos a�os una carta donde utiliza dicho documento para legitimar su poder celestial y temporal, es decir, como jefe absoluto eclesial y poseedor del poder pol�tico en Occidente por encima de cualquier emperador y del patriarca de Constantinopla, legitimaci�n invalida por ser falso ese escrito. De Vries narra que despu�s de muchas discusiones y ning�n acuerdo la excomuni�n contra Kerulario no se hizo esperar de parte de un tal Humberto, uno de los en�rgicos enviados del papa a Constantinopla. Los otros tres patriarcados orientales (con prelados impuestos por los bizantinos) le dieron su apoyo al de Constantinopla. Para la iglesia romana los patriarcas orientales fueron quienes rompieron la uni�n, pero los cristianos de Oriente siendo mayor�a en aquel siglo del cisma, pues hab�a all� cuatro patriarcados mientras que en Occidente s�lo hab�a uno, y habiendo pruebas de que los concilios hab�an dado al patriarca de Bizancio la m�xima autoridad contra la cual el obispo romano se revel�, creen que el papa rompi� la uni�n con ellos. El ortodoxo Kallistos Ware afirma que la ruptura entre Roma y Bizancio realmente se agudiz� hasta la cuarta cruzada en el siglo XIII cuando los cat�licos depusieron a las autoridades bizantinas y saquearon Constantinopla, cosa que seg�n �l no se compar� con la masacre bizantina contra residentes de rito latino en Constantinopla en 1182, no obstante que a�n debatieron en esa centuria orientales y occidentales sobre la cuesti�n del purgatorio y en ese mismo siglo se realiz� una tentativa de reunificaci�n en el concilio de Lyon, que se repiti� en el siglo XV en Florencia. Actualmente el �ecumenismo� cat�lico va encaminado a que los patriarcas de Oriente al fin reconozcan el primado absolutista del papa renunciando a sus privilegios aut�nomos de primados patriarcales y autocefalos, de la misma forma en que les retir� la autonom�a a los prelados metropolitanos occidentales, pero �por qu� el papa no renuncia a sus aspiraciones de se�or absoluto o d�spota, y acepta ser nuevamente primus inter pares, �primero entre sus iguales�, los patriarcas, como era antiguamente cuando las dos iglesias estaban unidas?.

A tal grado lleg� el autoritarismo del papa que De Vries se�ala que en el siglo XV, despu�s del gran cisma, hubo una tentativa de uni�n entre Occidente y Oriente en el referido concilio de Florencia, a causa de la amenaza de invasores contra el imperio romano oriental, con capital en Constantinopla, conocido tambi�n como imperio bizantino. En esta tentativa, con tal de que Occidente ayudara militarmente a los bizantinos, las autoridades eclesiales ortodoxas pr�cticamente hab�an aceptado la uni�n bajo las condiciones de la jerarqu�a romana, las cuales consist�an en que el papa impusiera el derecho romano en todas las iglesias ortodoxas, buscando as� borrar la autonom�a de los patriarcados y que renunciaran a su identidad propia ya milenaria, lo que terminar�a por abatir los usos lit�rgicos bizantinos. Ello en t�rminos modernos antropol�gicos fue intento de etnocidio o exterminio cultural. Afortunadamente tales maquinaciones del papado no se llevaron a cabo aunque a costa, como sabemos, de que sin el auxilio de Occidente se dio el triunfo de los turcos en el siglo XV sobre el imperio romano de Oriente, a lo cual tambi�n sobreviviera, sin embargo, el patriarcado de Constantinopla. En el siglo XIX el papa Pio IX intent� otra uni�n, seg�n De Vries, aparentando que iba a respetar los usos de los ortodoxos, mas no se llev� a cabo de nuevo porque los ortodoxos vieron que hab�a impuesto Roma a las iglesias orientales que aceptaron un�rsele (los uniatos) el derecho can�nico occidental y elimin� ans� las funciones de primado de los patriarcas, los cuales a�n existen ahora que son parte de la iglesia cat�lica pero s�lo de nombre, por lo que el papa obtuvo resistencia a�n de los jerarcas de esas mismas iglesias orientales unidas a Roma. S�lo les permiti� Pio IX seguir usando sus ritos propios que a la larga, algunos, se han ido tambi�n romanizando, como se puede ver en el rito de la iglesia maronita, por ejemplo, la cual tiene presencia en M�xico, ya que actualmente en su liturgia se usan hostias y celebran de frente a los fieles (y a pesar de que las iglesias uniatas est�n en plena comuni�n con Roma hemos o�do rumores de que el arzobispo Norberto Rivera Carrera le hace la guerra a una de estas, la de los greko melkitas que administran la iglesia de Porta Coeli del centro de la ciudad capital, pues se dice que ha declarado inv�lidos los sacramentos tomados en ese santuario para expulsarles y que dicho templo sea atendido por cl�rigos de rito romano. Probablemente logre sus objetivos el arzobispo de M�xico ahora que ha muerto el sayedna de los dichos melkitas avecindados en esta capital). �Se puede creer que en estas decisiones papales en cuesti�n de fe y costumbres, que es donde se supone que opera, hubo realmente la mentada infalibilidad?. El papa por su primado que, seg�n dice, le viene por ley divina �tiene derecho a esa actitud tan d�spota?.

En la iglesia occidental los concilios promovidos despu�s del gran cisma son considerados ecum�nicos por ser convocados y presididos por el papa o por ser presididos por sus delegados y donde moralmente, seg�n dicen, est� presente la iglesia mundial. El papa es quien debe ratificar las decisiones del concilio para ser consideradas ecum�nicas. Seg�n la �Constituci�n dogm�tica sobre la iglesia� incluida en los �Documentos completos del concilio Vaticano II� (ver bibliograf�a), en concordia con lo que se defini� en el Vaticano I, el papa puede hacer definiciones de dogmas infaliblemente por s� mismo sin necesitar del consenso del resto de la iglesia, entendida aqu� como la asamblea o pueblo de Dios. Pero seg�n los datos hist�ricos que hemos expuesto el papa viene a ser s�lo, quiz�, un patriarca, el de Roma, pero no el primado absoluto de toda la iglesia y �nico que puede definir dogmas infaliblemente, ya que esos privilegios los definieron en el tard�o concilio Vaticano I, en el siglo XIX, hecho en Occidente. Aunque a este concilio se le da el adjetivo de �ecum�nico� dentro de la iglesia cat�lica, no puede consider�rsele ans� porque para realmente serlo se necesitar�a que en �l hubiesen participado las iglesias de todo el mundo habitado, las derivadas de la iglesia imperial que participaron en los antiguos concilios, cosa que en ninguno de los concilios cat�licos ha ocurrido. En efecto, faltan en primer lugar buen n�mero de los obispos cat�licos que aunque sean instados a votar y lo hicieren mayoritariamente en contra de las decisiones del papa, finalmente no son tomados en cuenta y se define como dogma infalible lo que el papa y sus allegados quieran; falta en segundo lugar una participaci�n m�s significativa de los �laicos� en dichos concilios, y adem�s brillan por su ausencia los prelados de las iglesias orientales, incluyendo a la ortodoxa, mismas que moralmente ser�an representadas por sus patriarcas y primados de iglesias autocefalas o por lo menos tal vez podr�an invitar al patriarca ecum�nico de la iglesia ortodoxa y a un patriarca principal de cada una de las otras iglesias del Oriente, pero ninguno de ellos asiste a los concilios occidentales. As� pues los obispos que han aceptado las definiciones de los actuales privilegios de que goza el papa fueron pr�cticamente todos occidentales, los allegados al pont�fice que s� reconocen su primado absolutista, aunque otros tantos no aceptaron ello y hasta se cismaron de Roma cuando se celebr� el concilio Vaticano I, pero la enorme y antigua cristiandad oriental que no reconoce su primado absolutista no particip�, s�lo, tal vez, representantes de las peque�as iglesias orientales que se han unido a Roma o uniatos. SE CONTRADICE CON TODO ELLO LA IDEA DE SANCT PABLO QUE DICE QUE EN LA IGLESIA, SIENDO UN CUERPO, SU CABEZA (QUE SUPONEN LOS CAT�LICOS QUE ES EL PAPA AUNQUE DIGAN COMO PALIATIVO QUE ES JES�S) NECESITA DE TODOS LOS DEM�S �RGANOS PARA HACER SU FUNCI�N, A�N DEL QUE PARECE EL MENOS IMPORTANTE YA QUE LA CABEZA NO DICE A LOS PIES �NO TE NECESITO�, ES DECIR, SEG�N ESTA DOCTRINA PAULINA EL PAPA POR S� S�LO A�N SUPONI�NDOLE EL PRIMADO DE LA IGLESIA ENTERA NO PUEDE HACER LAS COSAS SIN EL RESTO DE LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA, O SEA SIN EL RESTO DE LOS CL�RIGOS Y EL PUEBLO LLANO. CONTRADICEN CON ELLO TAMBI�N LA CONCEPTUACI�N CAT�LICA ACERCA DE QUE EL ESP�RITU SANCTO ASISTE S�LO A LA IGLESIA O ASAMBLEA DE LOS FIELES EN SU CONJUNTO Y NO A PERSONAS AISLADAS, TEOR�A DE LA CUAL DERIVAN QUE NO PUEDE SER VALIDA LA LIBRE INTERPRETACI�N DE LA BIBLIA PUES SEG�N DICEN LA IGLESIA ENTERA CON SU TRADICI�N DEBE JUZGAR CU�L ES LA RECTA INTERPRETACI�N DE LA ESCRIPTURA. PERO CON ESE CANON ACERCA DE LAS DEFINICI�N DE DOGMAS SE EST� REDUCIENDO LA IGLESIA CAT�LICA A UN INDIVIDUO, EL PAPA, Y TAL VEZ S�LO SE INCLUYA EN ELLA A UN PU�ADO M�S DE OBISPOS OCCIDENTALES ALLEGADOS A �L, ENTRE LOS CUALES DESTACAN LOS QUE FORMAN LA CURIA ROMANA Y LA SAGRADA CONGREGACI�N PARA LA DOCTRINA DE LA FE (ANTES LLAMADA LA INQUISICI�N) EXCLUYENDO A LA MAYOR�A DE LOS QUE FORMAN EL PUEBLO DE DIOS O LA IGLESIA. ANS� LAS COSAS, EL DOGMA DE LA INFALIBILIDAD PAPAL EN EL SIGLO XIX SE DEFINI� EX CATHEDRA A PESAR DE HABER RECIBIDO BUEN N�MERO DE VOTOS EN CONTRA DE PARTE DE LOS JERARCAS QUE PARTICIPARON EN EL CONCILIO, POR LO QUE MUNCHOS ECLESI�STICOS OCCIDENTALES SE CISMARON DE ROMA, SEG�N LO ACEPTA EL DICCIONARIO CAT�LICO DE STRAUBINGER, Y SE UNIERON A LA YA REFERIDA IGLESIA DE UTRECHT, ASOCIACI�N RELIGIOSA CONOCIDA HOY D�A COMO �LOS VIEJOS CAT�LICOS DE UTRECHT� (DE LA CUAL SUS ORDENACIONES, SEG�N EL REFERIDO DICCIONARIO CAT�LICO, SON PROBABLEMENTE V�LIDAS POR PROVENIR DE AQUEL OBISPO �JANSENISTA� EXCOMULGADO EN EL SIGLO XVIII YA MENCIONADO).

Entonces el �nico requisito que se cumple en los concilios occidentales es la convocaci�n y direcci�n del papa pero en ellos, aunque �l les presida, falta gran parte de las iglesias del orbe. EL HECHO DE QUE EL PAPA PRESIDA UN CONCILIO NO LO HACE PUES INFALIBLE Y TAMPOCO �ECUM�NICO�. La iglesia ortodoxa si bien reconoci� en el pasado el privilegio del obispo romano de ser considerado el primero entre los patriarcas por estar en la capital del entonces imperio romano, s�lo le fue otorgado un primado honor�fico, seg�n el concilio de Calcedonia (citado por �ngel Santos, jesuita cat�lico), y ese privilegio solamente significaba que �l ten�a derecho de apelaci�n pero no ten�a jurisdicci�n omnipotente sobre todos los patriarcas y metropolitanos, seg�n De Vries, y menos infalibilidad de s� en sus definiciones, y le retiraron estos privilegios los padres conciliares al haberse desplazado en cierto momento hist�rico la dicha capital antigua del imperio de la ciudad de Roma a la urbe de Constantinopla. LOS CONCILIOS REALMENTE ECUM�NICOS E INFALIBLES SON AQUELLOS EN QUE PARTICIPARON REPRESENTANTES DE LA MAYOR�A DE LAS IGLESIAS EN CONJUNTO, TANTO DE LAS DE LOS DIVERSOS PATRIARCADOS ORIENTALES COMO DE LA IGLESIA DEL PATRIARCADO OCCIDENTAL DE ROMA, ES DECIR QUE SON ECUM�NICOS POR LO MENOS LOS TRES PRIMEROS CONCILIOS CELEBRADOS EN NICEA, CONSTANTINOPLA Y EFESO ENTRE EL SIGLO IV Y V ACONTECIDOS ANTES DEL CISMA DE LAS IGLESIAS PRECALCEDONIAS, EN LOS CUALES SE DEFINI� SUSTANCIALMENTE LA DOCTRINA QUE PREDICA TANTO LA IGLESIA ORTODOXA, LA CAT�LICA ANS� COMO LAS PRECALCEDONIAS, DOCTRINA CONDENSADA EN EL S�MBOLO NICENO-CONSTANTINOPOLITANO (QUE RECITAN LOS CAT�LICOS EN SU LITURGIA), Y LAS PARTICULARIDADES DOCTRINALES QUE SE HAN IDO DESARROLLANDO EN CADA IGLESIA SON DE CAR�CTER ACCIDENTAL. ANS� PUES LA DOCTRINA PROPIAMENTE CAT�LICA ROMANA SE REDUCE A UNAS CUANTAS DIFERENCIAS ACCIDENTALES DE LA DOCTRINA SUSTANCIAL DEFINIDA BAJO LA AUTORIDAD DE LOS EMPERADORES DE ORIENTE Y RECTOR�A DEL PATRIARCA CONSTANTINOPOLITANO. LOS CAT�LICOS RECONOCEN, POR EJEMPLO, EL DOGMA DE LA HYPOSTASIS O �TRINIDAD� PRESENTE EN EL S�MBOLO NICENO -CONSTANTINOPOLITANO DEFINIDO EN ORIENTE EN LOS DOS PRIMEROS CONCILIOS ECUM�NICOS CELEBRADOS EN EL SIGLO IV, Y S�LO DIVERGEN LOS CAT�LICOS EN QUE EL ESP�RITU SANCTO PROCEDE, ADEM�S DEL PADRE, DEL HIJO. LOS CAT�LICOS RECONOCEN ASIMISMO, VERBI GRATIA, LAS DOS NATURALEZAS DE CRISTO, CUESTI�N DEFINIDA EN UNO DE ESOS DOS PRIMEROS CONCILIOS Y QUE EST� CONTENIDA IGUALMENTE EN EL S�MBOLO NICENO CONSTANTINOPOLITANO (AUNQUE SE DEFINI� DE MANERA M�S CLARA EN ALG�N OTRO CONCILIO POSTERIOR COMO EL DE CALCEDONIA). IGUALMENTE RECONOCEN QUE MAR�A PUEDE SER LLAMADA TEOTOKOS, CUESTI�N DEFINIDA EN EL TERCER CONCILIO ORIENTAL EN EFESO (EN EL SIGLO V), ES DECIR, QUE PUEDE SER LLAMADA DEI GENITRIX O MATER DEI, MADRE DE DIOS, COMO REZAN EN EL �AVE MAR�A� LOS CAT�LICOS ROMANOS, S�LO QUE �STOS ADEM�S EN EL SIGLO XIX (UNOS 1400 A�OS DESPU�S DEL DICHO CONCILIO) DEFINIERON QUE LA VIRGEN FUE CONCEBIDA �SIN MANCHA DE PECADO�, ES DECIR, EL DOGMA DE LA INMACULADA CONCEPCI�N, CON LA APROBACI�N DE PUROS OBISPOS OCCIDENTALES IGNORANDO A LOS ORTODOXOS DE LA PRINCIPAL DE LAS IGLESIAS DEL ORIENTE DEL OTRORA IMPERIO ROMANO QUE NO ACEPTAN TAL DEFINICI�N PUES DICEN QUE AS� �DE D�NDE IBA A SACAR NATURALEZA HUMANA CRISTO?, ES DECIR, LLEVAR�A TAL VEZ A UN �ERROR� MONOFISITA, �HEREJ�A� EN LA CUAL SE NIEGA LA NATURALEZA HUMANA DE CRISTO Y SE EXPRESA QUE S�LO LA DIVINA POSE�A. LOS CAT�LICOS DICEN QUE CREEN EN LA RESURRECCI�N DE LOS MUERTOS Y EN LA VIDA DEL MUNDO FUTURO COMO LO ASEVERA EL �CREDO�, PERO TAMBI�N HABLAN DE QUE HAY UN JUICIO INMEDIATO PARA LOS DIFUNTOS EN EL CUAL RECIBEN SU SALVACI�N O CONDENA, Y LOS SALVADOS VAN AL CIELO, AUNQUE ANTES VAN A UN TERCER LUGAR DONDE SE PURIFICAN ANTES DE LLEGAR A LA PRESENCIA DE DIOS EN EL CIELO, ES DECIR, VAN AL PURGATORIO, Y LOS CONDENADOS SON ARROJADOS AL INFIERNO, PERO LA DOCTRINA SOBRE ESTAS CUESTIONES TOMADA TAL CUAL DE LA BIBLIA, Y ES COMO LA ENTIENDEN LOS ORTODOXOS, DICE QUE LOS MUERTOS ESTAR�N CONTENIDOS EN EL SENO DE ABRAHAM O PARA�SO Y EN EL HAIDES HASTA QUE EL D�A DE LA RESURRECCI�N LLEGUE, DESPU�S DEL CUAL VENDR� EL JUICIO FINAL CUANDO SER�N ARROJADOS LOS CONDENADOS AL LAGO DE FUEGO, LA GEHENNA, PARA SIEMPRE, QUE SER� LA SEGUNDA MUERTE, Y LOS JUSTOS HEREDAR�N LA TIERRA ETERNAMENTE. EN ESTA L�GICA NO HAY CABIDA PARA EL PURGATORIO POR ESO LOS ORTODOXOS NO ACEPTAN SU EXISTENCIA, ADEM�S DE QUE ES UN DOGMA DEFINIDO MUY TARD�AMENTE DESPU�S DEL GRAN CISMA, EL CUAL FUE CONFIRMADO HASTA EL SIGLO XVI DURANTE EL CONCILIO DE TRENTO. POR LO TANTO PARA LOS CAT�LICOS LA RESURRECCI�N Y EL JUICIO FINAL B�BLICO PR�CTICAMENTE SON INNECESARIOS PUES LOS MUERTOS HAN RECIBIDO YA, SEG�N ELLOS, SU PAGO O SU CASTIGO INMEDIATAMENTE DESPU�S DE QUE MUEREN. LA VIDA PERDURABLE O FUTURA LA ENTIENDEN ENTONCES LOS CAT�LICOS NO COMO UNA RESURRECCI�N FUTURA EN LA CUAL LOS RESUCITADOS JUSTOS HEREDAR�N UNA TIERRA NUEVA, SINO COMO UN VIDA ETERNA DE TALES JUSTOS EN FORMA DE ESP�RITUS DESCARNADOS EN UN HIPERURANO O CIELO INMATERIAL EN LA PRESENCIA DE DIOS. ESTA INTERPRETACI�N CAT�LICA DE LA ESCRITURA ES PUES DUALISTA INFLUENCIADA QUIZ� POR LAS IDEAS DE PLAT�N QUE A SU VEZ INFLUYERON EN EL PENSAMIENTO DE SANCT AUGUST�N, QUE ES UNO DE LOS PADRES M�S VENERADO DENTRO DE LA IGLESIA ROMANA Y QUE TEN�A INFLUENCIAS NEOPLAT�NICAS, DUALISMO QUE CONTRADICE A LA BIBLIA A PESAR DE QUE DIGAN QUE ACEPTAN LA RESURRECCI�N TAL COMO LA REVELA LA ESCRIPTURA.

LA IGLESIA ROMANA DICE TENER LA �NICA DOCTRINA ORTODOXA O RECTA PERO HASTA EL CATECISMO DE LA IGLESIA CAT�LICA INDICA QUE SUS FUENTES DOCTRINALES TEMPRANAS SON DE LOS CONCILIOS ORIENTALES CELEBRADOS ENTRE LOS SIGLOS IV AL VIII ANTES DEL CISMA DEL 1054, EN CIUDADES COMO NICEA, CONSTANTINOPLA, EFESO O CALCEDONIA. ESTAS URBES SE UBICABAN EN TERRITORIOS QUE ANTIGUAMENTE PERTENECIERON AL ASIA MENOR DEL IMPERIO ROMANO, MISMOS QUE EN OTRO MOMENTO FORMARON PARTE DEL IMPERIO ROMANO DE ORIENTE, POSTERIORMENTE CONOCIDO TAMBI�N COMO IMPERIO BIZANTINO, Y FINALMENTE EN ELLOS SE ASENT� TURQU�A. ALGUNAS DE ESAS CIUDADES PARECE QUE HAN DESAPARECIDO PERO A OTRAS SE LES CONOCE CON OTRO NOMBRE, COMO ES EL CASO DE CONSTANTINOPLA QUE ACTUALMENTE SE LLAMA ESTAMBUL. LOS DICHOS TERRITORIOS EN QUE SE ASENTARON CORRESPONDEN A NIVEL ECLESIAL EN LA ACTUALIDAD A LA JURISDICCI�N DE LA IGLESIA ORTODOXA (AUNQUE EN REALIDAD POR ESOS LUGARES LOS CRISTIANOS HOY D�A SON MUY POCOS Y LA POBLACI�N EN MAYOR MEDIDA ES MUSULMANA). ESTOS DATOS REFUERZAN LA IDEA YA PLANTEADA ACERCA DE LA GRAN IMPORTANCIA QUE TUVIERON LAS IGLESIAS DE ORIENTE, EN ESPECIAL LA DE CONSTANTINOPLA, GRACIAS A QUE EN CIERTO MOMENTO DE LA HISTORIA EL EMPERADOR ROMANO SE AVECIND� EN BIZANCIO ALCANZANDO ESTA METR�POLI EL RANGO DE CAPITAL IMPERIAL, Y QUIEN GOBERNABA A LA IGLESIA PR�CTICAMENTE ERA EL EMPERADOR. EN DICHOS CONCILIOS EL PAPA PARTICIP� COMO UN PATRIARCA M�S ENVIANDO A ESOS CONCILIOS, M�S BIEN, �NICAMENTE UNA DELEGACI�N DE SUS REPRESENTANTES, PERO NO TEN�A LA DIGNIDAD DE REY ABSOLUTO DE LA IGLESIA QUE HOY OSTENTA EN OCCIDENTE NI TAMPOCO CONFIRM� LOS DOGMAS DE TALES CONCILIOS CON SU PODER �INFALIBLE� PUES ESTE FUE DEFINIDO EN EL SIGLO XIX, COMO 15 SIGLOS DESPU�S DE LOS PRIMEROS DOS CONCILIOS DONDE SE DEFINI� EL S�MBOLO NICENO-CONSTANTINOPOLITANO Y OCHO SIGLOS DESPU�S DEL GRAN CISMA. Lo anterior no significa que las ideas de los papas no hubiesen llegado a influir en las doctrinas que adquirieron el estatus de oficiales en los concilios que se conocen como ecum�nicos, por ejemplo Kallistos Ware se�ala que la obra �El tomo� de un papa de nombre Le�n (seguramente el Magno) fue de suma importancia en las definiciones que se emitieron en el concilio IV de Calcedonia.

LA IGLESIA ROMANA AL DECIR QUE ES LA �NICA FUNDADA POR CRISTO NO LE DA EL GRADO DE APOST�LICA A LA ORTODOXA, SIN EMBARGO CONSIDERANDO QUE ERAN UNA SOLA IGLESIA Y SE SEPARARON EN EL SIGLO XI ES DE PENSARSE ENTONCES QUE NINGUNA DE LAS DOS SER�A APOST�LICA, NI LA CAT�LICA NI LA ORTODOXA, PRIMERO PORQUE EMPEZARON SU VIDA INDEPENDIENTE ACTUAL S�LO A PARTIR DEL SIGLO XI Y, ADEM�S, COMO HEMOS DICHO EN OTRO ART�CULO, PENSANDO QUE EL EMPERADOR HIZO AL CRISTIANISMO RELIGI�N OFICIAL DEL IMPERIO Y LOS EMPERADORES FUERON QUIENES CONVOCARON LOS CONCILIOS Y UNIFICARON LAS DOCTRINAS, PODEMOS DECIR QUE QUIEN FUND� O VOLVI� A FUNDAR TANTO A LA IGLESIA CAT�LICA COMO A LA ORTODOXA, AS� COMO A LAS PRECALCEDONIAS, FUE EL EMPERADOR ROMANO E NO CRISTO.

DEL PRIMADO DEL PAPA Y LAS ESCRIPTURAS SACRAS

Seg�n se cree las cartas de sanct Pablo son todas anteriores a los evangelios lo que las hace las m�s antiguas fuentes b�blicas del nuevo testamento, seg�n las cronolog�as de la Biblia de Jerusalem, y datan de entre los a�os 51 al 62 d. C., por lo que fueron escritas m�s de una d�cada despu�s de la muerte del Se�or. Los evangelios can�nicos fueron escritos tambi�n en tiempos posteriores a la vida de Cristo aunque dentro del siglo I. Las cronolog�as de la Biblia de Jerusalem hacen referencia a un evangelio de Mateo que data del a�o 50 d. C., pero se trata de una hipot�tica versi�n en arameo de la cual no se ha podido encontrar nada hasta el d�a de hoy. El evangelio de Mateo en griego data del 67 d. C., que es el que s� ha llegado hasta nuestros d�as. El evangelio de Marcos est� fechado en el a�o 64 d. C., el de Lucas en el 67 d. C., junto con el libro de los Hechos atribuido tambi�n a san Lucas, y al evangelio de Juan le fechan como del 95 d. C.

Seg�n sanct Pablo en su �Carta a los g�latas� Pedro era el ap�stol de los circuncisos, iglesia que principalmente parece haber estado formada por personas de origen hebreo y gentiles que aceptaban circuncidarse seg�n se puede inferir del libro de Hechos (en el cual en el pasaje de la elecci�n de los primeros di�conos tambi�n se hace distinci�n entre miembros de la iglesia de Jerusalem que eran �helenistas� y otros �hebreos�) y asimismo se deduce ello de la �Carta a los g�latas�, y tres personajes eran los pilares de esa iglesia cristiana de los circuncisos: Sanctiago, Kefas (Pedro) y Juan, autonombr�ndose Sa�l de Tarso el ap�stol de los incircuncisos, iglesia compuesta principalmente por gentiles de origen hel�nico o s�lo de cultura griega (cabe a�adir que las traducciones cat�licas de algunos pasajes del Nuevo Testamento que aluden a esos conversos griegos a veces est�n alteradas, como ocurre, por ejemplo, en algunas cartas paulinas. En dichas ep�stolas aparece en el texto original el t�rmino griego �ta etne�, forma plural de �etnos� que significa efectivamente �los gentiles� o �paganos�, pero otras veces encontramos el de �hellenos�, declinado en varios casos, que se refiere principalmente a personas de origen griego, vocablo que en algunas Biblias cat�licas le suelen traducir como �gentiles�. Los exegetas occidentales fundamentan esta traducci�n en que, seg�n ellos, �hellenos� se refiere tambi�n a aquellos que no siendo de origen griego han adoptado la lengua y cultura hel�nica, pero en el Nuevo Testamento hay sustantivos que se refieren a este tipo de personas, como la voz hellenistes, que se aplica a jud�os o a cualquier persona que ha adoptado la lengua y cultura hel�nica. Con ello minimizan la importancia que los griegos jugaron en el desarrollo del cristianismo primitivo). Dice tambi�n sanct Pablo que sanct Pedro evitaba sentarse a comer con los incircuncisos por presi�n de los enviados de Sanctiago hermano del Se�or, por lo cual Pablo le enfrent�. En los evangelios es com�n ver que se menciona a los ap�stoles Pedro, Sanctiago y Juan como los que m�s de cerca segu�an al Se�or a todos lados, y se podr�a pensar por ello que se est� legitimando la jerarqu�a principal que en tiempos que se escribieron los evangelios ya hab�an adquirido tres ap�stoles hom�nimos que, seg�n sanct Pablo, eran los pilares de la iglesia de los circuncisos. Pero la tradici�n ortodoxa menciona como jerarca episcopal de Jerusal�n a Sanctiago hermano del Se�or Jes�s, mismo que no era parte de los doce ap�stoles seg�n la dicha tradici�n oriental. Haciendo cr�tica de esta tradici�n examinemos el libro de los Hechos y veremos que en uno de los primeros pasajes se mencionan reunidos en Jerusalem a todos los ap�stoles dando el nombre de cada uno, y entre ellos el de Santiago hermano de Juan y el de Santiago de Alfeo, faltando �nicamente Judas Iscariote. Tambi�n se enlista a Mar�a y, posteriormente, a los hermanos del Se�or de quienes el libro de los Hechos no da sus nombres pero sabemos por el evangelio de Mateo, por ejemplo, que uno se llamaba Sanctiago, otro Jos�, otro Sim�n y otro Judas. Ans� pues seg�n el referido texto de Hechos parece que los hermano del Se�or posiblemente no se hallaban dentro del grupo de los 12 ap�stoles ya que se les menciona por separado de estos �ltimos, por lo tanto tal vez la tradici�n oriental no est� tan herrada y efectivamente Sanctiago hermano del Se�or, mencionado por sanct Pablo y la tradici�n oriental, quiz� no era ni el hermano de Juan, que los cat�licos romanos llaman �el mayor�, ni Santiago de Alfeo a quien los cat�licos llaman �el menor� (cabr�a aclarar que el t�rmino griego que se traduce como �hermano� aplicado a Sanctiago en la �Carta a los g�latas�, es �adelfos�. Seg�n el diccionario de griego este t�rmino significa hermano carnal, pero tambi�n pariente cercano, por lo que podr�a quedar indeterminado en esta ep�stola el grado de parentesco que Sanctiago ten�a con Cristo. Sin embargo se puede pensar, como me dec�a una persona en un foro, que no eran primos porque de haber sido ans� hubiese empleado el escritor de tal documento el t�rmino �anepsios� que quiere decir �primo�, aunque tambi�n pariente. Uno de los evangelios ap�crifos dice que los hermanos de Jes�s eran hijos de un matrimonio de Jos� anterior al que contrajo con Mar�a, por lo cual se deducir�a que, probablemente, Sanctiago era medio hermano de Jes�s, o bien era su hermano carnal).

El ap�stol de Tarso en varias ocasiones nombra primero en sus cartas a los cristianos de origen jud�o y enseguida a los gentiles, como en una de sus cartas a los Corintios y en la de los romanos. Incluso alguna vez en la de los g�latas, en el pasaje cuando increp� a Pedro, Sa�l de Tarso se ufana de que los hebreos como �l y Kefas no perteneciesen a estirpe alguna de los pueblos de �pecadores� gentiles, dejando ver que ten�a a estos �ltimos por inferiores respecto a los hebreos. Por otra parte en el libro del Apocalipsis se dice que los salvados por el Cordero, es decir los que se convertir�n al cristianismo (quitando interpretaciones forzadas de cl�rigos, como los cat�licos, y de otros dirigentes de grupos religiosos relacionados al cristianismo, como los Testigos de Jehovah, atendiendo solamente a la redacci�n del texto) ser�n en primer lugar 144000, es decir una gran muchedumbre, correspondiente a todas las tribus de Israel, es decir cristianos de origen hebreo, y luego se menciona una muchedumbre incontable de toda lengua y pueblo, o sea los conversos al cristianismo de origen no hebreo o gentiles. Sanct Pablo reconoce tambi�n una jerarqu�a importante a Sanctiago Kefas y Juan, los pilares de la iglesia de los circuncisos ya que busc� la comuni�n con ellos y su aprobaci�n para predicar entre los gentiles. Entonces en los tiempos apost�licos, como es l�gico, la iglesia considerada m�s importante era probablemente la de los cristianos circuncisos gobernada por conversos cristianos de origen jud�o, y por ello en las cartas de Pablo y en el libro del Apocalipsis el orden psicol�gico de la redacci�n nos menciona primero a los cristianos de ese origen as� como Pablo les concede una jerarqu�a importante. En segundo t�rmino estaban los cristianos incircuncisos venidos de la gentilidad que, como ya hemos dicho, predominantemente eran hel�nicos.

Seg�n el libro de los Hechos en el tiempo que sanct Pablo se convirti� al cristianismo Pedro visit� la iglesia hasta entonces extendida por Judea, Samaria y Galilea. Tambi�n, seg�n los Hechos, la iglesia se hab�a extendido hasta Fenicia y Antioquia con cristianos de origen hebreo que huyeron hasta all� desde Judea despu�s de una persecuci�n que se desat� cuando mataron a Esteban. Se menciona que esos cristianos hebreos que se dispersaron llegaron hasta Chipre, e tambi�n se mencionan predicadores de Cirene en Antioquia �ello indicar� por ventura que la iglesia cristiana se hab�a extendido ya hasta el norte de �frica, donde se hallaba Cirene, la provincia romana de Cirenaica? Pablo fue quien empez� a viajar para predicar, seg�n los Hechos, hasta Chipre, Efeso, Atenas, etc., es decir, a ciudades de gentiles principalmente de cultura griega en Asia occidental y Europa del este. El libro de los Hechos se concluye con la narraci�n del viaje de Pablo a Roma, ciudad de Europa occidental. Este relato dice que cuando �l lleg� all� le recibieron jud�os avecindados en esa ciudad, que no cristianos, a los que intent� convertir pero tal parece que con poco �xito. Entonces les dijo que el mensaje de Cristo se les dar�a a los gentiles y que ellos s� lo recibir�an. Se da a entender pues que cuando Pablo lleg� a Roma todav�a no hab�a cristianos, y como el libro de los Hechos dice que se qued� all� Pablo por dos a�os es probable que �l fuese quien logr� fundar la primera comunidad cristiana romana.

El evangelio de Mateo menciona que Pedro es la piedra donde edificar�a su iglesia el Se�or y que a Pedro se le dio el poder de que �lo que atase en la tierra ser�a atado en el cielo� (mas cabe recalcar que el mismo evangelio de Mateo, m�s adelante, menciona c�mo Jes�s reunido con sus ap�stoles les dice las mismas palabras a todos ellos, lo que habla de posible igualdad de poderes entre los ap�stoles y, por ende, entre los modernos obispos que seg�n se dice son sus sucesores). Por otra parte, las notas exeg�ticas de la Biblia de Jerusal�n aseveran que el evangelio de Mateo fue escrito para una comunidad de cristianos de origen jud�o avecindados en Antioquia. Seg�n las notas para el evangelio de Marcos �ste fue escrito para lectores romanos. El de Lucas fue escrito para lectores de origen griego. El de Juan lo fue para samaritanos. De todos ellos el �nico evangelio que menciona la supuesta promesa del primado absolutista de Pedro es el de Mateo. Por otro lado la tradici�n oriental dice que Pedro fue obispo de Antioquia y entre los cat�licos tambi�n ya se acepta ello (seg�n el diccionario de Straubinger), y precisamente para lectores de dicha ciudad se cree que fue escrito ese �ltimo evangelio. Podemos concluir entonces que la supuesta promesa del primado absolutista dada a Pedro, puesta en labios de Cristo por el escritor del evangelio de Mateo, es en realidad solamente una forma de exaltarle por ser Kefas el ap�stol principal de la iglesia de los cristianos circuncisos, como ya hemos dicho que le llama san Pablo, y adem�s por haber sido Sim�n hijo de Jon�s el obispo de Antioquia, para cuyos fieles estaba dirigido el evangelio de Mateo, seg�n los exegetas que participan en la elaboraci�n de la Biblia de Jerusal�n, y su autor tambi�n pudo ser originario de dicha civdad. Es l�gico que le considerasen por todo eso el m�s excelso de los ap�stoles. El evangelio de Juan se cree que est� dirigido a samaritanos, regi�n visitada por Kefas (seg�n los Hechos), esto �ltimo da pie a pensar que probablemente la iglesia de Samaria era de circuncisos. Este evangelio dice en unos de sus pasajes que Cristo le dijo a Pedro �apacienta a mis corderos�, y suena l�gico que se le est� exaltando tambi�n como el ap�stol principal de la iglesia de los circuncisos y no como el rey universal de todas las iglesias, como hoy el papa dice serlo. En el evangelio de Marcos, escrito para romanos, no se menciona nada sobre la dicha promesa del primado y eso que se dice que Pedro fue obispo de Roma y ser�a l�gico que el autor de este evangelio tambi�n exaltara a Sim�n Pedro.

Desde el siglo I como hemos visto exist�an divisiones eclesiales, por lo que hab�a una iglesia de los circuncisos que guardaba diferencias con la de los incircuncisos, pero al mismo tiempo se habla de la comuni�n entre ellas (el principio de funcionamiento de las iglesias con autonom�a como las gobernadas por patriarcas, metropolitas y m�s recientemente por primados autocefalos) la cual fue pactada cuando sanct Pablo, ap�stol de la de los incircuncisos, le dio la mano a los tres jerarcas de la iglesia de los circuncisos. El promotor principal de imponer costumbres judaicas a los conversos de la iglesia de los circuncisos fue Sanctiago hermano del Se�or secundado por Pedro. Generalmente los cat�licos romanos omiten hablar de dichas divisiones existentes en la iglesia primitiva (adem�s de evitar por lo general mencionar a otras denominaciones antiguas relacionadas al cristianismo, como los gnosticos que ya exist�an tambi�n desde el siglo I), actitud que se refleja probablemente en su frase de que �la iglesia cat�lica es una, como Cristo fund� una sola iglesia�, y asimismo se percibe eso en el hecho de que en munchas Biblias cat�licas se traduce �iglesia de los hebreos� en lugar de emplear la frase �iglesia de los circuncisos� cuando esta �ltima es referida en varios pasajes de los escritos paulinos en griego, con el objeto quiz� de hacernos creer que en el principio el cristianismo tuvo uniformidad y que los cat�licos son los �nicos herederos de esa iglesia primitiva homog�nea, cuando en realidad los datos hist�ricos muestran que las iglesia primigenia no era homog�nea. Si bien el libro de los Hechos menciona que dichas divisiones supuestamente se solucionaron desde el siglo I, y por lo tanto Sanctiago y Kefas aceptaron ya no hacer judaizar a los nuevos conversos que no fuesen de origen hebreo (y cabe se�ala que esas ideas presumiblemente eran de sanct Pablo pues ya aparecen en sus cartas que son m�s antiguas que el libro de los Hechos, seg�n las cronolog�as), y eso ocurri� supuestamente cuando se celebr� lo que los cat�licos llaman el �concilio de Jerusal�n� (mismo que hist�ricamente quiz� no puede ser considerado propiamente como parte de los concilios, y menos ecum�nico, ya que Kallistos Ware se�ala que los datos m�s antiguos acerca de reuniones de jerarcas que se consideran concilios, y que fueron locales, datan del siglo III, y los ecum�nicos se realizaron a partir del siglo IV cuando el cristianismo fue tomado por los emperadores y lleg� a ser religi�n oficial imperial), no obstante todo ello hay tambi�n datos hist�ricos que hacen suponer que las referidas divisiones de circuncisos e incircuncisos continuaron mucho despu�s del siglo I y llegaron a extremos de excomuni�n. En efecto, seg�n el autor cat�lico Aurelio de Santos, hacia el siglo III entre los comentarios de San Ireneo se menciona al grupo religioso cristiano (otros lo consideran pseudocristiano, m�s bien una divisi�n del juda�smo) de los ebionitas, en el cual eran partidarios de seguir m�s fielmente la ley judaica por lo que rechazaban las ense�anzas de san Pablo que rompi� de forma tajante con muchas de las prescripciones de la ley de Mois�s porque las consideraba un c�mulo de obras muertas y una esclavitud. Eusebio de Ces�rea vuelve a mencionar a estos ebionitas en el siglo IV que segu�an considerando �hereje� a sanct Pablo debido a que eran partidarios de seguir m�s fielmente el juda�smo. La enciclopedia Wikipedia menciona otro grupo contempor�neo del primero, el de los nazarenos, al cual san Ireneo en el siglo II (debieron equivocarse y es centuria III), seg�n dicha enciclopedia, le consideraba descendiente de la iglesia de los circuncisos y que era diferente al de los ebionitas. Pese a todo al correr otros siglos m�s esas iglesias que reconoc�an a Jes�s como Mes�as y quer�an ser m�s fieles a la dicha ley, las cuales pudieron derivarse de la iglesia de los circuncisos que menciona sanct Pablo, como los referidos nazarenos y ebionitas (aunque, seg�n la citada enciclopedia, otros piensan que �stos �ltimos probablemente exist�an desde antes de Cristo, y el diccionario de Straubinger incluso se�ala que hab�a una rama de ellos de origen fariseo y otra de procedencia esenia, e como hemos dicho los autores del art�culo de esa enciclopedia les diferencian de los nazarenos, a los cuales s� consideran derivados de la iglesia de los circuncisos) fueron perdiendo importancia, desaparecieron, y la iglesia de los gentiles incircuncisos fue ganando terreno, en la cual ponderaron m�s las ense�anzas de Pablo y no las doctrinas de Sanctiago hermano del Se�or y tampoco las de Pedro que quer�an un cumplimiento m�s fiel de la ley de Mois�s. Un dato de la escritura que podr�a ser reflejo de la exaltaci�n de sanct Pablo de parte de la iglesia de los incircuncisos que se torn� hegem�nica, podr�a verse en el orden psicol�gico que todav�a se les da a los libros del Nuevo Testamento en las Biblias modernas, seg�n el cual encontramos primero las cartas de sanct Pablo y luego los escritos de hom�nimos de los tres jerarcas principales de la iglesia de los circuncisos: primero la carta de Sanctiago, posteriormente las de Pedro y por �ltimo las ep�stolas de Juan, junto con el Apocalipsis atribuido tambi�n a este �ltimo ap�stol. Por otra parte los manuscritos que se conocen del Nuevo Testamento est�n en su totalidad en lengua griega, que no aramea ni hebrea, as� como tambi�n es conocido que las sagradas escrituras veterotestamentarias usuales entre los cristianos eran de una traducci�n griega, la de los Setenta, de la cual proceden, seg�n Straubinger, las citas del Antiguo Testamento hechas en el Nuevo Testamento. Los romanos no debieron tener tanta importancia dentro del cristianismo primitivo pues las escrituras neotestamentarias que ellos toman como originales est�n en griego, y no en lat�n que predominaba en Occidente o por lo menos era la lengua franca. Por otra parte, seg�n el escritor cat�lico Schmidt, el patriarca melkita (uniato) M�ximo VI que dio un discurso en el Concilio Vaticano II refiri� que por lo menos hasta mediados del siglo III la iglesia romana us� el griego como lengua lit�rgica, cosa que en el diccionario cat�lico de Straubinger tambi�n se menciona, e asimismo otros varios ritos lit�rgicos utilizaron el griego originalmente, como el alejandrino empleado por los coptos, el de Sanctiago que dio origen al Syro-antioque�o mismo que a su vez fue la base de otros m�s, y el armenio por su estructura se puede decir que es una variante del rito bizantino, seg�n la obra cat�lica �Iglesias de Oriente� de �ngel Santos. Por lo tanto, como Pavlo da a entender que los gentiles de su tiempo eran principalmente griegos, ya sea de origen o s�lo en cuanto a la su cultura, y debido a que la mayor parte de las iglesias mencionadas en el Nuevo Testamento son del Asia occidental y Europa oriental donde hab�a helenos y una gran difusi�n de la su cultura, y de Europa occidental solo se menciona una iglesia, la de Roma y, adem�s, encontramos vasta influencia hel�nica en los ritos lit�rgicos, podemos decir que probablemente los n�cleos cristianos griegos jugaron un papel important�simo en la propagaci�n del cristianismo primitivo a�n en Occidente, n�cleos que pertenecieron a la mencionada facci�n cristiana de la iglesia de los incircuncisos, y esa hegemon�a hel�nica dentro del cristianismo se acentu� cuando se traslad� la capital imperial a Constantinopla, como ya hemos visto en otros art�culos. Una causa de que los gentiles incircuncisos, preponderantemente griegos, cobraran tanta importancia dentro del desarrollo del cristianismo primitivo pudo deberse a que los jud�os eran m�s reacios a convertirse a la religi�n de Cristo, seg�n se entiende en algunos pasajes neotestamentarios, por ello el n�mero de hebreos, predominantes quiz� en la iglesia de los circuncisos, fue siendo rebasado por el n�mero de gentiles incircuncisos que, por el contrario, seg�n parece entenderse en los mismos escritos del Nuevo Testamento, se convert�an m�s f�cilmente al cristianismo. En este contexto la iglesia de la cual Pedro era el ap�stol principal (seg�n lo expresa sanct Pablo), la de los circuncisos, se fue extinguiendo pr�cticamente de tal suerte que en la actualidad quedan quiz� s�lo algunos resabios de ella, verbi gratia en la iglesia copta de Etiop�a en la cual a�n se acostumbra la circuncisi�n (incluso parece que los ebionitas han renacido entre los jud�os recientemente), pero en Jerusalem el patriarcado cristiano hegem�nico actual de Tierra Sancta es de antigua influencia bizantina donde no se siguen esas costumbres judaizantes. Por el contrario la iglesia de los incircuncisos, de la que Pablo fue el ap�stol principal, fue la que m�s se extendi� pues alcanz� el estatus de religi�n imperial y es la que dio origen a las principales iglesias cristianas de la actualidad derivadas de la iglesia imperial, como son la ortodoxa, la misma iglesia cat�lica en la que, parad�jicamente, exaltan tanto a sanct Pedro que era judaizante, y las precalcedonias.

Ahora bien, el �Catecismo de la iglesia cat�lica� dice que la �nica iglesia valida es la gobernada por el sucesor de Pedro (l�ase el papa) junto con los obispos (sucesores de los ap�stoles) en comuni�n con �l. Si bien la tradici�n tanto en Oriente como en Occidente acepta que Pedro muri� en Roma, ello no implica a priori que �l haya fundado y hubiese sido el primer obispo de la comunidad cristiana de dicha civdad, como se afirma com�nmente en la iglesia cat�lica romana. Seg�n los Hechos es m�s probable que cuando Pedro lleg� a Roma fuese tan s�lo un obispo m�s, pero no el primero, porque el libro de los Hechos da a entender que cuando Pablo lleg� a la capital imperial encontr� s�lo jud�os y entonces Sa�l de Tarso se qued� dos a�os ah� y en ese lapso pudo fundar la primera comunidad cristiana romana. En el argumento cat�lico de que Pedro fue el primer obispo de Roma se puede criticar a�n m�s ya que leyendo las escrituras sagradas, sobre todo las ep�stolas, vemos que los t�rminos presbyteros y episkopos describen jerarqu�as que no parecen tener muchas diferencias, verbi gratia, en una carta de san Pedro leemos que el autor se autonombra presbyteros y no episkopos. Es de pensarse pues que en los tiempos apost�licos a�n no se defin�a la jerarqu�a de obispo como la entendemos actualmente (e probablemente el episkopos alcanz�, por haberse tal vez originado en la iglesia de los incircuncisos que se hizo hegem�nica, mayor rango en el escalaf�n jer�rquico respecto al presbyteros, mientras que este �ltimo tipo de jerarca qued� en un estatus inferior respecto al episkopos por haber surgido quiz� en la iglesia de los circuncisos, ya que, como hemos dicho, en una de sus cartas Pedro, jerarca de esta iglesia, se autodenomina as� e no episkopos), y por lo tanto la afirmaci�n cat�lica sobre que Pedro fue el primer obispo de Roma es m�s moderna, no es del tiempo apost�lico. Las escrituras m�s bien dan pistas para pensar, como hemos dicho, que fue Pablo quien fund� y, consecuentemente, tal vez fue el primer jerarca, no sabemos si episkopos o presbyteros, de Roma. Y �por ventura Pedro desarroll� toda su vida ministerial, desde que �sta comenz� hasta que muri�, �nicamente en Roma? El libro de los Hechos, como hemos visto, dice que Pedro desarrollaba su ministerio a lo largo de Judea Samaria y Galilea en tiempos que Sa�l de Tarso se convirti� al cristianismo. La �Carta a los g�latas� dice que visitaba tambi�n las comunidades de Antioquia. Una carta de sanct Pedro indica que el autor la escribi� desde Babilonia �acaso en el Eufrates, aunque interpretan algunos cat�licos que tal Babilonia es Roma? Se entiende pues que por lo menos desde Judea hasta Antioquia Pedro desarroll� su ministerio antes que en Roma, y entonces cuando Pedro march� a la capital del imperio pudo dejar un sucesor en Judea, al mismo Santiago, y tambi�n en Antioquia ya que la tradici�n oriental dice que Pedro fue obispo en esa ciudad, como ya dijimos, y en la iglesia romana algunos tambi�n conceden verosimilitud a esa tradici�n oriental. Haciendo cr�tica de dicha tradici�n oriental vemos que varios datos de �sta puede ser ciertos ya que concuerdan con lo que dice el libro de los Hechos acerca de que despu�s de la persecuci�n desatada en Judea, cuando ocurri� la muerte de Esteban, muncha gente cristiana hebrea migr� para Antioquia. Si bien el libro de los Hechos s�lo menciona que Pablo y Bernab� fueron a Antioquia despu�s de la persecuci�n, la ep�stola a los g�latas indica que Kefas tambi�n visitaba esa ciudad (en la cual se les dio por primera vez el t�tulo de cristianos a los seguidores de Yeshua). Hist�ricamente, dice De Vries, primero alcanz� Antioquia el rango de patriarcado antes que Jerusalem quiz� porque ah� creci� m�s el n�mero de cristianos con los hebreos conversos inmigrados m�s otros conversos nativos, mientras que en Jerusalem tal vez decreci� el n�mero de cristianos por las persecuciones, mismas que pudieron expulsar tambi�n a Sim�n hijo de Jon�s sino es que emigr� por tener algunas disputas con Sanctiago que, por ser hermano de Jes�s, se qued� finalmente como el jerarca de Jerusalem (es doloroso ver que no fueron los papas quienes inventaron el nepotismo, sino la familia del mismo Yeshua). Por si fuera poco el papas de los coptos reclama ser heredero de Kefas pues sanct Marcos, que se supone fund� la iglesia de Alejandr�a seg�n la tradici�n oriental, era disc�pulo de Pedro. Entonces tenemos que no s�lo Roma puede tener un sucesor de Sim�n hijo de Jon�s sino tambi�n puede haber uno en Antioquia, Alejandr�a y, con menor probabilidad, en Jerusalem. En consecuencia por lo menos tres de estas cuatro sedes tendr�an derecho a aspirar a ser primados absolutos de la iglesia entera, seg�n los conceptos de la iglesia cat�lica, por tener probablemente jerarcas sucesores de san Pedro, pero �por qu� entonces Roma dice tener al su �nico sucesor y dice que por lo tanto es la �nica sede que tiene derecho de ser primado absoluto de la iglesia?. Si asegurasen los cat�licos que la tradici�n ortodoxa es incorrecta �c�mo pueden demostrarlo?, �c�mo pueden probar los jerarcas eclesiales occidentales que su tradici�n es la �nica valida?. Los presuntos restos de Sanct Pedro en Roma no solucionan este dilema pues s�lo demostrar�an que muri� ah� mas no que fue el �nico lugar donde dej� un sucesor. Cabe se�alar por �ltimo que los cat�licos quieren legitimar la superioridad del papa haciendo uso hasta de escritos �ap�crifos�, como antes lo hicieron inventando documentos falsos, por ejemplo el diccionario de la Biblia de Straubinger asevera que Cristo le orden� a Pedro que se quedase en Roma, pero la escritura can�nica no dice nada al respecto y s�lo se lee ello en uno de esos documentos que llaman "ap�crifos" que �dicen puras fantas�as� seg�n el sacerdote cat�lico Jos� de Jes�s Aguilar (quien ha salido con frecuencia en televisi�n descalificando este tipo de escritos, por ejemplo el evangelio de Judas Iscariote que �ltimamente fue muy divulgado por la National Geographic Society). En realidad no tienen evidencias plenas para demostrar la pretendida supremac�a del papa frente a los otros primados de las iglesias derivadas de la iglesia imperial.

Concluyendo podemos preguntarnos: si Pedro hubiese tenido un primado absolutista como el papa (quien pretende ser el �nico sucesor de Kefas), �este ap�stol se hubiese sentido presionado por los representantes de Sanctiago para no comer con los incircuncisos, seg�n se narra en la ep�stola a los g�latas? �Pablo se hubiese atrevido a enfrentar a Pedro, como seg�n cuenta lo hizo en la citada ep�stola, por el hecho de que Kefas no quer�a sentarse a comer con los incircuncisos? �Alg�n obispo moderno se atrever�a a contradecir al papa so pena de que le excomulguen? M�s a�n, Pablo menciona que Pedro era partidario de imponer leyes jud�as a los conversos gentiles por presi�n de Sanctiago y por ello se le enfrent�. Si de verdad Pedro hubiese tenido un primado absolutista como el papa actual se hubiesen impuesto sus ideas, similares a las de Sanctiago, quien parecer�a en ocasiones tener m�s autoridad que sanct Pedro, y hoy el grueso de los cristianos tendr�amos que seguir todav�a, tal vez, la circuncisi�n, el shabbat, o comer s�lo de algunos alimentos y otros no por impuros, �pero no!, las ideas que se hicieron hegem�nicas en la mayor�a de las iglesias que han sobrevivido hasta la actualidad fueron las de Pavlos (mismas que ya aparecen en sus cartas que son m�s tempranas que los evangelios y el libro de los Hechos, seg�n las cronolog�as de la Biblia cat�lica de Jerusal�n) quien ten�a entonces menor jerarqu�a que Kefas, y no se impusieron pues las ideas de este �ltimo ap�stol ni las de Santiago que eran judaizantes, de lo que se deduce que tuvo que haber habido desde entonces autonom�a en las iglesias gracias a lo cual la de los incircuncisos pudo mantener diferencias respecto a la de los circuncisos que, no obstante, ten�a mayor importancia cuando Pablo se convirti� y que finalmente pr�cticamente desaparecer�a con los siglos. Si la promesa hecha a Pedro le confiri� de parte de Cristo el muy mencionado primado absolutista como el que tiene actualmente el papa dentro de la iglesia romana, implicar�a que el obispo romano (que dice ser el �nico sucesor de Sim�n hijo de Jon�s) ten�a desde antiguo jurisdicci�n universal sobre todos los obispos con los mismos c�nones y un mismo rito lit�rgico. �Por qu� entonces el concilio segundo ecum�nico de Constantinopla, ocurrido en el siglo IV, ya plantea la organizaci�n eclesial con jurisdicciones aut�nomas principales conocidas como patriarcados y no se menciona una iglesia con un rey absoluto, el obispo romano o papa? �Por qu� entonces hubo tanto en Oriente como en Occidente diferencias en los c�nones y gran diversidad de ritos lit�rgicos, muchos de los cuales en Oriente siguen existiendo mas nombrando s�lo los occidentales, que en su mayor�a ya han desaparecido, tenemos el galicano y sus variantes, el moz�rabe, el ambrosiano, mismos que fueron desplazados a partir del tard�o siglo IX cuando el obispo romano empez� a cobrar mando absolutista en Occidente, seg�n De Vries, y se comenz� a imponer como �nico el rito romano? El Primado legado a Pedro, el cual se supone que hered� �nicamente al obispo de Roma, implicar�a tambi�n que el obispo romano desde antiguo debi�, como marcan los c�nones actuales de la iglesia cat�lica, convocar, presidir y confirmar por medio de su infalibilidad cada uno de los c�nones de los concilios ecum�nicos antiguos, es decir que siempre debi� tener poder doctrinal absoluto, pero los siete concilio ecum�nicos anteriores al gran cisma: el de Nicea en 325, el de Constantinopla en 381, el de Efeso en 431, el de Calcedonia en 451, el de Constantinopla II en 533; el de Constantinopla III en 580 y el de Nicea II en 787, fueron convocados con frecuencia por el emperador romano de Oriente avecindado en Constantinopla, como hemos repetido varias veces, y por supuesto ninguno fue confirmado por el obispo de Roma con �infalibilidad� pues este dogma lo defini� Pio IX en 1870 en el Concilio Vaticano I, ocho siglos despu�s del gran cisma y once siglos despu�s del �ltimo concilio anterior al dicho cisma. De Vries reconoce que el papa no ten�a mando absoluto doctrinal (ni jurisdicci�n universal) sino que su privilegio de ser el primero entre los patriarcas le permit�a solamente impugnar tesis doctrinales conciliares con las que no estuviese de acuerdo. Prueba de lo limitado de su poder se refleja en el hecho de que, contrario a lo que afirman algunas p�ginas cat�licas, el papa no pudo haber presidido los dos concilios inaugurales de Nicea y Constantinopla ni el cuarto de Calcedonia, por ejemplo, porque si ans� hubiese sido no habr�a confirmado las definiciones del s�mbolo de fe sin el Filioque en los dos primeros, ni hubiese confirmado el canon 28 del concilio de Calcedonia que despu�s �l mismo impugn�, e asimismo no logr� convocar nuevos concilios para modificar ese canon calcedonense en el cual se le retir� la supremac�a que tuvo hasta el siglo V por lo que lo elimin� a la brava, ni para cambiar el s�mbolo niceno � constantinopolitano por lo que a �ste le fue agregado en Occidente el Filioque de manera arbitraria, lo que implica una rebeli�n contra las definiciones conciliares originales. �Por qu� tan tard�amente definieron la infalibilidad del papa si es que Kefas la recibi� de Cristo Yeshua desde el principio de la iglesia? �Por qu� hasta el siglo V, seg�n De Vries, cuando el concilio de Calcedonia le retir� al obispo de Roma el t�tulo de ser el primero de los patriarcas, empez� el obispo romano a reclamar el tan mentado primado absoluto, y en el siglo IX hasta inventaron documentos falsos como las actas pseudoisidorianas para tratar de probar que exist�a un primado absoluto del obispo romano desde el siglo I, documentos que hasta el mismo Wilheim de Vries, historiador y sacerdote jesuita cat�lico, reconoce que eran falsos por objetividad hist�rica?

DE ALGUNAS REFLEXIONES ACERCA DEL PRIMADO DEL PAPA Y DE LA TRADICI�N CAT�LICA COMO UNA NUEVA FORMA DE HEREJ�A GNOSTICA.

Al final de la introducci�n de esta p�gina web ya comentamos m�s ampliamente la conclusi�n de Tom�s de Aquino similar (por no decir plagiada) a la de Ibn Rosh o Averroes acerca de que no hay contradicci�n entre raz�n y fe, o que la raz�n puede demostrar las cuestiones de fe, y ya dec�amos que ese principio pseudotomista es muy debatible porque dichas cuestiones no pueden resistir una cr�tica racional, verbi gratia la existencia de Dios, la Trinidad, los milagros y la resurrecci�n de Cristo, la virginidad de Mar�a, etc., cuestiones que la gente llega a considerar verdaderas por simple fe religiosa y para los que ya son creyentes no es necesario que nadie les demuestre nada. Dicho principio es una de las causas de que la iglesia cat�lica se vea arrastrada hacia una especie de neognosticismo debido a que en esta iglesia en lugar de que se basen las definiciones de sus dogmas en las escrituras sacras, se fundamentan m�s bien en especulaciones ontol�gicas o metaf�sicas, filos�ficas pues, a las que se les concede el grado de verdades irrefutables o �infalibles" por ser definidas por el papa, quien por s� mismo puede definir ex cathedra cualquier cosa aunque el resto de la iglesia no estuviese de acuerdo seg�n la �Constituci�n dogm�tica sobre la iglesia� incluida en los �Documentos completos del concilio Vaticano II� (ver bibliograf�a). De esta �ltima cuesti�n deducir�amos otra causa de que la iglesia cat�lica caiga en ese neognosticismo, ya que su organizaci�n tan vertical propicia que esta iglesia se divida entre clero o los �sabios�, lo que se infiere de la expresi�n �excelent�simo y reverend�simo se�or doctor� con que se debe dirigir formalmente cualquier persona a un obispo, de la cual el t�rmino latino �doctor� significa �sabio�, seg�n el �Diccionario ilustrado vox latino espa�ol� incluido en la bibliograf�a, en contraposici�n al pueblo �laico�, t�rmino que es sin�nimo de �lego�, que es sin�nimo de �indoctus� o �ignorante� seg�n el referido diccionario de lat�n, divisi�n que trae como consecuencia la distinci�n entre la religi�n con un supuesto conocimiento mayor, o gnosis superior como le llamar�an los gnosticos, basado en las especulaciones de una minor�a, en este caso las elucubraciones �infalibles� del papa (que junto con un reducido grupo de obispos secuaces suyos define en realidad los dogmas y toma toda clase de decisiones importantes eclesiales desde�ando al resto del clero y al pueblo llano), elite que es la �nica que puede escudri�ar todos los misterios de la fe y desentra�ar sus secretos m�s ocultos ya que �nicamente a �sta en la pr�ctica le asiste el Esp�ritu Sancto, aunque los cl�rigos digan como paliativo en sus farsantes discursos teol�gicos que el par�clito ilumina a todo el pueblo de Dios o a la iglesia entera (como veremos en el siguiente p�rrafo), todo eso en contraposici�n a la religi�n del vulgo a la cual llaman con desd�n �religiosidad popular� que la clerec�a considera �grosera�, o fe de las clases populares a las cuales los sacerdotes consideran �ignorantes� o �incultas� por no tener �rdenes sagradas, es decir por ser �laicos� (mismos que tal vez no saben nada pero recordemos algo que leemos en el evangelio: que Dios da su revelaci�n a los sencillos y no a los �sabios� y entendidos), todo eso como suced�a entre los gnosticos, antiguo conjunto de corrientes de pensamiento filos�fico-cristiano en las que se cre�a tambi�n que s�lo unos cuantos �sabios� eran los privilegiados que pod�an alcanzar la gnosis o conocimiento superior de Dios (seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger) y que se considera �hereje� dentro de la iglesia romana, contradiciendo a sanct Pablo y a sus propias doctrinas cat�licas.

En efecto sanct Pablo, como ya hemos comentado en otro art�culo, en su �Carta primera a los corintios� dice que la iglesia es como un cuerpo con munchos �rganos y todos se necesitan mutuamente. La cabeza no dice a los pies: �no necesito de vosotros�. Seg�n ello si el papa es la cabeza de la iglesia (pues de hecho �l se yergue a s� mismo como tal y se manifiesta eso con la expresi�n cat�lica de que es la �cabeza visible de la iglesia�, aunque la clericia dogmatiza a los fieles dici�ndoles que Jes�s es la cabeza), el papa necesita del �rgano que parece el m�s peque�o para hacer su funci�n, es decir, necesita del ��ltimo de los laicos� (como dice el �Catecismo de la iglesia cat�lica�) para interpretar el dep�sito de la fe (del que hablaremos con m�s detenimiento enseguida). Las doctrinas cat�licas s�lo en apariencia no contradicen las ideas de sanct Pablo. En efecto, el �Catecismo de la iglesia cat�lica� asevera que los ap�stoles recibieron las ense�anzas de Yeshua o Jes�s, y ellos las transmitieron en forma oral y fueron escritas tambi�n dando origen a la tradici�n o paradosis de la iglesia. Seg�n ese catecismo se le llama tradici�n apost�lica a la que aprendieron los ap�stoles de boca de Yeshua, y tradici�n eclesial a la que es posterior a la apost�lica y local de cada iglesia, verbi gratia una tradici�n teol�gica o lit�rgica. Dice el catecismo que el papa y los obispos son quienes tienen el oficio de interpretar esas ense�anzas de la tradici�n apost�lica que forman a su vez el llamado depositum fidei, parateke, o dep�sito de la fe. Esta funci�n se ejerce, por ejemplo, cuando se define un dogma de fe. Sin embargo en otra parte se�ala el catecismo que ese depositum fidei fue dado a la iglesia entera, elite clerical y pueblo llano e (seg�n Geilselmann) te�logos de la iglesia romana como Ripalda han dicho que toda la iglesia cat�lica, elite clerical y pueblo llano, tiene un sensus fidelium o sentido de los fieles, al cual Newman ll�male instinct, que ser�a algo ans� como un sentido adicional de los cinco que posee cada hombre y que ayudar�a al pueblo cat�lico a discernir cu�ndo las proposiciones de fe de su jerarqu�a eclesial son validas o falsas. Eso se manifest� supuestamente una vez cuando el papa Juan XXII dio unos sermones sobre la visio beatifica, seg�n Geilselmann, y el pueblo llano no estuvo de acuerdo y le pidieron que consultase el consenso del vulgo. Entonces, seg�n el referido catecismo cat�lico, si bien la funci�n de los cl�rigos es la de inteligir mejor dicho dep�sito de la fe, el pueblo llano tiene derecho a cuestionarles cuando no le parezca adecuada una tesis sobre alguna cuesti�n de fe, y puede recomendarles que la planteen de otro modo, es decir que la elite clerical y los llamados laicos en conjunto pueden comprender la revelaci�n transmitida en la tradici�n o paradosis, seg�n las doctrinas romanas, y por lo tanto se deber�a de consultar a los que no son cl�rigos cuando se va a definir un nuevo dogma por parte de la jerarqu�a para ver si est�n de acuerdo o no todos los integrantes de su iglesia (y cabe mencionar que s�lo podr� tener el mote de �infalible� cualquier definici�n de dogma, primero, como hemos dicho en otros art�culos, cuando exista un vero consenso de todas las iglesias del mundo habitado, enti�ndase las derivadas de la iglesia �nica imperial, a eso se refiere el adjetivo de �ecum�nico� con que se califica a los concilios antiguos, y, segundo, cuando exista consenso entre jerarqu�a y laicos y no s�lo, por ejemplo, se definan ex cathedra los dogmas que imponga un jerarca d�spota como el papa en el caso de la iglesia cat�lica). Si hay supuestamente, seg�n Geilselmann, ejemplos de que se consult� al pueblo total en el decreto de un dogma en la iglesia occidental, como cuando el papa Pio IX defini� el dogma de la �inmaculada concepci�n de Mar�a�, la realidad es que los cl�rigos dejan de lado por lo general al pueblo llano y se ha llegado a decir exageradamente por parte del mismo Pio IX, �yo soy la tradici�n�, seg�n Geilselmann, cuando cierto obispo le pidi� que considerase el testimonio de los obispos para definir un dogma ex cathedra y no quiso tomarles en cuenta, con lo cual dio a entender que s�lo �l pod�a definirlos, desde�ando incluso a los obispos que no son del grupito de sus secuaces y por supuesto al resto del clero y a los �laicos�, por lo cual es dudoso que haya consultado al resto de la clerec�a y al pueblo llano para definir la �inmaculada concepci�n de Mar�a�, como dice Geilselmann, idea que se refuerza tomando en cuenta que el mismo Pio IX decret� el dogma de la �infalibilidad papal� por lo que, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, munchos cl�rigos que no estuvieron de acuerdo con ello se cismaron y se unieron a la iglesia de los �Viejos cat�licos de Utrecht�, lo que podr�a mostrar que no tom� en cuenta a un significativo sector de la jerarqu�a eclesial, y menos al vulgo, que pertenecen a la iglesia romana. A la luz de estos �ltimos datos las doctrinas cat�licas que hemos enunciado suenan a doble discurso falseado, �digan si no?.

HEMOS ESCUCHADO DECIR A ALGUNOS CL�RIGOS CAT�LICOS QUE LA IGLESIA ROMANA ES COMO UN C�RCULO DONDE TODOS EST�N EN EL MISMO NIVEL SIN DESIGUALDADES, PERO LA IGLESIA CAT�LICA EN REALIDAD TIENE UNA DE LAS JERARQU�AS M�S VERTICALES QUE PUEDA EXISTIR, COMPARABLE CON LA DEL EJ�RCITO, YA QUE EN ELLA EL PODER EST� DISTRIBUIDO ENTRE UNA MINOR�A, LA CLERICAL, DE LA CUAL S�LO EL PAPA Y LOS MUY ALLEGADOS A �L TIENEN OPORTUNIDAD DE INFLUIR EN LAS DECISIONES QUE SE TOMEN DENTRO DE LA DICHA IGLESIA, MIENTRAS QUE EL RESTO DEL CLERO QUE NO FORMA PARTE DEL GRUPO DE LOS M�S CERCANOS COLABORADORES DEL PAPA, Y LA GRAN MAYOR�A DE �LAICOS�, NO TIENEN NI VOZ NI VOTO Y SU FUNCI�N EN LA IGLESIA ES SOLAMENTE ACATAR LAS DISPOSICIONES DEL PAPA Y SUS ALLEGADOS, CREER EN LOS DOGMAS QUE ESA ELITE INVENTA Y S�LO PUEDEN REPETIRLOS SIN OPCI�N A CUESTIONARLOS, SO PENA DE EXCOMUNI�N. RECORDEMOS C�MO SE ENLISTA A LOS MIEMBROS DE LA IGLESIA EN UNA PARTE DE LA LITURGIA DE LA EUCARIST�A, EN EL RITO ROMANO: ��ACU�RDATE SE�OR DE TU IGLESIA EXTENDIDA POR TODA LA TIERRA, CON TU SERVIDOR EL PAPA (FULANO DE TAL), TU OBISPO (X), LOS OBISPOS AUXILIARES, LOS PRESB�TEROS Y DI�CONOS Y TODO EL PUEBLO REDIMIDO POR TI��. ESTE ORDEN PSICOL�GICO REFLEJA QU� TAN VERTICAL ES LA ORGANIZACI�N ECLESIAL ROMANA DONDE EL PUEBLO �LAICO� EST� HASTA ABAJO DESPU�S DE TODA LA JERARQU�A.

La forma de organizaci�n hipercentralista de la iglesia cat�lica trae como consecuencia que, aunque se sometan a votaci�n de los obispos las propuestas de dogmas, y aunque la mayor�a votase en contra, se defina ex cathedra cualquier cosa que diga el papa ya que �l puede hacerlo por s� mismo sin necesidad del consenso del resto de la iglesia, como hemos dicho antes, y todos los fieles cat�licos deben creer sus dogmas a fuerza so pena de excomuni�n. Veamos a continuaci�n el caso de varios de ellos que son ejemplo de la arbitrariedad papal al definirlos a pesar de que se afirme que se pidi� un consenso general del vulgo (que tambi�n es parte de la iglesia), como en el caso de la ya citada �inmaculada concepci�n�, ya que este mismo e otros dogmas no parecen basarse en la escritura can�nica pero s� en los evangelios �ap�crifos� m�s tard�os. Al respecto unos viejitos de comunidades rurales de Quer�taro, de estas tierras que llaman �M�xico�, en donde los espa�oles nos impusieron la iglesia romana, me comunicaron una vez una historia muy peculiar sobre Cristo. Su relato dec�a que Jes�s cuando era ni�o hac�a figuritas de barro de p�jaros y otros animales, y �l les soplaba y les daba vida. Yo les pregunt� que de d�nde sacaron esa historia y me dijeron que la sab�an por tradici�n de sus padres. Tambi�n de gente vieja del estado de Puebla hemos escuchado la historia, aprendida por tradici�n oral, de la vida de la Virgen cuando era ni�a, en especial que sus padres eran Joaquim y Ana que era est�ril, de manera que la Virgen naci� de ella por un milagro de Dios �sin mancha de pecado�, e igualmente cuentan esas personas buc�licas que la Virgen fue presentada en el templo y se consagr� al servicio de �ste para ser siempre virgen, que se cas� con Jos� porque �l tambi�n estaba consagrado, y dicen tambi�n que la Virgen fue llevada al cielo en cuerpo y alma. Historias muy semejantes a las que cuentan dichos ancianos se encuentran en ciertos evangelios considerados como �ap�crifos� o no inspirados como el �Protoevangelio de Sanctiago�, el �Evangelio de pseudo Mateo�, el �Evangelio de la natividad de Mar�a�, el �Evangelio de sancto Tom�s�, el �Transito de la bienaventurada virgen Mar�a� o el �Libro de san Juan evangelista� y datan de entre los siglos II al IV (seg�n la cronolog�a de una edici�n que tenemos de ellos del CONACULTA cuya traducci�n fue realizada por Edmundo Gonz�lez Blanco, y otra de la BAC del traductor Aurelio de Santos Otero). �A que se deben las similitudes entre algunos relatos de la tradici�n cat�lica y los evangelios �ap�crifos�?, �por ventura los evangelios ap�crifos tienen reminiscencias de tradici�n apost�lica? la cual al correr de los a�os dio origen a tradiciones diversificadas, entre las cuales se cuentan la cat�lica y la que dio origen a los evangelios ap�crifos (lo que es poco probable si consideramos que ahora que se ha suscitado pol�mica por el evangelio de sanct Judas Iscariote, cl�rigos cat�licos como Jos� de Jes�s Aguilar dicen y repiten en los medios masivos que los evangelios �ap�crifos� contienen �puras fantas�as�, lo que indica, probablemente, que no les conceden el m�s m�nimo rastro de tradici�n apost�lica,), o �los escritos de los evangelios ap�crifos corresponden a una tradici�n m�s tard�a que la apost�lica y comparte un origen com�n con eso que llaman la tradici�n (oral) de la iglesia cat�lica (aunque tambi�n en la ortodoxa dejaron su influencia)?, por lo cual la tradici�n cat�lica no es del tiempo apost�lico. No lo podremos saber nunca con plena certeza pero pensemos que los evangelios can�nicos son los que se consideran m�s antiguos, del tiempo apost�lico, y en ellos no se menciona absolutamente nada sobre la cuesti�n de la ni�ez del Se�or, ni del nacimiento de la Virgen ni de qui�nes eran sus padres e nada sobre su presentaci�n. Es posible entonces pensar, considerando lo anterior, que los evangelios ap�crifos intentan ser complemento de los can�nicos dando al lector datos sobre cuestiones que en los evangelios can�nicos se nos deja en la penumbra (como lo expresa Edmundo Gonz�les Blanco), por lo tanto la tradici�n que gener� los ap�crifos tal vez no tiene su origen en los tiempos apost�licos en los que se supone que fueron escritos los can�nicos sino que son m�s tard�os. Es de pensarse entonces que tanto la tradici�n cat�lica como la ortodoxa y los evangelios �ap�crifos� surgieron sincr�nicamente entre los siglos II al IV y, por lo tanto, LA TRADICI�N DE LA IGLESIA CAT�LICA TAL VEZ NO TIENE TANTO FUNDAMENTO APOST�LICO COMO DICEN, ans� que es posible pensar que es falsa la afirmaci�n de la iglesia romana acerca de que la su tradici�n es de origen apost�lico, en base a la cual los cl�rigos legitiman la validez de algunas doctrinas que no vienen en la escritura can�nica, doctrinas que m�s bien se han sacado de la manga probablemente, por lo que ser�a mejor buscar para mayor seguridad esa tradici�n apost�lica �nicamente en los libros de la escritura can�nica (cosa que desde los valdenses ya se pon�a de manifiesto y se continu� planteando con los seguidores de Wyclef, Huss y en la reforma protestante detonada por Lutero).

�Tales historias fueron ense�adas a los antepasados de dichos ancianos por alg�n sacerdote cat�lico en forma oral, por ejemplo durante sus sermones dominicales, o tambi�n leyeron libros cat�licos donde se narraban esas historias?, o m�s bien �sus ancestros leyeron directamente los evangelios ap�crifos?. Aunque pudiesen haber habido libros cat�licos que narrasen esas historias es dif�cil que las hayan le�do porque la gente buc�lica de antes muy poca sab�a leer. Por otra parte la iglesia romana se cuidaba de no dejar al vulgo libros como los evangelios ap�crifos (aunque ciertamente se difund�an clandestinamente) a tal punto que incluso la Sancta Inquisici�n ten�a el Index librorum prohibitorum o ��ndice de los libros prohibidos�, y quien les leyera se hac�a acreedor a la excomuni�n, ello durante la Colonia y hasta mediados del siglo XX que fue cuando se elimin� dicho �ndice (seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger) que era emitido por la Sancta Inquisici�n conocida ya para entonces como Sagrada Congregaci�n para la Doctrina de la Fe. Esto disminuye las posibilidades de que los ancestros de esos veteranos leyesen directamente los evangelios ap�crifos, adem�s de que, como dijimos, hay munchas probabilidades de que no supiesen leer. Ya que hasta en la liturgia romana vemos similitudes con esos relatos contenidos en documentos �ap�crifos�, como en el caso de las fiestas de la �presentaci�n de Mar�a� y la de su �asunci�n�, se deduce que tales historias ten�an grande consenso a nivel oficial eclesial, es decir entre su clerec�a, a pesar de que probablemente las fuentes de las que provienen no se tienen por inspiradas, por lo que es m�s probable que ocurriese lo de la primera pregunta, es decir, que quienes vulgarizaron esas historias v�a oral fueron los mismos sacerdotes cat�licos. Quiz� por influencia de algunas de esas historias contenidas en estos documentos la iglesia cat�lica oficialmente promulg� el dogma de la �inmaculada concepci�n�, cuesti�n que empezaron a debatir los cat�licos desde el siglo XII, seg�n parece, aunque el dogma se defini� en el siglo XIX como asevera el diccionario cat�lico de Straubinger. Ans� mismo, como ya dijimos, la liturgia romana, y tambi�n la ortodoxa, pudieron tener influencias de los relatos que hablan de la �presentaci�n de Mar�a en el templo�, ya que ambas iglesias tienen una fiesta lit�rgica de la presentaci�n de Mar�a (aunque tal vez �sta se celebra en Occidente por influencia de la iglesia ortodoxa donde existe, seg�n parece, desde tiempos m�s antiguos que en la iglesia romana). Igualmente las historias �ap�crifas� del transito de Mar�a hacia el para�so pudieron dar origen al dogma y fiesta lit�rgica de la �asunci�n de Mar�a�, cuesti�n definida oficialmente hasta el siglo XX en la iglesia romana (dogma que aparentemente evolucion� a partir del de la Koimesis o �Dormici�n� de Mar�a ortodoxo que, seg�n parece, es m�s antiguo, mismo que adoptaron los cat�licos en la edad media y le transformaron. La �Dormici�n� se diferencia del dogma cat�lico por definirse en �sta que la Virgen muri�, resucit� y fue llevada a los cielos, seg�n dijo en el programa televisivo �La libertad de creer� un sacerdote ortodoxo de la iglesia del patriarcado de Constantinopla en M�xico, mientras que el dogma de la asunci�n como hemos dicho dice que la Virgen fue llevada en cuerpo y alma a los cielos). Por �ltimo el �Via Crucis� de la iglesia romana ense�a que existi� una tal Ver�nica que obtuvo milagrosamente una imagen del rostro del Se�or (que es venerada entre los cat�licos como el Divino Rostro), la cual obtuvo al limpiar su Faz con un pa�o durante el doloroso transito hacia su Staurosis o �Crucifixi�n�, relato que presenta algunas similitudes con un pasaje del evangelio �ap�crifo� de la muerte de Pilatos, seg�n el cual una mujer llamada Ver�nica obtuvo dicha imagen porque Cristo la encontr� un d�a en la calle y le pregunt� que a d�nde iba, y ella dijo que iba a mandar a hacer una pintura de �l, por lo que Cristo le pidi� el pa�o donde le iban a hacer la pintura y se lo regres� con su imagen plasmada milagrosamente, la cual fue requerida por el Caesar posteriormente debido a que se rumoraba que ten�a poderes curativos. Por su parte en la iglesia ortodoxa se venera al Mandylion el cual se cree que es un icono del rostro del Se�or que no fue hecho por manos humanas, imagen que, aparentemente, se ve relacionada tambi�n a la Ver�nica en la ortodoxia seg�n un icono que encontramos en la p�gina web de la Iglesia Ortodoxa en Am�rica (www.oca.org), aunque esta podr�a ser una influencia cat�lica relativamente reciente, pero en una p�gina ortodoxa rusa (www.orthodoxworld.ru) se presenta una leyenda que tiene mucho m�s importancia dentro de la iglesia ortodoxa acerca del origen del Mandylion, misma que tiene similitudes esenciales con el relato del citado evangelio �ap�crifo� de la muerte de Pilatos que habla de la Ver�nica, en cuanto a que se da a entender en ambos que la imagen ten�a poderes curativos por lo que se supone que el Se�or se la envi� a un gobernante, el Caesar en el dicho evangelio, similar al rey de Edesa de la leyenda (que transcribimos enseguida), personajes ambos que estaban enfermos y necesitaban curarse. La dicha leyenda es la siguiente: -�El Zar de Edesa, Avgar, enfermo de lepra dirigi� al Salvador una invitaci�n para que viniera a visitarlo. El Salvador no pod�a salir de viaje para Avgaria. Pero realiz� este milagro: se lav� la cara y se la sec� con una toalla, en la cual qued� la impronta milagrosa de su faz. En consecuencia, cuando lleg� a Edesa el ap�stol Tadeo para predicar all� el evangelio, Avgar y los habitantes de Edesa aceptaron el bautismo y se hicieron cristianos. La imagen no hecha por manos humanas fue pegada a una tabla y colocada sobre la cancela de la ciudad. Sobre la aparici�n de otro icono conocido como el Salvador sobre la Teja habla la siguiente leyenda: Tiempo despu�s, uno de los zares de Edesa se volvi� de nuevo al paganismo y la imagen fue ocultada dentro del muro que rodeaba la ciudad y el lugar se olvid�. En el a�o 545, durante el asedio de Edesa por parte de los persas, al obispo de Edesa le fue revelado el lugar donde se encontraba la imagen. Cuando se retiraron los ladrillos los habitantes de la ciudad vieron no s�lo que el icono se conservaba en buen estado, sino tambi�n una impronta de �l sobre la tablilla de arcilla (teja) que cubr�a la imagen no hecha por manos humanas. Sobre el icono de El Salvador sobre la Teja no se nota el velo, el fondo es liso y a veces se imita la estructura de la teja o bien un simple fragmento de mamposter�a. En los iconos rusos del Spas no hecho por manos humanas se representa al Salvador habitualmente en actitud serena, con los ojos abiertos. Los cat�licos dibujan el rostro de Cristo sufriente, a veces con los ojos cerrados, la corona de espinas sobre la cabeza y rastros de sangre�-. Cabe a�adir que esta leyenda contiene similitudes, en cuanto a los personajes principales del Se�or y el rey Avgar, con lo que refiere otro documento �ap�crifo� que relata la supuesta correspondencia entre Jes�s y un hom�nimo del dicho rey, pero no narra los sucesos acerca del icono no hecho por manos humanas.

Otro ejemplo de la arbitrariedad clerical que raya en �herej�a� al emitir doctrinas, lo tenemos en la cuesti�n del culto a los sanctos. En la iglesia romana se dice que hay una iglesia triunfante, una purgante y una militante. La triunfante est� formada por los difuntos salvos que ya llegaron a ser sanctos pues han entrado ya a los cielos, la purgante por las �nimas de los difuntos que han sido juzgados y ya son salvos pero se purifican en el purgatorio antes de entrar al cielo, y la militante por los �laicos� y el clero que a�n est�n entre los vivos. En medio de Dios y la iglesia militante se sit�an la iglesia triunfante y la purgante, ya que sus santos y �nimas respectivos pueden ser intercesores entre los miembros de la iglesia militante y Dios. Este argumento es muy parecido al de la escuela filos�fica neoplat�nica contraria al cristianismo, similar tambi�n al usual en las corrientes �her�ticas� filos�fico-cristianas de los gnosticos, argumento en el cual, seg�n Tredici, para dar legitimaci�n a la �idolatr�a� y al uso de la magia se plantea que si bien hay un principio �nico de las cosas denominado �el Uno�, de �l emanan m�ltiples energ�as, �eones�, que van de entidades inmateriales, como los diversos Dioses �paganos� que vienen a ser ayudantes del Uno, hasta llegar a las entidades materiales al irse degradando. En el argumento cat�lico ya enunciado sobre el culto a los sanctos, estos �ltimos y las �nimas del purgatorio equivalen a los Dioses �paganos� que son intermediarios entre Dios (equivalente al Uno) y los hombres o iglesia militante. Seg�n vemos en la p�gina de la Iglesia Ortodoxa en Am�rica (www.oca.org) los sanctos desde la perspectiva ortodoxa son s�lo personajes que muestran la participaci�n de la sanctidad de Dios a los hombres, teniendo pues diferencia este argumento con la doctrina cat�lica que puede solapar la �idolatr�a� deificando a los sanctos, misma que est� tomada de escuelas de pensamiento contrarias al cristianismo.

Otro ejemplo lo vemos en el dogma del purgatorio, el cual no proviene de un concilio ecum�nico pues empez� a discutirse alrededor del siglo XIII, algunos siglos despu�s del gran cisma, seg�n �ngel Santos en su obra �Iglesias de Oriente�, y fue confirmado hasta el concilio de Trento en el siglo XVI realizado en Occidente, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, alrededor de quinientos a�os despu�s del gran cisma. La clerec�a de la iglesia cat�lica dice fundarse para definir este dogma en la escritura, y hacen uso, por ejemplo, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger y la obra de Flaviano Amatulli y Sampedro Z�rate (ver bibliograf�a), de un pasaje del segundo libro de los Macabeos en el cual se narra que se mandaron 12000 dracmas a Jerusalem para ofrecer sacrificios por los pecados de unos difuntos. En ese pasaje se aclara que ser�a in�til rogar por los muertos si no se creyera en la resurrecci�n, y a quienes llevaron una vida piadosa se dice que se les reservar� una gran misericordia. Cabe agregar que, seg�n el autor del dicho libro de Macabeos, el rogar por los difuntos era para que se viesen libres de sus pecados. Otro texto que usan los cat�licos para fundamentar el dicho dogma es uno de la �Segunda carta a Timoteo� donde Pablo da a entender que espera que un difunto de nombre Onesiforo halle misericordia ante el Se�or en �aquel d�a�. Hay otro texto del evangelio de Mateo en el cual se dice que Cristo aconseja que te pongas a buenas con tu adversario y si no te pueden meter a la c�rcel y no saldr�s de ah� sin que hayas pagado hasta el �ltimo centavo. Otro pasaje hay del mismo evangelio donde dice Cristo que los pecados contra el Esp�ritu Sancto no ser�n perdonados ni en este siglo ni el venidero, el cual especialmente demuestra para los miembros de la iglesia occidental que en �el otro mundo� se pueden perdonar pecados, o sea que existe el purgatorio. La interpretaci�n de estos pasajes b�blicos descansa en ciertos supuestos que los cat�licos a priori dan por hecho referentes a que creen que hay un juicio �particular� inmediato para los difuntos despu�s de la muerte en el cual se decide qui�nes se salvan y qui�nes se condenan definitivamente, seg�n el �Catecismo de la iglesia cat�lica�. Los salvados adem�s tienen que purificarse antes de entrar a los cielos en el purgatorio, seg�n el dicho catecismo. Sin embargo escudri�ando las escrituras �stas parecen hablar s�lo de un juicio, el final, y nada mencionan de ese juicio �particular� inmediato. Seg�n el libro del Apocalipsis el juicio final se llevar� a cabo despu�s de un triunfo preliminar de Cristo durante las �ltimas batallas contra el mal y despu�s de haber ocurrido una primera resurrecci�n, posterior a la cual vendr� otra en la que los difuntos ser�n puestos de pie frente a un trono donde la Mar, la Muerte y el Haides entregar�n los muertos que ten�an, y vendr� el juicio seg�n el cual los que tengan su nombre inscrito en el libro de la vida recibir�n la vida eterna y la tierra en heredad, mientras que los que no ser�n arrojados a un lago de fuego que es la segunda muerte seg�n el Apocalipsis. Esto quiere decir que los muertos est�n en contenedores provisionales en los que esperan la resurrecci�n y el juicio final de Cristo sobre vivos y muertos. Seg�n Lucas, los contenedores de los fallecidos son dos: el Seno de Abraham, donde se encontraba sin sufrimientos L�zaro el mendigo despu�s de que muri�, y el Haides donde Epul�n el rico s� estaba sufriendo. En el mismo evangelio de Lucas Jes�s antes de morir le dice al �buen ladr�n� (como dicen los cat�licos) que estar�a con �l en el para�so. Si bien para Amatulli y Sampedro este pasaje ayudar�a a probar la existencia del purgatorio, pues interpretan seguramente que Jes�s prometi� a aquel malandr�n que no tendr�a que pasar por esa purificaci�n sino que se ir�a derecho al cielo junto con �l, quiz� ese para�so sea m�s bien el Seno de Abraham pues no hay indicios en el evangelio de Lucas, y en el resto del Nuevo Testamento, de que Cristo al morir haya ido directamente al cielo a la presencia de su Padre. En efecto, como sabemos, Cristo muri�, resucit�, y s�lo despu�s de ello ascendi� a los cielos a sentarse a la diestra del Padre, eso es lo que se entiende leyendo los sin�pticos. En el evangelio de Juan parecer�a percibirse en uno de sus pasajes que hab�a llegado la hora en que Jes�s iba a pasar �de este mundo al Padre� cuando era inminente su martirio, por lo que se puede pensar que despu�s de su muerte ir�a directo al cielo con su Padre, pero al leer lo que sucedi� despu�s de su deceso en ese mismo evangelio tambi�n se entiende que Jes�s primero resucit� y s�lo despu�s de ello subi� al cielo con su Padre, ya que el evangelio de Juan dice que cuando la Magdalena le encontr�, reci�n resucitado, Jes�s le dijo a ella que no lo tocase porque a�n no hab�a subido a donde su Padre, lo que ocurri� posteriormente. Ante esta informaci�n podemos pensar que las citas que usan los cat�licos para fundar el dogma del purgatorio no dejan tan clara su existencia al no interpretarlas con los supuestos que ellos dan por sentados. Los jud�os cre�an en un solo contenedor para los muertos, el Sheol, pero en el evangelio de Lucas se habla de dos contenedores, el Haides y el Seno de Abraham, y en el Apocalipsis se habla de la Mar, el Haides y la Muerte, es decir tres contenedores de los finados, pero no se dan m�s descripciones de ellos por lo que no queda claro si alguno podr�a identificarse con el purgatorio o no. Lo que s� se entiende m�s claramente en las escrituras es que todos esos contenedores de los difuntos son temporales hasta que llegue la resurrecci�n y el juicio final, y este �ltimo es el �nico juicio que es referido en la escritura por lo que la cuesti�n del juicio �particular� inmediato de las doctrinas �cat�licas� queda d�bil en la l�gica neotestamentaria y, con ello, tambi�n se debilita la cuesti�n del purgatorio, ya que no habiendo este juicio y su consecuente retribuci�n inmediata para las almas tampoco es necesaria la purificaci�n del purgatorio antes de llegar al cielo en forma definitiva. Interpretemos algunos de los textos b�blicos que citan los cat�licos seg�n estos otros datos que hemos expuesto de la escritura y algunos m�s de la tradici�n que enseguida expondremos, para ver que los pasajes b�blicos referidos no son tan inteligibles como creen los de la iglesia romana dando por hecho sus doctrinas. Respecto a los del evangelio de Mateo, cuando dice Cristo que ciertos pecados no se perdonar�n ni en este siglo ni en el venidero, puede referirse al siglo de la resurrecci�n y el del juicio final que le proseguir�, el cual traer� la vida eterna para los justos, ya que en el s�mbolo niceno - constantinopolitano definido en el siglo IV se hace referencia a la vida despu�s de la resurrecci�n, que ser� la vida eterna, con la expresi�n �espero la resurrecci�n de los muertos y la vida del siglo venidero�, y entonces no se aludir�a en dicho pasaje la posibilidad de perdonar pecados en �el otro mundo� sino en este mundo renovado despu�s de la resurrecci�n y el juicio final. Cuando Cristo dice que te pongas a buenas con tu hermano y de lo contrario no saldr�s de la c�rcel hasta que pagues todo lo que debas, tal vez no se refiera con la met�fora de la �c�rcel� al purgatorio sino al Sheol que entre los hebreos era el lugar en el que estaban todos los muertos, buenos y malos, mismo que con el paso de los a�os pudo conceptuarse como un lugar en el que estaban encarcelados los difuntos rebeldes desde tiempos antiguos, ya que se refiere en la �Primera carta de Pedro� que Cristo fue a predicarle a los difuntos encarcelados desde la �poca de No�. Ese lugar de c�rcel podr�a estar relacionado al Haides ya que en la tradici�n de la iglesia ortodoxa se conserva la idea de que Cristo al morir descendi� al Haides a liberar a los esp�ritus cautivos de los que murieron desde los or�genes de la humanidad, algo parecido a lo que se describe en la carta primera de Pedro, seg�n el icono en que se representa este descenso (que es m�s conocido como Anastasis o Resurrecci�n) en el cual se le ve a Cristo flotando en una especie de cruz tomando con su mano derecha la mano de Adam, y en esta pintura tambi�n se encuentra Eva, a quienes est� liberando, e adem�s en la tradici�n de la iglesia occidental existe un concepto similar en el llamado �s�mbolo de los ap�stoles� seg�n el cual Cristo descendi� a los infiernos, y este �ltimo t�rmino castellano es traducci�n de Haides. Asimismo este �ltimo vocablo hel�nico, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, fue la traducci�n griega de la palabra hebrea Sheol en la Biblia de los Setenta, por lo que en un principio debi� entenderse como el lugar de los difuntos justos e injustos, pero en cierto momento se le empez� a entender como un lugar de castigo temporal para los occisos injustos hasta que resucitasen, como se nota en el ya referido evangelio de Lucas (compagin�ndole con lo que se refiere sobre el Haides en el Apocalipsis), y fue posteriormente que se le conceptu� en Occidente como un lugar de castigo eterno, el infierno, t�rmino con que se traduce el vocablo Haides en las doctrinas cat�licas en la actualidad seg�n se entiende en el referido diccionario cat�lico. Si Cristo se refiriese al Sheol cuando habla de que no saldr�s de la c�rcel hasta que pagues lo que debes, las preguntas son: �el Haides neotestamentario, a pesar de lo que dice de �l el evangelio de Lucas, contiene difuntos buenos y malos, como se cre�a antiguamente en la cultura hebrea respecto al Sheol, t�rmino del cual Haides es traducci�n, e por lo tanto los finados buenos al salir de ah� para resucitar y ser sometidos al juicio final podr�an alcanzar el perd�n de sus pecados?, y cabe preguntar adem�s que si el Haides es solamente un contenedor temporal de los difuntos injustos donde est�n recibiendo castigos, como se entiende en el evangelio de Lucas, �por el hecho de permanecer ah� o cuando salgan para resucitar, dichos difuntos tendr�an oportunidad de que se les perdonase alg�n pecado?. Estamos pues ante un dilema sin soluci�n quiz� provocado porque los que escribieron los diferentes libros del Nuevo Testamento entend�an de diferente manera t�rminos como el de Haides. Esa �ltima pregunta tiene relaci�n con los textos siguientes. El primero es el ya citado del libro de los Macabeos en el cual al hacerse referencia a que se debe de orar por los muertos y que ello ser�a innecesario si no hubiese resurrecci�n, lo que tal vez se refleja la creencia de que el d�a en que resucitasen se les perdonar�an pecados a los difuntos (y quiz� ya hasta cre�an en un juicio posterior a la resurrecci�n en el que hasta se les podr�an perdonar culpas, pues aunque no se menciona nada al respecto en el libro sagrado citado, parece que entre los jud�os modernos s� existe por lo menos la creencia de un juicio, misma que puede ser tan antigua como el libro que aqu� nos ocupa y de la cual pudo surgir la idea del juicio final cristiano). El segundo es el ya referido de la ep�stola de sanct Pablo en el que �l desea que su amigo halle misericordia de Dios en �aquel d�a�, lo que refleja que tal vez cre�a que se le perdonar�an sus faltas el d�a del juicio final, sin embargo el libro del Apocalipsis tal parece que no da a entender que se perdonar�n pecados el d�a del juicio, m�s bien lo contrario, con lo cual llegamos igual que con la cuesti�n del Haides o Sheol a un callej�n sin salida. Lagunas como esta pueden llevarnos a buscarle l�gica a las doctrinas b�blicas y hallar salidas a priori, no basadas en datos de la misma escritura. Eso les pudo pasar a los cat�licos que aplicando sus doctrinas metab�blicas encuentran l�gica a estos textos, pero no aplic�ndolas quedan como un rompecabezas, no obstante ellos creen que las cuestiones han sido zanjadas con sus sofismas.

Como se puede notar hay en la escritura harta incertidumbre alrededor de la cuesti�n del purgatorio, e incluso en alg�n momento parece que �ste no tiene cabida en las doctrinas b�blicas, excepto si se interpreta la escritura en base a los conceptos que presuponen los cat�licos. Esa incertidumbre implica que no se puede definir como dogma la cuesti�n del purgatorio y menos que los fieles la tuviesen que creer forzosamente y si no se les excomulgue, como marcan los c�nones de la iglesia cat�lica romana seg�n el diccionario de Straubinger, ya que a los �incr�dulos� se les tiene por �apostatas� y a este �delito� se le reserva la pena de excomuni�n. Por lo menos, lo recalcamos, queda claro que en el Nuevo Testamento los contenedores de los difuntos son temporales, s�lo se hace referencia al juicio final y no al juicio �particular� inmediato, y asimismo el concepto de vida eterna es materialista, seg�n el cual los justos despu�s de ser resucitados, renovados, heredar�n un mundo nuevo o una tierra nueva para siempre, y los condenados s�lo despu�s de resucitar ir�n a un lago de fuego, a lo que tambi�n se le llama �la segunda muerte�. En el s�mbolo niceno-constantinopolitano parece entenderse de esta misma manera materialista la vida eterna, e igualmente dentro de las doctrinas de la principal de las iglesias orientales seg�n la �Doctrina ortodoxa� (ver bibliograf�a), pero para los cat�licos la vida eterna parece que se realiza fuera del mundo material ya que, gracias al juicio �particular� inmediato en el que creen, las �nimas de los difuntos que se salvan ya est�n gozando de ella como esp�ritus descarnados en el cielo en la presencia de Dios Trino, seg�n el �Catecismo de la iglesia cat�lica�, en una especie de hiperurano o mundo de las ideas como el que conceptu� el antiguo fil�sofo griego Plat�n, cuya influencia lleg� a sanct Agust�n por medio del neoplatonismo, y asimismo a los injustos, seg�n el mismo catecismo, se les condenar� a un lugar inmaterial de castigo eterno llamado el infierno, que es el concepto que al traducirlo le imputan al t�rmino griego Haides, mismo que en la escritura original se entiende de otra manera como un lugar temporal donde los difuntos esperan la resurrecci�n y el juicio final, seg�n hemos visto, por ello se infiere que el pensamiento cat�lico sobre la �vida perdurable� es dualista, como lo era el pensamiento del dicho fil�sofo Plat�n, es decir que los cat�licos no entienden la vida eterna como una vida de hombres nuevos vueltos a la carne de forma renovada que heredar�n un mundo material igualmente renovado sino la concept�an en un mundo paralelo a �ste, y quiz� para esta l�gica cat�lica romana la resurrecci�n ya no es necesaria, aunque la prediquen, pues �sta preceder� a un juicio final que tambi�n puede resultar innecesario dentro de sus doctrinas debido a que, seg�n ellos, las �nimas son juzgadas y retribuidas inmediatamente despu�s de que mueren, por lo que de hecho ya no necesitar�an de un segundo juicio, el final, que menciona la escritura.

Otra cuesti�n ser�a en lo referente a la moral sexual. Como a los cl�rigos cat�licos se les impuso el �celibato� a lo largo de la historia en base a que en la iglesia occidental se concept�a al sexo malo por s� mismo, seg�n Manuel Teruel, ya que a la abstinencia sexual se le tiene por necesaria para que los sacerdotes posean �pureza� ritual para ofrecer el sacrificio eucar�stico, por ello tampoco aceptan que su feligres�a ejercite la sexualidad s�lo por placer, pues seg�n la clerec�a la delectancia ven�rea viene a ser un enemigo a vencer, por consecuencia no les dan luz verde para que empleen m�todos anticonceptivos como las pastillas o el cond�n aunque acepten otros como el de Ogino y el Billings que implican renunciar durante cierto periodo de la gratificaci�n sexual. A pesar de que en su discurso los cl�rigos pudiesen decir que fundamentan sus ideas al respecto en la escritura, m�s bien parece que utilizan, como es su costumbre, principios filos�ficos, por ejemplo sus conceptos se parecen a los de los estoicos que predicaban la negaci�n de las pasiones a las que consideraban malas por s� mismas, y tal vez puedan tener reminiscencias de otras corrientes de pensamiento como la maniquea, considerada �hereje� por lo cat�licos, seg�n la cual todo lo referente al cuerpo es malo por lo que incluso en esta ideolog�a se prohib�a el matrimonio, doctrina que se perpetu� tard�amente en Occidente hasta el medioevo entre los albigenses por ejemplo que fueron exterminados por orden del papa Inocencio III en el siglo XIII. As� pues para algunos cl�rigos el demonio mismo en persona es la mujer que incita al var�n a pecar, al menos tales conceptos pretenden imponer al pueblo aunque en realidad munchos sacerdotes, que son de vida itinerante, tienen �en cada puerto un amor� cual marineros, es decir que tienen una mujer en cada lugar donde los mandan, o peor a�n algunos tienen munchos hombres si son homosexuales, y otros hay que son pedofilos que a su vez son homo o heterosexuales porque unos violan ni�os e otros ni�as: PONEN PESADAS CARGAS EN LOS FELIGRESES QUE ELLOS NO QUIEREN TOCAR NI CON EL DEDO. Vemos pues que la clerec�a (y si bien a la cat�lica es a la que m�s se le han sabido, por ejemplo, varios casos de pedofilia, del clero ortodoxo tambi�n es conocido, verbi gratia, el caso del archimandrita Timoteo de la iglesia del patriarcado de Constantinopla en �M�xico� que es sospechoso de lo mismo, e igualmente el de un tal Juan, alias �la gorda�, que perteneci� al monasterio de Sanct Antonio el Grande del patriarcado de Antioquia en �M�xico�, quien seg�n parece cometi� abusos sexuales con unos varones menores de edad originarios de Guatemala que vivieron en dicho monasterio), la clerec�a es incompetente para debatir sobre el tema porque son personas con traumas por el celibato o que tienen �desviaciones� sexuales. Hasta donde sabemos en la iglesia cat�lica fue s�lo en el concilio Vaticano II cuando se permiti� a algunos laicos debatir sobre la cuesti�n de la sexualidad, y qu� revoluci�n se arm� en la moral cat�lica respecto a dicha cuesti�n por aquellos a�os sesentas en que se realizo ese concilio. Cabe agregar que la ley eclesial occidental del celibato para todos sus sacerdotes es muy tard�a, pues si bien se supone que desde el siglo IV se instituy�, fue hasta el siglo XII que se impuso con mayor rigor (seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger). Por el contrario la iglesia de los tiempos apost�licos, seg�n algunas ep�stolas de sanct Pablo como la �Primera carta a Timoteo� y una a Tito, permit�a que sus jerarcas desde el episkopos, presb�teros y el diakonos fuesen casados. He aqu� pues un rompimiento m�s de la iglesia occidental romana con la tradici�n apost�lica a la que tanto apelan. Es probable que esta estrategia tuviese por objeto que los sacerdotes se dedicasen de tiempo completo a la iglesia, tambi�n que los bienes de los cl�rigos no saliesen del poder de la clerec�a y, finalmente, que los descendientes de los sacerdotes no adquiriesen poder, por ejemplo el reclamar una sucesi�n jer�rquica, aunque cabe mencionar como ejemplo negativo que en la iglesia asirio-caldea, en la cual se exige celibato a los obispos, de todos modos se encontr� la forma de transferir el poder a los familiares pues la sucesi�n episcopal se hac�a de t�os a sobrinos (en la iglesia ortodoxa se decret� una ley un poco diferente sobre el celibato que rompe tambi�n con la costumbre primitiva de que todos los jerarcas fuesen casados, legislaci�n que, seg�n Manuel Teruel, se gest� y promulg� en Oriente entre los siglos IV y VII. Si bien en esta iglesia hay clero que ha contra�do matrimonio antes de ser ordenado, en realidad los monjes, que deben ser c�libes, son la base de la organizaci�n eclesial y de entre ellos generalmente se eligen a los obispos a quienes se les exige que siempre sean c�libes, por lo cual los sacerdotes casados van quedando un tanto relegados y negados a subir de rango y el mayor poder lo tienen pues los cl�rigos �c�libes� o hieromonjes).

DE LAS SECTAS, EL AUTONOMISMO ORTODOXO Y EL CENTRALISMO DESP�TICO DEL PAPA.

En el peri�dico cat�lico �Desde la fe� del mes de agosto de 2004, en un art�culo se define a las sectas como un grupo de personas que se desprende de una iglesia madre para formar una nueva iglesia.

Por la historia sabemos que el cristianismo naci� en el oriente del imperio romano, en Judea. Como vimos en otro art�culo la iglesia cristiana de los circuncisos, extendida por Judea, Samaria, Galilea y cuya influencia llegaba por lo menos hasta Antioquia, fue probablemente durante los a�os apost�licos la principal de las iglesias y Pedro era el ap�stol principal de los circuncisos, mientras que Pablo fue el ap�stol de la iglesia de los incircuncisos que, seg�n se deduce de sus palabras, fueron predominantemente griegos, seg�n nos narra Sa�l de Tarso en sus cartas. Es decir, en el tiempo apost�lico exist�an por lo menos dos iglesias que podr�amos considerar leg�timas que probablemente gozaban de autonom�a porque ten�an diferencias pero al mismo tiempo estaban en comuni�n pues sanct Pablo expresa en su �Carta a los g�latas� que visit� a los tres pilares de la iglesia de los circuncisos y les dieron la mano a �l y a Bernab� en se�al de comuni�n, aunque de la de los circuncisos derivaron otros grupos religiosos cristianos que en forma m�s fiel quer�an cumplir con los preceptos de la ley mosaica y anatemizaban a Sa�l de Tarso ap�stol de la iglesia de los incircuncisos. Tambi�n hemos visto que posteriormente el obispo de Roma fue considerado el principal de los patriarcas por ser esa ciudad la capital imperial, t�tulo que se le otorg� despu�s a Constantinopla, urbe de cultura griega, que ser�a la �nueva Roma� desde el siglo IV y por ello el obispo de Bizancio fue considerado el primero entre los patriarcas y ya no el de Roma, seg�n el canon 28 del concilio de Calcedonia, y los principales concilios se dieron en Oriente hasta antes del gran cisma en el siglo XI. En dichos concilios se definieron los dogmas b�sicos de la iglesia aceptados tanto por los ortodoxos como por los cat�licos, mismos que se condensan en el s�mbolo niceno � constantinopolitano que enuncia las definiciones de la trinidad, las dos naturalezas de Cristo, la naturaleza de la iglesia, etc. Adem�s cuando ocurri� el gran cisma la mayor�a de los cristianos estaban en las jurisdicciones aut�nomas de los patriarcados de Alejandr�a, Antioquia, Jerusalem y Constantinopla, mientras que en Occidente s�lo estaba el patriarcado de Roma. Se puede creer, como dice la iglesia romana, que los cuatro patriarcados orientales se separaron de la iglesia romana, o �no ser� que Roma se separ� de la comuni�n con los cuatro patriarcados orientales? Desde esta perspectiva �por ventura a un cristiano de la iglesia cat�lica romana no podr� consider�rsele integrante de una secta, porque esta iglesia se separ� de su iglesia madre, la oriental, capitaneada por el patriarcado de Constantinopla?. La iglesia cat�lica se comporta muncho como uno de esos grupos que esta misma iglesia ha denominado �sectas� al decir que la romana es la �nica iglesia fundada por Cristo (seg�n el �Catecismo de la iglesia cat�lica�), de lo cual se deduce que para la cristianos de Occidente la iglesia ortodoxa y las precalcedonias no tienen ninguna validez por haberse, seg�n ellos, separado de Roma, adem�s de que en el catolicismo se estigmatiza tambi�n a los nuevos movimientos que se han ido separando de su seno como las �iglesias hist�ricas protestantes� y los grupos m�s recientes que son a los que les han impuesto el mote de �sectas�, y repiten a la manera de uno de esos grupos, los Testigos de Jehovah, que son la �nica religi�n donde hay salvaci�n, pues dicen que extra ecclesiae nulla salus o �fuera de la iglesia (romana) no hay salvaci�n�. Y por ventura �la iglesia cristiana entera no se separ� de una religi�n que fue su �iglesia madre�, el juda�smo? Desde la perspectiva de un hebreo las iglesias ortodoxa, cat�lica, copta, jacobita, asirio-caldea y armenia, por ejemplo, �no se podr�an considerar sectas judaicas?, mas como dice en el art�culo del peri�dico cat�lico citado en la pr�ctica nadie acepta ese calificativo, al que los dirigentes de la iglesia romana le han dado aires despectivos, y obviamente la iglesia occidental no aceptar� nunca la perspectiva que podr�a tener un jud�o o un cristiano ortodoxo de que la iglesia cat�lica es una secta, e quiz� un cristiano ortodoxo, cat�lico o copto nunca aceptar� que alg�n hebreo, por ejemplo, califique a sus respectivas iglesias como sectas judaicas, pero las palabras del poeta son frases aparentemente ciertas: �en este mundo traidor nada es verdad ni mentira, todo es seg�n el color del cristal con que se mira�.

El hecho de que en la iglesia ortodoxa se hayan conservado jurisdicciones aut�nomas, verbi gratia los patriarcados y autocefalias, ha permitido que exista en parte eso que llaman democracia (aunque la democracia literal, el poder gubernamental del pueblo, es algo realmente ut�pico. En efecto, como ya lo preve�a Rousseau los gobiernos democr�ticos, a los que se les llama ans� �nicamente por elegir a sus magistrados por votaci�n, realmente llevar�an a una aristocracia electiva al poder. Fue cierta su profec�a. En �M�xico�, por ejemplo, los partidos pol�ticos que albergan a ciertas elites de personas son los �nicos que pueden aspirar a tener candidatos al gobierno y cualquiera que aspire a ser, por ejemplo presidente, tiene que pasar por su filtro, por una serie de estratos dentro de alg�n partido, y s�lo algunos de sus integrantes podr�n llegar a ser candidatos, y s�lo dos o tres de los partidos tendr�n la mayor probabilidad del triunfo: el PAN, PRD y PRI. Adem�s Arist�teles, en su obra �Pol�tica�, considera que una democracia implicar�a que tanto las personas de clases �bajas� como de las �altas� tuviesen acceso a alcanzar las magistraturas gubernamentales, pero realmente las de las �bajas� no tienen acceso a los cargos pol�ticos, y menos a los m�s altos, s�lo gente pudiente o que siendo pobre �subi� de estatus, es decir, estamos viendo una oligarqu�a en el gobierno de los �Estados Podridos Mexinacos� y no una democracia). En la iglesia ortodoxa los poderes de primado se distribuyen entre m�s personas (los patriarcas y primados autocefalos, que no laicos), y por ello el poder es m�s controlado y no acaparado por un solo jerarca que imponga a sus anchas su voluntad junto con la de sus secuaces (es como deber�a de ser idealmente la relaci�n entre los congresos y presidentes en los gobiernos seculares republicanos. En un congreso por ejemplo, si sus componentes son de partido o partidos contrarios al del presidente frenan el que �ste domine absolutamente en una rep�blica y que se salte al poder legislativo, como supuestamente se estaba tratando de hacer actualmente en �M�xico� durante el gobierno de Fox, aunque en realidad su partido el PAN en las �ltimas elecciones, en las cuales presuntamente obtuvo la presidencia mediante el fraude, logr� la mayor�a en las c�maras de senadores y diputados, probablemente de manera fraudulenta tambi�n, con lo cual haciendo alianzas con el PRI que obtuvo buen n�mero de esca�os en las c�maras del congreso se aniquilar� la pluralidad de la que hablamos y se dar� de nuevo el absolutismo). Ans� pues, dentro de la iglesia ortodoxa lo que existen son bloques de patriarcas y primados autocefalos que tienen intereses en com�n, lo que propicia antagonismo entre un bloque y otro y se equilibran las fuerzas de manera que ning�n primado acaba por imponer sus intereses de manera desp�tica. Un ejemplo de lo anterior se puede ver en la proclamaci�n de autocefal�a de la Iglesia Ortodoxa en Am�rica, cuyas siglas en ingl�s son OCA, pues, aunque el patriarca ecum�nico de Constantinopla oficialmente no la reconoce, dicha autocefal�a pr�cticamente ya es aceptada entre los ortodoxos porque el patriarca de Rusia fue quien la proclam� y es reconocida por el bloque de iglesias eslavas que tienen el mayor n�mero de fieles en la actualidad dentro de la iglesia ortodoxa.

En la iglesia cat�lica en cambio el poder harto centralista del papa, quien es el �nico que ejerce los poderes de primado en la jerarqu�a eclesi�stica occidental, hace que la democracia sea nula pues los miembros de esta iglesia deben creer y cumplir lo que digan �l y sus allegados sin ninguna posibilidad de que alguien les cuestione o les contradiga so pena de excomuni�n (eso es lo que ha ocurrido siempre en estas tierras desde que se fundaron los �Estados Jodidos Mexinacos� por ejemplo, ya que el presidente ha sido omnipotente y ha podido manejar a su antojo al congreso porque a lo largo de la historia el poder ha estado acaparado generalmente por un solo partido, como el nefando PRI en el siglo XX, cuyos diputados y senadores fueron la mayor�a casi absoluta en sus respectivas c�maras cuando este partido hubo detentado el poder. Ahora con el PAN, el cual probablemente constituir� una dictadura de partido como la del PRI (o quiz� pretendan formar un bipartidismo pas�ndose el poder entre el PAN y el PRI), por medio quiz� del fraude, seguiremos viendo ese centralismo porque van a irse asegurando la mayor�a en las c�maras y van a ir haciendo alianzas con el PRI, como ha sucedido en el sexenio del panista FECAL, aunque ya desde el final del sexenio de Fox se vio la primera manifestaci�n de absolutismo con la aprobaci�n, por ejemplo, de la llamada ley Telenvicia, perd�n, Televisa). A la larga el absolutismo de la iglesia romana ha provocado que surjan tensiones, munchos movimientos rebeldes de los cuales el principal es conocido como la �reforma protestante� (detonado por un religioso cat�lico agustino, Martin Luther o Mart�n Lutero, que fue excomulgado), ello debido a que al acaparar tan poca gente el poder surgen inconformes que desean tener tambi�n poder religioso y por eso entran en conflicto con el absolutismo papal, y al buscar crear nuevas jurisdicciones religiosas donde m�s gente tenga el control, al no poder ni siquiera pensarse en un di�logo con el d�spota romano se suscita que las tensiones se escapen por medio de la creaci�n de nuevos grupos religiosos que rompan absolutamente la comuni�n con la iglesia romana (mismos que curiosamente reproducen la organizaci�n absolutista de la iglesia occidental por ello de un nuevo grupo se desprende otro y otro, y van reservando la definici�n de sus dogmas solamente a sus l�deres supremos), es decir provocan que surjan las mentadas �sectas� en lugar de que se formen iglesias aut�nomas que mantengan la comuni�n entre s�, como sucede en la iglesia ortodoxa. Al fin de cuentas �no fue lo mismo que el obispos de Roma hizo entre los siglos IX al XI cuando se revel� contra un emperador y dos patriarcas de Constantinopla y provoc� el gran cisma?, por lo que seg�n Kallistos Ware el te�logo ruso Khomiakov dice que el papa fue �el primer protestante�.

DE INFLUENCIAS ICONOGR�FICAS ORIENTALES EN LA IGLESIA CAT�LICA ROMANA

En un canal de televisi�n de la ciudad de M�xico se transmiti� un documental en el cual se volvi� a presentar la reconstrucci�n facial del cr�neo de un hebreo del siglo primero, la cual ya se hab�a publicado en otros medios. Seg�n los investigadores que participaron en otro documental que vido sobre el mismo tema, las facciones de los israelitas de aquel siglo no eran tan �finas�, as� lo muestran sus calaveras que de dicha centuria se han encontrado e analizado, y probablemente su piel era morena, como a�n es com�n en algunos pueblos semitas, contrario a la idea que tenemos hoy d�a acerca de los jud�os a quienes conceptuamos m�s generalmente cauc�sicos e blancos, y casi nunca morenos, y quiz� ello se deba a que, aunque su ley lo proh�ba, los hebreos se han cruzado con indoeuropeos en las diferentes latitudes donde migraron: los sefard�es en Espa�a, y los ashkenazi en los pa�ses de Europa septentrional que tambi�n est�n relacionados en parte, probablemente, con los jud�os de Europa del este (quienes de igual forma a su vez, seg�n la p�gina web jud�a: www.khazaria.com, quiz� descienden en parte de los khazaros, antiguo pueblo converso al juda�smo de origen turco, y probablemente est�n asimismo emparentados con pueblos eslavos), por ello las facciones de los cr�neos de los hebreos del siglo I y las de los contempor�neos son diferentes, y ahora son m�s �finas� y son generalmente de piel blanca por esa mezcla mencionada con indoeuropeos. Uno de esos investigadores mostr� unas pinturas que existen en una sinagoga de Syria (Dura Europos) del siglo III, en las cuales se aprecia que la apariencia de los jud�os de aquel tiempo era con pelo corto e chino y algunos usaban barba corta (aunque otros m�s lucen afeitados) lo que los hac�a ver "afro" seg�n el investigador del documental, cosa non rara ya que los hebreos (o por lo menos una parte de ellos, seg�n datos arqueol�gicos) estuvieron en el antiguo Egipto enclavado en el continente africano y, aunque su ley lo proh�ba, pudieron mezclarse con naturales de ah�, de los cuales hasta la vetusta elite fara�nica, seg�n representaciones que se han conservado de ella hasta hoy, a veces tienen rasgos negroides que los israelitas pudieron adquirir. Al respecto de ese posible mestizaje entre hebreos y egipcios la Biblia deja entrever que originalmente Mois�s, cuyo nombre es de origen egipcio, pudo ser producto de la uni�n inaceptable de la hija de fara�n y un hebreo, o pudo ser un hijo de fara�n (como lo plantea un documental) el cual incluso se podr�a pensar que pudo ser procreado con una hebrea, eso explicar�a m�s racionalmente la causa por la que fue criado en la corte egipcia, pero la historia se maquill� con el objeto de que dicho personaje no fuese mal visto entre los israelitas por su �impureza� de sangre, por ello el �xodo cuenta que Mois�s fue hijo de jud�os pero la hija de fara�n le recogi�.

En el segundo documental mencionado al principio, se�alaron tambi�n que la imagen predominante de Cristo hoy en d�a, con pelo largo y barba, procede de la iglesia oriental, y las facciones con que se representa al Se�or en los m�s antiguos iconos (del griego eikon que quiere decir imagen) de la iglesia del levante corresponden a la gente de latitudes como la actual Turqu�a y Europa del este. Los cristianos romanos por su parte originalmente le conceptuaban de otro modo. En efecto, en el libro �Arqueolog�a Cristiana� de Jes�s �lvarez (misionero claretiano, cat�lico), editado por la BAC, y en una de las ediciones recientes del �Catecismo de la iglesia cat�lica�, podemos ver algunas ilustraciones que muestran que en las pinturas paleocristianas occidentales de las catacumbas, de los siglos II al IV, Cristo aparece generalmente representado con pelo m�s bien corto y sin barba. En cambio en las iglesias bizantinas de Ravena, de entre los siglos V y VI (que fue capital del imperio romano de Occidente y luego un exarcado del imperio romano de Oriente, o imperio bizantino, en Italia), tenemos que si bien en su iconograf�a de Cristo hay influencias occidentales, pues en esos templos existen algunos iconos de nuestro Se�or en los cuales se le aprecia sin barba y con pelo m�s bien corto o a veces largo, tambi�n ya encontramos iconos donde aparece Iesous con pelo largo y barba. Una de las causas probables por las cuales se representaba al Se�or en las catacumbas rasurado y con cabello corto era que la primitiva jerarqu�a cristiana romana as� lo debe haber acostumbrado por lo general, como preponderantemente se sigue estilando entre la clerec�a cat�lica hasta hoy (al respecto el diccionario cat�lico de Straubinger se�ala que la clericia, presumiblemente habla de la occidental, en los comienzos de la iglesia us� la barba siguiendo el ejemplo de los ap�stoles, pero hacia el siglo V abandon� esa costumbre, recuper�ndola en el siglo XV e volvi�ndola a abandonar en el siglo XVII), como asimismo era usual por lo general en la cultura romana (aunque en otro documental lo explican diferente pues consideran que se representa a Jes�s como a un Dios romano), mientras que las representaciones de Cristo de las iglesias orientales corresponden quiz� al h�bito de sus cl�rigos que como signo de su consagraci�n suelen dejarse el pelo largo y la barba, pr�ctica que parece ser de origen semita oriental ya que en el Antiguo Testamento, escrito por los jud�os, que es un pueblo de origen semita, se habla de los nazires que eran personas consagradas que ten�an que dejarse el pelo largo (y seguramente la barba) como signo de la su consagraci�n, y por otra parte en algunas representaciones de Muhamad (o Mahoma, profeta de origen �rabe, que es igualmente un pueblo semita) como en una pintura donde �l aparece manipulando una piedra que veneran en la pen�nsula ar�biga, se le ve a dicho profeta con pelo largo trenzado e barba con lo cual se le diferencia de los otros personajes que se observan en la misma escena que tienen el cabello corto, aunque tambi�n traen barba. En el libro �Historia del arte, Arte paleocristiano y medieval�, se aprecia que para el siglo IX ya era usual en Occidente la imagen de Cristo a la manera oriental, seg�n la reproducci�n que aparece en dicha obra de una pintura de la �poca carolingia que es copia del Pantokrator bizantino. Para el siglo X seguimos encontrando este tipo de representaciones de Cristo en Occidente, seg�n se observa en unas pinturas que publica una p�gina de internet del reino de Pamplona - Najera en las cuales tambi�n se representa a Cristo como el Pantokrator de origen bizantino, sin embargo en algunas otras pinturas de la actual Alemania, del periodo otoniano, de entre el mismo siglo X y el XI, vemos que a veces se representaba todav�a al Se�or sin barba, aunque con pelo largo, seg�n se muestra en la obra �Historia del arte, Arte paleocristiano y medieval�. Durante los siglos XI, XII y XIII se sit�a el periodo del arte sacro occidental conocido como �rom�nico� en el que se siguieron pr�digamente copiando las iglesias bizantinas, como ya se hac�a desde el periodo carolingio, y desde luego los iconos bizantinos, por lo que se pueden apreciar hasta hoy varias versiones rom�nicas del Pantokrator que se encuentran, verbi gratia, en el pante�n de san Isidoro de Le�n, en el �Libro de los testamentos de la catedral de Oviedo�, y en un templo de san Clemente de Tahull, en Catalu�a, dentro de la Pen�nsula Ib�rica, seg�n Bango Torviso, por citar algunos ejemplos. El famoso crucifijo de la iglesia de San Dami�n, en Italia (pa�s occidental plagado de iconos bizantinos por la presencia constantinopolitana en su territorio en diferentes momentos de su historia, adem�s de que algunos presuntamente son hurtados como la �Virgen del Perpetuo Socorro�, de la que hablaremos m�s adelante), asociado con sanct Francesco, que evidentemente es de estilo bizantino (como lo aceptan en algunas p�ginas cat�licas), fue pintado en el periodo rom�nico tambi�n. Huelga decir que en todos estos iconos aparece Cristo con pelo largo y barba.

Esa imagen oriental de Nuestro Se�or es la que se impuso en Occidente, pues hasta el d�a de hoy es la que predomina en la iglesia cat�lica, �por qu�? Una explicaci�n que podr�amos formular es que, como ya hemos dicho varias veces en otros art�culos, el emperador de Oriente fue quien vino a gobernar a la iglesia entera, y fue el �nico que qued� en pie despu�s de la ca�da del imperio occidental, por lo tanto el obispo de Constantinopla (ciudad que era residencia del emperador) pas� a ser el m�s importante patriarca y ya no lo fue el de Roma, seg�n lo decretaron en el canon XXVIII del concilio de Calcedonia, por lo que se dieron las condiciones para que surgiese una estratificaci�n hacia adentro de la iglesia seg�n la cual la bizantina oriental, que dio origen a las iglesias ortodoxas actuales, ten�a mayor jerarqu�a que la iglesia romana occidental. As� en cuanto iconograf�a se impuso en la iglesia occidental, hoy cat�lica romana, la imagen o icono de Cristo a la manera oriental bizantina con pelo largo e barba, y la imagen occidental del Se�or afeitado y con cabello corto fue desplazada en la iglesia romana.

Cabe a�adir que Cristo, por l�gica, se pensar�a que no usaba el pelo largo ya que los jud�os ordinariamente no lo tra�an as�, como lo expusieron los investigadores del segundo documental citado. En efecto, en una de las sus cartas sanct Pablo dice que era afrentoso que un hombre (com�n y corriente) llevase el pelo largo y, como dijo uno de esos investigadores, Sa�l de Tarso no se hubiese atrevido a decir tal cosa si hubiese sabido que Cristo tuvo el pelo largo, lo que debi� saber por boca de los familiares del Se�or que a�n viv�an y de los ap�stoles que le conocieron. Los que s� usaban pelo y barba largos eran los nazires, como se dice en el Pentateuco. Sans�n o Juan el Bautista, seg�n los relatos de anunciaci�n de sus g�nesis, fueron nazires desde su nacimiento, pero Cristo podr�amos inferir que no lo fue pues el relato de su anunciaci�n no menciona nada al respecto, y tampoco es probable que de adulto hiciese voto de nazir porque beb�a vino (al punto de que, como lo dice el mismo Jes�s en uno de los evangelios, los escribas y fariseos le debieron tener por borracho, adem�s de trag�n y amigo de pecadores) y eso se le prohib�a a los nazires, a no ser que haya adoptado el pelo largo como s�mbolo de consagraci�n, igual que los nazires, mas no cumpl�a el voto de no beber vino. Sin embargo conceptuando a Cristo por un momento como humano, seg�n las definiciones conciliares, y no solo como un ser divino, le podemos concebir, seg�n vimos en otro art�culo, como un inconforme religioso y social que busc� reformar las estructuras religiosas y sociales de su tiempo, pues no se conformaba con la maldad, con la terrible desigualdad que hab�a corrompido a la sociedad Jud�a en la cual los sacerdotes que ostentaban poder religioso y pol�tico impon�an en el pueblo una cultura de discriminaci�n hacia los estratos �bajos� de su sociedad, tales como los pobres e los enfermos (y las mujeres), considerados como dejados de la mano de Dios porque se cre�a que padec�an pobreza o enfermedad por sus pecados o los de sus antepasados. De este modo s� es posible conceptuar a Jesucristo con pelo largo, en lugar de traerlo corto como era lo bien visto, simbolizando su inconformidad con las estructuras sociales establecidas en Judea. La barba en cambio significaba honorabilidad entre los hebreos, por eso es muy probable que s� la usara Yeshua, o �qu� tal que por ser un inconforme no la usaba ya que era algo bien visto dentro de la sociedad jud�a?. El evangelio nos da evidencias de que Cristo romp�a las prescripciones de la ley, por lo que le ve�an como un mal jud�o, por ejemplo no se lavaba las manos para purificarse, realizaba actividades durante el shabbat y com�a en casa de �pecadores� como Lev� y Zaqueo que eran publicanos, por lo tanto no suena descabellado que Jes�s haya roto con otras usanzas bien vistas entre sus coterr�neos como la barba larga y el pelo corto.

Ni una ni otra imagen oriental u occidental creemos que corresponde cien por ciento al verdadero Jes�s, pues seguramente era de facciones menos �finas� de lo que lo pintan, como las de los cr�neos del siglo I que hemos mencionado, y era quiz� m�s moreno, con pelo tal vez corto y barba (o qu� tal con pelo largo y sin barba, como dec�amos). Dudamos mucho que haya tenido ojos zarcos o claros como es com�n verle representado en algunas im�genes de la iglesia romana que parecen tomadas de una pel�cula de Zefirelli. Los hombres suelen representar a sus Deidades como a s� mismos por lo cual se entiende la diversidad de im�genes de Cristo que hemos mencionado, las de Roma y los iconos de la iglesia ortodoxa, a los que cabr�a a�adirles los iconos coptos de Etiop�a que llaman la atenci�n porque en ellos se representa a Cristo con facciones australoides (o de las razas australes del mundo, como los negros) o �afro�, como las de su estirpe etiope. Los hombres blancos representan a su Dios como a s� mismos, blanco, y ser�a un oprobio que estuviesen adorando a un Dios que originalmente fue moreno pues suponen que ser�a de raza �inferior�, por ello el papa puso el grito al cielo cuando publicaron primariamente esa reconstrucci�n del dicho cr�neo hebreo del siglo primero hace unos a�os, seg�n el primer documental mencionado, mas de pronto la frase: "Cristo tambi�n era negro" que imaginariamente pudo concebir Daniel Comboni (obispo italiano de la iglesia cat�lica), seg�n uno de sus bi�grafos, cobra un nuevo sentido, aunque habr�a que retocarla: �Cristo era negro?.

Aproximadamente desde el concilio Vaticano II en la iglesia cat�lica hay un renovado gusto por los iconos ortodoxos. Dichos iconos est�n pintados seg�n viejas normas impuestas por las mismas iglesias. Cabe a�adir que en la iglesia ortodoxa a pesar de que existen influencias romanas relativamente recientes, como las que se han dado en la iglesia rusa, no se aceptan las im�genes de escultura debido a que el concilio VII realizado antes del gran cisma, el segundo de Nicea, el cual los cat�licos dicen reconocer pero no respetan, tiene un canon que proh�be las esculturas, por ello los iconos ortodoxos por excelencia son pinturas. Los cat�licos por el contrario prefieren, contradiciendo al concilio, usar preponderantemente im�genes �de bulto�. Tambi�n la iglesia cat�lica, al contrario de la ortodoxa que tiene normas para la fabricaci�n de los iconos, realmente ha dejado al arbitrio de los pintores y escultores las formas de las im�genes que realizan por lo que generalmente no tienen uniformidad. En ese su renovado gusto por los iconos bizantinos que hemos referido, los cat�licos cada vez se apropian m�s y m�s de los iconos de la iglesia ortodoxa, as� les hemos visto, por ejemplo, con mucha frecuencia, en portadas de sus libros, verbi gratia en el �Misal mensual� publicado por Obra Nacional de la Buena Prensa, de los jesuitas, en el que ponen con frecuencia iconos ortodoxos en sus portadas con algunas variaciones. As� sacaron en la pasta frontal de un ejemplar de 2005 del dicho misal el icono de Pentecost�s, en el que se representa la venida del Esp�ritu Sancto, mismo que originalmente en la iglesia ortodoxa no tiene a Mar�a sino s�lo a los ap�stoles, pero el que pusieron en el dicho misal tiene a Mar�a en el centro a la manera de la iconograf�a romana. En otro ejemplar de 2004 en la portada se observa a la �Virgen de la ternura" que no es otra que la Eleousa (palabra griega que suelen traducir como ternura, o bondadosa) de la iglesia ortodoxa. Y tienen la desfachatez de poner en las contraportadas el nombre de los �autores�, por ejemplo de los iconos que acabamos de mencionar se�alaron que su realizadora fue una religiosa franciscana de nombre Rosa Mar�a Perejoan de Jerusal�n, �qu� falsedad m�s grande! ya que �stos no se fabrican en base al arbitrio de alg�n pintor (y menos cat�lico) sino que se realizan en base a normas establecidas por la iglesia oriental desde hace incluso milenios. Ans�, por ejemplo, aunque se reconozca en la iglesia ortodoxa que el m�s famoso de los iconos de la Trinidad lo pint� Andrei Rubleiv en el siglo XV, se ha logrado determinar que se elabor� en base a normas eclesiales muy anteriores a la �poca de dicho pintor seg�n las cuales se plasm� otro icono de la Trinidad muy parecido en lo esencial que se encuentra en una iglesia bizantina de Ravena, Italia, del siglo V - VI (e incluso esta representaci�n trinitaria se puede encontrar tambi�n entre las im�genes m�s antiguas de las catacumbas romanas, seg�n el libro de Jes�s �lvarez). Un icono que retoman mucho los cat�licos recientemente es el Pantokrator, muy copiado durante el periodo rom�nico como ya hemos visto. Otro ejemplo es precisamente el icono de la Trinidad, el que fue hecho por Rubleiv e otros muy semejantes, que hemos visto con mucha frecuencia en portadas de libros cat�licos y sus reproducciones son vendidas en tiendas cat�licas como si se tratase de una imagen de la iglesia romana. Tambi�n lo han copiado para hacer pinturas cat�licas, aunque lo han transformado ya que la Trinidad en la iglesia ortodoxa se representa en los iconos como tres j�venes sentados a la mesa, los tres exactamente iguales en sus facciones, en base al relato b�blico de la �teofan�a de Mambr�, por lo cual se le llama Trinidad veterotestamentaria, pero los cat�licos romanos estilizaron el icono ortodoxo pintando a la Trinidad como tres personas id�nticas a Jes�s, as� se le ve, por ejemplo, en un cuadro que se encuentra en la Bas�lica de Guadalupe en la civdad de M�xico. Cabe mencionar que si bien el referido icono trinitario ortodoxo hemos visto que tiene elementos muy antiguos, la pintura de la Trinidad usada en la iglesia cat�lica romana en la cual se pinta al Padre como un anciano, a Cristo joven, y al Esp�ritu Sancto como una paloma, conocida como Trinidad neotestamentaria, tambi�n parece ser muy antigua pues aparentemente puede encontr�rsele en las c�pulas de dos baptisterios de iglesias de Ravena, Italia, de los siglos V-VI, donde se encuentran dos iconos del baptismo de Cristo en los que parece estar representada la dicha Trinidad del Nuevo Testamento. La �Virgen del perpetuo socorro� es otro ejemplo de c�mo los cat�licos se han ido apropiando de los iconos ortodoxos, y se trata de un caso m�s antiguo. Seg�n un cl�rigo ortodoxo dicho icono de la Virgen fue robado de Bizancio o Constantinopla (hoy Estambul, Turqu�a) por los cruzados cuando saquearon dicha civdad en la edad media, no obstante los cat�licos dicen que la llev� a Roma un �piadoso comerciante�, seg�n el texto que viene escrito en el reverso de una reproducci�n cat�lica de dicho icono que tenemos a la vista. El m�vil que pudieron tener los cruzados para cometer este latrocinio pudo originarse en la leyenda, que a�n existe entre los cristianos occidentales, acerca de que iconos como �ste fueron pintados por sanct Lucas. Dicha pintura es en realidad un icono de la Hodegetria bizantina o la que �muestra el camino�, pues Mar�a nos muestra a Cristo que es �el camino la verdad y la vida� con su mano derecha, mientras le sostiene con la izquierda. Entre los rusos ortodoxos le llaman �icono de la pasi�n� por los instrumentos de tortura, de su pasi�n, que en esta imagen muestran los �ngeles a Jes�s que a�n es ni�o.

Podemos a�adir que los iconos ortodoxos incluso parecen tener m�s exactitud hist�rica, por ejemplo, en iconos bizantinos antiguos de la Cena m�stica o ��ltima cena� se ubicaba a Cristo en el extremo izquierdo de la mesa, como parece que era la costumbre en tiempos de Jes�s, seg�n un documental. Adem�s en dichos iconos se dibujaba la mesa baja y a los ap�stoles ubicados en asientos de poca altura alrededor de ella, aunque no recostados, m�s aproximado a como parece que era la costumbre de la �poca de Cristo seg�n el mismo documental. Las im�genes occidentales de Giotto, por ejemplo, del siglo XIV, todav�a guardan estas formas. Sin embargo a ultimas fechas la iconograf�a ortodoxa sobre la Cena m�stica, sobre todo en Rusia que la ha irradiado a toda la ortodoxia, se ha visto transformada por influencias de la Ultima cena de Da Vinci, del siglo XV, la cual es la m�s conocida en Occidente, en la que se representa a Cristo en medio de una mesa m�s alta que la de los iconos de la iglesia del levante, y todos est�n sentados en sillas m�s altas de un solo lado de la mesa. Esta imagen se aleja m�s de las costumbres orientales de los tiempos de Jes�s. Tambi�n en los iconos ortodoxos se pinta a la Virgen con mantos color vino, caf�, o rojo, los cuales, seg�n un documental, fueron usados m�s probablemente por las mujeres de la clase social de Mar�a, una clase media pese a que su esposo probablemente era en verdad descendiente de realeza, seg�n el Talmud, pero venido a menos, y no el azul que era com�n mas bien entre la elite y con el cual colorean al su manto en la iglesia cat�lica. Vean nuestras p�ginas de iconos de Nuestro Se�or y de la Teotokos y siempre virgen Mar�a, pulsando los enlaces a continuaci�n.

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AP�NDICE SOBRE INFLUENCIAS DE LAS IGLESIAS ORIENTALES EN LA IGLESIA CAT�LICA

Cabe mencionar que hay otras varias influencias orientales en la iglesia cat�lica, aparte de las iconogr�ficas, que reflejan como hemos dicho en el anterior art�culo que en cierta �poca la iglesia oriental tuvo hegemon�a dentro de la iglesia imperial, por lo cual dej� su impronta a�n en la iglesia romana que vino a tener menor estatus gracias al canon XXVIII del concilio de Calcedonia. Por ejemplo, en cuanto al estilo de construcci�n de los templos occidentales, entre los siglos VIII-IX Carlo Magno mand� construir una iglesia copiando la de sanct Vitale, bizantina, de Ravena, Italia, estilo que sobrevivi� por lo menos en la forma esencial de los templos hasta el periodo g�tico medieval, y se ha retomado algunas veces en iglesias construidas en la �poca contempor�nea, como una dedicada a sanct Felipe de Jes�s ubicado en el Centro de la civdad de M�xico. El investigador Eisenhofer en su libro �Compendio de Liturgia Cat�lica�, de Editorial Herder, acepta que el rito galicano que se divid�a en m�ltiples variantes, el cual se extendi� m�s que el romano por todo el Occidente en el medioevo temprano, ten�a influencias antioque�o-bizantinas. Dice tambi�n que actualmente se han descubierto influencias del rito de Sanctiago, oriundo de Jerusalem, en el rito romano. Eisenhoffer asimismo reconoce que el t�rmino griego �liturgia� no se empleaba en la edad media en Occidente sino hasta los siglos XVI-XVIII, gracias a que investigadores de estas centurias introdujeron este t�rmino de origen oriental en el lenguaje cat�lico. En la iglesia ortodoxa el t�rmino liturgia designa solamente al ritual equivalente al de la misa cat�lica, el sacrificio eucar�stico, pero en Occidente vino a designar a todo servicio religioso reconocido oficialmente por los cl�rigos. El franciscano cat�lico P. Emidio de Ascoli, en su obra �El alma de san Francisco�, menciona que los usos lit�rgicos y leyendas tradicionales de la iglesia bizantina se extendieron en la actual Italia gracias a los monjes de sanct Basilio que colonizaron Sicilia y Calabria (seguramente durante los periodos en que Bizancio control� principalmente porciones australes del territorio it�lico) junto con la tradici�n de representaciones dram�ticas de los sucesos evang�licos (esta �ltima tradici�n de un modo u otro debi� pasar a Espa�a y vino a enraizar hondamente en �M�xico�, en especial las dramatizaciones de la genesis o �natividad� del Se�or conocidas como �pastorelas� y dramatizaciones de la su �pasi�n�). Probablemente gracias a lo que relata el dicho franciscano, por lo menos hasta el siglo XVIII existi� un rito romano � bizantino, y otro italo � bizantino se empleaba por lo menos hasta el siglo XX en el monasterio de Grottaferrata cerca de Roma, seg�n �ngel Santos en su obra Iglesias de Oriente.

Por ventura no es verdad que los primeros eremitas surgieron en los desiertos de Egipto y Asia Menor, y fue en el siglo IV que florecieron los primeros kenobios con las regulas de San Pacomio, en Egipto, y de San Basilio en Asia Menor, mientras que el movimiento monacal en Occidente, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, comenz� con San Benito de Nursia hasta el siglo VI, dos siglos despu�s que en el Oriente, y las regulas de dichos sanctos orientales, pioneros de la vida monacal, influenciaron a la regula de Sanct Benito, seg�n P. Emidio de Ascoli. Entonces el monacato occidental cat�lico podr�a evidenciar influencias orientales tambi�n.

Y no es verdad que la iglesia cat�lica romana utilizaba los llamados cantos ambrosianos que, seg�n el diccionario de Straubinger, tuvieron influencias orientales, de lo cual da testimonio san Agust�n en sus Confesiones para el siglo IV-V. Posteriormente usaron los cantos gregorianos que se formaron y generalizaron en Occidente entre los siglos VII-IX, aproximadamente, en los cuales se utilizaban los 8 �modos griegos�, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, n�mero que aument� despu�s a doce, seis modos llamados aut�nticos y seis plagales. El canto bizantino utiliza hasta hoy 8 tonos o escalas. Puede pensarse pues que hay una influencia griega bizantina en los cantos gregorianos, sobre todo en cuanto a la utilizaci�n de esos 8 tonos, o modos griegos como los llaman en Occidente, mismos que, no obstante, deben haberse modificado entre los cat�licos por lo que seguramente no son exactamente iguales a las escalas originales griegas.

Un folleto cat�lico que cay� en nuestras manos intitulado �Breve historia del rosario�, escrito por Jes�s Mu�oz, se�ala que en la antiqu�sima Ninive, Asiria, encontraron unas estatuas de mujeres sosteniendo sartales de cuentas cuya postura parece de oraci�n. Se asevera tambi�n en ese folleto que los monjes griegos (aunque no se especifica en qu� siglo) usaban cuerdas con nudos llamados �ombologuios� mismos que se siguen usando en la iglesia ortodoxa conocidos como komboskinis. Tal vez este �ltimo dato se basa en una referencia que supuestamente hace sanct Agust�n, entre los siglos IV al V, acerca de unos sartales de cuentas, o cuerdas con nudos, no recordamos bien el dato, empleados para el rezo en la iglesia oriental, seg�n nos dijo un subdi�cono �ortodoxo�. Objetos similares tambi�n se usan para rezar entre los musulmanes, entre los budistas y entre los hinduistas, lo que muestra que est� m�s diversificada esta pr�ctica en Oriente, en cambio en Occidente s�lo se conoce el rosario. En contraste el m�s antiguo sartal que ha sido hallado en Occidente es del siglo VII, en la tumba de santa Gertrudis, seg�n Mu�oz, y fue hasta el tiempo de sancto Domingo de Guzm�n, quien vivi� entre los siglos XII y XIII, que se empez� a usar m�s ampliamente entre los cat�licos. De toda la informaci�n presentada deducimos que en la iglesia cat�lica puede haber otra influencia oriental en cuanto al uso de ese sartal para rezar que conocen los cat�licos como rosario.

Huelga decir adem�s que en la iglesia occidental se han venerado a munchos sanctos que la iglesia oriental glorific� (que no la romana), e que adem�s la mayor�a de ellos vivieron en el imperio oriental, y aunque ciertamente algunos han ca�do en el olvido entre los cat�licos e cristianos de otras denominaciones nuevas, mas no ans� entre los ortodoxos, varios de sus nombres siguen vigentes en el mundo occidental, como sanct Nicol�s de Mira (conocido en Occidente como sanct Nicol�s de Bari, e m�s recientemente como �Santaclaus�), sanct Jorge (que ya fue borrado del canon cat�lico de los santos), sanct Demetrio, san Juan Cris�stomo, san Ignacio de Antioquia, sanct Constantino (emperador), sanct Cipriano, sanct Pantale�n, sanct Karalampos, sancta Catherina (Catalina), sancta B�rbara, sancta Tecla, santa Mar�a Egipciaca, sancta Justina, sancta Helena (madre de Constantino), sancta Sof�a, sancta Xenia, e otros munchos m�s.

DE ALGUNOS DATOS COLONIALES SOBRE LA IGLESIA CAT�LICA ROMANA EN ESTAS TIERRAS QUE LLAMAN "M�XICO".

La iglesia cat�lica tuvo una discusi�n en el siglo XVI sobre si los �indios� (ans� llamados los habitantes de estas tierras por los espa�oles) eran �b�rbaros� o no, si ten�an igual o menor raz�n que los espa�oles (es decir si ten�an un �alma espiritual� como la que supuestamente tienen los espa�oles). Esta controversia fue promovida por una parte por Juan Gin�s de Sep�lveda quien daba por hecho la �inferioridad� natural de los �indios� respecto a los espa�oles en base a algunas teor�as de Arist�teles e consideraba justa la guerra que los espa�oles hicieron contra los �indios� y el sometimiento al que les condenaron como consecuencia, pues supuestamente les ven�a en provecho a los �indios� para que salieran de su estadio de �inferioridad�, e por otra parte su antagonista fue fray Bartolom� De las Casas quien promovi� ideas opuestas a las de Gin�s de Sep�lveda. La iglesia cat�lica romana acept� como oficial, idealmente, el concepto de Bartolom� de las Casas y desech� el de Gin�s de Sep�lveda, pero en la pr�ctica la teor�a de Gin�s fue la que imper� (y sobrevive hasta la actualidad pues a la gente no �india� o �mestiza� todav�a se le dice �de raz�n� y l�gicamente se entiende entonces que los naturales carecer�an de ella), y eso es f�cil de constatar al investigar un poco, por ejemplo, los cl�rigos cerraron el colegio para indios de la Sancta Cruz, que era atendido por frailes (quiz� tambi�n porque vieron que pod�an salir de ah� l�deres indianos notables en lat�n, ret�rica y en m�sica que podr�an hacerles competencia o armar revueltas). De ese colegio sali� Antonio Valeriano a quien atribuyen el llamado Nican Mopohua que relata las supuestas apariciones de la Virgen de Guadalupe. Los �indios� no pod�an tampoco estudiar en la Universidad de M�xico (ni nadie que no fuese de la nobleza espa�ola o aquellos que tuviesen �impureza� de sangre, es decir que hubiese tenido alg�n ancestro moro, jud�o, o negro, o que perteneciese a alguno de esos grupos, y tampoco las viejas), instituci�n que era controlada en buena parte por cl�rigos. Asimismo la iglesia discriminaba enormemente a los �indios� al grado de que no ten�an derecho a ser ordenados sacerdotes, �por ventura porque no les consideraban hombres, seres inteligentes? (o �simplemente, como dec�amos, porque los hispanos no quer�an competencia?). Era tal la discriminaci�n que en los libros parroquiales de la iglesia cat�lica novohispana, de los cuales hemos le�do varios del siglo XVII y XVIII, se separaban por castas a los fieles registrados en ellos, de manera que HAB�A LIBROS PARA ESPA�OLES Y LIBROS APARTE PARA LAS CASTAS QUE SE TEN�AN POR �INFERIORES� COMO LA DE LOS INDIOS, LOS MULATOS Y LOS MESTIZOS, en los cuales se registraban los respectivos individuos de cada casta que eran bautizados, casados o difuntos. Tampoco los mulatos ten�an derecho a ser ordenados, s�lo que �stos con frecuencia eran blancos y se hac�an pasar por espa�oles. Un ejemplo que cuentan es el de Jos� Mar�a Morelos y Pav�n h�roe de la llamada �independencia� de �M�xico�. En el libro de bautismos donde fue registrado ese personaje se dice que fue tachada la partida donde se le asent� entre los mulatos, la casta a la que verdaderamente pertenec�a, y se le puso entre los espa�oles, con el objeto de que pudiese ser ordenado sacerdote. En fin, los hispanos no renunciaron a dominar a los �indios� durante tres siglos dando a entender que en efecto la causa de la guerra contra los abor�genes hab�a sido justa, como plante� Gin�s, por ser los naturales inferiores a los espa�oles, y supuestamente asumieron la �noble� tarea de �civilizar� a tan terribles �b�rbaros�, ideas que prevalecieron durante toda la Colonia y que finalmente siguen existiendo hoy d�a en la cultura �mexinaca�, como ya hab�amos apuntado antes, la cual tom� forma hasta el siglo XIX (como vemos con m�s detalle en el posterior art�culo sobre las causas de la segregaci�n en �M�xico� y la discriminaci�n de la religiosidad popular), y dichas ideas son tambi�n el origen de una moderna y brutal discriminaci�n contra los �indios� o diversos pueblos naturales de estas tierras por parte de aquellos que han adoptado la identidad nacional �mexinaca� creada en el dicho siglo XIX.

EN EL RAMO DE INQUISICI�N DEL AGN APARECEN DENUNCIAS CONTRA SACERDOTES CAT�LICOS ROMANOS POR VARIAS COSAS. UNAS QUE HEMOS LE�DO FUERON ASENTADAS POR �SOLICITUD�, ES DECIR, POR PROPONER A MUJERES COSAS INDECOROSAS. OTRA ES POR PECADO NEFANDO O LA HOMOSEXUALIDAD. EN ESAS ACTAS DE INQUISICI�N APARECEN TAMBI�N CASOS EN LOS QUE MUJERES QUE TEN�AN HIJOS CON ALG�N CL�RIGO SOLICITABAN PENSIONES PARA SUS HIJOS. ANS� PUES LOS ESC�NDALOS SEXUALES SON MUY ANTIGUOS EN LA IGLESIA CAT�LICA. Cabe a�adir que el pueblo llano hacia fines del siglo XVIII ejercitaba un baile con cuyas estrofas se cantaban cr�ticas a los cl�rigos. Algunos de esos versos son los siguientes:

EN LA ESQUINA EST� PARADO
UN FRAILE DE LA MERCED
CON LOS H�BITOS ALZADOS
ENSE�ANDO EL CHUCHUMB�.

EL DEMONIO DEL JESUITA
CON EL SOMBRERO TAN GRANDE
ME MET�A UN ZURRIAGO
TAN GRANDE COMO SU PADRE.

Y ESA VIEJA SANCTULARIA
QUE VA Y VIENE A SANCT FRANCISCO
TOMA EL PADRE DACA EL PADRE
Y ES EL PADRE DE SUS HIJOS.

QU� TE PUEDE DAR UN FRAILE
POR M�S AMOR QUE TE TENGA
UN POLVITO DE TABACO
Y UN RESPONSO CUANDO MUERAS.

Con estos versos se muestra que hubo una reacci�n de protesta en el pueblo causada por los excesos de la elite clerical al meterse los frailes y curas con mujeres del pueblo, y aunque sea cantando en los fandangos se desahogaban haci�ndoles sat�ricas cr�ticas, pues de otro modo no se pod�a protestar. Hasta las mismas mujeres hac�an reproches contra esos abusivos cl�rigos, como parece demostrarlo uno de los versos (este �ltimo t�rmino a nivel popular se aplica a las estrofas rimadas e no a las l�neas o renglones que la componen, como se entiende a nivel acad�mico) en el que metaf�ricamente se aluden en primera persona las relaciones sexuales de la mujer que canta con un jesuita. El verso es el siguiente: �el demonio del jesuita con el sombrero tan grande, me met�a un zurriago tan grande como su padre�. Obviamente a este baile se le persigui� y se le erradic� por parte del Sancto Tribunal, pero, parad�jicamente, por las actas de denuncia a la Inquisici�n qued� memoria de esos versos de protesta contra la nefanda clerec�a cat�lica.

Se sabe tambi�n que frailes como los agustinos y jesuitas ten�an enormes haciendas y pose�an esclavos de color en vasto n�mero sin remordimiento alguno, incluso Bartolom� de las Casas que es famoso por ser defensor de los �indios� consinti� la esclavitud de los negros.

En los siglos pasados, como ahoy, los sacerdotes cat�licos romanos se adaptan pues a las normas contrarias al evangelio que imperan en cada tiempo, obrando todo aquello que contradice la ley de Dios pero que es bien visto en las sociedades �humanas�, ans� que en la Colonia practicaban la esclavitud sin ning�n remordimiento, asimismo ejerc�an (y a�n lo hacen) la discriminaci�n �tnica y racial tan marcada en los tiempos coloniales, cosa que sigue igual, e asimismo comet�an, y cometen, viejos excesos sexuales con mujeres y con hombres.

Los sacerdotes eran funcionarios de la Corona en la Nueva Espa�a y hay varias evidencias de ello. Por ejemplo, se sabe que el papa cedi� a los reyes hispanos la administraci�n eclesial mediante el �Real patronazgo espa�ol� (poder que ese pont�fice quiso alguna vez revocar pero no lo hizo porque dichos monarcas amenazaron con separarse de Roma), Seg�n Manuel Teruel, por lo que el visorrey vend�a los puestos de p�rroco junto con los privilegios de �beneficios� que permit�an a la Corona percibir una renta de tales bur�cratas, a quienes se les conoc�a como �beneficiados curas�. Los cl�rigos ocupaban adem�s otros puestos gubernamentales, verbi gratia el de juez, y hasta varios obispos llegaron a ser visorreyes. Tambi�n se sabe que fueron expulsados los jesuitas de estas tierras porque no quisieron hacerse m�s adictos a los reyes Borbones que asumieron el poder en el siglo XVIII, debido a que tienen un voto de obediencia al papa, mientras que las otras �rdenes religiosas y los cl�rigos seculares no tuvieron empacho para acatar estas disposiciones. Incluso, seg�n un documental, la Universidad de M�xico no llev� el t�tulo de "pontificia" sino s�lo el de "real" por un buen tiempo, y fue hasta fines de la Colonia cuando ya se le daba el t�tulo de �Real y Pontificia Universidad de M�xico�. Todo esto es signo de la poca influencia del papa en estas tierras durante la Colonia y el mayor poder de la Corona sobre la iglesia.

Seg�n las cifras del censo �ltimo todav�a el 88% de los �mexinacos� se declara perteneciente a la iglesia cat�lica romana. Ello es sencillamente porque esta iglesia fue la oficial de la Corona espa�ola, la cual invadi� estas tierras. En esos d�as coloniales el s�lo hecho de no ser cat�lico pod�a ser causa de pena de muerte, como sabemos en el ya mencionado caso de Luis de Carvajal asesinado por ser jud�o cr�ptico o �marrano�. Sin embargo hay que apuntar a favor de la iglesia cat�lica que la Sancta Inquisici�n de Nueva Espa�a no pod�a juzgar a los indios y matarles por �idolatras�, aunque ello s� sucedi�, seg�n parece, en las colonias espa�olas m�s tempranas del Caribe. De hecho se dice que gracias a los excesos que se cometieron en esas colonias caribe�as se orden� que la Inquisici�n de Nueva Espa�a no juzgara a los �indios�. Despu�s de la Colonia, a pesar de los empe�os de bajarle poder a los cl�rigos cat�licos por parte de los nuevos gobiernos �republicanos� postcoloniales que dieron forma a la naci�n �mexinaca�, no han podido disminuir su influencia sobre la gente. Tal vez dentro de unos 30 o 40 a�os logren su objetivo pues en los censos en lugar de que aumente baja el n�mero de creyentes, lo que quiz� como consecuencia suscite en estas tierras un fen�meno como el que ya ha ocurrido en varios puntos de Europa donde la �secularizaci�n� se encuentra en estado muy avanzado (gracias a que la visi�n del mundo derivada de los principios �cient�ficos� modernos est� desplazando a la religiosa, como vemos en el art�culo sobre las persecuciones religiosas), al punto de que, seg�n oy� decir a un sacerdote cat�lico, los pa�ses de la Europa septentrional, por ejemplo, presentan tan bajo n�mero de cat�licos que ya se consideran tierra de misi�n y Propaganda Fide, que se encarga de las misiones ad gentes o en los pa�ses no cristianos, ahora se ocupa de su evangelizaci�n. Esos ataques a la iglesia romana se deben a que se ha querido reducir el poder de su clericia para que los sacerdotes no se metan en asuntos del estado laico, ya que los jerarcas eclesiales a�n tienen bastante poder sobre la gente que heredaron del tiempo colonial en estas tierras. Ejemplo de que ese poder sigue vigente aqu� lo tenemos en el terror�fico caso del linchamiento a unos trabajadores de la Universidad Aut�noma de Puebla en 1968, en Sanct Miguel Canoa, Puebla, �M�xico�, el cual fue perpetrado por feligreses fanatizados por su p�rroco cat�lico que dijo a los habitantes de dicho pueblo que esos trabajadores quer�an matarle y destruir la imagen de sanct Miguel porque eran en realidad estudiantes comunistas de la universidad, cosa que no era cierta ya que s�lo iban de paso por Sanct Miguel porque iban a escalar un volc�n que llaman Malintzin o Malinche, ans� que el pueblo les linch� creyendo que defend�an a su p�rroco y a la imagen de su sancto patrono. Otro ejemplo ocurri� hace unos pocos a�os, seg�n una noticia dada en televisi�n, acerca de un sacerdote cat�lico que seg�n recuerdo era originario del estado de Puebla pero desarrollaba su ministerio en el de Tlaxcala, mismo que acosaba a una chica para que le hiciese favores sexuales, es decir cometi� el il�cito de �solicitud� seg�n los t�rminos inquisitoriales, y en neg�ndose ella a ser instrumento para saciar sus bajos instintos el p�rroco azuz� a algunos miembros de su feligres�a para que la quemasen haci�ndoles creer que con ello cooperar�an para que �l practicase en ella un exorcismo pues dec�a que se encontraba pose�da por el demonio. Afortunadamente no logr� asesinarla como aparentemente lo hab�a planeado.

DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Primo Feliciano Vel�zquez en su obra �La aparici�n de santa Mar�a de Guadalupe�, editada en los a�os treinta del siglo XX, al estudiar las varias publicaciones del siglo XVII donde por primera vez aparecen los relatos de la aparici�n de dicha Virgen, fue quien aisl� y separ�, por ans� decirlo (aunque los cl�rigos poco cr�dito le dan de ello) los dos escritos que ahora llaman �NICAN MOPOHUA� y �NICAN MOTECPANA�, que aparecieron editados como un solo relato en el siglo XVII. Esos nombres dieronle los cl�rigos a dichos documentos por ser las primeras palabras con las que inician, siguiendo tradiciones clericales cat�licas como cuando nombran los documentos de los concilios y las enc�clicas del papa. Su primera publicaci�n apareci� por ah� de 1649 y fue hecha por parte del cl�rigo Luis Lasso de la Vega, luego fueron editados en otros libros, uno de esos importante fue hecho por Luis Becerra Tanco en 1675. Tan s�lo por la estil�stica de los textos Primo Feliciano Val�zquez habla de 2 supuestas relaciones que fueron sintetizadas, seg�n �l, en uno sola, escritas en la lengua mexicana (nahuatl), a la primera la llama �de las apariciones� la cual, seg�n �l, est� escrita en una lengua mexicana m�s pura, y a la segunda la llama �de los milagros� misma que, seg�n Vel�zquez, tiene munchos hispanismos. Hurgando en los comentarios de Becerra Tanco, uno de quienes las publicaron, Feliciano descubri� que Becerra se�ala que Sig�enza y G�ngora le facilit� m�s fuentes para su libro y, a su vez, Sig�enza aseguraba que proven�an dichas fuentes de Fernando de Alva Ixtlilxochitl (quien vivi� entre los a�os 1568 y 1648), y que adem�s hab�a entre las fuentes de que se nutri� Ixtlilxochitl un manuscrito de don Antonio Valeriano, escritor m�s temprano que vivi� en los primeros a�os de la invasi�n espa�ola. Sin embargo Sig�enza y G�ngora naci� en 1645 y muri� en 1700, por lo tanto es dif�cil que haya conseguido las fuentes directamente de Ixtlilxochitl que muri� cuando Sig�enza ten�a dos o tres a�os, e nunca describe la manera en que las obtuvo, y m�s dif�cil a�n es que hubiese sabido con certeza que una de esas fuentes, que supuestamente perteneci� a Ixtlilxochitl, fuese escrita por Antonio Valeriano. Por ser Sig�enza un cl�rigo pudo afirmar a priori lo que dijo movido por cierto inter�s propio, debido a que en ese siglo XVII la clerec�a ya buscaba pedir un culto oficialmente aprobado por el Vaticano para la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual ven�a siendo venerada en Tepeaquilla desde el siglo XVI (seg�n fuentes que prueban su culto para entonces, como las que refiere Vel�zquez), mayormente por indios aunque tambi�n por buen n�mero de espa�oles, sin gozar de aprobaci�n oficial del papa. Primo Feliciano Vel�zquez urde una hip�tesis acerca de que Becerra Tanco, nacido en el siglo XVII tambi�n, recibi� siendo a�n un ni�o directamente de Ixtlilxochitl dichos documentos, los cuales inclu�an, supuestamente, la hipot�tica fuente escrita por Valeriano en la Colonia temprana, pero todo esto no es m�s que pura conjetura. Becerra Tanco, cabe a�adir, era cl�rigo tambi�n y participaba directamente en la causa de la Virgen de Tepeaquilla con la cual se solicitaba que su culto fuese aceptado oficialmente por el Vaticano, por lo que su af�n por probar las apariciones era grande y pudo mentir, ans� que podr�amos cuestionar la autenticidad de sus juramentos en unas pruebas mandadas al Vaticano para tal causa en las que se manifiesta que supuestamente vio fuentes valios�simas del siglo XVI sobre la Virgen, y que escuch� un canto �pico indiano sobre la historia de las apariciones que, si esto fuese ver�dico, oy� en el siglo XVII en que vivi� y no habr�a modo de probar que proced�a dicho canto del siglo XVI en que habr�an ocurrido las apariciones. En fin con esas premisas, algunas bastante fr�giles, Vel�zquez despu�s de haber dividido en dos el escrito publicado por Lasso afirma a priori, sin pruebas rotundas, que la primera parte, la �relaci�n de las apariciones�, fue escrita por Antonio Valeriano, y asevera que la segunda parte, la �relaci�n de los milagros� de la Virgen, es de Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Ahora, como ya dijimos, gracias a la clericia cat�lica, �Nican Mopohua� llaman a esa primera parte y a la segunda se le conoce como �Nican Motecpana�. Los cl�rigos repiten este argumento de Vel�zquez, aunque no le dan cr�dito, y defienden a capa y espada que Valeriano es el autor del �Nican Mopohua� y que por lo tanto es una fuente del siglo XVI, pero no hay pruebas fehacientes sobre ello. Por varios a�os la traducci�n de la primera relaci�n, la de las apariciones, hecha por Primo Feliciano Vel�zquez, fue la que m�s circul� entre los cat�licos, mas de nuevo la clerec�a actual poco cr�dito le da de ello a ese autor en los libros cat�licos m�s recientes sobre la Virgen del Tepeyac, como el de �El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego�.

Con los datos anteriores vemos que la historia de las apariciones de la Virgen a Juan Diego no queda tan bien documentada para el siglo XVI. Toda la informaci�n que tenemos acerca de estas apariciones proviene de fuentes que, aunque se diga a priori que provienen del siglo XVI, como los dichos �Nican Mopohua� y �Nican Motecpana�, en realidad se pueden fechar m�s seguramente hacia el siglo XVII que fue cuando aparecieron publicadas, y fueron dadas a conocer principalmente por cl�rigos que quer�an obtener un culto oficialmente aceptado por el Vaticano para la Guadalupana. Aunque las publicaciones se basaron en manuscritos, que a�n existen, los cuales est�n considerados a priori por los cl�rigos como fuentes del siglo XVI, a estos documentos no se les puede fechar de manera absoluta sino solo por medios relativos como la estil�stica de los textos, critica textual, como lo hizo Vel�zquez, o quiz� por pruebas de carbono 14 del papel se podr�a establecer con un poco m�s de certeza su antig�edad, aunque una cosa es que el papel pudiese ser del siglo XVI y otra que la tinta del texto fuese del mismo siglo. Habr�ase que poner atenci�n en que los cl�rigos pudieron hacer falsificaciones cuando publicaron esas relaciones, y pueden alterar actualmente los resultados del carbono 14 y los an�lisis de la tinta (t�ngase en cuenta, por ejemplo, lo referente a la sabana sancta la cual seg�n el carbono 14 es de entre los siglos XIII al XIV, como se se�ala en una p�gina cat�lica que trata sobre el Sancto Sudario, mas los cl�rigos impugnan de mil y un maneras estos resultados y siguen afirmando que es aut�ntica, es decir del siglo I, y contin�an promoviendo la sindonoman�a). Por su parte Joel Romero menciona del siglo XVI un c�dice Tetlapalco que supuestamente narra la aparici�n de la Virgen de Guadalupe pero no se hace referencia a Juan Diego. Alude tambi�n, verbi gratia, la tira de Tepechpan de la misma �poca en la cual interpreta que los dibujos representan a Juan Diego, pero no tiene certeza de ello pues nunca se menciona a dicho indio pero s� a otro llamado Cuauhtlatoa, nombre que Romero supone que es el de Juan Diego antes de bautizarse porque Sig�enza y G�ngora jur� que ese era su nombre, sin embargo no mostr�, ni tenemos hoy d�a, documento alguno del siglo XVI que lo pruebe, e tampoco sirve el testimonio oral de Sig�enza porque corresponde al siglo XVII en que vivi�. Como en este c�dice se representa una escena de una procesi�n religiosa piensa Romero que simboliza el momento en que Mar�a de Guadalupe fue llevada al templo que se le edific� en el Tepeyac, en base a la idea creada a priori de un tal Mariano Cuevas S. I. Otras fuentes como los anales que mencionan las apariciones en lengua mexicana, a pesar de que los cl�rigos las consideran fuentes del siglo XVI son en su mayor�a m�s tard�as ya que, si bien contienen datos del siglo XVI, tambi�n abarcan noticias del siglo XVII y del XVIII y no pudieron asentarse tales testimonios en esos anales si hubiesen sido redactados en el siglo XVI, simplemente porque los acontecimientos de los siglos XVII y XVIII no hab�an ocurrido, entonces tuvieron que componerse en las centurias de los �ltimos acontecimientos que abarcan, ya sea del siglo XVII o del XVIII. Un documento que creemos muy falaz es uno que seg�n Vel�zquez es mencionado en los escritos de las apariciones publicados por Luis Lasso, que form� parte de la primera petici�n que se mand� al Vaticano en 1666 para que se reconociese oficialmente el culto practicado a la Virgen de Tepeaquilla, el cual contiene testimonios de supuestos indios de 100 y hasta de m�s de 100 a�os que aseguraban haber conocido al dichoso Juan Diego, pero sus edades son bastante inveros�miles ya que por las epidemias que asolaron a la poblaci�n indiana en el siglo XVI no es l�gico que hubiese tantos indios tan viejos (cabe a�adir que el Vaticano no dio respuesta, y luego hubo otro intento fallido hacia las dos primeras d�cadas del siglo XVIII, hasta que por fin a mediados de esta �ltima centuria lograron obtener la aprobaci�n oficial del culto a la Virgen de Guadalupe, y entonces se consider� verdadera en el Vaticano la historia de las apariciones a Juan Diego). Primo Feliciano Vel�zquez menciona otra fuente aludida por el �padre� Francisco de Florencia referente a un cantar, compuesto por un tal Francisco Pl�cido, que fue entonado el supuesto d�a del traslado de la imagen, mismo que Chimalpain guard� hipot�ticamente como un tesoro y se lo dio a ese �padre� Florencia para publicarle en el siglo XVII, pero no lo hizo, y cabe preguntarse �por qu�?, �por ventura porque no exist�a?. Vel�zquez no encontr� ese canto aunque menciona que lo busc� entre los que forman la colecci�n de cantares que hab�a en la Biblioteca Nacional. Actualmente en la obra �El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego�, hecha por la clerec�a, publicaron un canto que seg�n dicen es de fines del siglo XVI y lo llaman el �preg�n del atabal�, el cual afirman que es el que menciona el �padre� Florencia, pero este cantar est� seleccionado a priori por el sacerdote jesuita Mariano Cuevas que, sin ninguna evidencia, cree que es el canto a la Guadalupana que menciona Vel�zquez, aunque en los versos nunca aparece el nombre de Tonantzin o de la se�ora de Tepeaquilla, pero s� se hace referencia a santa Mar�a. Aunque realmente su autor fuese Francisco Pl�cido eso no es evidencia de que sea el canto que refiere Vel�zquez porque dicho compositor se dedicaba de por s� a hacer cantos religiosos en la Colonia, como uno para la natividad del Se�or que tambi�n refiere Vel�zquez. No hay certeza pues de que ese �preg�n del atabal� sea el canto que alude Florencia. Y ni hablar del mentado �C�dice Escalada�, supuestamente del siglo XVI pero que es una fuente por dem�s dudosa, pues puede tratarse de una impostura que se sac� de la manga el cl�rigo Xavier Escalada a quien atribuyen el hallazgo de este documento. La impostura consistir�a en que el soporte, que dicen que es pergamino, puede ser del siglo XVI, pero su contenido pudo mandarlo a hacer recientemente el dicho cl�rigo, o siendo muy benevolentes podr�amos pensar que data del siglo XVII o XVIII en que se pidi� al Vaticano el reconocimiento al culto de la Virgen del Tepeyac. Hay que decir adem�s que los dibujos del referido c�dice no corresponden a los de los fabricados por los indianos en el siglo XVI, aunque ciertamente se parecen a los de algunos c�dices del siglo XVIII que ya tienen mayor influencia de la forma de dibujar de los espa�oles, seg�n pude observar una vez que mostraron en televisi�n el dicho �C�dice Escalada� y de nuevo lo hube vido en una p�gina de la internet. S�LO S� DE TRES DOCUMENTOS QUE MENCIONAN ALGUNA APARICI�N DE LA VIRGEN DE GUADALUPE QUE SE HAN DATADO COMO DEL SIGLO XVI, DE LOS CUALES DOS SON DE ANTIG�EDAD DUDOSA. UNO SE LLAMA �LOS ANALES DE JUAN BAUTISTA� EN EL QUE SE DA LA FECHA DE APARICI�N DE LA VIRGEN DE 1555, DIFERENTE A LA DE 1531 QUE SE DA EN LA RELACI�N PUBLICADA POR LUIS LASSO LLAMADA POR LA CLERICIA �NICAN MOPOHUA�, PERO NADA SE DICE SOBRE EL DICHOSO JUAN DIEGO. DE ESTE TESTIMONIO SU ANTIG�EDAD NO HA SIDO IMPUGNADA. POR LO ANTERIOR SE ENTIENDE QUE LOS FRANCISCANOS DEL CONVENTO DE TLATELOLCO, QUE ADMINISTRARON TEMPRANAMENTE LA HERMITA DE TEPEAQUILLA Y FUERON PROBABLEMENTE QUIENES SUPLANTARON A LA DIOSA TONANTZIN POR LA VIRGEN, COMO DICE SAHAG�N, PUDIERON HABER INVENTADO UNA HISTORIA DE APARICI�N CON DIFERENTE FECHA QUE LA QUE SE DA EN EL �NICAN MOPOHUA�, NO OBSTANTE QUE EN EL DOCUMENTO DE LA CONTROVERSIA DEL OBISPO MONT�FAR CONTRA EL FRANCISCANO F. DE BUSTAMANTE, DE 1556, NUNCA SE LE IMPUTA A DICHO FRAILE HABER ALUDIDO APARICI�N ALGUNA DE LA VIRGEN (NI AL SUPUESTO PERSONAJE DESTINATARIO DE ELLAS, JUAN DIEGO), Y M�S BIEN SE REPITE VARIAS VECES QUE ASEVER� QUE UN INDIO LLAMADO MARCOS FUE EL QUE PINT� LA PSEUDOMILAGROSA IMAGEN DE LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA. OTRO DOCUMENTO ES CONOCIDO COMO EL �TESTAMENTO DE JUANA MART�N� QUE SE HA FECHADO EN 1559 PERO, POR LO BORROSO DE LO ESCRITO EN �L, ES DUDOSA LA AUTENTICIDAD DE ESTA FECHA, SEG�N DICE PRIMO FELICIANO VEL�ZQUEZ, AUNQUE EN EL LIBRO RECIENTE DE �EL ENCUENTRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y JUAN DIEGO�, ESCRITO POR LA CLEREC�A CAT�LICA DE ESTAS TIERRAS, DAN POR HECHO A PRIORI QUE EL DOCUMENTO ES DEL SIGLO XVI. EN ESTE TESTAMENTO S� SE MENCIONA SUPUESTAMENTE A JUAN DIEGO. TAMBI�N PODR�AMOS AGREGAR AQU� LA LLAMADA RELACI�N PRIMITIVA O �ININ HUEY TLAMAHUIZOLTZIN� (NOMBRE QUE SEGURAMENTE LE PUSIERON LOS CL�RIGOS POR LA FRASE CON LA QUE COMIENZA EL DOCUMENTO ESCRITO EN MEXICANO), EN EL QUE HAY UN RELATO DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MUY PARECIDO AL DEL DOCUMENTO HOY CONOCIDO COMO "NICAN MOPHUA" PERO SIN MENCIONAR NUNCA A JUAN DIEGO SINO S�LO A UN �HOMBRECITO� QUE RECIBI� EL MENSAJE DE MAR�A. ALGUNOS DUDAN QUE SEA DEL SIGLO XVI Y LE CONSIDERAN DEL SIGLO XVIII. LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO LA FABRICARON PUES PROBABLEMENTE LOS CL�RIGOS SECULARES HASTA EL SIGLO XVII, RETOMANDO ELEMENTOS DE RELACIONES ANTERIORES E INVENTANDO OTROS NUEVOS COMO EL PERSONAJE DE JUAN DIEGO, CON EL OBJETO DE QUE DICHA CLERICIA PUDIESE TOMAR EL CONTROL DE LA HERMITA DE LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA AL OBTENER EL RECONOCIMIENTO OFICIAL DEL VATICANO PARA SU CULTO, DESDE LUEGO CON LA DESAPROBACI�N DE LOS FRANCISCANOS QUE, SEG�N EL LIBRO CAT�LICO �EL ENCUENTRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y JUAN DIEGO�, ATACARON EL CULTO A MAR�A DE TEPEYACAC PRECISAMENTE PARA ARREMETER CONTRA LOS CL�RIGOS SECULARES QUE LES QUITARON EL CONTROL DE DICHA HERMITA. LOS PROTAGONISTAS DE ESOS ATAQUES FRANCISCANOS, SEG�N ESE LIBRO, FUERON FRANCISCO DE BUSTAMANTE Y BERNARDINO DE SAHAG�N (COMO LOS �PANCHITOS� HICIERON PROBABLEMENTE LA IMPOSTURA SAB�AN POR DONDE ACOMETER, COMO LO HACE SAHAG�N DENUNCIANDO LA FORMA EN QUE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y OTROS SANCTOS CRISTIANOS SUPLANTARON A VARIOS ��DOLOS� INDIANOS, SEG�N VEREMOS ENSEGUIDA). ALGUNOS PIENSAN QUE EL M�VIL POR EL CUAL PROMOVIERON AQUELLOS CL�RIGOS SECULARES NOVOHISPANOS EL RECONOCIMIENTO OFICIAL DEL CULTO A LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA, TUVO QUE VER ESPECIALMENTE CON QUE EN PRINCIPIO SU HERMITA SE DEDIC� A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE EXTREMADURA, ESPA�A, E INVENTARON LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO PARA LOGRAR QUE, AL SER RECONOCIDO POR EL VATICANO, EL CULTO DE TEPEYACAC LOGRASE SU INDEPENDENCIA Y NO TUVIESE QUE MANDARSE PARTE DE LAS LIMOSNAS QUE SE RECAUDARAN AQU� HACIA LA EXTREMADURA.

Entonces �c�mo podremos entender m�s racionalmente (que para algo nos dio Dios el entendimiento) el origen del culto a sancta Mar�a de Guadalupe? El fraile Bernardino de Sahag�n, en su �Historia general de las cosas de Nueva Espa�a�, obra de fines del siglo XVI, nos da una pista, ya que dice que los cl�rigos cambiaron por sanctos cat�licos a los ��dolos� de los santuarios indianos donde hab�a grande concurso de gente aborigen para rendirles adoraci�n, mismos que funcionaban desde antes de la llegada de los hispanos. Dice Sahag�n que para hacer esto no los movi� a los cl�rigos el respeto a los Dioses de los indios sino la avaricia y el deseo de aprovechar el fausto de las ofrendas que dejaban los peregrinos aut�ctonos en dichos sanctuarios, primero para sus Dioses y luego para las deidades cristianas que les suplantaron. Menciona primeramente fray Bernardino el caso de sancta Ana en Tlaxcala, que por ser la abuela de Yeshua o Jes�s sustituy� a la Diosa prehisp�nica Toci o �Nuestra Abuela�. En Tianguizmanalco, dice, sustituyeron a Tezcatlipoca por sanct Juan, ya que ambos coincidieron en cuanto a que se les conceptuaba v�rgenes. Cabe a�adir que son conocidos tambi�n otros casos similares que no menciona Sahag�n, como el del Se�or de Chalma, Estado de M�xico, venerado en un sanctuario que tambi�n tiene un convento cat�lico actualmente. All� antiguamente se veneraba a Oztocteotl, seg�n una pintura del dicho sanctuario, y por un milagro fue destruido ese Dios y apareci� en su lugar el Se�or de Chalma, aunque lo m�s plausible es que alg�n cl�rigo realizase tal sustituci�n. En Tlacotalpan, Veracruz, M�xico, seg�n le�mos en la �Relaci�n de Tlacotalpan� del siglo XVI (publicada por Ren� Acu�a en el volumen de relaciones del obispado de Tlaxcala, ver bibliograf�a), se veneraba una Diosa, de la cual no se da el nombre, que se sacaba a pasear al r�o Papaloapan que cruza este pueblo, lo que hoy d�a se hace pero con la Diosa que la sustituy� que es la Virgen de la Candelaria. En Tepeyacac o Tepeaquilla se veneraba a la Diosa Tonantzin o Cihucoatl, seg�n dice Sahag�n, y llegaban all� los peregrinos de lejas tierras a honrarla a Ella del mismo modo como iban a la sierra de Tlaxcala a honrar a la Diosa Toci. Seg�n parece el nombre de la Diosa Tonantzin se le qued� en la lengua mexicana a la Virgen de Guadalupe, o al menos es como la denomina Sahag�n y es como se le llama en el �Nican Mopohua�. Dice tambi�n Sahag�n que era sospechoso que all� llegaran tantos indios a venerar a Nuestra Se�ora siendo que hab�a otros munchos templos dedicados a ella donde los abor�genes no asist�an en tan grande n�mero, Y ASEVERA TAMBI�N QUE NO SE SAB�A NADA ACERCA DEL ORIGEN DEL CULTO DE TONANTZIN DE TEPEAQUILLA, O LA VIRGEN DE GUADALUPE, ES DECIR, NO MENCIONA NADA ACERCA DE JUAN DIEGO Y LAS APARICIONES, Y ESO QUE SU LIBRO ES UN TESTIMONIO DE FINES DEL SIGLO XVI, LO QUE REFORZAR�A LA IDEA DE QUE LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO ES UN PRODUCTO NETO DEL SIGLO XVII.

CONCLUSI�N SOBRE GUADALUPE

EL CULTO A LA VIRGEN DE GUADALUPE EXISTE DESDE EL SIGLO XVI, ESO EST� BIEN DOCUMENTADO YA QUE, ADEM�S DE SAHAG�N, BERNAL D�AZ DEL CASTILLO, POR EJEMPLO, MENCIONA A LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA EN SU OBRA SOBRE LA CONQUISTA, Y EXISTEN OTROS VARIOS TESTIMONIOS DEL SIGLO XVI QUE REFIERE TAMBI�N PRIMO FELICIANO, COMO UNO DE UN EXTRANJERO QUE CONOCI� LA HERMITA DE TEPEAQUILLA EN DICHO SIGLO, MISMO QUE NUNCA DIJO HABER VISTO LA PINTURA ACTUAL DE LA VIRGEN SINO UNA ESTATUA DE PLATA. AUNQUE LOS FRANCISCANOS QUE SUPLANTARON A LA DIOSA TONANTZIN POR LA VIRGEN PUDIERON HABER INVENTADO ALGUNA HISTORIA DE SU APARICI�N, CUYA FECHA PODR�A SER LA QUE EST� EN LOS ANALES DE JUAN BAUTISTA, ESTA ES DIFERENTE A LA FECHA DEL RELATO OFICIAL DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN A JUAN DIEGO, DEL CUAL NO SE HA PROBADO CABALMENTE QUE LOS DOCUMENTOS QUE LE AVALAN PROVENGAN DEL SIGLO XVI, SINO QUE SON TARD�AS LAS FECHAS CERTERAS QUE SE LES PUEDEN IMPUTAR, DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII COMO HEMOS DICHO. ENTONCES EL ORIGEN DEL CULTO A LA GUADALUPANA ES M�S PROBABLE QUE SEA S�NTESIS DEL CULTO INDIANO DE ORIGEN PREHISP�NICO A LA DIOSA TONANTZIN, CON ELEMENTOS DE LA RELIGI�N CRISTIANA QUE NOS TRAJERON LOS INVASORES ESPA�OLES. ELLO OCURRI� PORQUE LOS MISMOS CL�RIGOS SUPLANTARON A LA DIOSA INDIANA POR LA VIRGEN, COMO SE�ALA SAHAG�N, QUIEN NO FUE EL �NICO QUE ALERT� SOBRE LA S�NTESIS DE RITUALES INDIOS CON LA RELIGI�N CRISTIANA PUES FRAY DIEGO DE DUR�N TAMBI�N INDICA C�MO LOS ABOR�GENES TRASLADABAN LAS FIESTAS DE SUS DIOSES A LOS D�AS QUE LES ERAN M�S CERCANOS EN LOS CUALES CA�AN LAS FIESTAS DE LOS SANCTOS CRISTIANOS, Y ASEVERA QUE LOS INDIOS BAILABAN Y HAC�AN RITUALES EN LAS FIESTAS APARENTEMENTE PARA ESOS SANCTOS PERO EN REALIDAD LO HAC�AN PARA SUS DIOSES.

La historia de las apariciones elimina en lugar de rescatar las reminiscencias de la religiosidad indiana que pueda tener el culto a la Virgen de Guadalupe, y ahora hasta al mismo Juan Diego tratan los cl�rigos de maquillarle pues dicen que era noble indiano y no plebeyo, y en la pintura que suponen es el vero retrato de Juan Diego, si bien se le representa moreno, su facci�n y hechura es de un cauc�sico parecido a algunos habitantes de Andaluc�a, por ejemplo, donde hay gente morena como los gitanos, y no se le notan pues las facciones de un vero nativo americano por ning�n lado. Ese retrato es por dem�s dudoso que sea el verdadero de Juan Diego, primero porque la historia de las apariciones de la Virgen a este indiano es de veracidad incierta y, segundo, porque el dicho cuadro es del siglo XVIII, es decir, de alrededor de doscientos a�os despu�s de cuando se supone que se apareci� la Virgen.

Por otra parte el culto a la guadalupana podr�a tener en parte ra�ces milenarias prehisp�nicas. En efecto: los datos arqueol�gicos indican que quiz� ya desde el precl�sico �mesoamericano� exist�a por lo menos el culto a una Divinidad vieja masculina en la regi�n del Altiplano Central de �M�xico�, pues en Cuicuilco que es un sitio de dicho periodo y de la referida regi�n se encontr� una estatua que puede ser su representaci�n a la cual los arque�logos han denominado �Huehueteotl�, t�rmino de la lengua mexicana que significa �Dios Viejo�, y en ese sitio se encontraron tambi�n munchas representaciones de mujeres que parecen estar desnudas de las cuales los arque�logos han interpretado que representan a la fertilidad. Desgraciadamente cuando los historiadores y arque�logos buscan datos sobre la �poca prehisp�nica generalmente se contentan con los relacionados a los mexicas, aztecas o mexicanos que hablaban la lengua mexicana o nahuatl (quienes han sido despojados del gentilicio de mexicanos por toda esa gentuza �mestiza� que dice no tener nada que ver con la raza indiana y que actualmente predomina en los Estados Jodidos Mexinacos), y prefieren los datos referentes a los aztecas porque cuando llegaron los espa�oles eran el pueblo hegem�nico, por lo menos en �Mesoam�rica�, pero es menester entender que esos indianos mexicanos (los verdaderos due�os de tal gentilicio) que pertenecen a los grupos que llaman �nahuas� fueron presuntamente originarios del noroeste de la hoy �rep�blica mexinaca� y las primeras migraciones de estos pueblos al Altiplano Central no ocurrieron, seg�n parece, sino hasta alrededor del siglo VII d. C., continuando en el siglo X cuando se registr� una fuerte migraci�n de unos grupos que llaman �los chichimecas de Xollotl�, y ans� siguieron inmigrando en siglos posteriores de tal suerte que los llamados aztecas, mexicas o mexicanos fundaron la civdad de M�xico Tenochtitlan hasta el siglo XIV, seg�n se cree. Para cuando estos grupos arribaron al Altiplano Central las culturas de �Mesoamerica� ya hab�an alcanzado lo que consideran su periodo cl�sico y comenzaban cierto �declive�, lo que llaman el periodo postcl�sico, por lo que se entiende que estos �nahuas� no tuvieron la relevancia central que siempre se les atribuye en la formaci�n de esas culturas de �Mesoamerica� (concepto muy discutido que se le debe a un acad�mico extranjero de apellido Kirchhoff). Por otro lado autores como Jacques Soustelle y Pedro Carrasco de modo pionero han se�alado que los grupos proto-otopames (de los cuales derivaron los grupos otopames modernos como los h��-�ho u otom�es, los h�a-to o mazahuas, los matlatzincas, los ocuiltecos, los xi�ui o pames y los �zar o chichimecas) fueron por lo menos una de las familias ling��sticas que pobl� el llamado altiplano central de M�xico tempranamente, mucho antes que los �nahoas�, y gracias a la glotocronolog�a se ha podido considerar, posteriormente a la �poca de esos autores, que esas etnias han habitado la Mesoam�rica por lo menos desde hace 5000 a�os, y entonces se les puede vincular con los sitios del precl�sico como el referido de Cuicuilco y adem�s con las fases m�s tempranas de Teotihuacan. Entonces en base a los datos aqu� planteados cabe la pregunta acerca de que si esas estatuas del sitio precl�sico de Cuicuilco �por ventura podr�an representar a unas Deidades antiguas conocidas como el Padre y la Madre Viejos asociadas con los otopames que antecedieron a los �nahoas�?

Los referidos Padre y Madre viejos cuando los hispanos llegaron aqu� se sabe con certeza que eran venerados por lo menos por los otom�es, y para esas Deidades parecen haberse dedicado algunas danzas que se siguen practicando hasta el d�a de hoy por estas tierras, sobre las que profundizaremos enseguida, todo lo cual podr�a evidenciar gran arraigo y continuidad en el culto a dichos Dioses y tal vez relaci�n con la veneraci�n a Tonantzin de Tepeyacac. Las danzas que hemos aludido son: la de los Xitas de Xilotepec, Estado de M�xico, que fue un se�or�o de los h��-�hu; la del Xita que existe en el sur de la Huasteca hecha por los h�u-�hu y as� mismo la danza de los Xitaces del sur de Quer�taro donde a�n hay h��-�ho. Los nombres de esas danzas todos se traducir�an como �abuelos� y pertenecen a grupos cuyas lenguas son variantes del otom�. En todas ellas aparecen varios personajes masculinos y uno femenino coqueteando con los masculinos aunque todos los que bailan son hombres. Cabr�a mencionar tambi�n otras danzas con personajes y nombres equivalentes como: la de los huehues (cuya ra�z significa �viejo� en mexicano) de la Huasteca, vinculada a grupos �nahuas�; otra danza de los maya kekchi de Guatemala (referida en el folleto del fonograma �M�sica de los pueblos mayas�) cuyo nombre es �Del Venado�, de la cual una de sus partes llamase �del Viejo� en la que participan precisamente los personajes de �El Viejo� y de la �Se�ora� o �Vieja� aunque todos los que bailan son hombres; otra de la Chinantla, Oaxaca (aludida en el folleto del fonograma �La m�sica en la Chinantla� editado por el INI), danza que se denomina �los Huehuentones� cuya ra�z parece venir de la lengua mexicana y se refiere a lo viejo, similar por lo tanto, nominalmente por lo menos, a los Xitas o �abuelos� que ya mencionamos, y por �ltimo en la Cuenca del Papaloapan, �rea vecina a la Chinantla, se hace una danza Del Viejo en la cual se disfrazan con mascaras y ropas vetustas los que bailan, como se hace en la danza de los Xitaces de Quer�taro por ejemplo.

Galinier hablando de la danza del Xita del sur de la Huasteca interpreta que los danzantes representaban antiguamente a una pareja primigenia divina que tienen a�n por esos lugares, formada por un Dios y una Diosa viejos a los cuales identifican con los astros del sol y la luna. Los personajes masculinos de la danza representar�an al Dios y el personaje vestido de mujer representar�a a la Diosa. El momento en que se realiza la danza simbolizar�a el instante en que estos Dioses llevan a cabo la creaci�n. Por otra parte la �Relaci�n de Quer�taro� de 1582 (publicada por David Wright y por Ren� Acu�a en sus relaciones del obispado de Michoac�n, ver bibliograf�a) menciona que una deidad principal de los h��-�ho en la alcald�a de Quer�taro era el �Padre Viejo�, de quien no se da su nombre en esa lengua pero, considerando que la danza de Quer�taro se denomina Xitaces, denominaci�n derivada quiz� de xita, t�rmino que seg�n el diccionario de Ewald Hekking quiere decir, en una variante actual de h��-�ho de Qro., �abuelo� (aunque cabe decir que dicha danza la hacen m�s bien los �mestizos� en la actualidad pues los indios se han reducido mucho en ese estado), y ese nombre es similar al de la danza que menciona Galinier del sur de la Huasteca, y adem�s al de la danza de Xilotepec, podr�amos pensar que Xita pudo ser la denominaci�n en otom� del Padre Viejo que menciona la relaci�n de Quer�taro. Dicho Dios, seg�n la misma relaci�n, era representado por los h��-�ho como un mu�eco que ten�a su pareja divina que era representada como una mu�eca a la que llamaban �Madre Vieja�, de la cual no se da tampoco su nombre en otom� pero podr�a ser Atzime, que se traducir�a como �abuelita� o �madrecita vieja� (seg�n el diccionario de Hekking), denominaci�n que los naturales de esta etnia que a�n existen en el estado de Quer�taro aplican hoy d�a a la Virgen de Guadalupe. Entonces suena factible que en la danza de los Xitaces de Quer�taro y en la de los Xitas del sur de la Huasteca los personajes masculinos pudieron haber representado antiguamente al �Padre Viejo� o Xita en h��-�ho, y el personaje femenino a la �Madre Vieja� o Atzime en otom�, sin embargo el significado que le dan ahora a tal danza no alude a Xita ya que, por ejemplo, en Quer�taro la gente cree que los personajes que traen mascaras de monstruos de halloween y ropa vieja simbolizan al diablo o al pecado. La danza de los Huehuentones de la Chinantla tambi�n puede estar relacionada en cuanto a su origen al culto a los Dioses viejos porque en su obra �Los chinantecos, cultura y evangelizaci�n� el �padre� Flaviano Amatulli dice que los indios de ah� dan culto a una pareja de Deidades ancestrales viejas que identifican con el sol y la luna, muy parecidas a los Dioses que menciona Gallinier del sur de la Huasteca.

As� pues seg�n toda la informaci�n anterior este mito de la pareja divina primigenia, o por lo menos referente a un Dios Viejo, estaba harto difundido desde el precl�sico entre muchas culturas �mesoamericanas� bastantes distantes entre s�, como los otopames del Altiplano Central de �M�xico� e los del sur de la Huasteca, y los grupos que habitaban el noreste del actual estado de Oaxaca donde est� la Chinantla. Tal vez todas las danzas referidas que tienen personajes viejos pudieron estar relacionadas con el culto a la pareja primigenia divina ya mencionada, por lo que su veneraci�n pudo extenderse tan lejos como Guatemala donde hay tambi�n una de esas danzas, aunque ciertamente el sentido primitivo de ellas ya ha cambiado y actualmente las personas que las realizan, ya sean indios o �mestizos� �mexinacos�(denominaciones que en realidad incluyen a personas pardas, mezcla de indio y negro, mulatas, cruza de espa�ol y negro, adem�s de las propiamente mestizas que son cruza de indio y espa�ol), esas personas tienen otras interpretaciones de esos bailes rituales como ya hemos dicho. Todas estas danzas pueden tener elementos muy antiguos, prehisp�nicos, ya que Dur�n menciona que para el siglo XVI los indios del altiplano central ya realizaban un baile donde �algunos indios se vest�an de mujeres y hab�a otro baile de viejos que con mascaras de viejos corcovados se bailaba que no era poco gracioso y donoso de mucha risa�. Sin embargo Jurado Barranco dice que tambi�n del carnaval de la Europa medieval hay referencias de personajes similares que podr�an dejar un tanto ambiguo el origen indiano de estas danzas, aunque los datos que presentamos pueden hacernos creer que son de origen prehisp�nico y que en ellas se adoptaron en la Colonia temprana elementos de los personajes del carnaval europeo pero se siguieron utilizando por buen tiempo para el culto a sus Dioses viejos prehisp�nicos, aunque ya se realizaban en los festejos cristianos como el carnaval y todosantos, sin embargo actualmente se ha perdido el sentido original de �stas como ya dijimos.

Seg�n la �Relaci�n de Quer�taro� el Padre Viejo y la Madre Vieja eran Dioses muy importantes para los h��-�ho pero para los mexicas, aztecas, �nahuas� o mexicanos, que llegaron muy posteriormente al dicho altiplano central y que quiz� adoptaron el culto a tales divinidades hasta que llegaron aqu�, para ellos no parece haber tenido tanta importancia el Dios Viejo ya que Sahag�n menciona que en el siglo XVI los mexicanos ten�an un Dios llamado Huehueteotl, que quiere decir �Dios Viejo�, y este era una Deidad de menor dignidad, aunque las Diosas Tonantzin, �nuestra madrecita�, y Toci, �nuestra abuela�, que pueden ser las equivalentes de Atzime o Madre Vieja, s� ten�an mayor importancia. Pensando que dice Sahag�n que el culto a Tonantzin, una de esas Diosas, en el siglo XVI jalaba muncha gente y que no es posible que los mexicas o mexicanos hayan conseguido tal auge en el culto de una Diosa reci�n introducida por ellos en la �mesoam�rica�, podr�amos pensar entonces que Tonantzin ya ten�a gran veneraci�n en el Altiplano Central antes del arribo de los mexicanos y que era entonces conocida con otro nombre, por ejemplo uno otopame porque este grupo ling��stico se encuentra en el altiplano muncho antes que los mexicas, ans� que pudo llamarse Atzime, nombre que utilizan los h��-�ho hasta la actualidad para la Virgen de Gudalupe, o Ti nono otro que le aplican dichos naturales a la Virgen, Diosa que pudo ser la pareja del �Padre Viejo�, misma que quiz� ya se veneraba en el cerro que los mexicas al llegar a �Mesoam�rica� llamaron Tepeyacac. Con todos estos datos pues, podr�a finalmente sonar factible que la veneraci�n de Tonantzin tuviese como antecedente milenario el culto a la Diosa de los proto � otopames, el cual se ve continuado con el de la Virgen de Guadalupe de Tepeaquilla.

Todo lo que hagan por borrar este pasado es in�til, todo lo que digan y redigan acerca de las supuestas apariciones de la Virgen a Juan Diego para eliminar lo que de prehisp�nico tiene su culto pierde importancia ya que, qui�ranlo o no, cobr� fuerza el dicho culto entre los indios y entre los espa�oles, hist�ricamente hablando, gracias a la s�ntesis de elementos cristianos con el culto indiano a Tonantzin all� en Tepeyacac (que quiz� se llam� tambi�n Atzime), Diosa que seg�n Sahag�n atra�a gran concurso de gente aborigen. El hecho de que la iglesia cat�lica est� regenteando el culto a Atzime es pasajero, esto puede terminarse pero la memoria de este sitio sagrado prehisp�nico del Tepeyacac puede perdurar por otras generaciones m�s, independientemente del control de los cl�rigos seculares cat�licos, los cuales solicitaron el culto oficial de la Virgen de Guadalupe ante el Vaticano �nicamente para poder asegurar para s� las entradas de ofrendas, que hoy son en dinero, sin tener que compartirlas con los franciscanos, que controlaban en un principio la hermita de Tepeaquilla, y tampoco con cl�rigos de Extremadura que controlaban y a�n controlan el culto a la Virgen de Guadalupe venerada all�.

POES�A CONTRA EL CAP�TULO COLEGIADO DE LA VILLA.

A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�
DE PARTE DE SACERDOTES QUE SU CULTO NO ACEPTABAN
PORQUE AH� EN EL TEPEYAC LOS INDIANOS VENERABAN
A SU GRAN DIOSA TONANTZIN CUANDO EL HISPANO INVADI�.

SACERDOTES DEL PASADO DE GUADALUPE ADVIRTIERON
QUE SU CULTO ERA IDOLATRA PUES JALABA MUNCHA GENTE
ESPECIALMENTE INDIANOS, POR ESO ERA PERTINENTE
CONSIDERAR QUE EN TEPEYAC A TONANTZIN LOS INDIOS DIERON
CULTO EN �POCAS PASADAS Y TAL VEZ SUSTITUYERON
A LA DIOSA QUE HEMOS DICHO POR LA VIRGEN QUE LLEG�
CON LA RELIGI�N CRISTIANA CUANDO EL HISPANO ARRIB�
A ESTAS TIERRAS QUE SER�AN POR NUEVA ESPA�A NOMBRADAS,
Y POR ESO HE ADVERTIDO AQU� CON LAS M�AS TROVADAS:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�.

LOS FRAILES BUSTAMANTE Y SAHAG�N LO DESCRIBIERON
QUE EN EL CULTO A GUADALUPE IDOLATR�A POD�A HABER
HACIA EL SIGLO DIEZ Y SEIS, Y POR ELLOS SE PUEDE SABER
QUE POR TANTOS PEREGRINOS LOS SACERDOTES DIJERON
QUE HAB�A MUNCHAS LIMOSNAS Y CODICIOSOS SE PUSIERON,
Y DESDE EL SIGLO DIEZ Y OCHO EL VATICANO DECIDI�
DARLE UN CULTO OFICIAL A LA QUE ANTES SE RECHAZ�
Y GRACIAS A GUADALUPE EL CLERO EN LUJO EST� VIVIENDO
AUNQUE A LA VIRGEN MORENA, COMO HE VENIDO DICIENDO:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�.

SCHULEMBURG COMO ES SABIDO EN LA VIRGEN NI CRE�A
PERO ESTUVO MUNCHOS A�OS COMO ABAD ALL� EN LA VILLA
�ROB� POR A�OS LIMOSNAS, ES RATOTA NO RATILLA!
MANSIONES EN VARIOS LADOS EL MUY MALANDR�N TEN�A;
Y HACE YA ALGUNOS A�OS QUE A LA VILLA ASIST�A
CLERO DE LA BAS�LICA UNA LUCHA COMENZ�:
SACAR A LOS COMERCIANTES DEL ATRIO SE DECIDI�,
YA DESPU�S DE ALG�N TIEMPO ESA META LA LOGRARON;
MAS LOS �PADRES� LO REPITO: A M�A LUPITA RECHAZARON:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�.

UNA VEZ OY� A UN �PADRE� DE LA VILLA COMENTAR
QUE VENDEDORES DEL ATRIO HAC�AN PROFANACI�N
Y PARODIANDO AL EVANGELIO HIZO LA AFIRMACI�N
QUE EN �CUEVA DE LADRONES� SE HAB�A VENIDO A TRANSFORMAR
LA VILLA, POR COMERCIANTES, SEG�N SU �DIVINO� PENSAR
MAS LOS LADRONES DEL TEMPLO QUE EL EVANGELIO MENCION�
POR LOS QUE EN CUEVA DE LADRONES EL TEMPLO JUD�O SE VOLVI�
ERAN CAMBISTAS DEL TEMPLO EMPLEADOS DE LOS SACERDOTES;
Y REPITO EN EL M�O VERSO, QUE POR �PADRES� RATEROTES
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�.

LOS SACERDOTES JUD�OS SU NEGOCIO GRANDE HICIERON
PUES PA� OFRENDAS DEL TEMPLO SOLO SE POD�AN USAR
MONEDAS QUE SUS EMPLEADOS A LA ENTRADA POD�AN CAMBIAR:
MAS BIEN LOS SACERDOTES AL TEMPLO JUD�O VOLVIERON
EN CUEVA DE LADRONES QUE LOS EVANGELIOS DIJERON;
Y A LOS COMERCIANTES POBRES QUE ESE �PADRE� ATAC�
NO LES QUEDA ESE EVANGELIO, MAS EL SACO S� LES QUED�
A LOS �PADRES� DE LA VILLA QUE LIMOSNAS SIGUEN ROBANDO
Y A SUS ANTECESORES POR LOS QUE ANDO AFIRMANDO:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE �DOLO SE LE TACH�.

LOS SACERDOTES DE LA VILLA
PENSARON EN SU INTELIGENCIA
SACAR VENDEDORES DEL ATRIO
PA� QUE NO HUBIESE COMPETENCIA
PUES TAMBI�N VENDEN IM�GENES
Y NO ERAN DE SU CONVENIENCIA.

CLEROS: USTEDES ROBAN
LAS LIMOSNAS, SON MA�OSOS,
COMERCIANTES S�LO VENDEN
NO ROBAN, �QU� ENVIDIOSOS!,
DEB�AN VENDER EN EL ATRIO
SUS ACTOS SON M�S HONROSOS,
�DE QU� EST�N TEMEROSOS?
QUIEN LA HACE NO LAS CONSIENTE
�LADRONES, FASCINEROSOS!

DE GUADALUPE EST� PROBADO
DESDE EL SIGLO DIEZ Y SEIS
SU CULTO, COMO SABR�IS
EST� BIEN DOCUMENTADO,
MAS JUAN DIEGO NO HA PASADO
CR�TICA QUE LE HICIERON:
MUY DOGM�TICOS SE VIERON
CLEROS EN CANONIZACI�N
DEL DICHO INDIO EN CUESTI�N
POR SU PODER LO IMPUSIERON.

DOCUMENTOS QUE MOSTRARON
LA VERDAD YA SON TARD�OS
LA VERDAD EST�N SOMBR�OS:
DEL DIEZ Y SIETE ENCONTRARON
EL QUE LOS CLEROS LLAMARON
�NICAN MOPOHUA�, Y SE ASOCI�
A AQUEL �INDIO� QUE SE LLAM�
DON ANTONIO VALERIANO
MAS NI UNA PRUEBA DE PLANO
PA SUSTENTARLO SE MOSTR�:

CON SIMPLE CR�TICA TEXTUAL
Y A PRIORI LA AFIRMACI�N
DEL QUE HIZO ESA ASOCIACI�N
SIG�ENZA Y GONGORA EL TAL
HICIERON SU ARGUMENTO MAL:
PUES ES TARD�O HISTORIADOR,
ES MUY SABIDO EL PORMENOR:
DEL DIEZ Y SIETE ES NACIDO,
Y DIGO ENARDECIDO
�EL CLERO SE VIO ENGA�ADOR!

Y ESE �C�DICE ESCALADA�
LO FALSIFIC� UN �PADRE�,
DIZQUE ES DEL SIGLO DIEZ Y SEIS
DE VERAS �NO TIENEN MADRE!.

AP�NDICE: NOTAS SOBRE EL D�A DE MUERTOS EN ESTAS TIERRAS QUE LLAMAN �M�XICO�.

El d�a de muertos es otro componente de la religiosidad �mexinaca� que tiene elementos �indios� mezclados con los de origen espa�ol. Esta idea ya tiene bastante consenso, sin embargo com�nmente se cree de manera simplista que es s�ntesis de la conmemoraci�n de los muertos indiana con la de los espa�oles. Creo que este concepto es bastante cuestionable. En efecto, si vemos el calendario festivo de los indios mexicanos del Altiplano Central que nos presenta Sahag�n, nos daremos cuenta de que la conmemoraci�n de los muertos se realizaba en un tiempo que equival�a aproximadamente a la mitad del a�o, o un poco m�s, del calendario europeo occidental de los espa�oles. Por otra parte Sahag�n describe una fiesta principal que se llamaba �La llegada de los Dioses� que se realizaba en fechas que equival�an al mes de septiembre del calendario de los hispanos, la cual consist�a en que los sacerdotes dejaban ofrendas de alimentos en el templo y haciendo vigilia esperaban a que llegasen los Dioses y ans�, durante varias noches, en una llegaban primero las Deidades mozas y en otra posterior las viejas. Esta descripci�n coincide bastante con el concepto moderno del d�a de muertos, conmemoraci�n que en realidad se compone de varias vigilias, y en una se deja primero una ofrenda para quienes murieron de corta edad y en otra posterior se pone la ofrenda para los difuntos adultos. Consideremos tambi�n que Dur�n dice que los indios trasladaban las fiestas de sus Dioses a los d�as de las fiestas cat�licas que les quedaban m�s cercanas, y que la fiesta prehisp�nica de la Llegada de los Dioses se realizaba en una fecha m�s cercana al d�a de muertos cat�lico que a la fecha de la conmemoraci�n de los difuntos de los indianos antiguos que se hac�a en tiempos equivalentes a la mitad del a�o de los hispanos, como ya dijimos. Entonces nuestro d�a de los muertos moderno pudo derivar m�s bien de la fiesta de la �Llegada de los Dioses� que se traslad� al d�a en que se hace la fiesta cat�lica de muertos que le quedaba muy pr�xima.

DE PERSECUCIONES RELIGIOSAS

En los tiempos de la iglesia cristiana primitiva sus jerarcas no ten�an sujeci�n directa de alg�n pr�ncipe o emperador, por ello por ejemplo cuando se dieron persecuciones en aquellos d�as �stas fueron parejas contra los que eran jerarcas y contra los que no lo eran. Pero en cierto momento hist�rico la religi�n cristiana es tomada por los emperadores romanos y entonces los jerarcas o cl�rigos se hicieron sumisos al Estado, al grado de que el emperador lleg� a convocar y presidir los concilios eclesi�sticos. Entonces todo cambi� a partir de que los jerarcas eclesi�sticos ganaron privilegios pol�ticos, primero en el imperio y luego en los Estados que se han ido sucediendo a trav�s de los siglos, por lo que ellos han ido oprimiendo al pueblo junto con los dirigentes pol�ticos. Gracias a la alianza entre iglesia y Estado, en la iglesia cat�lica por ejemplo se persigui� a muncha gente por ense�ar �herej�as� o doctrinas diferentes a las oficiales de la clericia, lleg�ndose incluso a asesinar a un buen n�mero de esas personas, y a veces da la impresi�n de que se conden� a m�s gente que no era parte de la clericia o de alguna congregaci�n religiosa (proporci�n que se invierte cuando se trata de reconocer a nuevos �sanctos�, ya que se �canonizan� m�s cl�rigos que laicos, como en el caso de los recientes m�rtires de las persecuciones Cristeras en �M�xico�). Como posibles evidencias de lo anterior vemos el caso del fraile Nicol�s Copernico que ide� un argumento acerca de que la tierra gira alrededor del sol, y nunca fue perseguido por el Sancto Oficio de la Inquisici�n, pero Galileo Galilei, quien era �laico�, tuvo que comparecer ante el Sancto Tribunal por sostener que la teor�a de Copernico era verdadera. �Por qu� Galilei fue perseguido y Copernico no? �Por ventura ser�a porque este �ltimo era religioso y tal vez ten�a influencias?. Cabe mencionar que Inocencio III tal vez arras� con los albigenses, adem�s de por cuestiones pol�ticas, por atreverse a reivindicar el papel del laico dentro del quehacer religioso acaparado en ese entonces por los cl�rigos. Sin embargo tambi�n se sabe de casos de sacerdotes e religiosos asesinados por la iglesia cuando se atreven a contradecir a sus superiores, como el cl�rigo Huss ejecutado por la Sancta Inquisici�n en el siglo XV, cuya cultura religiosa original probablemente era bizantina a pesar de ser sacerdote cat�lico, pues Bohemia, su tierra, fue evangelizada primariamente por misioneros griegos, por lo cual se opuso a la romanizaci�n m�s amplia de su terru�o, misma que debi� comenzar desde el siglo X cuando cay� bajo el yugo del �Sacro imperio romano�, por lo cual se atrevi� a negar la autoridad de la �Santa sede�, entre otras cuestiones; y otro caso fue el del religioso dominico Girolamo Savonarola que en el siglo XV tambi�n fue excomulgado y quemado en la hoguera por �hereje�, aunque m�s bien fue por criticar las relaciones incestuosas del papa Alejandro VI de los Borgia con su propia hija, e alg�n otro fue s�lo excomulgado por �hereje� como Martin Luther (Mart�n Lutero). En Rusia la iglesia ortodoxa igualmente se convirti� en parte del aparato estatal opresor del los pobres, capitaneado por los zares. Cuando ah� ocurrieron unas reformas religiosas en el siglo XVII munchos no quisieron acatarlas, por lo cual se organizaron grupos religiosos rebeldes que se hicieron llamar �Los viejos creyentes�, los cuales fueron perseguidos sin piedad y asesinados por las milicias del zar, tanto laicos como cl�rigos rebeldes, con la aprobaci�n del patriarca Tikhon promotor de las reformas y uno de los instigadores de la masacre. Al hacerse entonces el cristianismo la religi�n oficial de un Estado las persecuciones ya no son tan dirigidas hacia quienes van ganando privilegios, los cl�rigos, mientras que los �laicos� quedan en mayor vulnerabilidad. Pero cuando la clerec�a se opone al poder pol�tico vigente en un momento determinado, vu�lvense tan vulnerables como el pueblo, ans� ocurri� en Rusia durante la persecuci�n religiosa del siglo XVII en la cual murieron laicos y clero, y sucede lo mismo cuando un r�gimen donde los eclesi�sticos tienen privilegios es derrocado, como sucedi� en Rusia ya en el siglo XX cuando a manos de los bolcheviques cay� el r�gimen zarista, a cuyo servicio estaba la iglesia ortodoxa rusa, despu�s de lo cual se dio ah� mismo una persecuci�n contra la ortodoxia por parte del r�gimen revolucionario comunista en la que asesinaron parejo a munchos cl�rigos, excepto a los pocos que aceptaron ser parte de la iglesia adicta al estado revolucionario, junto con munchos laicos, de manera que, seg�n un documental, se calcula que fueron masacradas alrededor de 500, 000 personas, m�s m�rtires de los que ha habido en toda la historia de la iglesia, seg�n aseveraron en ese mismo documental.

Desde la edad media hasta por lo menos el siglo XVIII la clericia cat�lica romana lleg� a tener enorme poder en el mundo occidental gracias a los privilegios ganados, acumulando munchos bienes de donaciones, diezmos, venta de sacramentos, muchos en especie y otros en dinero que prestaban con usura a pesar de que Tom�s de Aquino, uno de los pensadores escholasticos m�s famoso del Occidente, cuyas doctrinas cobraron car�cter oficial en la iglesia cat�lica medieval, condenaba la usura seg�n la obra coordinada por Robert Brennan. Cabe mencionar que Aquino tambi�n condenaba el comercio, es decir, que alguien comprase a un precio una mercanc�a e la vendiese a un importe m�s alto de lo que le cost�, doctrina que ning�n cl�rigo cat�lico actual se atrever�a a defender e predicar (porque ni a ellos ni a la elite les conviene) a pesar de que las ideas tomistas han vuelto a cobrar hoy d�a aires de oficialidad en la iglesia romana. Es sabido tambi�n c�mo los nobles mismos en el medioevo occidental y hasta los tiempos barrocos ten�an parientes en la clericia, considerados por ello como el alto clero, y que varias veces hubo papas de esas familias (cosa que no ha cambiado muncho pues observ�, verbi gratia, en la di�cesis de Quer�taro, en cuyo seminario estuve estudiando, que en nuestros d�as los cl�rigos de familias pudientes son los que el obispo de una di�cesis designa para las parroquias donde entra m�s dinero y para otros puestos altos de la di�cesis, y son a los que promueven, generalmente, a estudios superiores y a las ordenes del episcopado), y por mantener sus buenos privilegios los eclesi�sticos aceptaban (y siguen asintiendo) ser sumisos a los nobles y reyes (e a cualquier elite que vaya surgiendo), y as� todos juntos oprim�an (y siguen sojuzgando) al pueblo. Ans� por ejemplo un tal don Juan Manuel, oriundo de lo que ahoy es Espa�a, refiere que en la edad media los nobles daban munchos bienes mal habidos a la clericia porque no quer�an integrarlos a sus tesoros, pero sirvieron para construir muchos templos y monasterios con lo cual, pensaban, sus m�ltiples pecados les ser�an perdonados. Un ejemplo palpable de la enorme riqueza de los cl�rigos, regulares, en estas tierras que llaman �M�xico�, es el de los jesuitas y Agustinos que en la Colonia en lugar de llevar una vida austera como dicen sus votos, ten�an haciendas enormes e adem�s esclavos como cualquier espa�ol de elite.

A partir del siglo XIV surgieron los g�rmenes de ciertas ideas que continuando hacia los siglos XV, XVI, XVII y XVIII fermentaron en un deseo de secularizar el quehacer intelectual acaparado en Occidente durante el medioevo por los cl�rigos, y �desacralizar� la cultura en general avasallada por el pensamiento cat�lico, buscando poner a la persona como el centro de todo y que se desarrollaran al m�ximo las libertades individuales. A estas ideas se les llama liberales. Por otra parte, seg�n lo se�alan algunos libros cat�licos como el de Riccardi, una nueva elite empez� a luchar por afianzarse en el poder, la burgues�a, que en un principio no ten�a abolengo como la nobleza pero ahora ya lo tiene, la cual para abrirse paso tuvo que derrocar a la vetusta elite nobiliaria que cultivaba un r�gimen feudal en el que el poder resid�a en la cantidad de territorios, vasallos y siervos que se controlaban e no en el dinero ni en la acumulaci�n de �ste, por lo que se estigmatizaba al comercio, la usura (como lo hac�a Tom�s de Aquino seg�n Brennan) e finalmente a la acumulaci�n de fortunas que se ven�a dando en el sistema econ�mico que estaban desarrollando los burgueses, que era el capitalismo, quienes viv�an precisamente en los �burgos� o ciudades un tanto libres del yugo nobiliario. Para derrocar a la nobleza hubo la necesidad de reducir tambi�n el poder de los cl�rigos porque legitimaban a dicha elite manipulando el pensamiento religioso. Estos burgueses sustentaron su lucha contra la nobleza con las ideas liberales que dieron paso a doctrinas pol�ticas y econ�micas liberales y a las nuevas �ciencias� manipuladas por un nuevo tipo de jerarca, el �cient�fico�, las cuales rompieron paulatinamente con la filosof�a y con la teolog�a escholasticas medievales. En base a estas ideas los burgueses promovieron la instauraci�n de sistemas de gobierno �liberales� �republicanos� a partir del siglo XIX, en los cuales ellos son los mandatarios absolutos deponiendo por fin a la nobleza o dej�ndola en segundo t�rmino, creando desde entonces los nuevos Estados - naci�n en los que a�n se divide Europa y Am�rica por ejemplo, e instaurando academias �cient�ficas� y nuevas escuelas que han llevado a la pr�ctica la disminuci�n del poder ideol�gico religioso sacerdotal que legitimaba a los nobles al derrocar sus doctrinas creacionistas, de�stas, comunales, e implantar en el vulgo las doctrinas �cient�ficas� con las ideas de la evoluci�n, ateismo, individualismo, es decir promueven el fen�meno que los cat�licos llaman �secularizaci�n�. Huelga decir que, aunque les tomaron como legitimaci�n de la su lucha, la burgues�a no permite que se cumplan los ideales liberales de libertad para los individuos pues son tan autoritarios y represores como lo fueron los nobles. Por sustituir a los cl�rigos, los cient�ficos en realidad siguen cumpliendo la funci�n que ten�a la clase sacerdotal, es decir que son legitimadores del sistema capitalista vigente, y la ciencia se ha convertido en un sistema de pensamiento muy parecido al religioso por ser autoritario y dogm�tico, ya que su funci�n no es el conocimiento en s�. Por toda esta lucha por el poder es que se dan las persecuciones religiosas modernas. Estas empezaron en Europa y se extendieron hacia las Am�ricas.

La organizaci�n eclesial de Nueva Espa�a, ahoy �M�xico�, por ejemplo, era parte del Estado y actuaba ah� donde los funcionarios virreinales ten�an poca influencia, como ya hemos dicho en otros art�culos. Ans� verbi gratia, como ya hemos dicho, los cl�rigos llevaban en las parroquias cuenta de los nacimientos, casorios y defunciones como ahora lo hacen los registros civiles, adem�s de tener puestos gubernamentales. Los s�mbolos y fiestas religiosos proporcionaban cohesi�n social, eran lazos de unidad comunitaria, incluso se considera que la Virgen de Guadalupe lleg� a ser un s�mbolo temprano de la nacionalidad mexinaca por el estandarte que de ella us� el cura Hidalgo (que fue iniciador de una gesta de independencia totalmente sofocada por los �realistas�, aunque ahora parad�jicamente se aclame a dicho sacerdote como �padre de la patria� cuando en realidad fueron esos mismos realistas encabezados por Iturbide los que consumaron la �independencia�). Ans� pues los s�mbolos y fiestas religiosos antecedieron en las funciones coercitivas sociales a la bandera, al escudo nacional y a las fiestas nacionales que se formularon e impusieron al pueblo al crearse los Estados Podridos Mexinacos (perd�n, los �Estados Unidos Mexicanos�). Sobra decir que los cl�rigos coloniales acapararon el quehacer intelectual en �M�xico�, tal como suced�a en Europa occidental.

La guerra Cristera ocurrida en la primera mitad del siglo XX, hablando de un ejemplo de persecuci�n religiosa en �M�xico�, tiene raz�n de ser en este contexto. Esta persecuci�n fue una simple lucha por el poder tanto de parte de los pol�ticos del Estado-naci�n a�n vigente, el cual se form� en el siglo XIX, y para las primeras d�cadas del XX cuando ocurri� el conflicto todav�a era d�bil, como tambi�n de parte de los cl�rigos romanos. A �stos �ltimos les importaba el no perder sus privilegios y no tanto el ser �m�rtires� (testigos) del amor a Cristo. Los pol�ticos persiguieron el culto religioso cat�lico porque los cl�rigos les restaban poder debido a que incluso ten�an m�s influencia entre la gente que ellos, por lo que ven�an a ser como un gobierno independiente dentro de la nueva rep�blica, poder que heredaron de la organizaci�n virreinal. Desde el siglo XIX se emitieron disposiciones en las constituciones para quitar privilegios a la clerec�a (mismas que intentaron llevar a cabo ya desde la Colonia los reyes Borbones en el siglo XVIII, quienes parad�jicamente por medio de las ideas �liberales� quer�an centralizar m�s su poder), disposiciones que nunca se acataron cabalmente, y as� al promulgarse la constituci�n de 1917 se intentaron de nuevo reformas que empobrec�an los privilegios de la clerec�a, como la restricci�n de no poder gozar de propiedades (lo que no obstante sortearon por medio de prestanombres, por ejemplo). Entonces los cl�rigos usaron a su feligres�a para presionar y tratar de lograr que fuesen derogados los art�culos que les afectaban suspendiendo ellos mismos el culto en 1926, y pidiendo a los fieles que dejasen de hacer sus pagos de impuestos y no utilizaran los medios de transporte como protesta contra las autoridades gubernamentales. Seg�n una persona que fue entrevistada para un documental, los mismos sacerdotes en algunas zonas como Jalisco invitaron a la gente a levantarse en armas con la promesa de que si se un�an a la causa y mor�an se iban a ir �derechito al cielo�. Echaron pues a la perrada a un conflicto armado para hacer presi�n contra el gobierno y ans� comenzar las negociaciones entre los obispos y funcionarios del gobierno, y cuando los prelados lograron su objetivo dejaron morir solos a los Cristeros. Yo creo sin embargo que s� hubo sacerdotes de la Cristiada que tuvieron buena intenci�n, sobre todo pienso eso de algunos que se hicieron dirigentes militares ya que, probablemente, buscaban con ello la justicia que por las buenas las elites se niegan siempre a establecer. De alguno de estos sacerdotes se recuerda su nombre en la memoria colectiva, como el �padre� Pedroza mentado en los corridos o ma�anitas (cantares �picos) de los Cristeros. Aqu� cabe mencionar que tambi�n la memoria colectiva recuerda a otros dos presb�teros que vivieron unos ciento diez a�os antes de la Cristiada, me refiero a Hidalgo y a Morelos que incluso sufrieron el despojo de sus �rdenes sagradas en una ceremonia que llevaron a cabo las autoridades eclesiales antes de que los fusilasen, en la cual les rasparon las manos para quitarles la unci�n sacerdotal como castigo por romper con el orden establecido (ritual absurdo desde la �ptica de las doctrinas de los mismos cat�licos pues el sacramento del orden tiene �car�cter�, o sea que es indeleble, seg�n dichas doctrinas, por lo cual se supone que no se les pudo borrar el dicho sacramento ni con esas raspaduras que les practicaron). Cabe agregar que todos ellos son quiz� m�s sanctos y m�s m�rtires que, verbi gratia, munchos de los nuevos �m�rtires� de la guerra Cristera, gran mayor�a sacerdotes que seguramente eran parte del sistema de injusticia y que tal vez incluso no buscaban defender su fe sino que les mataron por accidente, o por ser tiranos atroces por lo cual nunca rompieron con el orden establecido (requisito para poderles �canonizar�) sino que m�s bien probablemente buscaban continuar ese dicho orden, ya que los cl�rigos por lo general no se parecen en nada a Cristo pues solapan los excesos de las elites pol�ticas y sacan provecho para s� mismos, y encima de todo inculcan al pueblo que no debe denunciar los abusos de quienes ostentan poder pol�tico y religioso, o sea que el vulgo debe limitarse a ver, o�r y callar, con lo que tergiversan el evangelio de Cristo que se atrevi� a denunciar las iniquidades de la elite religiosa hebrea que tambi�n detentaba poder pol�tico, y el Se�or invita a la gente a que critique a sus dirigentes religiosos y pol�ticos, como lo eran los sacerdotes y maestros de la ley en su tiempo, de los cuales dice el evangelio que �por sus frutos les conocer�is�, y estimula al vulgo a que se sacuda del yugo de los opresores pac�ficamente as� como tambi�n recomienda que la gente se cuidara de no imitar a sus dirigentes en lo hip�crita pues �dicen y no hacen�. Pero alzar la voz contra los tiranos inicuos como lo sugiere Cristo no es gratificante, al contrario, los poderosos siempre persiguen y aplastan a los que buscan justicia, sin embargo el evangelio nos invita a no tener miedo de ir contra corriente, e no temer a �los que matan al cuerpo� por contradecir al orden establecido, sino al que puede echarnos al fuego de la Gehenna si no cumplimos con nuestro deber de cristianos de ser profetas, y tambi�n dice: �bienaventurados ser�is cuando proscriban vuestro nombre de entre los hombres por causa m�a, alegraos y regocijaos pues grande ser� su recompensa en el cielo ya que ans� trataron sus padres a los profetas�, y asimismo el evangelio nos previene para no quedarnos de brazos cruzados ante la injusticia pues dice: �ay cuando todos hablaren bien de vosotros pues ans� trataron sus padres a los falsos profetas�. Entonces �Qui�n ser� m�s fiel al evangelio?, aquel que calla e por lo tanto se convierte en c�mplice de quienes institucionalizan la opresi�n, y que quiz� hasta llegue a hacerlo maliciosamente buscando ganar privilegios, o aquel que pide justicia a�n quebrantando o criticando al orden establecido que solapa la desigualdad, como lo hizo el Maestro, lo que le puede traer como consecuencia no ser bien visto entre sus coterr�neos y ser tenido por �indeseable� y por lo tanto puede ser perseguido y hasta asesinado, como le sucedi� al Se�or que entre sus compatriotas fue tachado de �hechicero� y que �extravi� a Israel�, seg�n el Talmud, e fue crucificado, por lo cual cabe a�adir que no se le podr�a canonizar o hacer sancto a Cristo desde la perspectiva cat�lica por haber roto con el orden establecido en Judea en el tiempo en que vivi�.

DE LAS CAUSAS DE LA SEGREGACI�N EN �M�XICO� Y SUS REPERCUSIONES EN CUANTO A DISCRIMINAR LA RELIGIOSIDAD POPULAR EN LA IGLESIA CAT�LICA

Amparo Sevilla (ver bibliograf�a) nos plantea que una clase dominante posee una cultura hegem�nica que impone su sello a la cultura de las dem�s clases sociales que considera �inferiores�, dentro de un sistema estratificado dado, debido a su mayor disposici�n de recursos materiales, pol�ticos e intelectuales, y dicha cultura hegem�nica se constituye como marco de referencia general para la mayor�a de la sociedad en ese sistema estratificado, mientras que las clases subyugadas tendr�an culturas subalternas con influencia en una menor porci�n de la poblaci�n. Esa cultura hegem�nica frecuentemente, dice, es una cultura nacional ligada al autoritarismo del Estado de un pa�s determinado. Por otro lado la identidad es la que marca los limites entre un grupo social y otro cuando interact�an. Cuando los grupos sociales se miran insertos en un sistema de estratificaci�n social donde un grupo se yergue como �superior�, quedando otro u otros grupos sociales como �inferiores� e incluso estigmatizados, �stos �ltimos tienden a hacer cambios a nivel del pensamiento en su identidad apropi�ndose de ciertos elementos de la identidad del grupo dominante, y tiende a su vez a apropiarse de otros elementos de la cultura hegem�nica del grupo que se cree el �superior� dentro del dicho sistema, estrategia con la cual el grupo estigmatizado busca �igualarse� con el grupo hegem�nico y dejar de ser mal visto.

Bajo la �ptica de esas premisas analicemos algunas ideas del siglo XIX cuando empieza a cundir en Europa occidental el concepto evolucionista aplicado al devenir de la sociedad seg�n el cual la humanidad va avanzando a estadios �superiores� de desarrollo en la cultura material, y as� se ha llegado a la creencia actual de que la historia del hombre avanza inexorablemente en forma lineal hacia adelante. Entonces toma un nuevo matiz la vieja dicotom�a de que existen grupos �superiores� y otros �inferiores�, unos m�s inteligentes y otros que lo son menos, la cual la encontramos en el siglo XVI en los escritos de Juan Gin�s de Sep�lveda, mencionado en nuestro art�culo sobre la iglesia romana colonial novohispana, misma que ya se le encuentra en los escritos harto antiguos de Arist�teles, por ejemplo. A partir de entonces se ha ido resaltando una divisi�n entre los �civilizados�, voz que deriva de la palabra latina �civitas� que quiere decir civdad, la cual por lo tanto simplemente reflejar�a que las personas a las que se les aplica viven en las urbes, en contraposici�n a los �incivilizados� que har�a referencia a que aquellos a quienes se les aplica este t�rmino no viven en una metr�poli, a quienes asimismo se les identificar�a como �salvajes�, del lat�n �silva� = bosque, vocablos que vendr�an a designar a los habitantes de alguna aldea rural a quienes se les identificar�a como naturales de los bosques o selvas. Los civilizados se supone que poseen los �ltimos adelantos de la �tecnolog�a� (de la ra�z griega �tejne� que significa �arte�, �ciencia�, �industria�) y por el contrario los �salvajes� se cree que carecen de esos �ltimos adelantos de la cultura material, o de plano se piensa que carecen totalmente de cultura. Cabe a�adir que por esos mismos a�os surgi� tambi�n en Europa y luego en los USA la doctrina racista, seg�n un documental, en base a la cual se ha llegado a la creencia de que la raza blanca era algo as� como una especie superior y las morenas eran especies inferiores, sistema de pensamiento que se basaba en la teor�a de Darwin de la evoluci�n de las especies. Esa corriente dar�a pie a la eugenesia y al exterminio de pueblos que se consideraban (y a�n se consideran) �inferiores� por parte de los blancos, como sucedi� con los naturales de los USA, algunos de �frica y los de Tasmania. En estas tierras que llaman �M�xico� la separaci�n racial es un tanto improcedente porque el mestizaje ha sido vasto y hay personas de clase media alta, y hasta de las elites, que son prietas, ans� como tambi�n otros individuos los hay que aunque son de piel blanca tienen rasgos de negro o de indio, por lo tanto, por ejemplo, un prieto no est� en posici�n de discriminar a otro moreno en base al color de la piel. Entonces la segregaci�n se basa m�s bien en la estratificaci�n social que supuestamente se percibe en la forma de vestir, de hablar, de actuar en general, por eso los miembros de las clases bajas, la mayor�a de la poblaci�n de estas tierras, son �se�oritingos� que se desviven por aparentar, aunque no lo logran y s�lo hacen el rid�culo, que son �catrines�, �rotos�, de la �alta� sociedad, usando la ropa m�s cara que sus paup�rrimos ingresos les permita conseguir y tratando de aviarse hasta donde pueden de toda clase de art�culos suntuarios. Bajo el influjo de esas ideas que cund�an en Europa, las cuales llegaron tambi�n a las Am�ricas, durante el siglo XIX se van disolviendo las castas que divid�an a la poblaci�n que viv�a en la Nueva Espa�a en razas (una distinci�n importante en el registro de las personas dentro de cada casta era el color de la piel de sus padres, y cuando los progenitores de un individuo eran desconocidos el escribano le registraba dentro de la casta que �l cre�a conveniente seg�n sus caracter�sticas f�sicas como el color de la piel y las facciones, eso lo hube percibido al leer partidas de bautismo de libros coloniales. Entonces, aunque no era como el del siglo XIX que cundi� en Europa fundado en las ideas de Darwin, los espa�oles ya practicaban con el sistema de castas una forma de racismo en la Nueva Espa�a), y surge una nueva estratificaci�n social basada, por ejemplo, en la hegemon�a pol�tica y econ�mica, valores con los cuales la elite se consideraba a s� misma como �superior�, �civilizada�, con una cultura de �progreso�, y con esa l�gica lucharon para desaparecer a los grupos sociales con organizaciones tradicionales con identidad y cultura propia, como los �indios� (seg�n Andr�s Lira y Escalante Gonzalvo) porque los consideraban �causa del atraso del pa�s�. Ans� fue como la elite que cre� en el siglo XIX el Estado-naci�n �mexicano� (gentilicio que parad�jicamente en la lengua castellana colonial designaba a un grupo �tnico de indios pero ahoy designa a los que nacen dentro de los �Estados Jodidos Mexinacos�, quienes ahora excluyen a los naturales que originalmente pose�an ese gentilicio pues les llaman �nahuatls� y nunca mexicanos), esa elite ha ido logrando sintetizar e inculcar en el vulgo una nueva identidad y cultura �nacional� �mexinaca� que tiene munchas variantes regionales accidentales pero al mismo tiempo posee elementos sustanciales comunes como el hecho de que quienes se apropian de esa identidad y cultura creen que se deben llamar a s� mismos �mexinacos� (perd�n, mexicanos), es decir que pertenecen a una misma naci�n, cosa por dem�s ficticia porque este es un territorio habitado desde antes de la llegada de los hispanos por multitud de naciones de �indios� a las que se ha agregado la moderna tribu de los �mexinacos� que existen a partir de que se crea el vigente estado nacional en el dicho siglo XIX. Esa elite pol�tica postindependiente ha ido avasallando culturalmente desde entonces a los grupos que considera �inferiores�, aparte de los indios que hasta el siglo XIX fueron mayor�a, tales como a los pardos o zambos (cruza de indio y negro), a los mulatos (cruza de negro y blanco) y a los mestizos (cruza de indio y espa�ol), mismos que eran minor�a durante la Colonia pero que actualmente son mayor�a, y hoy son conocidos conjuntamente como �mestizos� aunque unos son considerados �paisanos�, o habitantes de aldeas rurales o campesinos, y otros son de ciudad o �civilizados�, como los chilangos. De esa forma la cultura nacional con sus valores de �progreso�, �civilizaci�n� y discriminaci�n al �indio� que es considerado causa del �atraso del pa�s�, ha sido adoptada por munchas personas de las clases consideradas �bajas� y con ello sus valores han cobrado consenso entre las masas de habitantes de estas tierras que llaman �M�xico�. Gracias a la estigmatizaci�n al aborigen los mismos indianos llegan a ver despreciable su cultura y por ello la remplazan por la cultura hegem�nica. Ejemplo de ello lo vido con una mujer h�� � �ho de la comunidad de San Ildefonso Tultepec, Amealco, Quer�taro, �M�xico�, llamada Alberta Pascual, a quien pregunt� si ense�aba su lengua materna a sus hijos (porque hab�amos observado que no la entend�an) y nos respondi� que no se las inculc� aunque ella la hablaba porque quer�a que su hijos fueran �gente de bien�, denotando el valor negativo que llega a tener una lengua aut�ctona como el h��-�ho a�n para una persona hablante de la misma, debido a que los naturales han adoptado los valores de la cultura nacional hegem�nica seg�n los cuales se considera superior a la �gente de raz�n� o �mexinacos�, o aquellos que no son �indios�, mientras que a los indianos se les considera inferiores y ni siquiera dignos de llevar el gentilicio de �mexicanos�. Otro ejemplo lo veo a diario en esta horrible civdad de M�xico, de la que somos vecinos, donde el estigma es tal hacia los nativos americanos que algunos t�rminos despectivos para la gente �tonta�, �inculta�, �incivilizada� son los de �indio� y �oaxaco�, adem�s de otros que s�lo reflejan que la gente campirana es inferior o �salvaje� pero probablemente no la relacionan siempre con los abor�genes, como los vocablos de �chundo� y �paisano�, por citar algunos. Nos qued� bien claro, por ejemplo, que los chilangos (los habitantes de la civdad de M�xico) se ofenden cuando les dicen o insin�an que son �indios�, cuando trabajamos en el INEGI en el censo del 1990 y le preguntamos a una persona (como se ped�a en el cuestionario) que si hablaba alguna lengua indiana, y �sta se molest� sobre manera insult�ndonos y amenaz�ndonos con golpearnos pregunt�ndonos a voces: �por ventura me ves cara de indio, como t� pendejo�. Entonces vemos que para la cultura nacional mexinaca el concepto de indio, adem�s de referirse a un grupo �tnico considerado despreciable, sintetiza las caracter�sticas de �atraso cultural�, de �incivilizaci�n�, al fin de cuentas de �salvaje�. Por tal valoraci�n negativa del natural de estas tierras es entendible lo que coment� Fernando Nava en una entrevista en Radio Educaci�n acerca de que las lenguas indianas, y con ellas sus culturas enteras, est�n desapareciendo galopantemente, pues dichos idiomas abor�genes no tienen a veces ni diez mil y que ni mil hablantes debido a que est�n siendo cambiadas por las supuestamente �superiores� lengua y cultura de la �gente de raz�n�o �mexinacos� (quienes son en realidad los b�rbaros, incultos, ignorantes y tienen un bajo coeficiente intelectual tal vez por ser, como las mulas, h�bridos, ya que se demostr� en un reciente examen que se les aplic� a los mexinacos, en el cual quedaron aproximadamente en el lugar 49 de 57 pa�ses que participaron en dicha prueba, que se ubican en los �ltimos lugares en nivel educativo a nivel mundial, o se puede deducir tambi�n que a los mexinacos no les sirve para nada el que tengan oportunidad de estudiar porque es tan bajo el nivel acad�mico de sus escuelas que al egresar de ellas vienen quedando, comparados con egresados de escuelas de otras naciones del mundo, pr�cticamente como analfabestias, como dijeron en un noticiario de la televisora mexinaca Telenvicia, pues si aprenden a leer es s�lo para poder escribir recaditos a sus nalguitas, los mexinacos, o a sus picadores las mexinacas, o si aprenden matem�ticas, por ejemplo, es s�lo para poder hacer cuentas cuando van al mercado. Podemos deducir tambi�n de todo esto que se evidenci� probablemente que los mexinacos son unos tercermundistas muertos de hambre porque si comiesen bien a lo mejor tendr�an mayor aprovechamiento y hubiesen quedado en una mejor posici�n en aquel examen, no lo creen).

En esta cultura nacional a su vez los elementos culturales venidos del extranjero, en turno los de �gringolandia� (naci�n que domina el panorama mundial tanto econ�micamente, militarmente, como culturalmente), son vistos como positivos y el adoptarles se cree que hace �subir� de categor�a a las personas, se piensa que las hace �modernas�, por eso, por ejemplo, las palabras de la lengua inglesa son muy ponderadas, verbi gratia, en los medios masivos de comunicaci�n, aunque tiempo atr�s otras culturas como la francesa tuvieron tambi�n buen prestigio en la cultura nacional. La gente sin cuestionarse porqu� debe ser as� toma a priori tal universo conceptual y de valores de la cultura nacional como el �nico posible, el mejor, porque forma tal universo la norma social, �el deber ser�, debido al grande consenso que ha tomado la dicha cultura nacional entre la gente. De esta manera el grupo social viene a ejercer coacci�n en los individuos para que acepten dichos valores y al que no los adopte se le discrimina, se le margina, sufre la burla de las mayor�as que le se�alar�n como un �incivilizado�, un �paisano�, un �indio�, �oaxaco�, �chundo�, �naco�, �ranchero�, �macuarro� hablando de estas tierras, un �paleto� en Espa�a, o un �hillbilly� o �redneck� en Estados Unidos. En base a tal universo construyen los j�venes su propia identidad y buscan igualarse a s� mismos con el modelo de persona valorado como �mejor� o �superior�, el que �debe ser�, modelo difundido con frecuencia a trav�s de los medios masivos de comunicaci�n controlados por las elites. Al mismo tiempo tratan de evitar lo m�s posible parecerse al modelo negativo de persona, el modelo del �no deber ser�, el del �salvaje� �incivilizado�, identificado con todos esos t�rminos despectivos que hemos mencionado, que no es digno m�s que de desprecio.

Todos esos prejuicios ya han sido abstra�dos por aquellas personas que se dicen �misioneros� o �evangelizadores�, ya sea �laicos comprometidos� o sacerdotes, y en base a dichos valores a priori a se autoconsideran como �superiores� respecto a los �indios� y campesinos, y creen ser �civilizados� y que van a llevar la �luz� de la �civilizaci�n� a esos entes �inferiores�, por lo que terminar�n imponi�ndoles la religiosidad de las elites que consideran �superior� en contraposici�n a la �religiosidad popular� �inferior� �irracional� de los �indios� y campesinos.

Desde esta perspectiva sobre la din�mica cultural consideremos el desenvolvimiento de la evangelizaci�n en estas tierras que llaman �M�xico�. Primero en la Colonia el patriarcado romano se extendi� en el siglo XVI hasta aqu� cuando los espa�oles invadieron, quienes persiguieron ferozmente las religiones de los indianos, aqu� y en otros puntos de las Am�ricas, PERO FINALMENTE FUERON TOLERANDO LA S�NTESIS DE RITOS INDIANOS CON LOS CRISTIANOS PORQUE FUERON IMPOTENTES PARA COMBATIRLES, PERO SOBRE TODO PARECE QUE HUBO INTERESES ECON�MICOS DE POR MEDIO, COMO DICE SAHAG�N, QUIEN COMENTA QUE LOS CL�RIGOS SUPLANTABAN �DOLOS DE LOS INDIOS POR SANCTOS BUSCANDO CON ELLO APROVECHAR LAS OFRENDES QUE SUS ADORADORES GENERABAN PARA LOS ADMINISTRADORES DE LOS SANCTUARIOS.

Actualmente en los documentos del CELAM creados por los obispos cat�licos de las Am�ricas hispanas para reflexionar las directrices pastorales, hablan muy bonito acerca de �inculturar� el evangelio sintetizando el cristianismo con elementos de las culturas de los indios, de los mulatos, de los mestizos, pero esas ideas se quedan all� muy hermosas en el hiperurano, en el mundo de las ideas, ya que en la pr�ctica el sentimiento imperialista de la iglesia cat�lica romana acaba por combatir las culturas populares e impone en los grupos subalternos la cultura de las clases dominantes, las que detentan poder econ�mico y pol�tico que son, al fin y al cabo, a quienes los cl�rigos cat�licos lambent ova. Ese servilismo qued� ejemplificado con el sonado caso de Samuel Ru�z, obispo que tuvo problemas hasta con el papa Ioannes Paulus II y con el entonces cardenal Ratzinger por no dejarse dominar por las elites de su di�cesis. Por ventura no es verdad que el papa quer�a correr a Ru�z desde 1993 por darle preferencia a los indios en la pastoral de su di�cesis de Sanct Cripstobal. Luego compareci� con Ratzinger en el 1995 por las acusaciones que le hicieron los de la elite de su di�cesis, en contubernio con el nuncio, acerca de que Ru�z daba mayor importancia a cierto tipo de personas, a los �indios�, y exclu�a a otras como los �ladinos� o �gente de raz�n�. Tambi�n le acusaron de que recib�a s�lo a misioneros y religiosos que tuviesen sus mismas ideas. Ratzinger le increp� porque casi no ordenaba sacerdotes, debido probablemente a que prefiri� ordenar di�conos permanentes indianos casados porque entre los naturales no surgen munchas vocaciones sacerdotales por la norma eclesial del celibato exigido a los presb�teros, a causa de lo cual solicit� incluso al vaticano permiso para poder ordenar varones casados para el presbiterado, cosa que le fue denegada. Ru�z hubiese podido ordenar ladinos para el sacerdocio pero tal vez se abstuvo de hacerlo porque �stos no hubiesen respetado las manifestaciones religiosas propias de las culturas indianas. Por todas estas sus ideas se busc� la antipat�a de la elite ladina de sus di�cesis, e incluso quer�an correrle, con la venia del mismo Vaticano, pero maquiav�licamente esperaron a que cumpliera los 75 a�os para que �l mismo tuviese que renunciar (y al presentar su dimisi�n, seg�n dijo Juan Sandoval I�iguez respecto a su propio retiro en una entrevista televisiva, el papa pod�a haberle dejado en el puesto, pero decidi� retirarle) e quedasen �limpios de culpa�. Tambi�n su coadjutor que compart�a sus ideas fue echado de la di�cesis de Sanct Cripstobal al design�rsele otra jurisdicci�n eclesial.

A NOSOTROS MISMOS NOS HA TOCADO VER DIRECTAMENTE QUE EN LOS PUEBLOS DE AUT�CTONOS LOS �PADRES� CAT�LICOS PERSIGUEN LAS COSTUMBRES CRISTIANAS LOCALES DE LOS NATURALES, POR EJEMPLO EL PONER VELADORAS FRENTE AL ALTAR CUANDO HAY MISA, LO CUAL SEG�N LOS SACERDOTES ES �ANTILIT�RGICO�, PERO EN LA BAS�LICA DE GUADALUPE NOS TOC� VER QUE CUANDO SE IBA A CELEBRAR UNA MISA PARA EMILIO AZCARRAGA MILMO DE TELENVICIA (TELEVISA) HACE UNOS A�OS QUE MURI�, SE PUSO EN EL ALTAR, DONDE SE IBA A CELEBRAR, UN MANTEL QUE TEN�A LA FOTO DE AZCARRAGA (LO VIMOS ANTES DE QUE INICIARA LA MISA PUES YA EN CELEBR�NDOSE NO DEJARON ENTRAR A LA �PLEBE� PUES CERRARON LAS PUERTAS DE LA BAS�LICA), LO QUE TAMBI�N ES ANTILIT�RGICO PERO A LOS FAMILIARES DE EL �TIGRE� S� SE LES TOLER� PORQUE SON DE LA �HIGHT SOCIETY� Y LES PAGARON SEGURAMENTE MUY BUENA PASTA A LOS CL�RIGOS QUE CELEBRARON. Tambi�n nos consta que los sacerdotes tratan de borrar las alabanzas que cantan los indianos porque dicen que son muy �anticuadas�, pero al mismo tiempo les imponen cantos como ese para presentar las ofrendas del vino y del pan en la liturgia, que dice en su letra:

�en este mundo que Cristo nos da
hacemos la ofrenda del pan
el pan de nuestro trabajo sin fin
y el vino de nuestro cantar�.

�saber que vendr�s
saber que estar�s
partiendo a los hombres el pan�.

Este cantar tiene la m�sica de la canci�n secular de protesta "Blowin in the Wind" (si desea escuchar un fragmento de ella puede descargarle pulsando aqu� . Si tiene problemas d� un clic derecho y luego pulse la opci�n �guardar destino como�) del compositor, que encima de todo es jud�o-norteamericano, Robert Zimmerman, conocido vulgarmente como Bob Dylan. Otro cantar usado com�nmente en la liturgia cat�lica, y que para un sacerdote ser�a considerado �mejor� que cualquier alabanza indiana, mismo que es empleado para el momento del saludo de la paz, cuya letra en castellano dice:

�La paz est� con vosotros
la paz est� con vosotros
la paz est� con vosotros
que con vosotros siempre, siempre est� la paz�,

tiene �ni m�s ni menos! la m�sica de una pieza de baile jud�a llamada, seg�n un disco que escuch� (ver la lista de fonogramas que est� despu�s de la bibliograf�a), �Mazeltov/Simeltov/Yevele Lecha�(si desea escuchar un fragmento de esta pieza puede descargarle pulsando aqu� . Si tiene problemas d� un clic derecho y luego pulse la opci�n �guardar destino como�), la cual es secular porque en una pel�cula jud�a que vido la tocaron en un banquete de boda. Ambos son �antilit�rgicos�, como dicen los cl�rigos, pues los c�nones cat�licos disponen que los cantares para el culto no solo deben tener letra religiosa, como los que hemos expuesto, sino que su melod�a debe componerse especialmente para ello, as� Buvee expresa que la m�sica religiosa moderna es admisible en la liturgia romana siempre y cuando no contenga nada teatral ni se asemeje a la m�sica profana, pero los que hemos ejemplificado aqu� poseen m�sica que originalmente pertenece a una canci�n y a una tonada de baile seculares cuyos contextos originales son totalmente ajenos al catolicismo. Las alabanzas de los "indios" en cambio cumplen con la norma de tener tanto letras como tonadas especialmente compuestas con fines religiosos cat�licos, y sin embargo los cl�rigos suelen anatemizarlas. �Cu�les de dichos cantos ser�n m�s adecuados para la liturgia cat�lica?. La iglesia romana anatemiza tambi�n al baile (seg�n parece por una doctrina de Or�genes) y por tanto no comprende que para los naturales la coreograf�a tiene un lugar muy importante en sus rituales e por ello persiguen si es posible las danzas religiosas indianas, y cuando las toleran no permiten, por ejemplo, que entren a los templos a bailar releg�ndolas ans� a ser rituales secundarios o de segunda categor�a respecto a las celebraciones oficiales de la clericia como la �misa�.

En la liturgia cat�lica se les imponen el rito romano a los indianos. Si de veras quisieran hacer �inculturaci�n� del evangelio como andan pregonando, podr�an hacer una misa con elementos de la cultura indiana usando tortillas en lugar de hostias, y en lugar de vino de uva emplear pulque, aguardiente o mezcal que son de uso cotidiano entre los abor�genes y algunos de �stos son componentes de sus ofrendas rituales tradicionales, por lo que tienen m�s significado para ellos que las hostias y el vino de uva que casi no consumen. HACER ESTOS CAMBIOS CREO QUE NO ES ALGO DESCABELLADO. EN EFECTO, LA CENA DEL SE�OR SUSTANCIALMENTE SE HIZO CON PAN Y VINO. CREO QUE SE PUEDEN USAR DIFERENTES TIPOS DE PANES Y VINOS DE DIVERSAS CULTURAS, LOS CUALES PUEDEN TENER DIFERENCIAS ACCIDENTALES PERO SUSTANCIALMENTE SON LO MISMO. DE HECHO ESA DIVERSIDAD, POR LO MENOS EN CUANTO AL PAN, SE ENCUENTRA EN LOS DIFERENTES RITOS LIT�RGICOS QUE SURGIERON EN LA IGLESIA IMPERIAL, DE SUERTE QUE EN UNOS SE EMPLEA EL PAN CON LEVADURA, COMO EN EL BIZANTINO, Y POR LO MENOS EN EL RITO ROMANO SE UTILIZA EL PAN �CIMO. HABLANDO DE LA CULTURA DE UN GRUPO DE INDIANOS, "TLAXCALLI" SE LE DICE A LA TORTILLA EN MEXICANO (NAHUATL) Y SE TRADUCE AL CASTELLANO ACTUALMENTE COMO �PAN�, AS� ES QUE LA TORTILLA ES PARA LOS �INDIOS� LO QUE PARA LOS ESPA�OLES EL PAN, PERO UNO DE TIPO �CIMO HECHO DE MA�Z. POR OTRA PARTE MUNCHA GENTE PROVINCIANA EN �M�XICO� ACTUALMENTE APLICA A CUALQUIER TIPO DE LICOR COMO EL RON, EL MEZCAL DE TEQUILA O EL AGUARDIENTE, EL T�RMINO �VINO�. EN DOCUMENTOS ANTIGUOS, SEG�N UN DOCUMENTAL, SE LE LLAMA POR EJEMPLO VINO MEZCAL AL QUE AHORA LLAMAN �TEQUILA� LOS CHILANGOS (BEBIDA LA QUE EN EL NORESTE DE GUANAJUATO Y EN LA ZONA MEDIA DE SANCT LUIS DEL POTOS� LE SIGUEN LLAMANDO MEZCAL, A SECAS). LO ESENCIAL ENTONCES PARA QUE ALGO SEA VINO ES QUE SEA UNA BEBIDA FERMENTADA, NO IMPORTA SI ES DEL ZUMO DE LA UVA O DE OTRO VEGETAL, ANS� QUE EL PULQUE, POR EJEMPLO, QUE ES OTRO LICOR POPULAR, BIEN PODR�A LLAMARSE POR LO TANTO "VINO DE PULQUE". SI BIEN SER�A FACTIBLE USAR PARA LA LITURGIA PAN �CIMO DE MA�Z O TLAXCALLI, Y VINO DE PULQUE O QUIZ� VINO MEZCAL, LA REALIDAD ES QUE EN LA IGLESIA CAT�LICA SIEMPRE SE LES IMPONE A LOS NATURALES LA CULTURA DE �LA GENTE DE RAZ�N� O �MESTIZOS�, ADOPTADA A SU VEZ DE LOS EUROPEOS, POR LO CUAL EN LA LITURGIA SIEMPRE SE EMPLEAR�N HOSTIAS (QUE SI NOS PONEMOS ESTRICTOS PODR�AMOS DECIR QUE A PESAR DE SER UN TIPO DE PAN �CIMO NO FUE EL QUE UTILIZ� CRISTO EN LA �LTIMA CENA) Y VINO DE UVA.

En la iglesia cat�lica ha habido un despertar de la conciencia misionera y al menos en el discurso se habla muy rom�nticamente de ir a �predicar� el evangelio entre aquellos que no conocen a Cristo, pero consideremos que el mayor auge misionero ad gentes (�para los gentiles� o los que no son cristianos) de la iglesia cat�lica romana se dio en el siglo XIX cuando munchos pa�ses de Europa occidental como Inglaterra, Francia, Holanda, B�lgica, Italia, se lanzaron a la conquista de pueblos que consideraban �primitivos� en �frica, Asia, Ocean�a (seg�n �ngel Santos en su obra �Misionolog�a��) �poca en la cual los misioneros terminaron fungiendo como agentes colonizadores, como ocurri� con los evangelizadores que llegaron a las colonias de portugueses y espa�oles que se les adelantaron a las potencias europeas decimon�nicas en esa din�mica de expansi�n entre los siglos XV y XVI en �frica, Am�rica y Asia, por lo que ya hab�an ensayado muncho de la misiolog�a que surgi� a finales del siglo XIX y principios del XX como fruto del auge colonial-misionero decimon�nico cat�lico del que habl�bamos. De algunas de esas campa�as misioneras podemos criticar su intolerancia, verbi gratia, en la India los portugueses encontraron cristianos malabares y malankares de los cuales una parte acept� unirse a Roma y les han ido quitando poco a poco sus peculiaridades lit�rgicas y su autonom�a, o los han romanizado, situaci�n que ha causado divisiones con las otras facciones de estos cristianos que no aceptaron ser uniatos o integrarse a la iglesia cat�lica. Algunas centurias antes el espa�ol Bernardino de Sahag�n podemos criticar que escribi� su �Historia de las cosas de Nueva Espa�a� �nicamente con la finalidad de poner al descubierto las �idolatr�as� de las religiones indianas enmascaradas como ritos cristianos que continuaban practicando los abor�genes en aquellos a�os en que escribi� su obra, CON LA INTENCI�N DE EXTERMINARLAS Y NO POR INTER�S EN LA RELIGI�N DE LOS INDIOS (�por ventura los cat�licos no ser�n tambi�n idolatras veladamente?).

TAL VEZ SEA NECESARIO CREAR IGLESIAS AUTOCEFALAS AMERICANAS INDIANAS INDEPENDIENTES DEL PAPADO EN CUESTIONES DISCIPLINARES PARA QUE SE PUEDA LLEVAR A CABO UNA AUTENTICA INCULTURACI�N DEL EVANGELIO, YA QUE LOS MISIONEROS �DE RAZ�N� NO DEJAR�N DE IMPONER A LOS "INDIOS" LA "CULTURA NACIONAL MEXINACA", CON PRETEXTO DE "EVANGELIZARLES". ESTAS IGLESIAS AUTOCEFALAS PODR�AN QUEDAR EN COMUNI�N CON ALGUNAS IGLESIAS CAN�NICAS QUE PERMITEN LA AUTOCEFAL�A, COMO SON LA COPTA QUE YA TIENE PRESENCIA EN TLAYACAPAN, MORELOS, �M�XICO�, O CON ALGUNA DE LAS IGLESIAS ORTODOXAS PRESENTES EN ESTAS TIERRAS: LA DEL PATRIARCADO DE CONSTANTINOPLA, CON SEDE EN LA CIUDAD DE M�XICO, LA DEL PATRIARCADO DE ANTIOQUIA, CON SEDE EN LA CIUDAD DE M�XICO, LA DEL PATRIARCADO RUSO PRESENTE EN NEPANTLA, ESTADO DE M�XICO, Y LA IGLESIA ORTODOXA EN AM�RICA, DERIVADA DE LA IGLESIA DEL PATRIARCADO RUSO, CON SEDE EN LA CIUDAD DE M�XICO.


DE LA POSIBILIDAD DE IMPUTAR AL PAPA (Y EN S� A TODA LA CLEREC�A CAT�LICA ROMANA Y ORTODOXA, Y A LOS MINISTROS DE OTROS GRUPOS RELIGIOSOS M�S RECIENTES, RESPECTO A LOS PRIMEROS, QUE SE DICEN CRISTIANOS) LOS SIGNOS QUE DICE LA BIBLIA PARA RECONOCER AL ANTICRISTO.

Sanct Pablo en su �Segunda carta a los tesalonicenses� dice que antes de que sea la segunda venida de nuestro Se�or habr� una apostas�a, luego llegar� un hombre rebelde e imp�o que pondr� su trono en el templo de Dios y usurpar� su nombre, seg�n la traducci�n cat�lica de la �Biblia latinoamericana�. Dicha carta fue escrita alrededor del a�o 51, seg�n las cronolog�as de la �Biblia de Jerusal�n�. El libro del Apocalipsis, que se cree fue escrito alrededor del a�o 94, por lo que es posterior a la carta de sanct Pablo citada, dice que surgir�a una bestia de siete cabezas y diez cuernos que asolar�a a la humanidad entera, y ella simboliza, seg�n los exegetas cat�licos que participaron en la publicaci�n de la mencionada Biblia de Ierusalem, al poder centralizado del imperio romano, y las siete cabezas simbolizan a las siete colinas donde se asienta Roma. El Apocalipsis tambi�n habla del surgimiento de una segunda bestia que es la que se identifica com�nmente con el anticristo (t�rmino que no aparece en el dicho libro del Apocalipsis pero s� en una carta de san Juan) que ser�a sierva de la bestia primera y su nombre codificado en n�meros es 666, el cual parece identificarse con el nombre de Nero, seg�n los exegetas cat�licos, aunque algunos creen que Caligula es el que est� mencionado como anticristo en este pasaje del libro del Apocalipsis con otro c�digo num�rico que aparece en fragmentos aislados de algunas copias antiguas de dicho libro, seg�n un documental.

Reflexionemos por un instante. En una carta de sanct Pedro leemos que para Dios un d�a es como mil a�os, entonces tal vez para que se cumplan los designios de Dios debe pasar muncho tiempo terrestre, aunque para Dios ser�an d�as, y un solo hombre resultar�a entonces demasiado ef�mero para poder obrar todo el mal que se cree que har� el anticristo. El poder de aquel emperador, que impuso el culto a su persona, no dur� munchos siglos y no pudo obrar todo el mal que dice el libro del Apocalipsis que har�a la bestia, a la cual se le dice falso profeta en el Apocalipsis, y m�s com�nmente le conocemos como anticristo. Podr�amos pensar por lo tanto que sanct Pablo al mencionar al �hombre rebelde� habla del hombre en forma gen�rica, en plural, si no �C�mo podr�a perpetuarse en generaciones y generaciones el poder del anticristo?. Tal vez el modo en que esto ocurrir�a ser�a por medio de un jerarca que centralizar�a gran poder en un solo hombre, que pudiese ser sucedido por generaciones y generaciones y que tuviese influencia sobre todo el mundo.

La apostas�a que predijo sanct Pablo podr�a ser la que ocurri� en la iglesia cuando sucedi� el gran cisma o �cisma de Oriente� (como lo llama la iglesia romana), acaecido en el a�o 1054. A partir de este siglo lentamente la iglesia romana comenz� su vida independiente de la iglesia de Oriente y el papa culmin� su posicionamiento como se�or absoluto en Occidente. Dicha apostas�a la produjo la soberbia del papado y fue en masa arrastrando a toda su feligres�a, y se vino gestando desde el siglo V cuando el obispo de Roma borr� el canon XXVIII del concilio de Calcedonia, seg�n �ngel Santos, que le quitaba el t�tulo de primero entre los patriarcas y le confiri� este t�tulo al patriarca de Constantinopla; luego en el siglo VII se reform� el s�mbolo niceno � constantinopolitano en la iglesia occidental, seg�n Santos, sin convocar un concilio, agreg�ndosele el Filioque; e desde el siglo IX el obispo de Roma hizo munchas reformas disciplinares profundas en la iglesia occidental para que su jurisdicci�n fuese universal en todo su patriarcado, misma que antiguamente s�lo abarcaba una peque�a porci�n de la pen�nsula it�lica que ni siquiera traspasaba los Apeninos, seg�n Wilhelm De Vries, con lo cual ha llegado a ser el rey absoluto de la iglesia occidental despoj�ndoles de autonom�a a los obispos metropolitanos, e intent� extender este poder totalitarista hacia la iglesia oriental tratando de eliminar incluso la autonom�a de los obispos del levante cuya jerarqu�a es del mismo rango que la del obispo de Roma, es decir los patriarcas orientales. En los siglos XV, XVI y XIX har�a m�s modificaciones doctrinales como las cuestiones del purgatorio, la inmaculada concepci�n, el primado absolutista y la infalibilidad papal. Este rechazo a las doctrinas originales de los antiguos concilios ecum�nicos y a las tradicionales organizaciones aut�nomas de los patriarcados y obispados metropolitanos es lo que hace al papa un apostata. De esta manera el cisma de 1054 fue provocado por dos cosas: una que el obispo de Roma quer�a asumir un poder absoluto doctrinal, y la segunda es que ten�a el deseo de gobernar totalitariamente en lo disciplinar a toda la iglesia, adem�s de querer ostentar el poder pol�tico en Occidente, por lo cual form� un imperio rom�nico-germ�nico con Carlo Magno de origen franco, intentando que el poder papal estuviese por encima del de este emperador, y lo mismo sucedi� en el tiempo que su imperio (que se lleg� a conocer como el �Sacro imperio romano�) resurgi� con Ot�n, originario de la actual Alemania, aunque es sabido que sus emperadores terminaron por avasallar al papa no sin darse entre el pont�fice y dichos mandatarios munchos conflictos por el poder. Las pruebas de que el patriarca de Roma se consideraba con derecho de ostentar poder pol�tico y religioso en Occidente se tienen en la existencia de la �Donaci�n de Constantino�, documento falso (mencionado en una p�gina web de la �Enciclopedia cat�lica�) con el cual un papa intent� legitimar esa soberan�a eclesial e secular ante un patriarca de Constantinopla, y en que antiguamente el pont�fice usaba la tiara cuyas tres coronas significaban que el obispo de Roma era �padre de pr�ncipes y reyes, gobernador del mundo e vicario de Cristo�, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger. Cuando el patriarca de Roma fund� su nuevo imperio fue tambi�n para romper con el emperador romano de Oriente que controlaba a la iglesia. As� pues el gran cisma y sus antecedentes implicaron que el obispo de Roma fuese rebelde, como Pablo dice del hombre rebelde o anticristo (aunque Sa�l de Tarso no usa este �ltimo t�rmino), primero, en el siglo VIII, contra el poder secular y eclesial del emperador romano de Oriente avecindado en Constantinopla cuando el patriarca de Occidente, hoy el papa (para quien en ese tiempo a�n no se le reservaba el dicho nombre de papa que, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, era una denominaci�n que se aplicaba para cualquier obispo pero a partir del siglo XI se decret� que ser�a, de ah� en adelante, exclusiva del obispo de Roma) comenz� a poner las bases para crear su nuevo imperio occidental, y luego que se rebelase contra el patriarca de Constantinopla entre los siglos V, IX y XI quien, seg�n el canon XXVIII del concilio de Calcedonia, ten�a ya el t�tulo de primero entre los patriarcas, t�tulo que anteriormente tuvo el obispo romano y que le fue retirado por ese mismo concilio. Sanct Pablo asevera que todas las autoridades vienen de Dios y al rebelarnos contra ellas nos rebelamos contra Dios, entonces el papa bien puede quedar finalmente con todo esto como un rebelde hacia Dios, como predijo sanct Pablo del que llaman anticristo, por rebelarse contra el emperador y contra tres patriarcas de Constantinopla. Por otra parte el papa tiene su trono en un templo de Dios, en la Bas�lica de sanct Pedro, como dice sanct Pablo en la segunda de tesalonicenses que lo tendr�a el hombre rebelde (o anticristo, aunque Pablo no usa este t�rmino). Tambi�n es posible, seg�n o� decir a un sacerdote anglicano, que el papa est� usurpando el nombre de Dios mismo, como advirti� el ap�stol de Tarso que lo har�a el llamado anticristo, por las denominaciones que se le deben aplicar al patriarca de Roma tales como �sancto padre�, que usurpa tal ves el nombre de Dios Padre; �sumo pont�fice�, que se asemeja al t�tulo de Sumo Sacerdote que la �Carta a los hebreos� da a Jesucristo; y �vicario de Cristo�, nombre similar al de par�clito, t�tulo dado al Esp�ritu Sancto en el evangelio de Juan que se traduce por una parte como abogado, y ya que vicario se refiere a alguien que toma las veces de otro y un abogado igualmente toma las veces de su cliente cuando le representa en los juicios, hay similitud pues entre un abogado y un vicario por esta funci�n de representar a alg�n tercero. Todo ello indica quiz� que el papa podr�a estar usurpando los atributos de Dios Trino y Uno. Los sacerdotes cat�licos y el papa, que dice ser el �sumo sacerdote�, argumentan abiertamente en su teolog�a que todas sus obras pastorales son realizadas �in persona Christi�, es decir �en la persona de Cristo�, usurpando el lugar de Jes�s, Dios Hijo, y aunque declaren en su discurso que Cristo es la cabeza de la iglesia en realidad ellos asumen esta funci�n capital porque se hace lo que ellos dicen, especialmente lo que dicten el papa y sus secuaces, y Cristo les vale un reverendo r�bano. De hecho entre los cat�licos se reconoce t�citamente que el papa es �la cabeza�visible de la iglesia�. El libro del Apocalipsis indica que la segunda bestia conocida tambi�n como el anticristo dominar�a con el poder dado por Roma y controlar�a acciones y pensamientos de la gente poniendo su marca en la frente y en la mano de las personas. El poder del emperador romano y el culto a su persona se termin� hace siglos, pero ahora el papa es el �nico jerarca romano absolutista que tiene poder mundial y que le fue otorgado en un primer momento por el imperio antiguo de Roma, e posteriormente se ha extendido por todo el mundo su yugo gracias al colonialismo de los pa�ses que han ido surgiendo en la Europa occidental, hijos de un modo u otro del imperio antiguo y del m�s reciente �Sacro imperio� romano, creado por el papa, pa�ses que han controlado al mundo cultural y econ�micamente por muncho tiempo y que actualmente han cedido la estafeta a Estados Unidos, su engendro diab�lico, como dominador del orbe. El papa que gobierna desde Roma dirige una religi�n, la iglesia cat�lica, que precisamente intenta influir en el pensamiento y las acciones de la gente como se predice de esa bestia anticristo, imponiendo a sus feligreses sus doctrinas her�ticas que modifican la doctrina original de los primeros concilios realmente ecum�nicos que se realizaron todos en la iglesia de Oriente, e imponi�ndoles el culto a s� mismo, e a toda la clerec�a cat�lica que ha usurpado el lugar de Dios, como lo hizo antes el emperador romano imponiendo el culto a su persona. Esa imagen que nos presenta el Apocalipsis de una prostituta salida de Roma que simboliza, seg�n los exegetas cat�licos, a la metr�poli romana misma, y que se acuesta con los poderosos y est� vestida de p�rpura y joyas, por ventura no queda perfecta para la iglesia cat�lica cuyo l�der m�ximo se encuentra en Roma, cuya clerec�a siempre mantiene relaciones muy �ntimas con los pudientes, y cuyos pr�ncipes de la su jerarqu�a visten de rojo y joyas, los llamados cardenales. �No ser� entonces que toda la informaci�n mostrada nos revela que, como ya han dicho algunos, el papado puede ser el anticristo?.

Sin embargo hay todav�a m�s posibilidades de interpretar toda esta cuesti�n del anticristo o falso profeta. Si la primera bestia del Apocalipsis representa al imperio de Roma, y es la que le ha dado poder a la segunda bestia o falso profeta, podemos pensar que esta segunda bestia representa tanto a la iglesia cat�lica como a la ortodoxa y a las precalcedonias (copta, jacobita, asyrio-caldea y armenia), entendi�ndose aqu� el t�rmino iglesia �nicamente como la su jerarqu�a. En efecto, todas ellas eran una sola iglesia y se desarrollaron a la sombra del emperador romano por lo que su grande poder y el arraigo de estas entre la gente se lo deben al dicho imperio, mientras que los ap�stoles, y con ellos Pablo tambi�n, y sus tempranos sucesores hasta alrededor del siglo IV aproximadamente, no tuvieron tal dependencia de las autoridades imperiales aunque recomendaban el respeto hacia ellas, pero a partir de este �ltimo siglo fue cuando la religi�n cristiana se hizo oficial en el imperio y se impuso a las masas, a�n a la fuerza, y ello les dio el grande arraigo que tienen hasta hoy tanto la iglesia ortodoxa como la cat�lica y las precalcedonias en sus respectivas �reas de influencia, por lo tanto sus jerarcas eclesiales empezaron a ser pr�cticamente funcionarios imperiales y, despu�s de que call� el imperio, los cl�rigos siguieron estando al servicio de los nuevos poderes pol�ticos que fueron surgiendo tanto en Oriente como en Occidente, por lo que tanto la iglesia ortodoxa como la cat�lica e las precalcedonias han podido sobrevivir tantos siglos, y parece que a�n seguir�n en medio de los hombres por otro buen tiempo dejando su impronta en munchas generaciones m�s. Si el papa se sienta en su trono dentro de un templo, lo mismo que cualquier obispo cat�lico, tambi�n los patriarcas, los primados autocefalos, lo mismo que cualquier obispo ortodoxo, por ejemplo, tienen sus sedes o tronos en los templos. Un sacerdote ortodoxo me dijo que "el que ve al obispo ve a Jesucristo", y al patriarca de Constantinopla, e a los dem�s, se les llama en griego �Kyrios�, seg�n una p�gina web ortodoxa (cuya direcci�n es: http://www.orthodox.org.mx/organizacion.htm , pero seg�n parece han quitado de esta p�gina el apartado sobre jerarqu�a en el cual llamaban kyrios a los patriarcas, pero como yo lo guard� hace a�os lo pongo a disposici�n de quien quiera descargarle, s�lo que vertido al formato PDF, pulsando aqu� ), nombre que se le reserva s�lo a Jesucristo en el Nuevo Testamento y, seg�n el diccionario cat�lico de Straubinger, se emplea en la Biblia de los Setenta para traducir la m�s sacra denominaci�n jud�a de Dios, YHVH, o tambi�n podr�a ser traducci�n de la voz hebrea Adonai que quiere decir �Se�or� como el t�rmino griego Kyrios. Con lo anterior se infiere que los jerarcas eclesiales ortodoxos pueden estar igualmente dentro del molde del hombre rebelde que refiere sanct Pablo, el llamado anticristo, el que intenta suplantar a Dios, especialmente al Hijo, al igual que la clericia romana.

En cuanto a la apostas�a de que habla sanct Pablo podemos agregar que Jesucristo criticaba a la elite religiosa jud�a porque hab�an convertido la religi�n en simples rituales externos y hab�a olvidado la justicia, la misericordia, la fe, la conversi�n interna que eran el fundamento de la primitiva ley mosaica con la cual la elite religiosa jud�a legitimaba su poder, legislaci�n que en realidad manipulaban a su conveniencia. De la misma forma los sacerdotes cat�licos, ortodoxos y precalcedonios, han tergiversado el mensaje del evangelio. En efecto, sanct Pablo ha dejado buenos testimonios de que la naturaleza primitiva del ministerio de los ap�stoles era la predicaci�n y no ritos externos como la liturgia, por lo que en la �Primera carta a los corintios� dice: �Cristo no me envi� a bautizar sino a predicar el evangelio�, y tambi�n asever�, hablando de los servidores del templo jud�o, que �los que sirven al altar del altar participan�, a�adiendo acerca de los ministros de Jesucristo que �los que predican el evangelio que vivan del evangelio�, dejando claro que los ministros cristianos por sobre todo predicaban. Ese ministerio primitivo llevaba el fin de invitar a la gente a que cumpliera realmente la ley de Dios, la ley de la misericordia, de la justicia, de la caridad, les invitaban a una conversi�n interna basada en la fe y en la misericordia, y sanct Pablo quer�a que los mismos predicadores fuesen modelos en vivir esa conversi�n, pero los sacerdotes, cat�licos, ortodoxos y precalcedonios, debido a que han venido a ser agentes de dominaci�n y la predicaci�n del evangelio implica tocar el punto de la reivindicaci�n que �ste hace de las clases menesterosas, e su ataque a las clases hegem�nicas, lo que puede suscitar, contrariamente a los fines de las elites a las que sirven, revoluciones (Flavio Josefo verbi gratia se�ala que los seguidores de Cristo se vieron involucrados en insubordinaciones), han ido suavizando con el paso del tiempo todo lo referente al ministerio de la palabra y, con ello, en lugar de predicar, la clerec�a ha venido a ser simple dispensadora de la liturgia y de eso que llaman los sacramentos, adem�s de otros servicios religiosos, que son todos pura y llanamente rituales externos que no implican conversi�n interior de la gente, por lo que los cl�rigos cristianos modernos han venido a parecerse m�s a los sacerdotes jud�os, por eso de vivir del altar e por su corrupci�n, que al ideal de los ministros del cristianismo primitivo. Cabe agregar que la ya citada �Primera carta a los corintios� tambi�n deja entrever que la �cena del Se�or� la celebraba el vulgo hacia el siglo I en esos banquetes populares conocidos como ��gapes�, los cuales se llevaban a cabo en casa particulares seg�n la ep�stola de Judas, mismos que algunos siglos despu�s, entre las centurias IV a la VII seg�n el diccionario de Straubinger, fueron prohibidos supuestamente porque en ellos se comet�an excesos, pero quiz� el inter�s de los jerarcas era que la �cena del Se�or�, la cual pas� a identificarse como liturgia o misa, pudiese ser celebrada �nicamente por la jerarqu�a eclesial, tanto oriental como occidental, para poderla explotar, quit�ndole el su car�cter popular. Para los sacerdotes, tanto ortodoxos como cat�licos e precalcedonios, esos rituales externos se han convertido s�lo en el medio para sacar dinero del pueblo, ello de manera ilegitima porque en primer lugar la escriptura condena la venta de las cosas sagradas ya que por solicitarle eso a los ap�stoles un mago de nombre Sim�n fue reprendido por sanct Pedro seg�n el libro de Hechos, gracias a lo cual la venta de lo sagrado se ha venido a conocer como �simon�a�, y porque en segundo lugar, en el caso de los sacerdotes seculares cat�licos por ejemplo, tanto el sueldo que les da la su di�cesis (mismo que no obstante, seg�n sanct Pavlo en su carta a los corintios ya citada, ser�a el justo pago que les corresponde a aquellos que sirven al evangelio, pero s�lo ser�a legitimo si no procediese de la venta de las cosas sagradas que condena la escritura) as� como la mayor parte del dinero extra que obtienen, todo sale de la venta de servicios religiosos como los sacramentos, o sea de la simon�a que condena la Biblia. Con todo ello munchos llegaron, y llegan, a amasar grandes riquezas, e gracias tambi�n a que, generalmente, mantienen buenas relaciones con las elites para poner la balanza a su favor, por lo que se convierten con frecuencia en opresores de los pobres que reivindic� Cristo. LOS SACERDOTES CRISTIANOS SON PUES GENERALMENTE SEPULCROS BLANQUEADOS, SIN MACULA POR FUERA PERO POR DENTRO LLENOS DE PODREDUMBRE. NI MAS NI MENOS SE HAN CONVERTIDO EN LO MISMO QUE CRITIC� JES�S DE LOS JERARCAS RELIGIOSOS JUD�OS, Y SE DEDICAN IGUALMENTE A BUSCAR PROS�LITOS TAN S�LO PARA CONDENARLES DOBLEMENTE QUE ELLOS A SER REOS DE LA GEHENNA. En efecto, la esencia de la vocaci�n sacerdotal moderna se basa precisamente en lo que Jes�s critic� a la elite religiosa de los jud�os que buscaba la veneraci�n del pueblo acaparando los primeros lugares en las sinagogas, jerarcas que gustaban de que la gente les saludase en las plazas y les llamasen �maestros� y �padres�, exagerando por ejemplo sus filactelias, que eran s�mbolo de la supuesta gran �piedad� que profesaban, para llamar la atenci�n. Jes�s les critic� tambi�n que se esmerasen mucho en pagar uno, otro, y otro diezmo, pero dejaran de practicar la justicia, la misericordia, la fe. Por ventura los sacerdotes cat�licos y ortodoxos por ejemplo no gustan de los primeros lugares en los templos y que la gente les llame �padres� e, todav�a m�s, a los obispos cat�licos se les tiene que llamar �excelent�simos y reverend�simos se�ores doctores�, es decir excelent�simos se�ores "sabios", esto �ltimo quiere decir el t�rmino latino �doctor�, e a un obispo ortodoxo en griego hay que llamarle "despotes", que se refiere a que los obispos son "se�ores absolutos", y en ruso se le tiene que llamar �vladika�, t�rmino cuyo significado alude a la suprema autoridad que posee el se�or a quien se le aplica, siendo que Jes�s recomend� que no se hiciesen llamar �doctores� ni �padres� ni ning�n t�tulo semejante. Acaso no les gusta tanto a los sacerdotes cat�licos como a los ortodoxos que les besen la mano (cosa que en la civdad de M�xico ya no se ve tan frecuente respecto a la clerec�a cat�lica pero en provincia, donde viv�, es a�n muy com�n). Y qu� m�s falta de humildad que la del papa que se asume como el rey absoluto de la iglesia, y el trato grosero que dan la mayor�a de los sacerdotes a la su feligres�a, contradiciendo al Se�or que dijo a sus disc�pulos: �el que quiera ser el primero que sea el servidor de todos�. Esta forma de cristianismo implica que la gente ya no busque la salvaci�n en la conversi�n y no busque vivir la justicia, la misericordia, la fe, la �gape o caridad, si no que creen que con pagar un ritual exterior, creen que con donarle dinero a los cl�rigos, con hacerles templos, est�n comprando la salvaci�n, dejando de lado el compromiso de la conversi�n. La iglesia romana abus� de la venta de las cosas sagradas cuando vend�a indulgencias para supuestamente sacar a las �nimas del purgatorio, cuesti�n que les contradijo el entonces religioso cat�lico Lutero (e igualmente otras 94 cuestiones con las que no estaba de acuerdo con la iglesia romana, seg�n Febvre) por lo cual le excomulgaron. El evangelio por el contrario asevera que en el juicio final ser�n salvos, no aquellos muy �piadosos� que van a la liturgia o �misa� a darse golpes de pecho sino los que descubrieron el rostro del Se�or en el hambriento al que dieron de comer, en el sediento al que dieron de beber, en el desnudo a quien dieron qu� vestir, a quienes generalmente, como dice un canto cat�lico, m�s bien ��munchos les ven pasar de largo, �acaso por llegar temprano al templo?�. Tanto Yeshua como sanct Pablo criticaban este ritualismo vac�o, y el ap�stol de Tarso recalcaba que las obras muertas de la ley judaica, compuesta de costumbres externas sin conversi�n interior, no salvaban, sino la fe en Cristo que, seg�n la carta de Sanctiago, conduce a otras obras, las de la misericordia, las de la justicia, las de la caridad. Es necesario entender pues que ese cristianismo de las ense�anzas clericales cat�licas, ortodoxas y precalcedonias es ap�stata respecto al de los primeros evangelizadores como sanct Pablo, pues la clerec�a predica una negaci�n total de la doctrina original de Jes�s el Jristos respecto a no caer en ritualismos y costumbres superfluas que no llevan a la conversi�n sino solamente al mercantilismo vil de lo sagrado, como los sacerdotes jud�os lo hac�an.

Aclaramos que tampoco los protestantes han superado lo anterior pues aunque le dan mayor importancia a la predicaci�n que a los rituales, solamente buscan sacar provecho para s� mismos abusando de la su autoridad con frecuencia sin preocuparse por la conversi�n de otros, y menos de la propia. Por ejemplo Mart�n Lutero, l�der de la �reforma protestante� acaecida en Occidente, desde la g�nesis de este movimiento se deslind� por completo de los campesinos que simpatizaban con dicha reforma y que se levantaron en armas, incluso incit� a los se�ores para que aniquilaran a los buc�licos (aunque un anabaptista fue uno de los que capitane� a dichos insurgentes: Thomas M�nzer, que termin� decapitado). Lutero logr� con ello que la tierra que pertenec�a a la iglesia cat�lica se repartiese solamente entre los se�ores al instaurarse la reforma en el norte de la hoy Alemania, con lo que quiz� buscaba salvar al movimiento al ser controlado �nicamente por esa elite y, principalmente, evit� ser perseguido, as� logr� salvar el pellejo (a diferencia de M�nzer que opt� por los campesinos) gracias a la protecci�n que le brind� uno de esos se�ores de la hoy Alemania. Cabe mencionar que los Estados Unidos de Am�rica, cuyos �padres fundadores� como George Washington, seg�n un documental, se inspiraron profundamente en la organizaci�n y en h�roes del antiguo imperio romano, hasta el punto de tener como escudo a un �guila con las alas extendidas como el del dicho imperio, han venido a ser hoy d�a una �nueva Roma� cuyo poder imperial se manifiesta militarmente y econ�micamente, el cual est� sirviendo de �trampol�n� financiero a varias religiones (algunas cristianas y otras no) para poder extenderse, mismas que tambi�n tienen cosas muy discutibles, especialmente que sus l�deres son tan explotadores de sus fieles como los sacerdotes, por lo que se puede decir, desde un punto de vista fundamentalista si se quiere, que igualmente todos esos movimientos religiosos son anticristos o monstruos servidores de la bestia que representa a Roma en el Apocalipsis, que en este caso se identificar�a con los USA o la �nova Roma�. Algunas de esas religiones son: las iglesias conocidas como hist�ricas protestantes, e otras como La Bautista, La Adventista, Los Pentecostales, el grupo de los Testigos de Jehovah, Ej�rcito de Salvaci�n, los Mormones, Rosacruces, la New Age, etc., mismas que desde Norteam�rica llevan a cabo constantes campa�as de proselitismo hacia todo el mundo y, adem�s, en mayor o menor medida, de esas asociaciones religiosas las que se consideran cristianas son a su vez engendros de la iglesia cat�lica porque comparten con ella una organizaci�n absolutista por lo cual de una iglesia se separa otra, otra, otra, otra y otra, debido a que las elites de esas organizaciones quieren tener poder totalitario en lugar de que se busquen las jurisdicciones aut�nomas en comuni�n o confederadas como en las iglesias antiguas del Oriente cristiano, y adem�s cada uno de esos grupos religiosos reserva la definici�n de sus dogmas a sus dirigentes supremos, como en la iglesia cat�lica, habiendo grandes divergencias entre las doctrinas de un grupo y otro pues las elites de cada organizaci�n interpretan la Biblia de diferentes maneras o hasta inventan sus propias escripturas como ocurre entre los mormones.

Yo estuve en el Seminario cat�lico de Vocaciones Adultas de Coatlinchan, Texcoco, �M�xico�, de donde me corrieron por denunciar a un seminarista de nombre Rolando que andaba con una cocinera. Rolando era secretario y chofer del rector llamado Fray Domingo Desobry O. P. (dominico). Como el hilo se rompe por lo m�s delgado al que corrieron fue a m� (por cierto que en ese Seminario de vocaciones Adultas conoc� a dos compas, Octavio D�az y Mart�n Sol�rzano, que hoy d�a son sacerdotes del instituto �apologeta� Ap�stoles de la Palabra de Flaviano Amatulli. Un d�a un compa�ero llamado F�lix me comento que vio a Mart�n y a Octavio d�ndose un beso en la boca, es decir que presuntamente esos dos sacerdotes miembros de los Ap�stoles de la palabra son homosexuales. �Pueden personajes como esos �defender la verdad� como declaran en su discurso �apologeta� los amatullis?). Tambi�n estuve en el Seminario Conciliar de Quer�taro. Me di cuenta de que la mayor�a de los que entran en estas instituciones lo hacen porque �les gusta controlar a las masas�, como me dijo un d�a un seminarista, y ven en el sacerdocio una manera de vivir con lujos haciendo poco esfuerzo. Entre los que entran al seminario algunos tienen don de mando y polarizan a su grupo escolar (cuyos integrantes viven internados en el seminario), y en un polo se posicionan los que est�n de su lado, los que se vuelven sus secuaces y les obedecen, y aquellos que no se dejan dominar quedan en el otro polo, los cuales son atacados por estos lidercillos y por sus compinches hasta hacer que solitos se salgan del seminario. Yo fui precisamente de los que no me dej� gobernar por ning�n cabr�n con don de mando en m�o grupo escolar, y �c�mo me hicieron la vida de cuadritos!. Desde el seminario se ve la actitud explotadora de los seminaristas, por ejemplo se les pide que solamente tengan un �bienhechor� que les ayude econ�micamente, mas son listos y tienen 5 o 6 que les dan dinero, como esas viejas putas que tienen munchos amantes de billete, y un bienhechor les paga la ropa buena, otro la tele, otro la computadora, aunque denuncian un solo bienhechor al rector. Y de viejas pos �en cada puerto un amor� y de otros que les gusta "la coca hervida", el "caldo de murci�lago" o �el arroz con popote� mejor ni hablar. Debido a que yo era portero en el seminario vido c�mo llegaron a buscar a un seminarista para matarle por meterse con una vieja de un pueblillo llamado Xich�, pero por desgracia no estaba. Vido llegar a algunos seminaristas, los cuales ya son sacerdotes, a las diez u once de la noche, algunos pedos, y cuando se les hac�a m�s tarde llegaban hasta la madrugada y se saltaban por donde pod�an. Como se ve existe en los seminaristas gran disposici�n para hacer chingaderas y nula para ayudar a alguien menesteroso. En efecto, respecto a esto �ltimo recuerdo una vez que fuimos de colecta, yo y unos compa�eros del seminario, a la ya referida comarca de Xich�, y encontr� en uno de los ranchos a los que fui a una se�ora que estaba paralizada del cuerpo por lo que se la pasaba postrada en cama. El su padre me dijo que no la llevaban al doctor porque no ten�an medios de transporte. Entonces le dije al jefe de aquel grupo con el que iba que si al regresar a Quer�taro, donde est� el seminario, podr�amos llevar a la se�ora a un hospital de dicha ciudad en la camioneta en la que viaj�bamos, pero se negaron rotundamente. �Qu� les costaba, si de por s� nos dirig�amos para esa ciudad?. Con esta maldad institucionalizada desde el seminario me di cuenta que s�lo los m�s culeros, los m�s mujereros o pu�ales, los m�s vividores, los que tienen m�s tablas en vivir en esa maldad, o los m�s ma�osos, son los que se ordenan, y otros que no llevaban esas negras intenciones mejor se salen. As� por ejemplo los mismos formadores toleran verbi gratia a los mujereros, pues dicen que �mejor eso y no que sean putos�, e incluso presionan a los seminaristas para echarles a rodar �cuesta abajo� en la �lujuria�, como me sucedi� con un �padre espiritual� del Seminario Conciliar de Quer�taro llamado Wenceslao Ferrusqu�a Navarrete, quien viendo que yo no ten�a vieja como la mayor�a de los mis compa�eros del seminario me dijo que me cogiese a la ruca que apeteciese, que �l me daba permiso, pero como no quise hacerlo empez� a insinuar que yo era homosexual para obligarme a obedecerle, aunque no sucumb�. Huelga decir que con lo anterior ser� pr�cticamente imposible que seminarista alguno logre guardar el celibato cuando llegue a ser sacerdote. Pero eso s� nos dicen y repiten los formadores que tenemos que guardar estrictamente las apariencias ante la raza para �no quitarle su fe a la gente sencilla�, �asquerosos sepulcros blanqueados!. Y ni mencionar el elitismo con que se rige la vida del seminario, por ejemplo, los sacerdotes viven en su hiperurano comiendo verbi gratia filetes y espaghetti, y nosotros yantando puros huevos y frijoles e incluso nos daban comida echada a perder, como leche agria o guisados acedos que le regalaban al �padre� ec�nomo. Recuerdo que llegaba entonces un seminarista de elite, Rub�n Cabrera, hermano de un �padre� llamado Rogelio Cabrera que orden�ronle obispo de Tacambaro en el tiempo que estuve en el seminario de Quer�taro, y ese seminarista como era de la �aristocracia� estudiaba en Roma (e hubo alcanzado el doctorado) y cuando llegaba de vacaciones al seminario en Quer�taro �l generalmente ten�a el privilegio de tragar con los sacerdotes que administraban el dicho seminario, y s�lo a veces con nosotros la �chusma� que casi nunca altern�bamos con esos jerarcas eclesiales durante la comida, e menos nos compart�an de los sus manjares, jerarcas que ten�an su refectorio privado aparte del de nosotros. Sobra decir que Rub�n hoy que es �padre� tiene su parroquia en Juriquilla, uno de los barrios suburbanos m�s �popof� de la civdad de Quer�taro, lo que le garantiza seguramente muy jugosos ingresos econ�micos. Recuerdo asimismo que mi �nico amigo seminarista (que termin� sali�ndose tambi�n) lleg� un d�a extendi�ndole la mano, para saludarle, al obispo de la di�cesis Mario de Gasperin, pero �l le ignor� brutalmente. Ese clasismo se extiende al gobierno de la di�cesis entera pues los seminaristas de familias acomodadas son los que, al ser ordenados, obtienen los mejores puestos administrativos de la di�cesis y, en el �rea �pastoral�, las parroquias de m�s dinero en las civdades. En cuanto a mi grupo escolar dentro del seminario observ� que, entre mis compa�eros, al ni�o rico (que curiosamente se llama Ricardo, su mote �Ricky�, que hoy ya es sacerdote) era generalmente a quien los �formadores� pon�an a dirigir las tareas que nos tocaban hacer como grupo, d�ndole desde entonces un estatus de l�der. El obispo decide generalmente que s�lo los de familias m�s acomodadas sean los que van a estudiar a Roma y contin�en estudios de licenciatura, maestr�a y doctorado, y as� determina quienes pueden obtener puestos importantes en el escalaf�n diocesano y quienes pueden ser promovidos al episcopado, quedando de manifiesto que existe a�n el alto y bajo clero como en la edad media. Recuerdo el caso de dos sacerdotes, Agust�n y Fidencio, que no pertenec�an a clases acomodadas. Ellos quer�an seguir estudiando despu�s del seminario pero tuvieron que esperar unos diez a�os, o m�s, despu�s de ser ordenados para que el obispo se dignara dejarles estudiar una licenciatura, pero no los mandaron a Roma sino ac� a la Pontificia Universidad de M�xico. Cabe decir que Fidencio, cuyo apelativo es Serv�n, es hoy p�rroco en Jalpan, poblado de la Sierra Gorda, y ser enviado por el obispo a esa comarca significa para los sacerdotes de la di�cesis queretarensis un verdadero castigo por parte del episcopo, seguramente porque se perciben menores ingresos que, verbi gratia, en las parroquias de la capital queretana, las cuales est�n reservadas para integrantes del alto clero, como el referido Rub�n Cabrera, quien tiene munchos menos a�os de ordenado que Fidencio Serv�n pero il�gicamente ha alcanzado un estatus mucho m�s alto en el escalaf�n diocesano que este �ltimo sacerdote.

Casos de cl�rigos mujereros me toc� ver m�s de uno all� en la di�cesis de Quer�taro, como el del �padre� Gregorio que estaba en la parroquia de Xich�, Guanajuato, y el del �padre� Mauro que estaba en la parroquia de la Torre, Amealco, Quer�taro, los cuales ten�an a sus amantes enmascaradas como sus cocineras y secretarias. Un se�or del municipio de Cadereyta, Quer�taro me cont� de un sacerdote que lleg� a su parroquia y se meti� con una de las feligresas y tuvo con ella dos ni�os. Afortunadamente, seg�n el se�or que me lo cont�, el padre de la mujer mat� a aquel sacerdote. Tambi�n s� del descarado caso de adulterio entre una mujer casada llamada Alma, empleada del sacerdote cat�lico Cuitlahuac Fern�ndez Jacinto, quien es asimismo amante de ella �con la aparente venia del marido de Alma!. Dicho cl�rigo es p�rroco en Sancta Catherina en el centro de la civdad de M�xico. Cuitlahuac Fern�ndez lleg� siendo di�cono a la parroquia cat�lica donde yo asist�a, en esta civdad de M�xico, y supe que se meti� por lo menos con una mujer de la parroquia, misma que es la mi exesposa (y ella me cont� lo de �l y la tal Alma). Debo confesar que me dio gusto saber que a uno de esos sacerdotes mierda que conoc� del seminario de Quer�taro, el �padre� Estrella, le mataran los familiares de una vieja con la que andaba, seg�n se rumor� entre la clericia y seminaristas cuando ocurri� su deceso, pero obviamente no se supo ello entre la feligres�a. Tambi�n supe de un caso de pedofilia cuando estuve en el seminario cat�lico de vocaciones adultas de Cristo Rey, y me enter� por una se�ora que conoc� en mi apostolado en Chimalhuacan que me dijo que no quer�a saber nada de la iglesia romana porque cuando era ni�a un sacerdote cat�lico quiso violarla. Yo hasta me endeud� con unos libros que me fi� uno llamado Reyes, de los amatullis (que nunca los pagu� por cierto), para regal�rselos a la se�ora aquella y tratar de convencerla de que regresara a la iglesia cat�lica, pero todos mis esfuerzos fueron in�tiles Deo gratias. A principios de los noventas, cuando conoc� a esta do�a, ella ten�a como 50 a�os, por lo tanto su ni�ez debi� transcurrir entre los a�os cuarentas y cincuentas cuando le ocurri� el intento de violaci�n por parte de aquel sacerdote, lo que indica que la pedofilia es un fen�meno de cierta antig�edad entre los cl�rigos de estas tierras, como en Irlanda donde han salido a la luz varios casos de pedofilia de considerable antig�edad, aunque es hasta ahoy que se ha venido a dar a conocer ampliamente ese fen�meno de la violaci�n habitual que cometen los jerarcas eclesiales por estas latitudes contra ni�os de su feligres�a, o contra subordinados suyos en alg�n seminario como en el sonado caso de Marcial Maciel. Otro sacerdote de la di�cesis queretana, el �padre� Jos� Guerrero, ten�a delirio de comprar aparatos y herramientas, adem�s de lanchas y carros que nunca utilizaba, y no sal�a de estar chupando y tragando en el restaurante del suntuoso hotel la Mansi�n porque, eso s�, viven a todo lujo a costa de vender los sacramentos ya que su sueldo diocesano no creo que les de para tanto. De ese dinero, producto de la simon�a por vender los sacramentos, una parte deben darla a la di�cesis pero como no les llevan ning�n registro entregan lo que quieren y se quedan con lo que quieren, �eso no ser� robar?. Las misas de XV a�os, primeras comuniones, matrimonios etc. s�lo son para los sacerdotes un negocio y por eso se empe�an muncho en realizarlas, pero cuando se trata de ir a confesar a un moribundo, del cual seguramente no sacar�n dinero, me consta que ponen mil y un pretextos para no ir. Pero eso s� c�mo se esmeran en aparentar pureza, honradez, sanctidad, y con eso de que creen actuar pastoralmente �in persona Christi� nadie les puede decir nada porque dicen por ejemplo que �son Cristo� a la hora de celebrar la misa, como dec�a un �padre� al que apodaban el �Dominique� que estaba medio desequilibrado mental por un l�o (de faldas aparentemente) que tuvo en su parroquia, sacerdote que estuvo confinado un tiempo en el Seminario de Vocaciones Adultas mientras las cosas se calmaban por lo que cometi�. ENTONCES, COMO DIJE, LOS SACERDOTES SON SEPULCROS BLANQUEADOS: POR FUERA SIN MACULA PERO POR DENTRO LLENOS DE PODREDUMBRE.

Yo me sal� del seminario de Quer�taro, el �ltimo en el que estuve, por un incidente. Recuerdo que ven�amos en peregrinaci�n desde Quer�taro hasta la Villa a pie, y en llegando a Cuahutitlan me met� a duchar en un ba�o que se supon�a era �nicamente para sacerdotes y seminaristas. Apenas entr� lleg� un �padre� que casi tira la puerta a patadas, y cuando sal� me dijo: �qu� haces aqu�, acaso eres seminarista�, yo le dije: �s�, que hab�a terminado el curso introductorio, pero �l respondi�: �no es cierto porque yo les conozco a todos y a ti no te he visto (porque �l conoc�a a los que ven�an del seminario menor, y yo entr� directo al curso introductorio y luego a filosof�a), as� que laaaaaaaargate de aqu�. Esto fue lo que hizo que se me quitara el velo de los ojos y me permiti� ver que los sacerdotes creen estar muy por encima de la gente que no tiene �rdenes sagradas, se han deificado, se creen Cristo, como hemos venido diciendo, por lo que para ese cl�rigo result� ser una �profanaci�n� el que un laico = lego = ignorante como yo que, seg�n �l, ni seminarista era, se atreviese a entrar a un ba�o reservado para la clerec�a que se autodenomina �sabia�, como cuando a un obispo se le llama doctor, que quiere decir �sabio� en lat�n, considerando todo un sanctuario al dicho recinto sanitario por estar reservado para la clerec�a e seminaristas, pero bien que viven del dinero que les sacan a los �ignorantes profanos� (cabe agregar aqu� otro argumento con el que legitiman su creencia de ser superiores a los dem�s, el cual se basa en el hecho de que un gran n�mero de seminaristas desiste de la �vocaci�n� sacerdotal e s�lo unos cuantos se ordenan, y los que lo logran sienten que Dios les tiene deferencia especial pues creen que �l mismo les eligi� de entre esa multitud y por eso lograron ordenarse). �Pero por ventura no dice el evangelio e alguna ep�stola que la revelaci�n del reino de Dios se le da a los indoctos e no a los �sabios�, y que �el que no se haga como un peque�o no entrar� en el reino de los cielos�?. Dijo Jes�s que un �rbol se reconoce por sus frutos, refiri�ndose a los falsos profetas, e no voy a decir que todos pero por lo general los sacerdotes cat�licos (y ortodoxos) desgraciadamente dan muy mal fruto, luego entonces son falsos profetas. �ACASO UN CIEGO PUEDE GUIAR A OTRO CIEGO�. �AY DE VOSOTROS SACERDOTES PORQUE BUSC�IS HACER PROS�LITOS TAN S�LO PARA HACERLES DOBLEMENTE QUE VSTEDES REOS DE LA GEHENNA, Y CIERRAN LAS PUERTAS DEL CIELO PARA VSTEDES Y PARA LOS QUE EN �L QUISIERAN ENTRAR. AY DE VOSOTROS QUE SOIS RICOS PORQUE YA TUVISTEIS VUESTRA RECOMPENSA. AY DE VOSOTROS QUE EST�IS HARTOS PORQUE TENDR�IS HAMBRE. AY DE VOSOTROS QUE RE�S PORQUE LLORAREIS. AY CUANDO TODOS HABLAN BIEN DE VOSOTROS PORQUE ANS� TRATARON SUS PADRES A LOS FALSOS PROFETAS�.

LOS SIGNOS PARA RECONOCER A LOS VEROS PROFETAS (Y QUIZ� A LOS QUE HAN SEGUIDO VERDADERAMENTE EN GENERAL LA VOCACI�N O LLAMADO A LA VIDA CRISTIANA) PUEDEN SER LOS QUE LEEMOS EN ESTAS BIENAVENTURANZAS DE SANCT LUCAS: �BIENAVENTURADOS LOS POBRES PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS, BIENAVENTURADOS LOS QUE TEN�IS HAMBRE PUES SER�IS SACIADOS, BIENAVENTURADOS LOS QUE LLOR�IS PORQUE REIR�IS, BIENAVENTURADOS CUANDO OS EXCOMULGUEN Y PROSCRIBAN SU NOMBRE COMO MALO POR CAUSA DEL HIJO DEL HOMBRE, ALEGRAOS Y REGOCIJAOS EN ESE D�A YA QUE VUESTRA RECOMPENSA SER� GRANDE EN EL CIELO PUES ANS� TRATARON SUS PADRES A LOS PROFETAS�.

Nuestra iglesia es del Se�or
Cristo instituy� a los cleros;
�l los puede anular
por sofistas embusteros.

El divino Jesucristo
con su muerte nos salv�
y nuestra iglesia fund�
�lo creo aunque no haya visto!
y tambi�n dej� previsto
tan insigne fundador
que creciese alrededor
de todo el mundo habitado
y todo se ha consumado:
�nuestra iglesia es del Se�or!.

Cristo a doce los reuni�
para su iglesia fundar
y los mand� a predicar
y ans� la iglesia creci�,
y despu�s aconteci�
que aquellos doce primeros
dejaron sus herederos:
ahora son episcopado
y tambi�n presbiterado,
Cristo instituy� a los cleros.

Por la Biblia es conocido
que algo ans� ya sucedi�
el pueblo jud�o perdi�
el t�tulo de elegido
por haberse corrompido,
y algo igual puede pasar
aunque no quieran mirar:
Cristo al clero ha instituido
pero al verle corrompido
�l los puede anular.

A lo largo de la historia
el clero culpable ha sido
de rebeldes que han surgido
por su corrupci�n notoria
Valdo y Francisco in memoriam
Wycliff, Huss y el buen Lutero
al que creen un bandolero
que seguidores ganaron
por �padres� que atacaron
por sofistas embusteros.

�Higuera que no da fruto!,
seguro recordar�n,
Yeshua la hizo secar
y al fuego la arrojar�n:
si eso hizo con Israel
clero: �tambi�n lo sufrir�n!

Pese a todo creemos (pues como dice el dicho de los males el menos):

LA IGLESIA ORTODOXA ES LA QUE HA CONSERVADO
DE TIEMPOS MUY A�EJOS TODA SU ORGANIZACI�N
LA HISTORIA CORROBORA SU VETUSTA TRADICI�N
ES UNA IGLESIA INCORRUPTA QUE EL SE�OR NOS HA LEGADO.

VIENDO EL NUEVO TESTAMENTO NO SE HACE GRAN ALUSI�N
DE LA FORMA EN QUE LA IGLESIA EN ANTES SE ORGANIZABA
PRESB�TEROS, OBISPOS, Y DI�CONOS YA SE USABA
PERO SE VE EN ESOS TEXTOS M�S CLARA OTRA CUESTI�N:
PUES PRIMERO DEL JUD�O SE SUELE HACER MENCI�N
Y ENSEGUIDA LOS GRIEGOS EN LOS TEXTOS SON MENTADOS,
Y CRISTIANOS CIRCUNCISOS ERAN LOS CONSIDERADOS
COMO IGLESIA PRINCIPAL, EN SU TIEMPO LA PRIMERA
AUNQUE ESO CAMBIAR�A POSTERIOR, EN FORMA ENTERA.

DESDE EL PRIMER CONCILIO QUE EN NICEA OCURRI�
ENTRE OTRAS MUNCHAS COSAS QUE AH� SE DISCUTIERON
POR ALL� DEL SIGLO IV, PATRIARCADOS DEFINIERON;
LUEGO EL CUARTO CONCILIO, DE CALCEDONIA, PLANTE�:
QUE AL OBISPO DE ROMA PRIMERO SE CONSIDER�
EL OBISPO DE M�S RANGO POR HALLARSE UBICADO
EN LA PRIMERA CAPITAL QUE EL IMPERIO HUBO OSTENTADO
Y SI ENTONCES YA BIZANCIO ERA SU NUEVA CAPITAL
JUSTO ERA QUE SU PATRIARCA TUVIESE EL PRIVILEGIO TAL.

PERO EL PATRIARCA DE ROMA NO ACAT� TAL DECISI�N
Y BORR� EL CANON VEINTIOCHO DE ESE CONCILIO CUARTO
Y PASANDO VARIOS SIGLOS SU PODER CRECER�A HARTO,
E AL LLEGAR AL SIGLO NUEVE LOGR� UNA META EN CUESTI�N:
CONQUISTAR A LOS OBISPOS QUE TEN�AN JURISDICCI�N
AUT�NOMA, EN T�RMINOS DE SU PROPIO PATRIARCADO;
CUANDO A ESOS METROPOLITAS YA LOS HUBO DOMINADO
A LOS PATRIARCAS DE ORIENTE TAMBI�N QUISO AVASALLAR
MAS COMO DICEN POR AC� CON �HUESO SE FUE A TOPAR�.

AFIANZANDO SUS CONQUISTAS EL DICHO OBISPO DE ROMA
FORMUL� UN ARGUMENTO BASADO EN LA ESCRITURA
PARA ANS� LEGITIMARSE CON PODER DE MUCHA ALTURA:
DEL LIBRO DE MATEO UN SOLO PASAJE TOMA
QUE INTERPRETA A SU ANTOJO, �NO RESPETA NI UNA COMA!,
EL DICHO PASAJE DICE QUE A PEDRO HUBO EXALTADO
NUESTRO SE�OR JESUCRISTO POR HABERLE CONFESADO
Y QUE PEDRO SER�A �PIEDRA� DONDE FUNDAR�A SU IGLESIA
Y EST� EN ROMA SU SUCESOR, REPITEN CON PERSISTENCIA.

MAS COMO YA COMENTAMOS EN LAS ESCRITURAS VEMOS
QUE LA IGLESIA CIRCUNCISA PUDO SER LA PRINCIPAL,
Y POR CARTAS DE SANCT PABLO, EN TIEMPOS QUE ESCRIBI� LO TAL,
QUE PEDRO ERA SU AP�STOL PRINCIPAL BIEN LO SABEMOS;
Y EL LIBRO DE MATEO SEG�N DATOS QUE TENEMOS
PA� CRISTIANOS CIRCUNCISOS DICHO LIBRO FUE PENSADO
Y ES L�GICO DEDUCIR POR LO QUE HEMOS COMENTADO
QUE SI EL TEXTO DE MATEO SE PORTA TAN EXALTADOR
ES PORQUE ENTRE CIRCUNCISOS PEDRO S� FUE AP�STOL MAYOR.

DESPU�S ESO HUBO CAMBIADO Y ROMA FUE LA PRINCIPAL
Y YA EN EL CUARTO CONCILIO TODO ELLO SE REFORM�
EL PATRIARCA DE BIZANCIO ESE HONOR LO RECIBI�;
Y SI EL OBISPO DE ROMA TUVO EL PRIVILEGIO TAL
NUNCA A TODOS LOS OBISPOS GOBERN� EN FORMA TOTAL
E TAMPOCO LOS CONCILIOS �L LOS HUBO CONFIRMADO
COMO ACTUALMENTE EN LA IGLESIA DE ROMA HEMOS MIRADO
CON SU �INFALIBILIDAD�, RESABIO DEL GNOSTICISMO
QUE TARDE SE DEFINI� CON GRAN AUTORITARISMO.

ANS� EL OBISPO ROMANO COBR� MANDO ABSOLUTISTA
MAS NO FUE EL �NICO OBISPO QUE BUSC� PODER CENTRAL
PUES EL DE CONSTANTINOPLA CON PODER A�N IMPERIAL
TAMBI�N BUSC� DOMINAR CON TENDENCIA CENTRALISTA
A ANTIOQUIA, ALEJANDR�A, JERUSALEM, CASI FASCISTA;
A�N AS� LA ORTODOXIA HASTA HOY HA CONSERVADO
IGLESIAS AUT�NOMAS QUE EN SIGLOS SE HAN FORMADO,
ESO NO QUITA QUE EL PAPA D�SPOTA EN FORMA ABYECTA
AL ROMPER CON LOS PATRIARCAS FUNDASE UNA NUEVA SECTA.

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2006 La iglesia ortodoxa, Editorial Angela, Buenos Aires.

WRIGHT, DAVID
1989 Quer�taro en el siglo XVI: fuentes documentales primarias, Direcci�n del Patrimonio Cultural, Secretar�a de Cultura y Bien estar Social, Gobierno del Estado de Quer�taro, M�xico (Colecci�n documentos, 13).

ZIZOLA, GIAN CARLO Y BARBERO, ALBERTO
1971 Contra la censura eclesi�stica, Editorial Estela, Barcelona (Fe, Cr�tica, Historia, 5).

FONOGRAMAS

BOB DYLAN�S GREATEST HITS
(s/f) Disco L. p., recopilaci�n de grabaciones de Bob Dylan, Columbia records/CBS, USA.

CORRIDOS DE LA REBELI�N CRISTERA
1986 Discos L. p. e folleto, grabaciones de campo, Instituto Nacional de Antropolog�a e Historia, Secretar�a de Educaci�n P�blica, M�xico (Serie INAH, 20).

GR�CE, MUSIQUE SACR�E BYZANTINE
1988 Disco compacto, grabaciones del ensamble de Th�odore Vassilikos, Ocora, Radio France, Francia.

LA M�SICA EN LA CHINANTLA
1997 Cassette, grabaciones de campo, INI, M�xico.

M�SICA DE LOS PUEBLOS MAYAS
1993 Discos compactos e folleto, grabaciones de m�sicos tradicionales, INI, M�xico.

THE WORLD OF MUSIC, ISRAEL
1999 Disco compacto, grabaciones de varios artistas jud�os, Hallmark Music and Entertainment, Inglaterra.

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