(Mensaje Privado con orden a
Hacerse Público.)
El Maestro: Paz
a tí, hijo mío. Ave María purísima.
El Maestro:
Esas palabras que te han lastimado hoy,
son las que están en boca de la mayoría de mis hijos. Yo te hablé del Cielo;
déjalos con su error y su ceguera. No es malo
que lo digan, pero no es la forma de atraer a la gente a quien le duele aún
dejar el mundo.
"Existe
un Cielo, un Purgatorio y un Infierno. ¿No lo digo Yo en los Evangelios?.
¡Qué gusto en cambiar mis Palabras!"
No reniegues contra los Teólogos. La teología es necesaria.
Sin embargo, el corazón vive y se expande en el sentimiento, en su
divina posesión, sin buscar un porqué ama. Para todos mis hijos que trabajan por mi Reino y la Gloria del Padre, diles
que Yo, su Dios, les agradezco, que necesito de ellos, de todos vosotros.
Sed como Yo: Todo
amor para todos.
Hijos míos, desead con toda vuestra fe poseer mas amor, mayor generosidad
hacia vuestro Dios. Así recibiréis estas
valiosas gracias para la salvación de las almas. No tengo porqué negar lo que me piden fervorosamente.
Hijos, revestíos de la armadura de vuestro Padre y
Señor. La única ley que os doy es la de amar
con vuestro corazón y espíritu.
Sed fieles a la
tradición, así no pecareis contra el Espíritu.
Porque el otro, el espíritu que se campea hoy en el mundo, no es el espíritu
del amor, sino de la corrupción. Recordad, que vuestro Dios devuelve el ciento por uno.
Velad porque la voz
del mal espíritu no opaque la voz del Espíritu de verdad.
Esperadme y buscadme, encontradme siempre en la profunda oración.
Ofrecedme
vuestra incapacidad de encontrarme, el abandono, todo lo que os cuesta por
vuestra falta de fe. La vida interior debe servir siempre de base a todo apostolado y jamas debe
ser postergada por nada.
¿Acaso no está Dios antes que cualquier persona o
acontecimiento? No olvidéis hijos, que
el Cielo es solamente de
quien se lo gana.
Y ahora, hijo amado, sumérgete en la
inmensidad de mi Amor. Sutilmente voy formando,
uniendo mi rebaño de amor. Ya lo comprenderás.
Di a mis hijos que no se sientan tristes. Yo estoy con ellos siempre en su corazón. Que me hablen ahora. Que aprendan
a dejar todo, cuando tengan que encontrarse conmigo.
¡Es tan poco lo que pido y es tanto!.
¡Es Amor!.
Paz a vosotros. Ave María Purísima.
Adiós, hijos míos
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