Iconos Sagrados
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iconos (imágenes) cristianos, de nuestro Señor
PREFACIO (Del verdadero rostro de Cristo e otras cuestiones,
por Cenobios, Escuela Nacional de Antropología e Historia, correo electrónico: [email protected]).

En un canal de televisión de la ciudad de México se transmitió un documental en el cual se volvió a presentar la reconstrucción facial del cráneo de un hebreo del siglo primero, la cual ya se había publicado en otros medios. Según los investigadores que participaron en otro documental que vido sobre el mismo tema, las facciones de los israelitas de aquel siglo no eran tan “finas”, así lo muestran sus calaveras que de dicha centuria se han encontrado e analizado, y probablemente su piel era morena, como aún es común en algunos pueblos semitas, contrario a la idea que tenemos hoy día acerca de los judíos a quienes conceptuamos más generalmente caucásicos e blancos, y casi nunca morenos, y quizá ello se deba a que, aunque su ley lo prohíba, los hebreos se han cruzado con indoeuropeos en las diferentes latitudes donde migraron (a partir de los años 70 e 135 d. C.): los sefardíes en España, y los ashkenazi en los países de Europa septentrional que también están relacionados en parte, probablemente, con los judíos de Europa del este (quienes a su vez, según la página web judía: www.khazaria.com, quizá descienden en parte de los khazaros, antiguo pueblo converso al judaísmo de origen turco, y probablemente estén asimismo emparentados con pueblos eslavos), por ello las facciones de los cráneos de los hebreos del siglo I y las de los contemporáneos son diferentes, y ahora son más “finas” y son generalmente de piel blanca por esa mezcla mencionada con indoeuropeos. Uno de esos investigadores mostró unas pinturas que existen en una sinagoga de Syria (Dura Europos) del siglo III, en las cuales se aprecia que la apariencia de los judíos de aquel tiempo era con pelo corto e chino y algunos usaban barba corta (aunque otros más lucen afeitados) lo que los hacía ver "afro" según el investigador del documental, cosa non rara ya que los hebreos (o por lo menos una parte de ellos, según datos arqueológicos) estuvieron en el antiguo Egipto enclavado en el continente africano y, aunque su ley lo prohíba, pudieron mezclarse con naturales de ahí, de los cuales hasta la vetusta elite faraónica, según representaciones que se han conservado de ella hasta hoy, a veces tienen rasgos negroides que los israelitas pudieron adquirir. Al respecto de ese posible mestizaje entre hebreos y egipcios la Biblia deja entrever que originalmente Moisés, cuyo nombre es de origen egipcio, pudo ser producto de la unión inaceptable de la hija de faraón y un hebreo, o pudo ser un hijo de faraón (como lo plantea un documental) el cual incluso se podría pensar que pudo ser procreado con una hebrea, eso explicaría más racionalmente la causa por la que fue criado en la corte egipcia, pero la historia se maquilló con el objeto de que dicho personaje no fuese mal visto entre los israelitas por su “impureza” de sangre, por ello el Éxodo cuenta que Moisés fue hijo de judíos pero la hija de faraón le recogió.

En el segundo documental mencionado al principio, señalaron también que la imagen predominante de Cristo hoy en día, con pelo largo y barba, procede de la iglesia oriental, y las facciones con que se representa al Señor en los más antiguos iconos (del griego eikon que quiere decir imagen) de la iglesia del levante corresponden a la gente de latitudes como la actual Turquía y Europa del este. Los cristianos romanos por su parte originalmente le conceptuaban de otro modo. En efecto, en el libro “Arqueología Cristiana” de Jesús Álvarez (misionero claretiano, católico), editado por la BAC, y en una de las ediciones recientes del “Catecismo de la iglesia católica”, podemos ver algunas ilustraciones que muestran que en las pinturas paleocristianas occidentales de las catacumbas, de los siglos II al IV, Cristo aparece generalmente representado con pelo más bien corto y sin barba. En cambio en las iglesias bizantinas de Ravena, de entre los siglos V y VI (que fue capital del imperio romano de Occidente y luego un exarcado del imperio romano de Oriente, o imperio bizantino, en Italia), tenemos que si bien en su iconografía de Cristo hay influencias occidentales, pues en esos templos existen algunos iconos de nuestro Señor en los cuales se le aprecia sin barba y con pelo más bien corto o a veces largo, también ya encontramos iconos donde aparece Iesous con pelo largo y barba. En el libro “Historia del arte, Arte paleocristiano y medieval”, se aprecia que para el siglo IX ya era usual en Occidente la imagen de Cristo a la manera oriental, según la reproducción que aparece en dicha obra de una pintura de la época carolingia que es copia del Pantokrator bizantino. Para el siglo X seguimos encontrando este tipo de representaciones de Cristo en Occidente, según se observa en unas pinturas que publica una página de internet del reino de Pamplona - Najera en las cuales también se representa a Cristo como el Pantokrator de origen bizantino, sin embargo en algunas otras pinturas de la actual Alemania, del periodo otoniano, de entre el mismo siglo X y el XI, vemos que a veces se representaba todavía al Señor sin barba, aunque con pelo largo, según se muestra en la obra “Historia del arte, Arte paleocristiano y medieval”. Durante los siglos XI, XII y XIII se sitúa el periodo del arte sacro occidental conocido como “románico” en el que se siguieron pródigamente copiando los iconos bizantinos, por lo que se pueden apreciar hasta hoy varias versiones románicas del Pantokrator que se encuentran, verbi gratia, en el panteón de san Isidoro de León, en el “Libro de los testamentos de la catedral de Oviedo”, y en un templo de san Clemente de Tahull, en Cataluña, dentro de la Península Ibérica, según Bango Torviso, por citar algunos ejemplos. El famoso crucifijo de la iglesia de San Damián, en Italia (país occidental plagado de iconos bizantinos por la presencia constantinopolitana en su territorio en diferentes momentos de su historia, además de que algunos presuntamente son hurtados como la “Virgen del Perpetuo Socorro”), asociado con sanct Francesco, que evidentemente es de estilo bizantino (como lo aceptan en algunas páginas católicas), fue pintado en el periodo románico también. Huelga decir que en todos estos iconos aparece Cristo con pelo largo y barba al estilo oriental.

Esa imagen oriental de Nuestro Señor es la que se impuso en Occidente, pues hasta el día de hoy es la que predomina en la iglesia católica, ¿por qué? Una explicación que podríamos formular es que el emperador de Oriente fue quien vino a gobernar a la iglesia entera, y fue el único que quedó en pie después de la caída del imperio occidental, por lo tanto el obispo de Constantinopla (ciudad que era residencia del emperador) pasó a ser el más importante patriarca y ya no lo fue el de Roma, según lo decretaron en el canon XXVIII del concilio de Calcedonia, por lo que se dieron las condiciones para que surgiese una estratificación hacia adentro de la iglesia según la cual la bizantina oriental, que dio origen a las iglesias ortodoxas actuales, tenía mayor jerarquía que la iglesia romana occidental. Así en cuanto iconografía se impuso en la iglesia occidental, hoy católica romana, la imagen o icono de Cristo a la manera oriental byzantina con pelo largo e barba, y la imagen occidental del Señor afeitado y con cabello corto fue desplazada en la iglesia romana.

Ni una ni otra imagen oriental u occidental creemos que corresponde cien por ciento al verdadero Jesús, pues seguramente era de facciones menos “finas” de lo que lo pintan, como las de los cráneos del siglo I que hemos mencionado, y era quizá más moreno, con pelo tal vez corto y barba (o qué tal con pelo largo y sin barba). Dudamos mucho que haya tenido ojos zarcos o claros como es común verle representado en algunas imágenes de la iglesia romana que parecen tomadas de una película de Zefirelli. Los hombres suelen representar a sus Deidades como a sí mismos por lo cual se entiende la diversidad de imágenes de Cristo que hemos mencionado, las de Roma y los iconos de la iglesia ortodoxa, a los que cabría añadirles los iconos coptos de Etiopía que llaman la atención porque en ellos se representa a Cristo con facciones australoides (o de las razas australes del mundo, como los negros) o “afro”, como las de su estirpe etiope. Los hombres blancos representan a su Dios como a sí mismos, blanco, y sería un oprobio que estuviesen adorando a un Dios que originalmente fue moreno pues suponen que sería de raza “inferior”, por ello el papa puso el grito al cielo cuando publicaron primariamente esa reconstrucción del dicho cráneo hebreo del siglo primero hace unos años, según el primer documental mencionado, mas de pronto la frase: "Cristo también era negro" que imaginariamente pudo concebir Daniel Comboni (obispo italiano de la iglesia católica), según uno de sus biógrafos, cobra un nuevo sentido, aunque habría que retocarla: ¿Cristo era negro?

Aproximadamente desde el concilio Vaticano II en la iglesia católica hay un renovado gusto por los iconos ortodoxos. Dichos iconos están pintados según viejas normas impuestas por las mismas iglesias. Cabe añadir que en la iglesia ortodoxa a pesar de que existen influencias romanas relativamente recientes, como las que se han dado en la iglesia rusa, no se aceptan las imágenes de escultura debido a que el concilio VII realizado antes del gran cisma, el segundo de Nicea, el cual los católicos dicen reconocer pero no respetan, tiene un canon que prohíbe las esculturas, por ello los iconos ortodoxos por excelencia son pinturas. Los católicos por el contrario prefieren, contradiciendo al concilio, usar preponderantemente imágenes “de bulto”. También la iglesia católica, al contrario de la ortodoxa que tiene normas para la fabricación de los iconos, realmente ha dejado al arbitrio de los pintores y escultores las formas de las imágenes que realizan por lo que generalmente no tienen uniformidad. En ese su renovado gusto por los iconos bizantinos que hemos referido, los católicos cada vez se apropian más y más de los iconos de la iglesia ortodoxa, así les hemos visto, por ejemplo, con mucha frecuencia, en portadas de sus libros, verbi gratia en el “Misal mensual” publicado por Obra Nacional de la Buena Prensa, de los jesuitas, tanto en un ejemplar de 2005 que tenía en su tapa frontal el icono ortodoxo de Pentecostés, como en otro de 2004 en cuya portada se observa a la “Virgen de la ternura" que no es otra que la Eleousa (palabra griega que suelen traducir como ternura, o bondadosa) de la iglesia ortodoxa. Y tienen la desfachatez de poner en las contraportadas el nombre de los “autores”, por ejemplo de los iconos que acabamos de mencionar señalaron que su realizadora fue una religiosa franciscana de nombre Rosa María Perejoan de Jerusalén, ¡qué falsedad más grande! ya que éstos no se fabrican en base al arbitrio de algún pintor (y menos católico) sino que se realizan en base a normas establecidas por la iglesia oriental desde hace incluso milenios. Ansí, por ejemplo, aunque se reconozca en la iglesia ortodoxa que el más famoso de los iconos de la Trinidad lo pintó Andrei Rubleiv en el siglo XV, se ha logrado determinar que se elaboró en base a normas eclesiales muy anteriores a la época de dicho pintor según las cuales se plasmó otro icono de la Trinidad muy parecido en lo esencial que se encuentra en una iglesia bizantina de Ravena, Italia, del siglo V - VI. Un icono que retoman mucho los católicos recientemente es el Pantokrator, muy copiado durante el periodo románico como ya hemos visto. Otro ejemplo es precisamente el icono de la Trinidad, que hemos visto con mucha frecuencia en portadas de libros católicos y sus reproducciones son vendidas en tiendas católicas como si se tratase de una imagen de la iglesia romana.

Podemos añadir que los iconos ortodoxos incluso parecen tener más exactitud histórica, por ejemplo, en iconos bizantinos antiguos de la Cena mística o “Última cena” se ubicaba a Cristo en el extremo izquierdo de la mesa, como parece que era la costumbre en tiempos de Jesús, según un documental. Además en dichos iconos se dibujaba la mesa baja y a los apóstoles ubicados en asientos de poca altura alrededor de ella, aunque no recostados, más aproximado a como parece que era la costumbre de la época de Cristo según el mismo documental. Las imágenes occidentales de Giotto, por ejemplo, del siglo XIV, todavía guardan estas formas. Sin embargo a ultimas fechas la iconografía ortodoxa sobre la Cena mística, sobre todo en Rusia que la ha irradiado a toda la ortodoxia, se ha visto transformada por influencias de la Ultima cena de Da Vinci, del siglo XV, la cual es la más conocida en Occidente, en la que se representa a Cristo en medio de una mesa más alta que la de los iconos de la iglesia del levante, y todos están sentados en sillas más altas de un solo lado de la mesa. Esta imagen se aleja más de las costumbres orientales de los tiempos de Jesús (si le interesa consultar la bibliografía la encontrará en la página principal, cuyo enlace se halla en el extremo superior derecho de esta página).


Esta imagen del Señor es de la iglesia occidental y representa el pasaje evangélico de la curación de la hemorroisa. Procede de una de las catacumbas romanas que se han fechado entre los siglos II al IV. Notaremos que por lo general en las imágenes romanas más antiguas no se representaba a Cristo con pelo largo y barba, quizá porque ello corresponda a la usanza común entre la jerarquía eclesial romana primitiva, como aún se estila predominantemente entre los clérigos católicos, aunque en un documental se explica esta representación de diferente manera considerando que se pintaba al Señor ansí porque se le asemeja con un Dios romano. Hay también quienes creen que en este tipo de pinturas de las catacumbas se representa al Señor como un mozo inberbe o un "adolescente", pero esto puede sonar ilógico ya que verbi gratia este pasaje de la hemorroisa ocurrió durante la "vida pública" del Señor (como dicen los "católicos") ya siendo Él un adulto.


En la iglesia oriental bizantina, hoy ortodoxa, sí se representaba a Cristo con pelo largo y barba desde muy antiguo, como vemos en este icono del Pantokrator de los siglos V-VI de una iglesia bizantina de Ravena, Italia (civdad que fue capital del imperio romano de Occidente y luego exarcado del imperio romano oriental, o imperio bizantino, en Italia). Tal vez esta representación común en los iconos bizantinos corresponda a la costumbre de los clérigos orientales de dejarse el pelo largo y la barba como signo de la su consagración.


La costumbre de la cabellera y la barba largos, como símbolo de consagración, que observamos en los iconos ortodoxos de Cristo y es la usanza entre los clérigos orientales, parece ser de origen semita ya que en esta pintura árabe (que es un pueblo semita) del profeta Muhamad o Mahoma en que se le observa manipulando una piedra que es venerada en la península arábiga, se le mira a él representado con pelo largo trenzado y barba, lo que lo diferencia de los otros personajes que aparecen en la escena los cuales no tienen así el cabello aunque también traen barba, e asimismo en el Antiguo Testamento de la Biblia escrito por los hebreos (igualmente de origen semita), cuya religión es más antigua que el islam fundado por Muhamad, se hace referencia a que los nazires usaban como signo de la su consagración el pelo largo (e además seguramente la barba que, según parece, era de uso generalizado entre los israelitas, no así el cabello largo, más bien parece que la costumbre era que trajeran el pelo corto).


La iglesia romana adoptó probablemente la imagen de Cristo con pelo largo e barba por influencia byzantina, como vemos en esta obra occidental del periodo carolingio, siglo IX, que es copia del Pantokrator de origen oriental.


Esta pintura occidental es de Cataluña, del periodo románico (siglos XI-XIII), y asimismo es copia del icono bizantino del Pantokrator.


Este es un crucifijo ortodoxo moderno muy similar en lo esencial a alguno occidental como el que veremos abajo.


Crucifijo de la iglesia de Sanct Damián, Italia, de los siglos XII-XIII, el cual presenta indudablemente características byzantinas que se pueden apreciar comparándole con el crucifijo de arriba. Procede del periodo del arte sacro occidental conocido como románico en que se copiaron muncho en Occidente los iconos ortodoxos.


Este es un icono ortodoxo de la Cena Mística. Al compararlo con la pintura occidental que sigue más abajo se mira la similitud entre ambas imágenes, como veremos a continuación.


Este es un detalle de una pintura de Giotto de la Última Cena, occidental, del siglo XIV, que tiene a Cristo a la izquierda por influencia de los iconos ortodoxos (aunque no vemos en ella la mesa ovalada como en las imágenes bizantinas) muy copiados, como ya hemos dicho, durante el periodo románico inmediato anterior a la época en que este cuadro se pintó.


Esta es la pintura de la Última Cena más conocida en Occidente hecha por Da Vinci, en la cual se ubica a Cristo hacia el centro de la mesa, misma que es más alta (y no ovalada) que la que se pinta en los iconos bizantinos, pintura que ha ido desplazando la influencia oriental que antes existió en la iconografía occidental sobre este tema, como se percibe en el anterior cuadro de Giotto, e incluso ha dejado su huella en los iconos ortodoxos de la Cena Mística, especialmente en los rusos aproximadamente a partir del siglo XVIII en que Pedro el grande comenzó a occidentalizar la cultura rusa.


Icono bizantino de la Hypostasis o Trinidad, de los siglos V-VI. Procede de una iglesia bizantina de la ya referida civdad de Ravena, Italia.


Icono ortodoxo ruso de la Hypostasis o Trinidad, del siglo XV, cuyo autor fue Andrei Rubleiv. Vemos que es esencialmente parecido al de Ravena pues en ambos se representa a la Trinidad como tres jóvenes iguales sentados a la mesa.

Para ver iconos de la Teotokos y siempre Virgen María pulse el enlace de iconos sagrados en el extremo superior derecho de la página.

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