DIARIO EN DJERBA es un libro de 1990. En el prólogo de Teorema, de Pier Paolo Passolini, el poeta escribe: "Teorema, como su nombre indica, es una hipótesis que se demuestra matemáticamente per absurdum. He aquí lo que pretendo demostrar: qué ocurriría si un joven dios, llámese Dionisos o Jehová, bajase a la Tierra y se infiltrara en el seno de una familia burguesa". Lo que pretendía mostrar con Diario en Djerba era qué ocurriría si un joven poeta se enamorara de una hermosa joven nihilista, hija de un alto funcionario del régimen sirio. Sin duda no lo conseguí. El libro nace en principio con vocación de novela, más tarde de relato largo y se queda, por aquello de la falta de talento, en un corto poemario...

 

 

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Diario

en Djerba

 

 

 

NO Ulises, no.

No su prisa incipiente,

la búsqueda del todo.

Tan sólo un signo oscuro,

febril como el deseo, como el pulso

de un lúgubre cuaderno de Bitácora

en un barco perdido

que manejaban siempre

manos que no son mías,

pupilas que reflejan otras costas

y labios que han hollado en otros pubis.

 

 

********************

 

 

A llegué yo aquí, surcando mares

y aeropuertos vacíos en frías madrugadas.

Apenas labios muertos

que callan cuanto saben, o que escupen

todo su desamor en sucios suelos

que no barre el olvido,

me vieron arrastrando las maletas,

secándome la pena en los lavabos,

sellando un pasaporte hacia el destierro

que me dieron tus ojos.
 

 

 

********************

 

 

TUS ojos entornados

alrededor de un cuello

que guarda desde entonces

la marca de mis dedos

(el peso del dolor),

signos opacos

de la razón perdida y nunca hallada.
 

 

 

********************

 

 

NO preguntéis. Acaso

no quede tiempo para dar respuestas.
 

 

 

********************

 

 

ESTA mañana el mundo

se parece a tus ojos cuando lloran.

Y tú no comprendiste

que corrían peligro tus mentiras,

que el mundo era otra cosa, que bastaba

con que dijeras algo.

No comprendías nada.

Y ahora es tarde.

 

 

********************

 

 

NO siempre trae la lluvia una respuesta,

ni olvido significa

que el mar desaparezca

tras los párpados.

 

 

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TÚ recuerdas el mar,

las copas de los árboles

y el ocre olor del semen y las algas

tras un catamarán varado,

con sus velas de sueño atravesándote.

 

 

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OLVIDO fue tu nombre,

y la lluvia resbala por tu espalda

como resbala el mundo

por mis ojos.

Mientras, pezones rosas

en declinar sin rumbo,

pasaban de mis labios a la arena

salobre de esa playa abandonada.

Janis Joplin ofreció un canuto,

pero dios no lo quiso.

Casi nunca los dioses se atreven

con la vida.

Casi nunca los dioses

se atreven a la lluvia,

como tú a la nostalgia.

 

 

********************

 

 

QUIZÁS no fuera miedo.

Quizás. Quién sabe.

Pero siguió lloviendo hasta tu muerte

muchos siglos después

(casi tres años),

y se enfrió la cena

como el amor se enfría

y se enfrían los cuerpos

(innominados cuerpos)

de amantes sepultados por el peso

de una constelación azul

como la duda.

 

 

********************

 

 

NUNCA tuviste un video,

ni lavaplatos,

ni un bungalow donde rumiar tu ruina,

ni un presupuesto que incluyera

partidas para cremas hidratantes,

verano en Tesalónica,

esquí alpino de fondo en Saint Moritz,

ni una nurse que cuidara

de tus hijos con métodos,

digamos, pedagógicos.

Metodología.

Pedagogía de la dicha

y confort de visón no tuviste.

Pero tanto amor.

Tanto, tanto amor.

 

 

********************

 

 

COMO amarillo polvo arrebatado

era el amor aquellos días

de amenazado invierno.

Como amarillo polvo
de un desierto sin lágrimas.

Aleppo era tan sólo

un punto en la distancia,

como tinta que corre en una carta

al encuentro de amantes

que se presienten cerca

y van así,

                 buscándose,

buceadores de fondos preciosísimos,

sin importar el precio de la cena.

La vida no era dura.

Al menos por entonces.

 

 

********************

 

 

DE todos modos,

el camarero hubo de molestarse

por la insolencia con que dijiste a voces

que no llevabas bragas,

y era frío el escay bajo la falda,

y vámonos a casa

–usted qué mira–,

y ver la madrugada penetrando

a hurtadillas entre los edificios,

hasta dar con el mar

y despertarlo.

 

 

********************

 

 

ENTONCES era el cómplice

de jarcias y velámenes

y a lo lejos de barcos

cargueros de inmigrantes.

Bueno.

Bonito.

Barato.

¿Recuerdas?

De nuestro amor también, también fue cómplice

como lo fue Albinoni con su adaggio.

Allegro ma non troppo.

Alegre pero no demasiado.

Nunca demasiado.

 

 

********************

 

 

NO dura la alegría

como dura el recuerdo,

ni los cuchillos matan

como matan tus ojos pertrechados

detrás de mi memoria.

Y tú no puedes ni imaginar siquiera

lo triste de una alcoba

poblada del fantasma de tus ojos

asesinados,

muertos por mí en el momento justo

en que empezaba a amarlos

y a penetrar con ellos el misterio

que para ti tuvieron

esos cubos de hielo naufragando

en un vaso de güisqui.

 

 

********************

 

 

NO me gustaba entonces.

Era el sabor metálico, supongo.

Hoy me sabe a destierro,

a evacuación forzosa de la vida.

Pero bebo hasta odiarme.

Hasta que los cristales

de esa sucia ventana que me mira

se rompen en pedazos

y atraviesan mis ojos, y se clavan

despacio en mi cerebro.

Entonces llega el sueño

venciendo a la derrota.

La vida es la resaca, la sensación de ruina

y el abandono dulce

a la espera constante del valor

para darme la muerte que fue tuya.

No me gustaba el güisqui,

pero bebo por ti, para ver si reviento

de una jodida vez.

Talvez, mañana.

 

 

********************

 

 

… AUNQUE mañana traiga

azules melodías de Jim Morrison,

y el valor catastral de mis recuerdos

esté tan devaluado

como los viejos temas de los Doors

o las tristes baladas

de aquel predicador que tanto despreciabas,

y que una vez sacó de su chistera

respuestas en el viento.

 

 

********************

 

 

YO no consigo ahora

ni siquiera encontrar una respuesta

(una tan sólo, pequeña, miserable)

con que explicar porqué apreté las manos

sobre tu blanco y ofrecido cuello.

Talvez fue porque odiabas a Allen Ginsberg,

o quizás porque dieras importancia

al precio del petróleo,

al paso por tu cielo de un cometa

o al número infinito de poetas

cretinos que pasaron por tu cama.

 

 

********************

 

 

POR cierto,

también era la mía.

Pero no me gustaba

el sabor de tu sexo

sabiendo que horas antes

un pequeñoburgués,

como tú misma,

te había dibujado con su lengua
de bardo un caligrama
que el mismo Apollinaire

hubiera despreciado por obsceno.

 

 

********************

 

 

YA te lo dije entonces,

solos tú y yo

nos beberemos

hasta caernos muertos o rendidos.

Pero tu manantial

era cita obligada,

lugar de paso,

guiño al espectador

o acaso truculenta referencia

literaria.

 

 

********************

 

 

A es la libertad,

decías.

La libertad

que sólo la conoce

quien padece en su carne el cautiverio

y se libera de él.

(Yo fui esclavo de tu cuerpo

y hoy soy tan libre

como el aire que contienen

esos globos bellísimos y tristes

que ofrecen a los niños

en las ferias.)

 

 

********************

 

 

NUNCA llamó dos veces

el cartero a mi puerta.

Acaso fue por eso

que nunca recibí de ti buenas noticias.

Ni siquiera una carta

que, apócrifa, tuviera

en la firma la forma

de tus labios,

impresa en un carmín,

digamos,

del color transparente de la duda

o del azul turquesa de tus ojos.

 

 

********************

 

 

PERO aprendí contigo

a contar las verdades

como medias mentiras

y a transgredir el mundo

de normas amarillas y perversas

que tanto te gustaban.

Como quien fuma sin tragar el humo.

 

 

********************

 

 

HOY me han interrogado

pero no he dicho nada

que no sepan.

 

 

********************

 

 

INSALLAH,

como única respuesta,

como un escupitajo

sobre los ojos negros que me miran

y preguntan porqué

me declaro culpable de haber asesinado

a una mujer no muerta.

Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Insallah, habibi.

 

 

********************

 

 

CÓMO ha pasado el tiempo

por esta infinidad de calles sucias

donde espero la muerte o la victoria

igual que un muyaidin.

 

 

********************

 

 

YA ves, algunas veces

un puñal nos circunda la garganta

y se niega a cortar

suavemente las venas y tejidos

que nos atan al mundo

de los vivos.

 

 

********************

 

 

DESDE donde tú estás,

desde tu casa blanca con ventanas

abiertas a la playa,

no puedes verme.

Hay cuatro mil kilómetros de pena

y un millón de versículos que reniegan de ti

mientras cantan la dicha de tu nombre

y el calor de tu cuerpo

entre las sábanas.

Desde esa casa tuya

que alguna vez fue mía,

que compartimos juntos

como los partisanos disputan las rameras
después de una batalla…

 

 

********************

 

 

Desde esa casa, digo,

no puedes verme

tan claro como veo yo tus pechos

recostarse en mi cara

y huelo el dulce aliento

de los amaneceres
que descubrimos juntos.

No puedes verme tú, desde tu otero.

 

 

********************

 

 

PERO sabes que existo

y acaso aún me recuerdes,

aunque no quieras.

Porque no es fácil olvidar la vida

y el que ha tenido todo,

cuando todo lo pierde,

lo reconoce aún como una pertenencia,

como su lápiz de labios,

como su máquina de escribir o de afeitarse,

como su ropa interior o su pasta de dientes,

como su secreto mejor guardado,

como un bolígrafo con unas iniciales
borradas por el paso de los dedos

o como mi coche blanco,

en el que te llevaba,

riendo,

hasta aquel edificio socialista y faraónico,

con un enorme parking descampado

frente a aquel hospital en que habitaban,

enfermos,
los hijos que no tuvimos nunca.

 

 

********************

 

 

SEGURO que recuerdas
que lentamente te iba desnudando

como quien desmenuza

mazorcas de maíz entre sus dientes.

Y es probable también que, cuando te corrías,

te tapaba la boca con mis manos

para no desatar la ira de los guardias

que celosos velaban por su modo

mentiroso e hipócrita de comprender el mundo

consistente en prohibir amarse

de puertas para afuera

y permitir, digamos, el napalm,

el hierro ardiendo sobre la carne blanca,

la tenaza que arranca los pezones

o la matanza que presenciamos juntos

tras correr las cortinas de aquella habitación

Clase Turista, donde yo me alojaba

y te hacía el amor todas las tardes.
Cuando tú regresabas

de tu sucio trabajo de Puta del Estado.

 

 

 

********************

 

 

AHORA ya no me quedan

ni palacios de invierno,

ni fuerzas,

ni esperanza,

ni madera de héroe,

ni más revolución que recordar tu cuerpo

como una insurrección armada

por y para el amor

que dejaste de darme

en el mismo momento en que dijiste

que ya no me querías.

 

 

********************

 

 

RECUÉSTATE.

Arrebújate sobre un recuerdo dulce.

Sube la suave cresta

de las palabras sucias

y llena de templanza

las palabras más puras

con que pude decir que te quería.

Mide la tensa pesadumbre

y estira la mirada hasta encontrarme

entre los caracteres espaciados

de estas letras de duelo que te envío.

 

 

********************

 

 

ACUÉRDATE también

de las piedras, del polvo

de caminos borrados por tus huellas,

de la música al viento

(que susurraba, entre las ramas secas

de árboles imposibles y perdidos,

baladas del desierto,

canciones como rosas de sal,

salmodias de otros tiempos

que acaso se aparecen a mis ojos

como felices y acompasados cantos).

 

 

********************

 

 

PERO aquella canción

ya no es la nuestra.

No tiene el ritmo del jadeo,

le falta adecuar el compás

a tu risa,

No adorna su estribillo

la obstinada cadencia

con que andabas desnuda por la playa

y levantabas conchas con tus dedos desnudos,

y chapoteaba el agua en tus desnudos pies.

Y tu mano delgada

se anudaba a la mía para trazar planetas,
constelaciones,

ilusiones de arena que segundos después

el agua borraría para empezar de nuevo

ese juego concéntrico.

 

 

********************

 

 

HOY paseo perdido

por calles y avenidas que no me reconocen,

por paseos tan tristes

que entre sus callejones
nunca habitó el olvido.

Pateando las piedras que ignoran a mi paso

incluso mi presencia,

que desprecian mi huella,
me disperso en el viento,
me fundo en el asfalto.

Paso junto a edificios

y adivino que en ellos,

escondidas tras ventanas tapadas

por cortinas sucísimas,

ocurrirán acaso historias conocidas,

vulgares situaciones que otros hemos vivido,

dramas antiguos que se repiten siempre…

Dolor acumulado, amor fingido,

rostros que no reflejan lo que sienten

cuerpos gastados que en imposible escorzo

intentan remediar lo que el paso del tiempo

inexorablemente va tejiendo
en sus vidas translúcidas.

 

 

********************

 

 

VIDAS inexorables, repetidas…

Sé que si entrara en ellas,

si pudiera mirar detrás de esas paredes,

quizás me reflejara.

Podría ver mujeres que alguna vez tuvieron
lisa la piel, que amaron,
y que fueron amadas,

y han ido así agostándose,

haciéndose una bolsa, tejiéndose

su propia telaraña, donde sólo se apresan

pequeños sueños rotos,

como todos los sueños.

Y hombres hundidos, pálidos

reflejos de su propio reflejo,

tristes láminas turbias, deshechos de dolor,

transparencias opacas que no pueden

engañarse a sí mismas

y, empecinados, quieren   
engañarnos a todos, y acaso lo consiguen.

 

 

 

********************

 

 

EN fin, vidas e historias

que tiempo atrás lograron conmoverme,

que me hicieron pensar que siempre había otros,

que su dolor no es menos,

que sufren como yo, que están varados   
como barcos inútiles.
 

Que detrás de una vida,

detrás de cualquier vida,

se esconde alguna historia inconfesable,

un sufrimiento parecido al mío,

un conjunto infinito de verdades a medias,

de completas mentiras y de esperanzas rotas,

de dolores fingidos, de sueños que se dicen

pero no se desean.

Los lugares estancos donde no cabe nadie

(ni siquiera uno mismo)

son espacios cerrados de forma voluntaria
para que nadie sepa
que tras esa presencia, en fin, se esconde

el más inmenso horror,

la mirada más turbia,

la indecisa locura del que sabe

cotejar el dolor, el propio y el ajeno,

y se siente

un dios manejador de vidas rotas,

sátrapa de terror, fulgor de muerte.

 

 

********************

 

 

POLVO de muerte.

Polvo de muerte y vida.

Disolución.

Disolución en agua destilada,

lágrimas destiladas,

dolores destilados

en el lento alambique

del amor que he perdido.

La cucharilla espera

la muerte blanca, dulce,

el dulce polvo blanco

que me ha de dar la vida

por no darte la muerte.

Mi brazo está tensado.

La goma aprieta y surge

la vena hinchada de dolor.

De mi dolor.

Parece un río

que puede conducirme

al mismo corazón de las tinieblas

del que habló Joseph Conrad.

Ahora su río es mío.

Es mi dolor. Y mi terror.

Es mío.

Soy Kurtz y Marlow.

Soy dos al mismo tiempo.

El horror, la esperanza,

la locura y la vida.

La vena salta, como salta el río.

El mundo salta,

la vena salta,

el río salta.

La barca aguja busca el punto justo,

el momento preciso

para hundirse en el río de mis venas,

para darme la muerte,

para darte la vida.

Te quiero, amor.

Estoy dentro del río.

Te quiero tanto, amor.

Me estoy hundiendo en el río.

Te quiero

                 tanto

                            amor.

 

 

********************

 

 

 

 

                                                          

        

                                                          

   

                                                          

 

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