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Paz

La pagina anterior nos ilustro un poco como en determinadas epocas fueron mas o menos las cosas para algunos pobladores de Trujillo, no puedo negar que al leerlo pienso en mis padres y agradezco la educacion, respeto y amor que siempre me brindaron y me pregunto si las cosas fueron asi de duras para ellos...

Trujillo siempre fue un municipio que forjo su historia influenciado por personas que encontraron en él, una via al dinero y al poder, dejando en su camino un sin numero de historias que marcaron la vida de muchas personas , en ocaciones, negativa e irreparablemente. Estos ciudadanos fueron conocidos como los "Gamonales", y a lo largo de la historia de Trujillo se ha tenido conocimiento de muchos de ellos. Pero que es un Gamonal ?, Bueno, primero tengamos en cuenta que Gamonal puede designar a:

1) GAMONAL: Cima de 1.712 metros de altitud situada en la Sierra del                           Aramo (Asturias)
2) GAMONAL: Uno de los barrios de la ciudad de Burgos
3) GAMONAL: Localidad de la provincia de Toledo
4) GAMONAL: Tierra donde abundan los gamones
5) GAMONAL: Potentado de una comarca

Pero es esta ultima el significado que mas se acerca a la realidad de Trujillo, y es que los famosos Gamonales o caciques el diccionario los define como: "Persona que en una colectividad o grupo ejerce un poder abusivo", tambien lo define como: "Persona que en un pueblo o comarca ejerce excesiva influencia en asuntos políticos"

Ahora conociendo el tecnisismo de esta palabra se muestra a continuacion algunos relatos que encontre, con el fin de ilustrarlos un poco sobre lo que paso a lo largo de la historia y que  lamentablemente se repite dia tras dia en nuestro municipio y pais cuando un grupo reducido de personas y totalmente ajenos a la legitimadad del estado o con la complicidad de el, se creen con el derecho de sobrepasar a los demas... Una vez escuche decir que "Mis derechos terminaban exactamente donde nacian los derechos de los demas"...

Bueno y a grandes rasgos eso era lo que pasaba en Trujillo, Un poder excesivo en manos de particulares, y si no miren los relatos que se publican a continuacion:

Uno de esos primero Gamonales o Caciques del cual encontre informacion fue de un tal Leonardo....

"En Trujillo no se movia una hoja sin consultarle primero a don Leonardo. A la larga, él era el alcalde, el juez, el concejo, las empresas municipales, la junta de ornato, todo. Tenia linea directa con el gobernador y el presidente. Traia los politicos a Trujillo y se subia al balcón con ellos para que todo el pueblo lo viera. Ellos no hacian sino alabarlo: "Don Leonardo es el prócer" , "Ojalá en todos los pueblos de Colombia hubiera un hombre como Don Leonardo", "Trujillo está en la gloria con este Hércules antioqueño"...  
Voy a contarle un caso y usted concluye lo que era don Leonardo:
En Trujillo hubo una vez un viejito que se llamaba Climaco. Andaba por las fincas vendiendo pan y dulces. Ese era su oficio. En una ocasión llegó a la finca de mi tio que quedaba por el Alto de Cáceres y un muchacho Evangelista resolvió matarlo para quitarle la platica. Se le abrieron las agallas cuando vio que mi tio le compró cinco pesos de pan con un billete de cien y el viejito tuvo con qué devolverle. Evangelista le hizo señas a mi tio y le dijo que si se aguantaba para pelar al viejito. Mi tio le respondió que no, que en eso no se metia, que hiciera lo que le diera la gana pero que no contara con él para nada. El tipo le insistió y le dijo que el asunto era muy fácil, que se metia en la cañada, lo pelaba y partian la plata. Mi tio le dijo que eso estaba mal hecho pero el tipo se puso a amolar la peinilla. En eso se largó un lapo de agua y el viejito se quedó escampando. Evangelista se fue y cuando el viejito salió por la cañada, ¡preciso! se oyeron unas madres y unos gritos. Al rato apareció el Evangelista todo mojado y le dijo a mi tio: "Ya lo maté, camine lo requisamos y partimos la plata por la mitad". Mi tío le dijo que no porque tenía que traer una leña. Entonces él se disgustó y se fue solo a requisar el cadáver y apareció después ofreciéndole treinta pesos a mi tío. Mi tío le dijo que no. que se los llevara y más bien mañana cuadraban. mi tío se puso muy asustado y se fue a contarle a un vecino. ¿Y sabe qué acordaron los dos? ¿Acaso que fueran a la policía, o al juez? ¡No!. Acordaron bajar a ponerle la queja a don Leonardo y que él decidiera qué se hacia. Llegaron a donde don Leonardo y él se puso todo berraco. Dijo que eso era un crimen y mandó a llamar al sargento de la policía. Al momentico llegó el sargento todo asustado y don Leonardo le dijo que tenía que capturar al tal Evangelista como fuera. Llamó a un chofer y le dijo al sargento que el jeep quedaba a su disposición y lo mando inmediatamente a la zona de tolerancia "Apuesto que el hijueputa se está bebiendo la plata" -dijo- y le ordenó al sargento que no volviera sin el tipo preso. Así fue, por allá lo cogieron muy tranquilo chupándole la teta a una puta y lo pusieron preso. Don Leonardo autorizó que todos declararan contra él y que lo hundieran. Le dijo al alcalde. Alonso Valencia, que ese tipo tenía que pudrirse en la cárcel. Lo mandaron para Tulúa y lo clavaron. Entonces juzgue: ¿quién era el poder en Trujillo?
(Fragmento "el poder y la sangre")

Pero como ocurre en la mayoria de casos, el poder es mal utilizado...

En 1965, mi esposo administraba una finca por allá arriba. en la montaña. El hizo un pacto con el dueño. El arreglo consistió en que mi esposo ponía la plata para el abono. recuperaba un cafetal abandonado, cuidaba la finca y partían el realizo que dejara la cosecha. Lo mismo acordaron con una arracacha y unas pocas hierbas: mi esposo ponía el capitalito y su trabajo, y el señor daba la tierra. Cuando el café estaba listico, le llegaron amenazas a mi esposo. Un amigo le dijo que se tenía que ir ya mismo, que lo estaban buscando para matarlo. Que se fuera ya, que había visto al Julio César en el cafetal con otros compañeros, esperándolo para matarlo. Yo le dije que eso era muy peligroso, que se fuera ya mismo para Cali donde tenía un hermano, porque el tal Julio César era un protegido de don Leonardo y eso estaba maluco; que yo sola podía hacerme cargo de la finca y luego buscábamos pa'donde irnos. El me dijo que no, que esa semana no se movía de allí, que mejor esperaba hasta el viernes para hablar con el patrón y cuadrar el asunto. Así fue. El viernes vino el dueño y le dijo que no se preocupara. Entonces salieron juntos y el patrón se hizo adelante. Iban a coger un camino pendiente que sale a la carretera que lleva a Cerro Azul, cuando sonaron los disparos. En ese instante Pedro sacó el revólver y se tiró al suelo. Cuando mi esposo se rodó al suelo, yo oí una descarga o tiroteo. En eso la niña gritó "Ay, papacito" y entonces mi esposo se levantó y dijo - "Me mataron a mi niña". Y yo creo que ahí fue cuando lo alcanzaron en el pecho. El cayó y siguió rodando camino abajo y alcanzó a hacer cuatro tiros de revólver. Yo bajé a los gritos y ni siquiera me fijé dónde estaba la niña sino que acudí a donde estaba mi esposo. Le quité el revólver de las manos y me dirigí hacia el barranco, cerca de un guayabo. Yo sé que mi esposo hizo cuatro tiros porque yo sólo disparé dos y después hizo clic. Entonces oí que mi esposo gritaba angustiado: - "Mija no se meta que la matan". Eso me alentó porque yo creí que no era grave y seguí a los tipos con el revólver sin balas. Ahí reconocí al hermano de Julio César, a los otros no. Uno llevaba un delantal y el otro mulera al hombro. Cuando vi que me cogieron ventaja y me hicieron un tiro me devolví, pero ya Pedro estaba muriendo. Entonces le saqué unas balas del bolsillo y me puse a recargar el revólver pero me lo quitó el dueño de la finca que apareció como fantasma sin un rasguño. Cuando llegó el alcalde a hacer el levantamiento, yo no le dije nada. Qué le iba a decir si era de los mismos. Más bien le dije al sargento y al otro dia pusieron preso al hermano de Julio César. Como a la semana se apareció un abogado de esos del pueblo y me dijo que tenía que ir a un careo. Que en ese careo tenia que decir que el tipo se parecía al hermano de Julio César pero que no estaba segura. Yo le dije que cómo me iba a volver atrás y él dijo que no tenía nada de raro, que evitara problemas; que yo sabía muy bien para quien trabajaba Julio César. Entonces yo del miedo dije que sí me puse a rezar y dije que si la niña se aliviaba yo no pedía nada contra él. Después me siguieron persiguiendo a mí. Por las noches se oían voces en los cafetales y al otro día ibamos y veíamos colillas en el suelo. A mi me dio mucho miedo y declaré en el juzgado, allí mismo en Trujillo y delante del hermano de Julio César, que a mí se me había parecido por el vestido y la estatura pero que no le habia visto la cara, que lo había visto de lejos y de lado, que a lo mejor no era. Me retracté, pero mentiras, cómo no lo iba a reconocer si el hermano del "Tumbapuertas" era cariquemado. Después de eso lo largaron y el dueño me pidió la finca. Yo le dije que como era eso, que él tenía un arreglo con mi esposo muerto y que tenía que respetar su tumba, que cómo me iba a quitar la finca si la próxima semana empezaba la cosecha y que cómo quedábamos con las otras cosas. El me respondió que cuál arreglo, que mostrara algo firmado, que él no hacía arreglos con nadie porque no podía hacerlo, porque la finca no era de él sino de don Leonardo. Entonces me sacó a la brava con el inspector de policía y quedé sin un peso, sin un grano de café, sin una arracacha, con el marido muerto y una hija herida. Yo creo que todo eso fue planeado por ellos para quedarse con la cosecha. ¡Infelices que eran! ¡Dios los tenga en pena!. El poder no sólo servía para hacer política. Fue gracias al poder que se volvieron ricos.

Los deseos de riqueza no los detiene nadie. Mientras más rico se es, más se quiere tener. Recuerdo el caso de una familia de apellido Materón. Un día lunes por la mañana el viejo paró el vehículo para comprar panes en una tienda. Hasta el carro se acercó un individuo moreno, alto, vestido de blanco y le disparó en repetidas ocasiones. Todo el pueblo lo conoció porque mantenía en los cafés de la plaza con los muchachos de don Leonardo. Lo más patético del caso fue que, en el velorio, el tipo que lo mató fue a darle el pésame a la familia de la víctima y ésta se lo recibió. Después del entierro, cuando el hijo subió a la finca, echó de ver la ausencia de un gran numero de reses. Se puso a buscarlas y averiguando se dio cuenta que se hallaban en una finca de la región, de propiedad de don Leonardo. Entonces fue a reclamarlas y a preguntar qué había pasado, pero le dijeron que era un error, que tal vez las reses habían llegado hasta la finca extraviadas, pero que bien podía lIevarselas y se las entregaron. Sin embargo, en el camino le salieron varios individuos y lo asesinaron. A su casa trajeron el cadáver y le dijeron a su madre y hermana que era mejor vender y abandonar Trujillo. Para completar la oferta, les hicieron dos disparos la noche que venían del cementerio. Al otro día fueron a preguntarle a don Leonardo cuánto podía darles por la finca, o mejor, por el terreno. Esa era la lógica de Trujillo en vida de don Leonardo.

(Fragmento "el poder y la sangre")



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