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DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Por Cenobios, egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, México D. F. ([email protected])

Primo Feliciano Velázquez en su obra “La aparición de santa María de Guadalupe”, editada en los años treinta del siglo XX, al estudiar las varias publicaciones del siglo XVII donde por primera vez aparecen los relatos de la aparición de dicha Virgen, fue quien aisló y separó, por ansí decirlo (aunque los clérigos poco crédito le dan de ello) los dos escritos que ahora llaman “NICAN MOPOHUA” y “NICAN MOTECPANA”, que aparecieron editados como un solo relato en el siglo XVII. Esos nombres dieronle los clérigos a dichos documentos por ser las primeras palabras con las que inician, siguiendo tradiciones clericales católicas como cuando nombran los documentos de los concilios y las encíclicas del papa. Su primera publicación apareció por ahí de 1649 y fue hecha por parte del clérigo Luis Lasso de la Vega, luego fueron editados en otros libros, uno de esos importante fue hecho por Luis Becerra Tanco en 1675. Tan sólo por la estilística de los textos Primo Feliciano Valázquez habla de 2 supuestas relaciones que fueron sintetizadas, según él, en uno sola, escritas en la lengua mexicana (nahuatl), a la primera la llama “de las apariciones” la cual, según él, está escrita en una lengua mexicana más pura, y a la segunda la llama “de los milagros” misma que, según Velázquez, tiene munchos hispanismos. Hurgando en los comentarios de Becerra Tanco, uno de quienes las publicaron, Feliciano descubrió que Becerra señala que Sigüenza y Góngora le facilitó más fuentes para su libro y, a su vez, Sigüenza aseguraba que provenían dichas fuentes de Fernando de Alva Ixtlilxochitl (quien vivió entre los años 1568 y 1648), y que además había entre las fuentes de que se nutrió Ixtlilxochitl un manuscrito de don Antonio Valeriano, escritor más temprano que vivió en los primeros años de la invasión española. Sin embargo Sigüenza y Góngora nació en 1645 y murió en 1700, por lo tanto es difícil que haya conseguido las fuentes directamente de Ixtlilxochitl que murió cuando Sigüenza tenía dos o tres años, e nunca describe la manera en que las obtuvo, y más difícil aún es que hubiese sabido con certeza que una de esas fuentes, que supuestamente perteneció a Ixtlilxochitl, fuese escrita por Antonio Valeriano. Por ser Sigüenza un clérigo pudo afirmar a priori lo que dijo movido por cierto interés propio, debido a que en ese siglo XVII la clerecía ya buscaba pedir un culto oficialmente aprobado por el Vaticano para la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual venía siendo venerada en Tepeaquilla desde el siglo XVI (según fuentes que prueban su culto para entonces, como las que refiere Velázquez), mayormente por indios aunque también por buen número de españoles, sin gozar de aprobación oficial del papa. Primo Feliciano Velázquez urde una hipótesis acerca de que Becerra Tanco, nacido en el siglo XVII también, recibió siendo aún un niño directamente de Ixtlilxochitl dichos documentos, los cuales incluían, supuestamente, la hipotética fuente escrita por Valeriano en la Colonia temprana, pero todo esto no es más que pura conjetura. Becerra Tanco, cabe añadir, era clérigo también y participaba directamente en la causa de la Virgen de Tepeaquilla con la cual se solicitaba que su culto fuese aceptado oficialmente por el Vaticano, por lo que su afán por probar las apariciones era grande y pudo mentir, ansí que podríamos cuestionar la autenticidad de sus juramentos en unas pruebas mandadas al Vaticano para tal causa en las que se manifiesta que supuestamente vio fuentes valiosísimas del siglo XVI sobre la Virgen, y que escuchó un canto épico indiano sobre la historia de las apariciones que, si esto fuese verídico, oyó en el siglo XVII en que vivió y no habría modo de probar que procedía dicho canto del siglo XVI en que habrían ocurrido las apariciones. En fin con esas premisas, algunas bastante frágiles, Velázquez después de haber dividido en dos el escrito publicado por Lasso afirma a priori, sin pruebas rotundas, que la primera parte, la “relación de las apariciones”, fue escrita por Antonio Valeriano, y asevera que la segunda parte, la “relación de los milagros” de la Virgen, es de Fernando de Alva Ixtlilxochitl. Ahora, como ya dijimos, gracias a la clericia católica, “Nican Mopohua” llaman a esa primera parte y a la segunda se le conoce como “Nican Motecpana”. Los clérigos repiten este argumento de Velázquez, aunque no le dan crédito, y defienden a capa y espada que Valeriano es el autor del “Nican Mopohua” y que por lo tanto es una fuente del siglo XVI, pero no hay pruebas fehacientes sobre ello. Por varios años la traducción de la primera relación, la de las apariciones, hecha por Primo Feliciano Velázquez, fue la que más circuló entre los católicos, mas de nuevo la clerecía actual poco crédito le da de ello a ese autor en los libros católicos más recientes sobre la Virgen del Tepeyac, como el de “El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego”.

Con los datos anteriores vemos que la historia de las apariciones de la Virgen a Juan Diego no queda tan bien documentada para el siglo XVI. Toda la información que tenemos acerca de estas apariciones proviene de fuentes que, aunque se diga a priori que provienen del siglo XVI, como los dichos “Nican Mopohua” y “Nican Motecpana”, en realidad se pueden fechar más seguramente hacia el siglo XVII que fue cuando aparecieron publicadas, y fueron dadas a conocer principalmente por clérigos que querían obtener un culto oficialmente aceptado por el Vaticano para la Guadalupana. Aunque las publicaciones se basaron en manuscritos, que aún existen, los cuales están considerados a priori por los clérigos como fuentes del siglo XVI, a estos documentos no se les puede fechar de manera absoluta sino solo por medios relativos como la estilística de los textos, critica textual, como lo hizo Velázquez, o quizá por pruebas de carbono 14 del papel se podría establecer con un poco más de certeza su antigüedad, aunque una cosa es que el papel pudiese ser del siglo XVI y otra que la tinta del texto fuese del mismo siglo. Habríase que poner atención en que los clérigos pudieron hacer falsificaciones cuando publicaron esas relaciones, y pueden alterar actualmente los resultados del carbono 14 y los análisis de la tinta (téngase en cuenta, por ejemplo, lo referente a la sabana sancta la cual según el carbono 14 es de entre los siglos XIII al XIV, como se señala en una página católica que trata sobre el Sancto Sudario, mas los clérigos impugnan de mil y un maneras estos resultados y siguen afirmando que es auténtica, es decir del siglo I, y continúan promoviendo la sindonomanía). Por su parte Joel Romero menciona del siglo XVI un códice Tetlapalco que supuestamente narra la aparición de la Virgen de Guadalupe pero no se hace referencia a Juan Diego. Alude también, verbi gratia, la tira de Tepechpan de la misma época en la cual interpreta que los dibujos representan a Juan Diego, pero no tiene certeza de ello pues nunca se menciona a dicho indio pero sí a otro llamado Cuauhtlatoa, nombre que Romero supone que es el de Juan Diego antes de bautizarse porque Sigüenza y Góngora juró que ese era su nombre, sin embargo no mostró, ni tenemos hoy día, documento alguno del siglo XVI que lo pruebe, e tampoco sirve el testimonio oral de Sigüenza porque corresponde al siglo XVII en que vivió. Como en este códice se representa una escena de una procesión religiosa piensa Romero que simboliza el momento en que María de Guadalupe fue llevada al templo que se le edificó en el Tepeyac, en base a la idea creada a priori de un tal Mariano Cuevas S. I. Otras fuentes como los anales que mencionan las apariciones en lengua mexicana, a pesar de que los clérigos las consideran fuentes del siglo XVI son en su mayoría más tardías ya que, si bien contienen datos del siglo XVI, también abarcan noticias del siglo XVII y del XVIII y no pudieron asentarse tales testimonios en esos anales si hubiesen sido redactados en el siglo XVI, simplemente porque los acontecimientos de los siglos XVII y XVIII no habían ocurrido, entonces tuvieron que componerse en las centurias de los últimos acontecimientos que abarcan, ya sea del siglo XVII o del XVIII. Un documento que creemos muy falaz es uno que según Velázquez es mencionado en los escritos de las apariciones publicados por Luis Lasso, que formó parte de la primera petición que se mandó al Vaticano en 1666 para que se reconociese oficialmente el culto practicado a la Virgen de Tepeaquilla, el cual contiene testimonios de supuestos indios de 100 y hasta de más de 100 años que aseguraban haber conocido al dichoso Juan Diego, pero sus edades son bastante inverosímiles ya que por las epidemias que asolaron a la población indiana en el siglo XVI no es lógico que hubiese tantos indios tan viejos (cabe añadir que el Vaticano no dio respuesta, y luego hubo otro intento fallido hacia las dos primeras décadas del siglo XVIII, hasta que por fin a mediados de esta última centuria lograron obtener la aprobación oficial del culto a la Virgen de Guadalupe, y entonces se consideró verdadera en el Vaticano la historia de las apariciones a Juan Diego). Primo Feliciano Velázquez menciona otra fuente aludida por el “padre” Francisco de Florencia referente a un cantar, compuesto por un tal Francisco Plácido, que fue entonado el supuesto día del traslado de la imagen, mismo que Chimalpain guardó hipotéticamente como un tesoro y se lo dio a ese “padre” Florencia para publicarle en el siglo XVII, pero no lo hizo, y cabe preguntarse ¿por qué?, ¿por ventura porque no existía?. Velázquez no encontró ese canto aunque menciona que lo buscó entre los que forman la colección de cantares que había en la Biblioteca Nacional. Actualmente en la obra “El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego”, hecha por la clerecía, publicaron un canto que según dicen es de fines del siglo XVI y lo llaman el “pregón del atabal”, el cual afirman que es el que menciona el “padre” Florencia, pero este cantar está seleccionado a priori por el sacerdote jesuita Mariano Cuevas que, sin ninguna evidencia, cree que es el canto a la Guadalupana que menciona Velázquez, aunque en los versos nunca aparece el nombre de Tonantzin o de la señora de Tepeaquilla, pero sí se hace referencia a santa María. Aunque realmente su autor fuese Francisco Plácido eso no es evidencia de que sea el canto que refiere Velázquez porque dicho compositor se dedicaba de por sí a hacer cantos religiosos en la Colonia, como uno para la natividad del Señor que también refiere Velázquez. No hay certeza pues de que ese “pregón del atabal” sea el canto que alude Florencia. Y ni hablar del mentado “Códice Escalada”, supuestamente del siglo XVI pero que es una fuente por demás dudosa, pues puede tratarse de una impostura que se sacó de la manga el clérigo Xavier Escalada a quien atribuyen el hallazgo de este documento. La impostura consistiría en que el soporte, que dicen que es pergamino, puede ser del siglo XVI, pero su contenido pudo mandarlo a hacer recientemente el dicho clérigo, o siendo muy benevolentes podríamos pensar que data del siglo XVII o XVIII en que se pidió al Vaticano el reconocimiento al culto de la Virgen del Tepeyac. Hay que decir además que los dibujos del referido códice no corresponden a los de los fabricados por los indianos en el siglo XVI, aunque ciertamente se parecen a los de algunos códices del siglo XVIII que ya tienen mayor influencia de la forma de dibujar de los españoles, según pude observar una vez que mostraron en televisión el dicho “Códice Escalada” y de nuevo lo hube vido en una página de la internet. SÓLO SÉ DE TRES DOCUMENTOS QUE MENCIONAN ALGUNA APARICIÓN DE LA VIRGEN DE GUADALUPE QUE SE HAN DATADO COMO DEL SIGLO XVI, DE LOS CUALES DOS SON DE ANTIGÜEDAD DUDOSA. UNO SE LLAMA “LOS ANALES DE JUAN BAUTISTA” EN EL QUE SE DA LA FECHA DE APARICIÓN DE LA VIRGEN DE 1555, DIFERENTE A LA DE 1531 QUE SE DA EN LA RELACIÓN PUBLICADA POR LUIS LASSO LLAMADA POR LA CLERICIA “NICAN MOPOHUA”, PERO NADA SE DICE SOBRE EL DICHOSO JUAN DIEGO. DE ESTE TESTIMONIO SU ANTIGÜEDAD NO HA SIDO IMPUGNADA. POR LO ANTERIOR SE ENTIENDE QUE LOS FRANCISCANOS DEL CONVENTO DE TLATELOLCO, QUE ADMINISTRARON TEMPRANAMENTE LA HERMITA DE TEPEAQUILLA Y FUERON PROBABLEMENTE QUIENES SUPLANTARON A LA DIOSA TONANTZIN POR LA VIRGEN, COMO DICE SAHAGÚN, PUDIERON HABER INVENTADO UNA HISTORIA DE APARICIÓN CON DIFERENTE FECHA QUE LA QUE SE DA EN EL “NICAN MOPOHUA”, NO OBSTANTE QUE EN EL DOCUMENTO DE LA CONTROVERSIA DEL OBISPO MONTÚFAR CONTRA EL FRANCISCANO F. DE BUSTAMANTE, DE 1556, NUNCA SE LE IMPUTA A DICHO FRAILE HABER ALUDIDO APARICIÓN ALGUNA DE LA VIRGEN (NI AL SUPUESTO PERSONAJE DESTINATARIO DE ELLAS, JUAN DIEGO), Y MÁS BIEN SE REPITE VARIAS VECES QUE ASEVERÓ QUE UN INDIO LLAMADO MARCOS FUE EL QUE PINTÓ LA PSEUDOMILAGROSA IMAGEN DE LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA. OTRO DOCUMENTO ES CONOCIDO COMO EL “TESTAMENTO DE JUANA MARTÍN” QUE SE HA FECHADO EN 1559 PERO, POR LO BORROSO DE LO ESCRITO EN ÉL, ES DUDOSA LA AUTENTICIDAD DE ESTA FECHA, SEGÚN DICE PRIMO FELICIANO VELÁZQUEZ, AUNQUE EN EL LIBRO RECIENTE DE “EL ENCUENTRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y JUAN DIEGO”, ESCRITO POR LA CLERECÍA CATÓLICA DE ESTAS TIERRAS, DAN POR HECHO A PRIORI QUE EL DOCUMENTO ES DEL SIGLO XVI. EN ESTE TESTAMENTO SÍ SE MENCIONA SUPUESTAMENTE A JUAN DIEGO. TAMBIÉN PODRÍAMOS AGREGAR AQUÍ LA LLAMADA RELACIÓN PRIMITIVA O “ININ HUEY TLAMAHUIZOLTZIN” (NOMBRE QUE SEGURAMENTE LE PUSIERON LOS CLÉRIGOS POR LA FRASE CON LA QUE COMIENZA EL DOCUMENTO ESCRITO EN MEXICANO), EN EL QUE HAY UN RELATO DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN MUY PARECIDO AL DEL DOCUMENTO HOY CONOCIDO COMO "NICAN MOPHUA" PERO SIN MENCIONAR NUNCA A JUAN DIEGO SINO SÓLO A UN “HOMBRECITO” QUE RECIBIÓ EL MENSAJE DE MARÍA. ALGUNOS DUDAN QUE SEA DEL SIGLO XVI Y LE CONSIDERAN DEL SIGLO XVIII. LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO LA FABRICARON PUES PROBABLEMENTE LOS CLÉRIGOS SECULARES HASTA EL SIGLO XVII, RETOMANDO ELEMENTOS DE RELACIONES ANTERIORES E INVENTANDO OTROS NUEVOS COMO EL PERSONAJE DE JUAN DIEGO, CON EL OBJETO DE QUE DICHA CLERICIA PUDIESE TOMAR EL CONTROL DE LA HERMITA DE LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA AL OBTENER EL RECONOCIMIENTO OFICIAL DEL VATICANO PARA SU CULTO, DESDE LUEGO CON LA DESAPROBACIÓN DE LOS FRANCISCANOS QUE, SEGÚN EL LIBRO CATÓLICO “EL ENCUENTRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y JUAN DIEGO”, ATACARON EL CULTO A MARÍA DE TEPEYACAC PRECISAMENTE PARA ARREMETER CONTRA LOS CLÉRIGOS SECULARES QUE LES QUITARON EL CONTROL DE DICHA HERMITA. LOS PROTAGONISTAS DE ESOS ATAQUES FRANCISCANOS, SEGÚN ESE LIBRO, FUERON FRANCISCO DE BUSTAMANTE Y BERNARDINO DE SAHAGÚN (COMO LOS “PANCHITOS” HICIERON PROBABLEMENTE LA IMPOSTURA SABÍAN POR DONDE ACOMETER, COMO LO HACE SAHAGÚN DENUNCIANDO LA FORMA EN QUE LA VIRGEN DE GUADALUPE Y OTROS SANCTOS CRISTIANOS SUPLANTARON A VARIOS “ÍDOLOS” INDIANOS, SEGÚN VEREMOS ENSEGUIDA). ALGUNOS PIENSAN QUE EL MÓVIL POR EL CUAL PROMOVIERON AQUELLOS CLÉRIGOS SECULARES NOVOHISPANOS EL RECONOCIMIENTO OFICIAL DEL CULTO A LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA, TUVO QUE VER ESPECIALMENTE CON QUE EN PRINCIPIO SU HERMITA SE DEDICÓ A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE EXTREMADURA, ESPAÑA, E INVENTARON LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO PARA LOGRAR QUE, AL SER RECONOCIDO POR EL VATICANO, EL CULTO DE TEPEYACAC LOGRASE SU INDEPENDENCIA Y NO TUVIESE QUE MANDARSE PARTE DE LAS LIMOSNAS QUE SE RECAUDARAN AQUÍ HACIA LA EXTREMADURA.

Entonces ¿cómo podremos entender más racionalmente (que para algo nos dio Dios el entendimiento) el origen del culto a sancta María de Guadalupe? El fraile Bernardino de Sahagún, en su “Historia general de las cosas de Nueva España”, obra de fines del siglo XVI, nos da una pista, ya que dice que los clérigos cambiaron por sanctos católicos a los “ídolos” de los santuarios indianos donde había grande concurso de gente aborigen para rendirles adoración, mismos que funcionaban desde antes de la llegada de los hispanos. Dice Sahagún que para hacer esto no los movió a los clérigos el respeto a los Dioses de los indios sino la avaricia y el deseo de aprovechar el fausto de las ofrendas que dejaban los peregrinos autóctonos en dichos sanctuarios, primero para sus Dioses y luego para las deidades cristianas que les suplantaron. Menciona primeramente fray Bernardino el caso de sancta Ana en Tlaxcala, que por ser la abuela de Yeshua o Jesús sustituyó a la Diosa prehispánica Toci o “Nuestra Abuela”. En Tianguizmanalco, dice, sustituyeron a Tezcatlipoca por sanct Juan, ya que ambos coincidieron en cuanto a que se les conceptuaba vírgenes. Cabe añadir que son conocidos también otros casos similares que no menciona Sahagún, como el del Señor de Chalma, Estado de México, venerado en un sanctuario que también tiene un convento católico actualmente. Allí antiguamente se veneraba a Oztocteotl, según una pintura del dicho sanctuario, y por un milagro fue destruido ese Dios y apareció en su lugar el Señor de Chalma, aunque lo más plausible es que algún clérigo realizase tal sustitución. En Tlacotalpan, Veracruz, México, según leímos en la “Relación de Tlacotalpan” del siglo XVI (publicada por René Acuña en el volumen de relaciones del obispado de Tlaxcala, ver bibliografía), se veneraba una Diosa, de la cual no se da el nombre, que se sacaba a pasear al río Papaloapan que cruza este pueblo, lo que hoy día se hace pero con la Diosa que la sustituyó que es la Virgen de la Candelaria. En Tepeyacac o Tepeaquilla se veneraba a la Diosa Tonantzin o Cihucoatl, según dice Sahagún, y llegaban allí los peregrinos de lejas tierras a honrarla a Ella del mismo modo como iban a la sierra de Tlaxcala a honrar a la Diosa Toci. Según parece el nombre de la Diosa Tonantzin se le quedó en la lengua mexicana a la Virgen de Guadalupe, o al menos es como la denomina Sahagún y es como se le llama en el “Nican Mopohua”. Dice también Sahagún que era sospechoso que allí llegaran tantos indios a venerar a Nuestra Señora siendo que había otros munchos templos dedicados a ella donde los aborígenes no asistían en tan grande número, Y ASEVERA TAMBIÉN QUE NO SE SABÍA NADA ACERCA DEL ORIGEN DEL CULTO DE TONANTZIN DE TEPEAQUILLA, O LA VIRGEN DE GUADALUPE, ES DECIR, NO MENCIONA NADA ACERCA DE JUAN DIEGO Y LAS APARICIONES, Y ESO QUE SU LIBRO ES UN TESTIMONIO DE FINES DEL SIGLO XVI, LO QUE REFORZARÍA LA IDEA DE QUE LA HISTORIA DE LAS APARICIONES A JUAN DIEGO ES UN PRODUCTO NETO DEL SIGLO XVII.

CONCLUSIÓN SOBRE GUADALUPE

EL CULTO A LA VIRGEN DE GUADALUPE EXISTE DESDE EL SIGLO XVI, ESO ESTÁ BIEN DOCUMENTADO YA QUE, ADEMÁS DE SAHAGÚN, BERNAL DÍAZ DEL CASTILLO, POR EJEMPLO, MENCIONA A LA VIRGEN DE TEPEAQUILLA EN SU OBRA SOBRE LA CONQUISTA, Y EXISTEN OTROS VARIOS TESTIMONIOS DEL SIGLO XVI QUE REFIERE TAMBIÉN PRIMO FELICIANO, COMO UNO DE UN EXTRANJERO QUE CONOCIÓ LA HERMITA DE TEPEAQUILLA EN DICHO SIGLO, MISMO QUE NUNCA DIJO HABER VISTO LA PINTURA ACTUAL DE LA VIRGEN SINO UNA ESTATUA DE PLATA. AUNQUE LOS FRANCISCANOS QUE SUPLANTARON A LA DIOSA TONANTZIN POR LA VIRGEN PUDIERON HABER INVENTADO ALGUNA HISTORIA DE SU APARICIÓN, CUYA FECHA PODRÍA SER LA QUE ESTÁ EN LOS ANALES DE JUAN BAUTISTA, ESTA ES DIFERENTE A LA FECHA DEL RELATO OFICIAL DE LAS APARICIONES DE LA VIRGEN A JUAN DIEGO, DEL CUAL NO SE HA PROBADO CABALMENTE QUE LOS DOCUMENTOS QUE LE AVALAN PROVENGAN DEL SIGLO XVI, SINO QUE SON TARDÍAS LAS FECHAS CERTERAS QUE SE LES PUEDEN IMPUTAR, DE LOS SIGLOS XVII Y XVIII COMO HEMOS DICHO. ENTONCES EL ORIGEN DEL CULTO A LA GUADALUPANA ES MÁS PROBABLE QUE SEA SÍNTESIS DEL CULTO INDIANO DE ORIGEN PREHISPÁNICO A LA DIOSA TONANTZIN, CON ELEMENTOS DE LA RELIGIÓN CRISTIANA QUE NOS TRAJERON LOS INVASORES ESPAÑOLES. ELLO OCURRIÓ PORQUE LOS MISMOS CLÉRIGOS SUPLANTARON A LA DIOSA INDIANA POR LA VIRGEN, COMO SEÑALA SAHAGÚN, QUIEN NO FUE EL ÚNICO QUE ALERTÓ SOBRE LA SÍNTESIS DE RITUALES INDIOS CON LA RELIGIÓN CRISTIANA PUES FRAY DIEGO DE DURÁN TAMBIÉN INDICA CÓMO LOS ABORÍGENES TRASLADABAN LAS FIESTAS DE SUS DIOSES A LOS DÍAS QUE LES ERAN MÁS CERCANOS EN LOS CUALES CAÍAN LAS FIESTAS DE LOS SANCTOS CRISTIANOS, Y ASEVERA QUE LOS INDIOS BAILABAN Y HACÍAN RITUALES EN LAS FIESTAS APARENTEMENTE PARA ESOS SANCTOS PERO EN REALIDAD LO HACÍAN PARA SUS DIOSES.

La historia de las apariciones elimina en lugar de rescatar las reminiscencias de la religiosidad indiana que pueda tener el culto a la Virgen de Guadalupe, y ahora hasta al mismo Juan Diego tratan los clérigos de maquillarle pues dicen que era noble indiano y no plebeyo, y en la pintura que suponen es el vero retrato de Juan Diego, si bien se le representa moreno, su facción y hechura es de un caucásico parecido a algunos habitantes de Andalucía, por ejemplo, donde hay gente morena como los gitanos, y no se le notan pues las facciones de un vero nativo americano por ningún lado. Ese retrato es por demás dudoso que sea el verdadero de Juan Diego, primero porque la historia de las apariciones de la Virgen a este indiano es de veracidad incierta y, segundo, porque el dicho cuadro es del siglo XVIII, es decir, de alrededor de doscientos años después de cuando se supone que se apareció la Virgen.

Por otra parte el culto a la guadalupana podría tener en parte raíces milenarias prehispánicas. En efecto: los datos arqueológicos indican que quizá ya desde el preclásico “mesoamericano” existía por lo menos el culto a una Divinidad vieja masculina en la región del Altiplano Central de “México”, pues en Cuicuilco que es un sitio de dicho periodo y de la referida región se encontró una estatua que puede ser su representación a la cual los arqueólogos han denominado “Huehueteotl”, término de la lengua mexicana que significa “Dios Viejo”, y en ese sitio se encontraron también munchas representaciones de mujeres que parecen estar desnudas de las cuales los arqueólogos han interpretado que representan a la fertilidad. Desgraciadamente cuando los historiadores y arqueólogos buscan datos sobre la época prehispánica generalmente se contentan con los relacionados a los mexicas, aztecas o mexicanos que hablaban la lengua mexicana o nahuatl (quienes han sido despojados del gentilicio de mexicanos por toda esa gentuza “mestiza” que dice no tener nada que ver con la raza indiana y que actualmente predomina en los Estados Jodidos Mexinacos), y prefieren los datos referentes a los aztecas porque cuando llegaron los españoles eran el pueblo hegemónico, por lo menos en “Mesoamérica”, pero es menester entender que esos indianos mexicanos (los verdaderos dueños de tal gentilicio) que pertenecen a los grupos que llaman “nahuas” fueron presuntamente originarios del noroeste de la hoy “república mexinaca” y las primeras migraciones de estos pueblos al Altiplano Central no ocurrieron, según parece, sino hasta alrededor del siglo VII d. C., continuando en el siglo X cuando se registró una fuerte migración de unos grupos que llaman “los chichimecas de Xollotl”, y ansí siguieron inmigrando en siglos posteriores de tal suerte que los llamados aztecas, mexicas o mexicanos fundaron la civdad de México Tenochtitlan hasta el siglo XIV, según se cree. Para cuando estos grupos arribaron al Altiplano Central las culturas de “Mesoamerica” ya habían alcanzado lo que consideran su periodo clásico y comenzaban cierto “declive”, lo que llaman el periodo postclásico, por lo que se entiende que estos “nahuas” no tuvieron la relevancia central que siempre se les atribuye en la formación de esas culturas de “Mesoamerica” (concepto muy discutido que se le debe a un académico extranjero de apellido Kirchhoff). Por otro lado autores como Jacques Soustelle y Pedro Carrasco de modo pionero han señalado que los grupos proto-otopames (de los cuales derivaron los grupos otopames modernos como los hñä-ñho u otomíes, los hña-to o mazahuas, los matlatzincas, los ocuiltecos, los xi’ui o pames y los ézar o chichimecas) fueron por lo menos una de las familias lingüísticas que pobló el llamado altiplano central de México tempranamente, mucho antes que los “nahoas”, y gracias a la glotocronología se ha podido considerar, posteriormente a la época de esos autores, que esas etnias han habitado la Mesoamérica por lo menos desde hace 5000 años, y entonces se les puede vincular con los sitios del preclásico como el referido de Cuicuilco y además con las fases más tempranas de Teotihuacan. Entonces en base a los datos aquí planteados cabe la pregunta acerca de que si esas estatuas del sitio preclásico de Cuicuilco ¿por ventura podrían representar a unas Deidades antiguas conocidas como el Padre y la Madre Viejos asociadas con los otopames que antecedieron a los “nahoas”?

Los referidos Padre y Madre viejos cuando los hispanos llegaron aquí se sabe con certeza que eran venerados por lo menos por los otomíes, y para esas Deidades parecen haberse dedicado algunas danzas que se siguen practicando hasta el día de hoy por estas tierras, sobre las que profundizaremos enseguida, todo lo cual podría evidenciar gran arraigo y continuidad en el culto a dichos Dioses y tal vez relación con la veneración a Tonantzin de Tepeyacac. Las danzas que hemos aludido son: la de los Xitas de Xilotepec, Estado de México, que fue un señorío de los hñä-ñhu; la del Xita que existe en el sur de la Huasteca hecha por los hñu-ñhu y así mismo la danza de los Xitaces del sur de Querétaro donde aún hay hñä-ñho. Los nombres de esas danzas todos se traducirían como “abuelos” y pertenecen a grupos cuyas lenguas son variantes del otomí. En todas ellas aparecen varios personajes masculinos y uno femenino coqueteando con los masculinos aunque todos los que bailan son hombres. Cabría mencionar también otras danzas con personajes y nombres equivalentes como: la de los huehues (cuya raíz significa “viejo” en mexicano) de la Huasteca, vinculada a grupos “nahuas”; otra danza de los maya kekchi de Guatemala (referida en el folleto del fonograma “Música de los pueblos mayas”) cuyo nombre es “Del Venado”, de la cual una de sus partes llamase “del Viejo” en la que participan precisamente los personajes de “El Viejo” y de la “Señora” o “Vieja” aunque todos los que bailan son hombres; otra de la Chinantla, Oaxaca (aludida en el folleto del fonograma “La música en la Chinantla” editado por el INI), danza que se denomina “los Huehuentones” cuya raíz parece venir de la lengua mexicana y se refiere a lo viejo, similar por lo tanto, nominalmente por lo menos, a los Xitas o “abuelos” que ya mencionamos, y por último en la Cuenca del Papaloapan, área vecina a la Chinantla, se hace una danza Del Viejo en la cual se disfrazan con mascaras y ropas vetustas los que bailan, como se hace en la danza de los Xitaces de Querétaro por ejemplo.

Galinier hablando de la danza del Xita del sur de la Huasteca interpreta que los danzantes representaban antiguamente a una pareja primigenia divina que tienen aún por esos lugares, formada por un Dios y una Diosa viejos a los cuales identifican con los astros del sol y la luna. Los personajes masculinos de la danza representarían al Dios y el personaje vestido de mujer representaría a la Diosa. El momento en que se realiza la danza simbolizaría el instante en que estos Dioses llevan a cabo la creación. Por otra parte la “Relación de Querétaro” de 1582 (publicada por David Wright y por René Acuña en sus relaciones del obispado de Michoacán, ver bibliografía) menciona que una deidad principal de los hñä-ñho en la alcaldía de Querétaro era el “Padre Viejo”, de quien no se da su nombre en esa lengua pero, considerando que la danza de Querétaro se denomina Xitaces, denominación derivada quizá de xita, término que según el diccionario de Ewald Hekking quiere decir, en una variante actual de hñä-ñho de Qro., “abuelo” (aunque cabe decir que dicha danza la hacen más bien los “mestizos” en la actualidad pues los indios se han reducido mucho en ese estado), y ese nombre es similar al de la danza que menciona Galinier del sur de la Huasteca, y además al de la danza de Xilotepec, podríamos pensar que Xita pudo ser la denominación en otomí del Padre Viejo que menciona la relación de Querétaro. Dicho Dios, según la misma relación, era representado por los hñä-ñho como un muñeco que tenía su pareja divina que era representada como una muñeca a la que llamaban “Madre Vieja”, de la cual no se da tampoco su nombre en otomí pero podría ser Atzime, que se traduciría como “abuelita” o “madrecita vieja” (según el diccionario de Hekking), denominación que los naturales de esta etnia que aún existen en el estado de Querétaro aplican hoy día a la Virgen de Guadalupe. Entonces suena factible que en la danza de los Xitaces de Querétaro y en la de los Xitas del sur de la Huasteca los personajes masculinos pudieron haber representado antiguamente al “Padre Viejo” o Xita en hñä-ñho, y el personaje femenino a la “Madre Vieja” o Atzime en otomí, sin embargo el significado que le dan ahora a tal danza no alude a Xita ya que, por ejemplo, en Querétaro la gente cree que los personajes que traen mascaras de monstruos de halloween y ropa vieja simbolizan al diablo o al pecado. La danza de los Huehuentones de la Chinantla también puede estar relacionada en cuanto a su origen al culto a los Dioses viejos porque en su obra “Los chinantecos, cultura y evangelización” el “padre” Flaviano Amatulli dice que los indios de ahí dan culto a una pareja de Deidades ancestrales viejas que identifican con el sol y la luna, muy parecidas a los Dioses que menciona Gallinier del sur de la Huasteca.

Así pues según toda la información anterior este mito de la pareja divina primigenia, o por lo menos referente a un Dios Viejo, estaba harto difundido desde el preclásico entre muchas culturas “mesoamericanas” bastantes distantes entre sí, como los otopames del Altiplano Central de “México” e los del sur de la Huasteca, y los grupos que habitaban el noreste del actual estado de Oaxaca donde está la Chinantla. Tal vez todas las danzas referidas que tienen personajes viejos pudieron estar relacionadas con el culto a la pareja primigenia divina ya mencionada, por lo que su veneración pudo extenderse tan lejos como Guatemala donde hay también una de esas danzas, aunque ciertamente el sentido primitivo de ellas ya ha cambiado y actualmente las personas que las realizan, ya sean indios o “mestizos” “mexinacos”(denominaciones que en realidad incluyen a personas pardas, mezcla de indio y negro, mulatas, cruza de español y negro, además de las propiamente mestizas que son cruza de indio y español), esas personas tienen otras interpretaciones de esos bailes rituales como ya hemos dicho. Todas estas danzas pueden tener elementos muy antiguos, prehispánicos, ya que Durán menciona que para el siglo XVI los indios del altiplano central ya realizaban un baile donde “algunos indios se vestían de mujeres y había otro baile de viejos que con mascaras de viejos corcovados se bailaba que no era poco gracioso y donoso de mucha risa”. Sin embargo Jurado Barranco dice que también del carnaval de la Europa medieval hay referencias de personajes similares que podrían dejar un tanto ambiguo el origen indiano de estas danzas, aunque los datos que presentamos pueden hacernos creer que son de origen prehispánico y que en ellas se adoptaron en la Colonia temprana elementos de los personajes del carnaval europeo pero se siguieron utilizando por buen tiempo para el culto a sus Dioses viejos prehispánicos, aunque ya se realizaban en los festejos cristianos como el carnaval y todosantos, sin embargo actualmente se ha perdido el sentido original de éstas como ya dijimos.

Según la “Relación de Querétaro” el Padre Viejo y la Madre Vieja eran Dioses muy importantes para los hñä-ñho pero para los mexicas, aztecas, “nahuas” o mexicanos, que llegaron muy posteriormente al dicho altiplano central y que quizá adoptaron el culto a tales divinidades hasta que llegaron aquí, para ellos no parece haber tenido tanta importancia el Dios Viejo ya que Sahagún menciona que en el siglo XVI los mexicanos tenían un Dios llamado Huehueteotl, que quiere decir “Dios Viejo”, y este era una Deidad de menor dignidad, aunque las Diosas Tonantzin, “nuestra madrecita”, y Toci, “nuestra abuela”, que pueden ser las equivalentes de Atzime o Madre Vieja, sí tenían mayor importancia. Pensando que dice Sahagún que el culto a Tonantzin, una de esas Diosas, en el siglo XVI jalaba muncha gente y que no es posible que los mexicas o mexicanos hayan conseguido tal auge en el culto de una Diosa recién introducida por ellos en la “mesoamérica”, podríamos pensar entonces que Tonantzin ya tenía gran veneración en el Altiplano Central antes del arribo de los mexicanos y que era entonces conocida con otro nombre, por ejemplo uno otopame porque este grupo lingüístico se encuentra en el altiplano muncho antes que los mexicas, ansí que pudo llamarse Atzime, nombre que utilizan los hñä-ñho hasta la actualidad para la Virgen de Gudalupe, o Ti nono otro que le aplican dichos naturales a la Virgen, Diosa que pudo ser la pareja del “Padre Viejo”, misma que quizá ya se veneraba en el cerro que los mexicas al llegar a “Mesoamérica” llamaron Tepeyacac. Con todos estos datos pues, podría finalmente sonar factible que la veneración de Tonantzin tuviese como antecedente milenario el culto a la Diosa de los proto – otopames, el cual se ve continuado con el de la Virgen de Guadalupe de Tepeaquilla.

Todo lo que hagan por borrar este pasado es inútil, todo lo que digan y redigan acerca de las supuestas apariciones de la Virgen a Juan Diego para eliminar lo que de prehispánico tiene su culto pierde importancia ya que, quiéranlo o no, cobró fuerza el dicho culto entre los indios y entre los españoles, históricamente hablando, gracias a la síntesis de elementos cristianos con el culto indiano a Tonantzin allí en Tepeyacac (que quizá se llamó también Atzime), Diosa que según Sahagún atraía gran concurso de gente aborigen. El hecho de que la iglesia católica esté regenteando el culto a Atzime es pasajero, esto puede terminarse pero la memoria de este sitio sagrado prehispánico del Tepeyacac puede perdurar por otras generaciones más, independientemente del control de los clérigos seculares católicos, los cuales solicitaron el culto oficial de la Virgen de Guadalupe ante el Vaticano únicamente para poder asegurar para sí las entradas de ofrendas, que hoy son en dinero, sin tener que compartirlas con los franciscanos, que controlaban en un principio la hermita de Tepeaquilla, y tampoco con clérigos de Extremadura que controlaban y aún controlan el culto a la Virgen de Guadalupe venerada allá.

POESÍA CONTRA EL CAPÍTULO COLEGIADO DE LA VILLA.

A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ
DE PARTE DE SACERDOTES QUE SU CULTO NO ACEPTABAN
PORQUE AHÍ EN EL TEPEYAC LOS INDIANOS VENERABAN
A SU GRAN DIOSA TONANTZIN CUANDO EL HISPANO INVADIÓ.

SACERDOTES DEL PASADO DE GUADALUPE ADVIRTIERON
QUE SU CULTO ERA IDOLATRA PUES JALABA MUNCHA GENTE
ESPECIALMENTE INDIANOS, POR ESO ERA PERTINENTE
CONSIDERAR QUE EN TEPEYAC A TONANTZIN LOS INDIOS DIERON
CULTO EN ÉPOCAS PASADAS Y TAL VEZ SUSTITUYERON
A LA DIOSA QUE HEMOS DICHO POR LA VIRGEN QUE LLEGÓ
CON LA RELIGIÓN CRISTIANA CUANDO EL HISPANO ARRIBÓ
A ESTAS TIERRAS QUE SERÍAN POR NUEVA ESPAÑA NOMBRADAS,
Y POR ESO HE ADVERTIDO AQUÍ CON LAS MÍAS TROVADAS:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ.

LOS FRAILES BUSTAMANTE Y SAHAGÚN LO DESCRIBIERON
QUE EN EL CULTO A GUADALUPE IDOLATRÍA PODÍA HABER
HACIA EL SIGLO DIEZ Y SEIS, Y POR ELLOS SE PUEDE SABER
QUE POR TANTOS PEREGRINOS LOS SACERDOTES DIJERON
QUE HABÍA MUNCHAS LIMOSNAS Y CODICIOSOS SE PUSIERON,
Y DESDE EL SIGLO DIEZ Y OCHO EL VATICANO DECIDIÓ
DARLE UN CULTO OFICIAL A LA QUE ANTES SE RECHAZÓ
Y GRACIAS A GUADALUPE EL CLERO EN LUJO ESTÁ VIVIENDO
AUNQUE A LA VIRGEN MORENA, COMO HE VENIDO DICIENDO:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ.

SCHULEMBURG COMO ES SABIDO EN LA VIRGEN NI CREÍA
PERO ESTUVO MUNCHOS AÑOS COMO ABAD ALLÍ EN LA VILLA
¡ROBÓ POR AÑOS LIMOSNAS, ES RATOTA NO RATILLA!
MANSIONES EN VARIOS LADOS EL MUY MALANDRÍN TENÍA;
Y HACE YA ALGUNOS AÑOS QUE A LA VILLA ASISTÍA
CLERO DE LA BASÍLICA UNA LUCHA COMENZÓ:
SACAR A LOS COMERCIANTES DEL ATRIO SE DECIDIÓ,
YA DESPUÉS DE ALGÚN TIEMPO ESA META LA LOGRARON;
MAS LOS “PADRES” LO REPITO: A MÍA LUPITA RECHAZARON:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ.

UNA VEZ OYÍ A UN “PADRE” DE LA VILLA COMENTAR
QUE VENDEDORES DEL ATRIO HACÍAN PROFANACIÓN
Y PARODIANDO AL EVANGELIO HIZO LA AFIRMACIÓN
QUE EN “CUEVA DE LADRONES” SE HABÍA VENIDO A TRANSFORMAR
LA VILLA, POR COMERCIANTES, SEGÚN SU “DIVINO” PENSAR
MAS LOS LADRONES DEL TEMPLO QUE EL EVANGELIO MENCIONÓ
POR LOS QUE EN CUEVA DE LADRONES EL TEMPLO JUDÍO SE VOLVIÓ
ERAN CAMBISTAS DEL TEMPLO EMPLEADOS DE LOS SACERDOTES;
Y REPITO EN EL MÍO VERSO, QUE POR “PADRES” RATEROTES
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ.

LOS SACERDOTES JUDÍOS SU NEGOCIO GRANDE HICIERON
PUES PA’ OFRENDAS DEL TEMPLO SOLO SE PODÍAN USAR
MONEDAS QUE SUS EMPLEADOS A LA ENTRADA PODÍAN CAMBIAR:
MAS BIEN LOS SACERDOTES AL TEMPLO JUDÍO VOLVIERON
EN CUEVA DE LADRONES QUE LOS EVANGELIOS DIJERON;
Y A LOS COMERCIANTES POBRES QUE ESE “PADRE” ATACÓ
NO LES QUEDA ESE EVANGELIO, MAS EL SACO SÍ LES QUEDÓ
A LOS “PADRES” DE LA VILLA QUE LIMOSNAS SIGUEN ROBANDO
Y A SUS ANTECESORES POR LOS QUE ANDO AFIRMANDO:
A LA VIRGEN DE GUADALUPE DE ÍDOLO SE LE TACHÓ.

LOS SACERDOTES DE LA VILLA
PENSARON EN SU INTELIGENCIA
SACAR VENDEDORES DEL ATRIO
PA’ QUE NO HUBIESE COMPETENCIA
PUES TAMBIÉN VENDEN IMÁGENES
Y NO ERAN DE SU CONVENIENCIA.

CLEROS: USTEDES ROBAN
LAS LIMOSNAS, SON MAÑOSOS,
COMERCIANTES SÓLO VENDEN
NO ROBAN, ¡QUÉ ENVIDIOSOS!,
DEBÍAN VENDER EN EL ATRIO
SUS ACTOS SON MÁS HONROSOS,
¿DE QUÉ ESTÁN TEMEROSOS?
QUIEN LA HACE NO LAS CONSIENTE
¡LADRONES, FASCINEROSOS!

DE GUADALUPE ESTÁ PROBADO
DESDE EL SIGLO DIEZ Y SEIS
SU CULTO, COMO SABRÉIS
ESTÁ BIEN DOCUMENTADO,
MAS JUAN DIEGO NO HA PASADO
CRÍTICA QUE LE HICIERON:
MUY DOGMÁTICOS SE VIERON
CLEROS EN CANONIZACIÓN
DEL DICHO INDIO EN CUESTIÓN
POR SU PODER LO IMPUSIERON.

DOCUMENTOS QUE MOSTRARON
LA VERDAD YA SON TARDÍOS
LA VERDAD ESTÁN SOMBRÍOS:
DEL DIEZ Y SIETE ENCONTRARON
EL QUE LOS CLEROS LLAMARON
“NICAN MOPOHUA”, Y SE ASOCIÓ
A AQUEL “INDIO” QUE SE LLAMÓ
DON ANTONIO VALERIANO
MAS NI UNA PRUEBA DE PLANO
PA SUSTENTARLO SE MOSTRÓ:

CON SIMPLE CRÍTICA TEXTUAL
Y A PRIORI LA AFIRMACIÓN
DEL QUE HIZO ESA ASOCIACIÓN
SIGÜENZA Y GONGORA EL TAL
HICIERON SU ARGUMENTO MAL:
PUES ES TARDÍO HISTORIADOR,
ES MUY SABIDO EL PORMENOR:
DEL DIEZ Y SIETE ES NACIDO,
Y DIGO ENARDECIDO
¡EL CLERO SE VIO ENGAÑADOR!

Y ESE “CÓDICE ESCALADA”
LO FALSIFICÓ UN “PADRE”,
DIZQUE ES DEL SIGLO DIEZ Y SEIS
DE VERAS ¡NO TIENEN MADRE!.

BIBLIOGRAFÍA

ACUÑA, RENÉ, editor
1985 Relaciones geográficas del siglo XVI, Tlaxcala, tomo segundo, volumen 5, UNAM, México (Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, serie Antropológica, 59).
1987 Relaciones geográficas del siglo XVI: Michoacán, vol. 9, UNAM, México (Instituto de Investigaciones Antropológicas, Etnohistoria, serie antropológica, 74).

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FONOGRAMAS

LA MÚSICA EN LA CHINANTLA
1997 Cassette, INI. México.

MÚSICA DE LOS PUEBLOS MAYAS
1993 Discos compactos, INI. México.

ACERCA DE LA MÚSICA DE FONDO:
(S/F) Es una grabación casera de campo, del Coro Indígena Otomí de Cieneguilla, Tierra Blanca, Guanajuato, Director: Eugenio Ramírez.

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